| FICHA Efrén S. Bonnet

Psicología

Empedernido personaje. Efrén se define a sí mismo como un ser único, lejos de la sombra eterna de su hermano, éste ha decidido marcar cada sendero de su inmortalidad con lujos que tan solo podrían compararse a su característico temperamento.
Es muy severo, pues desde los inicios de su independencia, tuvo que marcar un carácter que impusiera respeto y distancia. No solía ser así, pero las calles lo hicieron fuerte y atrevido. Nervudo castaño que se dio la oportunidad de aprender a pelear mucho antes de contar con la fortaleza que le daría la inmortalidad. Varón de encuentros clandestinos, noches bohemias y grabados en la piel. Fue un tiro al aire los primeros años que vivió en soledad.
Ser temerario, además de contar con la audacia de todo vampiro, en su vida humana solía ser irreflexivo, atrevido y decidido. Hechos que ayudaron en demasía a las líneas que decidió seguir en su futuro. Pues gracias a estas definiciones, comenzó a escalar dentro de clases sociales que parecían ser imposibles de tocar, mucho más con un pasado como el que llevaba a cuestas.
Efrén cuenta con el don de la palabra, cuentista y charlatán. Asume que debe modificar historias para mantener charlas que parecen estar muertas. Necesita de los roces sociales para dar fructíferos resultados, por ello, la facultad de crear interés en terceros es elemental en su personalidad. Parte del cambio drástico de intereses en su vida personal se vio reflejado por la venganza. Si bien, asumía disfrutar una vida de placeres, de despreocupaciones y libertad, recordaba a diario las dolencias de su madre, el abandono de su hermano (A quien no culpaba) y las humillaciones que había recibido él como personaje de una familia quebrada.  
Movido por el rencor y el resentimiento es como se instaló en la boca de los mejores acaudalados, haciendo lazos de amistad, de cercanía, junto a uno que otro romance que le favoreció en roces sociales que prontamente lo ayudarían a crear negocios para así, independizarse como un capitalista más. Próspero joven al poder que deseaba siempre un poco más.
Es de muy pocos amigos, muy bien sabe en quien confiar y en quien no, pues la franqueza de sus palabras no la merece cualquiera. Su estado natural en situaciones de relajo se aleja por completo de su día a día, es un personaje noble, algo serio, pero bastante abierto e ingenuo (dentro de lo que se permite). Solía ser un benévolo joven que solo pensaba en el presente y nada más. Luego de ser transformado en un inmortal, ciertos aspectos de su personalidad se acentuaron y otros comenzaron a perderse o quizás, tan solo a dejar de dar protagonismo. Comenzó a ser reconocido como un hombre solemne, respetable y taciturno. No demostraría sentimentalismos ante nadie y severo como se propuso, se haría responsable de la fortuna que comenzaba a amasar, como así también, aprovecharía de cualquier oportunidad para seguir ascendiendo de categoría.
En el plano amoroso. Se considera buen amante, admirador eterno de la belleza femenina. Desenfrenado, entusiasta y fanático. Su debilidad es la voluptuosidad en una mujer, como así también lo es la inocencia que cada fémina carga consigo. A decir verdad, es un completo fanático.

Historia

Lo tiempos para traer al mundo a dos bebés no habían sido los propicios. Era un lugar hostil, poco generoso y nada compasivo con dos menores más una madre recientemente viuda. O así se hacía denominar aquella guerrera mujer para no causar más dolor a la corta vida de sus retoños. Tiempo después conoció las verdades razones de una ausencia de un progenitor en su vida, pero ya con bastante agua bajo el puente, no le quedó otra opción más que aceptar que en ocasiones, las mentiras son necesarias para no dañar a los seres queridos.  No recordaba el rostro de quien decían era su padre, pues el único vínculo paterno o masculino había sido su hermano, personaje que paradójicamente también lo abandonaría tiempo después al igual como lo había hecho quien los engendro.
Pero regresando a la historia, ya con la cabeza más sentada en la tierra, y consiente de todo recuerda a la perfección haber caído en la mansión de una familia de buen pasar económico. Aquellos personajes, eran los Zusak. Seres de gustos exquisitos, adinerados, humildes en su forma de ser, bastante amables y comprensibles con una madre soltera más dos pequeños.
Su pasar por ese hogar, al menos los primeros años resultaron todo una tortura para Efrén, llevado a su idea como desde el primer día en que abrió los ojos, comenzó a detestar las clases particulares que se les imponía para resultar ser “Hombres de bien”. Asumía a regañadientes que todo aprendizaje era bueno, pero en su estado de rebeldía refutaba toda enseñanza impuesta por una autoridad, ya sea ésta la misma señora Zusak, o su madre. Ayudaba también con los quehaceres del hogar, trabajos que no detestaba por completo pues le daba instancias para recorrer hasta el lugar más recóndito de aquel elegante sitio. Quizás desde allí, adquirió cierto gusto por los lujos, por la buena vida y la fascinación de ser quien daba las órdenes y no quien las recibía acatando con la mirada en el suelo.
Todo aquello, junto a una adolescencia torbellina, provocó en Efrén una crisis de identidad monumental, por un lado, se sentía agradecido de tener cada noche comida en la mesa, un techo dónde poder refugiarse y calefacción para los duros inviernos que azotaban la ciudad, pero por otra esquina, detestaba cada día un poco más ese encierro. Nada era propio, trabajarían eternamente para ricachones que con el tiempo dejarían de prestarle tanta atención para dedicarse a sus propias vidas. Se harían viejos y no verían fruto de sus trabajos, los educaban para ser “Hombres de bien” pero desde allí jamás tendrían la oportunidad de sacar provecho de aquellas enseñanzas. Con el tiempo, comenzó a aborrecer cada maldito segundo en ese sitio, y la vida, como buena consejera, le dio razón cuando la bendición de un nuevo nacimiento ahogo los encantos que antes eran destinados a él y a su hermano. Una nueva heredera.
Repudiada fémina de cabellos largos, ojos claros y status. Aquello, ese último pero gran detalle fue la gota que provocó la marea. Los años comenzaron a pasar, cuando era una bebé nada solía ser molesto, pues la atención no recaía en Efrén y así, comenzó a trabajar en sus salidas nocturnas, en peleas callejeras o encuentros por malentendidos que aun así, disfrutaba para descargar la represión por la cual había vivido durante años. No era un simple capricho ni mucho menos actuar de forma malagradecida, pero la centralidad, el orden y lo analítico que resultaba  el hecho de vivir bajo una rutina no era realmente lo que quería para su futuro. Comenzó a ignorar a la heredera, pues para bien o mal, sea ella una pequeña taimada y sangrona, le dio la independencia controlada que necesitaba en al menos, tan solo esos cortos años. Pues a pesar de perderse por las noches, añoraba muchas veces regresar al regazo de su madre independiente de la edad con la cual cargase.
Adoraba a esa mujer, la idolatraba y amaba, tanto así que comenzar a ver que su vitalidad comenzaba a decaer, lo absorbió en un agujero del cual difícilmente logró salir de pie.
Los años pasaban y no en balde, pues la salud de su querida madre cada vez iba más y más en descenso. Intentó todo lo humanamente posible para ayudarla. Ahora, después de un par de años, reconoce que de haber conocido sus alternativas inhumanas, las hubiese intentando también.
La menuda mujer perdía vitalidad, se ausentaba de la realidad y balbuceaba incoherencias a las cuales él y su hermano le daban lógica para no dar cuenta a ella misma de su estado. Con el tiempo, todo su centro era ella, 24 horas al día, 7 días a la semana en su cuidado, en su atención. Seguían bajo el mando de aquellos personajes que los habían acogido, y para sorpresa de Efrén, ayudaban a su desvalida madre en lo que fuese posible, pero al parecer, nada tenía buen futuro para ella. Al menos tenían un hogar, y allí ella podía descansar libremente. Claro, hasta el día en que todo estalló.
Zéphyr, idiota y alterado como su propia alma, había optado por la mejor escena para descargar su frustración frente a la heredera, en público. No tardaron en correrlos del hogar, como también, en correr entre sus deseos el alma sigilosa de su madre, quien falleció en precarias condiciones. Jamás cuestionó a su hermano, de haberlo hecho, nada sería de esa quebrada familia dónde tan solo quedaban dos. La fémina merecía cada una de las palabras que su gemelo le había recriminado, y de ponerse en su situación, seguramente habría hecho lo mismo. Simplemente lamentó no poder tenerle un techo digno a su madre en la hora de su deceso.
Jamás estuvo entre sus planes mantenerse a la sombra de su hermano, supuso que su compañero tampoco lo deseaba así. Misma razón que los llevó a tomar caminos diferentes y alejados.
Efrén, pasado 3 años de desde la muerte de su madre y la lejanía de su hermano, inicio su viaje hacia el mundo de la perdición. Había vivido con lujos ajenos toda su vida, con dinero que no le pertenecía y con una enseñanza que nada le dejaba de valioso. Las peleas en los bares daban frutos, pero no los suficientes y su cuerpo cada vez más marcado por cicatrices comenzaron a cubrirse por marcas muy diferentes. Tinta a piel viva.
Una de aquellas noches, la más fría y tormentosa se le ofreció un trato al cual no se pudo negar. Sabía que dentro de sí cargaba con la dolencia de su madre, con el resentimiento hacia la heredera y con la ausencia del único familiar que podría ser su apoyo. Bajo esos pensamientos, tras el sesgo, frente a la venda que cubría sus ojos se dejó sucumbir por los placeres que le podría dar la inmortalidad, y con ello, la libertad de la que tanto se jactaba al salir de aquel hogar ajeno que no les pertenecía. Vendió su alma al mejor postor, dejó su vida en manos de uno de los vampiros más buscados, y por consiguiente, uno de los más poderosos. Este ser lo transformo tiempo después a tenerlo como mano derecha, lo mantenía a prueba, según entendía Efrén, aquel personaje no deseaba seres despiadados sino más bien, apoderarse de los grandes tesoros que tenían los poderosos, por esa única razón, reclutó al joven humano con grandes aspiraciones.
No pasó demasiado tiempo para que la inquisición encontrase a este ruin personaje y acabara con él, haciendo de Efrén uno de sus más grandes herederos… herederos y, quien seguiría con el plan que se le había encomendado. Riquezas, fortuna y poder.

Datos extra

—No es idiota, a pesar de estar con la mirada fija en la fortuna ajena, constantemente está estudiando diferentes formas de integración a esa sociedad en la cual ya se ve inmerso.
—Como se mencionó, es muy educado, inteligente y discreto, aunque una que otra noche, se pueden encontrar con él en peleas clandestinas donde ahora, es muy difícil verle perder.
—Jamás ha contado su historia familiar a terceros. Guarda ciertos recuerdos como reliquias invaluables.
—Nunca más supo de la existencia de su hermano, a pesar de contratar espías para dar con él, tan solo ha oído rumores de su presencia pero nada más.
—Puede que su meta sea la grandeza, pero estar en la realeza es un tema que deja de lado cada vez que se ve rodeado de personajes nobles que pueden hacerlo subir de nivel.