La noche, cruel amante.

por **Sergei Vólkov** Lun Jun 03, 2013 12:15 pm

Se paseaba por los oscuros callejones, su mirada perdida en los lamentos pasados y su cuerpo acompañante con gráciles movimientos. Provenía de alimentarse por ende estaba lívido y bastante. Sus sentidos se agudizaban y poco a poco sentía como los pocos humanos que rondaban desaparecían de las calles buscando un lugar seguro donde poder pasar la noche, refugiándose de los peligros que la noche acarrea. Sergei pudo ver sin embargo como una sombra se alejaba de una casa, saliendo por una ventana. Este ente se alejaba saltando con una persona bastante pequeña en sus manos.

-Desubicados serán los vampiros que se alimentan ingresando en hogares…- Murmuró para él mismo.

Sin embargo una mujer lanzó desesperada un grito de auxilio, la madre de aquella criatura que el vampiro había secuestrado por la ventana rogaba por ayuda cuando era obvio que, nadie la ayudaría. El oscuro ser habría secuestrado a una niña de no más de 13 años y seguramente se fuese a alimentar de ella esa misma noche. Lo cual hizo que los pelos de Sergei se parasen de punta. ¿Acaso era tan difícil no alimentarse de gente más grande? Se preguntó, luego de varios segundos se dispuso a entrar en acción.

De un salto se alejó del lugar en dirección al peculiar aroma que los niños desprendían, recorrió saltando de techo en techo como por 5 minutos hasta que finalmente lo encontró. Un vampiro que parecería no haber comido en días y que al mismo tiempo no tenía más que los dos dientes preparados para morder a la niña, una escena muy de película de terror.

Sergei hizo uso de sus dotes físicos y cuando la criatura levantó la mano para desgarrar la piel de la chica, Sergei se había acercado lo suficiente como para atrapar su mano en el aire y pulverizar los huesos en la misma. Acto seguido habría tomado a la criatura por los hombros y lo habría partido en dos sin el más mínimo esfuerzo. Tomó las dos mitades y las lanzó lejos por separado. De forma tal que tardase años en volver a revivir.

Levantó a la pobre niña en sus brazos y la devolvió a su habitación sin hacer el más mínimo ruido. Y al hacerlo retomó su camino divagante por los callejones.

por **Aileen Dinozzo** Lun Jun 03, 2013 12:34 pm

¿Cuánto hacía que sus cambios no se presentaban? No estaba muy segura, pero no sabía si estar tranquila o ponerse a llorar, ya no era aquél cachorro y no había aprendido como hacerlo, simplemente “le salía” y volver a su estado humano era el suplicio más grande que a ella le pudiera pasar, pero ¿Quién la entendía? Cuando había conocido su condición había luchado con fuerza para no convertirse y ahora que ya no lo hacía lo extrañaba. Aileen siempre había sido demasiado rara, no podía negarse, ni siquiera a su propia naturaleza.

La noche ya estaba menguando las calles de París mientras que ella simplemente divagaba y vagaba por estas, sus pasos eran tranquilos, sus ropas no eran demasiado finas, no es que fuera demasiado extravagante a la hora de vestir y a decir verdad, tampoco podía permitirse demasiados lujos.

Suspiró y quiso virar, ir a algún sitio, pero no sabía a donde ¿En qué lugar sería ella bien recibida? Tal vez sólo en el cementerio y a decir verdad tenía muchas dudas al respecto, así que simplemente siguió su camino, ir a buscar a su familia era inútil y quizá doloroso, pues tendría que vivir con el tormento de que nadie ahí la extrañaba, por el contrario, tal vez se alegraban de su desaparición, ¿Por qué tuvo que ser niña? Siempre se había maldecido por ser tonta, incluso en ello.

Una lágrima se había resbalado por su mejilla mientras que caminaba, los gritos, pasos y humores que habían a su alrededor se habían simplemente callado, para ella no existían, no quería que existieran, no podía dejarlos vivir, Aileen no le importaba a nadie ¿Por qué los demás deberían importarle a ella? No lo sabía, sólo que si alguien la necesitaba ahí estaría. Su vista era un tanto nublada a causa de las lágrimas que se iban anegando en sus ojos mientras los suspiros elevaban su pecho y sus brazos se erizaban ante la corriente de aire.

Sus sentidos se tensaron por completo un breve segundo y la mirada se levantó intentando buscar algo en la oscuridad pero no podía, sabía que algún ser extraño estaba cerca, pero no sabía que tan cerca y si era bueno o malo, además ¿Qué podría hacer al respecto? Quizá ponerse a llorar, para ella era lo más coherente, tal vez en ese momento sí que saldría corriendo y llorando como la cobarde que siempre había sido. Recargó la espalda en una de las paredes, esperaba que la sensación de miedo pasara, quizá cuando la persona pasara delante de ella la reconocería y sabría que no le pasaría nada o en ese instante vería su vida pasar por sus ojos, ninguna de las dos ya le importaba demasiado.

por **Sergei Vólkov** Mar Jun 04, 2013 6:30 pm

La noche continuó con alguna que otra presencia sobrehumana en las cercanías, Sergei sabía que no debía interferir con nada más a menos que quisiese tener la vista popular sobre él. Continuó por el sendero observando con su ojo crítico a todo lo que se movía, todo lo que sentía. Ahí se presentó, una presencia en particular en la zona le llamó la atención. No era un Lycan, no era un brujo, ¿Qué era? Bien sabía que existían varios seres además de aquellos, pero este le llamaba la atención en particular.

Caminó buscando aquella fuente del olor, aquella razón por la cual se le habrían erizado todos y cada uno de los pelos del cuerpo. Una Cambiaformas, él no sabía que era pero iba a averiguarlo muy pronto. Unos pocos metros más tuvo que caminar para poder observar aquella figura. Sus azules ojos resaltaban aún en la noche, sus cabellos rubios parecían brillar en la oscuridad dominante.

Sergei la observó ahí mientras la poca gente que había pasaba, pudo ver (Y como no, siendo tan minucioso) los restos de una lágrima que seguramente no hacía mucho habría recorridos los pocos surcos de aquella piel. No tendría más de 20 años como mucho, él sabía que no era una presa, sabía que la chica no corría peligro. Pero ¿Ella lo sabía?

Caminó lentamente hacia la misma, una leve sonrisa que expresaba cierta tranquilidad esbozó mientras lo hacía, no pretendía hacerle daño, no pretendía más que ayudarle si era ayuda lo que necesitaba. Después de todo era una noche aburrida y uno nunca sabe que es lo que puede suceder cuando menos te lo esperas, más cuando la curiosidad juega con tus pensamientos. Llegó a la pared y se recostó contra ella…

-Tus padres deben de estar preocupados, estas no son horas de deambular por las calles…- Musitó mirándola a los ojos.

Ella sabría que él podría ser una potencial amenaza, pero ¿cómo reaccionaría? Acaso se iría corriendo sin sentido sabiendo que él podía perseguirla, o se quedaría para intentar comprender qué era lo que el vampiro esperaba.

-Vólkov, Sergei Vólkov señorita, ¿a quién tengo el gusto de tener en frente? - Y luego de decir aquella palabras dejó salir una breve risa.

por **Aileen Dinozzo** Dom Jun 23, 2013 9:20 pm

Odiaba sentir aquello, su respiración se agitaba y sus pies querían moverse, pero era tan torpe que era más seguro quedarse quieta, ¿Por qué le tenía que suceder todo aquello a ella? ¿qué había hecho mal en la vida? Ante esa pregunta su padre siempre tenía la respuesta "¿Quieres saber que hiciste mal, Aileen? Nacer..." Y sus palabras acompañadas de la risa burlona del hombre la hacían desmoronarse por completo y tal vez tenía toda la razón del mundo, ella no tenía porque haber nacido, al menos no para pasarla tan mal, pero parecía que no le quedaba de otra más que seguir llorando sus penas.

No pudo ver nada hasta que un hombre estuvo a su costado e intentó mantenerse serena, ahora sabía que tan cerca estaba el "peligro", justo a su diestra, así que sólo tendría que huir, pero no sabía si podría hacerlo, lo más seguro es que no -Mis papás...- murmuró con melancolía mientras se quedaba callada -No tengo papás, señor, y pues cualquier sitio es peligroso- de nuevo su voz había salido bastante suave y temblorosa, aunque no había tartamudeado, eso se le había ido quitando un poco aunque no del todo -Gracias por la pre... Pre... Preocupación- no sabía si realmente era eso y por lo mismo la palabra le había costado trabajo -Pero seguiré mi camino- suspiró largamente mientras pensaba para donde podía ir y sus opciones se reducían a nada.

-Aileen Dinozzo, caballero, para servirle- se puso casi delante de él mientras reverenciaba su presencia con algo de torpeza, se le quedó viendo por unos segundos y después respiró -Usted es... Un... Vam...- carraspeó un poco y se le quedó mirando mientras daba un paso hacia él sin acercarse demasiado -Vampiro... ¿Verdad?- dijo finalmente para después separarse de nuevo -Es que mis sentidos me están volviendo loca...- terminó por confesar mientras que luchaba por terminar con aquellas sensaciones que sólo se calmarían hasta que supiera que estaba segura.

por **Sergei Vólkov** Jue Jul 04, 2013 12:26 pm

Sergei se limitó a arquear una ceja mientras escuchaba lo que la rubia enunciaba, ciertamente había tenido varios cientos de años para poder comprender cuando la tristeza dominaba un corazón, y si bien él sabía lo que era…sabía que en algún lugar de ese marchitado corazón que poseía había algo de compasión, algo de empatía. –Es una lástima que no los tengas, aun así alguien con quien hablar nunca está de más…- Estaba decidido, la acompañaría lo que restaba de la noche para ver que podía hacer con aquellos problemas.

-Cualquier sitio es peligroso, pienso lo mismo que tú, pero existen también las casualidades, que hacen que cualquier sitio peligroso se convierta en algo bastante seguro si coincides con los seres adecuados…- Hizo a modo de respuesta a la pregunta sobre su naturaleza vampírica. –Un gusto Aileen, y a modo de una respuesta más clara…Sí lo soy. Así como alguna persona cerca de mí es una cambiaformas. Aun así no debe preocuparse, no estoy aquí para lastimarla.- Esbozó una breve sonrisa, era curioso como todos creían que los vampiros eran criaturas malignas y destructivas que lo único que querían era alimentarse.

-No debes agradecer nunca las preocupaciones, después de todo significas que algo, en lo más mínimo le importas a una persona…y eso no se agradece, sino que se aprecia…¿Tus sentidos te tienen loca? ¿Tienes mucho tiempo con tu don descubierto?...Bueno, no. Mejor lo planteo de esta manera…¿Quieres hablar conmigo? Te juro que no te lastimaré, aunque eso está más que claro, y podría hasta servirte de protección contra los seres que rondan estos callejones…ellos sí que no son amigables...Además he de advertirte algo, aunque me digas que no quieres hablar seguiré detrás de ti solo por si acaso.-

Sergei sonrió y pensó en todas las veces que pasó por ser ignorado y una deshonra para su familia, todas esas veces que su padre lo insultó por inútil, cada palabra era como una puñalada al corazón. Él hubiese dado la vida por alguien que lo escuchara, y la dio. Sabía lo que se sentía y si podía ayudaría a Aileen. Y si no, lo haría igual.

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