El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional (Abdiel H'gar) Flashback

¿Qué me había sucedido? ¿Qué sería de mi? La eternidad no me parecía un regalo ni mucho menos. Mi existencia ya era un calvario antes y ahora, lo era aún mas. ¿Cuantos años tengo? Lo suficiente para saber que aunque pensara que esto era una maldición, ahora empieza a gustarme. Al fin empiezo a ser alguien y aunque la mayoría de veces, solo cree miedo en los demás, es mejor eso que nada. Puedo ser libre y siento que puedo lograr muchas cosas. Lo que mas me gustaba era observar el pánico de los demás en sus ojos cuando jugueteaba con ellos. Oh.. adoraba hacer eso. Hacerles creer que no les voy a hacer daño y entonces, chuparles toda la vida y luego enterrar el cuerpo. Habían mas como yo, de eso estaba segura. Si yo existía, es porque mas también y de todos ellos estaría el primero de todos, el que fué creando a los demás. Hace un tiempo buscaba con ansia a aquel chico que me transformó por venganza, ahora incluso le estoy agradecida, pero sigo queriendo encontrarle para despedazarle por hacerme esto.

Iba de un lado a otro, disfrutando de lo que era ahora, pero sin dejar de seguir mi meta, encontrarle. Al parecer era un vampiro al que apodaban "The Ripper". Le encantaba atacar sobretodo a chicas, engatusarlas y después transformarlas. Yo había sido una mas de su lista. Puede que las demás no quisieran vérselas con él, pero a mí me encantaba esa idea. Hasta entonces, me divertiría por el camino.

Mi parada ahora era Escocia. El porque había terminado aquí no lo sabía bien, pero era un sitio que me encantaba y era precioso. Puede que pasara una larga temporada, también podría investigar un poco de paso. Busqué algún bosque o cementerio para ocultarme. Quizás fuera muy típico que un vampiro se ocultara en un cementerio, donde hay miles de muertos, pero precisamente por eso fuí. Allí no iría mucha gente y solo debería esconderme de los pocos que fueran a visitar a sus seres queridos. La sed al poco tiempo comenzaba a brotar y no me gustaba reprimirla. Además era una sensación única. Esperé pacientemente a mi siguiente víctima. Una chica apareció caminando hacia una de las tumbas. Podía oler la desde donde estaba y la boca se me hizo agua. Me apetecía jugar, sonreí divertida mientras la veía acercarse y cuando estuve a poca distancia, dí un salto poniéndome delante suya, asustandola y consiguiendo así el primer grito de muchos. Mostré mis colmillos y la miré amenazante, para asustarla aún mas. Antes de que pudiera huir le corté el paso dándole una fuerte bofetada en la cara. La chica se sorprendió ante ese gesto y me miró indignada y asustada, por sus ropas podía adivinar que era una chica de buena família. Odiaba a ese escoria. Y esta noche lo pasaría bien matando a una de ellas.

Se puso en pie e intentó huir, de nuevo obstaculicé su paso haciéndola chocar contra mí. Con una mano golpeé su pecho lanzándola por los aires. Su cabeza se golpeó contra el suelo, ya que pude oírlo y entonces la sangre comenzó a salir de su herida. Pasé la lengua por los dientes y luego sonreí. Otro grito  inundó la soledad del cementerio y me ví obligada a terminar con ella. Si seguía gritando, llamaría la atención y no me convenía que nadie la oyera. Me acerqué rápidamente y la agarré por el pelo, la arrastré hasta una de las tumbas y la lancé ahí encima. Con mis manos agarré sus muñecas con fuerza y con mis piernas la inmovilicé. La escuché suplicar y llorar. Hice una mueca de tristeza y susurré "shhhhhh" para que callara. Acerqué mi nariz a su cuello despacio para olerlo y fuí subiendo hasta rozar sus labios. Mostré una sonrisa angelical, que era parte de todo el teatro, ahora es cuando creía que no iba a hacerle daño...

La chica miró a un lado y grito de nuevo asustada. Miré a mi alrededor sin soltarla mostrando mis colmillos ante lo que fuera que había decidido amargarme el momento.

Ciertamente me encontraba en un lugar extraño, la verdad es que había escuchado de un hombre que por la descripción física podría ser él aunque sus gustos parecía haber cambiado, de gladiador de la arena parecía haber pasado a asesino en serie de jovencitas, aunque me imaginaba el motivo, las cosas que hacia eran por diversión y una de ellas era matar, esa era la única razón por la que era gladiador y le encantaba aquello, que nostálgico todo. Realmente nunca me había propuesto buscarlo pero estaba aburrido y nunca había visitado Escocia, por lo que siguiendo sus pasos había ido siguiendo los rumores y había ido hasta allí sin estar del todo seguro si era él o no, en todo caso estaba seguro que iba a divertirme, ya me encargaría de ello.

La verdad es que el lugar estaba bastante bien, un poco frió quizás para mi gusto, pero no estaba mal del todo. Llevaba varios días sobre la pista y el solo poderme desplazar de noche no era algo que ayudase, al menos en aquella época había bastantes horas de oscuridad. Iba caminando por un camino que en principio comunicaba con la siguiente ciudad, aunque en el antes de la siguiente ciudad tenía que llegar a un cementerio según me había informado, cuando debía de quedar poco para llegar a mis odios llego un grito a lo lejos y mi curiosidad me hizo seguir la dirección del grito, podía encontrar algo divertido, y así fue, al llegar me encontré a una chica volando por los aires y luego siendo arrastrada a una tumba donde la vampiresa, que cabía añadir que no estaba nada mal, jugueteaba con ella un poco. Me acerque un poco y la chica miro hacia mi dirección, supongo que intento pedir ayuda pero simplemente le salio un grito ahogado por la desesperación, lo que llamo la atención de la vampiresa hacia mi lugar.
-Eres un desastre a la hora de alimentarte-Le dije con un tono de burla a aquella vampiresa acercandome a ella y a la chica que sujetaba con una sonrisa en mi boca.
-Dejandola gritar así seguro que alguien podría oirla y venir a ver que ocurre, te encontraría y descubrirían de nosotros, ¿eres nueva o que?.- Parecía que la diversión acababa de empezar, no estaba seguro de que hubiese alguien cerca, aunque no me importaba lo mas mínimo si alguien quería unirse a aquella pequeña fiesta, lo que estaba seguro es que quería jugar un poco con aquella vampiresa.

Era una noche muy fría y podía notar a la chica helada a pesar de ser humana. Para mí solo era eso ahora mismo, un trozo de carne que iba a alimentarme. Solo que este era precioso y olía de maravilla. Notaba como se me hacía la boca agua.

Tiempo atrás el hecho de violar a alguien me parecía algo horrible, pero ahora moría de ganas por hacerlo, no podía controlarme. Había cambiado mucho, no era la misma Ayleen de hace años. Mis pensamientos no eran iguales y mi actos a veces eran hechos horribles. Desde matar a gente a pensar en violar a una pobre chiquilla que iba al cementerio para llevarle flores a su madre. Ella no tenia la culpa, simplemente estaba en el momento equivocado conmigo cerca...

Rei al oírla gritar... rei mucho y disfruté al ver su cara de terror ante mí. No podía moverse y temblaba como un corderillo. Tiempo atrás era yo misma la que temblaba así, la que tenía esa mirada de miedo cuando sabes que algo va a suceder y no podrás evitarlo. Si seguía gritando podría traerme problemas, alguien podría estar cerca y con ganas de meter las narices en asuntos ajenos. Pasé mi dedo con sus labios y la hice callar. Me enfureció tanto que al gritar alguien hubiera aparecido que descargué mi ira contra ella arreándole un buen golpe. Me giré mostrando mis colmillos a quién fuera.
Observé al chico que me miraba con una expresión divertida en los ojos, la reconocía pues yo misma la tenía casi siempre. Algo me decía que me costaría echarlo de aquí y mas con semejante humana como premio. Levanté a la chica y la puse de espaldas a mí mientras con una mano echaba a un lado su cabeza y dejaba al aire su cuello. Todo un manjar sin duda. Esperé cualquier señal por parte del otro vampiro respecto a mi humana y deposité un suave beso para luego lanzarla al suelo de nuevo. Miré al vampiro sorprendida y me acerqué sin miedo. Eso era algo que había perdido hace mucho junto a mi vida y que no iba a recuperar. Alcé una ceja y luego le contesté con una expresión divertida en el rostro.

- Querido, es mas placentero cuando gritan. ¿O me vas a decir que prefieres que no lo hagan? -hice una pausa- Cada uno se sirve como mejor le parece. -

Caminé dando vueltas a su alrededor, observándole lo mas minimo con el único fin de molestarle y que se largara. Estaba interrumpiendo mi cena y mi momento de placer junto a esa joven, solo por eso ya me daban ganas de arrancarle esa sonrisa de un buen puñetazo. Sabía que era un vampiro porque era muy parecido a mí y ese olor típico lo delataba. No era fácil a veces saberlo, pero yo lo creía por el hecho de que hubiera aparecido aquí de la nada y encima me hiciera esas preguntas. ¿Yo una novata? Seamos sinceros, él único novato aquí parecía ser él. Pero eso es algo que prefiero guardarlo para mí. Me paré enfrente suyo y le miré de nuevo con una sonrisa tímida y... muy falsa.

- Creo que es hora de que te marches, supongo que a ti tampoco te hará mucha gracia que te interrumpan en una situación así. -

La chica aprovechó mi descuido y se lanzó contra él en un intento absurdo de pedir ayuda. ¡Oh interesante! Le cogió la mano y lo miró esperando que la sacara de allí. Reí sonoramente y me acerqué un poco mas. Quería ver su reacción. Podía ser que la engañara o bien intentara robármela, no sé porque esperaba mas la segunda. Corrí hacia ella y la agarré tirándola hacia mí, entonces miré al chico desafiante.

- Ni se te ocurra, si quieres una te la buscas como he hecho yo. -

No la había buscado, ella solita había venido a mi, pero eso era algo que no le importaba. No sabía quién era, ni nada de nada. ¿Debería temerle? No podía. Hacía mucho tiempo que no temía a nada y debo añadir que así es mucho mejor, pero a veces podría traer problemas. De nuevo puse a la chica en una de las tumbas y la coloqué en la misma posición que antes. Comenzó a gritar de nuevo y... la dejé. Quería que lo hiciera, me ponía. Yo mientras la sujetaba mostrando una sonrisa angelical.

La vampiresa se acerco a mi como si nada, tenía una cara confiada aunque se notaba por la cara que había puesto que no le gustaba la interrupción, aunque ¿a quien le gusta que le interrumpa cuando van a comer? En todo caso me quede quito observándola con una sonrisilla, escuchando lo que decía. Si que era cierto que era divertido a veces escucharlas gritar, pero no siempre, era más que en las ocasiones de comer en las ocasiones de querer divertirse.
-No digo que no sea mejor que no griten, digo que es más practico a la hora de llamar la atención.- Ella empezó a dar vueltas alrededor de mi mientras yo no me movía, simplemente la seguía observando y escuchando, en cuanto fui a decirle algo como contestación la chica aquella se fue hacía mi para pedir mi ayuda, estaba tan asustada que no se enteraba de nada, en fin, a veces la ignorancia hace la felicidad aunque poco le duro, la vampiresa la volvió a coger y la puso de nuevo en esa posición justo de mirarme desafiantemente, con aquello solo conseguía que me entrasen más ganas de jugar. La chica aquella quería un salvador? pues iba a tener uno aunque fuese para molestar a la vampiresa. Me acerque a ellas y aparte a la otra de un empujón.
-¿Que le haces a la pobre chica?- Dije inocente agachandome para cogerla en brazos, ella simplemente se abrazo a mi con miedo pensando que la iba a ayudar a salir de esta. Mire a la vampiresa con una sonrisa y le guiñe un ojo aprovechando que aquella chica estaba tan pegada a mi que no podía verme la cara.
-No puedes hacer esta clase de cosas... mirala como la has dejado, me la llevare de aquí lejos para que no puedas tocarla.- Dije con tono serio, como si lo dijese totalmente en serio, aunque mi cara era mas una cara de desafió burlón que algo serio, la cosa era mantener engañada a la chica un rato mas.

Puede que tuviera razón o puede que dejara de escucharle cuando iba por la tercera palabra. Me es indiferente lo que prefiera, que griten o no, el final era el mismo. Miré a mi alrededor rápidamente, con un vampiro desconocido y acoplón ya tenía suficiente, no quería ninguna sorpresa mas, porque entonces perdería la paciencia y saldría de allí con esa chica para mí sola. Reí de nuevo al ver a la chica acercarse y me sorprendió ver como él le seguía el rollo, haciendo de salvador.

- Oh, qué tierno querido. Por unos segundos va a deberte la vida y va a pensar que eres su salvador, pero cuando descubra lo que eres, te va a odiar tanto como a mí. -dije con una sonrisa burlona.

La cogió y me empujó para apartarme, le miré desafiante y moví la cabeza para apartarme el pelo de la cara. Alcé una ceja y resoplé cuando dijo que iba a llevarla a un sitio seguro.

- Déjame adivinar, primero te la tirarás y luego será cuando le muerdas verdad? Se nota que te va ese rollo. Pero esta noche no será cuando lo hagas, no sé si no lo notas, pero... sobras. -dije con intención de cabrearle.

Yo intentaba permanecer seria, pero aquello era muy divertido, ambos éramos muy macabros, pero no me fiaba de él, esa sonrisa de complicidad podía convertirse en una totalmente distinta, eso había aprendido todos estos años. Me acerqué rápidamente y lo puse contra una de las paredes, dejando a la chica en medio y le sonreí juguetona. Acaricié el pelo de la chica y le hice un corte en la cara, comenzó a gritar asustada y me alejé dispuesta a ver que hacía ahora el vampiro.

Las palabras salieron de la boca de aquella vampiresa, pero a pesar de que la escuchase pase completamente de sus palabras, sobretodo para molestarla, mi idea era ponerme entre ella y la vampiresa para desmotrarle más protección pero al parecer aquella vampiresa fue rápida a la hora de moverse y nos puso contra la pared para seguidamente herir a la chica la cual dio un gritito asustada lo que hizo que se pegase más a mi, la vampiresa volvio a separarse rápidamente y simplemente se quedo observandonos unos instantes.
-No te preocupes, no te hará más daño, como ya he dicho.- Le dije acariciando su cara para tranquilizarla, ella asintió con la cabeza algo mas calmada, al parecer no prestaba demasiada atención a las palabras de ella por lo que confió en mis palabras, cosa que me hacia bastante gracia, eran bastante de engañar estos humanos, sobretodo si les salvabas la vida, o al menos si creían que se la habías salvado.

La verdad es que ya me había cansado un poco de aquella humana, así que tuvo un comportamiento algo bipolar y la puse contra la pared donde tenía yo la espalda, la chica se sobresalto y ya la mire con una sonrisa y use mis poderes para controlar sus acciones.
-Quieta aquí, no tengas miedo y no digas nada.- Me acerque a la vampiresa con una sonrisa.
-Si al ponernos contra la pared querías un trío solo tenías que decirlo, aunque prefiero ser yo el que este en medio tratándose de dos mujeres.- La verdad es que esperaba enfadarla un poco así que seguí con mis cosas, además, al haberle dado yo las ordenes las cosas estaban a mi favor.
-Ahora mismo la que sobra eres tú, he usado mis poderes y no puedes contrarestarlos, ahora mismo no huirá, no dirá nada y no te tendrá miedo, sera como beber de un objeto por lo que seguramente te quitara diversión, una pena ¿verdad?-

Llevabas unos minutos con ese tipo cerca, pero ya me estaba sacando de quicio. Me molestaba que viniera y se creyera con derecho de tocar lo que era mío. Yo no iba por ahí molestándole de tal manera, cuando el hambre apretaba, era un momento sagrado y me lo estaba chafando. Aún así, otra parte de mí me pedía que jugara, que pusiera a prueba al vampiro para ver hasta donde llegaba, humanos habrían mas, podría conseguir otro acercándome en unos segundos a las calles y lo mataría y nadie se enteraría. Resoplé de nuevo y me subí a la rama de un árbol, dejando mis pies balanceándose en el aire. Llevaba un vestido blanco e iba descalza, no sentía frío ni calor. Mi pelo estaba corto y se movía con el viento levemente, llevé una mano a mi nuca y la froté un poco para luego volver la vista a mis títeres.

Me sorprendí cuando la puso contra la pared de esa manera tan brusca, aunque muy sexy, la postura era sexy y ver el miedo de ella en su rostro... también. Aplaudí emocionada y sonreí.

- Oh..! Interesante! -

Le miré con malicia y escuché lo que decía. Seguí sentada en la rama, moviendo los pies tranquilamente, mostrando una sonrisa angelical, que no iba nada con lo que estaba sucediendo y precisamente por eso, me gustaba ponerla.

- Has sido el último en llegar querido, yo quería algo pero con ella -señalé a la chica- Si quieres estar en medio de dos chicas, solo tienes que decirlo -le guiñé un ojo.

Lo que hizo después ya empezó a cabrearme, se las daba de listo y eso no me gustaba. No quería que me tratara como una idiota. Sabía que significaba que le diera órdenes. Le dí una patada a una piedra y apunté a su cabeza para que fuera directa, lo cual me dió los segundos necesarios para correr y ponerme en medio. Reí por dentro, seguro que él querría estar en medio, pero ahora me tocaba a mí. Tenía la sensación de que iba a molestarme mucho y eso... me divertía, por ahora. Le miré desafiante.

- ¿Te crees muy listo? Puedo partirle el cuello ahora mismo e irme a por otra que sí sienta. No podrías acabar con mi diversión ni aunque quisieras... -cogí a la chica del brazo- Aunque por otra parte, no está mal eso de que se quede quieta y no me haga ir tras ella, será una cena tranquila, con un mirón. -

Caminé de nuevo a su alrededor, después de empujar a la chica haciendo que cayera al suelo, así me aseguraba que cuando echara a correr podría llegar sin problemas. Ladeé un poco la cabeza y le miré con curiosidad.

- ¿Quién demonios eres tú? -

La chica fué a contestar y la miré molesta.

- No tú no querida, me refiero a él, ya sabemos lo que eres. -contesté sin mas.

Me tiro una piedra a la cabeza y la esquive dandole la oportunidad de ponerse entre la chica y yo, parecía que no le había gustado, finalmente conseguí que se cabreara, la mire con una sonrisa de oreja a oreja, primero reacciono de una manera algo agresiva alegando que simplemente podía ir a por otro, luego intento hacer como si no le importase demasiado el echo de que gritase y demás, pero dado lo feliz que se le veía con los gritos de ella dudaba mucho que realmente le diese igual.

La chica acabo en el suelo y la vampiresa se dirigió a mi, ¿ahora quería saber quien era? al parecer con mis acciones había levantado algo de interés en ella por lo que aquello era más divertido que si se hubiese ido a buscar a otra presa, tendría que haberla perseguido y la verdad no era la parte más divertida.
-Soy Abdiel  MacGregor, encantado.- Lo había dicho como si con el nombre bastara, pero realmente era poco importante, a lo largo de los años me cambiaba el nombre y el apellido para no levantar sospechas, aunque Abdiel lo había usado con anterioridad una vez.
Me cerque a ella sonriendole echando una mirada rápida a la chica y guiñándole un ojo, volví la mirada hacia la vampiresa, de la cual aun no sabía el nombre, aunque quizás ella hiciera lo mismo y su nombre dependiese del día.
-¿Y tú como te llamas? es de mala educación preguntar sin decir lo propio... En todo caso, dudo bastante que te divierta que observe como te alimentas de un ser como este- Me agache a acariciar el rostro de la chica.
-Se te veía divirtiéndote mientras gritaba.-

Suspiró molesta por su presencia. La sacaba de quicio. Me enfadaba mas a cada segundo y él ni se inmutaba. Supongo que sentía un poco el cierto peligro que podía aportar y él era un confíado de narices. Terminé preguntándole su nombre pero antes de que contestara me puse de nuevo a mirarlo. Era una pequeña manía que tenía, me gustaba observar y, no estaba del todo mal. Se cuidaba y olía bien. No llevaba ese olor a muerte, que solemos llevar todos de serie. En resumen todos olíamos pero unos mas que otros. Chasqueé la lengua y le miré cuando preguntó mi nombre.

- Pues me he llamado Anya Matthews, Adriel Köhler, Alice Valenti... Qué mas dará mi nombre si después de esta noche no nos volveremos a ver. -dije sin más.

No solía tener mucho interés por nada la verdad, yo también había usado nombres falsos a lo largo de mi vida, todo vampiro lo hacía, sino podían encontrarnos. También cambíabamos de color de pelo o esos pequeños detalles que hacían milagros.

- Tú puedes llamarme Ayleen. -

Terminé diciendo. Reí al escucharle hablar de nuevo y me agaché junto a la chica que temblaba de miedo. Pasé una mano por sus hombros haciendo el papel, confundiéndola. Usando su miedo y su desesperación para que ahora me viera como una vía de escape.

- Tengo a una chica en un cementerio en plena noche y créeme no me echaré atrás a la hora de desgarrarle la garganta ni de disfrutar con ello, creo que los modales es lo de menos ahora mismo querido. -le sonreí - ¿Quieres ver como me alimento de ella? Perfecto, mira. Nunca he tenido de público a otro vampiro, será interesante... -

Tenía que demostrarle que por el simple hecho de que estuviera ahí no iba a joderme. Realmente estaba sedienta, me daba igual que mirara. Pero no podía tocarla. Cada cual se protege su propio culo y no le quita nada a los demás. Acaricié el pelo de la chica y la hice levantarse, puse mis manos a ambos lados de su rostro.

- Querida, aunque ahora no lo veas donde te voy a mandar es un sitio... tranquilo. No volverás a sentir miedo, ni dolor, no sentirás nada. Voy a quitarte de encima la carga de seguir viviendo siendo un maldito peón mas. -

Tornó sus ojos rojos y la miró mientras sus colmillos asomaban poco a poco, saliendo del todo, dejándola que se imaginara lo que pasaría a continuación. Antes de que pudiera moverse, la agarré y giré su cabeza de tal modo que me dejara vía libre hasta su cuello, el cual mordí con fuerza.

La vampiresa parecía molesta, cosa que yo lo encontraba bastante divertido, me gustaba ver las reacciones de la gente o en este caso, vampiros. Al parecer era uno de esos vampiros como yo, con varios nombres a lo largo del tiempo y de la historia, como si tuviésemos varias vidas y fuésemos personas diferentes en cada una de ellas, aunque la verdad, es que al menos en mi caso, la personalidad y la forma de ser a penas cambiaba de una a otra, lo único por lo que hacía aquello era por el echo de que la gente no notara que no envejecía.
-Tú puedes llamarme a mi Abdiel, y nunca digas nunca...- Dije mientras observaba lo que hacía y escuchaba lo que decía. Al parecer le había estado picando suficiente, a pesar de que le gustaba ver sufrir a su victima no estaba dispuesta a pedirme que la volviese a la normalidad o de admitir que yo tenía razón en eso de que no iba a gustarle demasiado el tomar la sangre de un ser inerte, no iba a dejarme ganar por así decirlo, así que por orgullo seguramente mezclado con algo de hambre se acerco a la chica con una intención clara: morderla.

La verdad es que al ver eso mis colmillos salieron por si solos, no había comido desde hacia un tiempo y la verdad es que era difícil de controlarse cuando el olor a sangre fresca inundaba el lugar. Me acerque a ellas y puse al otro lado de la chica.
-Que egoísta y maleducada, y no me invitas a comer....- Dije antes de sucumbir al olor y morder el otro lado del cuello de la chica la cual permanecía inmóvil sin decir absolutamente nada como bien le había ordenado hacia unos instantes, yo simplemente me deje llevar por el deleite de sentir la sangre fluir hacía mi interior.

Apenas mis colmillos rozaban la suave piel de la chica cuando noté como me apartaban, haciendo que por unos segundos pareciera estar muy lejos de mí, increíble el efecto que solía tener la sangre en los vampiros. Aquello fué la gotita que derramó mi paciencia. Era muchas cosas, pero paciente no estaba en mi lista. Sin pensarlo golpeé la cabeza de Abdiel para alejarlo y agarré su cuello poniéndolo contra la pared mientras agarraba del brazo a la humana, que solo faltaba que se me escapara. Mis ojos se pusieron rojos de la cólera que sentía.

- No sé quién te crees que eres viniendo aquí a molestarme. Pero los vampiros solo "molestamos" a alguien cuando nos parece interesante o podemos conseguir algo a cambio. -le miré enfadada y apreté aún mas su cuello- Pues que lo primero no lo soy, ¿que quieres de mí? Porque habiendo cientos de vampiros en el mundo, has tenido que venir a tocarme la moral a mí? No puedes morder a esta chica como si nada, porque es mía y lo sabes. No está bien, los vampiros no nos las gastamos así. -

Ya había pasado por la situación de querer usarme y no me había gustado un pelo. Abdiel tenía un carácter que sino fueran por la circunstancia a pesar de sacarme de quicio me era tremendamente divertido. Se notaba que le gustaba ir mareando por ahí a la gente y a mí eso siempre me divertía mucho. Supongo que en ese pequeño punto nos parecemos... ¡Já! No tengo nada que ver con este idiota. Lé miré esperando una respuesta por su parte.

Mientras me deleitaba del sabor de la sangre note un golpe en la cabeza que me devolvió a la realidad y seguidamente fui cogido del cuello para ser puesto contra la pared, mi única reacción fue sonreirle, al parecer la había acabado de molestar cosa que me divertía, a pesar de haberme quedado sin saciar puesto que a penas me había dado tiempo a probar bocado. Escuche su pequeño discurso sobre que podía moverme y bueno, a mi manera no se desencaminaba demasiado, pero realmente se equivocaba ya que eran las dos razones juntas las que me hacían hacer aquello: ¿que podía sacar de ella? diversión, ¿Me parecía interesante? pues también, me gustaban las chicas con ese carácter, eran las más divertidas de molestar, las sosas que a penas se inmutaban eran bastante aburridas para que negarlo.
-¿Por que tú? sencillo, estabas cerca del camino que estoy recorriendo.- Después de ello le dedique una de mis amplias sonrisas, me apetecía jugar un poco más, llevarla al limite, a pesar de que podía salir mal parado, pero aquellas situaciones me encantaban, se podía decir que esta me excitaban.
-Oye tiene algo ahí escurriéndose... bueno yo me encargo.- Desde aquella posición la cogí rápidamente por la nuca y la acerque a mi lamiendo-le un hilillo de sangre que le caí por la cara hasta acabar lamiendo sus labios, seguidamente la solté.
-No hay que desperdiciar nada.- Le dije mientras le guiñaba un ojo.

Hacía tiempo que no me veía en una situación así. Quizás estaba siendo descuidada, pero no me daba razones para temerle y aunque pareciera mentira, solía resistirme a tenerle miedo a algo. Acepté dos cosas cuando encajé que era vampiro y eran: libertad y no privarme de sangre humana. Para pararme deberian matarme. no iba a reprimir mis impulsos por querer beberla. Jamás había oído el nombre de un tal Abdiel y si le conociera de antes, me acordaría.

- ¿Qué te parece si dejo de estar en tu camino? Eres patético. -

Escuché lo que decía y noté como me agarraba y me acercaba rozando así sus labios con los míos. De haber tenido un corazón palpitante, se me habría salido del pecho, o eso sentí. No me agradaba el contacto con otros seres. Le miré furiosa cuando me guiñó un ojo y lo solté. No servía de nada pegarle ni decirle, porque pasaba de todo lo que le dijera. Cogí a la chica y se la lancé.

- Toda tuya campeón, me iré a un lugar donde no haya ningún Abdiel cerca. -dije juguetona.

La reacción ante mi lameton fue totalmente inesperada, parecía que se había sorprendido mucho, y había pasado de estar enfadada por tocar su comida, que había dejado claro que era algo que no debía hacer si no quería problemas y de ahí su enfado, a estar más bien confusa o aturdida, parecía no estar acostumbrada a ese contacto físico, cosa que me hizo gracia, la mayoría de vampiros disfrutan de comer de ciertos tipos de personas que les gustan para después poder liberar alguna tensión sexual retenida, pero parecía que ella no estaba acostumbrada a eso... seguro que ni había probado lo divertido que era hacer esa clase de cosas con alguien se su especie, aquello solo hacía que quisiera meterme más con ella y más cuando intento irse de allí dejándome a su presa.
-Parece que no has entendido que la presa me da igual... la que me interesa y me divierte eres tú.- Me acerque a la chica que ahora me ofrecía y la mordí para llenarme de sangre la boca, a pesar de las ganas que tenía de tragarla la aguante puesto que lo que tenía pensado era más divertido que simplemente beberla. En cuanto ella se disponía a irse la agarre y antes de que pudiese hacer nada la bese haciendo que la sangre de mi boca fuese hacía la suya mientras parte de esa sangre chorreaba por nuestras barbillas.

Era una vampiresa con muchos años sí, pero hacer ciertas solo me gustaba con ciertos humanos que yo escogía o que simplemente se topaban en mi camino. Algunos vampiros ese gesto lo hubieran visto de lo mas normal, pero a mí me echaba atrás. Había cosas que aún siendo tan vieja, se escapaban de mi alcance. Antes todo pintaba perfecto, tenía una humana para mí y este tal Abdiel había puesto mi plan patas arriba. Podía ver en sus ojos como disfrutaba molestándome, y me enfadaba para qué negarlo, su presencia me molestaba. Rechazó a la chica y entonces giré mi rostro para lanzarle una mirada maliciosa. Solo esperaba que no tuviera en mente hacer uno de esos rituales con uno de tu misma especie. Me cogió del brazo y se acercó, demasiado, tanto que juntó de nuevo su boca a la mía y noté el sabor de la sangre recorriendo mi garganta segundos después. Mi lengua se movió juguetona y tras unos segundos me separé llevándome la mano a la barbilla.

- ¿Qué intentas? -le pregunté molesta- ¿Ahora he pasado a ser yo tu juguete? -

Se acercó rápido y besó sus labios levemente para luego morder su labio con fuerza y hacer que sangrara, con la misma rapidez se alejó y subió al árbol donde antes había estado sentada. Hizo lo mismo y lo miró divertida desde arriba.