AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Confrontaciones || Amberie
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Confrontaciones || Amberie
La noche ya había caído en la ciudad de Paris, han pasado ya un mes desde que aquel licántropo decidió olvidar a aquella gitana, han sido los días más duros para él porque en algunas ocasionas flaqueaba con las ansias de ir a buscarla para hacerle las preguntas pero él sabía que no tenía el derecho a hacerlo que no debía ponerla en esa situación. Hace un par de días se habían aclarado las cosas sobre la muerte de Eogan y ahora los mismos inquisidores que estaban tras de él iban tras de aquel traidor de la iglesia, Laurence quien había organizado todo para matar a Eogan y quedarse con Nyra, hermana menor de Nathaniel. Como si hubiera podido tenerla, casi nadie se gana el privilegio de la pelirroja.
Aunque últimamente estaba cambiada, había dejado de ir al burdel y pasaba encerrada, Nathaniel lo tomó como todo hombre lo tomaría, que aquel sujeto había abusado de su hermana y eso se lo notifico a los Caruso, aun cuando no eran sus mejores amigos ellos tenían que saber que aquel traidor había ultrajado a una compañera de trabajo escogida por su eminencia Borgia. Él sabía que con su eminencia no podían ponerse en contra.
Aquella noche tenía una misión cuidar a una señorita de clase alta que al parecer algunos “vampiros” la querían por su poder y fortuna para hacerla en las sombras del mal y así convertir esa alma pura en algo malo, alguien que ataque a la iglesia.
Bañado, perfumado y bien arreglado salió directo a la mansión de la dama que con un abrazo y beso en la mejilla lo recibió. Ambos salieron caminando por las calles conversando de temas de pinturas, arte y cosas de la vida, incluso uno que otro tema femenino que a la jovencita se le escapaba. Así pasaron hasta llegar al parque de diversiones, la señorita le pidió al licántropo que la llevase ahí ya que sus padre nunca lo hacían porque odiaban el ruido de las máquinas y el exceso de niños en las filas. Nathaniel a regañadientes acepta y el primer juego que suben es la rueda de la fortuna, la joven se toma del brazo de él por miedo y él la abraza para darle ánimos. Al bajar ella pidió comprar dulces y fueron juntos, pero a pasar por una de las tiendas del lugar observan a un anciano y una joven en uno de los juegos de “atine y gane un peluche”, el juego consistía en introducir tres bolas de plata en una botella quien acertara ganaría. La jovencita entusiasmada tira de la mano de Nathaniel hasta ahí, pero para sorpresa de él, el anciano era el viejo conocido y la joven que lo acompañaba era su amada, no, su ex amada. Tragó en seco pagando por el juego –Uno por favor para la dama– mira al anciano que con una sonrisa le extiende las bolas de platas y la sonrisa de la joven acompañante de él que desea la mejor de las suertes.
Aunque últimamente estaba cambiada, había dejado de ir al burdel y pasaba encerrada, Nathaniel lo tomó como todo hombre lo tomaría, que aquel sujeto había abusado de su hermana y eso se lo notifico a los Caruso, aun cuando no eran sus mejores amigos ellos tenían que saber que aquel traidor había ultrajado a una compañera de trabajo escogida por su eminencia Borgia. Él sabía que con su eminencia no podían ponerse en contra.
Aquella noche tenía una misión cuidar a una señorita de clase alta que al parecer algunos “vampiros” la querían por su poder y fortuna para hacerla en las sombras del mal y así convertir esa alma pura en algo malo, alguien que ataque a la iglesia.
Bañado, perfumado y bien arreglado salió directo a la mansión de la dama que con un abrazo y beso en la mejilla lo recibió. Ambos salieron caminando por las calles conversando de temas de pinturas, arte y cosas de la vida, incluso uno que otro tema femenino que a la jovencita se le escapaba. Así pasaron hasta llegar al parque de diversiones, la señorita le pidió al licántropo que la llevase ahí ya que sus padre nunca lo hacían porque odiaban el ruido de las máquinas y el exceso de niños en las filas. Nathaniel a regañadientes acepta y el primer juego que suben es la rueda de la fortuna, la joven se toma del brazo de él por miedo y él la abraza para darle ánimos. Al bajar ella pidió comprar dulces y fueron juntos, pero a pasar por una de las tiendas del lugar observan a un anciano y una joven en uno de los juegos de “atine y gane un peluche”, el juego consistía en introducir tres bolas de plata en una botella quien acertara ganaría. La jovencita entusiasmada tira de la mano de Nathaniel hasta ahí, pero para sorpresa de él, el anciano era el viejo conocido y la joven que lo acompañaba era su amada, no, su ex amada. Tragó en seco pagando por el juego –Uno por favor para la dama– mira al anciano que con una sonrisa le extiende las bolas de platas y la sonrisa de la joven acompañante de él que desea la mejor de las suertes.
Nyra/Nathaniel Slamdong- Condenado/Licántropo/Clase Media
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Re: Confrontaciones || Amberie
Había pasado un tiempo desde que Nathaniel no la dejo que se explicara por lo que verdad paso y le había perdido para siempre al igual que el tacto de sus palabras con ella. Hubiera deseado no estar presente allá donde todo estuviera entre fauna y bosque, donde fue la última vez que vio a su amado. Allá, en los bosques, pero como gitana que se había ido y que poco a poco iba recuperando sus recuerdos, tenía que seguir su vida hasta que Dios fuera misericordioso y le mostrara a Nathaniel de nuevo en su camino. Deseaba tanto volver a verle que no hacia otra cosa más que pensar en él y en rezar cada noche.
Había empezado la nueva temporada en el Parque temático Luna Park y en la que ella estaría repartiendo boletos a diestro y siniestro y prácticamente sentirse observada por varias caras. Había conocido a una gitana que ahora no recordaba su nombre, pero que fue esa misma gitana la que le ayudo con algunos aprovechados que quisieron abusar de ella. Aquella gitana de rostro neutro y sonriente, notifico al anciano de lo ocurrido y entonces, ahora estaba siempre detrás de un mostrador, en donde la gente pagaba por alquilar bolas y tirarlas al blanco para conseguir premios.
-Anciano, deseo regresar al campamento –Dijo Amberié todo desolada, pensando en la manera de querer explicárselo a su querido Nathaniel y que volviera con ella. Aún estaba confusa pero su corazón estaba roto por dentro, desolado y solo, solo quería estar junto a Nathaniel.
-Creo que si te dejó fue estúpido pero ahora no debes de pensar en él, querida. No ahora en realidad cuando tu madre ya sabe que estas en buen estado.
-Todo es bastante confuso…
Amberié fue interrumpida por una voz que reconocía perfectamente y que cuando giro su rostro observo que era Nathaniel con una hermosa mujer de clase adinerada. Según las historias del anciano, aka su padre, le conto que ella aun lo era cuando recuperase toda su memoria, cuando todo volviera a su cauce, pero la manera en que se agarraba al brazo de Nathaniel aquella mujer tan solo le daba ganas de cortarse las venas o tirarse sobre la mujer y apartarla de Nathaniel.
¿Qué hizo?
Lo que hizo fue dejar el asunto al anciano. Ella se fue por detrás con el rostro cabizbajo y corriendo a querer desaparecer, se fue corriendo por el parque de atracciones, recorriendo cada pasillo lleno de gente a prisa para que no le siguiera, pero ella quería que le siguiera. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué huía cuando en realidad tenía que estar hablando con aquel quien ella amaba en toda su totalidad? Maldijo a los Caruso por haberle estropeado la situación y tal y como era Nathaniel, les creyó antes que a ella.
Se detuvo en el final del parque, en un lugar bien oscuro y apartado de las atracciones. Ahí había ninguna persona que pudiera molestarla o decir nada. Las estrellas eran su único amigo que a su fin, era silencioso y podría comprenderla demasiado bien.
Había empezado la nueva temporada en el Parque temático Luna Park y en la que ella estaría repartiendo boletos a diestro y siniestro y prácticamente sentirse observada por varias caras. Había conocido a una gitana que ahora no recordaba su nombre, pero que fue esa misma gitana la que le ayudo con algunos aprovechados que quisieron abusar de ella. Aquella gitana de rostro neutro y sonriente, notifico al anciano de lo ocurrido y entonces, ahora estaba siempre detrás de un mostrador, en donde la gente pagaba por alquilar bolas y tirarlas al blanco para conseguir premios.
-Anciano, deseo regresar al campamento –Dijo Amberié todo desolada, pensando en la manera de querer explicárselo a su querido Nathaniel y que volviera con ella. Aún estaba confusa pero su corazón estaba roto por dentro, desolado y solo, solo quería estar junto a Nathaniel.
-Creo que si te dejó fue estúpido pero ahora no debes de pensar en él, querida. No ahora en realidad cuando tu madre ya sabe que estas en buen estado.
-Todo es bastante confuso…
–Uno por favor para la dama–
Amberié fue interrumpida por una voz que reconocía perfectamente y que cuando giro su rostro observo que era Nathaniel con una hermosa mujer de clase adinerada. Según las historias del anciano, aka su padre, le conto que ella aun lo era cuando recuperase toda su memoria, cuando todo volviera a su cauce, pero la manera en que se agarraba al brazo de Nathaniel aquella mujer tan solo le daba ganas de cortarse las venas o tirarse sobre la mujer y apartarla de Nathaniel.
¿Qué hizo?
Lo que hizo fue dejar el asunto al anciano. Ella se fue por detrás con el rostro cabizbajo y corriendo a querer desaparecer, se fue corriendo por el parque de atracciones, recorriendo cada pasillo lleno de gente a prisa para que no le siguiera, pero ella quería que le siguiera. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué huía cuando en realidad tenía que estar hablando con aquel quien ella amaba en toda su totalidad? Maldijo a los Caruso por haberle estropeado la situación y tal y como era Nathaniel, les creyó antes que a ella.
Se detuvo en el final del parque, en un lugar bien oscuro y apartado de las atracciones. Ahí había ninguna persona que pudiera molestarla o decir nada. Las estrellas eran su único amigo que a su fin, era silencioso y podría comprenderla demasiado bien.
Amberié- Gitano
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Re: Confrontaciones || Amberie
Todo estaba saliendo opuestamente a lo que Nathaniel esperaba, encontrarse nuevamente con su amada, no, con su anterior amor y con su obligación de proteger a una inocente con valor para la iglesia. Eso fue todo.
La jovencita que le acompañaba observó la actitud de la gitana con asombro y más cuando Nathaniel quiso alejarse y seguir a la mujer, una sonrisa fue todo lo que ella dejó a su guardián al que tomó entre sus manos el rostro de él para que la mirase, acarició unos mechones que caían sobre la frente del inquisidor. –Algún día quiero que alguien me mire así, que alguien desee dejar todo por ir tras de mí, ella quiere vayas que la busques y le expliques, podría ir pero si me ve contigo seguro querrá matarme, ve, me quedaré con este señor haciéndole compañía, siempre quise sentir lo que se siente atender un negocio en la feria luego me llevarás a mi casa y podrás pasar más tiempo con tu amor, Shh no digas que no Nathaniel se ve que la amas tus ojos lo dicen y aunque gires el rostro a ella se ve que tu corazón palpita por esa muchacha-
El anciano asintió a las palabras de la joven y no le dejaron más remedio, la encargó con mucha cautela al anciano mientras él iba tras de aquella gitana; se sintió estúpido, cruel y un poco malvado por haber llevado a la mujer frente a ella. Divisaba los cabellos castaños que se movían con el viento llevándole el perfume de ella a sus fosas nasales, la tenía. Ese aroma no lo podía perder y no quería hacerlo.
–Amberie, espera– corría tras de ella hasta que alcanzándola tras la rueda de la fortuna le tomo del brazo tirando de este a que le vea, ahogado de tanto correr, la miró confundido. –Amberie por favor déjame explicarte, no te vayas así, te lo suplico– miró a los ojos de la gitana, mostrando en los propios la sinceridad de sus palabras.
La jovencita que le acompañaba observó la actitud de la gitana con asombro y más cuando Nathaniel quiso alejarse y seguir a la mujer, una sonrisa fue todo lo que ella dejó a su guardián al que tomó entre sus manos el rostro de él para que la mirase, acarició unos mechones que caían sobre la frente del inquisidor. –Algún día quiero que alguien me mire así, que alguien desee dejar todo por ir tras de mí, ella quiere vayas que la busques y le expliques, podría ir pero si me ve contigo seguro querrá matarme, ve, me quedaré con este señor haciéndole compañía, siempre quise sentir lo que se siente atender un negocio en la feria luego me llevarás a mi casa y podrás pasar más tiempo con tu amor, Shh no digas que no Nathaniel se ve que la amas tus ojos lo dicen y aunque gires el rostro a ella se ve que tu corazón palpita por esa muchacha-
El anciano asintió a las palabras de la joven y no le dejaron más remedio, la encargó con mucha cautela al anciano mientras él iba tras de aquella gitana; se sintió estúpido, cruel y un poco malvado por haber llevado a la mujer frente a ella. Divisaba los cabellos castaños que se movían con el viento llevándole el perfume de ella a sus fosas nasales, la tenía. Ese aroma no lo podía perder y no quería hacerlo.
–Amberie, espera– corría tras de ella hasta que alcanzándola tras la rueda de la fortuna le tomo del brazo tirando de este a que le vea, ahogado de tanto correr, la miró confundido. –Amberie por favor déjame explicarte, no te vayas así, te lo suplico– miró a los ojos de la gitana, mostrando en los propios la sinceridad de sus palabras.
Nyra/Nathaniel Slamdong- Condenado/Licántropo/Clase Media
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Re: Confrontaciones || Amberie
Pareció que las estrellas querían explotar de emoción al ver reunida a la hermosa pareja de nuevo. Solamente se preocupó un momento cuando le cogió del brazo pero aquello hizo que se quedara pegada contra el pecho de él, notó aquella suplica susurrada en sus labios y de la cercanía ella misma no pudo evitar besar con lentitud los labios de Nathaniel, aunque inmediatamente se separó, observándole detenidamente sin perderle apenas de vista nada. Había cambiado posiblemente el modo en el que él se afeitaba, le veía cambiado y más atractivo que nunca – Nathaniel…explícate, porque aquello que dijo Caruso es pura blasfemia, el mismo anciano sabe que soy pura y que siempre te esperaré – Lo que le dijo no le quedo más motivo que decirlo de ese modo, sintió en su corazón como estaba perdiendo terreno o simplemente no encontraba la manera de tenerlo de nuevo a su lado. A su lado.
- ¿Quién es esa mujer que te sigue? ¿Ya me dejaste? –Enfurruñada y a punto de llorar, cruzo los brazos sobre su pecho, moviéndolos de un lado a otro, se giró, tropezó y cayó sobre un barril pero pudo ponerse bien de pie. Sacudió su tela un poco y entonces se sentó en el mismo barril con el que chocó, mirándose la punta de las sandalias, abrigándose las rodillas con ambos brazos, sintiendo como la brisa de la noche acariciaba sus brazos desnudos por culpa del escueto vestido. Acabó abrazándose a sí misma, temblando por el frio que hacía, comenzando a tiritar de un momento a otro que ya estaba demasiado encogida.
– Hace frío, demasiada soledad en mi corazón, demasiados días solas –Comenzó el llanto prematuro. No lo previo – So-solo el calor de tu corazón me anima a seguir y no puedo pensar en otra cosa que en tener una familia contigo, tenga memoria o no la tenga, tenga poca ropa que ponerme o mucha, tenga poco dinero o mucho, mi corazón siempre te será fiel, lo siento así y sé que ya estoy destinada a ti, Nathaniel –Las lágrimas salían a borbotones, terminando en la comisura de sus labios, gimoteando cual niña pequeña echa de menos a su pariente más querido.
Los ruidos del aire eran el eco del silencio formado entre ambos enamorados. Amberié pensó en levantarse e irse, pero se levantó y se acercó a Nathaniel, quedándose cara a cara a él, observando su barba, comenzó a acariciársela – Si estuviera casada contigo, si estuviera embarazada de tus hijos seria la mujer más dichosa del mundo, Nathaniel, ojalá pudiera ser tuya en todos los sentidos que se puede amar, desearía en cada vida, en esta y en las que viene ser siempre tu elegida, siempre tuya y de nadie más, porque siempre seria fiel a mi corazón…y ese lo tienes tu Nathaniel….te amo, me es imposible amar a otra persona, quiero que sep…!-No pudo terminar la frase al escuchar un disparo que vino desde lejos, posiblemente desde el parque de atracciones, Amberié se refugió en los brazos de Nathaniel, temerosa y frágil se agarró bien a las solapas de su chaqueta de cuero, oliendo su aroma, le lamio el cuello sin poder evitarlo, como si el peligro la excitara.
– Me han entrado ganas de chupártela…solo a ti Nathaniel –Susurro obscenamente suya en su oído, pero enseguida otro disparo sonó en lo lejos y ya los gritos de la gente eran notorios, Amberié levanto la mirada cuando escucho el gemido de alguien de avanzada edad, solo que se temía lo peor - ¡Pa..¡PADRE! –Enseguida salió corriendo, sin percatarse de que dejó a Nathaniel en la distancia, acercándose al puesto donde estaba la mujer que Nathaniel debía de cuidar tirada sobre el suelo, el anciano haciéndole un torniquete en la pierna para que la hemorragia se detuviera, pero para cuando Amberié llegó tuvo que preguntar rápido – Anciano, dime, ¿Qué ha pasado?
- ¿¡SE PUEDE SABER QUE HACES SIN NATHANIEL!? ¡BOBA ESTUPIDA! –Exclamo con enfado hacia Amberié que vino desprotegida, el anciano entonces la aviso de que llegaba un asqueroso asesino hacia ella, dispuesto con unos colmillos afilados que la asustaron, pero enseguida fue salvada por el látigo encantado de una de los inquisidores que habían ido a solucionar el problema. Era una hermosa mujer de cabellos castaños, con ropas ajustadas y el pelo suelto como una verdadera amazona y su arma era igual de elegante e imponente que ella, pero, Amberié la vio sonreír y esta mostro una sonrisa colmilluda, pero no parecía querer atacarla - ¡Nath! –Escuchó como aquella mujer gritaba el nombre de su amado ¿Qué era? ¿Más contrincantes? -¡Hey Nath! ¡Ocúpate de tu novia! –Dijo mientras estiraba con elegancia su látigo de muchas puntas para poder contarlas todas contra otro despiadado asesino que se lanzaba contra una inocente familia.
Seguro que eso de “Novia” era para ella, o para la mujer que acompañaba esta noche Nathaniel. En aquello Amberié estaba confusa, pero se dejó de pensamientos y comenzó a levantar a la muchacha de un brazo con ayuda del anciano, ambos llevándola hacia la tienda que había detrás del puesto en donde había empezado todo este lio.
- ¿Quién es esa mujer que te sigue? ¿Ya me dejaste? –Enfurruñada y a punto de llorar, cruzo los brazos sobre su pecho, moviéndolos de un lado a otro, se giró, tropezó y cayó sobre un barril pero pudo ponerse bien de pie. Sacudió su tela un poco y entonces se sentó en el mismo barril con el que chocó, mirándose la punta de las sandalias, abrigándose las rodillas con ambos brazos, sintiendo como la brisa de la noche acariciaba sus brazos desnudos por culpa del escueto vestido. Acabó abrazándose a sí misma, temblando por el frio que hacía, comenzando a tiritar de un momento a otro que ya estaba demasiado encogida.
– Hace frío, demasiada soledad en mi corazón, demasiados días solas –Comenzó el llanto prematuro. No lo previo – So-solo el calor de tu corazón me anima a seguir y no puedo pensar en otra cosa que en tener una familia contigo, tenga memoria o no la tenga, tenga poca ropa que ponerme o mucha, tenga poco dinero o mucho, mi corazón siempre te será fiel, lo siento así y sé que ya estoy destinada a ti, Nathaniel –Las lágrimas salían a borbotones, terminando en la comisura de sus labios, gimoteando cual niña pequeña echa de menos a su pariente más querido.
Los ruidos del aire eran el eco del silencio formado entre ambos enamorados. Amberié pensó en levantarse e irse, pero se levantó y se acercó a Nathaniel, quedándose cara a cara a él, observando su barba, comenzó a acariciársela – Si estuviera casada contigo, si estuviera embarazada de tus hijos seria la mujer más dichosa del mundo, Nathaniel, ojalá pudiera ser tuya en todos los sentidos que se puede amar, desearía en cada vida, en esta y en las que viene ser siempre tu elegida, siempre tuya y de nadie más, porque siempre seria fiel a mi corazón…y ese lo tienes tu Nathaniel….te amo, me es imposible amar a otra persona, quiero que sep…!-No pudo terminar la frase al escuchar un disparo que vino desde lejos, posiblemente desde el parque de atracciones, Amberié se refugió en los brazos de Nathaniel, temerosa y frágil se agarró bien a las solapas de su chaqueta de cuero, oliendo su aroma, le lamio el cuello sin poder evitarlo, como si el peligro la excitara.
– Me han entrado ganas de chupártela…solo a ti Nathaniel –Susurro obscenamente suya en su oído, pero enseguida otro disparo sonó en lo lejos y ya los gritos de la gente eran notorios, Amberié levanto la mirada cuando escucho el gemido de alguien de avanzada edad, solo que se temía lo peor - ¡Pa..¡PADRE! –Enseguida salió corriendo, sin percatarse de que dejó a Nathaniel en la distancia, acercándose al puesto donde estaba la mujer que Nathaniel debía de cuidar tirada sobre el suelo, el anciano haciéndole un torniquete en la pierna para que la hemorragia se detuviera, pero para cuando Amberié llegó tuvo que preguntar rápido – Anciano, dime, ¿Qué ha pasado?
- ¿¡SE PUEDE SABER QUE HACES SIN NATHANIEL!? ¡BOBA ESTUPIDA! –Exclamo con enfado hacia Amberié que vino desprotegida, el anciano entonces la aviso de que llegaba un asqueroso asesino hacia ella, dispuesto con unos colmillos afilados que la asustaron, pero enseguida fue salvada por el látigo encantado de una de los inquisidores que habían ido a solucionar el problema. Era una hermosa mujer de cabellos castaños, con ropas ajustadas y el pelo suelto como una verdadera amazona y su arma era igual de elegante e imponente que ella, pero, Amberié la vio sonreír y esta mostro una sonrisa colmilluda, pero no parecía querer atacarla - ¡Nath! –Escuchó como aquella mujer gritaba el nombre de su amado ¿Qué era? ¿Más contrincantes? -¡Hey Nath! ¡Ocúpate de tu novia! –Dijo mientras estiraba con elegancia su látigo de muchas puntas para poder contarlas todas contra otro despiadado asesino que se lanzaba contra una inocente familia.
Seguro que eso de “Novia” era para ella, o para la mujer que acompañaba esta noche Nathaniel. En aquello Amberié estaba confusa, pero se dejó de pensamientos y comenzó a levantar a la muchacha de un brazo con ayuda del anciano, ambos llevándola hacia la tienda que había detrás del puesto en donde había empezado todo este lio.
Amberié- Gitano
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Re: Confrontaciones || Amberie
Ahí estaba, aquel hombre cuyas palabras fallaron en el momento que más le necesitaba dejándolo solo con preguntas que lo confundían aún más ¿Por qué fue tras ella? ¿Por qué la tomó del brazo? ¿Por qué seguía pensando todo ello?, negó acercándose a la mujer pero se mantuvo lejos aún sumido en sus pensamientos dándole la distancia prudencia a aquella mujer, aquella fémina que se había llevado su corazón y encerrado en un cofre maldito por toda la eternidad. Él no podía pensar en otra compañera para sí, a menos que fuera ella, su Bambie, su bella gitana. Trató de acercarse pero al verla tan destruida por culpa de él quiso darle algo mejor, alejarse de ella y que encuentre un hombre “normal” para que le de los hijos y la vida que ella merecía. Egoísta se sentía porque aun cuando sabía que debía dejarla ir, no quiso, por ello no se movió de ahí, quedó estático como una piedra más del lugar y solo miraba a la joven con ese amor y dulzura que tenía para ella.
El viento otoñal fue su mayor aliado cuando ella lo abrazó, sus brazos se aferraron al menudo cuerpo de su bella gitana, la apretó con fuerza tanta que comenzó a sentir vergüenza de lo que hacía, sobre todo de como reaccionaba su cuerpo con el aroma de la mujer, un aroma íntimo y agradable a sus fosas nasales. Tragó en seco como si estuviera sediento y más con aquella proposición que la mujer le hacía, comenzó a removerse frotándose contra ella, era mitad animal y su instinto estaba por ganarle, rezó poder detener ello o ahí mismo sería capaz de tomarla y hacerla suya, cuando quiso contestarle de lo que él sentía, ella se alejó y la vió marcharse hasta que a sus oídos le llegaron el estruendoso final de unos tiros, el aroma a pólvora y sangre; corrió hasta el lugar donde sucedía y encontró a una de sus compañeras de la inquisición, Agnes, sus ojos fueron a la mujer que cuidaba y la vio tras un puesto de juego. Él asintió y corrió tras de la mujer mirando que estuviera bien.
Miró a Amberie que lo veía dolida y desilusionada y entonces tomó el brazo de aquella joven tirándola –Vámonos, ahora a casa– se aceró a donde estaba el anciano y Amberie y también la tomó del brazo –Te vienes conmigo ahora, anciano, disculpa que no pueda ayudarte ahora, pero tengo que llevármelas a un lugar seguro, Agnes se encargará de ti luego, de dará toda la ayuda necesaria. Aguanta viejo– tiró de Amberie del brazo –Vámonos, y no quiero que corra sin huyas de mí, no quiero que digas nada, quédate calladas hasta que me escuches con calma, pero no aquí ni ahora– jalo a las dos mujeres llevándoselas lejos del parque de diversiones, para cuidar a su amada y a la mujer que le asignaron a cuidar.
El viento otoñal fue su mayor aliado cuando ella lo abrazó, sus brazos se aferraron al menudo cuerpo de su bella gitana, la apretó con fuerza tanta que comenzó a sentir vergüenza de lo que hacía, sobre todo de como reaccionaba su cuerpo con el aroma de la mujer, un aroma íntimo y agradable a sus fosas nasales. Tragó en seco como si estuviera sediento y más con aquella proposición que la mujer le hacía, comenzó a removerse frotándose contra ella, era mitad animal y su instinto estaba por ganarle, rezó poder detener ello o ahí mismo sería capaz de tomarla y hacerla suya, cuando quiso contestarle de lo que él sentía, ella se alejó y la vió marcharse hasta que a sus oídos le llegaron el estruendoso final de unos tiros, el aroma a pólvora y sangre; corrió hasta el lugar donde sucedía y encontró a una de sus compañeras de la inquisición, Agnes, sus ojos fueron a la mujer que cuidaba y la vio tras un puesto de juego. Él asintió y corrió tras de la mujer mirando que estuviera bien.
Miró a Amberie que lo veía dolida y desilusionada y entonces tomó el brazo de aquella joven tirándola –Vámonos, ahora a casa– se aceró a donde estaba el anciano y Amberie y también la tomó del brazo –Te vienes conmigo ahora, anciano, disculpa que no pueda ayudarte ahora, pero tengo que llevármelas a un lugar seguro, Agnes se encargará de ti luego, de dará toda la ayuda necesaria. Aguanta viejo– tiró de Amberie del brazo –Vámonos, y no quiero que corra sin huyas de mí, no quiero que digas nada, quédate calladas hasta que me escuches con calma, pero no aquí ni ahora– jalo a las dos mujeres llevándoselas lejos del parque de diversiones, para cuidar a su amada y a la mujer que le asignaron a cuidar.
Nyra/Nathaniel Slamdong- Condenado/Licántropo/Clase Media
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