AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Caza en París [Chris Pohl][+18]
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Caza en París [Chris Pohl][+18]
Una noche más en París, una noche más en una ciudad consumida por el pecado y la herejía, una noche más luchando a solas contra las fuerzas del mal. La Luna, solo asomada a medias indicaba que no habría peligro de licántropos, luego una vez mas, el objetivo a cazar sería la criatura del diablo que más despreciaba, los vampiros.
Los licántropos tienen perdón, al llegar la Luna llena Satanás invade sus cuerpos y les obligan a cometer pecados mortales que la mayoría no se atreverían a hacer como humanos, pero los vampiros... no solo engañaban a Dios con su inmortalidad, si no que además son plenamente conscientes de sus actos y necesitan consumir la sangre de personas inocentes para sobrevivir, son criaturas realmente repugnantes.
Deambulaba por las calles de la ahora silenciosa ciudad de París, que a altas horas de la noche solo veía sus calles ocupadas por gente buscando cometer pecados, como los hombres que van a un burdel, o bien por criaturas en busca de alimento. Mis dos anteriores noches habían sido fructíferas, tres vampiros habían visto su cuerpo liberado, y ahora sus almas eran juzgadas por Dios. Sin duda un buen trabajo, pero era de suponer que alguno de ellos tuviese algún conocido, por lo que quizás otros vampiros estuviesen alertados de la cacería y buscasen discreción a la hora de comer.
El silencio nocturno se vio interrumpido por el grito de una mujer, por lo que me puse en marcha a toda prisa buscando la fuente de aquel grito. En el interior de una calle sobre el frío suelo se hallaba el cadáver de la joven. Me acerqué para examinarlo, viendo la marca del mordisco en su cuello, y el charco de sangre extendiéndose con lentitud y junto al charco un pequeño trozo de pisada. Aparentemente la sangre del charco había alcanzado a manchar parcialmente la bota del asesino.
Cargué la ballesta con la estaca y corrí por las calles siguiendo el rastro, hasta que después de unos minutos en mitad de una plaza, junto una fuente pude encontrar a alguien.Me acercaba a paso lento desde la distancia, pero no me acercaría demasiado, debía siempre mantener distancia suficiente para poder usar la ballesta. De camino, miraba al cielo, pidiéndole fuerzas a Dios y pidiendo que me diese la victoria.
Terminada la oración desde una distancia ya mas cercana pude distinguir un hombre o al menos es lo que parecía.Un hombre, de aspecto extravagante y extraños ropajes. Su rostro pálido, sus ojos...se podía ver el pecado a través de ellos. Sin todavía apuntarle con la ballesta, pero sujetandola firmemente crucé la mirada contra la suya, deafiandole y con una mueca de satisfacción dí un par de pasos adelante, manteniendo aún unos diez metros de distancia, pero mostrando que no me daba miedo enfrentarme a la criatura.
- La noche no es tiempo para que criaturas del demonio maten a placer a inocentes, la noche es para que los siervos del Señor descansen después de un largo día de trabajo a su servicio. Seres como tú sois una vergüenza para la existencia misma. - Expliqué con calma pero con clara agresividad en mi tono de hablar.- ¿Queda suficiente humanidad en ti como para darme un nombre? ¿ o he de limitarme a llamarte engendro y matarte a sangre fria? - la verdad es que hoy estaba mas habladora de lo normal, pero que decir, era aburrido limitarse a luchar y matar al vampiro, un poco de charla antes de matarlo no haría daño a nadie. -Mi nombre es Evangeline, y soy la que te va a librar de todo pecado, me encargare de tu cuerpo, luego Dios juzgara tu alma.
Los licántropos tienen perdón, al llegar la Luna llena Satanás invade sus cuerpos y les obligan a cometer pecados mortales que la mayoría no se atreverían a hacer como humanos, pero los vampiros... no solo engañaban a Dios con su inmortalidad, si no que además son plenamente conscientes de sus actos y necesitan consumir la sangre de personas inocentes para sobrevivir, son criaturas realmente repugnantes.
Deambulaba por las calles de la ahora silenciosa ciudad de París, que a altas horas de la noche solo veía sus calles ocupadas por gente buscando cometer pecados, como los hombres que van a un burdel, o bien por criaturas en busca de alimento. Mis dos anteriores noches habían sido fructíferas, tres vampiros habían visto su cuerpo liberado, y ahora sus almas eran juzgadas por Dios. Sin duda un buen trabajo, pero era de suponer que alguno de ellos tuviese algún conocido, por lo que quizás otros vampiros estuviesen alertados de la cacería y buscasen discreción a la hora de comer.
El silencio nocturno se vio interrumpido por el grito de una mujer, por lo que me puse en marcha a toda prisa buscando la fuente de aquel grito. En el interior de una calle sobre el frío suelo se hallaba el cadáver de la joven. Me acerqué para examinarlo, viendo la marca del mordisco en su cuello, y el charco de sangre extendiéndose con lentitud y junto al charco un pequeño trozo de pisada. Aparentemente la sangre del charco había alcanzado a manchar parcialmente la bota del asesino.
Cargué la ballesta con la estaca y corrí por las calles siguiendo el rastro, hasta que después de unos minutos en mitad de una plaza, junto una fuente pude encontrar a alguien.Me acercaba a paso lento desde la distancia, pero no me acercaría demasiado, debía siempre mantener distancia suficiente para poder usar la ballesta. De camino, miraba al cielo, pidiéndole fuerzas a Dios y pidiendo que me diese la victoria.
El Señor es mi pastor;
nada me falta.
En verdes praderas me hace descansar,
me conduce hacia fuentes tranquilas,
me da nuevas fuerzas
y me lleva por caminos rectos,
haciendo honor a su nombre.
Aunque pase por el más oscuro de los valles,
no temeré peligro alguno,
porque tú, Señor, estás conmigo;
tu vara y tu bastón me inspiran confianza.
Me has preparado un banquete
ante los ojos de mis enemigos;
has vertido perfume en mi cabeza,
y has llenado mi copa a rebosar.
Tu bondad y tu amor me acompañan
a lo largo de mis días,
y en tu casa, oh Señor, por siempre viviré.
nada me falta.
En verdes praderas me hace descansar,
me conduce hacia fuentes tranquilas,
me da nuevas fuerzas
y me lleva por caminos rectos,
haciendo honor a su nombre.
Aunque pase por el más oscuro de los valles,
no temeré peligro alguno,
porque tú, Señor, estás conmigo;
tu vara y tu bastón me inspiran confianza.
Me has preparado un banquete
ante los ojos de mis enemigos;
has vertido perfume en mi cabeza,
y has llenado mi copa a rebosar.
Tu bondad y tu amor me acompañan
a lo largo de mis días,
y en tu casa, oh Señor, por siempre viviré.
Terminada la oración desde una distancia ya mas cercana pude distinguir un hombre o al menos es lo que parecía.Un hombre, de aspecto extravagante y extraños ropajes. Su rostro pálido, sus ojos...se podía ver el pecado a través de ellos. Sin todavía apuntarle con la ballesta, pero sujetandola firmemente crucé la mirada contra la suya, deafiandole y con una mueca de satisfacción dí un par de pasos adelante, manteniendo aún unos diez metros de distancia, pero mostrando que no me daba miedo enfrentarme a la criatura.
- La noche no es tiempo para que criaturas del demonio maten a placer a inocentes, la noche es para que los siervos del Señor descansen después de un largo día de trabajo a su servicio. Seres como tú sois una vergüenza para la existencia misma. - Expliqué con calma pero con clara agresividad en mi tono de hablar.- ¿Queda suficiente humanidad en ti como para darme un nombre? ¿ o he de limitarme a llamarte engendro y matarte a sangre fria? - la verdad es que hoy estaba mas habladora de lo normal, pero que decir, era aburrido limitarse a luchar y matar al vampiro, un poco de charla antes de matarlo no haría daño a nadie. -Mi nombre es Evangeline, y soy la que te va a librar de todo pecado, me encargare de tu cuerpo, luego Dios juzgara tu alma.
Evangeline Colette- Inquisidor Clase Media
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Re: Caza en París [Chris Pohl][+18]
La había hecho bien esta noche, el destino había sido la taberna mas próxima, me había entrado unas intensas ganas de beber del elixir que colmaba mi vida a diario pero no me encontraba con las fuerzas necesarias como para tomarme el trabajo de jugar con un poco como me gustaba hacer. Los contratiempos de los días anteriores no me habían dejado alimentarme como se debía.
La taberna estaba bastante llena de almas pecaminosas, seres burdos y sucios, sucios en carne y pensamientos, sabrosos a mi paladar poco riguroso. Recuerdo bien que me acerqué a la barra acompañado por unos hombres a los cuales invité unos tragos gratis después de intercambiar unas palabras en una mesa jugando juegos de azar. La noche iba de maravillas hasta aquí. En la barra habíamos pedido una botella de vodka para empezar porque afuera hacía mucho frío o eso se decía al menos, yo no lo sentiría. La botella se acabó rápidamente y la siguió otra, luego otras dos mas, un hombre cayó al suelo desmayado por el alcohol.
Después del segundo hombre opté por tomar las riendas del asunto y satisfacer mis necesidades ya que nadie notaria nada; de esta forma me dispuse de una silla al lado de la de mi compañero de cartas y me acerqué como quien comenta algo al oído, pasando una mano por detrás de su cuello.
Su reacción fue de extrañeza pero no se percató porque apenas abrió la boca para comentar algo, su sangre ya estaba pasando caliente a través de mi garganta. Me fundí en sus pensamientos a través de su sangre y latidos mientras poco a poco estos iban dejando de notarse. Ya consumado el acto me aparté dejándolo sentado, "como dormido" en la silla donde estaba.
Noté que había una mujer en una mesa próxima, estaba sola o esperaba a alguien pero en ese momento no estaba presente así que aproveché mi sonrosado tono en las mejillas que me conferían un aspecto mas humano y me senté frente a ella, llevando hasta su mesa mi botella a medio acabar de vodka.
-Sabe Mademoiselle, ellos ...- señalo la mesa donde había estado -No me son fieles compañeros de bebidas, pero creo que usted será mas compañera conmigo, cierto?- le sonreí mientras servía en un vaso un poco de vodka, que la dama no pudo rechazar porque cuando iba a decir no ya estaba servido.
Charlas van y vienen, la mujer continúa sola comentándome de su soledad y de su vida, hasta que le ofrezco mi compañía y acepta salir de la taberna conmigo ya que su marido la había dejado allí sola por una pelea reciente en el recinto.
Salimos y la conduzco bajo mi abrazo hasta un costado del callejón donde le doy fin con unos tiernos besos seguidos de el fatídico beso de la muerte con el cual termino con su vida respirando embriagado de alcohol y de sangre, totalmente satisfecho. Un mareo me recorría el cuerpo por completo a causa del alcohol. Pocas veces bebía tanta sangre con alcohol adicional al que habitualmente bebía. Posiblemente por eso no noté el ruido a maderas cercano a mi, de una ballesta dispuesta a disparar con una dama posicionada frente a mi a escasos metros de distancia con firme decisión de acabar con mi vida en nombre de Dios... increíble, la Inquisición había dado conmigo! Mi ángel ya no me protegía.
-¿Juzgar mi alma? Haz llegado tarde, la mía ya ha sido entregada a Belcebú con mi pleno consentimiento Cherie - solté una carcajada al sentir que así era realmente -Puedes llamarme Chris, si hay algo que no tolero es el tipo de apodos que nos da la "Santa Inquisición" - dije remarcando lo de "santa".- Dime, ¿se puede saber quien te envía por mi o fue una simple coincidencia esta inesperada visita Mademoiselle?-
La taberna estaba bastante llena de almas pecaminosas, seres burdos y sucios, sucios en carne y pensamientos, sabrosos a mi paladar poco riguroso. Recuerdo bien que me acerqué a la barra acompañado por unos hombres a los cuales invité unos tragos gratis después de intercambiar unas palabras en una mesa jugando juegos de azar. La noche iba de maravillas hasta aquí. En la barra habíamos pedido una botella de vodka para empezar porque afuera hacía mucho frío o eso se decía al menos, yo no lo sentiría. La botella se acabó rápidamente y la siguió otra, luego otras dos mas, un hombre cayó al suelo desmayado por el alcohol.
Después del segundo hombre opté por tomar las riendas del asunto y satisfacer mis necesidades ya que nadie notaria nada; de esta forma me dispuse de una silla al lado de la de mi compañero de cartas y me acerqué como quien comenta algo al oído, pasando una mano por detrás de su cuello.
Su reacción fue de extrañeza pero no se percató porque apenas abrió la boca para comentar algo, su sangre ya estaba pasando caliente a través de mi garganta. Me fundí en sus pensamientos a través de su sangre y latidos mientras poco a poco estos iban dejando de notarse. Ya consumado el acto me aparté dejándolo sentado, "como dormido" en la silla donde estaba.
Noté que había una mujer en una mesa próxima, estaba sola o esperaba a alguien pero en ese momento no estaba presente así que aproveché mi sonrosado tono en las mejillas que me conferían un aspecto mas humano y me senté frente a ella, llevando hasta su mesa mi botella a medio acabar de vodka.
-Sabe Mademoiselle, ellos ...- señalo la mesa donde había estado -No me son fieles compañeros de bebidas, pero creo que usted será mas compañera conmigo, cierto?- le sonreí mientras servía en un vaso un poco de vodka, que la dama no pudo rechazar porque cuando iba a decir no ya estaba servido.
Charlas van y vienen, la mujer continúa sola comentándome de su soledad y de su vida, hasta que le ofrezco mi compañía y acepta salir de la taberna conmigo ya que su marido la había dejado allí sola por una pelea reciente en el recinto.
Salimos y la conduzco bajo mi abrazo hasta un costado del callejón donde le doy fin con unos tiernos besos seguidos de el fatídico beso de la muerte con el cual termino con su vida respirando embriagado de alcohol y de sangre, totalmente satisfecho. Un mareo me recorría el cuerpo por completo a causa del alcohol. Pocas veces bebía tanta sangre con alcohol adicional al que habitualmente bebía. Posiblemente por eso no noté el ruido a maderas cercano a mi, de una ballesta dispuesta a disparar con una dama posicionada frente a mi a escasos metros de distancia con firme decisión de acabar con mi vida en nombre de Dios... increíble, la Inquisición había dado conmigo! Mi ángel ya no me protegía.
-¿Juzgar mi alma? Haz llegado tarde, la mía ya ha sido entregada a Belcebú con mi pleno consentimiento Cherie - solté una carcajada al sentir que así era realmente -Puedes llamarme Chris, si hay algo que no tolero es el tipo de apodos que nos da la "Santa Inquisición" - dije remarcando lo de "santa".- Dime, ¿se puede saber quien te envía por mi o fue una simple coincidencia esta inesperada visita Mademoiselle?-
Sean O'Rouke- Humano Clase Media
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Re: Caza en París [Chris Pohl][+18]
Ante las palabras del hereje no pude hacer otra cosa que empezar a reír, de forma sonora, incluso un poco falsa, notando que me reía de él. Pocos segundos después de empezar paré la risa en seco y enarque una ceja.
Aquel vampiro tenía la decencia de responderme y darme conversación, resultaba irónico que unos despiadados seres que se dedicaban a segar almas inocentes siempre hablasen usando un vocabulario fino y medianamente respetuoso, sin duda debían hacerlo a posta para burlarse de la gente de buena fé.
-Estás completamente equivocado Chris, no puedo llegar tarde, porque el juicio de toda criatura de Dios llega siempre cuando debe llegar y es tu juicio el que me envía y nadie más, pero la sentencia para tu cuerpo ya esta dicha, yo soy el verdugo. -sonreí apuntandole ahora con la ballesta, pero todavía no tenía intención de disparar. - Sabes...todos los vampiros, licántropos, cambiantes, todos, todos los que os creéis una encarnación del Mal cuya alma ha sido vendida al señor de los infiernos, todos aquellos que os habéis dejado guiar por una vida llena de pecado con esa estúpida excusa, todos, estáis equivocados.
Comencé a andar hacía un lado y otro sin llegar reducir en ningún momento la distancia entre ambos, gesticulando expresivamente mi rostro dando vida y notando la creencia y convicción absoluta en mis palabras.
-¡Nadie puede vender su alma a Satanás!,¡nadie puede entregar su alma a Belcebú!,¡nadie puede compartir su alma con Lucifer! -gritaba con pasión a los vientos nocturnos de París, haciendo que la palabra y ley de Dios resonase con un poderoso eco en las calles mas cercanas. -¡Nadie puede comerciar con su alma porque el alma no pertenece al hombre!, ¡el alma pertenece a Dios!, y esta está solo prestada hasta el momento en que debe regresar con el Creador para ser juzgada y la tuya no es un excepción, ahora es cuando comienza la partida, en juego mi alma y la tuya, solo una se reunirá con el Señor esta noche, espero que seas suficientemente valiente como para entrar en la partida - terminé el discurso con un volumen mas moderado para por ultimo orar como preparación para el combate, con fuerza suficiente como para que el vampiro me escuchase:
Terminada la oración me santigué con una mano sujetando durante ese instante la ballesta con una sola mano, para volver a apuntarle. - Cuando quieras, atrevete, no tendré piedad alguna. - le daba la oportunidad de comenzar él, pero en cuanto se moviese tan solo un poco apretaría el gatillo lanzando la estaca contra su pecho, buscando atravesar su gélido corazón.
Aquel vampiro tenía la decencia de responderme y darme conversación, resultaba irónico que unos despiadados seres que se dedicaban a segar almas inocentes siempre hablasen usando un vocabulario fino y medianamente respetuoso, sin duda debían hacerlo a posta para burlarse de la gente de buena fé.
-Estás completamente equivocado Chris, no puedo llegar tarde, porque el juicio de toda criatura de Dios llega siempre cuando debe llegar y es tu juicio el que me envía y nadie más, pero la sentencia para tu cuerpo ya esta dicha, yo soy el verdugo. -sonreí apuntandole ahora con la ballesta, pero todavía no tenía intención de disparar. - Sabes...todos los vampiros, licántropos, cambiantes, todos, todos los que os creéis una encarnación del Mal cuya alma ha sido vendida al señor de los infiernos, todos aquellos que os habéis dejado guiar por una vida llena de pecado con esa estúpida excusa, todos, estáis equivocados.
Comencé a andar hacía un lado y otro sin llegar reducir en ningún momento la distancia entre ambos, gesticulando expresivamente mi rostro dando vida y notando la creencia y convicción absoluta en mis palabras.
-¡Nadie puede vender su alma a Satanás!,¡nadie puede entregar su alma a Belcebú!,¡nadie puede compartir su alma con Lucifer! -gritaba con pasión a los vientos nocturnos de París, haciendo que la palabra y ley de Dios resonase con un poderoso eco en las calles mas cercanas. -¡Nadie puede comerciar con su alma porque el alma no pertenece al hombre!, ¡el alma pertenece a Dios!, y esta está solo prestada hasta el momento en que debe regresar con el Creador para ser juzgada y la tuya no es un excepción, ahora es cuando comienza la partida, en juego mi alma y la tuya, solo una se reunirá con el Señor esta noche, espero que seas suficientemente valiente como para entrar en la partida - terminé el discurso con un volumen mas moderado para por ultimo orar como preparación para el combate, con fuerza suficiente como para que el vampiro me escuchase:
Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi salvación;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.
¿Hasta cuándo arremeteréis contra un hombre
todos juntos, para derribarlo
como a una pared que cede
o a una tapia ruinosa?
Sólo piensan en derribarme de mi altura,
y se complacen en la mentira:
con la boca bendicen,
con el corazón maldicen.
Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.
De Dios viene mi salvación y mi gloria,
él es mi roca firme,
Dios es mi refugio.
Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón,
que Dios es nuestro refugio.
Los hombres no son más que un soplo,
los nobles son apariencia:
todos juntos en la balanza subirían
más leves que un soplo.
No confiéis en la opresión,
no pongáis ilusiones en el robo;
y aunque crezcan vuestras riquezas,
no les deis el corazón.
Dios ha dicho una cosa,
y dos cosas que he escuchado:
Que Dios tiene el poder
y el Señor tiene la gracia;
que tú pagas a cada uno
según sus obras.
porque de él viene mi salvación;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.
¿Hasta cuándo arremeteréis contra un hombre
todos juntos, para derribarlo
como a una pared que cede
o a una tapia ruinosa?
Sólo piensan en derribarme de mi altura,
y se complacen en la mentira:
con la boca bendicen,
con el corazón maldicen.
Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.
De Dios viene mi salvación y mi gloria,
él es mi roca firme,
Dios es mi refugio.
Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón,
que Dios es nuestro refugio.
Los hombres no son más que un soplo,
los nobles son apariencia:
todos juntos en la balanza subirían
más leves que un soplo.
No confiéis en la opresión,
no pongáis ilusiones en el robo;
y aunque crezcan vuestras riquezas,
no les deis el corazón.
Dios ha dicho una cosa,
y dos cosas que he escuchado:
Que Dios tiene el poder
y el Señor tiene la gracia;
que tú pagas a cada uno
según sus obras.
Terminada la oración me santigué con una mano sujetando durante ese instante la ballesta con una sola mano, para volver a apuntarle. - Cuando quieras, atrevete, no tendré piedad alguna. - le daba la oportunidad de comenzar él, pero en cuanto se moviese tan solo un poco apretaría el gatillo lanzando la estaca contra su pecho, buscando atravesar su gélido corazón.
Evangeline Colette- Inquisidor Clase Media
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Re: Caza en París [Chris Pohl][+18]
Un viento impetuoso corría de vez en cuando por esos oscuros y azulados callejones, la bruma pronto los cubriría casi por completo y como en un escenario estaba la dama con la imaginaria compañía de Dios de su lado... ¿la ayudaría acaso si osaba probar la sangre que llevaba en su interior? si acaso buscaba satisfacer mi eterna sed de ese elixir, aun a la distancia sentía su pecho en el vaivén del respirar agitado por la emoción detrás de la súplica implícita que se formaba con cada oración hacia su salvador que imploraba, cánticos similares a los que solíamos cantar en las catacumbas de Berlin, muy en lo profundo de la ciudad oculto de la amenaza constante de los inquisidores locales.
En Alemania me había topado con varios de ellos, todos ellos habían sido torturados bajo las leyes de la época, después de ser un vampiro entregado a mi culto dejé los hábitos de las torturas a estos seres de lo mas frágiles amparados en una mentira que llevaba muchos siglos en su haber. Me hubiera gustado haber nacido en esa época así poder probar la inexistencia de ese ser denominado Dios y poder confirmar con hechos y pruebas que solo fue un invento de unos malditos conservadores dominantes como los antecesores de Papa Borgia.
Escuchaba cada afirmación de la muchacha intercambiando expresiones en la cara, me causaba gracia incluso algunas de ellas, pero seguramente sería por el vino. Mis expresiones cambiaban de sorpresa a cuestionamiento, de alegría a incredulidad mientras ella se dirigía a mi como "hereje", ¿con qué necesidad? Rescato que me había llamado Chris al menos, un acto de gratitud de su parte. Me colmaba de felicidad ... bien, no tanto, debía ser el alcohol.
Cuando terminó mantuve mi cabeza ligeramente inclinada sin perderla de vista por unos minutos hasta que empezó a rezar unas frases como las que enunció momentos antes
-Temes morir ¿cierto?- dije mientras volvía a mi seriedad habitual y daba pequeños pasos hacia ella, pasos apenas perceptibles -Viniste a darme caza pero en realidad sabes que puedes resultar herida y esa es la parte difícil del trabajo ¿no es verdad?- me frené a unos 6 metros de ella acortando un poco las distancias que teníamos el uno del otro y continué -Como te darás cuenta, no tengo ganas de ir a encontrarme con el señor hoy- indiqué mientras señalaba con dos dedos hacia el cielo como quien no quiere hacerlo, como un simple ademán mas en la conversación. Su arma esta a la expectativa del menor indicio de ataque, estaba esperando que me abalanzara sobre ella, pero no tenía pensado hacerlo sin que me diera un motivo, sed no tenía y tampoco le tenia odio, además no estábamos hace 300 años en las catacumbas de Berlin y ya no acostumbraba a masacrar inquisidores. Ya no ...
En Alemania me había topado con varios de ellos, todos ellos habían sido torturados bajo las leyes de la época, después de ser un vampiro entregado a mi culto dejé los hábitos de las torturas a estos seres de lo mas frágiles amparados en una mentira que llevaba muchos siglos en su haber. Me hubiera gustado haber nacido en esa época así poder probar la inexistencia de ese ser denominado Dios y poder confirmar con hechos y pruebas que solo fue un invento de unos malditos conservadores dominantes como los antecesores de Papa Borgia.
Escuchaba cada afirmación de la muchacha intercambiando expresiones en la cara, me causaba gracia incluso algunas de ellas, pero seguramente sería por el vino. Mis expresiones cambiaban de sorpresa a cuestionamiento, de alegría a incredulidad mientras ella se dirigía a mi como "hereje", ¿con qué necesidad? Rescato que me había llamado Chris al menos, un acto de gratitud de su parte. Me colmaba de felicidad ... bien, no tanto, debía ser el alcohol.
Cuando terminó mantuve mi cabeza ligeramente inclinada sin perderla de vista por unos minutos hasta que empezó a rezar unas frases como las que enunció momentos antes
-Temes morir ¿cierto?- dije mientras volvía a mi seriedad habitual y daba pequeños pasos hacia ella, pasos apenas perceptibles -Viniste a darme caza pero en realidad sabes que puedes resultar herida y esa es la parte difícil del trabajo ¿no es verdad?- me frené a unos 6 metros de ella acortando un poco las distancias que teníamos el uno del otro y continué -Como te darás cuenta, no tengo ganas de ir a encontrarme con el señor hoy- indiqué mientras señalaba con dos dedos hacia el cielo como quien no quiere hacerlo, como un simple ademán mas en la conversación. Su arma esta a la expectativa del menor indicio de ataque, estaba esperando que me abalanzara sobre ella, pero no tenía pensado hacerlo sin que me diera un motivo, sed no tenía y tampoco le tenia odio, además no estábamos hace 300 años en las catacumbas de Berlin y ya no acostumbraba a masacrar inquisidores. Ya no ...
Sean O'Rouke- Humano Clase Media
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Re: Caza en París [Chris Pohl][+18]
Una vez mas las palabras del vampiro me provocaban la risa, pero la contenía esta vez, mostrando nada mas que una mueca de asco hacía tan vil criatura. Negué con la cabeza las preguntas de Chris a la par que retrocedía un par de pasos, ganando distancia, que aunque difícil de ver, era evidente que se había reducido durante la charla, no iba a caer en trucos baratos.
-No temo a la muerte, pues si me encuentro con ella cumpliendo mi deber solo encontrare el Reino de los Cielos - respondí apuntando su pecho con la ballesta - la posibilidad de salir herida es mi pan de cada día, nada he de temer mientras el Señor considere que debo seguir cumpliendo mi trabajo.
Aquel vampiro era un necio, había desaprovechado una oportunidad que rara vez daba a ningún contrincante, la posibilidad de atacar primero, pero bueno, no se podía negar que darle la oportunidad se la había dado, era decisión suya o no el aprovecharla.
-Pues es una lastima que no tengas ganas de encontrarte con Dios, porque yo si tengo ganas de enviarte con Él y que clase de sierva del Todopoderoso sería si no cumpliese mi obligación, ¿no crees? -pregunté con sarcasmo, la conversación terminaba, no había nada mas que decir, era suficiente.
Como en cada una de las cacerías anteriores no me paraba a pensar en la criatura a la que mataba, siempre había creído en la redención, pero no sería yo quien la ofreciese, el hecho de que un hereje no quisiera morir me era indiferente, de haber querido podría haber conseguido una segunda oportunidad en el Vaticano.
Oré para mis adentros, solo en mi mente, instantes antes de accionar el mecanismo que disparaba la ballesta, haciendo que el proyectil volase a gran velocidad y durante un breve espacio de tiempo debido a la corta distancia que separaba al hereje de mi. La dirección de la flecha clara y concisa, atravesar el corazón de Chris y matarle.
La batalla comenzaba de esta forma, no había forma de dar marcha atrás, lo daría todo para derrotar a aquella criatura del averno e iluminar su alma, con el juicio divino que solo Dios puede otorgar.
-No temo a la muerte, pues si me encuentro con ella cumpliendo mi deber solo encontrare el Reino de los Cielos - respondí apuntando su pecho con la ballesta - la posibilidad de salir herida es mi pan de cada día, nada he de temer mientras el Señor considere que debo seguir cumpliendo mi trabajo.
Aquel vampiro era un necio, había desaprovechado una oportunidad que rara vez daba a ningún contrincante, la posibilidad de atacar primero, pero bueno, no se podía negar que darle la oportunidad se la había dado, era decisión suya o no el aprovecharla.
-Pues es una lastima que no tengas ganas de encontrarte con Dios, porque yo si tengo ganas de enviarte con Él y que clase de sierva del Todopoderoso sería si no cumpliese mi obligación, ¿no crees? -pregunté con sarcasmo, la conversación terminaba, no había nada mas que decir, era suficiente.
Como en cada una de las cacerías anteriores no me paraba a pensar en la criatura a la que mataba, siempre había creído en la redención, pero no sería yo quien la ofreciese, el hecho de que un hereje no quisiera morir me era indiferente, de haber querido podría haber conseguido una segunda oportunidad en el Vaticano.
Per signun crucis de inimícis nostris líbera nos, Deus noster.
Oré para mis adentros, solo en mi mente, instantes antes de accionar el mecanismo que disparaba la ballesta, haciendo que el proyectil volase a gran velocidad y durante un breve espacio de tiempo debido a la corta distancia que separaba al hereje de mi. La dirección de la flecha clara y concisa, atravesar el corazón de Chris y matarle.
La batalla comenzaba de esta forma, no había forma de dar marcha atrás, lo daría todo para derrotar a aquella criatura del averno e iluminar su alma, con el juicio divino que solo Dios puede otorgar.
Evangeline Colette- Inquisidor Clase Media
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Re: Caza en París [Chris Pohl][+18]
Un gélido frío me recorrió desde el hombro a través de mi brazo izquierdo, cuando intenté mirar me sorprendió la inminente flecha clavada en el hombro, hundida profundamente, no me dejaba mover el brazo; todo indicaba que la maniobra evasiva no había resultado tan bien como la había planeado apenas disparó del gatillo. Maldita perra sierva de Dios, me habría clavado esa estaca en el corazón de no haber sido por el paso que dí apenas disparó.
Respiraba con dificultad y copiosamente por la sorpresa y la furia contenida que presentaba en ese momento, la sangre manaba por encima del saco, y la madera se había astillado en dos partes cuando la tomé por un extremo y con furia la arranqué de entre medio de los huesos del hombro, se había encasillado en una de las coyunturas. Gemí del dolor, que no era poco y se intensificaba marcando el paso con las pulsaciones constantes de la sangre que drenaba por la herida. Tenía que esperar unos minutos hasta que la herida cicatrizara. pero estaba muy molesto por la impertinencia de la inquisidora, así que corrí rápidamente hacia donde estaba golpeándola contra la pared del callejón, agarrándola por los hombros haciendo que su ballesta cayera a su lado en el piso húmedo.
-¿Acaso es una broma? Realmente crees que te dejaré matarme sin mas porque tú así lo quieres perra sirva de Dios!!- grité en su cara con ira condicionada por el dolor que sentía punzante en el hombro, una astilla parecía haberse alojado allí.
Sin esperar su respuesta, la solté y desgarré la tela que cubría su cuello, dejándola semi expuesta, sentía sus latidos agitados mas cerca que nunca, y como estaba perdiendo sangre y sentido del humor, no podía negar que era mas tentadora que nunca. La linea de sus pechos se dibujaba justo debajo del mismo, formando una curvatura exquisitamente lujuriosa. Antes de vaciarla por completo pasé mi mano gélida por su cuello lozano sintiendo como se estremecía al contacto y se le erizaba la piel.
-Tranquila, terminaremos con esto antes que Dios se enoje contigo, iras al cielo si cumpliste con sus mandamientos y si no has pecado, aunque confieso que me interesaría saber que pasaría si osara tocarte, acaso... ¿irías a rendir cuentas al averno por ello?- dije casi al lado de su oído ya un poco mas calmado y en un tono mas gutural.
Sean O'Rouke- Humano Clase Media
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Re: Caza en París [Chris Pohl][+18]
La flecha disparada cruzó el aire a una velocidad que provocaba la rasgadura del aire y el ligero sonido que ello provoca, impactando con dureza contra el hombro del vampiro...maldicion... de no ser por el paso que dio al instante de disparar gracias a sus cualidades antinaturales el combate ya habría terminado y podría regresar una noche mas a casa con el trabajo hecho.
Sin embargo la satisfacción recorría mi rostro, el ver al hereje sufriendo dolor era algo que me alegraba la vista, no era un trabajo completo, pero me hacía ver que iba por el camino correcto. Su sangre brotaba de su hombro, manchaba su ropa y el suelo y por momentos le hacía parecer humano y vulnerable. Sin darme tiempo a reaccionar gracias a su inhumana velocidad me agarró con fuerza por los hombros, llevándome hasta una pared del callejón, haciendo que me fuese imposible soltar la ballesta por la fuerza del agarre y la brusquedad del empujón. Ahora ese estilo de combate no podía permitírmelo, habría que utilizar otras artes para matarle.
Sus gritos, la ira que mostraba en sus palabras, sus gestos contra mi me llenaban de alegría y cierta arrogancia, no podía evitar mirarle con desprecio y prepotencia desafiandole con la mirada, a pesar de lo extrema que se había vuelto la situación. Sin llegar a contestar si quiera desgarró las vestiduras sobre mi cuellos, exponiéndolo y llevando su fría caricia a través de él...era inevitable que la piel se erizase al contacto de tan vil criatura.
Mas palabras, el vampiro volvía a hablar, ¿realmente quería matarme o prefería jugar conmigo primero?, si era lo segundo lo lamentaría, no es aconsejable darme segundas oportunidades. Sus palabras eran esclavas de la lujuria, y desde esa distancia podía notar el olor del alcohol que sin duda no hacía mucho tiempo que había bebido.
Posé mis ojos sobre los suyos, mordiendo mi labio inferior con una sonrisa llena de picardía, a la par que llevaba mi mano a la gabardina aprovechando que me había soltado, tomando el frasco de agua bendita. -No se lo que podría pasar...podríamos comprobarlo - contesté con un tono sensual acercando mi rostro hacía el suyo.
En el momento de mayor distracción, antes de tener que hacer nada impuro con el frasco en mano lancé un puñetazo contra el rostro de Chris, rompiendo el bendito bote por el lateral de su cara, llenándole de agua bendita y cristales clavados impregnados con el mismo elixir divino, lo cual sin duda sería bastante doloroso para el hereje.
Mi mano también resultó herida a consecuencia y algún que otro corte provocado por los cristales hacía brotar un poco de sangre de los mismos, siendo ligeramente limpiados por el agua que aunque hacían sufrir a mi enemigo nada hacía contra una sierva pura de Dios.
El golpe en el rostro fue seguido de una patada para ganar un poco de distancia con el vampiro, la suficiente como para desenvainar una espada que guardaba conmigo, volviendo a desafiar a mi contrincante, adoptando uan postura defensiva.
-Vas a tener que esforzarte un poco mas Chris, así no es como se conquista a una dama- comenté con sarcasmo mientras le veía sufrir por los benditos efectos del agua de Dios, ahora con la espada en mano la forma de terminar el combate era un poco mas rudimentaria, pero igual de efectiva, decapitación. Comenzaba a disfrutar del combate, la excitación que me provocaba el cumplir mi trabajo y hacer sufrir a los impuros era inexplicable, aceleraba mi pulso y un escalofrío me recorría la nuca, pero me encantaba sentirme así.
Sin embargo la satisfacción recorría mi rostro, el ver al hereje sufriendo dolor era algo que me alegraba la vista, no era un trabajo completo, pero me hacía ver que iba por el camino correcto. Su sangre brotaba de su hombro, manchaba su ropa y el suelo y por momentos le hacía parecer humano y vulnerable. Sin darme tiempo a reaccionar gracias a su inhumana velocidad me agarró con fuerza por los hombros, llevándome hasta una pared del callejón, haciendo que me fuese imposible soltar la ballesta por la fuerza del agarre y la brusquedad del empujón. Ahora ese estilo de combate no podía permitírmelo, habría que utilizar otras artes para matarle.
Sus gritos, la ira que mostraba en sus palabras, sus gestos contra mi me llenaban de alegría y cierta arrogancia, no podía evitar mirarle con desprecio y prepotencia desafiandole con la mirada, a pesar de lo extrema que se había vuelto la situación. Sin llegar a contestar si quiera desgarró las vestiduras sobre mi cuellos, exponiéndolo y llevando su fría caricia a través de él...era inevitable que la piel se erizase al contacto de tan vil criatura.
Mas palabras, el vampiro volvía a hablar, ¿realmente quería matarme o prefería jugar conmigo primero?, si era lo segundo lo lamentaría, no es aconsejable darme segundas oportunidades. Sus palabras eran esclavas de la lujuria, y desde esa distancia podía notar el olor del alcohol que sin duda no hacía mucho tiempo que había bebido.
Posé mis ojos sobre los suyos, mordiendo mi labio inferior con una sonrisa llena de picardía, a la par que llevaba mi mano a la gabardina aprovechando que me había soltado, tomando el frasco de agua bendita. -No se lo que podría pasar...podríamos comprobarlo - contesté con un tono sensual acercando mi rostro hacía el suyo.
En el momento de mayor distracción, antes de tener que hacer nada impuro con el frasco en mano lancé un puñetazo contra el rostro de Chris, rompiendo el bendito bote por el lateral de su cara, llenándole de agua bendita y cristales clavados impregnados con el mismo elixir divino, lo cual sin duda sería bastante doloroso para el hereje.
Mi mano también resultó herida a consecuencia y algún que otro corte provocado por los cristales hacía brotar un poco de sangre de los mismos, siendo ligeramente limpiados por el agua que aunque hacían sufrir a mi enemigo nada hacía contra una sierva pura de Dios.
El golpe en el rostro fue seguido de una patada para ganar un poco de distancia con el vampiro, la suficiente como para desenvainar una espada que guardaba conmigo, volviendo a desafiar a mi contrincante, adoptando uan postura defensiva.
-Vas a tener que esforzarte un poco mas Chris, así no es como se conquista a una dama- comenté con sarcasmo mientras le veía sufrir por los benditos efectos del agua de Dios, ahora con la espada en mano la forma de terminar el combate era un poco mas rudimentaria, pero igual de efectiva, decapitación. Comenzaba a disfrutar del combate, la excitación que me provocaba el cumplir mi trabajo y hacer sufrir a los impuros era inexplicable, aceleraba mi pulso y un escalofrío me recorría la nuca, pero me encantaba sentirme así.
Evangeline Colette- Inquisidor Clase Media
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Re: Caza en París [Chris Pohl][+18]
Cuando estaba pronunciando las últimas palabras, el dolor aún no dejaba de atormentarme, una astilla se había alojado en mi hombro. La astilla me permitía moverlo pero sentía un pinchazo profundo. Apenas mis defensas comenzaron a ceder fue cuando la fanática aprovechando la situación, sacó una botella de agua bendita.
Si algo odiaba era el agua bendita, como podía el agua común y corriente ser tan nociva para los inmortales. Yo creía a veces que en algún momento las investigaciones científicas llegarían a solucionar estos temas por nosotros. Lamentablemente, pocos eran los vampiros que se dedicaban al cultivo de la ciencia, para mi desgracia y la de los míos.
Apenas el frasco estalló contra mi cara sentí un calor intenso similar a la luz, como la había sentido hace unos doscientos años, cuando por primera vez me expuse a los rayos mortales, ahora esta sensación era similar y se me colaba inclusive por el ojo izquierdo. Un escozor insoportable, de inmediato cubrí mi cara con ambas manos, rogando que el agua bendita no haya sido mucha como para dañarme hasta de desfiguración. Comprobé que por suerte no era así, mi cara se encontraba media quemada principalmente en el pómulo y áreas laterales, además del borde inferior del ojo.
La busqué pronto con el ojo derecho que era con el que mejor veía y busqué aclarar el panorama antes que terminara por matarme de un solo golpe mas. El ruido metálico que había oído a pesar del dolor era el de la espada que tenía en la mano. Una espada con la que pensaba matarme mientras yo me debatía por recuperar mi visión que poco a poco se iba aclarando pero que aun me escocía. A unos pocos pasos tenía un charco de agua en el suelo, con rápidos movimientos me acerqué a tomar un poco de agua con las manos y restregármela en la cara.
Al ver a la inquisidora frente a mi, con cara de pocos amigos me impacienté, ella estaba feliz, se sentía complacida con el sufrimiento de lo que consideraba un hereje. Maldita perra ... la quería ver sufrir en mis manos, aún desde esta distancia y con las ansias de su sangre ya instalada en mi psiquis solo pude saltar y avalanzarme sobre ella una vez mas, esta vez solo la la tomé por el mentón y usando el don desarrollado hace muchos años me vi obligado como hace mucho tiempo no hacía a infligirle dolor por medio de la mente, de esta forma comencé a generar un fuerte sentimiento de opresión en el tórax a la altura de las costillas así le imposibilitaba el movimiento y para terminar nublé sus sentidos con una fuerte jaqueca.
-Mademoiselle, que descortés de su parte el tratarme de esta forma. Al parecer usted quiere atormentar mi noche hoy- odiaba tratar a una dama de forma descortés a pesar de lo que le pude haber dicho, en realidad no sabía si lo odiaba o solo me había acostumbrado a ello. Ahora la tenía acorralada por el momento y quería hacerla sufrir un poco como devolución por su descortesía. Una media sonrisa se dibujó en mi cara donde aún persistían unos restos de la quemadura aunque la mayor parte ya estaba cicatrizando. Me comenzaba a regocijar viendo su dolor.
Última edición por Chris Pohl el Jue Mar 07, 2013 9:41 pm, editado 1 vez
Sean O'Rouke- Humano Clase Media
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