Eres la música que tanto extrañé [Darcy Krausz]

por **Uriel Kattagary** Vie Jul 12, 2013 1:48 pm

La soledad...

Aquella eterna y fría soledad que embargaba mis noches y mis días, la que rompía mis esquemas y mis pensamientos, reduciéndome en una perdida criatura, que no tenia mas motivo del que vivir para localizar a las futuras presas de la inquisición. Dormir por el día, escondiéndome del llameante sol, despertando con el último rayo y abrir mis sentidos a un mundo nocturno, lleno de criaturas, de seres, de los que muy pocos humanos, conocían su existencia En esas noches, en el caso de tener órdenes, salía a observar y localizar los próximos seres que caerían ante la inquisición. Esas noches eran mis mejores momentos, cuando tenía algo motivo por el que seguir, en el que concentrarme, evadiendo cualquier otro pensamiento de mi mente que no fuera el rastreo, pero hoy no era una de esas noches. Hoy era esas noches en las que me encontraba perdida, sin tener nada que hacer más que quizás, ir a alimentarme de humanos, lo que nada me agradaba, supongo que aún mantenía parte de mi humanidad en este cuerpo eterno, pensé contemplando el oscuro firmamento.

Me encontraba en uno de los balcones principales que daba a la biblioteca, desde allí contemplaba a lo lejos la bella ciudad de París y encontraba las vistas más bonitas de la noche, con una luna que se asomaba en ella, iluminando con sus rayos mi rostro. Me recosté contra la baranda, con la vista perdida, y mis pensamientos muertos, en un rincón de mí, con las mismas preguntas que se repetían desde hacia sesenta años. ¿Por qué ese vampiro me tubo que transformar? Con mi nueva condición lo perdí todo, mi familia, amistades, sueños y mi propia identidad... pero sobretodo a él. El motivo de mi rebeldía contra lo que me impusieron de pequeña mi familia, mi perdición, quien produjo que en mi mente aflorasen otras ideas, otros ideales...un vampiro que conocí una bella noche tocando el violín. ¿Amor a primera vista? Con su música, su violín...me encandiló y como una joven mas caí en cuanto me miró. Esa noche quise alejarme… mi familia, yo misma, perseguía a seres como él, no obstante cuando oí su voz, preguntándome mi nombre, me giré a él y allí, tras nuestras primeras palabras y sus gestos cuidadosos, me dí cuenta, de que quizás todos los vampiros no eran iguales, que había almas buenas entre ellos y de que el joven que tenía enfrente mío, era uno de ellos.

Seguimos encontrándonos, cada noche le visitaba, me escaqueaba de la vigilancia de mi familia y pasaba las horas escuchándole tocar, hablarme o simplemente me quedaba absorta contemplándole. En poco tiempo, él lo fue todo...hasta el día en que me convirtió un desconocido vampiro y no quiso saber nada más de mí, como mi familia. Apreté mis blancos dedos contra el muro, conteniendo mi rabia y mi pena, abandonada por todos, por algo que no me busqué !que no busqué...! Si hubiese sido humana, bien habría llorado de impotencia, solo habían pasado sesenta años, pero cada vez se hacía más duro pasar las noches, en que no tenía con que o quien pasarlas, y si no era con él...no quería a nadie más. Me dolía tanto su ausencia... que pese a encontrarme desde hacía cuatro años en París, me sentía incapaz de verle. Me había colado en el teatro, pero nunca donde pudiera verme, tenía miedo de no saber que encontrarme en sus ojos, dicha, desilusión, odio quizás...Temerosa, seguí pasándome por allí, soñando con su música, con su voz, desde la lejanía, entre las sombras.

La fresca brisa jugaba con las hebras de mi cabello a mi espalda, removiendo mi rojo vestido, con el que lucía esta solitaria noche. En mi mansión, los pocos criados que tenia, andaban dormidos ya en sus alcobas en el primer piso, mientras yo ocupaba el segundo piso por completo. Seguí con la mirada perdida y melancólica en el infinito de la noche, rogando que en esa noche, algo sucediera.

-..Darcy...-susurré en un leve suspiro.

por **Darcy Krausz** Jue Ago 08, 2013 1:29 am

Dejar todo atrás…

Eso es lo que he hecho durante mucho tiempo. No quise ser un vampiro, tenía una vida por delante, tenia todo en la vida, pero me la arrebataron, me sentí frustrado cuando supe lo que en realidad era pero seguí, el violín se convirtió en algo en mi vida, mi otra mitad por decirlo de ese modo. Después, encontré otra razón para vivir, alguien una mujer hermosa, tierna que me robo el corazón desde el primer momento que la miré, que mis ojos miraron los suyo, la ame, fue amor eterno que todavía siento; toque solo para ella, mis manos simplemente se movían aquel día siempre lo he recordado como algo especial que aunque pasara siglos no podía borrarlo de mi mente, después llegue a estar con ella pero cada vez que estaba con ella, cada día quería su sangre, su aroma me excitaba hasta el punto de volverme loco, esa noche iba a decirle que me alejaría de ella porque ya no me gustaba, era mentira, pero era preferible alejarme a matarla pero antes de llegar miré como otro vampiro la transformaba, no pude moverle de mi lugar no pude hacer nada por ella, me aleje, alejándome por completo de la mujer que ame y sigo amando aunque haya pasado tiempo, el tiempo sigue, y yo….soy la sombra de ella aunque no reconozca mi olor…supongo no?...

Tú sombra…

Desde que convirtieron a Uriel en un vampiro, ella entro a la inquisición supe que esto estaba mal, frustrado de que algo pudiera pasarle empecé a seguirla, era como su perro guardián, la sombra de ella, siempre lo seré y cuando no estaba a su lado me sentía un estúpido ¿Por qué me aleje de ella? ¿Sí tanto la amaba?...Mil, millones de preguntas siempre estaban puestas en mi cabeza, diciéndome lo estupidez que he sido estos años por alejarme de una mujer maravillosa como ella. -Uriel…-Susurre su nombre, esta sobre la rama de un árbol, cercas de su casa, aunque alejado para que no lo descubriera, aunque a decir verdad quisiera que ella lo viera-¿Qué me ha pasado?...-Flexione una de sus piernas, mirando hacia la ventana, quería entrar decirle cuanto la amo, que nunca he dejado de amarla pero el miedo me gana, soy un vampiro, mato gente y tengo miedo de una mujer a la que amo, soy todo un cobarde cuando se trata de mujeres y más de una mujer como Uriel. Me quedé ahí en la misma posición, pero las ganas de verla eran más grande que…baje del árbol de un solo movimiento comenzando a caminar con paso decidido hacia la casa de ella, estaba sola y…mejor con el estuche de mi violín que lo tenia siempre conmigo comenzaré con una melodía que compuse solo para ella y que solo una vez se la toque, se la mostré esperando que la recuerde.

Tú música, tú recuerdo…La armonía

Sube al techo de su casa, no me preocupe de hacer ruido, al contrario lo hice, deje sobre el tejado el estuche y saque mi violín, la parte trasera del objeto lo puse en mi hombro, mi mano diestra en donde correspondían y después…sin decir más comencé a tocar, aquella melodía que hace tiempo no tocaba pero estaba en mi cabeza siempre-Esto…esto va para ti mi amada Uriel….-Hable fuerte y claro para que me escuchara bien…Y la música comenzó a danzar en mis oídos.

por **Uriel Kattagary** Vie Ago 09, 2013 6:12 am

Solo los vampiros pueden amarse para siempre.

El aire se llevó mi susurro, mis ruegos silenciosos.

Suspiré, así no conseguiría nada, tendría que ser valiente, entrar donde tocaba todas las noches y buscarle al fin. Pero no hoy. Hoy si iba a la ciudad me vería tentada a alimentarme y no me encontraba bien aún para con ello. Me volví dispuesta a encerrarme en el despacho donde guardaba los papeles, los documentos que me habían entregado de las futuras víctimas de la inquisición, a los que tendría que espiar y asegurarme de que fueron criaturas de la noche como yo. Dándome la vuelta, volviendo al interior de la casa, me paré al escuchar unos ruidos. - ¿Quien ahí? - Pregunté volviendo al balcón alzando la mirada, sin llegar a ver nada más que una sombra. Le veía el aura endemoniada, era un vampiro. ¿Que hacia un vampiro en mí tejado, sentado? Volvía a preguntarle, cuando sus palabras me paralizaron. Solo podía haber una persona, que se dirigiera a mí así... ¡Darcy! ¡Darcy! La música sonó en mis oídos, sacándome una sonrisa, al recordar aquella melodía.

-Darcy...- Musite con añoranza y dolor. Mi voz casi cantó su nombre, como si de un sueño se tratase. ¿Podría ser verdad, que Darcy estuviera allí? Debía de ser una ilusión, pero sentía aquel aroma...un aroma conocido. Tardé unos segundos en asimilarlo, mientras mi mente se alejaba de aquellos recuerdos de aquel amor que tuvimos y de aquella canción que tocaba. Su aroma era el mismo que alguna vez había olido cerca de mí, muchas veces en mis misiones y reconocimientos, pero por más que rastreaba, nunca encontraba el portador de aquel efluvio. Al final pensé en que podría ser que los de la inquisición me vigilasen y hubiera algún espía mucho más bueno que yo tras mis pasos. Ahora con esa coincidencia, estaba segura de que había sido él quien me había vigilado y protegido en muchas ocasiones. ¿Por qué? Pensé, tras sesenta años sin descubrirse, sin venir a buscarme... por qué hoy y ahora, en que me encontraba más débil que nunca? Llevaba tiempo sin alimentarme debidamente y encontrarme en este momento con él, solo me hacía ver lo desesperada que me encontraba por aceptar este sueño y lanzarme a sus brazos, como si no hubiera ocurrida nunca nada, ninguna separación entre nosotros. Por el contrario, sentía dolor y odio. Dolor por el daño que me había causado, dejándome sola tanto tiempo, tras que él para mí lo fuera todo, y odio hacia mí, por ceder ante él tan rápido, por ser aún mi única debilidad en esta cruel existencia que cargaba a mis espaldas.

La música, seguía sonando, cautivando mis oídos. Una y otra vez, como aquella noche en que la tocó por primera y última vez: Hasta ahora.

Apreté mis dedos contra el muro, haciendo añicos una parte de piedra. Tenía los ojos húmedos, no podíamos llorar, pero aquello para nosotros era parecido. De haber sido la joven que conocía, me habría tirado hacia él sin dudarlo, pero todo cambiaba y cambiábamos. Tras que la música avanzara, en cuanto estuvo a punto de tocar el fin de la melodía, saqué fuerzas de mi interior y en un ágil salto, salté al tejado, donde me senté en el filo. No le miré...después de todo no me atrevía no quería ver lo que sus ojos decían de mi nueva condición, aún tras que tuviera sesenta años para darse a la idea, si de verdad él había sido mi sombra todos estos años.
Cerré los ojos escuchando la música, mi canción, nuestra melodía, hasta que su última nota dio a su fin. - ¿Porqué? – Solo entonces me atreví a preguntar con una voz rota. No me refería a nada en concreto, si no a todo. Me hice la fuerte y seguí con la mirada perdida en algún perdido punto del firmamento, pero lo que más deseaba era sentir sus brazos entorno a mí, oír su voz, volver a probar de aquellos labios que de humana me enloquecieron, volver a rodearme de su amor... Darcy, ven, pensé – Lo fuiste todo para mí...yo... - No pude seguir, el dolor y alegría que sentía, no me dejaban hablar.

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