Una esencia revolucionaria en esta época victoriana

De estatura pequeña y contextura delgada, aunque curvilínea y muy bien proporcionada a la vez. Sus sensuales atributos adultos se entrelazan armónicamente con aquella delicada y angelical silueta de 16 años que aparenta, idéntica a una muñeca de porcelana fina.

De apariencia frágil a una primera impresión, debido a su inocente y peculiar belleza: Tez nívea, tan tersa y brillante como la seda, denotando longevidad; finos brazos y piernas; manos y pies pequeños; facciones suaves, perfectamente delineadas, con sus pómulos levemente alzados y un mentón sutilmente afilado.

Posee una nariz pequeña, fina y respingada; delgadas cejas y largas pestañas. Sus preciosos y cautivadores ojos son de un tono avellana, los cuales combinan distintas gamas de verde, ámbar y castaños, expresando dulzura y pureza la mayor parte del tiempo.

Sus melodiosos y finos labios color rosa suave siempre reflejan una resplandeciente y perlada sonrisa, demostrando sus más sinceros e intensos sentimientos, principalmente la felicidad y el entusiasmo ante  un enigmático nuevo día que el destino le tenga preparado en su vida.

Finalmente, su sedoso cabello es de un tono rubio brillante, manteniendo el largo hasta un poco más arriba de su cintura o, en algunas ocasiones, hasta el inicio de sus caderas. Usualmente, suele llevarlo suelto, exhibiendo sus suaves ondulaciones naturales.

Si deseáramos describir a Katrina en pocas palabras, la vivaz imagen de su personalidad se resumiría fácilmente en una sola frase o tópico literario: Carpe Diem.

Aventurera por naturaleza, con un espíritu libre al igual que el viento, siempre en busca de nuevas experiencias y emociones. Bastante independiente y despreocupada de la posición convencional como mujer de alta alcurnia desde muy temprana edad, rompiendo todos los cánones y protocolos establecidos de la época.

Sonriente y demasiado alegre, fascinando a quienes la conocen gracias a su actitud risueña y encantadora. Infantil para su edad real, aunque aquello no le interesa en lo más mínimo. Katrina prefiere ser fiel y sincera a sí misma y a los demás antes que demostrar una personalidad completamente opuesta a la suya; siempre la contemplarán radiante y llena de vitalidad. La hipocresía y el cinismo son 2 conceptos que no soportaría si llegara a saber de personas así, cercanas a ella en su diario vivir.

Pacífica, muy tranquila, jamás la verás apresurada. Le agrada mucho más leer un libro, jugar o correr en una pradera; explorar algún bosque desconocido; nadar en cascadas o ríos que adentrarse en las ajetreadas calles parisinas por extensas jornadas durante el día. Debido a esto, se considera una chica solitaria y un poco recelosa cuando socializa con alguien por primera vez.

Sin embargo, esto no es un impedimento para entablar conversaciones con nuevas personas. En un principio, será tímida, discreta y muy cortés al dialogar; pero con el paso de las horas reflejará su seguridad y una personalidad bromista, logrando dibujar una sonrisa en el rostro del acompañante con quien platica.

A causa de ser juguetona y traviesa, suele meterse en problemas con frecuencia dentro de su hogar. No obstante, siempre logra librarse de ellos gracias a su tierna mirada, dulce voz e inocentes gestos.

Finalmente, es un poco ingenua. Ya transcurrida su momentánea actitud reservada e introvertida, suele encariñarse rápido con las personas y otorgarles su total confianza luego de unos días, semanas, a más tardar un par de meses. En algunos casos, ni siquiera llega a conocerlos a todos en su plenitud, cómo realmente son. Sin embargo, ella cree en su instinto, puesto que no juzga por la apariencia de los demás, sino por sus sentimientos, su corazón.

Nació el 9 de Diciembre de 1768 en una nevada noche invernal, en Moscú, siendo hija única de un empresario e inmigrante londinense de estatus socio-económico alto. Su familia llevaba 5 generaciones viviendo en el Imperio Ruso, puesto que surgieron las oportunidades para aumentar sus negocios y obtener mayores ingresos, mejores ganancias.

Su padre era el actual dueño de una compañía especializada en la exportación de joyas preciosas; refinadas telas traídas de la India; finos muebles y diversos artículos de lujo, los cuales se vendían a distintos e importantes monarcas y aristócratas alrededor del globo en aquella época. Su madre, por otro lado, fue una famosa bailarina de ballet; actriz teatral; cantante de ópera; compositora y pianista de la alta casta rusa.

El amor de ambos adolescentes aristócratas había sido a primera vista, desde que su padre presenció la actuación de su madre como protagonista de un ballet de aquel entonces. La propuesta de noviazgo por parte del joven no se hizo esperar, ni el matrimonio tampoco. Desde ese día, su madre se retiró del ámbito artístico para ayudar por completo a su marido en lo referente a la empresa.

Sin embargo, eso no fue un impedimento para formar una familia. Luego de 4 felices años casados, en aquella mansión de alta cuna, nació su única y angelical hija, Katrina. Mientras su padre se encargaba de administrar su compañía junto a su comité de socios, su madre la inculcaba en todas las áreas del ámbito artístico.

Katrina aprendió a dominar las disciplinas de esta área casi a la perfección. Además de profundizar en los ámbitos en que su madre destacó cuando más joven, demostró gran interés hacia la pintura barroca; la poesía; la literatura clásica; el violín, entre otros. También, fue instruida en clases de etiqueta, protocolo y modales para comportarse de manera adecuada en eventos de la sociedad de alto linaje.

Amada y mimada por sus padres, siempre la consentían y le demostraban su afecto. Pero no todo en la vida es color de rosa. Debido al gran auge de la compañía, su padre necesitaba la mayor cantidad de apoyo posible en los extensos y atareados viajes de negocios que se avecinaban; requería la mano derecha de su mujer y esposa.

Como sus padres no se fiaban de que las sirvientas y mayordomos le darían a su hija una apropiada educación como ella merecía, decidieron enviar a Katrina a los 8 años a París, para que viviera con su padrino: Su tío paterno y nuevo tutor.

Pese al profundo dolor y tristeza que sintió por haberse alejado de sus padres y perder casi por completo el contacto con ellos hasta la actualidad; Katrina se adaptó rápidamente al estilo de vida de su joven, alocado, intrépido y soltero tío francés.

Él fue su mentor en una nueva área, que la engatusó desde el primer momento en que su padrino la mencionó: La Historia. Siempre le narraba leyendas y relatos acerca de paisajes exóticos, culturas milenarias, diferentes y extraordinarios personajes. Como antiguo y ya retirado explorador y antropólogo, conoció muchos países; ciudades; poblados y aldeas, encandilando e impresionando a Katrina con todos aquellos cuentos y mitos. Realmente era algo fascinante, maravilloso.

Con el paso de los años, fue mimetizando su personalidad con la de su tío, convirtiéndola en esa chica rebelde e inquieta que conocemos hoy en día. No obstante, eso no significaba que fuera indisciplinada. No, todo lo contrario. Su padrino se encargó de contratar a la mejor, más estricta y destacada institutriz para que la educara como la señorita de alta estirpe que debía ser.

A pesar de las constantes fugas de sus clases, los insistentes regaños por parte de su maestra y las reiteradas carcajadas y jovial humor de su tutor al esconderse o escaparse, Katrina conservó esa feminidad y diplomacia que le había enseñado su madre desde que era una niña.

Al cumplir los 16 años, un giro de 180° se generó en su vida. Ese día, cuando observaba el atardecer desde el balcón de su habitación, comenzó a sentirse extraña. Como si algo inusual mutara dentro de ella; ni siquiera se percató cómo ni cuándo ya estaba transformada en un pequeño y frágil zorro blanco.

Aterrada por su nueva apariencia, empezó a correr por toda la enorme alcoba sin saber qué hacer, provocando mucho ruido sobre el techo de la planta inferior. Pasados algunos minutos, su tío abrió la puerta para averiguar qué sucedía y en su rostro se dibujó una expresión de asombro.

Horrorizada por las acciones que su padrino fuera capaz de hacer con ella, como llamar a la Inquisición o asesinarla sin piedad debido a la reacción facial que manifestó, y ante el inquebrantable contacto visual entre ambos, Katrina retrocedió con lentitud y luego corrió instintivamente hacia el balcón para escapar de allí.

Estaba a punto de saltar cuando un majestuoso tigre blanco, un imponente macho adulto, se interpuso entre ella y el barandal. Katrina volteó su cabeza hacia donde se encontraba su tutor anteriormente y comprendió la situación a la perfección. Su tío era un cambiaformas, al igual que ella.

Luego de que Katrina regresara a su forma humana unas horas más tarde, su tutor le explicó todo respecto a su naturaleza. Según lo que entendió, una lejana rama de sus 2 árboles genealógicos poseía esta capacidad de transformación, aunque los casos habían sido muy limitados en la historia de su familia. También le detalló acerca de otras cosas fundamentales: Las habilidades, debilidades y los peligros que debía evitar a toda costa.

Katrina, aún confundida y asustada por este nuevo descubrimiento, fue muy cautelosa con las personas que la rodeaban, desconfiando incluso de su padrino o de sí misma. Pero con la protección, sabiduría y ayuda que él le proporcionó, recuperó su seguridad y esa vitalidad que tanto la caracterizaban.

La relación con su tío se fortaleció todavía más. Este secreto y semejanza que compartían los convirtió en íntimos confidentes. Se contaban absolutamente todo entre ambos; era tal el punto de complicidad que, en ocasiones, su padrino rechazaba ir a prestigiosas fiestas o banquetes para disfrutar de tiempo de calidad con su sobrina, adentrándose a explorar las profundidades de las zonas boscosas. Ambos tenían una relación padre e hija; su tutor siempre lo consideró así. Katrina también, sentía que su tío era todo su mundo y había recuperado aquel sentimiento de amor filial que había perdido al separarse de sus padres.

Cualquiera que no los conociera pensaría que son amantes a causa de la incondicional cercanía entre los 2 y de la apariencia física de su tío; ya que, por su naturaleza cambiaformas, aparenta 25, siendo 50 años su edad real. Eran una “pareja” joven y dichosa; Katrina siente que su padrino fue el 1° hombre de quien estuvo “enamorada”, aunque fuera un afecto netamente fraternal por ambas partes. Pese a ese pequeño acuerdo implícito respecto a su cariño, suelen decirse “Te Amo” o darse sutiles besos en los labios. Otro canon convencional roto en sus vidas: Un muy personal y diminuto pacto incestuoso.

Katrina siempre se sintió atraída por el sexo femenino y no manifestó ni una pizca de pudor en contárselo a su tío mientras realizaban un picnic junto a la cascada, la cual está inmersa en las profundidades del bosque; eso fue cuando ella tenía 24 años. Él no la juzgo en lo absoluto, es más, admiró su valentía y no recriminó su decisión. Era de mente abierta; adoraba que su “hija” poseyera ese coraje y determinación, los cuales la hacen tan única en su especie, humana o cambiaformas. ¡Allá va otro protocolo más hecho mil pedazos! ¡Aparte de todo lo anterior, le gustan las mujeres!

En la actualidad, disfruta de su vida al máximo. Carpe Diem es el lema de todos los días. Enamorada de la vida, sus misterios y de las hermosas figuras femeninas que la componen. Se dedica a contemplarlas de vez en cuando, la inspiran en su pintura; sus melodías; sus historias; en su diario vivir. Son sus codiciadas musas, tan cercanas para ser admirarlas y tan lejanas como para entablar una amena y sencilla charla.

Su universo es una caja de Pandora. Un lugar repleto de sorpresas, donde el peligro, la aventura y la astucia se funden en uno solo, mezclando y confundiendo todo a su alrededor...

¿Te atreves a abrir la cerradura del enigma que oculta esta cambiaformas?

Su más valiosa posesión es un collar, el cual consiste en una cadena de oro y un dije del mismo material en forma de corazón con alas de ángel a los costados, obsequiada por su padrino a los 8 años.

Fanática de los pasteles, las golosinas y los postres, especialmente las fresas cubiertas con chocolate blanco u oscuro.

Amante de la naturaleza. Generalmente, suele recorrer praderas floreadas; cascadas, ríos y lagunas dentro del bosque; playas en toda su magnitud y la profundidad de las zonas boscosas.

Adora todas las estaciones del año, pero sus preferidas son la primavera y el verano; le encanta contemplar el atardecer, su parte favorita del día, durante esas épocas.

Sus primeras transformaciones eran demasiado dolorosas para su cuerpo, ya que ocurrían de manera inconsciente y se resistía a cambiar debido al miedo que sentía si la descubrían. Con el pasar del tiempo y ayuda de su tío, fue aceptando su realidad y las nuevas habilidades que desarrollaba.

Actualmente, se transforma a voluntad propia. La mayor parte del tiempo lo hace de día, solo cuando están ella y su tío en la mansión, con el simple pretexto de juguetear y divertirse con él al estar su mentor siempre en su forma humana durante el día; sonará raro, pero le gusta sentirse como una pequeña mascota y compañía para su padrino.

Suele tener incesantes pesadillas donde las inquisidores la capturan y la torturan debido a su naturaleza de cambiformas, o donde los cazadores la asesinan de la peor forma existente por la misma razón.

Siente una profunda curiosidad y atracción hacia otras razas, a pesar de que su naturaleza le impide convivir o tener una buena relación con algunas de ellas.