Un hermitaño y la inocencia se juntan bajo la luna [Deirdre Privado]

Sus ojos estaban parpadeando de manera constante, la chica se sentía demasiado aturdida, confundida, y nerviosa. Sin duda la situación la estaba sobrepasando, fueron apenas algunas lunas las que ha llevado a convertirse en un licántropo, pero ella siente que es de toda la vida, y que no puede controlarlo, ha investigado, incluso a buscando en más de dos bibliotecas bien abastecidas de la ciudad, la cosa es difícil, demasiado, pues necesita un poco de animo para saber si debe seguir aunque sea con esa nueva naturaleza o dejar que algún cazador o inquisidor la eliminen. Porque si, también sabe ahora de los riesgos y de aquellos que tienen idea de estás especies, buscando que los seres humanos vivan en paz. Todo ahora le da vueltas y quisiera buscar la cura a ese estado animal, pero sabe que probablemente jamás la encuentre.

Aquella noche no deseaba que su madre fuera a casa, tampoco tenía intenciones de ir a verla, ella había tenido un trato con aquella mujer, tres días antes, y tres días después de luna llena no podía ir a verla, o más bien, no podían frecuentarse, la razón era fácil, ella temía que al oler la naturaleza humana de su madre, las cosas se salieran de control y pudiera atacarla. Su madre era la persona a la cual más amaba sobre la tierra, no tenía intenciones de lastimarla, mucho menos de seguir asesinando, seguramente terminaría por matarse si ocurría algo así. Las muertes nunca fueron algo que ella quisiera tener en su conciencia, y esa naturaleza no le dejaba descanso en pensar que probablemente mataba demasiadas personas cuando se encontraba como un lobo. Maldita incertidumbre que le carcomía el alma, aquello no era saludable.

Las últimas noches, Deirdre había empezado a buscar otras soluciones para el ataque que producía contra otras personas. Se había planteado incluso amarrarse a cadenas de plata para no poder desprenderse y quedarse quieta en un mismo lugar. La idea para cualquier criatura de esa condición podría ser demasiado horrible, doloroso, inhumano, lo cual es irónico dada su nueva especie. Suspiró sin dejar de pensar aquello, pero terminó por preparar sus bocadillos, y meterlos a una charola, tenía toda la intención de salir a dar una vuelta por el bosque y tomar la cena de forma natural. Conectarse de esa forma con la naturaleza le daba la sensación de que quizás ya no hacía tanto daño a su entorno.

De esa manera tomó sus cosas, se las colgó en uno de los brazos, pues la canasta de comida tenía un mazo para poder cargarse de manera correcta. Salió de casa colocando la llave correspondiente, no es que creyera que fueran a robar, pero prefería prevenir. Sus ojos rápidamente se acostumbraron a la oscuridad de la noche y se fue caminando hasta el bosque con tranquilidad. Disfrutando del clima, de la brisa, del silencio o los mismos sonidos que hacían alguno que otro insecto. Parpadeó varias veces hasta notar que había llegado frente al lago. Dejó las cosas en el suelo y comenzó a acomodar todo con cuidado, iniciando con la manta larga y de estilo escocesa que se utilizaba por lo regular para los picnic.