Espiando (Elisabeth)

por **Cam Rohan** Lun Ago 16, 2010 5:06 am

Había desplegado fuentes por toda la ciudad. El resto de truhanes, ladrones y pilluelos se encontraban día y noche espiando a la señorita Elisabeth DelaCroix. Por supuesto obtenían ciertas recompensas; ayudas, susurros, información...Tdodo me parecía poco en comparación. Necesitaba que todos la vigilaran día y noche por si había algún cambio en su comportamiento o su físico.

Sin embargo aquel día decidí seguirla yo. Iba acompañada por dos mujeres más y no dejaban de entrar de tienda en tienda. Cada vez salían con un mayor número de bolsas que le entregaban a lo que parecía ser un lacayo. Elisabeth, no obstante, no compraba nada. Se mantenía cabizbaja todo el tiempo.

Trepé hasta un tejado bajo para saltar a uno más alto. Desde allí podía ver su cabellera oscura y seguirla con la vista durante todo su trayecto. Contemplé como en un descuido de sus acompañantes ella entraba en una tienda de brujería.

Me deslicé por un lateral y también decidí entrar. El lugar era lo bastante amplio como para que me costara encontrarla. Pero no tardé en divisarla.

-¿Eres una bruja?-le pregunté en un susurro esperando a que se diese la vuelta.

por **Elisabeth M. Delacroix** Lun Ago 16, 2010 10:46 am

Desde mi última escapada-en la cual fui descubierta por entrar llorando por la puerta principal- me había resultado imposible salir a ningún lugar sin que mis institutrices me acompañaran a cualquier sitio. Por suerte no se me había pasado por la cabeza confesar lo que hice ya que además de varios golpes por parte de mi "tía" me habrían obligado a hacer dios sabe qué. Temía salir por la ventana como siempre había hecho por si había alguna criatura en mi interior y la dañaba ya que aun era algo pronto para estar segura de nada...¿qué habían pasado, dos semanas?

Ese día, me obligaron a visitar la zona comercial. Iba acompañada de mi tía y de una de sus doncellas y compraban compulsivamente mientras yo me dedicaba a ir mirando al suelo, asintiendo levemente con la cabeza cuando me pedían opinión. Con escusa de encontrarme indispuesta, le pedí a las dos mujeres que continuaran sin mí, que cogería un carruaje para volver y tras muchos intentos accedieron dejándome sola y fue entonces cuando entré a una tienda de brujería.

Siempre me había gustado ese tema pero solo iba buscando algunas plantas con su descripción para ver si alguna lograba devolverme a la Elisabeth de antes pero eso era algo que jamás ocurriría.
Miraba las plantas secas para hechizos con curiosidad cuando una voz a mis espaldas me hizo estremecer y girarme sorprendida. Él era la persona que menos deseaba ver, menos desde sus últimas palabras antes de dejarme sola en aquella posada.
-Ojalá lo fuera -así podría olvidarte. Pero esta última parte decidí callármela- Señor Cam- dije con toda formalidad, como si solo nos conociéramos de vista.
Comencé a caminar de nuevo, observando cada objeto con suma admiración intentando obviar la presencia de esos ojos oscuros que me seguían con la mirada.

por **Cam Rohan** Mar Ago 17, 2010 6:58 am

-Entonces te perseguirían y te quemarán viva si te pillasen...-musité aún siguiéndola, fingiendo que miraba los artículos expuestos distraídamente. Toque´una pequeña esfera que decía ser una bola mágica. Alcé una ceja, sorprendido. Si eso era una bola mágica yo vivía en una mansión.

-Y...¿cómo estas?-le pregunté haciendo como que no había doble sentido en mi pregunta. Aunque mi mirada se dirigió claramente hacia su vientre-¿algún cambio? ¿algo nuevo? ¿tienes el...?

Quería preguntarle por su período, pero me daba cosa, me parecía inapropiado. Eran asuntos de mujeres y yo no era nadie para meterme en ellos, aunque fuese la única forma de saber con certeza si yo iba a ser padre. Me embargó un dulce calor al pensar e un pequeñín al que enseñarí a robar. Alguien que después fuese el siguiente príncipe de los ladrones.

-¿Sigues enfadada?-le pregunté interceptando su paso y haciéndola detenerse para que me mirase a la cara-¿Me odias? Yo no te odio.

Y de hecho era verdad, la había extrañado tras nuestro encuentro. Me estuve preguntando como sería encontrarme con Elisabeth cada mañana en mi carreta, con su pelo desparramado por la almohada y miles de colares y pulseras decorando su cuerpor. La amaría todas las noches, me dije. Pero ella se había enfadado conmigo y esa posibilidad era casi inexistente.

por **Elisabeth M. Delacroix** Mar Ago 17, 2010 10:23 am

Estaba obviándolo pero él volvió a hablar, dando rodeos como si pensase que yo era tonta y no conocía sus verdaderas intenciones. Me encogí de hombros sabiendo que su respuesta tenía razón pues en aquel entonces la quema de brujas era algo común ya que se decían que eran novias de satán o no sé que cosas absurdas. Interrumpió mi escrutinio de una botella con un líquido ocre sin nombre alguno, logrando que mi mirada fuera hasta él dejando el recipiente de nuevo en su lugar.
-Nada nuevo...-dije sin más. No pensaba darle explicaciones sobre el retraso que tenía ya que a veces esas cosas pasaban por el simple estrés y ya me sentía bastante agobiada con su gente siguiéndome y no, no estaba paranoica, los encontraba en todos lados.

Iba a seguir caminando por la tienda cuando me frenó con su cuerpo. Me preguntó si estaba enfadada y la verdad es que ¿Cómo podía no estarlo? Me había juzgado de niña malcriada y consentida cuando no sabía exactamente nada sobre mí e iba a comenzar de nuevo una discusión cuando sus palabras lograron disipar toda la rabia como si nunca hubiera existido.

Bajé la mirada hasta el suelo tras cerrar impotente de nuevo la boca, callada. Él decía no odiarme y por alguna razón buscaba hacer las paces entre nosotros cosa que me extrañó demasiado tras la forma en la que me había tratado en nuestra última despedida.
-No te odio...-respondí sin más- Pero querría hacerlo-añadí tras unos segundos volviendo a posar mis claros ojos sobre los suyos mostrando toda esa debilidad que había sentido desde que me acuchilló con cientos de comentarios hirientes.

por **Cam Rohan** Mar Ago 17, 2010 5:13 pm

Sus ojos claros me decían claramente que estaba dolida. Agaché la cabeza avergonzado por mi comportamiento. Nunca le había hablado mal a ninguna mujer (si exceptuábamos los vampiros) y a quien menos quería hablarle mal era a mi adorada Elisabeth. Pestañeé ante mi propio pensamiento confuso. ¿Desde cuando ella había pasado de ser Elisabeth, a ser mi Elisabeth? Me negue a pensar en lo de adorada. Esas palabras parecían impropias de mí.

-De hecho deberías hacerlo-dije suspirando y jugueteando con la etiqueta de una varita másgica. Dios, era demasiado cara. Miré a Elisabeth a la cara-. Supongo que lo siento. Yo...me pasé. Quise hacer lo que a mi criterio era mejor para ti sin tener en cuenta tus sentimientos y deseos. Lo lamento de verdad.

Ya lo había dicho y no había sido tan malo. La contemplé con ternura. Me aparté un poco el pelo de la cara, pues algunos rizos se me escapaban pese a llevar el pañuelo.

-¿Crees que podrá perdonar a este bruto patán?-le dije-. Si es que aún lo merezco...

Cogí la varita y fingí encantar un extraño objeto que parecía un conejo deforme. La volví a dejar en su sitio.

-Vaya timo...-murmuré resoplando.

-¿Crress que mi tienda es un timo?-preguntó alguien detrás de mí con un fortísimo acento alemán-¿Crees que esto noes brujerría?

Me giré enarcando una ceja molesto por la interrupción. Me encontré con una mujer regordeta y menuda de grandes ojos azules y bonitas trenzas. La miré en silencio y luego asentí.

-No parece muy real-contesté mirando en derredor.

La mujer sonrió y miró a Elisabeth y después a mí. Se separó de nosotros y nos hizo un gesto para que la siguiésemos. Tras echar un breve vistazo a Elisabeth le tendí la mano.

-¿Quieres ir?

por **Elisabeth M. Delacroix** Mar Ago 17, 2010 5:30 pm

Él, tras unos segundos con un gesto de extrañeza que no pude definir bien a qué se debía, volvió a hablar, dándome el gran consejo de odiarlo. Realmente podría haber deseado hacerlo pero sentía una debilidad por Cam desde el primer instante que lo había conocido y eso me daba miedo, bastante a decir verdad por eso me sentía tan estúpida y dolida porque me había creído fuerte y sensata pero en realidad, solo sabía cometer estupideces incoscientemente como sentir algo por un casi extraño.

Jugueteaba con una varita entre sus manos antes de mirarme, retirando unos oscuros y rizados mechones que caían sobre la piel de su rostro. Reprimí el impulso de apartarlos yo misma pero no pude contener una sonrisa involuntaria que esbocé al pensar en que si tenía un hijo suyo, su cabello sería tan negro como el de ambos. Presté atención a lo que decía, asintiendo con la cabeza de forma tímida ya que no podía enfadarme con él si se ponía de esa forma.
-No tiene importancia...-dije con sinceridad.

Él seguía con aquella varita entre sus manos, intentando encantar algo y no pude evitar reír levemente al ver como la dueña de la tienda aparecía ofendida tras él. Carraspeé intentando ocultar mi diversión para no parecer descortés y atendí a las palabras de la señora que nos invitó a seguirla. Tras titubear un poco en si aceptar la mano que me tendía Cam, posé mi palma sobre la suya esperando que me guiara tras aquella señora que parecía querer mostrarnos lo real que eran sus artilugios o algo parecido.

por **Cam Rohan** Jue Ago 19, 2010 6:09 pm

La mujer alemana nos condujo hasta su mostrador. Tras lanzarnos una enigámtica sonrisilla se agachó para sacar algo de debajo de lo que parecía una tabla suelta del suelo. Miré a Elisabeth con el ceño fruncido. Conocía lo suficiente de brujería-vivía con una bruja-como para saber que si de verdad nos encontrábamos frente a una y la estábamos hartando poía echarnos una bonita madlción.

La mujer salió nuevamente y dejó lo que parecía un trozo de tela sobre la mesa. Lo desenvolvío y sacó de él un largo trozo de cristal de color morado. Alcé la mano que tenía libre para tocarlo, pero la supuesta bruja lo alejó de mí.

-No se toca. Es un cristal místico. Sólo los brujos pueden...-siseó dándome auténtico miedo. Miró a Elisabeth-Jovencita, tienes un herrrmoso cabello, ¿me deja verlo?

Sin esperar respuesta cogió un mechón del cabello de Elisabeth. Me envaré dispuesto a saltar sobre la mujer si se le ocurría hacerle daño, pero lo único que hizo fue dar un breve tirón y coger un único pelo-largo, negro y rizado-y atarlo alrededor del cristal mísitico.

-Estos crristales nos perrrmiten viajarrr al futuro... al pasado...Crreo que le viaje menos peligrrroso es el pasado...Porr supuesto, cuando estemos allí nadie podrra vernos ni oírnos-nos miró y ambos asentimos.

-Espere, ¿porr qué me cuenta todo esto?-le pregunté, nervioso.

-Porr que Fiona siemprre me dijo que su nieto no temía a las brujas, perro no todas son buenas como ella y como yo.-volvió su mirada azul a Elisabeth-¿Señorita? Preparese para volver a un día cualquier de su pasado...

La bruja comenzó a murmurar unas palabras con los ojos cerrados. Su cuerpo se sacudió hacia atrás y hacia delante y después, rpentinamente, abrió los ojos. Eran del mismo color que el cristal mísitico y al mirarlos sentí como me engullían más y más. Me faltaba la respiración y cuando creí que iba a morir asfixiado, me encontré en mitad de una hermosa casa. Elisabeth aún estaba a mi lado, agarrándome la mano con fuerza y con los ojos cerrados.

-¿Dónde estamos?-pregunté en voz baja.

Antes de que nadie pudiese contestarme, una niña cruzó a toda prisa la estancia. No podía creerme lo que estaba viendo hasta que se detuvo a escasos metros y miró en derredor. Se escuchó una voz de mujer llamándola por su nombre.

-¡Elisabeth, Elisabeth!

por **Elisabeth M. Delacroix** Jue Ago 19, 2010 6:32 pm

Dejé que Cam me guiara tras aquella extraña señora. La verdad es que yo siempre había creído en todo tipo de seres especiales de los cuales mi padre me enseñó múltiples cosas pese a que luego me advirtiera no hablar nunca sobre ellos porque realmente podía ser peligroso para mí si me acusaban de ser diferente debido a mi clase social. La mujer nos llevó hasta el mostrador de la tienda para después desaparecer unos instantes antes de volver con algo estre sus manos liado en una tela.

Miré al chico con extrañeza, buscando algún indicio de seguridad pero él estaba al igual que yo bastante cohibido por aquello. Al desenredar el objeto, la cosa no mejoró ya que era un cristal el cual al intentar tocarlo Cam, la señora apartó de su alcance regañándole como a un niño. No pude evitar sonreír divertida por la situación antes de escuchar con atención las palabras que me dirigía a mí. Sin pensarlo dos veces me arrancó un cabello enredándolo en el cristal. ¿Me haría alguna magia negra? No, ella no parecía ser de ese tipo de brujas.

Habló de viajar al pasado y al futuro pero por alguna razón habló también de una señora llamada Fiona de la cual jamás escuché hablar. Mis sospechas sobre que ella hacía el bien se confirmaron cuando ella misma lo dijo pero lograba sin comprender lo que pretendía hacer. ¿Viajar a mi pasado? Eso era imposible... Ver para creer, aquella señora empezó a hacer una especie de hechizo confirmado por el extraño color que adoptaron sus ojos. No podía apartar la vista de ellos pese a sentirme mareada y con una extraña sensación oprimiendo mi pecho. Lo único que podía hacer era apretar la mano de Cam entre la mía.

Al fin pude cerrar mis ojos pero, cuando lo hice una voz realmente conocida para mí me hizo abrir los ojos. Al hacerlo no creí lo que vieron mis ojos. Era yo, de pequeña en mi casa de España... Miré al chico el cual parecía estar realmente confundido con una sonrisa de felicidad que se acentuó al ver que, efectivamente, la que me llamaba era mi abuela, la madre de mi madre...
-Es...imposible...-susurré. Deseé que esa señora me hubiera devuelto a un tiempo aún más atrás para conocer a mi madre en persona, ver su rostro pero supuse que no se podía. -Es mi casa...

por **Cam Rohan** Vie Ago 20, 2010 6:57 am

- Vaya...-contemplé a la Elisabeth niña que echó a correr y se ocultó tras una cortina. Luego miré a la Elisabeth adulta con una sonrisita feliz-.Eras una niña muy bonita.

La mujer que la había estado llamando, entró en el lugar. Era una mujer mayor y se parecía un poco a Elisabeth en algunos gestos. Hablaba en un rápido español que me costaba seguir. No obstante parecía estar entre enfadada y divertida mientras buscaba debajo de la mesa y las sillas, y tras los sofás. Involuntariamente miré en dirección a la cortina. Las pequeñas puntas de los zapatos de Elisabeth asomaban por debajo, y la mujer ya lo había advertido. Se dirigió hacia ella y corrió la cortina a toda prisa dejando al descubierto a la niña que rió, feliz.

-Y también eras traviesa por lo que veo...-murmuré mirando a la niña con ternura-¿Qué día es este? ¿Sucedió algo...?

La casa pareció ondularse y la voz de la alemana nos llegó desde muy lejos haciéndonos brincar en el sitio. Los recuerdos del pasado de Elisabeth seguían allí, hablando. La mujer tomó de la mano a la niña y fingió regañarla, aunque sonreía.

-Quizás prefrrirías otrro recueerrdo-susurró la voz de la bruja. Hacía frrío.-Piensa él, Madame DeLacroix y quizás pueda llevarrte...

Oprimí la mano de Elisabeth y la miré. ¿Elegiría ella algún recuerdo en concreto? Yo sólo quería saber más cosas de su pasado y mi curiosidad se estaba satisfaciendo, aunque sabía que averiguaría poco de ella con una escena tan normal.

por **Elisabeth M. Delacroix** Vie Ago 20, 2010 9:44 am

El alago de Cam logró hacerme sonreír con timidez. La verdad es que era una morena pecosa de ojos claros y todavía seguía siéndolo pero ya no era una niña, esa era la diferencia. Mi sonrisa se ensanchó al recordar cada vez que la abuela me regañaba para hacer el papel de adulta aun que luego, en mi habitación, solíamos reírnos de todas las travesuras. Nos parecíamos tanto con nuestras alocadas ideas...

Negué con la cabeza ante su pregunta. No era nada especial, siempre andaba haciendo algo indebido y me castigaban por ello o al menos eso pensaba mi padre. Tal vez ese era el motivo de ser tan rebelde las viejas historias de mi abuela con sus ideas de libertad.
-Creo que fue el día que regalé todos mis vestidos-dije al ver mi ropa. Recordaba como había tenido que llevarlo durante tres días por culpa de mi ocurrencia aun que aún me sentía satisfecha de ella.

La voz de aquella señora llegó hasta mí y yo, no sabía que mostrarle. Estaba el último baile en España tras el que mi padre decidió traerme aquí por mi gran "descortesía" de faltar a mi propia fiesta de cumpleaños o la vez que me escapé de casa con mis amigos "pobres" como solía llamarlos mi padre o incluso podría enseñarle a mi Nana la cual fue siempre como mi madre o cuando me escapaba a la hora de comer y lo peor de todo con la comida para compartirla con mis conocidos de baja sociedad porque siempre me habían considerado una más y yo complacida de serlo. Indecisa esperé alguna decisión por su parte tal vez ella eligiera un mejor recuerdo para que Cam me comprendiese mejor

por **Cam Rohan** Vie Ago 20, 2010 4:24 pm

Elisabeth parecía indecisa. La miré y le susurré:
-Me gustaría ver como eras antes de venir aquí a vivir...-murmuré, esperando a que la bruja no me oyese, pero lo hizo. Su voz retumbo por todo el lugar mientras Elisabeth y su abuela salían de la estancia.

-Crreoo...Que Puedo llevarros a una noche concrrreta..Ah, si-la bruja parecía satisfecha-. Agarraos bien, mis querridos muchachos.

Y como la vez anterior, volví a asfixiarme mientras era arrancado de aquel recuerdo para pasar a otro. La única diferencia fue que vi varios recuerdos a cámara rápida. Elisabeth llorando en un rincón, Elisabeth correteando por las calles de España con unos niños de clase social baja, Elisabeth más adulta, siendo peinada por otra mujer...Miles de imágenes de ella, de su vida, que apenas podía captar. Alcé un brazo tratando de aferrarme a ellas, pero se desvanecíana l contacto con mis dedos; y luego, de repente, estábamos sentados en las enormes escalinitas de un salón de baile. Nadie podía vernos, nuevamente, pero nosotros sí a todos ellos. Miré en derredor buscando a la protagonista del recuerdo hasta que di con ella. Una Elisabeth de expresión aburrida.

-¿Qué te sucedía?-le pregunté a la Elisabeth de ahora.

off: El recuerdo de que pasó en el baile...XD ¿Prendiste fuego al lugar? XD

por **Elisabeth M. Delacroix** Vie Ago 20, 2010 4:38 pm

Miré a Cam con una sonrisa por sus palabras antes de que la señora hablase antes de cambiarnos de recuerdo. Era como viajar en carruaje que ibas viendo pasar el panorama pero las cosas en lugar de ser definidas se apreciaban borrosas por la velocidad. Así vi montones de recuerdos algunos olvidados en el fondo de mi mente hasta llegar a esa noche de la cual hacía no demasiado tiempo pero si el suficiente para que en mi mente no se conservaran todos los detalles que ahora podía volver a apreciar.

Con la pregunta del chico, miré en dirección a mi yo pasado y no pude evitar sonreír divertida al ver mi cara de aburrimiento mientras rechazaba a otro hombre más que me invitaba a bailar mientras que mi padre me miraba con reproche desde el otro lado del gran salón. Mi aburrimiento era mortal y mi rabia por tener que estar ahí realmente grande.
-Rompieron una promesa que me hicieron y...ahora verás-le dije al chico que tenía junto a mí pero sin desviar mi mirada de mí misma por muy raro que suene decirlo.

Cansada de estar allí sonriendo a todo el mundo falsamente me fui escapando del lugar y mi recuerdo pasó frente a nosotros con cuidado de no ser vista. Cogí a Cam de la mano para arrastrarlo hasta la cocina en la cual me encargué de poner la hierba laxante de la abuela en el ponche antes de salir por la puerta trasera corriendo en dirección al bosque donde me esperaban varios amigos como si no hubiera pasado nada excepto mi nuevo y caro vestido con el que me revolqué bien por el barro.
-Tenía dieciseis años y siempre he sido alocada, no me mires así- comenté riendo levemente pero poniendo cara de niña buena.- Además, gracias a eso estoy aquí

off: xDD no, joh tiene caracter pero no tanto

por **Cam Rohan** Vie Ago 20, 2010 5:11 pm

La Elisabeth del recuerdo rechazó a un joven antes de desaparecer del salón de baile. La seguimos y para mi sorpresa vi como echaba laxante en el ponche. Solté una fuerte risotada y miré a la joven que tenía al lado con admiración. Desde luego no era una de esas criaturas tontas e insulsas de clase alta. Me dieron ganas de besarla.

Sin embargo, La Elizabeth del baile salió al exterior y echó a correr. La seguimos hasta que entró en un bosque donde una panda de amigos la esperaba. Todos llevaban harapos y se veían sucios. Sentí lástiima y me adelante unos pasos para saludarlos, pero recordé que era invisible para ellos. Esperé hasta ver como Elisabeth jugaba y bromeaba con ellos. Su vestido se rompió y se manchó por todos lados, pero se la veía tremendamente feliz. Le apreté la mano y le sonreí.

-¿Los echas de menos?-le pregunté en voz baja, como si temiera interrumpir el recuerdo.

Cuando se volvió para contestarme, vi su rostro tenuemente iluminado por la luna y las estrellas. Alcé la mano libre para acriciarle una mejilla con delicadeza, sin apartar mi mirada de sus labios.

por **Elisabeth M. Delacroix** Vie Ago 20, 2010 5:26 pm

Asentí con la cabeza ante su pregunta. Los solía extrañar ya que aquí apenas tenía amigos pero sin duda, como ellos no volvería a tenerlos. Me había criado prácticamente con ellos, como una más y eso no volvería a pasar ya que la inocencia de la infancia y la adolescencia había desaparecido por completo y la realidad de Paris era que si eras de una clase social, mezclarte con otras te costaría caro.
-Eran la base de mi vida...-dije notando el cálido apretón que dio en mi mano.

Lo miré manteniendo la sonrisa aun que en mis ojos se apreciaba la añoranza que sentía por volver a España pese a que realmente no quería hacerlo. Dos ideas y sentimientos contradictorios pero sin duda mi lugar ahora mismo era estar allí, lo demás no importaba y mucho menos al sentir la suave caricia de Cam.

Cerré unos segundos los ojos antes de volver a abrirlos encontrándome con los suyos recorriendo mis labios. Por un acto reflejo, involuntario, humedecí mis labios sin despegar mi mirada de su rostro. Posé mis manos en su pecho, notando su respiración pero al recordar lo que él me había dicho la última vez que nos vimos, di un paso atrás mirando al suelo.
-Deberíamos salir de aquí-sugerí antes de dejar escapar un suspiro
Lo había perdonado y ya no le guardaba ningún rencor pero la inseguridad seguía en mí cuando todo antes había sido tan fácil...

por **Cam Rohan** Vie Ago 20, 2010 5:50 pm

Ella extrañaba mucho a sus amigos de España. Me hubiera gustado conocerlos, pensé...¿quizás había amado a alguno?. Un ramalazo de celos me recorrió el cuerpo pero lo contuve. Elisabth estab aquí y ahora en París.
Humedeció sus labios y apoyó las manos en mi pecho. Me encontré mirándola fijamente, expectante.

No obstante, ella se separó de mí. Me sentí como si me hubiesen arrancado un manjar cuando estaba a punto de saborearlo. Suspiré y asentí.

-Claro, será mejor que...Nos marchemos- carraspeé y antes de que pudiese decir nada, ya estaba ocurriendo. En unos instantes volvimos a la tienda donde la bruja alemana nos aguardaba, aún en su trance. Veía puntitos de luz cuando mis pies tocaron el suelo.

-¿Os ha gustado?-preguntó con su peculiar acento-¿Queerreis ir al pasado de Cam?-di un respingo-¿Averiguar quizás, quien mató a tus padres?

Miré a la bruja consternado. Mi abuela Fiona nunca me había concedido ese deseo, pese a que ella tenía un inmenso poder. Me decía que no debía jugar ni con el pasado ni con el futuro. Quizás esa mujer no era la bruja buena que esperábamos. Me coloqué entre ella y Elisabeth, sin llegar a taparla del todo y cuando iba a preguntarle como sabía ella que yo buscaba al culpable, ella volvió a mirar a Elisabeth.

-¿o preferís conocer el futuro?

por **Elisabeth M. Delacroix** Vie Ago 20, 2010 6:01 pm

Sin darnos tiempo a nada más, la bruja nos devolvió al presente y en el mismo lugar en el que habíamos estado minutos antes de retroceder. La miré temiendo ahora del poder que poseía. Si era capaz de hacer eso, cuánto más podría. Al parecer no fui la única que sintió temor ya que Cam se puso frente a mí, cubriéndome con su cuerpo tras escucharla hablar de su pasado. No sabía si lo hizo para ocultármelo o para defenderme pero preferí creer lo segundo.

Posé mi mano con suavidad en el brazo del chico para que se calmara un poco. Era normal que le afectara el tema de sus padres pero alterándose no conseguiría nada más que cometer alguna estupidez que lograse empeorar la situación. Abrí la boca para pedirle que nos fuéramos pero entonces de nuevo la mirada de la mujer se fijó en mí, espectante hablando de conocer el futuro. No sabía si estaba preparada para saber todo, de hecho tenía miedo a conocer lo que ocurriría pero en cierta parte, saber si tendría un hermoso bebé o no...
-Debemos irnos...-dije haciendo caso a mi juicio. No debíamos de jugar con el tiempo ya que si tomábamos alguna decisión precipitada conforme lo que viéramos, todo cambiaría...

A lo mejor él si deseaba conocer la verdad que de hecho, eso era obvio con todos las personas que había puesto a vigilarme pero ¿y si al conocer con certeza que no tenía ninguna responsabilidad conmigo no lo volvía a ver?Eso era egoísta pero ¿y si había bebé y me obligaba a deshacerme de él? Eso era lo que más miedo me daba. Incosciente llevé una de mis manos a mi vientre, intentando pensar con lógica pues él no sería capaz de hacer algo así o al menos eso creía

por **Cam Rohan** Lun Ago 23, 2010 8:24 am

-Será mejor que nos marchemos, sí-miré a la bruja por última vez con desafío-. No sé de que conocerás a mi abuela, pero le informaré sobre ti, Madame. No le quepa duda.

Arrastré a Elisabeth fuera de la tienda casi sacándola de allí en volandas. Quería a Elisabeth lejos de aquella mujer. Lo más lejos posible que pudira llevarla. Sin mirar atrás ni una sola vez la conduje por miles de callejones hasta que me sentí lo bastante seguro como para soltarla. Me dejé caer al suelo y metí la cabeza entre las rodillas. Miré después a Elisabth, agotado.

-Lo siento, tendría que haber percibido el mal que emanaba de ella. Podría haberte echo algo malo...-me apoyé contra la pared-¿Cómo te encuentras?

Me preocupaba que esa bruja hubiese lanzado algún conjuro o maldición a Elisabth cuando salimos. Tenía un pelo de su cabeza. El cabello y la sangre eran dos potentes armas en manos de una bruja y yo sabía que Elisabeth podía estar siendo ahora mismo víctima de un maleficio vudú o algo peor. Le escudriñé el rostro hasta que me parecía ver que se encontraba bien. Aún así...

-Tienes que venir conmigo al campamento. La abuela te dará un amuleta para que las maldiciones no te afecten-vacilé-.Ese pelo que la mujer se quedó, bueno...podría hacerte daño.

La abuela daría con la solución, como siempre. Además quería llevar a Elisabeth al campamento. Aunque no sabía si la abuela tenía los utensilios necesarios para hacer el amuleta o lo que fuera a hacer para Elisabeth.

por **Elisabeth M. Delacroix** Lun Ago 23, 2010 11:42 am

No solo salimos de la tienda si no que me llevó por diferentes calles a paso rápido lo cual no era muy sencillo con el vestido que llevaba. Entendía por sus palabras que su abuela también era una bruja y bastante poderosa como para que Cam amenazase a esa mujer con ella lo cual me sorprendió. Se supone que la señora de la tienda parecía no hacer el mal pues el poder que nos había mostrado no parecía tener ninguna faceta para poder usarlo mal o tal vez sí, yo no entendía demasiado de eso.

Miré al hombre el cual yacía sentado en el suelo preguntándome por mi estado. Me encontraba bien o prácticamente bien pues seguía con las mismas náuseas de hacía unos días pero las achacaba a la presión. Negué con la cabeza como respuesta, sentándome con sencillez junto a él. A ver como le explicaba después a mi tía sobre mi tardanza y ensuciarme tanto el vestido...fácil, no le diría nada, ya era mayorcita.
-¿De verdad crees que ella podría...?-comencé a decir asustada ¿y si de verdad me hacía algo? Cabía una mínima posibilidad pero...

Acepté la idea de ir a ver a su abuela así también podría saber más sobre él como por ejemplo ya había descubierto que sus padres fueron asesinados. Desde luego eso era duro pero que se dejara llevar por la venganza no era lo mejor ya que se convertiría él mismo en un asesino, eso que tanto odiaba.
-Está bien, ¿vamos?

por **Cam Rohan** Miér Ago 25, 2010 6:00 pm

Asentí. La abuela encontraba soluciones hasta en el enredo más rocambolesco. El campamento quedaba un poco lejos para ir a pie. Me mordí el labio pensativo hasta que recordé algo que había visto cuando seguía a Elisabeth.

-Sé como vamos a llegar más rápido. Tu sólo no hagas preguntas-dije guiñándole un ojo. La adrenalina ya corría por mis venas sólo de pensarlo. No tenía remedio...

Nos deslizamos de vuelta a la zona comercial donde recordaba la imagen de un caballo que estaba en venta. El dueo no estaba teniendo mucho éxito, pues ponía un precio demasiado alto a aquella criatura de patas escuchimizadas. No obstante, sus patas no me importaban si aguantaba un buen galope hasta el campamento gitano.

Como había predicho el caballo seguí allí con aspecto aburrido mientras su dueño vociferaba su precio. Rodé los ojos y luego estudié el terreno con más atención. Había bastante menos gente que antes, pero aún así había demasiados testigos. Con un resoplido me giré para mirar a Elisabeth.

-Necesito que te desmayes-le pedí-. Necesito que finjas desmayarte y que a mi señal te levantes y desaparezca del lugar.

El plan no podía fallar. Elisabeth atraería la atención de todos y yo sólo tenía que hacerme cargo de atrapar ese caballo. Seía pan comido con un dueño inconsciente. No podía permitirme perder ni un solo segundo más, esa bruja había intentado convencernos para alterar el tiempo y eso no era normal...Sólo de pensar lo que podía hacerle a Elisabeth teniendo uno de sus cabellos...Había visto a mi abuela lanzar pequeñas maldiciones a los que mandaban hacer cacerías gitanas y si esas eran tan dañinas, no me imaginaba lo que una bruja verdaderamente poderosa podría hacer.

por **Elisabeth M. Delacroix** Miér Ago 25, 2010 11:07 pm

Estuvo pensativo antes de ocurrírsele algo por lo cual no me dejó preguntar pero aun así, no pude evitar sonreír al ver su guiño. Denotaba alguna especie de mala acción lo cual me sorprendió ¿qué planearía?. Hice caso a su indicación de no realizar preguntas ya que, por alguna extraña razón que no lograba entender, seguía confiando en él a pesar de todo lo pasado, desde el principio lo había hecho y es que Cam era una de esas personas que, solo fijándote en la forma de mirarte que tenía, sabías lo que pensaba. Decidí callarme y seguirlo pero, alcé una ceja mirándolo con incredulidad ¿que me desmayase?
-Pero...¿para qué?-dije realmente confundida

Me percaté en que su mirada se desviaba a un caballo el cual se vendía. Tal vez pensase robarlo lo cual no me agradó. Era un simple capricho para llegar hasta su abuela por lo que no valía la pena correr ese riesgo de llevárselo sin pagar.
-Cam, no...-le pedí cogiendo una de sus manos. Quería darle a entender que no era necesario, yo tenía el suficiente dinero para pagar por él si se regateaba un poco y, como no, puse esa bolsita con monedas en la palma de su mano.-No te juzgo pero, ahora no es necesario robarlo.

Sabía que, si yo decidía vivir su vida, en eso consistiría conseguir las cosas, en robarlas. Yo estaba acostumbrada a tener siempre todo y conocía que, cuando eso se acabase, lo pasaría algo mal al principio si renunciaba a ello pero, siempre me quedaba todo lo demás. Lo material no me importaba cuando en dejarlo se basaba elegir mi vida, es más, dudaba que mi padre y mi nana me dejasen a mi suerte solo por ser una deshonra...ellos no eran así.

Miré al caballo pensando en el gran favor que le íbamos a hacer librándolo de su dueño al cual parecía no importarle lo más mínimo, claro que...esperaba que Cam se encargase de él ya que, si aparecía en casa de mi tía con un caballo, me matarían. Otra cosa que me preocupaba era ser vista por ella y sus doncellas pues debería estar en la casa tal y como les había dicho. Debía buscar una buena escusa si al final tardábamos demasiado en el campamento del cual estaba segura, me costaría irme.

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