Erzsébet Bathory de Ecsed

30 años aparentes
240 años reales
Vampiro
Duquesa de Rumania
Pansexual
Transilvania

Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.

Atributos: Colmillos afilados, uñas afiladas (en algunos casos), piel y cuerpo resistentes (aunque suave al tacto y a la vista), e inmortalidad.

Poderes: Bloqueo mental, rastreo y telepatía.

Ella poseía un férreo comportamiento protocolar, que en realidad enmascaraba una personalidad obsesiva, frágil, paranoide, cuyo mundo podría desmoronarse con la simple omisión de alguno de sus muchos rituales diarios.

Las inclinaciones sádicas de Erzsébet Bathory ya eran conocidas por su prometido y por el resto de la familia, pero por extraño que parezca, esto no fue una luz de alerta, ya que esta clase de actitudes violentas e intempestivas eran moneda corriente en la aristocracia, de modo que nadie consideró el asunto como algo relevante.

Para Erzsébet, los gritos de dolor de las doncellas que torturaba se mezclaban con el paroxismo erótico de la condesa, pero, el objetivo principal de estos rituales no era el placer sensual solamente, sino también el sabor de la sangre mientras todavía manaba tibia de las heridas de las jóvenes; poco tiempo después generalizó la práctica de beber la sangre directamente de las mejillas, los hombros y los senos de sus víctimas mediante mordiscos feroces.

Nació en una de las familias más antiguas, adineradas y perversas de Transilvania: los Erdély. Sus padres, Anna y Jorge Báthory, eran primos. Su infancia transcurrió en el castillo de Csejte y antes de cumplir los seis años sufría ataques de lo que se puede considerar epilepsia (Por lo menos eso dice su progenie quien trata de explicar su "leyenda").

A los once años fue prometida con su primo Ferenc Nádasdy y a los doce empezaron a vivir juntos en el castillo de él. A los quince años, el 8 de mayo de 1575, se casó con Ferenc, que entonces contaba 20 años de edad; Se fueron a vivir al castillo de Čachtice, en compañía de su suegra Úrsula y otros miembros de la casa.

Fue Ferenc quien adoptó el apellido de soltera de su esposa, mucho más ilustre que el suyo. El joven conde no pasaba mucho tiempo por allí: la mayor parte del tiempo estaba combatiendo en alguna de las muchas guerras de la zona (empalando a sus enemigos), lo que le mereció el apodo de "Caballero Negro de Hungría". Las posesiones de esta pareja de nobles húngaros eran enormes, y se requería además un férreo control sobre la población local, de origen húngaro, rumano y eslovaco.

A diferencia de lo que era propio en la época, recibió una buena educación y su cultura sobrepasaba a la de la mayoría de los hombres de entonces. Era excepcional, hablaba perfectamente el húngaro, el latín y el alemán, mientras que la mayoría de los nobles húngaros no sabían ni deletrear ni escribir.

Pero no fue hasta 1585, diez años después de su matrimonio y 25 años de edad, que la condesa tuvo a su primera hija, Ana, y en los nueve años siguientes dio también a luz a Úrsula y Catalina. Finalmente, en 1598 a los 39 años, alumbró a su único hijo varón, Pablo.

Ella vivía con su suegra y parte de la familia de su esposo, pero también con doncellas que la asistían; para la fecha del primer cumpleaños de Pablo, el hijo menor de Erzsébet, la entonces condesa cayó en un estado de enfermedad que ningún médico pudo explicar... En ese instante fue cuando sucumbió ante el don oscuro; pero poco se sabe de quien la convirtió, se cree que fue el mismo Vlad III Tepes quien lo hiciera; para ese momento, se encontraba obsesionada por su belleza y juventud casi perdida, y usó la sangre de las vírgenes para buscar esa "eterna juventud"; mito entre algunos bebedores de sangre.

Dejó el cuidado de sus hijos a las nodrizas, mujeres de edad avanzada que no le causaban la menor agitación a la condesa, pero pronto una plaga de enfermedad y muerte asoló el castillo que ella habitaba; las doncellas, todas ellas castas comenzaron a morir en condiciones por demás misteriosas, inclusive hasta sospechosas... encontrando los cadáveres de las siervas al amanecer en los jardines del castillo.

En 4 de enero de 1604 murió su esposo de una súbita enfermedad durante una de sus batallas, y a partir de ese momento, a la edad de 44 años, aunque aparentaba 10 años menos, comenzó su leyenda.

Después de 5 años como bebedora de sangre, regresó su esposo, a quien ella había aprendido a querer, más no a amar, y en las noches en el lecho de ambos, en un encuentro íntimo, ante la inexperiencia de ella para dominar sus impulsos desangró a su esposo, cosas que nunca se dijeron.

Se comenzaron a escuchar historias de que la condesa practica la brujería (explícitamente, la magia roja) y para ello utiliza la sangre de muchachas jóvenes. El Rey Matías II de Hungría ordena el conde palatino Jorge Thurzó que tome el castillo de la condesa con sus soldados y realice una investigación. Dado que la señora de Báthory carecía de fuerza militar propia, no hubo resistencia.

Según la investigación del conde Thurzó, hallaron en el castillo numerosas muchachas torturadas en distintos estados de desangrado, y un montón de cadáveres por los alrededores; por lo que fue juzgada en 1612 más Bathory se negó a declararse inocente o culpable, y no compareció, acogiéndose a sus derechos nobiliarios; pero todos los seguidores de Erzsébet, excepto las brujas, fueron decapitados y sus cadáveres quemados.

Pero la ley impedía que Erzsébet, una noble, fuese procesada, por lo que fue encerrada en su castillo donde los albañiles sellaron puertas y ventanas, dejando tan sólo un pequeño orificio en una mazmorra para pasar la poca comida que le ofrecían.

El 21 de agosto de 1614, a sus 54 años de edad, uno de los carceleros la vio caída en el suelo, boca abajo. La Condesa Isabella Báthory estaba "muerta" después de haber pasado cuatro largos años emparedada, sin ni siquiera ver la luz del sol.

Pretendieron enterrarla en la iglesia de Čachtice, pero los habitantes locales decidieron que era una aberración que la "Señora Infame" fuera enterrada en el pueblo, y además en tierra sagrada; lo que la familia usó para darle sepultura en el pueblo de procedencia de la linea Ecsed al noreste de Hungria, pero como sus hijos fueron desterrados del país, sus documentos sellados y prohibido hablar siquiera de ella por más de un siglo, resulta complicado saber si en realidad su osamenta se encuentra en tal lugar.

Pasó más de dos siglos manteniendo un bajo perfil, regenerando la fortuna que una vez en vida había amasado; perdió contacto con toda su descendencia, puesto que para ella, a partir de su "muerte" había comenzado una nueva vida, lejos de las ataduras y leyendas que le presidian, pero conservando aquellas prácticas de tortura que la habían caracterizado. Tiempo después, por los movimientos que hubo entre Rumanía y Hungría, y los territorios que a finales del siglo XVII habían pasado a formar parte del impero Rumano, fue nombrada Duquesa del amplio ducado de Luxemburgo, donde radica actualmente; y comienza su vida de nuevo.

Escogió París como patio de juego, debido a la cercanía con su territorio, pero además, por qué es el centro del mundo, donde el sexo es moneda corriente y la vida se vende por unas cuantas monedas de oro.

Llevaba un diario personal, donde anotaba con meticulosa crueldad cada una de sus "diversiones", llegando el número de víctimas al menos a 612 personas.

Desde que su esposo fue requerido en el campo de batalla comienza a interesarse sobremanera por el esoterismo, rodeándose de una siniestra corte de brujos, hechiceros y alquimistas.

Una de las mejores amigas (y cómplices) de Erzsebet se llamaba Darvulia, una anciana conocida en los alrededores como "La Bruja del Bosque".

Argumentaba que ella no había nacido para morir, y que todo lo bello que le pasaba no podía desaparecer así porque sí.