Uno tiene que ir muy lejos, para saber hasta dónde se puede ir. | Vali N.

por **Simona Pond** Mar Jul 23, 2013 6:52 pm

Dentro de aquellas paredes podía llegar a sentirse prisionera pese a que nadie controlaba sus pasos o instalaba barrotes en las ventanas de su habitación. Sentir la falta de libertad no siempre era sinónimo de un encierro físico, muchas veces era lo que rondaba en su cabeza lo que realmente la tenía como un animal enjaulado dando vueltas de aquí para allá. Todo se convertía en algo peor el día miércoles, el puto día libre que alguien inventó para que ella descansara… como si ese trabajo fuera una tortura o algo similar.

Salir es la única opción que le queda y mientras va pateando piedras a la orilla de la laguna. Tiene el vestido levantado y la media luna apenas alcanza a iluminar la pálida piel de sus tobillos. La imagen que entrega es distinta a la de una cortesana, más parece una mujer abandonada a su suerte que intenta de algún modo encontrar su camino aunque todo sea una irónica metáfora. La soledad es su compañía y los recuerdos el dolor que la impulsan a avanzar.

Sus cabellos se mueven, son del color del fuego y aún así parecen más vivos mientras el aire los desordena. Cada uno de sus chuecos dientes aparece en esa sonrisa torcida que entrega apenas divisa a lo lejos una figura que parece caminar sin dirección fija tal como ella. ¿Por qué nadie le enseñó que debe temer lo que la noche esconde? Porque el temor está reservado para aquellos que tienen algo que perder, no para quienes han nacido con las manos vacías y continúan de ese modo.

— La vida es corta, la vida es aventura… — palabras robadas a alguien más, pasos que la acercan a quien también se ha detenido, nunca lo ha visto antes pero eso no la detiene de sonreír como si fueran amigos de toda una vida. ¿Qué tiene de malo no ser infeliz? — ¿Sabía usted que a esta hora los animales suelen desaparecer de la laguna? — nada le parece extraño, sólo mira al desconocido y luego hacia aquella extensión de agua frente a ellos. Se agacha y recoge una pequeña piedra que luego lanza con poca fuerza. — Solía saber hacer figuras de este modo, pero creo que lo olvidé… —

por **Vali Nørgård** Mar Jul 23, 2013 7:52 pm

La rutina, según Vali, es fundamental para un vampiro. Si se piensa un poco, un vampiro es un ser rutinario y gracias a eso sobrevive: Salir cada noche, comer al menos cada tercer día, no dejar rastro, esconderse al amanecer. Simple. Pero vivir así hace perder su valor filosófico al sentido que todos quieren dar a la vida misma; vivirla con intensidad. Los humanos hacen esto pues su vida acaba algún día y deben aprovecharla, pero un vampiro inmortal no tiene que preocuparse por esas cuestiones. Pero la parte buena de ser inmortal es que ves el cambio constante de la humanidad, su evolución como sociedad, a pesar de que esta no siempre vaya en dirección correcta, y a pesar de que se puede perder las ganas de vivir intensamente tienes la oportunidad de conocer el futuro y maravillarte.

Ahora, Vali no es la excepción a la rutina. Pero siempre busca variar su tipo de víctima, lugares, nacionalidad, a veces persigue una presa por semanas para conocer su vida antes de beber de ella o simplemente puede ir por la libre y morder al siguiente desafortunado que se le pase por delante. Con los años aprendió que no puede cambiar su naturaleza. Y también aprendió a gozar de su no vida, algunas peleas de bar, apuestas, pequeñas cosas que den una luz a su oscura vida. ¿Que tal paseos a la orilla de una laguna? No había visto una laguna con la luna tan perfectamente reflejada en algunos años.

Llevaba puesta una gabardina negra apenas unos centímetros del suelo, un saco negro debajo de esta y no, no llevaba sombrero. Tenia el pelo que va de la parte superior de la cabeza recogido en una trenza adornada por un cordón negro que iba desde el inicio de esta hasta las puntas y lo que sobraba iba suelto, revoloteando por el soplido del viento. En su caminata percibió el aroma de la juventud, olía a sangre muy fresca en el aire. Una joven agraciada se le acerco a la distancia a hacerle compañía. La muchacha pintaba ser apenas una joven si acaso no mas de 22, y le sorprendió que se le hablase así nada mas, a él, un extraño en medio de la noche.
–No, no lo sabia –Su fuerte acento Nórdico se notó claramente. Aunque tenga 2 mil años se niega a perder su identidad, y aunque habla con fluidez muchos idiomas siempre deja notar su acento muy marcado. La ve lanzar la piedra.– Entonces no aprendiste bien, ¿No eres un poco joven para salir tan tarde? No deberías salir sin compañía.

Uno tiene que ir muy lejos, para saber hasta dónde se puede ir. | Vali N.

Uno tiene que ir muy lejos, para saber hasta dónde se puede ir. | Vali N.

Re: Uno tiene que ir muy lejos, para saber hasta dónde se puede ir. | Vali N.