AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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My satanic nightmare [Nicolás D'Lenfent]
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My satanic nightmare [Nicolás D'Lenfent]
Te esperaré eternamente en la oscuridad, en las tinieblas.
En recuerdo a Ishtat.
La aglomeración de mortales, incidían en el mismo pensamiento, semana tras semana, acudir al teatro y deleitar sus oídos en algún que otro canto o mágicos instrumentos. Parecía increíble como parecían tener la misma idea y se organizaban para ello. Esta vez tras la recomendación de mis conocidos en la ciudad, decidí asistir al teatro, ya que un ilustre violinista, tocaba en él. Mala suerte por eso, de que tocara de los últimos, ya que se reservaban lo mejor para el final, así que tendría que prepararme para escuchar músicos más banales – los que no solía escuchar, mas si me encontraba hastiado y aburrido.- Hacia dos siglos no asistía a un teatro, antes cuando Ishtat aún seguía a mi lado, lo visitábamos a menudo pero desde su desaparición no había vuelto a entrar en uno y hoy me apetecía romper con su recuerdo… ¿Por qué no? Reservé un palco y di instrucciones para que no me molestaran, esta noche quería una velada tranquila y solitaria. Con voz amable solicité que me llevaran el más caro champan que tuviesen y no me molestaran hasta el final de la noche. No necesité persuasión para aquellas simples órdenes, los mortales no solían desobedecerme, tras que realizaran aquella petición y se fueran dejándome solo en mi palco, empezaron los músicos a salir, y hasta hicieron una obra en el descanso. Me aburrí de sobremanera, hoy no era mi mejor día. Me alistaba para irme de allí, cuando al fin, lo más esperado de la noche llegó, el violinista saldría a deleitarnos con su música. Aplaudí volviendo a sentarme en mi silla, viendo como el músico salía de entre las sombras al escenario. Tenía buena figura y muy buen porte, solo le veía de espaldas todavía, pero podía afirmar que era bello y también al ver su aura, descubrí su condición; un vampiro. ¡Oh, genial! Más adelante al terminar la noche, podría hablar con él…finalmente la noche parecía prometer, sonreí para mis adentros y seguí observando lo que sucedía abajo en el escenario. El vampiro se inclinó a los presentes, junto a su violín en una muestra de cortesía para ellos, y en cuando al fin le vi el rostro, el odio vino a mí, tan inesperadamente que me sobresalté de mala manera, exponiendo los colmillos en un gruñido nacido de lo más hondo de mi oscura alma- por suerte no tenia nadie a mi lado que pudiera ver el descontrolado odio que reflejaba mi rostro. -
¿Pero quién?- Una profunda rabia invadía mi sistema, quien era aquel qué osaba ponerse una piel como la de Ishtat! ¿Por qué el grande parecido? Le seguí observando fijamente con la mirada. ¡No me lo podía creer! El destino quería burlarse de mí. Retorcido y vil destino, que jugaba con nosotros como meras marionetas en una eterna obra, donde él rige cada paso. ¡Conmigo nadie juega! El músico sin tener en cuenta lo que sucedía a su alrededor, empezó a tocar, sumergiendo al teatro en su música y letra, inconsciente de los oscuros sentimientos que despertaba en uno de sus oyentes. El teatro seguía en silencio, solo roto por la armonía de aquel instrumento y la música de aquel sensacional músico. Escucho su música a medias, mi cabeza se centra más en buscarle una respuesta lógica a mi rabia, a mi odio, al desagrado que me produce encontrarme a alguien parecido a Ishtat. ¡Han pasado tantos años y aún así me acuerdo bien de su rostro, como si Botticelli lo hubiera inmortalizado en uno de sus cuadros! Ishtat...Ishtat, mi verdugo y salvador, mi asesino y protector, la otra cara de mi moneda, mi necesidad del mal… Pero aún peor, es al sentir como algo dentro de mí vuelve a cobrar vida, tras ver en aquel extraño rostro, la esencia de Ishtat! Como si el cielo quisiera ponerme a prueba de nuevo, tras el abandono de quien fue mi padre, amante y mentor, hace ya más de dos mil años.
-Demonio…-susurré como si en aquella palabra alejara la tentación de mis pensamientos. Tras dos mil años me veía de nuevo como una polilla volando muy cerca de la luz, pero esta vez la polilla sabia a qué atenerse, no se dejaría seducir por la intensa luz, lucharía contra ella, como si mi vida dependiera de ello. Erguido en la silla, en mi palco privado, seguí contemplando aquel maldito vampiro, quien parecía salir de mis peores pesadillas. En ningún momento mis ojos dejaron de beber de la esencia y el porte de aquella criatura de la noche, viendo en cada gesto a Ishtat una y otra vez, era él...pero diferente, una asemejanza, pero lo suficiente para hacerme enloquecer. En cuanto terminara su música, me adentraría en los entresijos del gran teatro y le buscaría, mis ansias de maldad como de curiosidad, competían entre sí sin un claro ganador, lo único claro que había, era que debía conocer a aquel que conjuraba mis fantasmas, y quizás quien sabe, arrancarle esos labios que tanto hacen que recuerde a Ishtat. Sí, eso haría! Nadie merecía tener sus labios, nadie más que yo!
Con mis orbes fijos en los ajenos, seguí cada movimiento suyo, esperando encontrarme en algún momento con su mirada y que la magistral música terminara, en un mar de generosos aplausos. Ya llevaba encandilando, seduciendo con su música a todos los mortales del teatro, si quería encontrar comida entre ellos, de seguro que se entregarían complacientes a sus cuidados ¿Por qué alargar tanto la espera, entonces? Tras una eternidad sin rastro de mi maestro, me moría de ganas de jugar con aquel ser tan parecido a él. ¿Juego peligroso? Estaba por ver.
“Conjura todos mis demonios, desenvuélvelos para mí, torna mi pesadilla en realidad… susúrrame que eres un fantasma del pasado que regresa para atormentar mi alma y juraré no dejarte escapar...”
Jacques Roman- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/06/2013
Re: My satanic nightmare [Nicolás D'Lenfent]
Seduce los ojos un dulce y engañador violinista diabólico, secuestra las almas con la sinfonía sensual al derramar el dolor con su violín…Demasiado horroroso que se embellece con un dulce sentir…
Las vibraciones de las tonadas cesaron, se fue callando el violín con un grito intenso que fue disminuyendo hasta ser solo un susurro. Bajando con suavidad el violín, los aplausos aclaman el aura, abre los ojos y lo primero que ve es el suelo sabiendo que nadie puede apreciar ese sentimiento y dirige la mirada a la audiencia, realizando una reverencia cuando los presentes se alzaron con respeto, el cuervo desprende una mirada sin expresión alguna y se da la vuelta, siendo el telón bajado que escapa el miserable violinista a su camarote, encerrándose donde solo disfruta como siempre de una buena copa de vino añejado y su única presencia junto con el violín a un lado posados en el diván.
El violinista se digna a tocar una vez más en el teatro de los vampiros, la noche esta por embellecerse con la presencia del cuervo apasionado, las funciones como vientos recorridos eran, dejando caricias pero siendo el último oleaje el que haga renacer cada evocación a los gritos de un sonoro rugir, todo resurgía como era planeado, el evento que encendía el aura como un infierno, las llamas de las sombras contemplaban al miserable violinista que salía de su escondite para vivir la malditas melodías que le encierran como en una jaula que solo al acariciar su amado violín se abría para que este emprendiera vuelo y volara lejos hasta la nada….
Su negrura presencia, esos cabellos sueltos que representaban lo prohibido de una luz sin igual, sus ojos llenos de melancolía, muerte y sufrimiento veían cundo a la audiencia se dirigía, emprendiendo una reverencia no hacia el público si no pedía permiso a su encantadora alma que se guardaba en la caja del violín. Posándose como una escultura fina en medio del escenario y lentamente, con delicadeza acaricia el arco y posa el instrumento del diablo en su hombro, cual demonio resurgido roza los arpegios de una alma destrozada que una vez supo el significado de vivir, toca, despliega el arco en las cuerdas con lentitud, invitando su brazo a bailar una melodía en el cual fluía el sentir del ave sin vuelo, sensual, moviendo su rostro acorde al deseo de danzar con un funesto dolor, cierra los ojos y se pierde en el mundo secreto, nadie existe más que un sufrimiento que habla acerca de cómo la muerte existe sin esperanza, se apagan las luces y solo queda sombras, miedo a tornarse como el silencio, su melena se agita con delicadeza, se eleva a los altos de un tonada profunda, enloqueciendo por gritar calladamente, desplegando la furia como una marioneta sin poder moverse, sigue tocando que la existencia se desvanece, toca por dolor, las rotas notas sufren por deslumbrar un pasado, sus manos no desean detenerse, su cuerpo se convierte en el olvido, solo hay música, maestro dominado por el trágico mundo, desprende un pequeño gemido por la pasión que se desborda, el dolor es la excitación de un corazón asesinado, su mentón aprieta la caja, violín del siniestro diablo entristecido, esta es su alma, su vacío se demuestra viajando a lo lejos donde la música se une en el cielo…¡Vive, vive de nuevo, renace sin miedo! ¡Y no seas muerte ni vida! ¡Vuela lejos, vuela y se lo que más deseas, un ave que solo quiere volar sin que sus alas sean un vez más destrozadas! Vuela sobre lo conocido, abraza al viento y elévate para que seas por siempre el silencio que pudo brindarte al fin la paz…
Siente tocar la dichosa tranquilidad, suavemente desaparece la tormentosa existencia, deja de ser un cuervo, sus alas negras se tornan blanquecinas, una maravillosa paloma es la que sigue el vuelo, gritando sobre su silueta igual a la belleza pura, sin pecados, sin odio…y el violinista es amado, las caricias silenciosas se van disminuyendo, se desvanece el sueño y regresa a ser lo que era una pesadilla, había sido un deseo que su triste violín llora, llora con agonía, secuestra la oscuridad, vuelve a ser lo que era un cuervo maldito, repugnante que de hechizos musicales murmura “Por siempre y para siempre seré la maldita soledad entristecida”
Las vibraciones de las tonadas cesaron, se fue callando el violín con un grito intenso que fue disminuyendo hasta ser solo un susurro. Bajando con suavidad el violín, los aplausos aclaman el aura, abre los ojos y lo primero que ve es el suelo sabiendo que nadie puede apreciar ese sentimiento y dirige la mirada a la audiencia, realizando una reverencia cuando los presentes se alzaron con respeto, el cuervo desprende una mirada sin expresión alguna y se da la vuelta, siendo el telón bajado que escapa el miserable violinista a su camarote, encerrándose donde solo disfruta como siempre de una buena copa de vino añejado y su única presencia junto con el violín a un lado posados en el diván.
Nicolás D' Lenfent- Vampiro/Realeza [Admin]
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Re: My satanic nightmare [Nicolás D'Lenfent]
“Los demonios no duermen.”
Parecía irónico como los fantasmas y demonios de la gente cuando menos te lo esperabas volvían a arruinarte la existencia. Siempre me burlaba de los humanos, los que tarde o temprano todo lo que en sus cortas vidas hacían mal o no hicieron en su debido momento, les pasaba factura y se arrepentían. El pasado siempre les persigue, para bien o para mal y a mi hasta este mismo instante, llevaba dos siglos escapando de él, sin acordarme de que tengo un pasado mío, como humano y vampiro. Y ahora que tengo delante mis fantasmas, me embarga la inquietud, no quiero querer recordar, no a él. Ishtat Ishtat el único demonio de mi existencia... nadie nunca se igualara a él. Impulsivo, salvaje, posesivo, sádico...Lo tenía todo, y yo, joven de mi dejé que me manipulara tantos siglos siendo su sombra, aprendiendo de él. Arrasamos lo que quisimos, destruimos, por donde pasábamos éramos la enfermedad y la cura... los destructores y la salvación de aquellas pobres almas que cayeron rendidas a nosotros. Tomamos todas las pasiones, jugábamos con el diablo y aún quedaba tiempo libre en las noches para participar en arduos juegos; Esclavos, reyes, princesas, orgias...daba igual, para nosotros solo era un juego más. Ahora cuando recuerdo aquellos tiempos, no puedo más que intentar rezar por el alma de aquellos que tan cruelmente arrebaté de sus familias y vidas. Cambié por suerte, lo hice. Ahora no soy aquel caballero galán que seducía por simple placer de los deleites carnales y el correr de la sangre en los cuerpos desnudos de mis victimas., pero aquí contemplando lo que parece ser una copia a mi maestro, a Ishtat, los recuerdos vuelven, haciendo crecer mi odio hacia aquel demonio que deleita con su música angelical a los mortales. ¡Bah! Un demonio como nosotros jamás podrá tocar como los ángeles...ya no tenemos la inocencia, la pureza. No seremos nunca bendecidos con un canto celestial siendo el susurro de la muerte.
Sin dejar de beber de la presencia ajena de aquella copia de mi maestro, finalmente dejó de tocar y el teatro se lleno de un mar de aplausos. El músico se deleitó unos segundos con el cariño de la gente, desapareciendo tras el telón, una vez la gente se levantó de sus asientos saliendo, dando por terminado el gran concierto del teatro con aquel último numero. Negado a dejar que aquel vampiro se me escapara, salí de mi lujoso palco dirigiéndome hacia los camerinos, donde en algún lado tenía que estar aquel maestro de la música. Usé ilusión todo el recorrido que hice, así ni los mortales ni los encargados de la seguridad de aquel teatro podían pararme. Me hice invisible, para ellos solo era un joven de seguridad que me dirigía hacia mi puesto. Fui hacia el escenario y me colé tras aquel pesado telón, descubriendo los entresijos del teatro y de camerinos que en ellos se extendía como en un laberinto.Tras lograr captar el efluvio de aquel vampiro, quien para desazón de mi corazón marchito, no era el mismo que Ishtat, me dirigí decidido hacia allí. Unos pocos mortales que me vieron me saludaron, aún teniendo aquella ilusión de que era uno de los encargados de la seguridad. Pasé por donde las bailarinas charloteaban entre ellas, bebiendo de sus copas, relajándose, las que al pasar me dirigieron miradas deseosas. Les sonreí fugazmente, pero ellas no eran mi plato de la noche, ni postres podrían ser... Hoy solo andaba fijo en él.
Seguí adelante y allí estaba, el camerino, el salón más lujoso para el mejor músico. Sonreí maliciosamente, si fuera Ishkat entraría a matar, pero ese no era más que una burda copia. Me divertiría conociéndolo, eso sería todo... o quizás no. ¿Tendría el mismo sabor de sangre que Ishtat? Gruñí por lo bajo, la duda me torturaba. Inspiré tres y cuatro veces, aún sin tenerlo que hacer siempre me ayudaba a relajarme, a no ceder a mi bestia... a mis impulsos. Lo más seguro que aquel músico, ya se habría dado cuenta de que tenía un visitante detrás de su puerta. Así qué... Por que hacerlo esperar? Toqué tres veces con la mano la puerta, ante todo era un caballero y había formalidades que no se debían de olvidar. – Gran Violinista...soy un ferviente admirador vuestro. Me haríais el favor de dejarme entrar? Quicas podamos hablar y comentar ciertas inquietudes de nuestra hastiada existencia e intentar por estos efímeros minutos no estar en soledad... Aquella que nos tormenta desde los inicios de la vida. - Sonreí esperando su contestación, que me abriera la puerta o me diera el permiso. Solo esperaba que con mis palabras hubiese creado cierta intriga en su mente. La misma intriga, que sentía yo por él desde avistarlo en la lejanía.
Sin dejar de beber de la presencia ajena de aquella copia de mi maestro, finalmente dejó de tocar y el teatro se lleno de un mar de aplausos. El músico se deleitó unos segundos con el cariño de la gente, desapareciendo tras el telón, una vez la gente se levantó de sus asientos saliendo, dando por terminado el gran concierto del teatro con aquel último numero. Negado a dejar que aquel vampiro se me escapara, salí de mi lujoso palco dirigiéndome hacia los camerinos, donde en algún lado tenía que estar aquel maestro de la música. Usé ilusión todo el recorrido que hice, así ni los mortales ni los encargados de la seguridad de aquel teatro podían pararme. Me hice invisible, para ellos solo era un joven de seguridad que me dirigía hacia mi puesto. Fui hacia el escenario y me colé tras aquel pesado telón, descubriendo los entresijos del teatro y de camerinos que en ellos se extendía como en un laberinto.Tras lograr captar el efluvio de aquel vampiro, quien para desazón de mi corazón marchito, no era el mismo que Ishtat, me dirigí decidido hacia allí. Unos pocos mortales que me vieron me saludaron, aún teniendo aquella ilusión de que era uno de los encargados de la seguridad. Pasé por donde las bailarinas charloteaban entre ellas, bebiendo de sus copas, relajándose, las que al pasar me dirigieron miradas deseosas. Les sonreí fugazmente, pero ellas no eran mi plato de la noche, ni postres podrían ser... Hoy solo andaba fijo en él.
Seguí adelante y allí estaba, el camerino, el salón más lujoso para el mejor músico. Sonreí maliciosamente, si fuera Ishkat entraría a matar, pero ese no era más que una burda copia. Me divertiría conociéndolo, eso sería todo... o quizás no. ¿Tendría el mismo sabor de sangre que Ishtat? Gruñí por lo bajo, la duda me torturaba. Inspiré tres y cuatro veces, aún sin tenerlo que hacer siempre me ayudaba a relajarme, a no ceder a mi bestia... a mis impulsos. Lo más seguro que aquel músico, ya se habría dado cuenta de que tenía un visitante detrás de su puerta. Así qué... Por que hacerlo esperar? Toqué tres veces con la mano la puerta, ante todo era un caballero y había formalidades que no se debían de olvidar. – Gran Violinista...soy un ferviente admirador vuestro. Me haríais el favor de dejarme entrar? Quicas podamos hablar y comentar ciertas inquietudes de nuestra hastiada existencia e intentar por estos efímeros minutos no estar en soledad... Aquella que nos tormenta desde los inicios de la vida. - Sonreí esperando su contestación, que me abriera la puerta o me diera el permiso. Solo esperaba que con mis palabras hubiese creado cierta intriga en su mente. La misma intriga, que sentía yo por él desde avistarlo en la lejanía.
“No hay mas dolor que aquel que padece la visita de sus demonios, de aquel al que los recuerdos engañan…”
Jacques Roman- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/06/2013
Re: My satanic nightmare [Nicolás D'Lenfent]
Eres un espejismo lejano y una plática erótica empolvada, solo eres droga ocasional
Cada vez que ejecutaba su hermoso violín se encarcelaba en su divino camerino, el nicho mismo del ave donde iba tras asesinar la pasión desprendida de la música, del cosmo regalado en susurros de notas eternales para su locura, siendo un fiel amante del encanto, adentrándose poco a poco, deteniéndose a la orilla del suelo cubierto de flores, aquellas que cada noche le eran envidas por elogiarlo las esparcía en el suelo para ser de ese lugar un misterioso jardín en el que se pueda perder por su belleza eterna, deleitándose siempre al ver como se marchitaban, embriagándose por la frescura y sobre todo las fragancias que seducían con divinidad. Con calma se quita los zapatos negros y camina sobre los pétalos esparcidos, viéndose el arte egocéntrico en el que se desenvolvía, esto era la manera en la que el cuervo vivía de una exquisita arquitectura gótica, embellecido cada mueble que habitaba, así como el sofá tallado de una madera fina, un candelabro de cristal refinado de un color oscuro acompañado con las hermosas luces que las velas resaltaban para alumbrar tenuemente en esa oscuridad maravillosa… Siguiendo los pasos lentos, suaves a la hora de deposar los pies sobre el suelo, acariciando su violín de manera en la que se despedía para entregarlo a su caja el cual le protegía, todo lo que se veía era creado por el mismo, permaneciendo como un ave adornada de una jaula transparente….
Sintiendo una evocación infernal, desea abrir el vino añejado para saciar la sed de sus entrañas, estaban descontroladas por la exaltación de las vibraciones que el templo le revivía, liberándose de su saco, dejando que las manos aflojaran la corbata y busco su pipa de un molde brezo junto con su tabaco Burley especialmente preparado para él, un aroma natural, siendo un arte la manera en la que le enciende y mantiene los olores esplendorosos, esas mixturas como Latakia con un poco de Periqué lo preferido por la exótica mezcla de amargos con un concentrado sabor, dando caladas lentas y rítmicamente, llevándose por el humo desprendido que era la esencia del placer, dirigiéndose a su diván, posándose de manera en la que una rodilla estaba alzada y el otro descansaba, sentado sujetando con la mano la pipa y dejándose fluir entre pensamientos por tal dicha.
Deleitándose con el humo, veía la silueta de su querubín, Un velo de pensamientos se desvanecen con la bocanada de humo que libera de la boca con suavidad, lentamente seduciendo los labios en el acariciar pero los sonidos externos del camerino eran dispersados, una fuerza intensa era conducida hacia él, podía percibir la antigüedad de ese templo, quería leer la mente ajena, jugar un poco a través de esa presencia y tras el sonido producido del toque de la puerta, aquellas palabras las tomaba cínicas, sin expresión alguna, con esa frialdad junto con el rostro miserable pero embellecido por ello no se desfiguraba, sin una emoción provocaba esa visita...
-Palabras más horrorosas para alguien como usted, hablar si es lo que desea adelante siga avanzando, pero no entre si viene solo a alabarme o entregarme obsequios, quizás desee entregarse a este violinista porque le enamoro la forma en la que puede hacer el amor con locura si es de esa manera no espere nada, puede seguir por donde vino y no ensucie mi aura porque entre usted y la soledad hay mucha diferencia y por ende usted saldría sobrando…
Su voz gruesa liberaba las palabras con la seducción que le engalanaba, calando otra bocanada de humo y lo libera dirigiendo la mirada hacia la puerta la cual comenzaba a abrirse...
Una podrida mirada se dispersó para él, encontrando en ese inmortal un mundano placer, su templo con una cripta transcrita de "Todos tus deseos los concederé"...cayendo en la realidad que predominaba en sus pasos, este era el escenario pintado para desafiar sus palabras, volviendo a calar de la pipa y los ojos posados con un brillo opaco en las pupilas sobre su mirada....
-Yo no voy a pintarte dulce falsedades, si eres un gran admirador sabrás que mi existencia es una cruda realidad que no se sabe, habrás oído rumores pero en realidad no les incumbe a nadie ni mucho menos a ti, ahora…Si eso es todo lo que deseabas puedes retirarte
Sin importarle como siempre su veneno podrido era esparcido, esperando el movimiento del otro, dedicándose solo a observarle y con elegancia su glamur en como permanecía en el diván prevalecía, sintiéndose atraído por lo que representaba su presencia pero esta era la maravilla del sentir, demasiada pasión convertida en un aroma que seducía hasta las almas…
Cada vez que ejecutaba su hermoso violín se encarcelaba en su divino camerino, el nicho mismo del ave donde iba tras asesinar la pasión desprendida de la música, del cosmo regalado en susurros de notas eternales para su locura, siendo un fiel amante del encanto, adentrándose poco a poco, deteniéndose a la orilla del suelo cubierto de flores, aquellas que cada noche le eran envidas por elogiarlo las esparcía en el suelo para ser de ese lugar un misterioso jardín en el que se pueda perder por su belleza eterna, deleitándose siempre al ver como se marchitaban, embriagándose por la frescura y sobre todo las fragancias que seducían con divinidad. Con calma se quita los zapatos negros y camina sobre los pétalos esparcidos, viéndose el arte egocéntrico en el que se desenvolvía, esto era la manera en la que el cuervo vivía de una exquisita arquitectura gótica, embellecido cada mueble que habitaba, así como el sofá tallado de una madera fina, un candelabro de cristal refinado de un color oscuro acompañado con las hermosas luces que las velas resaltaban para alumbrar tenuemente en esa oscuridad maravillosa… Siguiendo los pasos lentos, suaves a la hora de deposar los pies sobre el suelo, acariciando su violín de manera en la que se despedía para entregarlo a su caja el cual le protegía, todo lo que se veía era creado por el mismo, permaneciendo como un ave adornada de una jaula transparente….
Sintiendo una evocación infernal, desea abrir el vino añejado para saciar la sed de sus entrañas, estaban descontroladas por la exaltación de las vibraciones que el templo le revivía, liberándose de su saco, dejando que las manos aflojaran la corbata y busco su pipa de un molde brezo junto con su tabaco Burley especialmente preparado para él, un aroma natural, siendo un arte la manera en la que le enciende y mantiene los olores esplendorosos, esas mixturas como Latakia con un poco de Periqué lo preferido por la exótica mezcla de amargos con un concentrado sabor, dando caladas lentas y rítmicamente, llevándose por el humo desprendido que era la esencia del placer, dirigiéndose a su diván, posándose de manera en la que una rodilla estaba alzada y el otro descansaba, sentado sujetando con la mano la pipa y dejándose fluir entre pensamientos por tal dicha.
Deleitándose con el humo, veía la silueta de su querubín, Un velo de pensamientos se desvanecen con la bocanada de humo que libera de la boca con suavidad, lentamente seduciendo los labios en el acariciar pero los sonidos externos del camerino eran dispersados, una fuerza intensa era conducida hacia él, podía percibir la antigüedad de ese templo, quería leer la mente ajena, jugar un poco a través de esa presencia y tras el sonido producido del toque de la puerta, aquellas palabras las tomaba cínicas, sin expresión alguna, con esa frialdad junto con el rostro miserable pero embellecido por ello no se desfiguraba, sin una emoción provocaba esa visita...
-Palabras más horrorosas para alguien como usted, hablar si es lo que desea adelante siga avanzando, pero no entre si viene solo a alabarme o entregarme obsequios, quizás desee entregarse a este violinista porque le enamoro la forma en la que puede hacer el amor con locura si es de esa manera no espere nada, puede seguir por donde vino y no ensucie mi aura porque entre usted y la soledad hay mucha diferencia y por ende usted saldría sobrando…
Su voz gruesa liberaba las palabras con la seducción que le engalanaba, calando otra bocanada de humo y lo libera dirigiendo la mirada hacia la puerta la cual comenzaba a abrirse...
El humo baila entre musas y sobras, quieren seducir tus labios, tu piel, tu mente porque mi cordura me traiciona con el humo, es exótica y pasional y es que puedo ver como añora seducirte y arrancarte el pellejo
Una podrida mirada se dispersó para él, encontrando en ese inmortal un mundano placer, su templo con una cripta transcrita de "Todos tus deseos los concederé"...cayendo en la realidad que predominaba en sus pasos, este era el escenario pintado para desafiar sus palabras, volviendo a calar de la pipa y los ojos posados con un brillo opaco en las pupilas sobre su mirada....
-Yo no voy a pintarte dulce falsedades, si eres un gran admirador sabrás que mi existencia es una cruda realidad que no se sabe, habrás oído rumores pero en realidad no les incumbe a nadie ni mucho menos a ti, ahora…Si eso es todo lo que deseabas puedes retirarte
Sin importarle como siempre su veneno podrido era esparcido, esperando el movimiento del otro, dedicándose solo a observarle y con elegancia su glamur en como permanecía en el diván prevalecía, sintiéndose atraído por lo que representaba su presencia pero esta era la maravilla del sentir, demasiada pasión convertida en un aroma que seducía hasta las almas…
Nicolás D' Lenfent- Vampiro/Realeza [Admin]
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