La ultima esperanza [Armand]

por Sybelle* Lun Ago 12, 2013 4:44 pm

Incansablemente había intentado dar con el vampiro que la había librado de la prisión a la que era sometida, con su propio consentimiento sin embargo porque ¿qué podía hacer una mujer sola por París, de qué se valdría, cómo viviría sin un trabajo? Sybelle era de una clase alta gracias a las profesiones de sus padres, los cuales desde siempre dotaron a sus hijos de todos los lujos que podían permitirse tener. El mas preciado de ellos para Sybelle era el piano, de niña ya demostraba una tendencia a la soledad, socializaba con pocos niños, no era de salir a jugar al parque a menudo, sino que mas bien se volcaba a sus libros, a sus estudios, a tomar el té con sus muñecas en la soledad de su habitación. El piano en su juventud naciente logró que esta se expresara con mas libertad, soltando un poco de las emociones que se encontraban encerradas en ella misma, abriendo sus alas al mundo inexplorado.

Abriendo esas alas había llegado a perfeccionarse en ello, alcanzando la cima de su carrera a una corta edad y tirando sus sueños, sus proyectos y anhelos por la borda al enfrentarse a la muerte temprana e inesperada de sus padres en un accidente. De allí habían pasado poco mas de un año, al cumplirse el año de ese recuerdo horrible que marcó el curso de su vida, encontró en el muelle a un vampiro, que le recordó a aquel ser que mas que demonio era un ángel caído del cielo que le devolvió al menos algo de paz a su vida. Que no recordaba bien a la perfección como era, sus rasgos se habían perdido en el tiempo, pero había cosas que si recordaba como su mirada, su voz.

El vampiro del muelle lo conocía al parecer este ángel caído era mas que conocido en París y su lugar de residencia parecía ser el famoso y bizarro Theatre des Vampires, un simple teatro con la particularidad de tener como espectáculo principal la satirización de obras, aferradas al sentimiento de muerte, con inclusión de personificaciones de vampiros como si estos existieran. La sociedad de Francia pensaba que estos obviamente eran actores de poca monta, que lejos de los teatros mas famosos de París, se sometían a este tipo de comedias en lugares semi ocultos como este en particular. Pero a Sybelle esto no le sonó de lo mas lógico al acercarse a las inmediaciones del lugar y no notar movimientos diurnos pero si nocturnos. La vida del vampiro era solamente por la noche, la luz del día los mataba sin remedio o los dejaba casi muertos y oscuros como el ángel caído. Por la noche y después de rondar por alrededor del teatro vio aproximarse seres como ella y otros cuyas miradas no demostraban vida, sus pieles tersas a la vista como terciopelo y blancas como una seda le reflejaban que no podían ser otra cosa que seres naturales. Tenía que confesar que antes de haberse topado con uno por primera vez, eso podía sonarle de lo mas ilógico, absurdo, cosas de chicos y leyendas. Hoy por hoy podía confirmar que así era, era pura verdad y era mucho mas grande que lo que cualquiera podía imaginar. Luego de Armand se había cruzado con este otro en el muelle, eran los únicos dos con los que había cruzado palabras pero había seguido a otros tantos después del primer encuentro.

Ingresó por la puerta principal detrás de una pareja, pagó la respectiva entrada y se inmiscuyó en la vida del teatro anhelando poder ver al menos de lejos al vampiro que le había salvado la vida, sentía que le debía demasiado, sentía que estaba incompleta sin ello y que además había algo mas detrás de eso, algo que no podía explicar con palabras pero que sabía que tenía que ver con este vampiro en particular. Tenia fe que este pudiera saber el secreto para superar las desventuras de la vida, que este pudiera brindarle su apoyo una vez mas. Necesitaba un referente, extraño era que fue a buscarlo justamente en alguien a quien conoció por breves minutos, al cual recordó por muchos meses y del cual esperaba una solución, no lo culpaba de matar a su hermano porque eso había sido mas que un beneficio, pero de una forma u otra Armand había pasado a ser la figura masculina de referencia mas cercana que tenia hoy en día. Durante estos meses había pensado en ello y sin ayuda de un psicólogo logró ver esto. Mas allá de cualquier especialista, Armand era una de las pocas soluciones que encontraba, se podía decir que encontrarlo y charlar con él era su única esperanza.