Agatha Bonnet

por **Agatha Bonnet** Dom Jun 23, 2013 9:27 am

DATOS BÁSICOS

-Nombre del Personaje
Agatha Bonnet
-Edad
24 años
-Especie
Humana
-Clase Social
Clase Alta
-Cargo
Duquesa de Italia
-Orientación Sexual
Heterosexual
-Lugar de Origen
Suiza

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Las damas de alta clase como Agatha son meticulosas, bastante marujas y muy calculadoras. Y aun que pueda parecer algo fría por estos adjetivos anteriores realmente no lo es… o no demasiado. Tiene un buen corazón con sus seres más amados, más no con los demás, es entonces cuando se vuelve calculadora, fría, una dura arpía.

Siempre ha ido con la cabeza bien arriba, nunca avergonzada de nada porque nunca hizo nada que otra mujer de la realeza hiciese. Siempre estuvo al pendiente de todo cotilleo, cuanto más se supiese de los entresijos y secretos de los demás luego podría manejarlos a su gusto bajo amenaza. Que Agatha tenga buen corazón no implica que sea tonta, no lo es, no tiene ni un pelo de ilusa. Es bastante zorra para los asuntos más privados de la corte y si quisiese conseguir algo, lo haría tarde o temprano y más bien temprano, lo obtendría sin problemas.

Nunca fue un pedimento para ella ser mujer en un mundo hombres, al contrario, los utiliza a su antojo al ser simples hombres, ya que la gran mayoría de todos ellos solo buscan una sola cosa y su cerebro habitaba en una parte más bien baja en vez de residir en la cabeza como todo ser, son hombres... Sabía lo que tenía que hacer para tenerlos en su mano, como animalitos comiendo por haberles tenido la mano y para que no le mordiesen, tenía la otra mano bien levantada y preparada para arrear un buen golpe a lo que literalmente es y sería su amenaza.

Ama su vida, le gusta vivir la buena vida como a casi todos aun que para una mujer fuese más complicado, ya que tenían que tener una educación recatada, parecer débiles y tontas ante los hombres, sin embargo Agatha lo hacía, pero a su manera. Nunca dejó que nadie la pisotease, para ella arrodillarse y pedir clemencia sería lo último que haría en su vida, y quizás ni aunque su vida pendiese de un hilo lo haría. Es fuerte, valiente desde siempre y les hace frente a los problemas afrontándolos con total parsimonia, sabiendo que ante un problema lo peor que se puede hacer es tomarlo con esos nervios que no dejan de hacer tiritar el cuerpo.

La verdad que aun que ama su tipo de vida y de placeres, piensa y sabe que no se le caerán los anillos si un día de esos perdiese sus poderes y tuviese que vivir en una humilde casa para trabajar duro como sus padres lo hicieron. Claro… es que ella nació siendo una plebeya y ahora es una duquesa, nunca ha olvidado de donde vino, nunca va a olvidar que su cuna no fue de marfil, relleno de los mejores algodones y de las mejores lanas; sino de madera astillada y rellena de paja. Por ello defenderá su lugar como duquesa, como clase alta que es ahora y echará a perder la vida de quién sea para no perder su alcurnia.

Ante el matrimonio, Agatha une lazos totalmente con su pareja, aunque quizás al principio no lo ame al final termina por encariñarse con él y eso es lo que le ocurrió a su primer matrimonio que le hizo obtener el título de Duquesa de España. Es fiel y ama con pasión, nunca creyó que fuese correspondido hasta su segundo marido, en el que los dos se aman y se respetan como buena pareja cristiana unidos por el señor.

HISTORIA

Agatha nació en el centro de Suiza, en un pequeño pueblecillo en lo alto de una montaña, alejado casi de todo descontrol o control. Estaban tan alejados que parecían tener sus propias normas. No había muchos habitantes, se mantenían con lo cultivado y la ganadería que pastaba por las laderas de la montaña. Todo era perfecto para vivir allí tranquilamente, no había nadie que te obligase demasiado a pagar, todos se conocían, eran un pequeño pueblo con una simple vida ¿Qué más se podía pedir?

Más un grupo de bandidos asaltaron la zona arrasando con todo lo que hubo a su paso, y como se dijo de Atila el huno, por donde pasaron no volvió a crecer la hierba. Lo quemaron todo, robaron todo, mataron a todos los varones y viejas mujeres para luego esclavizar a las más jóvenes. Se la llevaron junto con todas las chicas a vagar esclavizadas hasta que las comprasen o se hartasen de ellas por no ser vendidas y pasasen a criar malvas. Para gracia de Agatha fue comprada por el Duque español. Comenzó a ser una simple sierva del señor, que limpiaba y preparaba su alcoba, cuidaba de servir la mesa y de cuidar de su señor que sufría una grave enfermedad congénita aun que en aquellos tiempos solo sabían que estaba más que había nacido enfermo y débil, pero ahí estaba cercano a los cuarenta.

Entablaron conversaciones pequeñas y cortas, de temas del día, él le pedía que fuesen así, no quería hablar sobre la salud ni las obligaciones como Duque, solo quería lo monótono, era como darle un dulce a sus oídos y a su pensar. Agatha no veía más en el Duque que su señor para el cual trabajaba, en cambio él no lo veía así en lo absoluto, la veía como la mujer con la que estaría, la mujer que sabía darle una conversación con la que poder escapar de su propia monotonía aburrida para pasar a una monotonía que él siempre deseó.

Se casó a petición de hacer feliz a un pobre hombre que finalmente estaba en su lecho de muerte y no tenía a nadie que se encargase de su cuerpo o le llorase cuando se marchase. Pocos días de la petición, el mismo día en el que se fueron a casar, una vez que él dio el sí quiero y ella luego. El Duque de España murió. Agatha había estado casada por escasos segundos y aun que no tenía tanto afecto por su señor ahora su marido fallecido, lloró por él y su luto duró por cuatro años, claro que ella se casó a los diecisiete años, por lo que a los veintiún años luego de largos años de luto, se liberó de ello por solo unos segundos de matrimonio. Para ella en esos cuatro años no hubo vida, todo en su casa era negro, hasta sus sirvientes se vistieron de negro por cuatro años, acompañándola en el dolor de haber perdido a su gran y benévolo Duque que al fin había fallecido tras su dolorosa y sufrida vida enferma.

A partir de haber pasado el luto de su señor y marido, comenzó a ir a fiestas y bailes, siempre recatada y algo intimidada porque no supiesen que ella era la sierva que se había casado con el Duque en sus últimos segundos. Por mucho que lo intentó no pudo hacer nada, los de la corte ya sabían quién era, toda su vida se sabía y la abochornaron en medio de una de las fiestas. Así que a partir de ahí se rebeló contra ellos, se negó a ser de nuevo pisada por haber querido haber hecho feliz a alguien que estaba en su lecho de muerte y menos dejarían que se riese de su marido fallecido. No lo volvió a permitir ni una vez más, se volvió despiadada con las mujeres que cuchichearon a sus espaldas y los hombres que la creyeron algo fácil de obtener.

Se vengó de todos y cada uno de ellos con el paso de los siguientes dos años, cumplidos los 23 años. No quiso saber de ningún hombre más hasta que vio por primera vez al que sería marido meses más tarde. Supo que sería suyo nada más verlo, sabía que lo que deseaba lo obtendría sin dudarlo. Rápidamente llamó atención y en pocos meses se casaron siendo él el Duque de Italia y ella la Duquesa de Italia pues perdió el título de España al casarse de nuevo. Ahora residen en París luego de estar un año de casados.

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