AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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N'importe quoi, N'importe quelle nuit [Chris Pohl] [+18]
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N'importe quoi, N'importe quelle nuit [Chris Pohl] [+18]
“¿De qué me sirve poder hablar si tengo que guardar secretos?”
Burro
Burro
Los pequeños tacones sonaban rítmicamente mientras la pelirroja mujer subía corriendo las escalinatas del palacio. Llevaba un vestido verde esmeralda que combinaba a la perfección con el tono de sus ojos. Su rostro cubierto por una elaborada y costosa máscara negra adornada con algunas plumas a juego. La piel de sus hombros al descubierto continuaba interrumpida solo por un costoso collar que caía pesadamente entre el pronunciado escote y su cabellera semirecogida por una pinza que debido a su simpleza resultaba un poco chocante para con el resto de la indumentaria.
La noche era joven aún. No hacía mucho que había despertado para enterarse de un baile que se celebraba en honor a… bueno, en realidad no lo sabía y tampoco le interesaba. Adoraba los bailes y no iba a perderse la oportunidad de participar en uno simplemente porque no hubiese sido invitada. No es que culpara a nadie por semejante olvido, bien consiente era de que no se había hecho conocer lo suficiente en la esfera social. Pero aún no se iba de París y el tiempo no era ahora precisamente una limitante ¿o sí? Rió para sus adentros al ver la cara perpleja del personal que custodiaba la entrada cuando ella simplemente pasó por su lado sin detenerse. A pesar de llevar un paso ligero continuaba manteniendo la pose erguida y déspota propia de su clase y raza. Era superior, lo demostraba y proyectaba con tal intensidad que nadie se atrevió a franquearle el paso.
Entonces la sinfonía de olores y sonidos se abrió ante sí. Un sinfín de rostros cubiertos por mascaras, algunas adornadas extravagantemente, otras simples, pero todas hermosas. La orquesta tocaba una tonada bastante alegre y las parejas se formaban preparándose en la pista de baile. Fiona se había detenido en la entrada, observando y extasiándose con el panorama, y siéndose observada a su vez. “¿Quién será esa chica?” las preguntas y susurros fueron rápidamente acallados por la música y pronto la multitud olvido aquella silueta poco familiar que empezaba a mezclarse entre los asistentes.
Se había alimentado antes de llegar. Un joven ladronzuelo menguó ligeramente su sed. Fue una pelea poco prolongada pues el chico estaba prácticamente famélico. Una lástima, siempre prefería las victimas que oponían resistencia, aquellas que significaban un reto por mínimo que este pudiese ser. Pero la sangre era sangre y hoy tenía prisa por algo que deseaba más que cumplir su papel de cazadora nocturna.
– ¿Me permite Madame? – Una mano solicita extendida hacia ella. Un rostro amable y confiado que podría llegar a ser apuesto si no fuese por una nariz demasiado ñata para unas facciones muy aniñadas, algo evidente incluso con la máscara puesta. Sonriendo aceptó la invitación. El tiempo volaban mientras ella se desplazaba sobre la pista, dando volantinas como una niña pequeña, acompañada de una amable pareja que cambiaba conforme pasaba los minutos. Los susurros empezaban a circular de nuevo y no le importaba en lo absoluto. ¡Quería ser visible! Que los demás la notasen, que hablasen de ella.
– Albert, deseo regresar a casa. Ha sido una larga jornada y me siento exhausta – la voz femenina destilaba enojo y la pareja de baile actual de la pelirroja cambio de color al percibir que algo no iba bien con su mujer. Seguramente se llevaría una buena pelea por atreverse a bailar con aquella chica descarada y evidentemente libertina, quien no había descansado ni un solo minuto desde su llegada. Por su parte Fiona solo pudo reír. – Oh, Albert, debo decir que es usted una pareja encantadora – soltó zalamera mientras repasaba la parte de su mejilla expuesta con la punta de los dedos. “Aleja las manos de mi marido, zorra” el pensamiento le llegó fuerte y claro, como si hubiese sido pronunciado en voz alta. Una carcajada escapó entonces de los labios carmesí – Anda querido, ve con tu mujer. A esa avanzada edad son peligrosos los enojos – pasaron por su mente algunas formas creativas de tortura para la inoportuna mujer pero los despejo con rapidez. Era un juego y nada más. Además estaba de un humor lo suficientemente bueno como para permitirse pasar por alto la ofensa.
El hombre se movió presurosamente. Tomo a su mujer por el brazo y los dos desaparecieron del salón mientras la pelirroja se sentaba en una de las pocas sillas vacías del lugar. Allí permaneció algunos segundos, disfrutando de la vista, ubicando aquellos mortales que le resultaban atractivos. Cruzó las piernas, apoyó su codo en la rodilla levantada y descansó la barbilla en el revés de su mano. Una que otra persona se detuvo a mirar dos veces cuando ella exhibió una enorme sonrisa que dejaba entrever lo que parecían ser un par de pequeños y afilados colmillos. Era en verdad una buena noche y pensaba aprovecharla sin miramientos.
La noche era joven aún. No hacía mucho que había despertado para enterarse de un baile que se celebraba en honor a… bueno, en realidad no lo sabía y tampoco le interesaba. Adoraba los bailes y no iba a perderse la oportunidad de participar en uno simplemente porque no hubiese sido invitada. No es que culpara a nadie por semejante olvido, bien consiente era de que no se había hecho conocer lo suficiente en la esfera social. Pero aún no se iba de París y el tiempo no era ahora precisamente una limitante ¿o sí? Rió para sus adentros al ver la cara perpleja del personal que custodiaba la entrada cuando ella simplemente pasó por su lado sin detenerse. A pesar de llevar un paso ligero continuaba manteniendo la pose erguida y déspota propia de su clase y raza. Era superior, lo demostraba y proyectaba con tal intensidad que nadie se atrevió a franquearle el paso.
Entonces la sinfonía de olores y sonidos se abrió ante sí. Un sinfín de rostros cubiertos por mascaras, algunas adornadas extravagantemente, otras simples, pero todas hermosas. La orquesta tocaba una tonada bastante alegre y las parejas se formaban preparándose en la pista de baile. Fiona se había detenido en la entrada, observando y extasiándose con el panorama, y siéndose observada a su vez. “¿Quién será esa chica?” las preguntas y susurros fueron rápidamente acallados por la música y pronto la multitud olvido aquella silueta poco familiar que empezaba a mezclarse entre los asistentes.
Se había alimentado antes de llegar. Un joven ladronzuelo menguó ligeramente su sed. Fue una pelea poco prolongada pues el chico estaba prácticamente famélico. Una lástima, siempre prefería las victimas que oponían resistencia, aquellas que significaban un reto por mínimo que este pudiese ser. Pero la sangre era sangre y hoy tenía prisa por algo que deseaba más que cumplir su papel de cazadora nocturna.
– ¿Me permite Madame? – Una mano solicita extendida hacia ella. Un rostro amable y confiado que podría llegar a ser apuesto si no fuese por una nariz demasiado ñata para unas facciones muy aniñadas, algo evidente incluso con la máscara puesta. Sonriendo aceptó la invitación. El tiempo volaban mientras ella se desplazaba sobre la pista, dando volantinas como una niña pequeña, acompañada de una amable pareja que cambiaba conforme pasaba los minutos. Los susurros empezaban a circular de nuevo y no le importaba en lo absoluto. ¡Quería ser visible! Que los demás la notasen, que hablasen de ella.
– Albert, deseo regresar a casa. Ha sido una larga jornada y me siento exhausta – la voz femenina destilaba enojo y la pareja de baile actual de la pelirroja cambio de color al percibir que algo no iba bien con su mujer. Seguramente se llevaría una buena pelea por atreverse a bailar con aquella chica descarada y evidentemente libertina, quien no había descansado ni un solo minuto desde su llegada. Por su parte Fiona solo pudo reír. – Oh, Albert, debo decir que es usted una pareja encantadora – soltó zalamera mientras repasaba la parte de su mejilla expuesta con la punta de los dedos. “Aleja las manos de mi marido, zorra” el pensamiento le llegó fuerte y claro, como si hubiese sido pronunciado en voz alta. Una carcajada escapó entonces de los labios carmesí – Anda querido, ve con tu mujer. A esa avanzada edad son peligrosos los enojos – pasaron por su mente algunas formas creativas de tortura para la inoportuna mujer pero los despejo con rapidez. Era un juego y nada más. Además estaba de un humor lo suficientemente bueno como para permitirse pasar por alto la ofensa.
El hombre se movió presurosamente. Tomo a su mujer por el brazo y los dos desaparecieron del salón mientras la pelirroja se sentaba en una de las pocas sillas vacías del lugar. Allí permaneció algunos segundos, disfrutando de la vista, ubicando aquellos mortales que le resultaban atractivos. Cruzó las piernas, apoyó su codo en la rodilla levantada y descansó la barbilla en el revés de su mano. Una que otra persona se detuvo a mirar dos veces cuando ella exhibió una enorme sonrisa que dejaba entrever lo que parecían ser un par de pequeños y afilados colmillos. Era en verdad una buena noche y pensaba aprovecharla sin miramientos.
Última edición por Fiona Di Centa el Mar Ago 13, 2013 9:46 am, editado 2 veces
Fiona Di Centa- Vampiro Clase Alta
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Re: N'importe quoi, N'importe quelle nuit [Chris Pohl] [+18]
Una nueva noche de buen humor lo aquejaba, que mas le podía pedir a la vida mas que complicaciones para hacerla aun mas divertida. La diversión era lo único que podía buscar esta noche, tenia ganas de jugar, de manipular, de molestar e incluso podía torturar humanos por diversión bajo esta luna. Disfrutar del sufrimiento ajeno se había vuelto una necesidad mas que una diversión en cada noche.
Había llegado temprano a la fiesta en el Palacio, se había vestido bien básico: Un traje simple, oscuro, un corbatín rojo sangre, los guantes blancos y una mascara universal negra que dejaba ver su nariz, su media sonrisa y sus cejas delineadas que no parecían reales. Se había encontrado con varios conocidos tras las mascaras, con ellos se entretuvo charlando un rato, distendido mientras miraba la copa de vino y cataba temporalmente el mismo. El vino era una de sus bebidas preferidas, su textura lo hacia sentir mas importante. El Malbec era desde ya el mas buscado. De vez en cuando miraba a su alrededor hasta que en el centro del salón la gente se reunió a los primeros compases de la banda que se había dispuesto en una engalanada tarima delante de un espejo enorme colocado en la pared. Eran solo cuatro pero llevaban a la perfección el ritmo de la música, una música jovial, alegre y que invitaba a adentrarse en ella.
Si retirarse de la ronda el vampiro con la copa en su mano observaba al gentío agrupado, no eran todos de sangre caliente, en realidad había de todo un poco, las razas nocturnas de París se agrupaban en torno a estas fiestas, todos de clase alta, ostentosa, llevando la gala consigo y queriendo destacarse como era debido. Cuanto mas se hablaba de ellos, mucho mejor.
Un destello rojo cruzó la pista como una estrella fugaz, el vampiro compartía el gusto por el color rojo de su sangre y por el color rojo en los cabellos de la gente que lo rodeaba, se podía denominar debilidad, y solía pasarle. Normalmente el rojo era el color de cabello que se les atribuía a las brujas en otras épocas y eso condenó a muchas de ellas a la hoguera sin pecado alguno. Quizá de allí venia la perversión, el gusto por ese tipo de damas o caballeros.
De a poco se fue retirando de la ronda, como quien no quiere la cosa y se fue adentrando un poco mas en el ritmo del salón, dejó su copa de lado mientras buscaba entre la multitud a la pelirroja, y la encontró de pronto dando vueltas con un caballero. Obviamente sin pareja no podía ingresar en el circulo de bailarines, pero no vio a nadie alrededor como para solicitar la pieza.
De repente la pequeña (digo pequeña porque la ternura me aqueja), dejó que el caballero se retirase de la ronda con otra mujer con la cual abandonó el salón con la mirada furibunda de la mas adulta, lo que lo hizo reir para sus adentros. "Una juguetona" pensó mientras se acercaba a ella que ahora estaba sentada en una silla entorno a una mesa vestida y vacía.
-Madame, no me diga que ya se cansaron sus pies de bailar? - dijo con media sonrisa en su rostro acercándole una mano, invitándola a sumarse al baile. Sus cabellos caían con gracia en torno a sus hombros y su escote provocativo no hacia mas que provocar suspiros en los hombres y envidia en las mujeres.
Había llegado temprano a la fiesta en el Palacio, se había vestido bien básico: Un traje simple, oscuro, un corbatín rojo sangre, los guantes blancos y una mascara universal negra que dejaba ver su nariz, su media sonrisa y sus cejas delineadas que no parecían reales. Se había encontrado con varios conocidos tras las mascaras, con ellos se entretuvo charlando un rato, distendido mientras miraba la copa de vino y cataba temporalmente el mismo. El vino era una de sus bebidas preferidas, su textura lo hacia sentir mas importante. El Malbec era desde ya el mas buscado. De vez en cuando miraba a su alrededor hasta que en el centro del salón la gente se reunió a los primeros compases de la banda que se había dispuesto en una engalanada tarima delante de un espejo enorme colocado en la pared. Eran solo cuatro pero llevaban a la perfección el ritmo de la música, una música jovial, alegre y que invitaba a adentrarse en ella.
Si retirarse de la ronda el vampiro con la copa en su mano observaba al gentío agrupado, no eran todos de sangre caliente, en realidad había de todo un poco, las razas nocturnas de París se agrupaban en torno a estas fiestas, todos de clase alta, ostentosa, llevando la gala consigo y queriendo destacarse como era debido. Cuanto mas se hablaba de ellos, mucho mejor.
Un destello rojo cruzó la pista como una estrella fugaz, el vampiro compartía el gusto por el color rojo de su sangre y por el color rojo en los cabellos de la gente que lo rodeaba, se podía denominar debilidad, y solía pasarle. Normalmente el rojo era el color de cabello que se les atribuía a las brujas en otras épocas y eso condenó a muchas de ellas a la hoguera sin pecado alguno. Quizá de allí venia la perversión, el gusto por ese tipo de damas o caballeros.
De a poco se fue retirando de la ronda, como quien no quiere la cosa y se fue adentrando un poco mas en el ritmo del salón, dejó su copa de lado mientras buscaba entre la multitud a la pelirroja, y la encontró de pronto dando vueltas con un caballero. Obviamente sin pareja no podía ingresar en el circulo de bailarines, pero no vio a nadie alrededor como para solicitar la pieza.
De repente la pequeña (digo pequeña porque la ternura me aqueja), dejó que el caballero se retirase de la ronda con otra mujer con la cual abandonó el salón con la mirada furibunda de la mas adulta, lo que lo hizo reir para sus adentros. "Una juguetona" pensó mientras se acercaba a ella que ahora estaba sentada en una silla entorno a una mesa vestida y vacía.
-Madame, no me diga que ya se cansaron sus pies de bailar? - dijo con media sonrisa en su rostro acercándole una mano, invitándola a sumarse al baile. Sus cabellos caían con gracia en torno a sus hombros y su escote provocativo no hacia mas que provocar suspiros en los hombres y envidia en las mujeres.
Sean O'Rouke- Humano Clase Media
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Re: N'importe quoi, N'importe quelle nuit [Chris Pohl] [+18]
No habían pasado más que unos pocos segundos antes de que otra mano se ofreciera ante ella acompañada por una invitación en forma de pregunta. Pero esta vez había algo diferente. Al levantar la vista se encontró con un caballero elegante y sobriamente vestido que la observaba con un par de ojos fieros desde detrás de una máscara oscura. “Vampiro” pensó de inmediato. No estaba muy segura de cómo lo supo pero percibió que aquel ser que ahora se presentaba ante ella le llevaba una enorme ventaja en cuanto a años vividos, y por consiguiente, a experiencia. Esta revelación le hizo sentir un poco de aprehensión. Desde que quedara sola se había topado con muy pocas criaturas sobrenaturales, después de todo seguía siendo una niña pérdida que sabía muy poco, incluso, de sí misma. Sin embargo, también se encendió una chispa de curiosidad por aquel desconocido y fue eso precisamente lo que la llevó a extender su mano y posarla sobre la de él, granito contra granito.
– Oh Monsieur, faltan muchas tonadas y algunas horas por delante para que mis pies decidan no bailar más – comentó sonriendo a la par que se levantaba del asiento. Algunas preguntas empezaron a formarse en su mente pero una temática prevaleció sobre el resto ¿Cómo había pasado desapercibida la presencia de aquel ser? ¿Estaba tan ciega debido a la obsesión consigo misma? La respuesta era un sí rotundo. Se trataba de un comportamiento adquirido que databa de sus días como mortal. En aquel entonces no representaba un verdadero peligro, pues siempre había algún sirviente de su padre que la estuviese cuidando. Incluso en su primera temporada como inmortal contó con quien ejerciera ese trabajo. Pero ahora era responsable por su propia seguridad y eso incluía prestar más atención al entorno en el cual se encontrara. Solo entonces empezó a ver realmente. Entre la multitud de rostros humanos empezaron a emerger otras criaturas de la noche. Resultaba tan evidente que se reprendió una vez más por no haberlo notado antes.
Apretó un poco la mano a la cual se aferraba mientras tomaba la delantera hacia la pista de baile y, una vez allí, se colocó en posición para que su pareja se afianzara alrededor de su cuerpo, tal como la ocasión lo pedía. Ya había dejado atrás el sentimiento de aprehensión del principio y volvía a sentirse segura de sí misma. Sacudió ligeramente la cabeza. Este movimiento tenía dos objetivos: despejar sus hombros y escote, y proporcionar a la audiencia una corta entretención con un poco de movimiento de su roja cabellera. Era una firme creyente del poder del drama y aprovechaba cualquier atributo que pudiese otorgarle un poco del mismo.
– Que nutrida concurrencia – comentó de pronto mirando directamente hacia aquellos ojos fieros e inquietantes – Tantos parisinos tan interesantes, todos reunidos. Todos escondidos tras frágiles mascaras que bien pudiesen ser, incluso, más reales que el rostro que tras ellas se esconden. Casi todos tan atractivos y vulnerables – una pequeña pausa siguió a las últimas palabras, lo suficientemente extensa para permitirle inspirar teatralmente, reforzando el doble sentido con el que se había expresado – Sabe Monsieur, me resulta bastante intrigante que, teniendo en cuenta todo lo que ya he mencionado - una nueva pausa durante la cual miró en derredor deteniendo sus ojos sobre algunos humanos que, según su gusto, poseían un aroma exquisito – haya decidió inclinarse por compartir una pieza con esta humilde servidora - . La modestia fingida podría ser evidente incluso por el sujeto menos perspicaz – ¿Puedo preguntarle por qué? – le obsequió una sonrisa y una mirada inocente antes de continuar - ¿Atraje acaso su atención inintencionadamente o solo pretende aprovecharse de un alma indefensa? Porque debo confesarle dos cosas en este punto. En el caso de que su respuesta tienda hacia la primera alternativa me veré obligada a indagar cruelmente sobre sus motivaciones. Si por el contrario tiende hacia la segunda, debo advertirle que no suelo ser una víctima ni pacifica ni resignada –
Un apareja que se encontraba lo suficientemente cerca como para oír la conversación les miró de forma reprobatoria, a lo cual Fiona se limitó a contestarles con una simpática sonrisa y un giño para el galante caballero. Estaba ansiosa por saber cómo reaccionaría ante este gesto el vampiro con el que ahora se encontraba. ¿Se molestaría, le parecería jocoso o simplemente lo ignoraría? Sin embargo, a la joven que acompañaba al receptor del giño no le hizo ni un poco de gracia y lanzándole una mirada envenenada a la pelirroja procedió a halar a su pareja hacia un lugar alejado en la pista de baile. Fiona rio. “Son tan predecibles” pensó antes de retornar su atención a su propia pareja. Los músicos, que se hallaban listos desde hacía algunos momentos, dieron inicio a la canción tan pronto el director dio la orden esperada. Y ella aguardó, tanto por sus respuestas como por la guía que el hombre solía llevar en ese tipo de piezas. El perfecto comportamiento que podía esperarse de una educación propia de la alta sociedad.
Fiona Di Centa- Vampiro Clase Alta
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Re: N'importe quoi, N'importe quelle nuit [Chris Pohl] [+18]
La sociedad francesa se le hizo desde un primer momento muy "acartonada", gente que disfrutaba con saberse rica, hacer saber a los demás de la incalculable fortuna que poseía su familia, ostentar sus joyas y alhajas de diamantes y bañadas en oro. Algunas cosas las compartía pero los modismos solo los dejaba para los desconocidos, porque eran una ficha de presentación que no debía fallar, una mala primera impresión podía ser fatal para la reputación que debía demostrar en este nuevo mundo que le tocaba vivir.
Fue justamente por ello que después de jalar levemente de la mano de ella para levantarla de la silla ante su respuesta afirmativa, colocó un beso en el dorso de su mano manteniéndole la vista. Un modismo para la gente que aun desconocía. A considerar por lo que se veía de ella, no era una de las "acartonadas" sino mas bien una damita liberal que bien podía haber sido una magnifica cortesana, una anfitriona divertida. Sus aires no eran frígidos ni los modos clásicos de una dama recatada, mas bien se notaba en ella la necesidad de divertirse, como si esta fuera la ultima noche antes de volver a la prisión. Chris pensó varias veces y decidió adoptar con ella un estilo mas relajado, distendido.
La apretó un poco por la cintura con su brazo derecho cuando se centraron en la pista de baile y espero su mano izquierda que ella colocó en la de él en lo alto cuando el baile comenzó con un bello ademan que realzaba su belleza. En el poco tiempo que la vio pudo distinguir que tenia unos muy bellos y acentuados ademanes que realzaban su ya belleza natural. Por su actitud "Carpe Diem" seria de seguro su frase predilecta.
Ella le hizo varias observaciones mientras el la llevaba en el baile y desviaba su mirada a los otros bailarines de la pista. Sus labios se curvaron en una sonrisa de las espontaneas cuando ella le pregunto sobre su elección por su pareja de baile. Reservó su respuesta hasta después de que la pareja de baile de la cual la pelirroja había seducido al marido se retirara. Ante tal caso no pudo reprimir una risa y volteó hacia el otro lado de la habitación solo para no ser descortés con la pareja que había visto en algunas otras reuniones antes. Eran una pareja solo por conveniencia y dinero, como la gran mayoría.
-Que si le digo que la elegí por ambas habilidades Mademoiselle - preguntó mientras enarcaba una ceja y la acercaba un poco mas a si, apretándola descaradamente contra el cuerpo de él solo para llamar mas su atención y la de los demás hombres del lugar que seguían dirigiendo sus miradas a ella, a sus formas y sus actos.
-Si, me gusta como llamas la atención, el fuego en ti y ademas tu juventud me encanta, me pareces encantadora - dijo mientras colocaba la mano derecha de ella que mantenía en el aire por sobre su hombro izquierdo tomando posición para la nueva pieza, de diferente melodía y por tanto él debía llevarla en esta oportunidad. Bajó levemente sus ojos tratando de ser lo mas disimulado posible para observar la redondez de sus pechos que se percibía por el escote de su vestido.
Fue justamente por ello que después de jalar levemente de la mano de ella para levantarla de la silla ante su respuesta afirmativa, colocó un beso en el dorso de su mano manteniéndole la vista. Un modismo para la gente que aun desconocía. A considerar por lo que se veía de ella, no era una de las "acartonadas" sino mas bien una damita liberal que bien podía haber sido una magnifica cortesana, una anfitriona divertida. Sus aires no eran frígidos ni los modos clásicos de una dama recatada, mas bien se notaba en ella la necesidad de divertirse, como si esta fuera la ultima noche antes de volver a la prisión. Chris pensó varias veces y decidió adoptar con ella un estilo mas relajado, distendido.
La apretó un poco por la cintura con su brazo derecho cuando se centraron en la pista de baile y espero su mano izquierda que ella colocó en la de él en lo alto cuando el baile comenzó con un bello ademan que realzaba su belleza. En el poco tiempo que la vio pudo distinguir que tenia unos muy bellos y acentuados ademanes que realzaban su ya belleza natural. Por su actitud "Carpe Diem" seria de seguro su frase predilecta.
Ella le hizo varias observaciones mientras el la llevaba en el baile y desviaba su mirada a los otros bailarines de la pista. Sus labios se curvaron en una sonrisa de las espontaneas cuando ella le pregunto sobre su elección por su pareja de baile. Reservó su respuesta hasta después de que la pareja de baile de la cual la pelirroja había seducido al marido se retirara. Ante tal caso no pudo reprimir una risa y volteó hacia el otro lado de la habitación solo para no ser descortés con la pareja que había visto en algunas otras reuniones antes. Eran una pareja solo por conveniencia y dinero, como la gran mayoría.
-Que si le digo que la elegí por ambas habilidades Mademoiselle - preguntó mientras enarcaba una ceja y la acercaba un poco mas a si, apretándola descaradamente contra el cuerpo de él solo para llamar mas su atención y la de los demás hombres del lugar que seguían dirigiendo sus miradas a ella, a sus formas y sus actos.
-Si, me gusta como llamas la atención, el fuego en ti y ademas tu juventud me encanta, me pareces encantadora - dijo mientras colocaba la mano derecha de ella que mantenía en el aire por sobre su hombro izquierdo tomando posición para la nueva pieza, de diferente melodía y por tanto él debía llevarla en esta oportunidad. Bajó levemente sus ojos tratando de ser lo mas disimulado posible para observar la redondez de sus pechos que se percibía por el escote de su vestido.
Sean O'Rouke- Humano Clase Media
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Re: N'importe quoi, N'importe quelle nuit [Chris Pohl] [+18]
La pelirroja soltó una risita al percibir aquel pensamiento por parte del vampiro. Si, definitivamente “Carpe Diem” sería la frase perfecta para describirle esa noche aunque no podría asegurar que fuese igual para ella en general. Tenía también sus momentos de desgano, completamente contradictorios con el humor juguetón que mantenía en ese momento. Al parecer aquella inusual pareja de baile no solo respetaba los formalismos, si no que poseía un circulo social establecido que no quería perturbar. Esto lo dedujo la pelirroja al darse cuenta de cómo él miraba hacia otro lugar ante su coqueteo con aquel chico, como intentando no hacerse responsable por aquel comportamiento poco apropiado, pero sin ser lo suficientemente neutro como para evitar que ella notara que le había divertido.
Encantada Fiona seguía los movimientos elegantes del vampiro a través de la pista de baile. Poseía unos ojos claros tan encantadores como intimidantes y unos pasos firmes y hábiles. Entonces la vampira solo pudo mirarle divertida al escuchar la respuesta que él finalmente le otorgaba a la par que apretaba sus cuerpos al son de la música. Un movimiento bastante osado y muy estimulante para su propio ego. Se sentía observada y esto solo hacía que su vanidad se hinchara orgullosa y victoriosa. ¿Debo inferir entonces que solo soy una joven y encantadora victima para usted? – comentó juguetona mientras le miraba fijamente desde detrás de la oscura mascara. En silencio se preguntaba cual sería la edad real de aquel ser y a cuantas chicas impertinentes y desinhibidas habría conocido.
– Es usted muy galante aunque he de advertirle que si desea mantener su estatus social tal vez no sea conveniente que lo vean tan “cerca” de semejantes compañías – aprovecho el énfasis de sus palabras para apretarse incluso un poco más contra el frio cuerpo que la sostenía. Una sonrisa irónica se escapó de los labios de la pelirroja. En ocasiones la impulsividad propia de su edad ganaba la batalla haciéndola perder los estribos y entregándose por completo a la emoción del momento, independiente de que esta fuese ira, deseo o protagonismo. Sabía que esa noche ya era la comidilla de los presentes y eso que hasta ahora solo había empezado a juguetear. – El espectáculo podía empeorar antes de mejorar – murmuró posando sus ojos con fiereza en un par de mujeres de edad avanzada que hablaban sobre ella mientras le señalaban desde el perímetro del salón.
Inspiró profundamente al percibir la mirada disimulada de su acompañante hacia su escote. Aquel gesto le reafirmaba que había elegido bien su indumentaria para la noche. Debía compensar a aquella diligente criada que le había conseguido el vestido. Conocía sus gustos y propósitos mejor de lo que quería admitir y ese resultaba un estimulo más para conservarla junto a así – Al parecer a usted le agrada mi vestido tanto como a mi ¿o era tal vez el collar lo que admiraba? – le preguntó coqueta y sin una sola pizca de timidez. Jamás, en sus años de mortal, se habría atrevido siquiera en pensar en hacer semejante pregunta. Eran tantas las cosas que los mortales se negaban solo por perpetuar las frágiles fachadas de rectitud y urbanismo. Resultaba irónico teniendo en cuenta el tiempo tan absurdamente limitado que tenían para vivir.
La música continuaba sonando, las parejas bailando y los entrometidos murmullos zumbando pero de pronto todo eso dejo de importarle. Tenía entre sus brazos un vampiro que tal vez pudiese aclararle algunas cosas y, aunque no le agradara la idea de hacer preguntas que muy seguramente serian aburridas, e incluso tontas para él, sabía que la única otra opción que le quedaba era permanecer en la ignorancia. Carraspeó sutilmente para llamar su atención. “Mis ojos están aquí arriba” pensó antes de hablar – Se me ocurre que tal vez podría usted aclarar una duda que ronda mi cabeza en este momento ¿Qué tan joven soy como para resultarle “encantadora”? – esperaba que él comprendiera la verdadera intensión tras la inocente pregunta. ¿Cuántos años poseía él? ¿Qué tan vulnerable era ella ante un vampiro con evidentemente mucha más edad?
Última edición por Fiona Di Centa el Mar Jul 23, 2013 10:35 pm, editado 1 vez
Fiona Di Centa- Vampiro Clase Alta
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Re: N'importe quoi, N'importe quelle nuit [Chris Pohl] [+18]
-Y una muy deliciosa a considerar por lo que veo – dijo mientras observaba descaradamente su cuerpo. Ya le era habitual este tipo de cosas, además con ella tenía la facilidad que era de las del estilo de él, una libertina, una dama sin prejuicios. Si le proponía hacer una escena en medio del salón de seguro se prestaría. Esas eran las damas mas divertidas, las demás, solo relleno y demostración de ser mas que el resto, algo que por supuesto no era así porque en la cama seguramente eran tan putas como las mas osadas. Las calladas siempre eran las peores como solía decirse en esas charlas de bar en la que los alcohólicos sacaban a relucir los trapos sucios y en esas mismas cantinas los maridos de esas damas solían revelar secretos perturbadores sobre ellas. Muy poco caballero de su parte, pero que podía decir… eso le divertía bastante.
-Lo que piense la gentuza con algo de vino encima, poco me importa, se bastante sobre sus vidas privadas, datos que para nosotros no son mas que pavadas al aire, pero para ellos es como sumergirlos en el lodo con sus mas caras vestimentas. Imagínate!- dijo enfatizando la última palabra con sus movimientos. No perdía la sonrisa, era una noche muy buena, mas cuando se conocía gente con la cual se podía tener una buena platica.
De pronto, su pecho se hincho ante su inspiración, justamente cuando estaba echándole una ojeada al mismo. Ante tal situación no pudo mas que complacerse al sentirse descubierto, aunque poco le importaba porque dudaba que ella fuera a enojarse por el atrevimiento.
-Su vestido es exquisito Madame, no solo el color sino también las formas – dijo mientras con su mano derecha pasaba una mano alrededor del pecho izquierda de esta tocándolo solo un poco. Que degenerado se estaba volviendo, que impertinente. Pero que mas podía esperarse de él, le encantaba este tipo de tratos, los juegos, la seducción, por eso la vida le había deparado convertirse en vampiro. Con esa misma cara de descaro se mantuvo por unos instantes mas hasta que la dama volvió a formularle otra de sus preguntas, fue allí que volviendo a concentrarse en sus ojos ante la advertencia silenciosa que esta le había planteado, se encontró con una pregunta algo extraña, raramente se la habían hecho y aun no terminaba de comprender su significado. “¿Qué tan joven era como para resultarle encantadora?” esas habían sido las palabras textuales y esto le llevó a encaminarla lejos de la ronda de bailarines. Mas cerca de los cortinados que daban a las ventanas semi recogidas desde donde podían vislumbrarse las luces Parisinas que tanto le llamaban la atención. Allí al menos ella podría expresarse mejor al no sentirse tan rodeada de humanos que a veces parecían tener mas sentidos aumentados que los vampiros. “Las paredes escuchan Chis…” le advirtieron en una oportunidad cuando la revelación de una muerte en Paris, se acercaba peligrosamente a él, a la puerta de su casa, a su apellido. Y allí no solo su reputación sino que su vida podía correr peligro. Por suerte la historia tuvo un final mas que feliz al comprobarse en la autopsia que la victima había muerto por “causas naturales”, sospechosamente después de unos días.
Todo podía arreglarse entonces, pero era mejor prevenir los inconvenientes. Ya un poco retirados de los oídos atentos de los presentes le respondió – Es muy joven, es verdad, pero la realidad es que todos lo fuimos. Lo único malo de ser joven es el autocontrol. Salvo por ello, el resto es de lo mas fascinante, la forma de ver el mundo cambiara con el tiempo, el gusto por los de la misma especie será mayor a medida que pase el tiempo, la frialdad será mayor apenas pases por tus primeros problemas y enamoramientos de humanos para luego ser una trastornada, enojada con el mundo, deprimida ante la visión de un mundo ya por demás conocido, posiblemente sientas la soledad como si este fuera un ente que te ronda constantemente.- Se sacudió la cabeza después de esto y prosiguió – A lo que voy es a que … disfruta de estos momentos, tu juventud te dará muchas desventajas frente a los demás, pero también muchas mas posibilidades de cambiar cosas que los de más de 200 años ya no pueden lograr. Procura buscar siempre la compañía de un inmortal y tu larga vida será mucho mas llevadera, igual no te encariñes demasiado, las parejas y aquelarres no duran para siempre y normalmente las cosas terminan mal –
La obligó a dar una vuelta más bajo su brazo para terminar de sostenerla con el otro apoyándola sobre su rodilla para concluir la pieza, le siguieron los respectivos aplausos a la banda que dejaron espacio para que ella pudiera procesar lo que acababa de decirle, su idea no era positiva pero pensaba que si a él se le hubiese avisado de estas cosas con tiempo posiblemente hubiera enmendado o prevenido ciertos errores que lo hacían frecuentemente caer en depresiones.
-Lo que piense la gentuza con algo de vino encima, poco me importa, se bastante sobre sus vidas privadas, datos que para nosotros no son mas que pavadas al aire, pero para ellos es como sumergirlos en el lodo con sus mas caras vestimentas. Imagínate!- dijo enfatizando la última palabra con sus movimientos. No perdía la sonrisa, era una noche muy buena, mas cuando se conocía gente con la cual se podía tener una buena platica.
De pronto, su pecho se hincho ante su inspiración, justamente cuando estaba echándole una ojeada al mismo. Ante tal situación no pudo mas que complacerse al sentirse descubierto, aunque poco le importaba porque dudaba que ella fuera a enojarse por el atrevimiento.
-Su vestido es exquisito Madame, no solo el color sino también las formas – dijo mientras con su mano derecha pasaba una mano alrededor del pecho izquierda de esta tocándolo solo un poco. Que degenerado se estaba volviendo, que impertinente. Pero que mas podía esperarse de él, le encantaba este tipo de tratos, los juegos, la seducción, por eso la vida le había deparado convertirse en vampiro. Con esa misma cara de descaro se mantuvo por unos instantes mas hasta que la dama volvió a formularle otra de sus preguntas, fue allí que volviendo a concentrarse en sus ojos ante la advertencia silenciosa que esta le había planteado, se encontró con una pregunta algo extraña, raramente se la habían hecho y aun no terminaba de comprender su significado. “¿Qué tan joven era como para resultarle encantadora?” esas habían sido las palabras textuales y esto le llevó a encaminarla lejos de la ronda de bailarines. Mas cerca de los cortinados que daban a las ventanas semi recogidas desde donde podían vislumbrarse las luces Parisinas que tanto le llamaban la atención. Allí al menos ella podría expresarse mejor al no sentirse tan rodeada de humanos que a veces parecían tener mas sentidos aumentados que los vampiros. “Las paredes escuchan Chis…” le advirtieron en una oportunidad cuando la revelación de una muerte en Paris, se acercaba peligrosamente a él, a la puerta de su casa, a su apellido. Y allí no solo su reputación sino que su vida podía correr peligro. Por suerte la historia tuvo un final mas que feliz al comprobarse en la autopsia que la victima había muerto por “causas naturales”, sospechosamente después de unos días.
Todo podía arreglarse entonces, pero era mejor prevenir los inconvenientes. Ya un poco retirados de los oídos atentos de los presentes le respondió – Es muy joven, es verdad, pero la realidad es que todos lo fuimos. Lo único malo de ser joven es el autocontrol. Salvo por ello, el resto es de lo mas fascinante, la forma de ver el mundo cambiara con el tiempo, el gusto por los de la misma especie será mayor a medida que pase el tiempo, la frialdad será mayor apenas pases por tus primeros problemas y enamoramientos de humanos para luego ser una trastornada, enojada con el mundo, deprimida ante la visión de un mundo ya por demás conocido, posiblemente sientas la soledad como si este fuera un ente que te ronda constantemente.- Se sacudió la cabeza después de esto y prosiguió – A lo que voy es a que … disfruta de estos momentos, tu juventud te dará muchas desventajas frente a los demás, pero también muchas mas posibilidades de cambiar cosas que los de más de 200 años ya no pueden lograr. Procura buscar siempre la compañía de un inmortal y tu larga vida será mucho mas llevadera, igual no te encariñes demasiado, las parejas y aquelarres no duran para siempre y normalmente las cosas terminan mal –
La obligó a dar una vuelta más bajo su brazo para terminar de sostenerla con el otro apoyándola sobre su rodilla para concluir la pieza, le siguieron los respectivos aplausos a la banda que dejaron espacio para que ella pudiera procesar lo que acababa de decirle, su idea no era positiva pero pensaba que si a él se le hubiese avisado de estas cosas con tiempo posiblemente hubiera enmendado o prevenido ciertos errores que lo hacían frecuentemente caer en depresiones.
Sean O'Rouke- Humano Clase Media
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Re: N'importe quoi, N'importe quelle nuit [Chris Pohl] [+18]
Una risita satisfecha fue la respuesta ante la aceptación por parte del vampiro, de considerarla una víctima “deliciosa” mientras se recreaba con la visión de su cuerpo. – ¡Oh sí, ya me lo imagino! confirmó pensando en algunas de las cosas de las que se enteraba cuando abría su mente. En todos los pecados cometidos, las infidelidades, la crueldad, el orgullo, los crímenes. Resultaba siempre como una especie de banquete al comienzo pero después resultaba aburridor y repetitivo. Nada más que una cloaca tras otra salpicada pintorescamente por mentes amables y cándidas, y alguna que otra que superaba en perversidad a las demás. Esas eran las que más le interesaban. Unos faros de luz que atraían invariablemente su atención.
Regresó sus pensamientos al momento, contenta por conocer que, después de todo, a su pareja no le importaría hacer una escena. Y fue justo lo que hicieron a continuación, cuando la piel de él rozo intencionalmente parte de su seno izquierdo y ella simplemente lo permitió lanzándole una mirada de lasciva malicia. – Gracias por el cumplido, Monsieur. Hemos los dos de agradecerle tan acertada vestimenta a una de mis criadas. Es bastante asertiva en su comportamiento – hizo una pausa bastante corta antes de continuar Tal vez sea mejor que yo le dé sus buenas intensiones. Le tengo en alta estima y por ahora no pensaría en una reunión entre los tres… ¿tal vez alguien más, alguien de quien no requiera sus servicios? – se trataba de una invitación a forma de pregunta que no requería una respuesta inmediata, pero la pelirroja se excitó de solo imaginar las posibilidades que se abrían ante tal juego perverso. Los murmullos crecieron a su alrededor, los ojos se posaban en ellos para luego ser apartados con rapidez. Aquel osado y sutil toqueteo los había posicionado como la pareja más comentada durante el baile y eso era algo que la vampira no reprocharía.
Entonces ella profirió una pregunta para la cual si quería una respuesta y él, en consecuencia, la apartó hábilmente de la multitud, donde podrían hablar con un poco más de confianza. Este actuar la emociono pues evidenciaba que pretendía contestarle. Su curiosidad aumento al percibir algunos nuevos pensamientos por parte del vampiro pero se contuvo de hacer comentarios hasta no haber escuchado lo que él tenía por decir. Absorbió las palabras como si de sangre se trataran. Giró los ojos hasta ponerlos en blanco cuando él comentó sobre el autocontrol. Era uno de los temas que la molestaba. Sus emociones podían explotar bajo la más mínima de las provocaciones y las consecuencias se salían rápidamente de su control. Oculta en su mente vivía la esperanza de encontrar en este conocimiento un faro de esperanza. Le gustaba su nueva no vida, la mayoría de las veces al menos, pero la perspectiva de que tal vez lo mejor que podría experimentar era lo que vivía en ese momento no la alentó tanto como deseaba.
-Soledad- repitió aprovechando la breve pausa. Era un sentimiento desagradable y desolador. Lo había sentido en un principio, al ser despojada de su único amor y su única guía en esta nueva existencia, y luego, cuando sus seres queridos le había repudiado, ella misma se encargo de eliminarlos para siempre de su vida. No quería que su humor se viera afectado por fantasmas del pasado, así que despejo su mente de tales lúgubres pensamientos y prestó nuevamente atención a las palabras proferidas. Luego cedió dócilmente al dramático movimiento con el cual finalizaba la pieza musical y procedió a aplaudir obedientemente a los músicos. “200 años…” era tan poco y al mismo tiempo tanto. ¿Cuánto más soportaría? ¿Llegaría a ser la criatura enojada con el mundo que él había descrito?
– Agradezco tal generosidad ante una desconocida – comentó inclinando ligeramente la cabeza cuando finalmente los aplausos cedieron el espacio a una nueva tonada. Tomó entonces la mano del vampiro entre la suya y lo halo hacia una de las puertas que se abrían hacia la oscuridad de la noche. Era un sitio un poco alejado del bullicio y, debido a la brisa que entraba muy pocos de los mortales presentes se encontraban dispuestos a apostarse en sus cercanías, otorgándoles inlcuso más intimidad sin que tuviesen que abandonar el baile. – No suelo dejar pasar las oportunidades por alto y debo admitir, Monseur Chris, que hoy planeo aprovecharme de su conocimiento... y de usted - sonrió ampliamente al decir su nombre. Las reglas indicaban que debía haberse referido a él por su apellido pero esa era una información que aún desconocía. Entonces levantó la máscara que ocultaba parte de su rostro y la dejo descansar elegantemente sobre su cabeza. -“Las paredes escuchan Chris…” - repitió el pensamiento mientras le miraba fija y socarronamente. Era su manera de corresponder, sincerando que podía oír sus pensamientos y manifestando como había identificado su nombre. – Soy Fiona Di Centa, es un placer – terminó sonriendo a la par que le ofrecía el dorso de su mano para que él la besara como debía hacerse ante una presentación formal.
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Re: N'importe quoi, N'importe quelle nuit [Chris Pohl] [+18]
Las manos delicadas de ella lo condujeron hábilmente hasta el mas allá, un lugar mucho mas tranquilo, alejado de la multitud reunida en el salón y mas oscuro para apartar las miradas chismosas. A este tipo de reuniones se presentaban varios periodistas de los diarios y las revistas de chismes, por algún motivo les entretenía saber de la vida de varias celebridades que con motivos fuera de lo laboral se disponían a tomar unas copas demás y se dejaban llevar por las mismas a las mas variadas tentaciones. Ahí era cuando los pillaban, los retrataban en su mente y al otro día estos hechos eran noticia fresca para las bestias. Estos dos vampiros solo eran mas del montón, nada llamativo salvo su belleza.
“Fiona di Centa” fue como se presento y su delicada mano que antes lo había llevado hasta allí ahora se mostraba para ser besada como correspondía al protocolo.
-Chris Pohl, madame. Un placer- comentó para luego posar sus labios sobre el dorso de la mano de ella manteniendo la vista posada en la de ella, continuo besando un poco mas allá del dorso de la mano, paso por la muñeca y cuando ya no se dio cuenta estaba besando su hombro. Allí se detuvo para observar de reojo la puerta, no sea cosa que alguien estuviera persiguiéndolos ante tantas miradas captadas en el salón.
Acarició su hombro derecho con la otra mano rompiendo un poco mas la distancia que había entre ellos y luego saboreó su cuello con ansias, no podía negar que era tentador ese vestido y hubiera felicitado a la mujer que lo sugirió por semejante espectáculo. Sin morderla, sin probar su sangre se adentro a succionar un poco la piel de su cuello haciendo que ella se estremeciera solo un poco por las caricias, el contacto con el cabello del otro y la frialdad de ambos.
Calmó un poco su camino, la abrazó por la cintura atrayéndola hacia si y mirándola como si de una presa se tratase comentó – No creas toda la porquería que te dije, la vida en la oscuridad tiene sus bondades también, mas cuando puedes superar la barrera de tus propios límites humanos, cuando superas eso, ya nada te presiona y te conviertes en el verdadero monstruo que eres.- a esta altura hizo una pausa mientras observaba su mirada que lo escuchaba con atención. – El hecho aquí es que aun no paso esas barreras, quizá sobre eso te pueda hablar alguno de los mayores, pero la mayoría está viviendo muy bien en las sombras como para mostrarse en público, dudo que encontremos a uno en esta fiesta, pero… ¿quien dice que no?- hizo un gesto de alegría fingida, pero manteniéndose fiel al jugueteo.
-Estaba pensando que equivocada estas... imagino que sera porque eres joven y hay cosas que no conoces, principalmente si crees que te vas a aprovechar de mi, pequeña- dijo con una sonrisa altanera propia de su carácter sobrador, con ella solo lo usaba porque había osado indagar en su mente sobre cosas que allí tenia dando vueltas.
“Fiona di Centa” fue como se presento y su delicada mano que antes lo había llevado hasta allí ahora se mostraba para ser besada como correspondía al protocolo.
-Chris Pohl, madame. Un placer- comentó para luego posar sus labios sobre el dorso de la mano de ella manteniendo la vista posada en la de ella, continuo besando un poco mas allá del dorso de la mano, paso por la muñeca y cuando ya no se dio cuenta estaba besando su hombro. Allí se detuvo para observar de reojo la puerta, no sea cosa que alguien estuviera persiguiéndolos ante tantas miradas captadas en el salón.
Acarició su hombro derecho con la otra mano rompiendo un poco mas la distancia que había entre ellos y luego saboreó su cuello con ansias, no podía negar que era tentador ese vestido y hubiera felicitado a la mujer que lo sugirió por semejante espectáculo. Sin morderla, sin probar su sangre se adentro a succionar un poco la piel de su cuello haciendo que ella se estremeciera solo un poco por las caricias, el contacto con el cabello del otro y la frialdad de ambos.
Calmó un poco su camino, la abrazó por la cintura atrayéndola hacia si y mirándola como si de una presa se tratase comentó – No creas toda la porquería que te dije, la vida en la oscuridad tiene sus bondades también, mas cuando puedes superar la barrera de tus propios límites humanos, cuando superas eso, ya nada te presiona y te conviertes en el verdadero monstruo que eres.- a esta altura hizo una pausa mientras observaba su mirada que lo escuchaba con atención. – El hecho aquí es que aun no paso esas barreras, quizá sobre eso te pueda hablar alguno de los mayores, pero la mayoría está viviendo muy bien en las sombras como para mostrarse en público, dudo que encontremos a uno en esta fiesta, pero… ¿quien dice que no?- hizo un gesto de alegría fingida, pero manteniéndose fiel al jugueteo.
-Estaba pensando que equivocada estas... imagino que sera porque eres joven y hay cosas que no conoces, principalmente si crees que te vas a aprovechar de mi, pequeña- dijo con una sonrisa altanera propia de su carácter sobrador, con ella solo lo usaba porque había osado indagar en su mente sobre cosas que allí tenia dando vueltas.
Sean O'Rouke- Humano Clase Media
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Re: N'importe quoi, N'importe quelle nuit [Chris Pohl] [+18]
La pelirroja permaneció completamente quieta y expectante mientras los labios fríos se deslizaban por la piel de su mano, su antebrazo, brazo y hombro para, finalmente, y después de una prudente pausa, posarse en su cuello. Solo hasta ese momento movió ligeramente la cabeza hacia el lado contrario, apenas lo suficiente como para dar un acceso más cómodo a tan dulce invasión. En el hombro contrario al del asalto descansaba una de las manos del vampiro y ella podía sentir la cercanía del resto de aquel pétreo cuerpo. - Vaya, no tenía conocimiento de que hubiesen cambiado tanto las costumbres ante las presentaciones… me agrada el nuevo método – comentó burlona segundos antes de que él se apartara de su cuello para después atraerla contra sí.
Aquella breve demostración había encendido un fuego dentro de Fiona. Se encontraba exaltada y animada mientras se rendía al fuerte brazo que le rodeaba la cintura. Respondió con una mirada ardiente. Su rostro descubierto enseñaba una sonrisa juguetona mientras escuchaba atenta las nuevas palabras. Si, ser un monstruo. Era lo que se había propuesto en ese entonces… No, era lo que había prometido a su agonizante Madre. Pero entendía las palabras que él. No resultaba tan fácil abandonarse a la maldad absoluta como lo hubiese creído entonces. Aún ahora flaqueaba, dudaba, se sentía insegura y constantemente caía en medio de sentimientos humanos que controlaban sus acciones. Por ejemplo ¿Qué le importaba a ella una joven pobre con una cabra? Y aún así le había ayudado, auto-convenciéndose de que lo hacía solo porque podría sacar algún provecho. Tal vez fuese solo un espejismo, tal vez estaba pidiendo demasiado al soñar con el absolutismo en el comportamiento Independiente de si se tratase de un mortal o de una criatura superior, todos poseían matices y extremos y, por tanto, variaba constantemente la manera en cómo se enfrentaban al mundo. Le hubiese gustado que su acompañante pudiese ubicar a uno de los mayores (como él mismo les había llamado) en el salón pero entonces ¿Qué le habría dicho? ¿Acaso un ser semejante se tomaría las molestias de contestar las preguntas de alguien como ella?
El siguiente comentario la sacó por completo de sus cavilaciones, retornándola al momento y objetivo actual. - No se trata de lo que usted piense Monsieur, sino de lo que yo deseé – replicó en tono soberbio y pedante. Había nacido y crecido en el seno de una familia acaudala. No solo estaba acostumbrada a hacer su voluntad, también lo estaba a que nadie remilgara de su palabra. Sin embargo la situación se prestaba para un juego que sonaba muy atrayente y ella no iba a ser la aguafiestas de la noche. – Aunque le concedo la razón en parte de su intervención. En realidad hay muchas cosas que desconozco pero estoy en proceso de aprendizaje. Que puedo decir, solo necesito el maestro adecuado – finalizó encogiéndose ligeramente de hombros, tal como había cualquier chiquilla que tratara de restar importancia a alguna travesura.
Entonces realizó varios movimientos: bajó su máscara a la posición original, ocultando parte de su rostro tal como era la función del ornamento, verificó que su cabellera se encontrara en la posición adecuada, estiró el brazo por sobre el hombro de su acompañante y se aferró a él, reduciendo aún más la poca distancia que aún existía. Luego levanto su mano y, en un movimiento osado, pasó con suavidad pero firmemente, la uña de su dedo índice por la línea de la mandíbula del vampiro - No hay sorpresas donde no se espera nada – susurró acercando sus labios a los de él lo suficiente como para que bastara un sutil movimiento para su unión, pero deteniéndose justo antes de que esto ocurriera.
Fiona Di Centa- Vampiro Clase Alta
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Re: N'importe quoi, N'importe quelle nuit [Chris Pohl] [+18]
El vampiro aceptó que tenia ella la razón con la frase "No hay sorpresas donde no se espera nada", asintió levemente y este acercamiento que esta mujer le proponía la volvía solo un poco mas irresistible, mirando el lado bueno de la situación ella era vampiro también, de ser mortal acabaría con su vida preso del poder de la sangre que fluía y esas insinuaciones que lo harían desvariar.
Ella tenia la mascara puesta una vez mas, sus ojos destellaban a pesar de la poca visibilidad de los mismos y Chris comenzó a sentir cosas ante tal acercamiento y su mente vario en situaciones y posibilidades.
-Me hiciste pensar en la situación de un maestro experimentado y su alumna, una voluptuosa joven que aun posee el aroma de su sangre en su propio cuerpo y me encuentro turbado por esa imagen, me pone a pensar muchas situaciones ... - sacudió solo un poco su cabeza antes de continuar como tomando conciencia de lo que decía, a quien se lo decía y donde - Va a ser mejor que deje esos pensamientos de lado, pero no dejaré sin atender el llamado de sus labios - e inmediatamente pasó la lengua sobre los labios de ella rodeando la entrada a los mismos para luego acceder a su caliente boca, la pudo recorrer mientras la atraía hacia su cuerpo en un intento de unirlos mas.
Su mano tomó el cuello de ella solo para besarla mas profundamente, volviéndose de un tierno beso a uno mucho mas apasionado, ella también había rozado su lengua con la de él despertando pasiones que estaban ocultas hasta ese momento de la noche, despertando un cierto calor en la zona baja de su cuerpo.
La apoyó contra la pared mientras llenaba su cuello de besos y recorría su oreja marcando las curvas de esta e inmiscuyendo su lengua en la misma desencadenando algún que otro mudo jadeo en la damisela. - Mira, lo que provocas pequeña, tu belleza es exquisita, si así eres apenas naces, no me imagino como serás cuando seas una hija del milenio ...- agregó mientras mantenía continuos los besos en su cuello. La cabeza de ella reposaba sobre el frío muro cuando se aventuró bajo las faldas tocando sus piernas delgadas y suaves, las recorrió con goce dándose el lujo de apretar su trasero al llegar limite impuesto por las ropas.
Ella tenia la mascara puesta una vez mas, sus ojos destellaban a pesar de la poca visibilidad de los mismos y Chris comenzó a sentir cosas ante tal acercamiento y su mente vario en situaciones y posibilidades.
-Me hiciste pensar en la situación de un maestro experimentado y su alumna, una voluptuosa joven que aun posee el aroma de su sangre en su propio cuerpo y me encuentro turbado por esa imagen, me pone a pensar muchas situaciones ... - sacudió solo un poco su cabeza antes de continuar como tomando conciencia de lo que decía, a quien se lo decía y donde - Va a ser mejor que deje esos pensamientos de lado, pero no dejaré sin atender el llamado de sus labios - e inmediatamente pasó la lengua sobre los labios de ella rodeando la entrada a los mismos para luego acceder a su caliente boca, la pudo recorrer mientras la atraía hacia su cuerpo en un intento de unirlos mas.
Su mano tomó el cuello de ella solo para besarla mas profundamente, volviéndose de un tierno beso a uno mucho mas apasionado, ella también había rozado su lengua con la de él despertando pasiones que estaban ocultas hasta ese momento de la noche, despertando un cierto calor en la zona baja de su cuerpo.
La apoyó contra la pared mientras llenaba su cuello de besos y recorría su oreja marcando las curvas de esta e inmiscuyendo su lengua en la misma desencadenando algún que otro mudo jadeo en la damisela. - Mira, lo que provocas pequeña, tu belleza es exquisita, si así eres apenas naces, no me imagino como serás cuando seas una hija del milenio ...- agregó mientras mantenía continuos los besos en su cuello. La cabeza de ella reposaba sobre el frío muro cuando se aventuró bajo las faldas tocando sus piernas delgadas y suaves, las recorrió con goce dándose el lujo de apretar su trasero al llegar limite impuesto por las ropas.
Sean O'Rouke- Humano Clase Media
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Re: N'importe quoi, N'importe quelle nuit [Chris Pohl] [+18]
Ese era uno de sus cielos privados. Y se refería a la seducción, a la atención y a el jugueteó. Conjugaba esto a la perfección con su elevada autoestima y conocimiento propio de lo que su aspecto podría provocar en los hombres. O tal vez fuese más acertado especificar que lo había probado en los humanos. Ese era el punto normal de rendición y ahora, con aquel antiguo vampiro entre sus brazos, confirmaba que podía también influenciar a los inmortales. Una sonrisa de satisfacción se extendió por su rostro y el mero pensamiento de sentirse deseada inflamó su propio deseo. La pelirroja respondió con ahincó el acercamiento. Devolvió el beso con una intensidad creciente a la par con las acciones del vampiro. La tenia ahora firmemente apresada mientras exploraba su boca con evidente habilidad. El contacto inicial siempre le había resultado el más placentero. Resulta ser el momento en el cual la química de dos cuerpos entra en contacto y durante el cual se determina su conexión o carencia de compatibilidad.
Un escalofrió recorrió el cuerpo de la vampira mientras permitía dócilmente que él la apoyara contra una de las paredes. Su boca recorría nuevamente el camino hasta su cuello y terminó arrancándole algunos jadeos al sondear su oreja. Este era un punto en extremo sensible, sin importar si se trataba de una humana o de una inmortal.
– Si es que llego a ser una hija del milenio querrá usted decir – murmuró con una sonrisa mientras inclinaba su cabeza hacia un lado – Suelo meterme en problemas – confesó Tengo la mala costumbre de hablar de más y de rendirme a impulsos… impropios mientras hablaba sentía las frías manos recorrer sus piernas. Ella, por su parte continuaba sosteniéndole por la nuca con una mano y con la otra recorría lenta y cadentemente su espalda. La música de fondo se detuvo solo para dar paso a los aplausos que elogiaban a los grandiosos músicos.
Una risita de complicidad escapó de los labios de la vampira al sentir el apretón en su trasero. Entonces le soltó y colocando las dos manos sobre su pecho lo empujó con fuerza hacia la pared contraria. Estuvo ella entonces aprisionando el masculino cuerpo contra una pared. - ¿Y porque habría de dejar tales pensamientos de lado? ¿Va usted a ignorar el pedido de esta pobre e indefensa chiquilla? - preguntó haciendo un mohín mientras sus manos iniciaban un recorrido desde el cuello del vampiro, pasando luego por sus brazos y retornando hasta sus pectorales. Apretó los dientes audiblemente mientras pellizcaba la pétrea carne por sobre la ropa – Pienso que podría ser usted, Monsieur Pohl, un excelente maestro –
Luego apoyó sus manos en la pared, a lado y lado de la cabeza de él. Le miró lasciva por un segundo para luego besarle apasionadamente. Recorrió con fiereza los labios con su lengua, terminando el beso con un mordisco del labio inferior, con la fuerza apenas suficiente como para solo raspar los apetitosos y fríos labios. Para entonces una hoguera ardía en su interior y, en ese punto, cuando sus sentimientos se hallaban desbocados, poco podía hacer para retomar el control. Aunque, a todas luces, tampoco es que estuviese poniendo mucho esfuerzo en el autocontrol. - ¿O tal vez es que no le interesa? – esta vez utilizó un tono juguetón y, mientras hablaba, apretó uno de sus muslos contra la entrepierna de él, disfrutando de aquella posición en la que era ella quien le aprisionaba pero sabiendo que no podía durar eternamente. La expectativa resultaba electrizante.
Fiona Di Centa- Vampiro Clase Alta
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Re: N'importe quoi, N'importe quelle nuit [Chris Pohl] [+18]
Vaya cambios y vaya fémina decidida, era un tormento su carne odiaba confirmárselo a él mismo y odiaba tener siempre debilidad por el sexo opuesto, de alguna forma u otra se volvía un perfecto idiota cuando se trataba de mujeres, dejaba de ser el vampiro decidido, filosófico y deprimido para volver a ser el hombre que había sido hace 300 años atrás, un joven perdido en las caderas de mujeres desnudad que se entregaban a los miles de rituales satánicos que se practicaban noche tras noche en el templo. Se rendía de igual forma a ese tipo de placeres, dudaba que los vampiros mayores a él sufrieran de esta forma, a la mayoría se los veía superados por el placer carnal, fríos y arrugados de una forma imperceptible hasta casi con polvo en sus caras de la rigidez que demostraban.
Cuando estuvo encarcelado entre los brazos de ella su mirada se hallaba obnubilada por sus labios carmín que se movían articulando las palabras mas juguetonas que había escuchado por estos tiempos. Raramente las damas se veían tan dispuestas a los jugueteos con los hombres y tan accesibles a estos placeres. Su entrepierna seguía reclamando, mientras sentía la presión de su muslo contra el suyo rozando sus partes nobles. Oh que condena! Se dijo a si mismo mientras sus ojos oscilaban ante las caricias y apretones que la dama le impelía como si se tratase de un juguete que debía ser tocado con toda naturalidad, que sensual se volvía esta estadía en el Palacio Royal. Vale aclarar que la única idea al principio había sido la de admirarla e invitarla a bailar. No terminar siendo este tipo de encuentro cercano. Con poca clase y perdiendo lo poco de altura que la clase a la que decía pertenecer por apellido volvió a meter ambas manos en este caso bajo la falda de ella con total descaro y apropiarse una vez mas de ese trasero redondo que quedaba oculto bajo toda esa ropa innecesaria. Si ella viviera en su casa posiblemente le pediría que anduviera desnuda mostrando sus atributos en todo momento, era admirable el cuerpo de la mujer. Apretó su cola varias veces dándole énfasis a los besos que ella no dejaba de entregarle a sus labios sintiendo una entrega constante a ellos. Metió sus manos un poco mas allá avanzando por entre las piernas de ella solo para alcanzar su zona mas caliente. No pudo contener mucho tiempo mas unos gemidos de placer al comenzar a acariciarla justamente allí, deleitándose con la fantasía cumplida.
-Si buscas un maestro estaré encantado de serlo, Cherie. No podría negarte como alumna.- dijo entre dientes mientras su labio inferior era mordido levemente, en la seguidillas de besos tomó su lengua en su boca y la rasgó generando un flujo de sangre que manaba con serenidad por la boca de ella que luego unió con mas sangre que se auto provocó de su boca también, si había algo que podía mejorar la situación en este caso era tener sangre fresca a disposición entre ellos, solo estaba esperando la ocasión, por el momento iba a contentarse con la sangre propia pero apenas alguien se inmiscuyera en el pequeño patio no haría mas que sumarlo a la fuente como entrega de sangre y pagaría por el pecado de la curiosidad con su propia vida. La soledad del día había dado paso a la lujuria que como toda droga hacia que la mente volara y abandonara la realidad que los rodeaba.
De pronto soltó la entrepierna de ella para poder llevarla a una esquina mas oscura del patio solo por la posibilidad de ser vistos, posibilidad que ya había previsto y que no le desagradó. Tomó el rostro de ella entre sus manos, siguiendo un poco el juego que habían planteado al principio y como si le hablara a una pequeña niña le dijo – Si te portas como una buena niña te compensaré por ello, tengo algo para ti mi pequeña…- le dijo con una media sonrisa en su rostro que reflejaba picardía en este caso y nada de malicia.
-Entonces… ¿prometes portarte bien?-
Cuando estuvo encarcelado entre los brazos de ella su mirada se hallaba obnubilada por sus labios carmín que se movían articulando las palabras mas juguetonas que había escuchado por estos tiempos. Raramente las damas se veían tan dispuestas a los jugueteos con los hombres y tan accesibles a estos placeres. Su entrepierna seguía reclamando, mientras sentía la presión de su muslo contra el suyo rozando sus partes nobles. Oh que condena! Se dijo a si mismo mientras sus ojos oscilaban ante las caricias y apretones que la dama le impelía como si se tratase de un juguete que debía ser tocado con toda naturalidad, que sensual se volvía esta estadía en el Palacio Royal. Vale aclarar que la única idea al principio había sido la de admirarla e invitarla a bailar. No terminar siendo este tipo de encuentro cercano. Con poca clase y perdiendo lo poco de altura que la clase a la que decía pertenecer por apellido volvió a meter ambas manos en este caso bajo la falda de ella con total descaro y apropiarse una vez mas de ese trasero redondo que quedaba oculto bajo toda esa ropa innecesaria. Si ella viviera en su casa posiblemente le pediría que anduviera desnuda mostrando sus atributos en todo momento, era admirable el cuerpo de la mujer. Apretó su cola varias veces dándole énfasis a los besos que ella no dejaba de entregarle a sus labios sintiendo una entrega constante a ellos. Metió sus manos un poco mas allá avanzando por entre las piernas de ella solo para alcanzar su zona mas caliente. No pudo contener mucho tiempo mas unos gemidos de placer al comenzar a acariciarla justamente allí, deleitándose con la fantasía cumplida.
-Si buscas un maestro estaré encantado de serlo, Cherie. No podría negarte como alumna.- dijo entre dientes mientras su labio inferior era mordido levemente, en la seguidillas de besos tomó su lengua en su boca y la rasgó generando un flujo de sangre que manaba con serenidad por la boca de ella que luego unió con mas sangre que se auto provocó de su boca también, si había algo que podía mejorar la situación en este caso era tener sangre fresca a disposición entre ellos, solo estaba esperando la ocasión, por el momento iba a contentarse con la sangre propia pero apenas alguien se inmiscuyera en el pequeño patio no haría mas que sumarlo a la fuente como entrega de sangre y pagaría por el pecado de la curiosidad con su propia vida. La soledad del día había dado paso a la lujuria que como toda droga hacia que la mente volara y abandonara la realidad que los rodeaba.
De pronto soltó la entrepierna de ella para poder llevarla a una esquina mas oscura del patio solo por la posibilidad de ser vistos, posibilidad que ya había previsto y que no le desagradó. Tomó el rostro de ella entre sus manos, siguiendo un poco el juego que habían planteado al principio y como si le hablara a una pequeña niña le dijo – Si te portas como una buena niña te compensaré por ello, tengo algo para ti mi pequeña…- le dijo con una media sonrisa en su rostro que reflejaba picardía en este caso y nada de malicia.
-Entonces… ¿prometes portarte bien?-
Sean O'Rouke- Humano Clase Media
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Re: N'importe quoi, N'importe quelle nuit [Chris Pohl] [+18]
Aunque las imágenes que percibía del vampiro la excitaban aún más también le distraían, así que decidió cerrarse a sus pensamientos y concentrarse únicamente en lo que estaba pasando en ese instante. A pesar de esto permitió que algunas preguntas prevalecieran en el fondo de su mente, todas ellas relacionadas con las ceremonias que alcanzo a visualizar momentáneamente. Nuevamente sintió las manos frías hurgando bajo su falda, recorriendo sus piernas y apretando, finalmente, su trasero. En otra época estaría aterrorizada ante tal comportamiento. ¿Y si alguien les encontraba en posición tan indecente? Hubiese sido el final del honor de su familia. Ahora sería, sin lugar a dudas, el final del pobre infeliz que se atreviese a interrumpirles. Todo aquello le profería a Fiona un espejismo de poder que le fascinaba, incluso siendo consciente de que no era tan fuerte como en realidad quería pretender serlo.
Descolgó ligeramente la cabeza hacia atrás, permitiendo que la roja cabellera acariciara su espalda mientras la diestra mano del vampiro le atormentaba bajo las enaguas. Los gemidos de los dos se combinaron por unos segundos. Continuaba con su peso descargado descaradamente contra el cuerpo de él y presionando, intencionalmente su entrepierna. – Jum, el Monsieur acaba de aceptar la propuesta ¿Me pregunto cómo espera el maestro que la alumna le recompense por sus enseñanzas? – preguntó como si estuviese hablando a una tercera persona. Sus ojos resplandecían en un verde intenso tras el antifaz y su respiración estaba agitada. Una mala costumbre que permanecía de sus tiempos de mortal.
Entonces percibió el sabor de la sangre en su boca acompañada de un ligero dolor punzante en su lengua. Luego un nuevo sabor. Las dos escancias mezcladas inundando su cerebro y empañando la poca serenidad que conservaba. Devolvió el beso con fiereza, aprisionando con más fuerza el cuerpo del vampiro contra la pared y tomando para sí todo lo que podía de aquel delicioso néctar. La sangre humana era una cosa, la vampira otra. Las dos le resultaban delirantes, cada una a su manera. Por un segundo temió perder el control pero consiguió enfocarse en otro deseo, la mano de él moviéndose ágilmente en su entrepierna, lo suficiente como para no ceder ante el instinto animal que pugnaba por salir. Era demasiado joven para poder controlarse fácilmente ante la tentación del líquido carmesí y, para esas alturas de la noche, ya empezaba a sentirse sedienta nuevamente.
Gimió en franca protesta cuando sintió que sus dedos le abandonaban pero le siguió gustosa hasta la esquina oscura a la cual la dirigía. Escuchó sus palabras y permitió que le tomara el rostro entre las manos. Por un momento la imagen de otro hombre, sosteniéndola de esa mima manera pero con ternura genuina, le paralizo. Suponía que con el tiempo lo olvidaría poco a poco y, en realidad, trataba de no pensar en él. Sin embargo, de tanto en tanto, le asaltaba su recuerdo, encendiendo la hoguera de dolor que se rehusaba a ser sofocada. Gruño por lo bajo, enojada consigo misma y prometiéndose que no aguaría ese momento de liberación.
– ¡Por supuesto que no! – contestó al instante, recuperándose del flashback y retornando a su actitud juguetona – Por el contrario Monsieur Pohl, prometo portarme muy mal – entonces una de sus manos se dirigió rápidamente hacia la entrepierna de él donde se posó y apretó con un fuerza medida, la suficiente como para no lastimar tan sensible parte de la anatomía masculina pero asegurándose de que su apretón fuese mucho más que solo percibido - ¿Perderé por eso mi compensación? – preguntó mientras su mano relajaba el apretón y procedía a masajear con suavidad.
Fiona Di Centa- Vampiro Clase Alta
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Re: N'importe quoi, N'importe quelle nuit [Chris Pohl] [+18]
El vampiro se meditaba en sus actos ...
Era lujuria por donde se la mirara pero tenia que mantener la calma, sucumbir de pronto a sus encantos solo lograría confirmar que nuevamente me comportaba como un neófito, como hace mas de 600 años que hacia. Ya 600 noches lo habían visto merodear en la oscuridad, una tras otra sin encontrar las respuestas que hace mucho tiempo venia formulándose y aun hoy no había encontrado. Se preguntaba sobre su propósito, ya pasados varios años de moverse entre las sombras solo le había hecho formularse en la soledad del ataúd mas cosas sobre la vida que los primeros años como un simple neófito. Las ganas de crecer y ser mas antiguo por entonces le había nublado la consciencia dejando de lado temas hoy por hoy importantes como la soledad, el sentido de su estadía en París y en el mundo y el sentido de su vida, porque estaba aun con vida después de la muerte horrible que había vivido? Llegado a esta etapa el se había visto como conocedor de varias verdades universales y la realidad es que no las había encontrado. Siendo asi ¿que era lo que podía enseñarle a su alumna? No es que no había aprendido nada de nada hasta entonces, pero había algunas cosas para las que no tenia una respuesta. Supervivencia y como alimentarse era algo con lo que innatamente su alumna ya contaba... fuera de ello solo podía orientarla a vivir un camino humilde en las sombras para ser notada pero no tanto en la sociedad que se vivía hoy por hoy. Mantener los negocios familiares y las relaciones con los mismos como para poder sostenerse en los años venideros independientemente y no acabar en la ruina por malos negocios. Fuera de estas nimiedades ella tendría que aprender a buscar un motivo para vivir y eso ya no dependería de el sino mas bien de la creatividad con la que ella contara en su esencia aun humana que restaba en su ser. ¿Seria eso posible?
Un maestro con el que aprendió mucho en un tiempo varios años atrás le indico que era difícil encontrar a humanos con condición de vampiro, muchos perecían después de unas décadas al no encontrar nada por lo que despertar cada noche y salir en búsqueda de alimento, otro no contaban con la inteligencia necesaria como para evitar a agentes de la inquisición y unos pocos sentían miedo y se avergonzaban de las monstruosidades a las que se los había obligado a cometer. "Errores Chris, simples errores de nuestra naturaleza, no olvidemos que alguna vez fuimos humanos y por eso erramos aun..."
Sabias palabras de un maestro perdido en las oscuras lunas de Amsterdam. Pero lo que ahora le concernía era su papel de maestro, tenia decidido que cualquiera que él convirtiera o que se le presentara como neófito con pocas indicaciones debía alimentarlo con algo mas que conocimientos básicos y sabidurías alejadas, debía ser instruido lo antes posible en conocer algún motivo para vivir y despertad noche tras noche.
Con la cabeza firme en la decisión volví en mi, y el aroma a rosas que el cuerpo de ella desprendía me trajo nuevamente recuerdos placenteros.
- No podría negarle ninguna compensación mi bella aprendiz, podríamos comenzar con algo simple, estoy mas que hambriento esta noche y deseo darme uno de esos festines que no se olvidan y me gustaría que me acompañaras porque si hay algo que noto en ti es esa célula de diversión que apremia ser recompensada a menudo. Ademas... tu cuerpo me esta sacando de mis propios limites, y deseo sobrepasarlos en algún lugar mas acorde obviamente si no lo consideras un desacato de mi parte...- me sonreí apenas noté una vez mas ese brillo en sus ojos que me recordaba mucho mis primeros años de vampiro cuando todo tenia otro color mas vivo.
Era lujuria por donde se la mirara pero tenia que mantener la calma, sucumbir de pronto a sus encantos solo lograría confirmar que nuevamente me comportaba como un neófito, como hace mas de 600 años que hacia. Ya 600 noches lo habían visto merodear en la oscuridad, una tras otra sin encontrar las respuestas que hace mucho tiempo venia formulándose y aun hoy no había encontrado. Se preguntaba sobre su propósito, ya pasados varios años de moverse entre las sombras solo le había hecho formularse en la soledad del ataúd mas cosas sobre la vida que los primeros años como un simple neófito. Las ganas de crecer y ser mas antiguo por entonces le había nublado la consciencia dejando de lado temas hoy por hoy importantes como la soledad, el sentido de su estadía en París y en el mundo y el sentido de su vida, porque estaba aun con vida después de la muerte horrible que había vivido? Llegado a esta etapa el se había visto como conocedor de varias verdades universales y la realidad es que no las había encontrado. Siendo asi ¿que era lo que podía enseñarle a su alumna? No es que no había aprendido nada de nada hasta entonces, pero había algunas cosas para las que no tenia una respuesta. Supervivencia y como alimentarse era algo con lo que innatamente su alumna ya contaba... fuera de ello solo podía orientarla a vivir un camino humilde en las sombras para ser notada pero no tanto en la sociedad que se vivía hoy por hoy. Mantener los negocios familiares y las relaciones con los mismos como para poder sostenerse en los años venideros independientemente y no acabar en la ruina por malos negocios. Fuera de estas nimiedades ella tendría que aprender a buscar un motivo para vivir y eso ya no dependería de el sino mas bien de la creatividad con la que ella contara en su esencia aun humana que restaba en su ser. ¿Seria eso posible?
Un maestro con el que aprendió mucho en un tiempo varios años atrás le indico que era difícil encontrar a humanos con condición de vampiro, muchos perecían después de unas décadas al no encontrar nada por lo que despertar cada noche y salir en búsqueda de alimento, otro no contaban con la inteligencia necesaria como para evitar a agentes de la inquisición y unos pocos sentían miedo y se avergonzaban de las monstruosidades a las que se los había obligado a cometer. "Errores Chris, simples errores de nuestra naturaleza, no olvidemos que alguna vez fuimos humanos y por eso erramos aun..."
Sabias palabras de un maestro perdido en las oscuras lunas de Amsterdam. Pero lo que ahora le concernía era su papel de maestro, tenia decidido que cualquiera que él convirtiera o que se le presentara como neófito con pocas indicaciones debía alimentarlo con algo mas que conocimientos básicos y sabidurías alejadas, debía ser instruido lo antes posible en conocer algún motivo para vivir y despertad noche tras noche.
Con la cabeza firme en la decisión volví en mi, y el aroma a rosas que el cuerpo de ella desprendía me trajo nuevamente recuerdos placenteros.
- No podría negarle ninguna compensación mi bella aprendiz, podríamos comenzar con algo simple, estoy mas que hambriento esta noche y deseo darme uno de esos festines que no se olvidan y me gustaría que me acompañaras porque si hay algo que noto en ti es esa célula de diversión que apremia ser recompensada a menudo. Ademas... tu cuerpo me esta sacando de mis propios limites, y deseo sobrepasarlos en algún lugar mas acorde obviamente si no lo consideras un desacato de mi parte...- me sonreí apenas noté una vez mas ese brillo en sus ojos que me recordaba mucho mis primeros años de vampiro cuando todo tenia otro color mas vivo.
Sean O'Rouke- Humano Clase Media
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Re: N'importe quoi, N'importe quelle nuit [Chris Pohl] [+18]
Fiona había rechazado voluntariamente la capacidad de leer la mente del vampiro algunos segundos antes por lo que las reflexiones de este le fueron por completo desconocidas. Sin embargo, si notó el cambio en su aura y estado de ánimo ahora más pensativo que lujurioso. Aquello la desconcertó y en fracción de segundos volvió a sondear la mente de su acompañante en busca de una respuesta. Lamentablemente para entonces ya era tarde pues había iniciado a hablar dejando a un lado las cavilaciones que le habían atrapado. La curiosidad despertó con furia en su interior. El don de leer las mentes era uno de los que más apreciaba pues no le gustaba esperar por una respuesta que ansiaba ni perderse de lo que los demás pensaban. Resultaba esto siendo, a la larga, una grosera intromisión en la privacidad. Una mancha en su ética que pasaba prácticamente desapercibida por las autoevaluaciones de conciencia.
Las palabras de él la emocionaron una vez más. No lo consideraba como un desplante, en lo absoluto, por el contrario lo que ahora él le planteaba sonaba más a un plan duradero para la noche y no solo unos instantes de placer desenfrenado. Además su sed empezaba a apremiarla por lo que la idea fue más que bien recibida – No sabe cuánto me alegra escuchar eso – promulgó con tono inocente y aliviado – por un momento llegue a pensar que no estaba interesado en… mi – ladeó la cabeza ligeramente, tal como haría una chiquilla en búsqueda de un consentimiento por parte de su padre a pesar de que su sonrisa, entre ladina y maliciosa, le restaba toda credibilidad al gesto. El juego era esencial para ella, en ese sentido no había nunca madurado y esperaba, de todo corazón, no hacerlo nunca.
En ese momento retiró su mano de la entrepierna de él y se alejó solo un paso. - Entonces ¿quisiera usted, mi estimado Monsieur, ser un poco más específico en cuanto a lo que planea para la velada? – preguntó entre ansiosa y excitada. Su cuerpo aún estaba caliente por la reciente provocación pero permitió que la sed tomara las riendas aunque sin perder por completo la lujuria que la había invadido. Agradecía no tener que escoger entre lo uno o lo otro, la decisión la había tomado él por los dos y de manera muy acertada según el punto de vista de la pelirroja. En todo caso ella no tenía objeción por seguir instrucciones esa noche.
– Soy toda oídos y toda suya durante las próximas horas – manifestó en abierta simpatía y entrega. Se sentía alagada y ligeramente exaltada al pensar en que aquel antiguo vampiro hubiese aceptado a enseñarle algo. Odiaba admitir lo joven e inexperta que era ante cualquiera y pedir ayuda se había convertido en una especie de tabú. Pero eso había resultado increíblemente fácil y natural. Comenzando como un juego de seducción y terminando en una propuesta seria que ella aceptaba más que feliz. No era un mal trato: ella aprendería lo que pudiese, calmaría su sed en lo que prometía ser una caza muy interesante y además contaba con la posibilidad de terminar la noche en medio de un orgasmo. La pregunta era ¿Querría él algo más a cambio?
Fiona Di Centa- Vampiro Clase Alta
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Re: N'importe quoi, N'importe quelle nuit [Chris Pohl] [+18]
Me descontrolaba por completo, de solo verla en sus actos de lo mas inmaduros y puros, sabiendo que ellos solo eran impulsos de su juventud como mortal. Era divino, algo exótico en criaturas de nuestra especie, y quería conservar eso en su vida adulta. Era bueno conservar la humanidad a pesar de las monstruosidades cometidas, aunque toda calamidad tenia un precio que tarde o temprano se paga con la perdida total de la cordura. Por ello y viéndome esclavo a futuro de esta falta de humanidad en mi no podía juzgar a los vampiros que habían perdido ya y que habían pasado a otras instancias donde el camino se separa entre la cordura con culpa o la bestialidad descontrolada. Igualmente muy a mi pesar y dolor seguí en la búsqueda de la ambigüedad de estas y el punto justo donde pararme ante las situaciones limite. Esto estaba costando mas de lo que había imaginado nunca.
Con una picara y a la vez tierna sonrisa de las que pocas veces se me ven reflejadas aferré una vez mas el cuerpo de ella al mio y selle sus labios con un profundo beso de esos que quitan el aire por lo repentinos. Siempre había amado las sensaciones que este tipo de arrebatos generaban y me gustaba regalar esas sensaciones en lo posible. Ego de por medio como siempre... Tomando de la mano a la joven damisela la conduje bajo mi dirección nuevamente hasta el salón, donde lejos de escabullirnos de las miradas seguía acaparándolas como si los mortales supieran que había pasado tras las paredes oscuras del patio. Yo lo recordaba vívidamente y sabiéndome acreedor de una reserva de sangre no hubiera dudado de encaminarme a lo que avecinaba allá afuera, pero el limite me llamaba a ser mas inteligente y no dejarme tentar a pesar de la cita que esta dama me proponía que era de lo mas deseable y mas tentadora que la sangre a considerar por sus curvas.
Me detuve con ella en el centro del salón, de seguro desde ese lugar tendría una visión mas amplia del lugar y del acontecimiento que pronto estaba a descubrir. Una pareja muy acaramelada no dejaban de seducirse mutuamente hace ya algún tiempo a considerar por el estado cercano al orgasmo del hombre. La dama no se quedaba atrás, era una mujer con edad para ser "mujer de" sin embrago las circunstancias de la vida la habían dejado sola a corta edad pero acreedora de una gran fortuna de su difunto marido. Todo me llevaba a pensar que el crimen lejos de ser un distante incidente era un caso premeditado pero...quien era yo para investigar eso o juzgar. El hombre por el cambio era un hombre de poco dinero que se afanaba en asistir a estas reuniones en busca de compañía, su clase era media pero poseía la belleza de un hombre consagrado y bien pulcro, lo que le daba las de ganar.
Tome la mano de mi bella acompañante señalando con disimulo a la pareja que luego de unas pocas palabras se disponían a escabullirse entre los cortinados con destino a alguna de las tantas habitaciones del palacio.
- Esta demás preguntarte si te animas, verdad? - dije a Fiona desafiante. En realidad no la notaba acobardada ni mucho menos, la pregunta era solo por si era algún conocido y prefería no tomarse el atrevimiento de atacarlos por cercanía. Había datos que aun no conocía y no quería que me considerara un intruso inmiscuyendome en su cabeza. Prefería dejar sus acciones al azar y ello ameritaba las actuales preguntas. La tenia muy cerca mio lo que no hacia mas que generar mas deseos, era como una vampiresa encerrada en el cuerpo de una humana, una combinación pocas veces vista y por lo tanto muy especial y tentadora.
Con una picara y a la vez tierna sonrisa de las que pocas veces se me ven reflejadas aferré una vez mas el cuerpo de ella al mio y selle sus labios con un profundo beso de esos que quitan el aire por lo repentinos. Siempre había amado las sensaciones que este tipo de arrebatos generaban y me gustaba regalar esas sensaciones en lo posible. Ego de por medio como siempre... Tomando de la mano a la joven damisela la conduje bajo mi dirección nuevamente hasta el salón, donde lejos de escabullirnos de las miradas seguía acaparándolas como si los mortales supieran que había pasado tras las paredes oscuras del patio. Yo lo recordaba vívidamente y sabiéndome acreedor de una reserva de sangre no hubiera dudado de encaminarme a lo que avecinaba allá afuera, pero el limite me llamaba a ser mas inteligente y no dejarme tentar a pesar de la cita que esta dama me proponía que era de lo mas deseable y mas tentadora que la sangre a considerar por sus curvas.
Me detuve con ella en el centro del salón, de seguro desde ese lugar tendría una visión mas amplia del lugar y del acontecimiento que pronto estaba a descubrir. Una pareja muy acaramelada no dejaban de seducirse mutuamente hace ya algún tiempo a considerar por el estado cercano al orgasmo del hombre. La dama no se quedaba atrás, era una mujer con edad para ser "mujer de" sin embrago las circunstancias de la vida la habían dejado sola a corta edad pero acreedora de una gran fortuna de su difunto marido. Todo me llevaba a pensar que el crimen lejos de ser un distante incidente era un caso premeditado pero...quien era yo para investigar eso o juzgar. El hombre por el cambio era un hombre de poco dinero que se afanaba en asistir a estas reuniones en busca de compañía, su clase era media pero poseía la belleza de un hombre consagrado y bien pulcro, lo que le daba las de ganar.
Tome la mano de mi bella acompañante señalando con disimulo a la pareja que luego de unas pocas palabras se disponían a escabullirse entre los cortinados con destino a alguna de las tantas habitaciones del palacio.
- Esta demás preguntarte si te animas, verdad? - dije a Fiona desafiante. En realidad no la notaba acobardada ni mucho menos, la pregunta era solo por si era algún conocido y prefería no tomarse el atrevimiento de atacarlos por cercanía. Había datos que aun no conocía y no quería que me considerara un intruso inmiscuyendome en su cabeza. Prefería dejar sus acciones al azar y ello ameritaba las actuales preguntas. La tenia muy cerca mio lo que no hacia mas que generar mas deseos, era como una vampiresa encerrada en el cuerpo de una humana, una combinación pocas veces vista y por lo tanto muy especial y tentadora.
Sean O'Rouke- Humano Clase Media
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El cuerpo de la pelirroja no puso resistirse a la nueva acometida. No solo porque él superara en amplio margen su fuerza física, sino porque ansiaba el contacto con el pétreo y duro cuerpo, deseaba sus labios sobre los de ella. Devolvió el beso con ardiente pasión hasta que él se separó. Ella necesitó la poca fuerza de voluntad que le quedaba para permitírselo y no arrojársele encima nuevamente. Mordisqueó suavemente su labio inferior mientras él la tomaba de la mano, llevándola con gentileza hasta la el centro mismo de la pista de baile. La vampiresa se irguió un poco más, si es que eso era posible, al notar como las miradas le seguían. Su vanidad también necesitaba ser alimentada y experimentaba un enorme placer al sentir que era el centro de atención. Sacudió su roja cabellera al detenerse. Percibía en los pensamientos de él la excitación y eso solo servía para inflamar su propio deseo.
Observaba en derredor pero al mismo tiempo estaba atenta a lo que él observaba, por lo que fue perfectamente consciente de la pareja subida de tono que llamó su atención. Apretó ligeramente la fría mano que sostenía en señal de asentimiento – Nunca está de más preguntarme nada – refutó reconociendo ante él que le encantaba que la tomaran en cuenta incluso para temas tan obvios que no necesitasen de pregunta alguna. Otro de los rasgo de su personalidad – Y por supuesto que me animo – contestó con una sonrisa de oreja a oreja dejando, nuevamente, sus incisivos al aire, como si no le importase lo más mínimo que algún humano encontrase extraño o aterrador que aquella damita poseyera un par de colmillos semejantes a los de cualquier animal salvaje. Y efectivamente un par de bailarines se quedaron mirándole fijamente al percatarse de tan extraña anormalidad, sin embargo nadie mencionó nada en voz alta.
Cada segundo que permanecían juntos le generaba nuevas preguntas sobre su acompañante. Parecía ser el tipo de vampiro sanguinario y sin escrúpulos que espera que fuese y a la vez tener una suerte de moralidad que le resultaba al mismo tiempo chocante e interesante. Era ser un hombre complejo, de esos que no podían ser definidos con pocas palabras debido a su peculiar comportamiento y pensamiento. Incluso tenia la cortesía de pretender no inmiscuirse en su cabeza cuando ella estaba haciendo todo lo contrario. Y lo más triste de aquella revelación fue descubrir que le gustaba la forma como él pensaba aunque no la compartiera del todo. No estaba dispuesta a prescindir de su don por una moralidad que la había abandonado, pero respetaba al hombre junto a ella por ser capaz de respetar su intimidad.
Apretó por segunda vez la mano antes de empezar a caminar lentamente hacia las cortinas en donde los dos “tortolitos” habían desaparecido hacia tan solo un segundo. Esta vez era ella quien guiaba, abriéndose paso gentilmente entre la multitud y manifestando las disculpas necesarias cuando chocaba con suavidad con alguien que no se percataba de que necesitaban el espacio para pasar. – Cuando es necesario puedo ser formal e incluso considerada – comentó como si aquel comportamiento educado necesitare de algún tipo de explicación. Había desvirtuado tanto su imagen que pensaba que no podía permitirse libremente ningún tipo de benevolencia para con los humanos. Algunas veces se auto-cuestionaba la evolución de su conducta pero era infinitamente más sencillo para ella caminar sin remordimientos ni pesares.
Al llegar junto a la cortina se detuvo en seco volviéndose a mirar Chris desde detrás de la máscara. Pensaba decirle algo pero se arrepintió a tiempo. En su lugar le miró lujuriosamente y le lanzó un beso desde la distancia, después desapareció tras las cortinas transformándose de una elegante joven a una cazadora implacable en tan solo un segundo. No resultaría difícil encontrar a la pareja, su aroma estaba impregnado por el camino que había tomado como si hubiesen dejado un camino de migajas de pan para que les siguieran.
Fiona Di Centa- Vampiro Clase Alta
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