El vicio es una dura responsabilidad (Posible +18)

por **Helios Pirandello** Mar Jun 11, 2013 12:56 pm

El vicio es una dura responsabilidad, eso bien lo sabía yo. Y nunca había visitado éste sitio. Siempre había sabido que me atraían por el mero motivo de que estaban prohibidos. Y había gustado de hacer lo que estaba mal, aparte de disfrutar de las cosas bellas que te ofrecían...por supuesto. Y claro está, no podía evitar pasarme al menos una vez por ése lugar. Tenía que admitir que incluso me esperaba encontrarme allí a quién ya me sabía. Iba a partirme de risa cómo me la encontrara. Pero estaba seguro también de que encontraría otras cosas que quizás no debía encontrar. De todos modos, era de noche, y casi estaba llegando, así que no iba a echarme atrás. Cuando vi el burdel ante mí dejé mi caballo en un buen sitio y me bajé, dispuesto a entrar en aquel lugar. La música ya se oía desde fuera, y prometía cosas interesantes. Quizás también provocara alguna pelea. Una buena discusión con un borracho siempre me ponía de buen humor. Es divertido cuando puedes hacer uso de tus poderes para despistar al caballero en cuestión y reírte de él un rato.

Lo primero que hice fue sentarme en la barra y pedir un whiskie. Mientras lo bebía contemplaba a las mujeres que pasaban por allí, todas vistiendo de forma muy ajustanda y mostrando unos atributos bastante interesantes, algunos más que otros. Me las quedé mirando con curiosidad, sonriendo de vez en cuando, respondiendo a algunos lisonjeos pero sin acceder todavía a nada. Era demasiado pronto, prefería esperar a que avanzara un poco más la noche, y quizás a salvar a alguno de mis amigos, que seguramente se pasarían pronto por allí, de eso estaba tan seguro cómo que alguno acabaría borracho antes de que nos diera tiempo a decir algo tan sencillo cómo "patata, estatua o piedra"

Y entonces se escuchó algo que se rompía. Alguien acababa de romper su vaso y estaba gritando cómo si se hubiera enfadado. Pero qué mala educación, las borracheras debían manifestarse más tarde. Era muy temprano. Rodé los ojos y me levanté para ver qué era lo que pasaba. Parecía ser un chulo. ¿O no lo era? En fin, no era algo que me importase demasiado, porque se estaba enfadando con lo que parecía ser otro chulo. Nada importante. Me dejé arrastrar por una dama que me tiraba del brazo de nuevo hacia la barra, y estuve un rato con ella contándonos varias historias divertidas...pero entonces vi algo más interesante. Me levanté y caminé hacia delante, hacia dónde había visto aquello que tanto había captado mi atención...

por Sybelle* Miér Jun 12, 2013 5:01 pm

Era la primera de las noches de su nuevo pseudo-trabajo que había aceptado como consejo del psicólogo Este estuvo tratando a Sybelle por cierto tiempo, y notando su continua depresión la invito a conocer nuevas experiencias que la sacaran una vez mas a la calle, a la gente donde pudiese salir a flote de la depresión que solía envolverla y molestaba a los pocos que tenia cerca.

La realidad era que había muchos trabajos para jóvenes como ella, trabajos de día trabajos bien pagos, incluso dentro de la escena del arte que era lo que ella amaba también había lugares, sin embargo, su "hermano" Benjamin se encargó de buscarle uno lo mas pronto posible porque no podía verla sufrir. Este era apenas un niño pero tenia muchos conocimientos de la calle. Casi tantos como un adulto, ademas se propuso cuidarla mientras ella trabajaba, como una excusa para continuar saliendo por las noche.

Por la tarde tomo un baño y se vistió lo mas decente posible, un burdel no era un lugar para damas. Ademas no quería ser confundida con una de ellas, Benjamin en cambio se vistió como para salir, colocó unos cigarros en su bolsillo y el dragón y un pequeño cuchillo en su pantalón, era raro verlo así porque siempre usaba una túnica de bambula o telas similares bastante livianas, pero le calzaban bien con tono de piel. Entró al burdel por la puerta del costado, la de servicio, se colocó un delantal y comenzó con las labores primordiales.

Iba a ser camarera lo que le tocaba era hacer la limpieza de las mesas, ordenar la vajilla y cuando la gente se acomodaba, acercarse a recibirles el pedido. Con servilleta en mano comenzó la noche, la gente se arremolinó en el lugar. Ya estaba entrando en pánico apenas una hora después Benjamin hacia de soporte cuando ella se quedaba con el pedido en la mano y no avanzaba.

El ladrón saca de pronto el arma, la misma dispara con fuerza un certero disparo que surca las distancias a la velocidad de la luz e impacta de lleno contra el pecho del indefenso hombre, matándolo lentamente mientras sus pulmones se llenaban lentamente con su sangre, escupitajos contra el suelo, y la voz que no salia por su boca que desesperadamente rogaba por un poco mas de vida. Unos pocos minutos mas aunque sean agónicos unas ultimas palabras a esos ojos indefensos que tenia frente a el, a esas pequeñas manos que sostenía con una de las suyas, a su pequeña hija que no encontraría consuelo en nada ... y de pronto, la mirada del hombre fija en su hija, un hilo de sangre corriendo por la comisura de sus labios ... y el silencio de la muerte pasando entre ellos.

-Papá! Padre no te vayas! - gritó en pleno barullo en en burdel, Benjamin le tiró de una de las mangas y la hizo volver en si. Nerviosa, colocó los vasos en la mesa donde debía servir a un grupo de hombres forajidos y brutos. Al colocar la jarra sobre la mesa, en un torpe movimiento la volcó, cayéndose el contenido sobre unos de ellos y la jarra al piso de madera.

-Mujer si serás estúpida - gritó el hombre mientras le pegaba un bofetazo en las mejillas, ella cayó al suelo, sin hacer el menor ruido porque apenas pesaba unos 40 kilos, Benjamin se acercó para ver si estaba bien y sin buscar pelea con el hombre porque tenia todas las de perder y terminarían por echarlos a todos del lugar. Lo mejor era calmar las aguas. Ella se volvió a levantar, y se fue directamente hasta la barra del salón al notar que tenia la mano con sangre. Se hizo un torniquete y volvió a los quehaceres, esos hombre continuaban diciendo cosas contra ella apenas volvió a pasar junto a ellos, sus ojos estaban húmedos por haber llorado y su mente aun confundida. Se sentía consternada por la visión y humillada por la escena, ademas sentía las miradas en ella.

Oh, porque me pasa esto a mi?

por **Helios Pirandello** Vie Jun 14, 2013 1:13 pm

Era increíble ver cómo podía ocurrir algo que de repente rompe la marcha normal de una noche. De unos acontecimientos que se supone que deben transcurrir de una forma, pero que sin embargo, transcurría de otra. No pude evitar contemplar la escena con cierta sorpresa, incluso con pena. Vi cómo la camarera derramaba sobre uno de esos hombres la bebida, cómo ese le pegaba, y cómo regresaba a la barra, ayudada por el otro caballero. Qué triste que sucedan éstas cosas...y mira que no era ninguna de esas cortesanas que lo pasan mal por culpa de esos chulos que las pegan por muchos motivos, ya sea por una simple borrachera o porque simplemente les daba la gana. Había visto eso millones de veces en otros burdeles a los que me había escapado cuando tenía quince años.

Me giré entonces hacia la dama, y luego hacia el grupo de patanes que había hecho algo semejante. Entonces decidí gastarles una pequeña bromita. Uno no puede exhibir sus poderes en público, eso se sabe, no vaya a llamar la atención de los indeseables de la Inquisición.Muchos brujos de París habían tenido problemas con ellos por haber sido unos indiscretos. O al menos eso es lo que me habían dicho, con mucha claridad.

Pero una bromita de vez en cuando...nunca viene mal. Iba a ser algo demasiado fácil. Era algo que había hecho todos los días, no tenía más que pronunciar unas pocas y sencillas palabras hacia dónde estaban esos patanes, y luego olvidarme de ellos. Ya se produciría el efecto dentro de unos cuantos minutos. Olvidándome de ellos me giré hacia la camarera.

-¿Se encuentra bien?-una muchachita rubia, bonita.-Espero que no le hayan hecho daño...si necesita ayuda...-al menos esperaba que no le hubieran hecho demasiado daño. Hay que ver lo desconsiderados que son muchos.

por Sybelle* Vie Jun 21, 2013 11:06 pm

La vergüenza le arrebató la sociabilizacion de pronto, había olvidado por completo donde estaba, con quienes, que hacia y demás, estaba estallando una crisis en su interior, propia de su situación.
La trajo a la realidad los tirones en la manga de Benjamin que al ver que estaba bien, se fue a juntar las cosas del piso que estaban caídas y a pedirle disculpas al hombre que no se lo merecía. El niño se acercó con cautela mientras juntaba las cosas, explicaba a estos la situación de Sybelle para que estos no tomaran mas represalias.

Una voz del mas allá llegó a sus oídos tapados por la música, los murmullos y el olor a burdel. Alguien se preocupaba por ella, alguien que no era Benjamin, supuso que eran sus padres, en su inconsciente ellos aun estaban junto a ella en forma de espíritus, de ángeles que la cuidaban, la acompañaban. Se habrían vuelto visibles ahora porque una silueta se figuró al observar sin querer detrás de ella, de reojo lo había notado a una figura acercarse.

De pronto se animó a enfrentar la realidad, una figura masculina pudo reconocerse detrás de esa mirada opacada por las mismas lagrimas, este interesado no era su familia ni un ente de otro lugar, era un ser humano de carne y hueso que le preguntaba por su bienestar. Se tapó la boca avergonzada por no haber notado quien era
- Bien, señor, gracias por preguntar, realmente fue muy estúpido de mi parte, espero que no lo haya mojado a usted también-
dijo mientras buscaba excusarse con este hombre también. No sabia si estaba en la mesa junto con el que le pego pero se iba a cubrir por las dudas. Su mirada húmeda por el llanto se posó en sus ojos claros y en su rostro amable y un suspiro ahogado no pudo evitar salir al verlo seco, sin rastros de liquido en sus ropas.

-Oh gracias, gracias por preocuparse señor. Usted necesita que le sirva algo, se lo llevaré cuanto antes, solo pídame lo que quiera -
dijo acomodándose el pelo al notar que estaba desprolijo cayéndose algunos mechones sobre su cara.

por **Helios Pirandello** Jue Jun 27, 2013 12:21 pm

-No, para nada. Es muy difícil mojarse desde la barra...aunque se ve todo perfectamente desde allí-comenté con una sonrisa. Desgraciadamente así era, aunque tenía la sensación de que la cosa iba a acabar un poquitín mejor dentro de poco. Quizá nos riéramos todos después. Y esperaba de veras que aquella dama se sintiese mejor. Menos mal que la cosa no llegó a pasar a mayores, porque las consecuencias también hubieran podido ser peores... bastante peores.

-Mmmm...pues si traes aquí una botella, mejor que mejor-dije con una sonrisa, estando a punto de decir otra cosa que por suerte no dije. Helios, por favor, que es muy pronto, no seas tan...bueno, estando en el lugar en el que estábamos, uno no podía extrañarse, ni portarse cómo ciertas personas a las que conocía desde hacía ya tiempo y que ante esa misma situación...no, así no se debían hacer las cosas. Al menos, no por ahora. De todos modos, tampoco sería tan mala idea.

-Quizás deba sentarse un momento...para terminar de recuperarse del susto, ya sabe.-la templanza vale para todo. Miré hacia atrás un momento, hacia el lugar en el que se había producido el incidente hacía apenas tan poco tiempo. Todo estaba volviendo a la normalidad poco a poco, o al menos eso era lo que parecía. Uno nunca podía fiarse en un lugar cómo éste...nunca. Luego le sonrió, instándola a que se sentara un rato.

por Sybelle* Dom Jun 30, 2013 1:35 pm

- Discúlpeme Monsieur, había pensado que usted estaba en la mesa con los demás - dijo sonriéndose un poco mientras su pecho se mantenía agitado pero no tanto como en instantes anteriores. Con una fugar mirada ella noto que la mesa donde había tenido el incidente ya estaba limpia y los hombres mas dispersos observando a las trabajadoras del lugar. Una de ellas se sentó sobre la falda de uno de ellos intentando seducirlo mientras el resto observaba el vulgar espectáculo de las caderas de ella moviéndose sobre las de él.

Sybelle volvió su vista al muchacho que estaba en la barra cuando este aceptó el ofrecimiento de una botella, de algo para beber y preguntó:

-Que puedo servirle Monsieur?- no podía dejar de ofrecerle una sonrisa porque la situación tan tensa hace pocos instantes volvió a calmarse cuando este se le acercó para calmar las cosas ofreciéndose como ayuda. -Le agradezco mucho su preocupación - dijo sirviéndole el pedido sobre la barra con un vaso y agregó - Cortesía mía Monsieur -. Se retiró por breves segundos para cambiarse de ropa y enjuagarse la mano que había cubierto con un trapo al ver que comenzaba a sangrar por culpa de una astilla de vidrio que se había depositado allí. Se cruzó en el interior de la cocina con el jefe de la misma

-Mira esa herida! Que torpe eres niña...- dijo mientras examinaba su mano. - Va a ser mejor que te quedes esperando a que eso deje de sangrar, aquí no es una buena señal la sangre, pediré que te cubran en el salón mientras tanto - terminó de decir y enseguida, seguido del fru fru de su delantal largo se fue por la puerta de la cocina.

Sybelle enjuagó la herida y la limpio con abundante jabón hasta que esta estuvo completamente desinfectada y salio hasta la barra una vez mas donde esperaría porque la cocina era un infierno, no solo por el calor del horno sino también por las corridas de los que allí trabajaban y ella solo estorbaba.

Se sentó en un taburete próximo a la salida y muy cerca del joven con el cual había hablado, este se percató de la herida y le pregunto como estaba

- Bien Monsieur, es que he estado algo torpe últimamente, mi mente se me rebela y termino pensando en cualquier cosa menos en lo que hago, esto suele traerme complicaciones - dijo examinando la herida una vez mas, que había dejado de manar sangre ya y comenzaba a cicatrizar. Se puso a examinar los rasgos del hombre, que le pareció sumamente atractivo ahora que podía observarlo sin lagrimas en sus ojos. Le pareció tan atractivo que se sonrojo al notar la mirada de el una vez mas sobre ella. Esperaba que no lo hubiese notado cuando ella retiro rápidamente la vista de sus labios.

por **Helios Pirandello** Jue Jul 04, 2013 1:37 pm

Yo, en la mesa, con esos tipos. Casi me entraron ganas de echarme a reír al pensar en algo así. Por lo general no solía ir acompañado a ésta clase de sitios...a no ser que alguna vez fuera con esos pocos amigos que había hecho en París durante el tiempo que llevaba aquí, que no era mucho, y esos amigos no harían jamás lo que habían hecho esos otros. No, se limitaban a emborracharse y a darle palmadas a quién quisieran, para luego hacer otras cosas. Así, sin más.

-No...ni siquiera los conozco. He venido sólo. No conozco de todas formas a mucha gente con la que venir...sólo llevo unos pocos meses en París...-comenté con una sonrisa mientras la seguía mirando. Ahora que lo pensaba, la chica era bastante bonita...luego se retiró durante unos minutos y en ese tiempo aproveché para beber varios tragos de la bebida que me había servido y dejar cavilar mis pensamientos durante un rato, olvidando varias cosas mientras tanto y por ahora, esperando pacientemente a que regresara. Y lo hizo.

-Me alegro mucho de que se encuentre mejor...-dije mientras miraba la zona que tenía herida-MMmmm...¿y en qué otras cosas suele pensar? Debería tener cuidado con lo que piensa...a veces esos mismos pensamientos traen complicaciones -solté así de sopetón mientras le daba otro trago a la bebida. Entonces decidí que ya iba siendo hora de presentarse-Por cierto...debería presentarme...mi nombre es Helios Pirandello...¿y vos, cómo os llamáis, bella dama?

por Sybelle* Miér Jul 17, 2013 11:41 pm

Ya estaba mucho mas tranquila que lo que había estado antes, a considerar por la situación , se encontraba libre al menos por esta noche, Benji parecía algo retraído, disperso con observar las damas, no demoraría mucho en dejarla sola con Helios (como este muchacho se había presentado) para irse con una de las putas del lugar.

Volvió a mirar el lugar y se le hizo menos vulgar de lo que antes había sido, que fue su primer sentimiento al entrar al menos. Una situación hizo cambiar un poco su forma de ver las cosas y la situación era así: Una de las putas del lugar, una de las mas bellas se había acercado a un hombre muy atractivo, de rasgos fuertes, rubio, alto, poderoso. Este la había recibido con pocas caricias, por el contrario, parecía tenerla como un objeto. Ella se había ubicado sobre su falda como cualquier otra y él, sin previo aviso o consentimiento colocó su mano entre las piernas de ella apartando sus muslos y exhibiendo sus zonas intima comenzó a tocarla de una forma indescriptible. Sus mejillas se arrebolaron mientras el hombre no dejaba de sobrepasarse de una forma indebida con ella. Esto no hizo mas que provocar en Sybelle un deseo indecoroso. Ella no había visto nunca una demostración semejante y esto despertó un deseo que no imagino posible. Su primera experiencia sexual había sido muy simple, un enamorado, sin muchos preámbulos ni juegos previos, unos pocos minutos de sexo simple sin altibajos, posiblemente no sintió mas que dolor por lo que recordaba y de eso ya hacia un año. Lo recordaba como una experiencia ni traumática ni placentera. Simplemente un hecho mas en su vida.

No podía negarlo, ver la situación en el burdel hizo que sus muslos palpitaran y cruzó las piernas para disimular semejante excitación, era casi pudoroso sentirse así de repente, pero su cuerpo reaccionó así, violentamente frente a esto, además se había quedado mirando al caballero frente a ella con esos apetecibles labios y se le había dado por pensar como seria probarlos y sentir como su lengua la recorría.

- Un gusto Helios, Sybelle es mi nombre por cierto- y se sonrojó al verlo a la cara nuevamente y notar que la había observado mientras esta observaba la lujuriosa escena. Miro a la barra para disimular tomo un trago tan pronto que con el nerviosismo olvido que era alcohol y se arrepintió de tomarlo así de rápido y casi termina por escupirlo.

- No estoy acostumbrada al alcohol… como veras. Quizá sea demasiado atrevida al comentarte esto Helios, pero…¿qué hace un hombre como vos en un lugar como este?- le dijo con una marcada duda en su cara y el ceño fruncido por llevar un cierto tiempo imaginando situaciones por las que un hombre de tal talante podía estar ahí. Un aura extraña lo rodeaba pero ¿cómo explicarle eso a alguien que posiblemente no creyera en auras?. Lo envolvía una protección imperceptible a los ojos pero muy poderosa para el resto que osara molestarlo. A los pocos minutos los ojos de Sybelle se volvieron ensoñadores con sus parpados levemente caídos y fue cuando se animo un poco mas a avanzar en las cosas de él. Sabía que podía caerle mal sus preguntas pero su mente estaba ávida de conocimiento.

por **Helios Pirandello** Vie Ago 02, 2013 11:27 am

La última pregunta era bastante interesante. Y la respuesta, por supuesto, era más que obvia. Un hombre en éste lugar busca...lo que busca. Había venido muchas veces, o bueno, mejor dicho, unas cuantas, para "ver" los servicios que se ofrecían en éste lugar. También es cierto que había sido casi arrastrado a éste sitio por los amigos que había hecho aquí. Aunque tampoco había hecho falta que se me convenciera demasiado, ni tampoco arrastrarme.

Antes de contestar vi algo que atrajo mi atención durante unos instantes. Una de las putas se había acercado a uno de los hombres, y por supuesto había comenzado a...manosearla. Qué interesante...o bueno, qué pensamientos más interesantes despertaban en uno. No tardé en perder el interés en semejante imagen para mirar luego a la dama que me acompañaba. Parecía muy interesada en esa escena. Me pregunté cómo reaccionaría si en esos momentos me diera por hacerle lo mismo. No sería desagradable...debajo de su vestido debía de tener unas piernas bastante...suaves.

-Interesante pregunta, mademoiselle Sybelle-sonreí de un modo audaz, inclinándome un poco hacia ella, cómo si estuviera a punto de contarle un secreto, toqueteando uno de sus rizos de oro casi sin darme cuenta y esperando no asustarla con ésto-Podríamos decir que vengo aquí por el mismo motivo para el cuál vienen los hombres aquí, incluso algunas mujeres que probablemente se oculten bajo mantos que no conocemos, para dejarse llevar por el vicio de vez en cuando. Para caer en la tentación, ésa que tanto agrada pero que se supone que es tan malamenos mal que no estaba borracho...(ésto era difícil, a no ser que me metiera seis copas. Con menos de seis nunca me emborracha, era siempre la misma cifra exacta, no importaba lo que bebiera)aunque casi había dicho aquello cómo si recordara algo que había leído en alguna parte. Probablemente así era.

por Sybelle* Dom Ago 11, 2013 10:52 pm

Las imágenes que su mente había reservado de esa casi violación en el burdel era algo que difícilmente iba a poder olvidar, teniendo en cuenta que ver mujeres tan entregadas a los hombres no era algo natural con lo que te encontraras en la calle en cualquier momento, en el caso de Sybelle que no solía salir y mucho menos vivir a menudo este tipo de experiencias, era algo de lo más raro, bizarro y a la vez excitante.

Como cualquier niña que comienza a salir al mundo, esto era de lo mas seductor, conocer lo que nunca se vio, las artes de amar a un hombre, los movimientos, todo era objeto de deseo de alguna forma. Empezó a sentir más calor, sorprendiéndose de ella misma, al notarse tan acalorada por ello, sintió vergüenza en parte, no vergüenza ajena, sino de cómo ella reaccionaba al ver aquello. Notó el fuerte ardor en sus mejillas al ver que además de ello Helios la estaba observando. Se dio cuenta que había observado la situación con tanta cautela y minuciosamente que había dejado de hablar generando un vacío en la conversación que mantenía con este.

Suspiro rápidamente, como jactándose de lo ocurrido y disculpándose con sus mejillas arreboladas, una leve pulsión en su entrepierna confirmó que había visto demasiado. Por suerte el caballero suavizó esto con la respuesta a la pregunta y cerrando el espacio entre ellos con una marcada tendencia al acercamiento que por supuesto Sybelle permitió al sentir la delicadeza de sus dedos sobre sus rulos que caían descontrolados a ambos costados de su cara y hombros. Su pecho se irguió al sentir cerca de ella el aliento de este. Sin poder sacar de su mente las eróticas imágenes no pudo omitir las nuevas imágenes producto de su imaginación donde Helios la poseía con fuerza, haciéndola vivir una profunda experiencia que no vivía hace vaya a saber cuánto tiempo.

Se rió después que este le dio la respuesta a la pregunta que posiblemente terminaría no respondiéndole a ella, pero que para sorpresa lo hizo con altura y conocimiento de que ir allí era algo normal para los hombres, que estaba buscando un poco de placer, lisa y llanamente. No estaba en las habituales acciones de Sybelle en ser atrevida y decidida en sus acciones, pero al notar la cercanía del hombre, con tacto y delicadeza posó su mano en el costado de su rostro y fue lentamente rompiendo el resto de distancia que los separaba para entregarse a sus labios. Cuando notó que posiblemente el podía rechazarla ya era tarde para volverse atrás, ya tenía su mano sobre una mejilla y su labios rozando los de este.

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