AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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What I say run... you say have fun. [Privado]
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What I say run... you say have fun. [Privado]
El tiempo perfecto para recorrer París sin ninguna restricción era, como no, de noche. No se trataba solo de que era el único momento en que yo podía ver el cielo y sus maravillas sin quedar carbonizada, sino también, que era la primera vez que salía sin la compañía de Deiran por algo más que sangre fresca. Realmente me gustaba cazar con él, y disfrutaba la forma en como me había convertido de una joven e indefensa neófita, a una vampiresa consciente de su andar. Era una forma de decir que no estaría yo ahí, en las calles de la gran ciudad, de no ser por él. Sin embargo, no podía depender de su presencia en todo momento, y yo seguía con la frustración de no haber recorrido París jamás con la simple idea de divertirme. Vivía ahí desde hacía dos años, y no conocía nada además de Notre Dame y sus alrededores.
Al principio solo paseé en las cercanías, con una sola capa color borgoña lo suficientemente grande para ocultar la mayor parte de mi cuerpo, cabello y rostro; luego, conforme fui cobrando confianza y me di cuenta que Deiran no pensaba seguirme ni nada por el estilo, les permití a mis pies deambular por las calles sin ninguna restricción. Visité parques, plazas y tiendas, pero la mayoría carecía de emoción debido a la vida diurna que tenían sus transigentes. Casi me doy por vencida, hasta que más allá, en una zona olvidada de París, envuelto en un exótico y peculiar toldo de colores, estaba el circo gitano.
— ¡Pero que grande!
Exclamé para mi misma, mientras me acercaba a paso sublime por el barrio poco recomendable para quien llevara alguna joya como yo. Había sido un error casi gracioso, puesto que no pretendía llevar nada de valor. La gargantilla de oro blanco y un pequeño pero costoso rubí era lo único que me pertenecía desde años anteriores, y ya fuera porque no necesitaba comida y agua, o porque le había guardado cierto afecto, decidí guardarlo. Esa noche me lo puse de forma automática pues no pensé que fuera importante mantener un aspecto humilde. Ni siquiera me di cuenta que la llevaba puesta hasta que me encontré bajo una oscura y extraña situación; dentro de esa enorme lona había luces de distintos colores, pero en la zona donde se hallaba el publico, todo era penumbras.
Pagué mi entrada como todos los demás, aunque iba despistada como ninguno de los presentes parecía querer estar. Los espectadores disfrutaban de fabulosas piruetas y trucos peligrosos y algunos un poco repulsivos. No pude negar que era fascinante. Sin embargo, hombres y mujeres parecían poco dispuestos a perder de vista a los gitanos que rondaban el lugar como si fueran serpientes que hacían su intento por hipnotizarlos y luego lanzarles la mordida fatal.
Quizás para mi ya fuera muy tarde, pues estaba completamente absorta con las bailarinas que aparecían y desparecían, que no le libré del "hechizo" hasta que el sonido de una melodía me sobresaltó. Miré a mi alrededor y descubrí de donde provenía la música. Me dirigí con cierta torpeza por lo desnivelado del suelo y sonreí al descubrir una guitarra en manos masculinas.
Al principio solo paseé en las cercanías, con una sola capa color borgoña lo suficientemente grande para ocultar la mayor parte de mi cuerpo, cabello y rostro; luego, conforme fui cobrando confianza y me di cuenta que Deiran no pensaba seguirme ni nada por el estilo, les permití a mis pies deambular por las calles sin ninguna restricción. Visité parques, plazas y tiendas, pero la mayoría carecía de emoción debido a la vida diurna que tenían sus transigentes. Casi me doy por vencida, hasta que más allá, en una zona olvidada de París, envuelto en un exótico y peculiar toldo de colores, estaba el circo gitano.
— ¡Pero que grande!
Exclamé para mi misma, mientras me acercaba a paso sublime por el barrio poco recomendable para quien llevara alguna joya como yo. Había sido un error casi gracioso, puesto que no pretendía llevar nada de valor. La gargantilla de oro blanco y un pequeño pero costoso rubí era lo único que me pertenecía desde años anteriores, y ya fuera porque no necesitaba comida y agua, o porque le había guardado cierto afecto, decidí guardarlo. Esa noche me lo puse de forma automática pues no pensé que fuera importante mantener un aspecto humilde. Ni siquiera me di cuenta que la llevaba puesta hasta que me encontré bajo una oscura y extraña situación; dentro de esa enorme lona había luces de distintos colores, pero en la zona donde se hallaba el publico, todo era penumbras.
Pagué mi entrada como todos los demás, aunque iba despistada como ninguno de los presentes parecía querer estar. Los espectadores disfrutaban de fabulosas piruetas y trucos peligrosos y algunos un poco repulsivos. No pude negar que era fascinante. Sin embargo, hombres y mujeres parecían poco dispuestos a perder de vista a los gitanos que rondaban el lugar como si fueran serpientes que hacían su intento por hipnotizarlos y luego lanzarles la mordida fatal.
Quizás para mi ya fuera muy tarde, pues estaba completamente absorta con las bailarinas que aparecían y desparecían, que no le libré del "hechizo" hasta que el sonido de una melodía me sobresaltó. Miré a mi alrededor y descubrí de donde provenía la música. Me dirigí con cierta torpeza por lo desnivelado del suelo y sonreí al descubrir una guitarra en manos masculinas.
Yuna Rutledge*- Vampiro Clase Baja
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Re: What I say run... you say have fun. [Privado]
La noche realmente es mágica, no se puede pedir más; se trata de un cielo oscuro con un brote de estrellas que crean toda una bóveda llena de celestiales ejemplos de brillos que junto al fantástico astro lunar atestiguan una fecha más que se anota en el alegre recinto gitano. Se trata de bailes, de malabares, actos fantásticos, adivinación e inclusive el plato fuerte: la música.
-¡¡VENGA TORERO!!- son gritos que se exclaman cual perfectas sintonías en unísono a una multitud que crea circunferencialmente una muralla –Eso, olé… tumbao’ guapa- una voz grave y feliz resuena entre jaleos que son celebrados por distintas personas cuya única acción es aplaudir a un compás digno de las tierras de la madre patria –¡¡OLÉ!! Siéntelo, vívelo y disfrútalo…- son las demandas de un sujeto con una cabellera larga y suelta hasta sus hombros, sus ropajes son meramente humildes pues solo constan de pantalones azabaches con una camisa albina remangada y de varios botones desabrochados, ¿el toque final?, un chaleco de igual tonalidad que hace juego con el elemento más singular de este ente -¡Toca, Rosa Negra! … ¡Enciende a la gente y canta, torero!- son los diálogos que se escuchan desde la gente, todos aclamando al varón como si fuese ya una celebridad de los lares ¿y cómo no? Sí el antifaz que porta y engaña sobre su identidad es el emblema de la leyenda urbana más famosa en los barrios pobres.
Una guitarra de color caoba, sensual en sus curvas que se apoyan en las piernas del personaje que con sus manos recorre profesionalmente el brazo de esta; son sus cuerdas las que retumban y crean un fantástico sonido flamenco que invita a cualquiera a bailar –La historia de una morena… Una morena que mi alma lleva… Y lleva mi corazón, y mi corazón lleva… El amor canta, el alma canta, el cuerpo canta… Pero el corazón llora por esta morena- con una voz rasposa y realmente grave interpreta con sentimiento, distintos desplantes vocales que son típicos en este género musical no se hacen esperar tanto por los presentes así como el protagonista, nadie mas y nadie menos que el ladrón más famoso del País, aquel conocido por atentar contra la aristocracia y repartir para el pueblo, aquel que llaman El Caballero de la Noche y es el mismo que con su marrón mirar ubica a una señorita de piel blanca y ojos perdidos, una señorita a la que invita a bailar con una sonrisa y sin duda, con su música que ya es dedicada a ella
-¡¡VENGA TORERO!!- son gritos que se exclaman cual perfectas sintonías en unísono a una multitud que crea circunferencialmente una muralla –Eso, olé… tumbao’ guapa- una voz grave y feliz resuena entre jaleos que son celebrados por distintas personas cuya única acción es aplaudir a un compás digno de las tierras de la madre patria –¡¡OLÉ!! Siéntelo, vívelo y disfrútalo…- son las demandas de un sujeto con una cabellera larga y suelta hasta sus hombros, sus ropajes son meramente humildes pues solo constan de pantalones azabaches con una camisa albina remangada y de varios botones desabrochados, ¿el toque final?, un chaleco de igual tonalidad que hace juego con el elemento más singular de este ente -¡Toca, Rosa Negra! … ¡Enciende a la gente y canta, torero!- son los diálogos que se escuchan desde la gente, todos aclamando al varón como si fuese ya una celebridad de los lares ¿y cómo no? Sí el antifaz que porta y engaña sobre su identidad es el emblema de la leyenda urbana más famosa en los barrios pobres.
Una guitarra de color caoba, sensual en sus curvas que se apoyan en las piernas del personaje que con sus manos recorre profesionalmente el brazo de esta; son sus cuerdas las que retumban y crean un fantástico sonido flamenco que invita a cualquiera a bailar –La historia de una morena… Una morena que mi alma lleva… Y lleva mi corazón, y mi corazón lleva… El amor canta, el alma canta, el cuerpo canta… Pero el corazón llora por esta morena- con una voz rasposa y realmente grave interpreta con sentimiento, distintos desplantes vocales que son típicos en este género musical no se hacen esperar tanto por los presentes así como el protagonista, nadie mas y nadie menos que el ladrón más famoso del País, aquel conocido por atentar contra la aristocracia y repartir para el pueblo, aquel que llaman El Caballero de la Noche y es el mismo que con su marrón mirar ubica a una señorita de piel blanca y ojos perdidos, una señorita a la que invita a bailar con una sonrisa y sin duda, con su música que ya es dedicada a ella
Aldebaran Ballester- Realeza Española
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Re: What I say run... you say have fun. [Privado]
La risa que escapó de mi fue más propia para ese lugar emocionante, que una expresión de timidez. No podía resistirme a ese ambiente que llamaba al movimiento, la música, el canto. Todo era un conjunto de maravillas y misterios, y ni que decir del mismo hombre que tocaba la guitarra como si esta fuese una extensión de su cuerpo. La mirada bajo su antifaz era indescifrable, y aun estaba un poco lejos para intentar descifrarla. Me acerqué con la sonrisa pintada en el rostro y un cosquilleo en los pies, que estaban deseosos de moverse al son de su música. En algún momento perdí la caperuza de mi capa; ni siquiera puedo decir el momento exacto en que sucedió. Mis pasos me acercaron al sonido de su voz, y sin más para esperar, comencé a bailar.
En mi vida, jamás lo había hecho. A excepción de unas lecciones de baile clásico, aquel que uno memorizaba, paso tras paso, y evitaba mantener demasiado contacto visual y físico con su acompañante. Esto era diferente. Era como la expresión del júbilo, desechando la vergüenza de sentirme observada por más de una persona. La letra de su canción y su voz me hicieron mirarlo con una sonrisa ladina, como si pensara que su canto no pudiera subir todavía más la intensidad. Por un breve momento, fue como si alguien más hablara a través de mi.
— Si el cuerpo canta... acompañaré su melodía. —lo desafié al oído, como quien propone algo indecente. Los zapatos que tanto me molestaban, fueron a parar a los pies de un espectador, dejando los míos desnudos y listos para iniciar lo que sería un frenesí de deslices. Poco a poco fui tomando con más naturalidad el ritmo, sin apresurar y sin disminuir la fuerza con que mis caderas
golpeaban el aire.
Casi reí de lo divertida que estaba, incluso cuando algunas personas vitorearon y otras abuchearon. Daba igual, porque estaba pasándomela en grande. La mayoría siguió alabando al que, por lo visto, era un apasionado anónimo. Esperaba escuchar más de él, y quizás entonces, podría olvidarme del sol por una vez.
En mi vida, jamás lo había hecho. A excepción de unas lecciones de baile clásico, aquel que uno memorizaba, paso tras paso, y evitaba mantener demasiado contacto visual y físico con su acompañante. Esto era diferente. Era como la expresión del júbilo, desechando la vergüenza de sentirme observada por más de una persona. La letra de su canción y su voz me hicieron mirarlo con una sonrisa ladina, como si pensara que su canto no pudiera subir todavía más la intensidad. Por un breve momento, fue como si alguien más hablara a través de mi.
— Si el cuerpo canta... acompañaré su melodía. —lo desafié al oído, como quien propone algo indecente. Los zapatos que tanto me molestaban, fueron a parar a los pies de un espectador, dejando los míos desnudos y listos para iniciar lo que sería un frenesí de deslices. Poco a poco fui tomando con más naturalidad el ritmo, sin apresurar y sin disminuir la fuerza con que mis caderas
golpeaban el aire.
Casi reí de lo divertida que estaba, incluso cuando algunas personas vitorearon y otras abuchearon. Daba igual, porque estaba pasándomela en grande. La mayoría siguió alabando al que, por lo visto, era un apasionado anónimo. Esperaba escuchar más de él, y quizás entonces, podría olvidarme del sol por una vez.
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Re: What I say run... you say have fun. [Privado]
La fiesta es un sinónimo de vida, de energía que se despilfarra cual brotes inmensos de alegría que se mantienen brindando de luz a todo invitado de la vida; los pares de manos aplaudiendo al compás de la música son incontables, es una multitud de circunferencial posición la que ahora coloca toda su atención en dos jóvenes, una que baila cual ángel incitando a la sensualidad, a la felicidad, a la atención de todo aquel que pueda colocar sus pupilas en el suceso mágico del baile flamenco.
-¡¡Venga hombre!! Que esta belleza necesita de más movimiento- es el exclamar del segundo protagonista, quien entre carcajadas mantiene un ritmo único, un ritmo que pareciese ser el himno de aquel lugar. Sus manos que se yacen en movimiento sincronizado van y vienen, su brazo izquierdo coloca acordes y pisa las notas cual fugaz acto en aquel instrumento, siendo su contraria extremidad la que con diferentes efectos de manotazos crea un conjunto de ritmos que cuidan caer siempre en el compás correcto, son expresiones a doce tiempos que fácilmente son manejadas por el temerario enmascarado.
-¡Cuando hay mal de amores!, ¡cuando se siente el sufrimiento! Cantaremos con el flamenco, baila baila báilame que yo siempre cantaré… ¡ Bamboleo’ Bambolea’ ¡- canticos perfectos con jaleos desde el publico que incitan a mas pasión, mas velocidad, mas flamenco –Vuela belleza, vuela y canta que la fiesta no acaba- adjunta entre gritos el de cabello suelto que siente como el sudor cae por su frente y sin molestia alguna sencillamente se carcajea, disfrutando realmente aquel suceso, aquella fiesta que encierra a dos cómplices que si bien no se conocen, no han desaprovechado la mejor oportunidad para hacerlo: la fiesta española.
-¡¡Venga hombre!! Que esta belleza necesita de más movimiento- es el exclamar del segundo protagonista, quien entre carcajadas mantiene un ritmo único, un ritmo que pareciese ser el himno de aquel lugar. Sus manos que se yacen en movimiento sincronizado van y vienen, su brazo izquierdo coloca acordes y pisa las notas cual fugaz acto en aquel instrumento, siendo su contraria extremidad la que con diferentes efectos de manotazos crea un conjunto de ritmos que cuidan caer siempre en el compás correcto, son expresiones a doce tiempos que fácilmente son manejadas por el temerario enmascarado.
-¡Cuando hay mal de amores!, ¡cuando se siente el sufrimiento! Cantaremos con el flamenco, baila baila báilame que yo siempre cantaré… ¡ Bamboleo’ Bambolea’ ¡- canticos perfectos con jaleos desde el publico que incitan a mas pasión, mas velocidad, mas flamenco –Vuela belleza, vuela y canta que la fiesta no acaba- adjunta entre gritos el de cabello suelto que siente como el sudor cae por su frente y sin molestia alguna sencillamente se carcajea, disfrutando realmente aquel suceso, aquella fiesta que encierra a dos cómplices que si bien no se conocen, no han desaprovechado la mejor oportunidad para hacerlo: la fiesta española.
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Re: What I say run... you say have fun. [Privado]
Yo no sentía aquello que los humanos llamaban cansancio, pero por lo visto, si podía disfrutar de aquello que muchos consideraban diversión. No se trataba solo del vuelo de un par de pies al aire y su eterna danza, sino de un sentimiento que florecía y se negaba a abandonar mi cuerpo. El sonido me provocaba dar vueltas sobre mi propio eje, con la falda de mi vestido revoloteando como una bandera de rubíes; hacía calor en mi pecho y mis pies, debido al esfuerzo y la fricción. Abandoné al final la estorbosa capa que me cubría la mitad del cuerpo, contenta de ver aquel encaje negro como algo más que una pieza delicada y femenina.
— Y cuando el alma lo pide, hay que bailar hasta que el cuerpo aguante. —canturree al son de la música, sin saber si alguien podía oír mi voz bajo tanta estridencia. A cada nota que subía, me levantaba la falda y hacía una especie de batalla contra el suelo; en cambio, cuando bajaba, me detenía lo suficiente para que mis brazos y sus movimientos fueran el centro de atención. Era un baile de lo más improvisado, y sin embargo, había algo en aquella música y aquellos aplausos que dirigían mis pasos.
Escuché en algún lugar del fondo como alguien sacudía las notas de la guitarra con unas castañuelas. La presencia de aquel sonido fue el incentivo que necesitaba para volver aquella danza más firme y retadora. A esas alturas la falda de mi vestido se encontraba ya a mis rodillas, siendo evidente que no llevaba las acostumbradas medias que la mayoría de las mujeres de sociedad usaban. Después de todo, bajo aquel vestido rojo yo seguía siendo la misma vagabunda de siempre. Sonreí de oreja a oreja y me quité algunas horquillas del cabello, dejándolo suelto al aire.
— Y cuando el alma lo pide, hay que bailar hasta que el cuerpo aguante. —canturree al son de la música, sin saber si alguien podía oír mi voz bajo tanta estridencia. A cada nota que subía, me levantaba la falda y hacía una especie de batalla contra el suelo; en cambio, cuando bajaba, me detenía lo suficiente para que mis brazos y sus movimientos fueran el centro de atención. Era un baile de lo más improvisado, y sin embargo, había algo en aquella música y aquellos aplausos que dirigían mis pasos.
Escuché en algún lugar del fondo como alguien sacudía las notas de la guitarra con unas castañuelas. La presencia de aquel sonido fue el incentivo que necesitaba para volver aquella danza más firme y retadora. A esas alturas la falda de mi vestido se encontraba ya a mis rodillas, siendo evidente que no llevaba las acostumbradas medias que la mayoría de las mujeres de sociedad usaban. Después de todo, bajo aquel vestido rojo yo seguía siendo la misma vagabunda de siempre. Sonreí de oreja a oreja y me quité algunas horquillas del cabello, dejándolo suelto al aire.
Última edición por Yuna Rutledge el Sáb Ago 03, 2013 4:20 am, editado 1 vez
Yuna Rutledge*- Vampiro Clase Baja
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Re: What I say run... you say have fun. [Privado]
-¡¡ Venga, bonita !! La fiesta no acaba- menta con gran fervor el de cabello largo y antifaz, quien se mantiene gustoso al tocar sus notas musicales, usando su brazo izquierdo cual fugaz rayo yendo de arriba abajo por el brazo de su guitarra, trazando cada tonalidad perfecta que impregna el aire español bajo el manto de la noche, incitando a la sensualidad, al deseo, a la pasión que ahora se ve proyectada con toda fiereza ante su mirada que no se retira de la dama –El cuerpo de una dama es el instrumento más bello del mundo, es por eso que el flamenco, con una guitarra de toca, con unos dedos se forja y con el alma se disfruta- recita con una voz grave y clara para de un golpe levantarse de su asiento, cargando con maestría su herramienta musical y empezar a caminar en círculos, rodeando a la extraña.
Su rostro risueño con grandes carcajadas intenta meter presión ante la hermosa damisela, pues el ritmo de su arte no cesa en lo más mínimo y lo lleva a trazar una especie de coreografía junto con ella, ahogándose ambos en un protagonismo que le otorga la multitud en forma circunferencial que pone sus ojos, palmas y jaleos’ en ellos. El enmascarado disfruta, sus dedos parecen hechos de fuego y el gozo no se puede expresar de una mejor manera en su mirada cubierta por el antifaz azabache, ¿qué es realmente lo que sucede? Si esto continua así no dudará en arrojar su guitarra a un lado y aventurarse a conocer a la que ahora hace de ese lugar toda una Fiesta Española.
Su rostro risueño con grandes carcajadas intenta meter presión ante la hermosa damisela, pues el ritmo de su arte no cesa en lo más mínimo y lo lleva a trazar una especie de coreografía junto con ella, ahogándose ambos en un protagonismo que le otorga la multitud en forma circunferencial que pone sus ojos, palmas y jaleos’ en ellos. El enmascarado disfruta, sus dedos parecen hechos de fuego y el gozo no se puede expresar de una mejor manera en su mirada cubierta por el antifaz azabache, ¿qué es realmente lo que sucede? Si esto continua así no dudará en arrojar su guitarra a un lado y aventurarse a conocer a la que ahora hace de ese lugar toda una Fiesta Española.
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Re: What I say run... you say have fun. [Privado]
No sabía si el ritmo era el mismo o si, en cambio, aceleraba más y más conforme mis pasos levantaban más polvo. De cualquier manera, cansarme no era una opción, y aunque comenzaba a fallarme la respiración, la adrenalina de mi cuerpo fue suficiente para seguir bailando. Me gustaba mirar a la multitud, reír y levantar mi falda para moverme con más enjundia; cuando la voz del hombre que tocaba la guitarra se alzaba por sobre la música, me giré hacia él y le lancé un beso al aire, como uno de mis primeros impulsos de juventud.
Nunca me había sentido tan libre de hacer lo que dictaminara mi cuerpo, y no estúpidas normas.
— ¿Acaso cree que me cansaré pronto? —le reté con animo, sacudiendo mi cabello, el cual se había soltado hacía largo rato y me acaloraba un poco la espalda. Mis caderas se movieron como yo no sabía que podían moverse, como una vibración que seguía el paso de la música con justicia y belleza. Le lancé una mirada al enmascarado de pura insolencia.— ¿Qué más tiene para mi en esas manos, señor?
Me mecí hacia él entre pasos de baile, hasta que mis manos, de pronto juguetonas, examinaron la superficie de su rostro, como si fuese a besarlo. Sonriente, retrocedí, giré y seguí bailando a sus espaldas. Desde cierto punto de vista, parecía un duelo, y quizás pudiese ser tan agotador como uno. Sin importar como se moviera el hombre, me mantuve fuera de su campo de visión y sostuve los pasos un poco más. Extrañamente, gemí de dulzura por lo bueno que se sentía moverse así.
Nunca me había sentido tan libre de hacer lo que dictaminara mi cuerpo, y no estúpidas normas.
— ¿Acaso cree que me cansaré pronto? —le reté con animo, sacudiendo mi cabello, el cual se había soltado hacía largo rato y me acaloraba un poco la espalda. Mis caderas se movieron como yo no sabía que podían moverse, como una vibración que seguía el paso de la música con justicia y belleza. Le lancé una mirada al enmascarado de pura insolencia.— ¿Qué más tiene para mi en esas manos, señor?
Me mecí hacia él entre pasos de baile, hasta que mis manos, de pronto juguetonas, examinaron la superficie de su rostro, como si fuese a besarlo. Sonriente, retrocedí, giré y seguí bailando a sus espaldas. Desde cierto punto de vista, parecía un duelo, y quizás pudiese ser tan agotador como uno. Sin importar como se moviera el hombre, me mantuve fuera de su campo de visión y sostuve los pasos un poco más. Extrañamente, gemí de dulzura por lo bueno que se sentía moverse así.
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Re: What I say run... you say have fun. [Privado]
La música siempre ha sido un portal para hacer realidad nuestros sueños, nuestras ilusiones y llevar a materializar esas pasiones que a veces nos consumen por dentro. La fiesta española da comienzo y las palmas con jales hacen un conjunto de ecosistema perfecto que termina por envolver a los dos protagonistas, ella por su parte lanza un coqueto beso al aire que en instantes el varón diestramente atrapa con su mano derecha mientras alardea al tocar su instrumento utilizando solamente su mano siniestra –Un beso es un beso y el regalo más sincero para este hidalgo también, cuidado belleza que esos se dan y no se arrojan- dice cínicamente mientras hace la mímica de colocar el beso atrapado sobre sus propios labios.
Retomando el estilo singular flamenco, aquel de antifaz siente como le acarician de una forma sensual, después de todo de eso se trata este hermoso género, llevar a cabo la pasión y desbordar todos los impulsos que por dentro a veces nos sienten calcomer. Las palabras de la musa retumban en sus oídos y no provocan más que una carcajada singular pues este se apresura a contestarle con toda educación –Esto apenas comienza, no cante victoria porque la música es eterna y la noche joven… Venga a danzar, venga a disfrutar que se vive una vez, no importa cuánto tiempo, solo es una oportunidad- y paso seguido, las piernas del rumbero se flexionan, arrodillándose ante la preciosa fémina para entre risas invitarle a que baile alrededor suyo, entonando esa música española que embriaga todo el marco escénico bajo la habilidad de sus dedos de fuego y los pies de la misteriosa señorita.
Retomando el estilo singular flamenco, aquel de antifaz siente como le acarician de una forma sensual, después de todo de eso se trata este hermoso género, llevar a cabo la pasión y desbordar todos los impulsos que por dentro a veces nos sienten calcomer. Las palabras de la musa retumban en sus oídos y no provocan más que una carcajada singular pues este se apresura a contestarle con toda educación –Esto apenas comienza, no cante victoria porque la música es eterna y la noche joven… Venga a danzar, venga a disfrutar que se vive una vez, no importa cuánto tiempo, solo es una oportunidad- y paso seguido, las piernas del rumbero se flexionan, arrodillándose ante la preciosa fémina para entre risas invitarle a que baile alrededor suyo, entonando esa música española que embriaga todo el marco escénico bajo la habilidad de sus dedos de fuego y los pies de la misteriosa señorita.
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Re: What I say run... you say have fun. [Privado]
Reí con una infinita paciencia. Porque para un inmortal nuevo y fresco como yo, la paciencia era fundamental en aquella danza. Requería un control inexplicable no lanzarme a su cuello, besarlo y morderlo y desprenderlo de esa sangre caliente. Pero entonces, todo perdería la magia y la diversión. Sus palabras no hacían más que alentar mi deseo de alargar el momento, aunque el sonido y la intensidad de la música sonaban como un inconfundible clímax. Esa noche, claro, todavía no conocía el otro significado de esta última palabra. Solo sabía que en una melodía, esa velocidad solo podía indicar que pronto todo llegaría a su fin. Un mechón de cabello se pegó a mi cuello y el hermoso vestido rojo se desgarró minimamente del encaje negro.
"¿Pero que importa?", pensé sin detenerme. Le ofrecí una de mis mejores sonrisas a ese misterioso pero emocionante hombre.
— ¿Cree que daría uno de mis besos tan a fácilmente? —le reproché con una mirada de advertencia. En ese momento, me di cuenta que una esencia felina me dominaba. Al tenerlo frente a mi, arrodillado, me vino una sensación de dominio muy interesante. Acaricie su rostro con brevedad y comencé a girar a su alrededor, dando fuertes pero delicados golpes en el suelo con los pies. En cierto punto, cuando creí que no podía existir nada más que esos ojos bajo una mascara y el sonido de la música, todo se detuvo. Jadeé, extrañada de sentir algo muy similar al cansancio, y sin darme cuenta, caí de rodillas frente al enmascarado.— Pero en realidad... aunque la noche es muy joven aun... esta pieza ha acabado. —sin darme cuenta, apegué mi frente a la suya.— Y quizás, por tan maravillosa música... le deba esto.
Sin rodeos ni demoras, junté mis labios a los suyos. Al principio, no fue nada más que una caricia vacilante, como las que había dado a lo largo del baile. Después, el calor que emanaba me tentó a ir más allá y besarle como una tímida exploración.
"¿Pero que importa?", pensé sin detenerme. Le ofrecí una de mis mejores sonrisas a ese misterioso pero emocionante hombre.
— ¿Cree que daría uno de mis besos tan a fácilmente? —le reproché con una mirada de advertencia. En ese momento, me di cuenta que una esencia felina me dominaba. Al tenerlo frente a mi, arrodillado, me vino una sensación de dominio muy interesante. Acaricie su rostro con brevedad y comencé a girar a su alrededor, dando fuertes pero delicados golpes en el suelo con los pies. En cierto punto, cuando creí que no podía existir nada más que esos ojos bajo una mascara y el sonido de la música, todo se detuvo. Jadeé, extrañada de sentir algo muy similar al cansancio, y sin darme cuenta, caí de rodillas frente al enmascarado.— Pero en realidad... aunque la noche es muy joven aun... esta pieza ha acabado. —sin darme cuenta, apegué mi frente a la suya.— Y quizás, por tan maravillosa música... le deba esto.
Sin rodeos ni demoras, junté mis labios a los suyos. Al principio, no fue nada más que una caricia vacilante, como las que había dado a lo largo del baile. Después, el calor que emanaba me tentó a ir más allá y besarle como una tímida exploración.
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Re: What I say run... you say have fun. [Privado]
La noche es conocida por ser la mayor de las amantes y no solo eso, la mejor. Los cánticos y aplausos se mantenían con fervor bajo el foco protagónico de estos seres donde principalmente la hermosa musa baila cual ventisca de verano alrededor del temerario enmascarado, quien en un alardeo de su habilidad se dispone a ejecutar su música utilizando solamente la mano izquierda, la cual, con sus dedos hábilmente aplasta el acorde y con los demás jala la misma cuerda de una forma repetitiva que le brinda el sonido perfecto y la fotografía de tocar utilizando nada más que su extremidad siniestra –Venga guapa que ese danzar es de diosas y esa mirada de tentación, no me sonría tanto o me enviará a una prisión.. Una prisión de deseo, una prisión de pasión.. ¡Olé por usted guapa! Que espero novio no tenga- la carcajada cínica del español al mentar tales jaleos le dieron paso a que con su mano libre, alce la parte baja de la falda de su preciosa cómplice, obviamente sin mostrar más de lo que debiera, sencillamente buscando mantener ese jugueteo de sensualidad y erotismo como lo es el flamenco.
La música cesa, las palabras de la señorita se forjan cual eco dentro de la mente del hijo prodigio de España, quien coloca su guitarra a un lado al sentir su frente con la de ella, ambos jadeando y sonriendo como si fuese un acto de complicidad el que han finalizado. Los ojos marrones de este se funden en los ajenos, su cuerpo se mantiene inmóvil hasta que siente como sus labios se conectan exquisitamente con los de ella, sus orbes instantáneamente se cierran, su cuerpo parece dejar de respirar y como si fuera algo automático su mano diestra rodea la esbelta cintura de la fémina para aferrarle celosamente y con ello su mano libre se dispone a acariciarle su mejilla, paseando esos mechones rebeldes y cubiertos por la ligera capa de sudor tras su oreja.
Los gitanos que gritan y se alzan en aplausos debido a la finalización perfecta de este baile sencillamente son el mero adorno al momento protagónico, el cual es cuando aquel de cabellos largos decide separarse muy leventemente de la extranjera, susurrándole contra su boca –Ese beso perfecto, bien merecido lo tengo.. Pero no me haga esto, belleza, que yo soy un ladrón y como ladrón.. Quiero mi motín- para paso seguido depositar un segundo beso, profundizándolo más haciendo tributo a la sangre caliente como se le conoce a los provenientes de la Madre Patria, manteniendo una respiración sublime que se conjuga junto con la de ella, siendo todo esto el centro de atención y bueno, después de todo, si algo le gusta a nuestro bandido es justamente eso… Ser el centro de atención, especialmente para las damas.
La música cesa, las palabras de la señorita se forjan cual eco dentro de la mente del hijo prodigio de España, quien coloca su guitarra a un lado al sentir su frente con la de ella, ambos jadeando y sonriendo como si fuese un acto de complicidad el que han finalizado. Los ojos marrones de este se funden en los ajenos, su cuerpo se mantiene inmóvil hasta que siente como sus labios se conectan exquisitamente con los de ella, sus orbes instantáneamente se cierran, su cuerpo parece dejar de respirar y como si fuera algo automático su mano diestra rodea la esbelta cintura de la fémina para aferrarle celosamente y con ello su mano libre se dispone a acariciarle su mejilla, paseando esos mechones rebeldes y cubiertos por la ligera capa de sudor tras su oreja.
Los gitanos que gritan y se alzan en aplausos debido a la finalización perfecta de este baile sencillamente son el mero adorno al momento protagónico, el cual es cuando aquel de cabellos largos decide separarse muy leventemente de la extranjera, susurrándole contra su boca –Ese beso perfecto, bien merecido lo tengo.. Pero no me haga esto, belleza, que yo soy un ladrón y como ladrón.. Quiero mi motín- para paso seguido depositar un segundo beso, profundizándolo más haciendo tributo a la sangre caliente como se le conoce a los provenientes de la Madre Patria, manteniendo una respiración sublime que se conjuga junto con la de ella, siendo todo esto el centro de atención y bueno, después de todo, si algo le gusta a nuestro bandido es justamente eso… Ser el centro de atención, especialmente para las damas.
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Re: What I say run... you say have fun. [Privado]
La agitación que el baile y la adrenalina dominaba mi cuerpo no impidió que pudiese disfrutar el primer beso, como un saludo muy poco adecuado para un hombre y una mujer que acaban de conocerse, y luego... el segundo beso. Aquel que provocó en mi una revelación. Comprendí que un beso, cuanto más placentero, menos tiempo parece que dura. Sus labios estaban calientes, quizás por el esfuerzo y la sangre que bombeaba con fuerza en su interior, o simplemente, por la pasión que había empleado al cantar. El ruido de los espectadores amenazó con cohibirme, pero lo bien que sabía ese beso me hizo olvidarlo al instante.
Admito no haber sido muy consciente de lo que ocurría ahí. Al ser inglesa, tenía por costumbre ser fría y calculadora, pero dado que París me había cautivado, y también ese hombre arrodillado, debí olvidar de pronto la vida de recato antes de mi conversión. Me separé un poco, y no porque me faltara el aire, sino porque el deseo de probar su sangre volvió a tentarme. Molesta por el creciente anhelo, me concentré en sus ojos, lo cual no fue una gran idea. Era un humano apasionado que me provocaba algo más que una inocente curiosidad. Levanté una ceja y bajé las manos a sus hombros.
— Bueno... yo no tengo nada contra los ladrones. —inquirí en un susurro, sin notar que me apegaba más a él.— Pero si pretende robar algo más que un beso... siempre podríamos intentar con otra pieza de baile. —le dije con una gran sonrisa. No hablaba de nada más que una danza, y sin embargo, mis palabras parecían sugerir algo diferente. Algo que quizás desconocía hasta la fecha.
Me aparté, dirigiéndole una pequeña expresión de reto con la comisura de mis labios. Una actuación improvisada que era más propia de la situación que de la antelación. Mirando a las personas que encantadas, llegaban a lanzar unos cuantos francos relucientes, hice una larga reverencia. Cuando el cabello suelto y de suave color castaño me cubrió parte del rostro, lo miré por el rabillo del ojo. Mis ojos verdes con sus ojos de ámbar. Y en mi fuero interno comprendí que aquella noche sería mucho más encendida que cualquier otra.
Admito no haber sido muy consciente de lo que ocurría ahí. Al ser inglesa, tenía por costumbre ser fría y calculadora, pero dado que París me había cautivado, y también ese hombre arrodillado, debí olvidar de pronto la vida de recato antes de mi conversión. Me separé un poco, y no porque me faltara el aire, sino porque el deseo de probar su sangre volvió a tentarme. Molesta por el creciente anhelo, me concentré en sus ojos, lo cual no fue una gran idea. Era un humano apasionado que me provocaba algo más que una inocente curiosidad. Levanté una ceja y bajé las manos a sus hombros.
— Bueno... yo no tengo nada contra los ladrones. —inquirí en un susurro, sin notar que me apegaba más a él.— Pero si pretende robar algo más que un beso... siempre podríamos intentar con otra pieza de baile. —le dije con una gran sonrisa. No hablaba de nada más que una danza, y sin embargo, mis palabras parecían sugerir algo diferente. Algo que quizás desconocía hasta la fecha.
Me aparté, dirigiéndole una pequeña expresión de reto con la comisura de mis labios. Una actuación improvisada que era más propia de la situación que de la antelación. Mirando a las personas que encantadas, llegaban a lanzar unos cuantos francos relucientes, hice una larga reverencia. Cuando el cabello suelto y de suave color castaño me cubrió parte del rostro, lo miré por el rabillo del ojo. Mis ojos verdes con sus ojos de ámbar. Y en mi fuero interno comprendí que aquella noche sería mucho más encendida que cualquier otra.
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Re: What I say run... you say have fun. [Privado]
Los ojos del macho no se pueden separar de la fascinante señorita, una sonrisa ladina en el rostro del enmascarado no puede esperar tras los diálogos de la fémina. Sus manos toman el fiel instrumento y simplemente se puede observar como lo arroja a uno de los músicos –Venga Benjamín que esta noche parece que no seré el guitarrista…- con una gran sonrisa gira su rostro hacia donde la preciosa mujer reverencia al público; sus pasos se dirigen lentamente a ella, el fuego en sus pupilas es algo incontrolable pues al quedar a escasos centímetros de ella susurra -… Esta noche seré quien disfrute y se deleite, el mañana es algo incierto y el presente es un regalo, puede acompañarme o puede dejarme con el corazón roto, pero eso sí, su aroma y sus ojos… Por obligación se quedan tatuados en mi alma- y al cabo de esto, sus manos se deslizan por las faldas de la doncella, recorriéndola de abajo hacia arriba en una incitación al baile.
No pasan dos segundos, pues los gitanos retoman la musicalidad junto a la gente feliz y contenta que con aplausos, jaleos, gritos y pasión se alzan junto a los vientos bajo esa noche única, noche que abraza a ambos jóvenes que se roban todo el protagonismo al ser uno de estos quien atrevidamente respira del cuello de la señorita para cerrar sus parpados y con una altiva risa sencillamente hace que gire sobre su propio eje al jalarle desde su brazo, así, sus pupilas vuelven a enfocarse sobre el rostro de ella, seguidamente para aplaudir con ritmo, llevando el mismo compás que la percusión y los acentos en el instrumento de cuerdas –El baile es exquisito, el baile es sensual.. No quiero un simple flamenco, no quiero ser solo un gitano o un peregrino para usted… Si soy ladrón deberé robarle, pero no robarle solamente un beso… Quiero robarle el pensamiento, el aliento y sobre todo… Su exquisito aroma a mujer- y conforme sus palabras dan fin, los pies del hijo prodigio de España empiezan a golpetear el suelo, cruzándose entre sí para ejercer una métrica a doce tiempos que se van ejecutando de manera magistral al ir rodeando a la ojiverde, finiquitando en un instante al gritar -¡¡ OLÉ !!- y así, su cuerpo que hace repetitivos giros sobre su propio eje pone fin a sus movimientos al quedar frente a la mujer, alzando solamente una cortinilla de polvo que se cuela por el efecto eólico que mece las notas españolas.
No pasan dos segundos, pues los gitanos retoman la musicalidad junto a la gente feliz y contenta que con aplausos, jaleos, gritos y pasión se alzan junto a los vientos bajo esa noche única, noche que abraza a ambos jóvenes que se roban todo el protagonismo al ser uno de estos quien atrevidamente respira del cuello de la señorita para cerrar sus parpados y con una altiva risa sencillamente hace que gire sobre su propio eje al jalarle desde su brazo, así, sus pupilas vuelven a enfocarse sobre el rostro de ella, seguidamente para aplaudir con ritmo, llevando el mismo compás que la percusión y los acentos en el instrumento de cuerdas –El baile es exquisito, el baile es sensual.. No quiero un simple flamenco, no quiero ser solo un gitano o un peregrino para usted… Si soy ladrón deberé robarle, pero no robarle solamente un beso… Quiero robarle el pensamiento, el aliento y sobre todo… Su exquisito aroma a mujer- y conforme sus palabras dan fin, los pies del hijo prodigio de España empiezan a golpetear el suelo, cruzándose entre sí para ejercer una métrica a doce tiempos que se van ejecutando de manera magistral al ir rodeando a la ojiverde, finiquitando en un instante al gritar -¡¡ OLÉ !!- y así, su cuerpo que hace repetitivos giros sobre su propio eje pone fin a sus movimientos al quedar frente a la mujer, alzando solamente una cortinilla de polvo que se cuela por el efecto eólico que mece las notas españolas.
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Re: What I say run... you say have fun. [Privado]
El optimismo parecía no abandonar a aquel hombre, ni el atractivo ni la energía ni la fuerza mística de alguien que conoce bien sus ventajas. Estaba en un problema, y ya lo sospechaba, pero no tenía ningún deseo de marcharme del circo gitano aunque eso supusiera provocar el enfado de Deiran. Él podría sobrevivir a una noche de mi ausencia. Yo, por otro lado, no creía posible liberarme de ese magnetismo que provocaban sus ojos ambarinos, su sonrisa temeraria y sus movimientos al bailar. Necesitaba movimiento y diversión, como una exploradora en medio de su mejor descubrimiento. La curiosidad y el deseo me abrazaban sin piedad y me tentaban a bailar, más y más al lado de ese masculino y misterioso hombre.
Un escalofrío lento y temible me bajó por la espalda cuando sus palabras susurrantes acariciaron mi piel. Fue un exquisito sentimiento que solo pude expresar en una mirada atenta.
— Sería una crueldad de mi parte no acompañarle... —repliqué en voz baja, siguiendo un juego peligroso.— Y... —la claridad en mi garganta desapareció por completo cuando aquellas manos recorren el encaje de mi falda. Habría gruñido por los bajos instintos. Confundida por esas emociones y exaltada por la emoción del publico gitano que se deshacía más y más de toda inhibición, me permití girar con toda gracia hasta que volvimos a vernos sin ninguna restricción más que esa máscara. Entrecerré los ojos con una mueca divertida. El ritmo volvía a soplar como la brisa en una noche de tormenta, entre aplausos, música y sonetos vigorosos. Acepté el nuevo compás con un asentimiento completo y mis faldas volvieron a enroscarse en mis manos.
A sus zapateos, yo giraba. A sus retos verbales, yo sonreía y reía. A sus descarados roces, yo dejaba que mis caderas bailaran tal y como deseaban hacerlo. El corsé comenzó a parecerme una prisión sofocadora, pero no dejé de moverme.
— Pues lo hace muy bien, ladrón mío... ha robado mi atención y debo decirle que eso no es sencillo. —confesé con una nota musical, levantando los brazos y a su vez la mata de cabello castaño que solía cubrirme la espalda. El frescor que sentí en esa zona me arrancó un gemido inocente. Reí de nuevo con la entera diversión de una sinvergüenza, encantada de tener a ese hombre bailando a mi alrededor.— ¿Y cómo roba un aroma, monsieur...?
Un escalofrío lento y temible me bajó por la espalda cuando sus palabras susurrantes acariciaron mi piel. Fue un exquisito sentimiento que solo pude expresar en una mirada atenta.
— Sería una crueldad de mi parte no acompañarle... —repliqué en voz baja, siguiendo un juego peligroso.— Y... —la claridad en mi garganta desapareció por completo cuando aquellas manos recorren el encaje de mi falda. Habría gruñido por los bajos instintos. Confundida por esas emociones y exaltada por la emoción del publico gitano que se deshacía más y más de toda inhibición, me permití girar con toda gracia hasta que volvimos a vernos sin ninguna restricción más que esa máscara. Entrecerré los ojos con una mueca divertida. El ritmo volvía a soplar como la brisa en una noche de tormenta, entre aplausos, música y sonetos vigorosos. Acepté el nuevo compás con un asentimiento completo y mis faldas volvieron a enroscarse en mis manos.
A sus zapateos, yo giraba. A sus retos verbales, yo sonreía y reía. A sus descarados roces, yo dejaba que mis caderas bailaran tal y como deseaban hacerlo. El corsé comenzó a parecerme una prisión sofocadora, pero no dejé de moverme.
— Pues lo hace muy bien, ladrón mío... ha robado mi atención y debo decirle que eso no es sencillo. —confesé con una nota musical, levantando los brazos y a su vez la mata de cabello castaño que solía cubrirme la espalda. El frescor que sentí en esa zona me arrancó un gemido inocente. Reí de nuevo con la entera diversión de una sinvergüenza, encantada de tener a ese hombre bailando a mi alrededor.— ¿Y cómo roba un aroma, monsieur...?
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Re: What I say run... you say have fun. [Privado]
El aplauso ya no es solamente de celebración, los gritos y la alegría de la gente se han convertido en el alma de la fiesta brava; poco a poco el instinto de pasión y soltura va enroscando cual tentación misma a ambos jóvenes, los cuales encerrados entre el público van tejiendo una danza que instantáneamente prosigue con las notas de las guitarras y por supuesto que la métrica brindada por el cajón flamenco. La tierra, el aire, la noche, ambos… Todo es uno mismo y así es como el de herencia española sin ninguna clase de pena responde a la preciosa mujer: -Robarme su aroma será embriagarme de él, tatuarlo en mi alma y no dejarle ir, le he quitado algo pues usted me ha quitado…- se interrumpe para de forma veloz y hábil dar varios giros sobre su propio eje, asemejando al mismo tornado bajo el desierto de la pasión; con el correr de varios segundos, este da un fuerte pisotón para detener su anatomía hábilmente y mantenerse con toda la elegancia y gracia del baile, fijando sus ojos marrones en ella para dejar una sonrisa ladina y así claudicar con ese aire característico de grandeza -… Todo- finalizando bajo el abrazo emocionante de un público que exclama el nombre del ladrón más famoso de Francia, una leyenda nocturna que pareciese cobrar vida como las sombras ya que nadie sabe de dónde ha venido, ni tampoco a donde irá, pero cuando está presente hasta la misma noche abre paso y todo se forja bajo el foco protagónico de él, de quien roba a los ricos para dar a los pobres, del hijo favorito de España…
-¡ Rosa Negra, el ladrón ! Mi entero placer, señorita de la mirada fulminante-
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Re: What I say run... you say have fun. [Privado]
Un ritmo que cautivaba al amante de la seducción, del movimiento con esfuerzo y pasión. Eso era en lo que se había convertido la música, y por ende, mis pasos. Habían pautas donde podía respirar profundo, y tras haberlo hecho, una de mis piernas e enroscaba en la espesura de mis faldas, dejando ver el encaje negro bajo la seda escarlata. ¡Que Deiran supiera lo que estaba haciendo con tan fino vestido! No era conservador debido al escote, pero nadie de la clase alta podría haber imaginado semejante prenda en un baile tan vivaz. Un zapateo, y luego dos. El público ayudaba como parte de los músicos, como si marcaran el ritmo a seguir.
— Un... —jadeaba, emocionada por su baile. En cierto momento de la danza, él tomó el protagonismo, robando nuestra atención y nuestro más profundo deseo. A mi, al público, a la noche. Reía de vez en cuando, no porque sus movimientos fueran torpes y graciosos, sino porque la gracia con que se movía me removía a la niña que alguna vez debí ser en mi vida humana. En apariencia, después de todo, no parecía mayor de dieciséis años. Una chiquilla encandilada de la música y la rebeldía. Porque esa noche, ese era mi pecado.
Observé al filo de la respiración la pirueta que el enmascarado llevaba a cabo, maniobrando con habilidad cada una de sus extremidades. ¿Debería creer en sus poéticas palabras? "No", pensé con una sonrisa fascinada. No era de fiar, y sin embargo, esa verdad era la que más me atraía. Realicé una reverencia exagerada hacia él, felicitando su gran azaña.
— Un verdadero placer conocer al ladrón, Rosa Negra. Aquel que roba suspiros y miradas en esta fiesta española. —pronunció fuerte y claro, con una nota musical quizás digna de cualquier vampiro.
— Un... —jadeaba, emocionada por su baile. En cierto momento de la danza, él tomó el protagonismo, robando nuestra atención y nuestro más profundo deseo. A mi, al público, a la noche. Reía de vez en cuando, no porque sus movimientos fueran torpes y graciosos, sino porque la gracia con que se movía me removía a la niña que alguna vez debí ser en mi vida humana. En apariencia, después de todo, no parecía mayor de dieciséis años. Una chiquilla encandilada de la música y la rebeldía. Porque esa noche, ese era mi pecado.
Observé al filo de la respiración la pirueta que el enmascarado llevaba a cabo, maniobrando con habilidad cada una de sus extremidades. ¿Debería creer en sus poéticas palabras? "No", pensé con una sonrisa fascinada. No era de fiar, y sin embargo, esa verdad era la que más me atraía. Realicé una reverencia exagerada hacia él, felicitando su gran azaña.
— Un verdadero placer conocer al ladrón, Rosa Negra. Aquel que roba suspiros y miradas en esta fiesta española. —pronunció fuerte y claro, con una nota musical quizás digna de cualquier vampiro.
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Re: What I say run... you say have fun. [Privado]
Los aplausos llevan la conclusión de aquel baile, los gritos y las celebraciones no pueden parar pues inclusive varios gitanos empiezan a bailar entre ellos; los músicos siguen su arte y todo se vuelve una fiesta sin límites. Entre tantas personas, el ladrón por poco pierde de vista a la hermosa doncella, a la cual, se acerca con calma y le dice fuerte –Nadie había bailado tan hábilmente, tan puro… La música está en ti, la pasión se desborda de tu cuerpo y en tus ojos….. Hay un misterio que quiero resolver- para después tomar con su mano derecha un objeto de entre sus ropas, sacándolo en solo instantes para otorgárselo, tratándose de una hermosa rosa negra de largo tallo y pétalos hermosos –Para usted, señorita de la mirada fulminante, tómelo como una muestra de admiración por toda su belleza y… Su pasión-
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Re: What I say run... you say have fun. [Privado]
Halagada, intrigada, realmente tentada por aquella euforia propiamente humana. Era un hombre al que se le sonrojaba el rostro por el esfuerzo, que sudaba por los giros y se agitaba por el cansancio. Era, como dirían algunos poetas de mi tierra madre, un león sobre las patas traseras. Era algo que yo no había conocido antes. ¿Qué si era un hombre habilidoso? Bastante. Tanto como para emocionar y apasionar a una inglesa joven como yo, sin mencionar el vampirismo. Tomé la rosa con la delicadeza de la misma, admirando los pequeños y oscuros detalles en ella. Luego mi mirada se posó en la ajena, sonriendo.
— No resolverá nada bailando, Mi lord... —le reñí desenfadada, con un marcado acento inglés en mi hablar. En esos rumbos, con la música y los gitanos bailando alrededor, era casi una broma irónica.— Pero acepto su admiración. Imagino que ya robó la mía. —Miré a mi alrededor y casi se desdibuja la sonrisa en mi rostro tras notar algo en la mirada de un grupo de gitanos. Era algo que yo conocía bien. Desconfianza y hostilidad.
La mayoría de los presentes estaban tan enfrascados en la alegría y el júbilo, que seguro ignoraron mi procedencia en pos a la diversión y el puro sentido del ritmo. Ellos, por otro lado, no parecían dispuestos a olvidar que yo era algo ajeno al circo gitano. A su mundo. Sonreí con cierta tensión y me volví hacia el ardiente enmascarado.
— Seguramente pasará aquí toda la noche, ¿verdad? —me acerqué más de la cuenta, quizás porque bajo el ambiente festivo no se era muy consciente de las formalidades y el protocolo. De un momento a otro, mis manos se posaban sobre su pecho.— Yo, por otro lado, debería marcharme. No todos aquí están muy felices con mi presencia.
— No resolverá nada bailando, Mi lord... —le reñí desenfadada, con un marcado acento inglés en mi hablar. En esos rumbos, con la música y los gitanos bailando alrededor, era casi una broma irónica.— Pero acepto su admiración. Imagino que ya robó la mía. —Miré a mi alrededor y casi se desdibuja la sonrisa en mi rostro tras notar algo en la mirada de un grupo de gitanos. Era algo que yo conocía bien. Desconfianza y hostilidad.
La mayoría de los presentes estaban tan enfrascados en la alegría y el júbilo, que seguro ignoraron mi procedencia en pos a la diversión y el puro sentido del ritmo. Ellos, por otro lado, no parecían dispuestos a olvidar que yo era algo ajeno al circo gitano. A su mundo. Sonreí con cierta tensión y me volví hacia el ardiente enmascarado.
— Seguramente pasará aquí toda la noche, ¿verdad? —me acerqué más de la cuenta, quizás porque bajo el ambiente festivo no se era muy consciente de las formalidades y el protocolo. De un momento a otro, mis manos se posaban sobre su pecho.— Yo, por otro lado, debería marcharme. No todos aquí están muy felices con mi presencia.
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Re: What I say run... you say have fun. [Privado]
Una sonrisa ladina se posiciona en el músico, sus ojos se clavan fielmente sobre la hermosa señorita mientras siente como ella va acercándose hasta romper la barrera y termina colocando sus manos en sus trabajados pectorales –Deberé decir que yo siempre estaré feliz de tenerle aquí o tenerle allá…- su voz gruesa se cuela como susurra ante el pigmento de ese acento gitano –Pero no confunda, ellos están felices de tenerle aquí, solo por favor… No coma ansias- y con lo último, hace una referencia de cómo desde el principio sabe la naturaleza no humana de ella. Es algo de suponerse, con su experiencia y trabajo él bien sabe como identificar a los inmortales.
Los músicos vuelven a tomar sus instrumentos y la gente mantiene la calma, regresando su atención hacia el arte de los anfitriones; por su parte, Rosa Negra junto a la señorita parece que envuelven su propio marco escénico en una burbuja donde solo ellos dos existen –No me quedaré aquí toda la noche, mejor dicho, la noche se quedará conmigo pues es mi cómplice…- su rostro se acerca al ajeno, su respiración se envuelve junto con la de ella y al final, este galante Casanova sencillamente anexa –Pero siempre podrá ver tras de usted, en las tinieblas… Pues ahí yace la sombra que cobra vida durante la noche… El ladrón… Su ladrón… Rosa Negra- con el término de esta trabajada frase, el moreno deposita un beso en la oreja de ella, retirándose con lentitud.
-Fue mi entero placer, querida… Algo exquisito, único e invaluable-
Los músicos vuelven a tomar sus instrumentos y la gente mantiene la calma, regresando su atención hacia el arte de los anfitriones; por su parte, Rosa Negra junto a la señorita parece que envuelven su propio marco escénico en una burbuja donde solo ellos dos existen –No me quedaré aquí toda la noche, mejor dicho, la noche se quedará conmigo pues es mi cómplice…- su rostro se acerca al ajeno, su respiración se envuelve junto con la de ella y al final, este galante Casanova sencillamente anexa –Pero siempre podrá ver tras de usted, en las tinieblas… Pues ahí yace la sombra que cobra vida durante la noche… El ladrón… Su ladrón… Rosa Negra- con el término de esta trabajada frase, el moreno deposita un beso en la oreja de ella, retirándose con lentitud.
-Fue mi entero placer, querida… Algo exquisito, único e invaluable-
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Re: What I say run... you say have fun. [Privado]
Al final de la velada lo que quedaba tras una larga y exótica danza era una satisfacción silenciosa. No podía ser tan tarde, pero la sed llamaba y si no me daba prisa algo muy malo sucedería en relación al amanecer. La pícara y chispeante mirada del enmascarado Rosa Negra, como al parecer se hacía llamar, me hizo olvidarlo demasiado tiempo por una noche. No podía darme el lujo de demorar. A pesar de no sentirme como una Cenicienta, mi pesar era notable para cualquiera que se detuviese a mirar.
Sus palabras adquirieron un mayor y estremecedor énfasis cuando tomó mi rostro. La cercanía era caliente como el baile, como las palpitaciones de su corazón. "Dios mío...". Sentí la garganta reseca y por un breve momento temí hincarle los colmillos ahí mismo. Sin exagerar siquiera, jadeé por el breve e "inocente" beso bajo la oreja. Era una forma cruel de tratar a un vampiro si se conocía su condición. Y él lo sabía, podía verlo en sus ojos.
— Si la noche es su complice, entonces estoy segura de volver a verle. —murmuré con la voz tensa. Mis ojos se posaron sobre su figura un largo rato antes de volverse juguetona.— Oh, mi ladron entonces. Veré si las oscuras veladas de la temporada me devuelven a estos rumbos.
Me aparté y sonreí. Si en algo tenía razón ese misterioso pero jubiloso calavera, era en sus últimas palabras. No lo mencioné como tal, porque caería en una redundancia. Hice un gesto con la mano de despedida, tan común y ordinario, que pegaba muy en desacuerdo con la excitación de los gitanos. Con dos dedos le mandé un beso a lo lejos y le guiñé un ojo.
— Good bye, sweetie.
Y como una rafaga de viento que escapa en el último momento, salí del circo. Tendría algunos problemas con Deiran si éste se enteraba de a donde había ido, qué había hecho y... con quien. Pero en realidad, ¿qué podría molestarle de ello? No es como si París fuese tan condenadamente pequeña que tuviese que saberlo. Contenta con ese razonamiento, me marché a cazar. Debía complacer a mi atormentada garganta.
Sus palabras adquirieron un mayor y estremecedor énfasis cuando tomó mi rostro. La cercanía era caliente como el baile, como las palpitaciones de su corazón. "Dios mío...". Sentí la garganta reseca y por un breve momento temí hincarle los colmillos ahí mismo. Sin exagerar siquiera, jadeé por el breve e "inocente" beso bajo la oreja. Era una forma cruel de tratar a un vampiro si se conocía su condición. Y él lo sabía, podía verlo en sus ojos.
— Si la noche es su complice, entonces estoy segura de volver a verle. —murmuré con la voz tensa. Mis ojos se posaron sobre su figura un largo rato antes de volverse juguetona.— Oh, mi ladron entonces. Veré si las oscuras veladas de la temporada me devuelven a estos rumbos.
Me aparté y sonreí. Si en algo tenía razón ese misterioso pero jubiloso calavera, era en sus últimas palabras. No lo mencioné como tal, porque caería en una redundancia. Hice un gesto con la mano de despedida, tan común y ordinario, que pegaba muy en desacuerdo con la excitación de los gitanos. Con dos dedos le mandé un beso a lo lejos y le guiñé un ojo.
— Good bye, sweetie.
Y como una rafaga de viento que escapa en el último momento, salí del circo. Tendría algunos problemas con Deiran si éste se enteraba de a donde había ido, qué había hecho y... con quien. Pero en realidad, ¿qué podría molestarle de ello? No es como si París fuese tan condenadamente pequeña que tuviese que saberlo. Contenta con ese razonamiento, me marché a cazar. Debía complacer a mi atormentada garganta.
- Spoiler:
- User: Disculpa que demorara tanto en responder. No tenía mucha inspiración para Yuna >.< Ya que el encuentro acabó, cerraré el tema. Gracias por el rol~
Yuna Rutledge*- Vampiro Clase Baja
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