Reach Out Of The Light [Chris Pohl]

por **Aurora K. Windsor** Dom Jul 28, 2013 10:21 am

¿Cuánto tiempo más podría vivir de este modo? O más bien ¿Cuánto tiempo más la soportarían aquí si seguía negándose a decir quién era?

Habían pasado ya más de tres meses desde que la arrebataron de la abadía en Roma, y ya más de dos desde que había huido de la casa del que se suponía se iba a convertir en su esposo, quien otrora la había golpeado hasta casi matarla ¿La estaría buscando ahora? Era inevitable preguntarse aquello, y temer, porque sabía que él era un demonio, uno de esos que asesinaban a otros bebiendo de ellos para sobrevivir.

¿No era un lugar muy obvio también? Si la conocía aunque fuese un poco, no sería difícil adivinar que el primer lugar al que acudiría era a algún convento, porque era un lugar en el que podría encontrar paz a todas horas del día, ya que pese al rigor de la vida religiosa, aquello era algo que ya había soportado por casi diez años.

Pero no había sido como esperaba. Quizás porque la habían tomado como cualquier otra muchacha que había huido de casa, de su familia, y no había encontrado buena fortuna en el camino. Era irónico que dudaran ahora de su fe, creyendo que solo buscaba un lugar en el que comer y pasar la noche, pero en parte creía que era ese el bache que dios había puesto en su camino para encausar su rumbo, porque si llegaba a sentirse cómoda en este lugar no enfrentaría jamás sus problemas.

Por eso ahora hacía los últimos quehaceres del día, tratando en vano de evadirse de tener que buscar una solución que en todo caso le llevaría a pensar en volver a casa, su verdadera casa, en Londres. Su espalda dolía después de ese par de horas de limpiar y pulir los bancos de la catedral, y el sudor que perlaba su frente comenzaba a resbalar por sus mejillas, gotitas a las que dándoles la interpretación equivocada podrían parecer lágrimas.

Habiendo terminado el último, y cerciorándose de que obviamente a estas horas la catedral estaría desierta, se dio el pequeño lujo de descansar. Se sentó en el suelo, con la espalda apoyada en una de las paredes de madera del confesionario ¿Lo tendría que limpiar también? Ah, pero estaba tan cansada. Tanto que en cualquier momento podría dormirse en el mismísimo suelo hasta que los preparativos para la misa de la mañana amenazaran con comenzar.

Dejó escapar un bostezo descarado, y le dio una mirada furtiva a su reloj de muñeca. Casi la una de la mañana. Sería mejor volver pronto al cuartito que le habían asignado, porque en cuatro horas más tendría que estar ayudando a preparar el desayuno para todos en el convento, una tarea gratificante pese al cansancio acumulado.

Le rogó a su cuerpo que respondiera, pero se encontraba tan adormecido que no pudo conseguir más que un par de amagos de movimientos - ¿Sería malo dormir aquí un par de horas? – musitó de forma casi inaudible, preguntándole tal vez a todas esas dolientes imágenes que adornaban las paredes y esperando en vano una respuesta que jamás llegaría.

por **Sean O'Rouke** Jue Ago 01, 2013 9:30 am

Estaba caminando sin rumbo fijo,tenia los pies cansados pero eso no importaba. Salia de una de las fiestas que daban en las residencias, había hecho lo normal, mostrarse en publico, hablar y concretar algunas reuniones en restaurantes o casas con posibles inversionistas y demás cosas aburridas. El problema de este tipo de reuniones era cuando iba y en la casa no había gente con cual divertirse un rato, pasaron las horas y la casa estaba llena de gente aburrida y deprimida entrada en años con los cuales solo podía incrementar la depresión que ya tenia consigo el vampiro.

Últimamente había cosas que no podía resolver. Quería vivir solo, pero sin alguien era difícil, sentía que los años mas difíciles y de crisis de vampiro se estaban volviendo día a día mas reales, que ya ni con la sangre se contentaba y sabia que esto respondía solamente a él. A nadie mas. Tenia que acomodar su cabeza y el ritmo que llevaba no le dejaba pensar ni por un instante... o seria que ni siquiera él mismo quería escucharse?

Había caminado varias cuadras para cuando cayó en la cuenta que estaba cruzando el puente peatonal. El agua circulaba calma bajo el, si solo pudiera quedarse allí todo el día, quizá la calma del lugar podría darle la posibilidad de pensar mas en fresco cosa que en su casa no podía porque algo siempre se le presentaba. Encontró en el hogar de Dios algo mas que un escondrijo, encontró que allí podía alcanzar "la paz" como solían llamar los mortales, obviamente esas creencias para él habían quedado sepultadas en lo mas profundo de Alemania, posiblemente estuvieran enterradas junto a los restos de sus padres ya meros recuerdos de sus cuerpos en la fría tierra del cementerio.

De todas formas y pese a su pensamiento negativo al respecto entró en la Catedral, estaba cerrada así que se inmiscuyó por los techos, mas precisamente por una de las ventanas de una posible buhardilla, el campanario estaba demasiado lejos. Nunca la había visitado a pesar de haber visitado varias veces París, esas cosas no le interesaban a él. Hoy necesitaba paz y resolver sus planteamientos actuales. La solución seria fácil si se encontraba menos turbado. Estaba en una especie de cuarto lleno de cosas que no se le daban un uso constante a considerar por el polvo que llevaban encima. Recorrió un poco el cuarto hasta que localizó la puerta y decidió continuar su recorrido por donde se encontraban las figuras de los santos de Francia.

Descendiendo por las escaleras, comenzó a recorrer la Catedral como si fuera un mortal normal, salvo que no debería estar allí, se quedo tranquilo porque teniendo en cuenta la hora los párrocos de la misma debían de estar durmiendo en sus alcobas para emprender un largo día mañana antes que el sol despuntara en el horizonte. Los suelos de mármol mostraban un amplio salón de ajedrez, mas allá en el altar estaba la imagen principal de esta creencia, un hombre semi-desnudo de cabellos largos caídos, desvencijados, clavado cual tortura en una cruz con clavos en sus manos y pies como medio de sostén a la madera. Era tétrico hasta para un ser de la noche ver una imagen así, de ser humano tendría continuas pesadillas ante el dolor que esa imagen expresaba.

Mas eso no le llamó tanto la atención como un movimiento en la cabina de madera barnizada en donde se solía confesar la gente, al parecer no todos estaban dormidos esa noche, se reprochó haber bajado tanto la guardia en tierras inquisidoras. Este lugar podía haber sido el mas peligroso esta noche. Frente a todas las contradicciones se animó a enfrentar sea lo que sea. A pocos metros de alcanzar el lugar estaba llenándose de ira para atacar en caso de tratarse de un ser de la inquisición, su corazón delataba ser un humano, se puso al acecho por el odio que les tenia a estos hasta que escuchó la voz de una dama formulándose una pregunta "- ¿Sería malo dormir aquí un par de horas? –" y se sonrió al bajar la guardia una vez mas, tranquilo sabiendo que ella no le daría caza esta noche.

-Lo malo no es dormir Madame, lo malo es no saber si uno vuelve a despertar después de ello- dijo con una sonrisa mientras se ponía de cuclillas al lado del confesionario para adoptar una altura igual a la de la dama apoyada de espaldas a este.

por **Aurora K. Windsor** Vie Oct 25, 2013 12:55 am

Tenía las manos enrojecidas, ásperas y casi insensibles, muy lejos de lo que se creía eran las manos de una monja, suaves, cálidas y llenas de compasión. Pensar que casi había sido una hacía que su corazón se revolcara en su pecho. Le habían arrebatado incluso aquella posibilidad, y ahora ¿Podía optar a ello nuevamente? Todo parecía tan lejano ahora, tanto así que el tortuoso camino se le tornaba imposible.

¿Qué le esperaría ahora a muchacha que casi nada conocía del mundo? Y que solo ahora se había dado cuenta de que la brecha entre lo esperado de la gente llegaba a extremos de la crueldad, si se comparaba con el trato real. Casi prefería la burbuja en la que vivía, una cajita de fósforos por el que la luz apenas conseguía filtrarse por las rendijas, a este enorme lugar, que ahora se le antojaba como incapaz para calmar la ansiedad que albergaba dentro de ella.

Estaba tan ensimismada que en el momento en que la pregunta que había formulado encontró una inesperada respuesta, la alarma por no saberse sola hizo que se golpeara la nuca con la noble pared del confesionario. Era como si segundos antes le hubiesen arrebatado la posibilidad de flotar, y de la nada hubiese tenido que aprender a equilibrarse. Y para empeorar todo, el silencio reinante hizo que cada sonido de esa cómica escena se incrementara.

- A menos que lo que se quiera es morir de una forma pacífica – se apresuró a decir al tiempo que llevaba una mano a su cabeza, pero lejos de preocuparse por el dolor, fue la textura que su cabello tenía al tacto lo que se llevó su atención, áspero, muy lejano a la sedosidad de antes, quizás como toda ella – Disculpe, supongo que este no es un lugar para descansar – agregó – Aunque tampoco un lugar para curiosear en una noche de insomnio – le reprendió

Porque sí, era innato en ella, tanto como la cortesía, el poner en evidencia los errores para que fuesen corregidos, como si estuviese envuelta en una especie de moral diferente, quizás un antiguo hábito aprendido de las religiosas que la moldearon en Roma. ¿Hace cuánto que no había regañado a nadie? Porque la única imagen que tenía en su cabeza, era ella con la cabeza baja soportando gritos ajenos. Era por ese motivo que no podía negar que aquel par de palabras tenían un sabor ligeramente dulce.

De sus labios casi se escapó una leve risa, pero debía recordar el lugar en el que estaba, por eso fue que por fin atinó a intentar levantarse, pero en vano, porque sus piernas estaban tan adormecidas que habiéndose separado del suelo por unos cuantos centímetros volvió a caer en el mismo - ¿Puedo preguntar qué hace aquí a estas horas? – dijo de la nada para tratar de desviar la atención con una conversación que era más que obvia, porque ella conocía a prácticamente toda la gente aquí, y la voz del sujeto no le sonaba en absoluto conocida.

Le dio un par de palmadas a sus piernas, como si aquello las fuera a despertar, e intentó nuevamente levantarse, esta vez con éxito, pudiendo darle ahora toda su atención a la figura del extraño. Peculiar sin duda, pero bueno, tampoco debía pasarse de juzgar su apariencia, porque como ahora mismo era su caso, lo que había dentro de cada uno no necesariamente tendría su correlato en el exterior… A veces.

Spoiler:

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