Rompiendo el Ocio, Esperando el Viento... [Libre]

Ya habían pasado dos noches desde que acabó la temporada de luna llena. Suerte para aquellos que no podían domar su bestia, mientras que una gran pena para aquellos que disfrutaban del baño de la luna, sintiendo su energía renacer y crecer dentro de uno. Pero ese no era motivo para desanimarme.
Aquel día era uno como cualquiera, caminando tranquilamente por las calles, de manera muy relajada, no muy bien vestido, simplemente una camisa blanca algo delgada y unos pantalones azul marino, mientras que unos zapatos café cubrían mis pies, aun que bien claro era infaltable mi fiel bastón de ébano y de para empuñarlo su mango dorado con el grabado de las dos S interseccionadas.

Cargaba conmigo un pequeño bolso, en el cual traía algunas carpetas con papeles para próximos negocios con mercaderes, perfumes para Inglaterra, sedas desde el medio oriente, oro y plata desde África. Todo tipo de materias primas rebuscadas por la gente noble o de alta alcurnia.
Un día normal de trabajo, como solía llamarle. Nada muy estrepitoso.

En mi camino me encontraba con las noticias en la imprenta parisina, de las desapariciones de personas o algunos encontrados muertos, con la marca de los feroces lobos que le atacaron. Pero claro, para los supersticiosos humanos, era obra del mismo diablo. Sonreí sutilmente por la gracia que me provocaba la situación.

Terminados todos mis papeleos, ya no tenía más que hacer, solo intentar matar el ocio. ¿Pero cómo? Me preguntaba intentando pensar en algo para hacer. Miré a mis alrededores y no había nada atractivo para mi persona. Simplemente cerré los ojos, y lo poco que podría sentirse de briza fresca en aquellas calles fue lo que me guió. Tomé el camino que el viento me diría, a buscar un lugar de calma y pureza, donde la peste humana no fuera una molestia ahí.

Mi paso tranquilo y relajado, hasta algo juguetón mientras movía mi bastón con gracia, me llevó hasta las orillas de la laguna. Un tranquilo lugar, solía er frecuentado por gente para disfrutar un momento de calma, como cualquiera lo haría. Era un lugar tranquilo, de buen aspecto… Al menos así lo era en el día. Me apoyé en mi bastón con ambas manos y miraba el reflejo del sol en las aguas, viendo como este lentamente se ocultaba, comenzando el atardecer. El sol se ocultaba lentamente.. - Bendición para algunos…- – Pensé para mí mismo y me sonreí, mientras veía como hacia el otro lado comenzaba a hacerse presente la figura de la luna, ya no tenía esa perfecta circunferencia y su brillo encantador. Una lástima, otra vez. Sentí la briza fresca soplar por mi rostro, moviendo los cabellos de mi cabeza, algo poco usual, sería ahora la vez en que sentiría eso puesto que dejé el sombrero en casa, pero no estaba para nada mal. Acomodé un poco mi cabello y solo guardé silencio esperando ver qué era lo que me traería el viento.

Hacía poco había llegado a Paris y aún le estaba costando adecuarse al idioma, a la cultura del libertinaje y lo más importante al trato con la gente. Los Franceses eran menos fríos que los Irlandeses, pero al mismo tiempo reaccios con los forasteros y su apellido siempre le delataba. Pero lo bueno del asunto era que Aifric no había llegado a Paris por simple placer, ese no era un viaje de turismo (Si lo fuera, ni siquiera con el sueldo de uño entero de servicios como agente se podría pagar lo costosa que estaba resultando la vida en Paris), aquel era un viaje de trabajo y aún no sabía hasta cuando tendría que quedarse.

Hasta que atrape al asesino, por supuesto. Pensó por unos instantes, pero aunque se había pasado toda la semana investigando hasta la más infima y miserable pista, no había podido dar con el paradero del hombre, aunque por lo menos ya tenía un perfil del criminal. De cualqueir manera ese día estaba un poco cansado, se había pasado toda la noche interrogando a borrachos y tenía los musculos entumecidos. Decidió entonces que, una visita a la madre naturaleza le vendría de maravilla.

Averiguó por ahí el camino hacía la laguna y cuando se alejó por completo de la civilización y estuvo seguro de que nadie le veía, se quitó la ropa que traía que consistía en un pantalón oscuro y una camiza bien almidonada de algodón con un gabán gris, el sombrero, las medias y los zapatos de charol hasta quedar completamente desnudo, luego las escondió cerca a un árbol y se concentró en cambiar su cuerpo. Cerrando los ojos y enviando el impulso a cada uno de sus nervios, su cuerpo se fue transformando lentamente, sus huesos se achicaron, el vello en su piel se torno gris y líneas negras lo surcaron generando patrones indeterminados y aleatorios.

Al cabo de unos minutos un gato tabby, corría grácilmente por entre el cesped hacía la laguna. El olor del pescado fresco lo atraía como un imán y estuvo a punto de saltar al agua para agarrar a un desprevenido animal, cuando sintió la presencia de un humano, se detuvo en seco y lo observó. Un hombre elegante que olía... muy extraño. El hombre pareció notar su presencia también y Aifric se quedó mirándolo a los ojos como todos los gatos solían hacer por unos tensionantes segundos, luego maulló tentativamente y comenzó a acercarse con cautela...

(( Este soy yo:
))

Había sido ya tiempo en que no sentía tanta calma, no era que siempre estuviera alterado o pensando en muchas cosas, pero en tierras como estas se tenía que tener presente a todos a su alrededor, pero este lugar era diferente, al menos en este momento no se sentía esa normal presión y amenaza a mi alrededor. No al menos por unos cuantos minutos más.
Agaché un poco la cabeza dejando que el cabello cubriera mi rostro y jugaba con mi bastón moviendolo de lado a lado mientras veía como el pasto se movía por la fresca briza que soplaba desde el horizonte.

Cerré los ojos y tomé un profundo bocado de aire para luego suspirar plenamente con gran placer. Mis labios se torcieron lentamente hasta formar una sonrisa pero rápidamente esta sonrisa se borró y mis ojos se abrieron en seco. Volteé la mirada y vi a un gato detenido, quieto mirándome precavidamente. Su cuerpo quieto, parecía ser un muñeco ahí puesto, no se movía, si no fuera por que el viento movía su bello pelaje, habría supuesto que era una figura de cera, pero su olor a vida era claro. El gato estaba ahí nada más mirándome, y de seguro se percató de que no era cualquier humano, así como yo también me percaté de que no era cualquier gato, pero así como este ser se presentó a mi de esa forma, yo actuaría sobre él de la misma manera.

-Kittiee..- Dije con gracia y una sutil sonrisa en mis labios. Si bien existía siempre el mito de la rivalidad entre perros y gatos y todo ese blabla, luego de unos años eso ya era indiferente al tema. Hasta se veía divertido. El gato maulló y se comenzó a acercar lentamente, caminando con notable cautela y cuidado. Me giré hacia él viendo como se movía.
Me apoyé de mi bastón con la mano izquierda mientras lo veía de manera graciosa. Su figura se movía con gracia asesina y astuta, no me extrañaría de un felino, suelen tener esas características casi por herencia.
Yo prefería aguardarlo ahí y mostrarme calmado. Podía pensar que el que un ser como este se presentara como un gato podría significar algo en especial, primero que todo, que ocultaba su identidad, o quizás que simplemente actuaba con esa cautela por su forma de ser y no por que se haya encontrado con algún ser "especial". -Por que das a conocer esa figura?- Pregunté mirando al gato que se movía. -Podrías simplemente mostrar quien eres ¿no? ehehehhe- terminé de decir con una sutil risa.

El hombre no olía a humano, pero no estaba del todo seguro de lo que era, aunque hubiese trabajado en casos de violencia causados por seres paranormales durante muchos años de su vida, apenas se estaba acostumbrando a los olores de Paris. Caminó un poco más hasta que estuvo a medio metro del hombre, lo miró atentamente y sintió que algo le picaba en la cola, ¡malditas pulgas otra vez!. Giró su rostro y se mordió la cola, masticandola y luego lamiendola.

Entonces escuchó las preguntas del hombre, así que, se había dado cuenta que no era sólo un gato. Aquello era claramente una evidencia de que el hombre tampoco era un simple hombre, después de todo la gente no va por ahí hablando con los gatos.

- Maaaaoo maooo hnnn... - Maulló haciéndose el desentendido y luego saltó hasta una piedra cercana y se lanzó de cabeza a la laguna, las ondas del agua se esparcieron con el movimiento y momentos después en vez de un gato, del agua emergió un hombre sonriendo.

- Porque en la naturaleza me siento más cómodo adoptando mi verdadera forma ¿No te pasa lo mismo? - Exclamó comenzando a nadar desnudo, el agua no estaba tan fría como esperaba gracias al verano - ¿Sabes nadar? El agua está genial - Agregó sambullendose otra vez, esta vez tardó un poco más en salir y cuando apareció en la superficie tenía un pescado saduciendose en su mano derecha, le dio un mordisco y le arrancó la cabeza, la cola siguió moviendose por reflejo.

Nada mejor que el pescado fresco.

El gato tenía un aspecto amistoso, o al menos así parecía a simple vista. Tampoco presentaba rasgos de hostilidad alguna, sino que más bien contemplativo. Su maullido gracioso provocó una sutil sonrisa entre mis labios, pero mantenía mi posición, no haría ningún movimiento en falso que pudiera perjudicar la situación y dejaría que reaccionara a mi pregunta, cosa que asumí que ignoró para cuando se lanzó al agua de un salto. Curioso para un felino.
Lo vi revoloteándose por ahí moviéndose de lado a lado entre el agua hasta que finalmente comenzaba a salir, no como un felino, sino como una persona, un hombre al desnudo quien salía nadando hábilmente por el agua.

Nunca había visto un hombre desnudo, no siendo una escultura o una pintura, y en realidad no me molestaba, con el tiempo ya cosas tan banales como esas no eran de molestias para uno, a excepción de que comenzara con alguna que otra actitud rara o insinuadora, pero al menos hasta ahí todo iba bien.
Sonreí sutilmente con la respuesta de él y solo le miraba sonriente mientras el nadaba con gran libertad.- Claramente así lo es…- Dije con sutileza. - Unos cuantos para compartir con la tierra, es algo bastante necesario para la vida de cualquiera… ehehehe- Continué con tono tranquilo y amable.

Por el acento del joven, no parecía ser francés, era claro, aparte de sus rasgos distintos. No parecía un nativo de aquellos lugares, sino más bien de tierras vecinas. Su pronunciación dura pero fluida y sus características, podía ser más un descendiente germano. Mientras el sol se ponía, la temperatura bajaba lentamente, no era un frío para congelarse, pero si podía sentir la briza helada por mi cuerpo, que fue bien satisfactoria para mí.

Levanté mi bastón de un tirón desde su mango y lo tomé desde el cuerpo, apoyándolo en mi hombro tranquilamente. Para cuando el joven emergió del agua nuevamente con la presa en su mano, me reí sutilmente con gracia y veía como arrancaba la cabeza del pescado y la cola de este cambia-formas se movía por el simple reflejo del placer de la comida.

-Así que un cambia-formas…- Dije después con mera tranquilidad mirándole mientras daba leves golpes en el hombro con mi bastón. -¿Qué haría un ser como usted por estas tierras?... Aún que no me extrañaría en realidad con tanta cosa… Incluyéndome claro, ehehehehe-Continué diciendo con cierta gracia, no me importaba ya declararme como un ser sobre-natural, después de todo ya hice mi confesión al haber pedido que volviera a su “forma normal”, no era un mal plan de todas maneras, así sabría a quien estaba en frente y yo también sabría a quien me enfrentaba. No tendría que haber tensión alguna. - Puedo notar además que no es de estas tierras, llevará poco tiempo ¿O me equivoco?- Luego de un momento sacudí un poco la cabeza. -Vaya vaya… Que grosero de mi parte, preguntando tanto sin siquiera decir mi nombre, ehehehe.- Bajé mi bastón y me apoyé en este para luego hacer una cordial reverencia - Sleid. Sleid Solen, un gusto. ¿Usted sería?- Terminé por decir levantándome lentamente y sonriendo con amabilidad.

Su instinto le decía que debía investigar a ese hombre del bastón, descubrir que tipo de creatura era, estaba claro que no era un vampiro pues apenas estaba anocheciendo, ¿sería un lobo o quizás otro cambiaformas? Su trabajo le había enseñado a no estereotipar a nadie, el mundo estaba lleno de cosas raras y algunos países tenían sus propias creaturas. Había escuchado por ejemplo de creaturas que vivían en los bosques Nordicos, llamados elfos, al igual como los Leprechauns o duendes Irlandeses.

Escuchó las preguntas del hombre, parecía tranquilo y no sentía en él ninguna intención bélica, Aifric era excelente detectando ese tipo de cosas, había trabajado con tantos asesinos y delincuentes que podía distinguir con el olfato todas y cada una de las hormonas y toxinas liberadas por el cuerpo en un momento de tensión.

- Es buen observador my lord - Exclamó Aifric desde el agua con una sonrisa de oreja a oreja. Dios cuando necesitaba un momento de relajación, esa laguna estaba resultando ser el paraiso, nadó un poco más en circulos sin preocuparse en esconder su expresión placida - Mi Frances es espantoso - Acepta y deja escapar una sonrisa - Es un idioma bastante complicado, con tanta conjugación de verbos y cosas raras... no se me da bien escribirlo, definitivamente me quedo con el inglés - Concluye sambuyéndose en el agua quedando bajo ella por unos momentos y saliendo unos metros más adelante convertido de nuevo en gato con algo que parecía un cangrejo de agua dulce entre sus patas.

Masticó la caparazón del animalito con sus delgados colmillos afilados y esta crujió en sus diminutas fauces, se quedó en silencio disfrutando del bocadillo con dedicación, nadando de espaldas como lo harían las nutrias. Cuando ubo terminado se sambulló de nuevo y emergió como hombre, con el cabello negro pegado en la cara, sonriendo de nuevo como un niño en navidad.

- Soy el agente Colfer, del IPD, Unidad de investigación paranormal de Dublin - Explicó acercándose a la orilla - Es un placer Sir Solen -

Era gracioso como el joven cambia-formas actuaba, sus movimientos y acciones eran curiosas. Hasta ahora no había conocido a nadie que tuviera una actitud de libertad tan grata como la de él. Todos se movían de un lado a otro de manera muy seria y altanera. No como él, quien se veía como un humilde felino nadando en el agua y con una grata sonrisa disfrutando del pacífico ambiente. Tal como yo. Siendo un hombre de clase alta, como era visto en estos lugares, muchas veces debería comportarme como tal, vale decir, no tratar con gente de tan baja clase o no andar con tanta libertad por cualquier lado, pero esos prejuicios no estaban en mi, ya no eran de mi interés.

Efectivamente cuando me hablaba, se notaba su gran deficiencia en la lengua francesa, pero no lo culpaba por ello, después de todo era cierto, el habla de esta era un curioso juego de sonidos y extrañas uniones de palabras, en especial para un británico. Me imaginaría que sería algo duro para un Germano también.

Me divertía ver como el gato se alimentaba del crustáceo, ver como jugaba con su presa para luego comerla pieza por pieza hasta que se sumergió una vez más. Cuando lo vi emerger como un hombre nuevamente, veía de nuevo esa sonrisa alegre y traviesa, era como un niño, aun que con unos cientos años de diferencia yo creo que si podría verlo como tal.
Ofreció una muy formal presentación, atrayendo mi interés por todo lo del instituto de asuntos paranormales. Sonreí plenamente, casi ignorando su saludo, ahora me interesaba hablar de aquel lugar que el agente provenía. Calló más en mi atención.

Lo miré unos segundos sonriendo plenamente hasta que me decidí por hablar. - ¿Asi que asuntos para normales?- dije en un principio con voz curiosa. - Me parece extraño que siendo usted un agente… Le revele su trabajo a un ser que cae en su investigación ¿no? - Consulté con gracia. Si, ya me estaba tirando de lleno a decir que yo era algún tipo de criatura, aun que bien claro el no sabría aun que soy, descartando con toda seguridad la posibilidad de ser un vampiro por la luz de sol que aún se posaba entre las montañas. - No me gustaría pensar que estoy entre sus listas, ehehehe - Continué diciendo con gracia y una sonrisa tranquila, pero luego de eso era solo cosa de continuar la habladuría como si nada sucediera, algo no muy complicado ya. - ¿Que motivo en especial lo trae aquí a Paris? - Pregunté con mera curiosidad juguetona. - O mejor dicho. Que intenciones tiene su Instituto acá en Paris, ehehehe - Terminé de decir con tranquilidad mientras veía al joven ahí. Bajé mi bastón lentamente hasta sostenerlo nuevamente por el mango. Sabía que hasta ahora sería solo conversación y que mi presentimiento sobre el joven cambia-formas ha estado calmado por ahora, pero habiendo revelado de donde viene, tenía algún motivo para pensar que podría querer atacarme. Prefería estar precavido a cualquier posible asunto.

El hombre comenzó a hacer preguntas, le notó curioso e intrigado por su procedencia, lo cual no le parecía nada fuera de lo normal, los civiles siempre se sentían atraidos por los asuntos federales, además de por si todas las creaturas mágicas desconfiaban las unas de las otras. Se llamaba supervivencia. Aifric decidió ser franco y transparente, (como siempre), nadó un poco más aleatoriamente y sacudió la cabeza para quitarse los cabellos reveldes que le caían en la cara.

- ¿Por qué habría de ocultarlo? Los asuntos federales, concierne a los de nuestra especie... además no lo oculto por dos razones, en primer lugar porque no me averguenzo de mi trabajo y en segundo, porque ahora mismo no estoy en servicio - Explica y se queda quieto por unos segundos como si hubiera escuchado algo, se gira hacía un lado observando el agua oscura tranquila y sin movimiento.

Entonces movió rápidamente el brazo en el agua y unos instantes después una senda serpiente verdosa de aproximadamente un metro de largo se sacudía hacía los lados intentando liberarse, puesto que Aifric la había agarrado por debajo de la cabeza.

- Pensabas que podrías morderme ¿Eh Cariño? - Le habló a la serpiente - Pues yo no lo creo - El felino finalmente nadó hasta la orilla y su cuerpo desnudo apareció bañado por la rojiza luz del sol poniendose en el firmamento, aún con la serpiente en la mano se llevó la otra hacía el cabello para tirarlo hacía atrás, luego con todas sus fuerzas lanzó a la culebra de regreso al agua, el animal voló un par de metros y calló en el agua huyendo a toda velocidad y perdiendose bajo la superficie.

- ¿Que decía? Ah... si, bueno, tenemos un par de casos que investigar en Paris - Explicó caminando hacía Solen, sin importarle estar por completo desnudo frente a él - Decidí tomarme la noche libre para descanzar, comprenderá que este no es un trabajo precisamente fácil o tranquilo... sin embargo, si le interesa colaborar con la investigación, podría interrogarlo aqui mismo - Explica y comienza a saltar en un solo pie inclinando la cabeza hacía un lado porque se le había metido agua dentro de las orejas.

Era astuto, no había duda, un buen agente, considerando sus habilidades. Respondía precisamente lo que uno esperaría, o al menos así parecía, era de respuestas claras. Esa actitud era agradable. Aún que su primera afirmación me pareció extraña. No habría por que avergonzarse de ese trabajo, era entretenido, cazar seres sobre naturales, investigar y todo lo demás, aun que a mi ya hace mucho se me fueron las ganas de andar cazando por ahí y prefería esperar a lo que viniera.
Ya quedaban pocos rayos de luz, la noche se acercaba de a poco, una señal de la posible salida de vampiros, algo emocionante para cualquiera de los dos, pero para que esperar que se arruinase algo de ese estilo, se volvía interesante después de todo.

Era casi como un niño jugando con tanto animalíto encontraba, ahora le tocó el turno a esa serpiente, a la que le habló y me causó cierta gracia sonriendo sutilmente a la acción. Al menos este se salvaba de la muerte y fue arrojada al agua de vuelta.
Comenzó a salir del agua mientras me explicaba sus asuntos. Y bueno, no me extrañaba que lo hubieran enviado a París, después de todo cada noche te podías encontrar fijo con uno que otro ser sobre-humano, aún que el tuvo fortuna de encontrar un Licantropo, son mucho más escasos que los vampiros por acá, aun que últimamente se han visto llegar muchos. Quizás se relacione con esa investigación que él hacía.

El se acercaba en su total desnudez sin ningún morbo, a mi tampoco me causaba problemas después de todo no era ninguna aberración ni tampoco que estuviera atacándome con eso. -Me imagino, me imagino que debe serlo, es un trabajo extenuante, después de todo no es tan fácil encontrar ese tipo de seres ¿no?- Comencé contestando con mera tranquilidad -Es un buen merecido descanso si ha cumplido su servicio entonces.- Seguí diciendo con tranquilidad, pero cuando finalmente llegué a lo último que dijo él sonreí con gracia. [color=olive]Ayudarle?... Me temo que no, ehehehe, al no ser parte de su organización, ya estoy fuera de ella, obviamente, lo que implica que eventualmente puedan cazarme a mi, ehehehe.[/color] Comencé diciendo con gracia Y no me gustaría ayudar a algún tipo de eventual o potencial enemigo, ehehehehe -. Supuse que sería suficiente respuesta y que el joven sabría con que salir. Sonreí nada más tranquilamente.

- Si que lo es, Sir Solen, no a todo el mundo le causa graciaa ser interrogado, los que trabajamos con la policía o el gobierno, tenemos la maldición de ser sólo requeridos y respetados en el momento de la acción, cuando se tiene a un dejenerado por ahí disparando a lo loco, somos héroes, pero si estamos investigando y haciendo preguntas en las calles para prevenir un nuevo desastre... nos convertimos en molestos tipejos, de los cuales la gente prefiere huír, de la misma manera en como huyen de los predicadores de iglesias protestantes - Explica, pasandose una mano por el cabello para hecharlo a un lado y descubrir su rostro. Sus ojos azules observaron con detenimiento al caballero allí presente.

Estaba acostumbrado a que la gente se negara a colaborar con asuntos federales, existían infinidad de motivos para no hacerlo, uno de ellos y el más común de todo era que la gente no quería verse involucrado, tenían miedo de ser reconocidos por los delincuentes por bocazas o testigos y luego caer en una emboscada y perder sus vidas. Al igual que los humanos, fragiles creaturas perecederas, los inmortales, también sentían miedo a morir.

Irónicamente aún cuando sus vidas fueran más seguras y teóricamente estuvieran mejor adaptados para sobrevivir, el departamento de investigación Paranormal de Dublin y su sucursal equivalente en Paris, "la unité d'enquête des affaires surnaturelles" (Abreviada como DAS) recibían más casos inexplicables de asesinato que la mismisima policía humana.

- Bien, entonces fue un placer compartir un momento con usted Sir Solen - Concluyó estirando la mano para despedirse como lo hacían en Irlanda - Si en algún momento, en un futuro no muy lejano, desea colaborar con un testimonio, puede buscarme en el departamento de investigación en el centro de la ciudad, sólo serán un par de preguntas y le aseguro que su identidad sería completamente protegida, somos expertos en eso - Con una nueva sonrisa afable agregó - Bien, que tenga una buena noche, mi pequeño descanso por hoy ha terminado -

OFF: Asumo que ya con esto terminamos ¿no? ehehehe
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Por lo visto la respuesta que le dí no se lo tomó a muy bien, y me comentó de la cruda realidad que llevan las autoridades sociales tales como son los detectives, agentes y policías. Era cierto, la gente huía de ellos cuando querían evitar problemas e investigar y cumplir con el otro lado de su deber. Por fortuna yo no era uno de esos, después de todo, si bien no quería ayudar en la investigación, tampoco quería ser ayudado en algún tipo de instituto de investigación. Ya llevaba años defendiéndome yo solo de lo paranormal y sujetos extraños como vampiros u otros licántropos.

Era curioso pensar en eso de la sociedad, pero es algo que se ha dado ya por muchos años, es claro como el humano quiere ayuda, pero se niega a darla, no pueden ser muy equitativos, es una asquerosa constante, y lamentablemente el humano no vive lo suficiente como para aprender que las cosas van juntas, no una o la otra.
Ahora que lo pensaba, recordé a los dos asaltantes que había asesinado durante la segunda noche de la última temporada de Luna Llena, pero eso no pudo haber caído como asesinato paranormal, después de todo no usé mi forma licana sino que una simple daga. Pudo haber sido un asesinato cualquiera.

Jugaba con mi bastón tranquilamente haciendo dibujos en la arena mientras Alfric me hablaba con tranquilidad, claro si no le quitaba la mirada de los ojos, después de todo estar jugando con un bastón y arena sin mirarle, sería irrespetuoso y por lo poco conocido de este joven, era alguien que valía la pena respetar, o eso quería pensar por algún momento. Era curioso pensar que un tipo que podría eventualmente cazarme o buscarme por algún crimen cometido, que no son pocos, me provocara esa sensación de respeto, o quizás gracia. No podía evitar pensar siempre en algún tipo de enfrentamiento, después de todo si era un agente de lo paranormal y un cambia forma, debería tener algún instinto de pelea increible.

Se comenzó a despedir al poco rato, me pareció que debió haberle molestado mi respuesta y prefirió irse, quizás después de todo no le estaba siendo útil para su investigación... De ser eso lo encontraría razonable, después de todo yo soy igual, no estaría con alguien que no me sirve para un eventual beneficio que yo quisiera. Alzó su mano formalmente y yo sonreí, aun que no me agradaba el contacto físico me digné a estrecharle la mano amablemente. -No se preocupe, lo buscaré en cualquier necesidad o información apropiada que pueda entregarle. Ha sido un gusto hablar con usted y compartir este agradable atardecer.- Dije con gratitud y luego de soltar las manos le hice una sutil reverencia. Luego me volví a la orilla del lago y nada más guardé silencio apreciando los últimos rayos de luz salientes.

Un hombre bastante amable, pensaba Aifric mientras lo escuchaba despedirse. ¿Que sería? en medio de todo se había olvidado averiguarlo, pero una vez más tenía que recordar que se suponía que estaba en su día libre. Pero ahí estaba como siempre, con la maldita investigación en la cabeza todo el tiempo. Por eso era que su última novia había terminado con él, porque parecía que no tuviera cabeza para algo más que su trabajo.

Le sonrió a Sir Solen y caminó hacía los arbustos en donde había escondido la ropa, comenzó a vestirse sin mucho afán, organisándose la corbata y la solapa del sombrero, una vez todo estuvo en orden se perdió caminando entre los árboles para regresar a la ciudad. El hombre del lago le había caído bien, franco, tranquilo y amable, esperaba no tener que encontrarlo en una escena del crímen en el futuro...

(( OK, terminamos te pondré en mi ficha de relaciones en conocidos y trato cordial hasta una próxima oportunidad! ))