La primera Cacería (ELENA) Flash-Back

Una tarde tranquila, Inglaterra, capital en Londres, 19.30 Ralph quería probar sus nuevas ganas de vivir como alguien importante, vestido elegantemente con traje negro, zapatos de cuero, con guantes blancos muy acicalado, maquinando como empezar a engañar a una persona, a dos, a cien, a miles, con una segunda piel falsa. La tarde pasó a ser noche y vió una mansión llena de luces, con mucha gente a su alrededor.

Ralph se  aventuró a ver que acontecía dentro, gran mansión seguramente con mas habitaciones de las que son necesarias, Ralph no entendía esto, para que una persona quisiera tanto espacio tantas comodidades, al final morirán y nada les podrá salvar, a todos nos pasará, y luego esa casa no serán de ellos, serán de unos huesos enterrados en recipientes de madera sobre un gran trozo de piedra. Supuso que se haría lo mismo que como el hizo con ese vampiro, pasará de generación en generación.

Al entrar un ambiente extraño le recorrió por el cuerpo que hacía tanta gente en un sitio reunidos, al parecer una fiesta. El jardín tenía bellos matorrales algunos con formas de animales , caminos de piedra llevándolo hacia ningún sitio, nada tenía sentido para el. La gente se acercaba hacia la puerta a algunos le dejaban pasar a otros no, a Ralph le dejaron pasar gracias a su elegancia, en cambio a otra persona que no era tanto no le  dejaban pasar, empezó a rastrear la sala con la mirada, nada ningún  rastro de vampiros, pero algo le llamó la atención una chica de vestido blanco y cabellera rubia bailando sola en mitad de la sala cerca había una pareja bastante madura de edad hablando entre ellos.

Ralph decidió acercarse al barman. -Caballero póngame una copa de coñac-Le dijo cordialmente al barman- Claro, señor -Respondió el barman-

Para Elena, los balls y eventos que auspiciaban William y su esposa no eran más que "gajes del oficio" de ser una Grantham, cosas del diario vivir, por eso esa noche de viernes no había tenido ningún problema en agotar su día arreglándose y poniéndose lo más bella y elegante que pudiera para la ocasión. La mansión de su familia era amplia y clásica, el ambiente propicio para cualquier evento de la alta sociedad, con una gran recepción, inmensos jardines y un salón de baile digno de admiración y envidia.

Esta vez, el motivo de la reunión era la despedida de los anfitriones,  que en pocos días partirían a iniciar una nueva etapa de sus vidas en la capital del país de la libertad, la fraternidad y la igualdad, así que la edificación se prepararía para recibir a más de cien invitados junto con sus choferes y acompañantes.

La velada había transcurrido de manera habitua hasta el momento: brindis de bienvenida, cena extravagante, show de músicos y finalmente la apertura del salón de baile junto con una orquesta refinada y jovial. La joven rubia se había dedicado de lleno a hacer su trabajo de diplomacia dando sus adioses a cuanto noble o burgués se le acercase, así que cuando se decidió por fin a bailar ya no quedaba en la sala ningún caballero libre y con la disposición de disfrutar de la melodía que en ese momento sonaba. Pero esto no la detendría,en absoluto, a Elena la tenía sin cuidado lo que la gente murmurara de ella en esos momentos, después de todo se encontraba en su propio hogar y era su despedida, así que se dirigió erguida hacia la pista, en donde danzó sin pareja ni vergüenza al son de los instrumentos musicales que plagaban el lugar.

Pasó una canción, luego otra, y después otra más en las cuales la joven intrépida no paró de moverse a la vez que era observada y observaba a todo el mundo. Entre la multitud no veía más que caras conocidas, familias amigas y personas importantes con las que jamás había cruzado palabra pero que sabía que hacían parte de su círculo social. Nada raro, nada nuevo... O eso creía antes de dirigir sus grandes ojos hacia una de las mesas en las cuales se servía licor. En aquel rincón se encontraba un caballero de impecable apariencia, al parecer pidiendo algún tipo de licor al garçon de turno, y aunque la señorita Grantham no se supiera el nombre de cada ser en el salón, estaba completamente segura de que a él jamás lo había vislumbrado en su entorno.

Se acercó entonces, dubitativa, a la vez que acomodaba su cabello y le demandaba al sirviente que le sirviera una copa de vino.

-Disculpad, Monsieur, pero me encuentro bajo la impresión de que no os conozco, ¿Me equivoco?- Preguntó, recibiendo la copa que había solicitado y dándole un delicado sorbo a esta mientras clavaba su mirada sobre el misterioso caballero.

vestido:

Ralph extrañado giró la cabeza, extrañado por la pregunta de la muchacha rubia, vista de cerca era realmente bella al verla a los ojos, parecía albergar soledad cosa que Ralph entendía ya que la soledad hace fuerte a los seres de este mundo a vivir por su propio pie.

Agarró el vaso de licor, y girando el rostro observó a la delicada muchacha

-Posiblemente nunca me haya visto señorita, el señor de la puerta me dejó pasar y aquí me tienes. -Le sonrie a la señorita esperando ver una de vuelta confuso-

¿Y usted mi dama por qué bailaba sola? Sería muy descortés que encima que me cuelo en su fiesta no la invitara a salir a la pista, ¿qué me dice?=.

La verdad que a Ralph en esta etapa de su vida no se le daba todavía muy bien esto de relacionarse con la gente, estaba confuso , como una hormiga en un mundo de gigantes, su sociabilidad había sido tan escasa e incomprensible para su mente que nunca llegaría a entender si lo que hace es correcto o no,  su mente se nubla en un énfasis de confusión diaria.

Cuando Elena atendió a la respuesta del caballero, sus sentidos no daban crédito de lo que acababa de oír. ¿Realmente aquel hombre se había colado en su mansión y se lo había afirmado sin escrúpulo alguno? Sabía que ante tal confesión la reacción adecuada hubiera sido escoltarlo a la salida o informar a su hermano mayor sobre ello, pero por alguna razón la osadía del intruso le parecía interesante, era de esa clase de hazañas que a ella le gustaría practicar mucho antes de morir.

La rubia dejó escapar una pequeña sonrisa de sus labios que se unió en perfecta sintonía a la que se dibujaba en el rostro de él, justo antes de que de la manera más natural la invitara  a bailar la siguiente pieza del baile con él.

-Os confieso que su osadía me causa gran curiosidad, Monsieur- Le comentó al tiempo que le estiraba una de sus delicadas manos esperando a que él la tomase y se dirigieran a la pista- Es usted un polizón en el barco que es esta fiesta, y precisamente ha sacado a danzar a la hermana del capitán.- Volvió a sonreír, pensando para sus adentros cuán divertida sería la escena si su desagradable cuñada supiera que bailaba con un hombre que no había recibido invitación al ball.

En la pista todavía habían varias personas y la siguiente pieza que tocaron era un tanto más movida que las anteriores.

Ralph intentaba asimilar en su mente que estaba pasando, el por qué estaba allí, ahora mismo estaba muy confuso, al parecer comentar lo que dijo podría haberle traído problemas pero extrañamente la humana le gustó así que la cogió de la mano le dio un beso en ella y le dijo:

Madmoiselle, Ralph Geremy es mi nombre, aprovechando mi atrevimiento ¿Cuál es el suyo? -Sonriendola-

Se levantó y la condujo hacia la mitad de la sala , la música sonaba , Ralph no sabía muy bien bailar, pero había visto  algo así que intento imitarlo, ya que posee su gracia felina los movimientos de Ralph eran fluidos y rápidos la agarraba de la cintura, en ciertos momentos de la obra, observaba la sala en busca de anomalías interesantes y tuvo uno grata visión, había un vampiro en la sala.

El aura rezumaba carne vampírica, lo analizó  al  compás del baile sonriendo a la dama varias veces para que no se sintiera incomoda, cuando la música cesó, se acercó a su oído y le dijo:

Madmoiselle, es una experta bailarina ciertamente me ha encantado bailar con usted, pero he de hacerle una pregunta ese hombre alto moreno situado en la esquina de la sala ¿Quién es? -Mirandola a los ojos, intentando expresar ojos de preocupación-

Al terminar aquella pieza, la joven rubia se sintió renovada, si bien no le molestaba bailar sola, no podía negar que su compañero de baile se había lucido con elegancia y exquisitez en cada movimiento. Cuando la música se detuvo por completo dando espacio para un breve receso a los bailarines, el misterioso polizón se acercó a ella más de lo convencionalmente permitido a otros caballeros como él, pero, contrario a lo que ella se esperaba, Ralph no se le insinuó ni dijo alguna barbaridad salida de tono, al parecer sólo quería indagar sobre la procedencia de otra persona en la sala.

Elena observó hacia el lugar indicado y contempló a un esbelto hombre moreno que disfrutaba de un cigarrillo en una esquina del lugar, estaba un poco lejos para detallarlo bien, pero a la señorita no se le hizo muy conocido.

-No os preocupéis, aquí no está prohibido hacer preguntas- Le sonrió amablemente y le indicó con señas que se acercaran un poco más al moreno -Si no me equivoco aquel caballero es el acompañante de Lady Tully, la mujer que podéis ver allá.- Sus ojos se pasearon por la sala hasta clavarse en los de una pelirroja que se disponía a cotillear con sus amigas ricas. -¿Puedo preguntar a qué se debe su curiosidad?-Esperaba no haber pasado por grosera ni entrometida con aquella pregunta, pero después de todo su acompañante tampoco tendría demasiado derecho a reprocharle algo así siendo él el que se había colado en el baile.

En estos momentos tan ''álgidos'' de la vida de Ralph, recién llegado al mundo de la sociedad, recién entrenado en las artes del diálogo, estaba demasiado perdido, y cualquier cosas que dijera mal o en otro tono sonaría a mentira, no era momento de fastidiar la noche.
La música empezó a sonar, bastante delicada esta vez, ritmos lentos y románticos, algunas personas se animaron a bailar.

-Rozando mejilla con mejilla, rodeándola con un brazo atrayéndola hacia él de la cintura pegado a su oído comenzó a hablar.

Mi bella dama, lo que le voy a comentar es algo muy importante y bastante problemático, es posible que me tome por loco, por un demente, pero lo que le voy a decir en estos momentos es del todo cierto, el hombre al que usted convive en esta sala, el acompañante de la señorita Tully, es un vampiro, un chupasangre, es un asesino, y posiblemente no esté aquí por placer, puede que la señorita Tully, o incluso usted estén en grave peligro, no se exalte, mantenga la calma y permanezca a mi lado, si quiere lo podemos descubrir, acérquese luego a él , pídale una cita esta noche, seguramente os querrá eliminar pero no le dejaré, nunca debe confiar en sus seres cercanos.

-Despues de esto la miró a los ojos irradiando honestidad, asintió con la cabeza y volvió a la postura, continuando el baile-

Le salió una larga charla al joven cazador, en estos momentos su mente se nubló y pensó lo primero que se le ocurría teniendo en mente la postura de la señorita y la clase social, seguramente un vampiro , podría devorarla, quizá funcione el plan.

El misterioso Anderson guardó silencio por unos segundos en los cuales la joven rubia se sintió como la persona más entrometida y torpe de Inglaterra y el mundo. Por fortuna la música no demoró mucho en ser reanudada y con ella las acciones de Ralph, que en un rápido movimiento la había tomado de la cintura y había acercado su cuerpo al de ella al tiempo que juntaba su rostro mejilla contra mejilla en un acto de coquetería que Elena jamás había experimentado.

Quiso apartarlo de ella, reprenderlo por su comportamiento tan altanero con una señorita e irse, pero la verdad era que eso no era lo que deseaba, y las palabras del caballero fueron todo menos lo que ella habría esperado escuchar.

Las frases Ralph cayeron sobre Elena como un jarrón de agua helada, dejándola perpleja y sin saber como reaccionar. ¿Un vampiro? No se consideraba incrédula, y en realidad siempre había querido creer en todas las leyendas de las que le hablaban en la ciudad, pero el sólo poner en escena a un verdadero vampiro en su baile de despedida la dejaba aturdida. Casi no se percató de que su compañero había reanudado la danza, y por un momento se dejó llevar como un saco de plomo por la pista mientras el polizón la observaba con ojos de sinceridad.

-Si en realidad es un vampiro- musitó nerviosa cuando por fin encontró fuerzas para reaccionar - si verdaderamente lo es, ¿Cómo podría usted saberlo? Nadie en la habitación parece haberse percatado de ello y disculpe si os apetezco grosera, pero siendo usted un desconocido para mi me hace ser un poco escéptica con respecto a sus acusaciones...- Su voz no era de enojo ni de reproche, por el contrario, sonaba confundida y temerosa pues en el fondo sabía que el señor Ralph podría estar diciendo la verdad.- Por favor, sacadme de toda duda, si lo hacéis os prometo ayudar en lo que pueda...-

La joven inglesa dirigió su mirada hacia el acompañante de la señorita Tully, y al hacerlo sintió un fuerte escalofrío recorrer sus huesos: el hombre también la observaba. ¿Cómo era eso posible? ¿La había escuchado desde esa distancia? Instintivamente se acercó más al infiltrado y le miró con ojos llenos de nerviosismo, algo le decía que lo que se avecinaba no sería bueno.

La expresión de la joven muchacha, el dialogo que recitó nerviosa y asustada, era transmitida a los oídos de Ralph. Miedo ¿Qué es el miedo? es algo que poseen los humanos para descubrir que algún peligro les acecha y les haga daño, no lo entendía , por qué tener miedo , al fin y al cabo todos moriremos de una forma o de otra. Ese día correría sangre, roja carmesí y teñirá el suelo con las entrañas de algún ser ya sea de cualquier raza.

¿Quiere saber cómo lo sé? No soy como usted, pero tampoco soy como él no quiero hacerte daño, mi bella dama, solo quiero que un ser tan maligno como ese, acabe con usted o con cualquier persona de esta su mansión.

-Se atrevió a acariciar el rostro de la muchacha-

Escuche me atentamente-Dijo mirándola a los ojos a pocos centímetros- La única forma de que usted vea que esto pasará es haciéndolo por su propio pie, pero no se preocupe él no le hará nada ahora, se dirigirá hacia él y le pedirá verlo dentro de un rato en algún lugar apartado, yo iré con vosotros camuflado, y descubrirá la verdad, eh es difícil pero...confie en mi

La mirada de Ralph era totalmente sincera, intentó transmitir toda la confianza , cariño y apoyo posible, seguramente si no hubiera estado para comentarle la verdad, esa oportuna noche extraña, la joven muchacha hubiera muerto a manos de un vampiro sediento de sangre la cual a su extraña visión sería un invitado normal, acompañante de la señorita Tully, otra que podría ser víctima de las garras del vampiro.