Buzón de los Lindberg (Haakon)

Estimado Señor Lindberg;

Pudieran mostrarse mis siguientes palabras como inoportunas mas no podrían llegar en mejor momento tras la vigilia de la noche pasada, en la cual conseguisteis hacerme permanecer por culpa de un sueño tan efímero como intenso del que habéis sido protagonista sin ni siquiera saberlo…

Mi amado caballero, es tan duro despertar y comprobar que aún cuando la luna refleja todavía vuestra oscura imagen entre mis recuerdos, atormentando a mi pobre alma obligada al abandono, más siento que hice lo correcto, más entiendo que el tiempo jamás supondrá un verdadero obstáculo entre nosotros. Que, aunque el presente se halle perdido junto al futuro, la eternidad será nuestro consuelo, parte de nuestro siguiente encuentro. Por eso, no hay que llorar la pérdida que nos invade en este complicado momento, como tampoco la nostalgia que nos empuja al desconcierto, a la locura, o al reproche de los actos que han podido determinar el fin de nuestra historia y alejarlos casi sin quererlo, o queriéndolo otros ajenos a nosotros mismos. Me pregunto, no dejo de preguntarme… ¿Qué sentido tiene afligirse por lo que nunca se ha tenido y nunca se tendrá? Y no dudéis… Sigo sin ser capaz de formular una respuesta adecuada que me ayude a aceptar que no estéis aquí, a mi lado, observando el hermoso cielo estrellado bajo el que me resguardo. Oh, mi querido Tyr… Si supierais lo irónico que es todo esto… Yo, huyendo del más profundo sentimiento para acabar navegando entre las aguas cristalinas de la que dicen ser la ciudad del amor. Amor. ¿Os habéis parado a pensar alguna vez lo hermoso que resulta pronunciarlo? Amor mío. ¿Ve vuestra merced lo engañoso que es creerse el sentirse amado y no vivirlo? Es preferido no serlo… Es algo que sí que debéis aceptar. No se puede luchar contra el Destino. Es lo que he aprendido.

¿Y para qué? No ha cambiado nada… Son tan largas mis noches y tan cortos mis días… No hay suspiro alguno que no os haya sido dedicado en mis ratos más confusos. Mi piel echa de menos la suavidad de vuestras manos, mi razón añora la caricia de vuestras oratorias, y mis labios se desesperan por no sentir el roce de los vuestros. ¿Dónde estaréis? ¿Qué habrá sido de vuestra enigmática persona? Quizás, mis disculpas lleguen tardías, pero son sinceras… Me preocupa saber cómo estáis, si os habéis olvidado de esta mujer sin remedio. ¿Es así, mi Lord? ¿Acuden a vuestro interés nuevas mareas revueltas que os hayan hecho perder la noción de nuestros lazos? De ser así, no podría juzgaros. Mi felicidad debería basarse en la vuestra y por veros sonreír como sólo vos podéis hacerlo, soportar el dolor que me regala el motivo que la pueda provocar es más que suficiente. No importa qué castigo, qué cruz deba cargar, si con ello podéis avanzar, lográis obtener lo que se os ha arrebatado sin compasión y podéis liberaros de la pena con la que he querido tatuar vuestra esencia, porque no voy a mentiros, mi egoísmo quiso que únicamente fuerais mío, convirtiéndoos en mi dulce hálito de vida, en el impulso que me mantuviese en pie día tras día, en la fortaleza de mi flaqueza. ¿Y ahora? Vuestro recuerdo es lo último que puede alimentar mi ánima errante, la cual vaga entre callejones fríos y sombríos sin más opciones, rodeada de desconocidos y un sin fin de emociones abrumadoras. ¿Por qué...? Ojalá os hubieseis percatado de que nuestro cometido no puede ir más allá de nuestro propio aislamiento. Ojalá hubiésemos aprovechado lo intenso de las circunstancias… Ojalá…

No. No puedo permitir más lamento entre mis líneas. Bastante os he robado ya a través del peor de mis secretos. ¿Debí haber delatado el pecado ante vuestros ojos? No hubiese podido, Haakon. No pude. No podría. Habría tanto que contaros y tan poco que entender… ¿Qué haríais si más que mostrar condolencias por mí y cariño, todo se transformarse en odio al descubrir mis silencios? ¿Os vengaríais? ¿Sucumbiríais al odio? De ser así… Tampoco me importaría.  Porque incluso en la venganza, retornaríais a mí y volvería a veros, a teneros. Pero… No será así. Vos estáis lejos y yo aún más, y ni el amor, ni el odio, nos volverá a juntar.

Así que prometo volver a soñar con vos esta noche, enredada entre mis nuevas sábanas que otros disfrutan en vuestro lugar. Soñaré que todo es una mentira y que cuando mis párpados busquen la tenue luz de la oscuridad, allí os encontraré y a vuestra mano me aferraré. Que el perdón será agradado y la pena anulada. Soñaré y soñaré para no tener que volver a desfallecer en la realidad que me inunda y me aprisiona, sentenciándome a no poder amaros como realmente lo hago.