Amberié ID

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Amberié no puede evitar a ser una chica risueña, con la mente abierta y con el don de la escritura. Le gusta ser femenina en lo que se refiere a sus vestimentas, le gusta sentirse bien. Cariñosa, un poco asustadiza por cosas insignificantes, una chica tímida aunque no lo parezca tras aquella mirada que te pueda incitar a pensar diferente. Es humilde, severa y madura, una chica con los tiempos que corren, deben ir con los ojos abiertos. Los cambios de temperatura, todo era diferente para ella. No hay mal que por bien no venga, Amberié, a pesar de ser una chica tímida, es un poco...despistada.

Ya de por sí, siempre se disculpa ante cualquier tropiezo. Amberié, puede llegar a ser una chica de cabellos dorados, con una sonrisa bella y un poco despistada, con la orientación puesta en las zapatillas de estar por casa, pero a pesar de todos esos defectos, a ella le gusta ser dulce con todos. Aparte, es un poco indecisa, le cuesta decidirse, es...todo un reto conocerla, pero nunca te podrías llevar mal con ella. Solo que si le entras en el amor, bien vamos con quien ella quiera. Toda su vida, ha seguido la palabra de su corazón. Amberié, puede responder de alguna manera un poco “brusca” dependiendo del nivel de “agresión” que sufra. Es inocente a más no poder, miedosa incluso en su poderosa sobrenaturalidad en su bondad. Suspira a cada rato y se siente bastante protectora con lo suyo y con ello salen sus celos que intenta evitar.

Al perder la memoria se volvio mas temerosa aun pero espera volver a ser la misma de antes. Ahora ella igual que siempre solo que ahora la gente tendra que tener paciencia con ella, ha perdido la memoria y cualquier cosa que le digan del pasado ella responderá con un "eh?" que pudiera sonar ofensivo pero ella no lo hace con esa intencion. Ama a alguien, su corazon lo dice, pero su mente esta dispersa.

HISTORIA

Anja Frenkburt era conocida como una de las niñas más dulces de la campiña Inglesa. Sus padres estaban orgullosos de ella, pero temían en que el peor día llegara de sobremanera e inesperadamente a la vida de su pequeña y adorada hija. Los Frenkburt eran siempre gente buen carácter, personas sociables, amables y humildes pero que a su vez poseían además de una hija dulce y carismática, riqueza en abundancia. Los Frenkburt eran una familia que gozaban también de un buen respeto. Su hija Anja había hecho migas con un joven que se llamaba Nathaniel y su hermana Nyra. Habían pasado días desde que se conocieron, semanas y un mes desde que se conocían. Conocía de reojo a la hermana de Nathaniel, pero a quien se juntó más fue a Nathaniel. Todo parecía encajar, todo parecía querer que todo fuera ir sobre ruedas, pero enteramente cuando todo está bien, siempre suelen aparecer las malas hierbas del fondo del suelo.

Habían sido invitados a una “comida” en casa de Nathaniel y Nyra, pero al haber sido los primeros en llegar ella se había encontrado con Nathaniel y una misteriosa mujer de cabellos oscuros estaba a su lado, de su brazo. Solamente ella no se inmuto en absoluto en aquella posición en la que ambos estaban, solamente se acercó a la mujer y se presentó como Anja Frenkburt, tal y como era ella ¿O no? Desde luego ahora estaba sonriendo a ambos, sonrió a Nathaniel, él pareció quedarse quieto y sin decir nada, pensó en un momento que estaba interrumpiéndoles, la muchacha solamente la miraba en silencio mientras se agarraba bien del brazo de Nathaniel…pero entonces, con “todavía” una sonrisa puesta sobre su rostro, esta se fue lentamente y con la cabeza en alto hacia donde fuera de utilidad, paso de largo sin darse cuenta a sus padres, ella solamente quería ir a un lugar en el que pudiera estar sola. No lloraría. Era ya de por si tímida pero no lloraba sin razón alguna.

Se quedó en un banco que estaba cubierto por el toldo de un pequeño porche del jardín, seguía recordando esa escena de ambos y el silencio que había alrededor, pero ¿Por qué se sintió mal? Pensó que lo había hecho bien en no mostrar su inseguridad en ella, en su rostro, pero solamente lo había mostrado con su actitud, alejándose de ahí y no haber continuado con la plática. Antes de que alcanzara el fondo de sus pensamientos más pesimistas, pues solamente alzo la mirada y Nathaniel estaba ahí frente a ella, lo miro a los ojos y él a ella, ambos se quedaban en silencio y vio como Nathaniel se sentaba a su lado, a una distancia pero acortando las distancias entre ambos.

Más silencio. Ahora ella estaba atenta de lo que ocurriera, miro a un lado hacia Nathaniel, y fue ella quien se acercó con lentitud, quedándose quieta y esperando a que él hiciera algo para romper el hielo, ella se quedó a su lado, mirándolo de reojo para después ver que él la miraba a ella, ella se quedó hipnotizada…se iban acercando, se acercaban, pero el sonido de la campana del servicio los alertaron y decidieron separarse lentamente, Se recoloco un mechón que cayó por su rostro, y finalmente fueron hacia donde estaban todos esperando. Todo volvió a ser como antes, sin tensiones o eso pensaba hasta que aquella mujer se presentó ante ella, diciéndole que se llamaba Astoria y entonces sin preverlo, ambas se hicieron amigas…o eso pensó, la muy incrédula pensó en que iban a ser amigas, pero solamente era una táctica, se haría su amiga para después destruirla y hacerla caer en la peor de las pesadillas.

Anja quedando una noche envuelta en sus sabanas, con su camisón puesto y pensando lo que casi había estado a punto de pasar esa mañana en el hogar de Nathaniel. ¿Podría haberla besado para entonces? ¿Podría haber sido su primer beso? Estaba que no podía dormir, se había hecho una hermosa trenza con su cabello rubio, y comenzó a soñar despierta, se levantó de su cama y comenzó a andar por la habitación, sus pies fueron hacia la ventana, suspirando la abrió de par en par y se apoyó en la barandilla de esta, mirando el cielo estrellado, mirando la luna y como brillaba aquella noche. Era increíble como brillaba, pensaba que algo mágico podría estar a punto de pasarle, a ella, entonces el sonido de un ruiseñor, de un hombre que la llamaba llego a sus oídos, ella miro hacia la voz y vio a Nathaniel montado en el caballo blanco y elegante que tenía, ella se quedó mirándolo fascinada, se sonrojo mirándolo, su trenza cayó a un lado de su rostro, y entonces las preguntas comenzaron a flotar por su cabeza, ¿Qué quería a estas horas de la noche? El comento que quería escaparse con ella, ella se negó, riendo a las palabras que decía, entonces solamente le dijo que se escapara con él esa noche, volverían antes de que el día subiera por el horizonte, era tentador, pero quería sentir aquello de esta mañana, quería probar si esa atracción volvía a suceder. Se metió en su habitación y se puso lo primero que pillo, se cogió su capa de oscura tela y entonces se preguntó cómo bajaría.

-¡Salta..!-dijo con cuidado de no alertar a nadie, Anja sintió la prisa en sí misma y entonces solamente salto, Nathaniel se bajó del caballo y la atrapo entre sus brazos cual príncipe coge a una princesa de un cuento de hadas, ambos reían uno más que otro, Anja lo miro sonriendo finalmente y obviamente su sonrojo había empezado a notarse.
-Ya puedes…bajarme…-dijo mientras aun veía que la tenía entre sus brazos. Lentamente bajo al suelo y ambos fueron a caballo hacia la laguna que había ceca de los bosques. Ahí Nathaniel había preparado un picnic nocturno en el que Anja tan solo podía quedarse con la boca abierta. No se lo esperaba, aquello no, entonces conversaron, rieron y hubo momentos de roce tímidos que daban ganas a superar la barrera de lo prohibido. Finalmente, aquella noche sí que había sido mágica para él y para ella. Anja supo que sus sentimientos no podían quedarse callados y supo con seguridad de que ella se había enamorado de Nathaniel, que él había robado su corazón y que se moriría si no estaba a su lado. Había faltado poco para que se consumieran en algo mucho más carnal, pero Anja fue quien puso la mano al frente para poder calmarse, se sentía mal, con culpa pero entonces supo que Nathaniel quería hacerla suya cuando fuera su esposa.

De nuevo estaba entre la espada y la pared, entre el regocijo y la confusión, vio a Nathaniel sacar una cajita pequeña, alargada, rectangular pero pequeña y tan solo en cuanto la abrió frente a ella, visiono un colgante de plata en el que colgaban un hermoso ovalo con relieve en forma de hiedra enredada entre sí, esta tomo el colgante y él se lo puso por detrás, para terminar abrazándola contra su viril cuerpo. Anja abrió el interior del colgante y vio que ahí había una fecha, ella recordó esa fecha, era esta noche, la noche en la que estaban juntos y en el lago, esa fecha en el que ambos se habían declarado el uno al otro, no querían separarse y solamente, simplemente por la emoción que sentía estaba de nuevo llorando sobre la camisa de Nathaniel.

Le echaría de menos.

Después de esa noche, él nunca se separaba de ella, su relación con Astoria había ido a mejor pero no supo porque se sentía culpable de algo que no sabía el porqué. Nathaniel sabia de su preocupación pero solo le decía que olvidara, que no era nada y que ya se le pasaría del todo, pero no, no fue así como pensaba que era la inocente Astoria. Astoria, había sido una muchacha que había tenido un pasado muy oscuro, todos eran buenos con ella pero hasta cierto, punto, se rumoreaba que tenía el don de la clarividencia y de la brujería por parte de madre, nadie se quería acercar a ella del todo, pero ellos eran diferentes y se hicieron los tres amigos, bueno, algunos más amigos que otros, pero siempre estaban ahí para Astoria, a Anja le gustaba ayudarla en los problemas que esta tuviera, pero rara vez acudía a ella y muchas veces acudía a Nathaniel. No era celosa, no, sabía que Nathaniel la amaba y le había regalado en el lago un hermoso objeto que lo llevaba puesto casi siempre, y sobre todo confiaba en él. Solo que en una tarde que él fue a visitarla, su carisma bajo varios puntos en su autoestima, se quedó algo temerosa de perderlo en el viaje al que se iba, al que le habían encomendado días atrás y que solo le dejaron dos días para que pudiera despedirse de Anja. Fue bastante doloroso para ella, le dijo que la escribiera pues ella donde estuviera también le escribiría con sus cartas perfumadas que tanto le gustaba usar para escribir.

El día entonces llego y ambos amantes fueron separados por el deber, Anja estaba en sus quehaceres, otros días estaba solamente mirando a la ventana esperando que Nathaniel apareciera por delante de esta o que apareciera tirando piedrecitas  contra las ventanas de su habitación, pero no apareció. Solo le quedaba las cartas que mantenía escondidas bajo llave en su corazón y en el interior de su armario, escondidas al ojo de otro vicioso que quisiera apartarlo de su lado, ahora ella estaba débil e insegura, triste sin Nathaniel, pero tendría que mantener la calma y pensar en positivo.

Seguro que ahora estaba pensando en ella como ella hacia cada noche pensando en él, pero una noche estando entre amigos, Astoria se le acerco sacándola de sus pensamientos, se habían hecho amigas, Anja escucho a Astoria que quería ir a darse una vuelta por los jardines, Anja acepto y entonces fueron lejos de la mansión, Anja estaba mosqueándose y no sabía que se tenía entre manos, pero solo le basto un segundo para saber que detrás de ella se ponían dos hombres grandes a sus espaldas, la agarraban con fuerza, Anja se intentaba soltar de aquellas dos personas, pero entonces vio a Astoria que la pegaba con un bofetón en la cara, haciendo que el colgante saliera disparado, Astoria tomo el colgante entre sus manos para que su sorpresa fuera mayor, ¿Cuándo se habían visto a escondidas? Aquello ya le basto para odiar lo suficiente a Anja, su amistad se fue al garete y ahora la odiaba con todas sus fuerzas, Anja aun intentaba soltarse de aquel agarre, estaba temiendo lo peor, no quería morir, pidió ayuda a Astoria pero esta volvió a pegarla, la critico por lo mala amiga que había sido con ella, Astoria le contó que había dado todo para que estuviera bien en la ausencia de Nathaniel y que era así como se lo pagaba? No, el odio de Astoria lo pagaría, no con la muerte, pensó en que los hombres la violaran pero era demasiado bella, una cosa así le gustaría demasiado, era una buena demasiado, no, era fantástica, se tentó en hacerlo, pero no, no era su estilo.

Astoria siempre llevaba consigo un frasquito con un líquido, una pócima que pudiera hacer olvidar, que pudiera hacer perder la memoria a aquel a quien ella escogiera, un ladrón, un violador o algo del estilo, pero hoy era especial, tomo a Anja del mentón para que esta la mirase, Anja solo le mordió la mano como única defensa, Astoria volvió y volvió a pegarla, viendo que Anja caía al suelo tras ver que la soltaron, Astoria se acercó a Anja y con fuerza la hizo tragar aquella pócima hasta la última gota, ahora solo Astoria tendría que esperar a que hiciera efecto, pero ahora sí que ordeno que apalearan a la pobre y bella Anja. Todo acabo en confusión para ella, paso un día entero buscando a la dulce Anja hasta que un amigo de la infancia de los padres de Anja, la encontró tirada en los descampados de las afueras de la ciudad. Todos se preguntaron cómo fue aquello, la llevaron a su hogar, a su cuarto y Astoria tan solo no apareció de nuevo por la mansión de la familia Frenkburt. Ahora solo tendría que actuar ella y ocupar el corazón de Nathaniel. Era muy cruel aquello pero ella también lo amaba, y había tirado del trono a la hermosa y dulce rubia Anja.

Un día de Enero, cuando la nieve cubría los campos de Londres, Anja despertó en aquella casa, no había pasado ni siquiera dos días de lo que había pasado en los descampados, de después de la paliza que la dieron. Ella estaba aún herida, sus padres se acercaron a ella, pero solamente ella actuó con temor, como si estuviera en casa de unos extraños. Sus padres se asustaron de su reacción, su madre se preocupó de como actuaba.

-Querida, somos tu padre y yo…-Se quedó mirando a Anja, preocupada, entonces su padre se le acerco, tomo con dulzura la mano de su hija y este susurro palabras de cuando era pequeña, porque sabía que ella aun adoraba que le recordara cosas así de pequeña, pero no, no recordó nada y solo dijo que no los conocía. Quien la recogió, amigo de la infancia y desde siempre de la familia, simplemente dijo que podría ser amnesia, tal vez por el estar envuelta desaparecida, estaría confusa, que su cerebro tenía que volver a recuperarse, entonces todo estaba bien, sus padres se calmaron un poco, pero tan solo con el paso de los días, paso una semana y Anja recibió una carta de un tal “Nathaniel” no sabía quién era, pregunto a sus padres antes de abrirla y ellos le dijeron que…era su gran amigo, que nunca se separaban, siempre iban juntos, que siempre hacían de todo, de algún modo eso le volvió cálido el corazón pero su pensamientos eran confusos, no podía relacionar o sincronizar lo que le decía su cuerpo.  Era extraño, pensándolo bien ahora tendría que pensar en que alguien la amaba, pero ella no lo conocía, pero su corazón decía que sí, ella tiro la carta al suelo, desesperada, angustiada y su angustia hizo que tuviera un ataque de ansiedad, sus padres la socorrieron para así ayudarla, su madre tomo la carta, no la abrió y fue a ver que podía hacer para ayudar a su hija. Entonces, al amigo de la familia,  se le ocurrió que no era una amnesia normal, una amnesia hubiera durado unos días pero no más de una semana, era bastante raro, investigo e investigo para hallar la respuesta, una pócima que hace olvidar quien eres, en este caso, a Anja le hizo olvidar quien era cada uno, cada cual de su familia.

Anja sentía que alguien iba a venir y que ese alguien la amaba, no supo porque, pero quería quedarse en donde estaba e intentar recordarle, no hubo manera de convencerla a irse a un lugar para su cura sin antes verlo, pero en una noche, ella fue, por orden de su familia arrastrada a Paris, en busca de un amigo médico/Curandero que estaba en uno de los miles campamentos de gitanos de Paris, que había solucionado muchos problemas de memoria con muchos pacientes anteriores y entonces Anja fue arrastrada hasta Paris con el propósito de que recordara su pasado. Solo se fueron a Paris: Anja, el amigo de la infancia de sus padres y allí se reunieron con aquel curandero. Anja había sido apodada Amberié simplemente para que ninguna fuerza oscura intentara herirla más de lo que estaba ya, y sintiéndolo mucho sus padres, tuvieron que darle la mala noticia al pobre Nathaniel cuando este volvió de aquel viaje que duro tanto.

1800, 24 de Noviembre.

Amberié estaba tallando una muñeca de madera, concentrada en lo que hacía, pero de repente le vino una imagen bastante nítida, soltó la mitad de la muñeca que tallaba dejándola caer en el suelo. Miro el fuego y la imagen que vio era ella con dos hombres sujetándola, pero nada más, ella estaba llorando. No recordó más. Parpadeo un poco los ojos y solo unas pisadas la alerto de la llegada de alguien. Miro a su derecha y vio a un joven….

Le resultaba bastante familiar.