AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El Rugido del león, las garras del vampiro (+18)
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El Rugido del león, las garras del vampiro (+18)
Precioso día acontecía hoy las nubes se apartaban en un cielo que no quería mojar la tierra, el frió invernal atravesaba poca zona de París el día era agradable nada podría estropearlo.
Ralph paseaba tranquilo por las calles de París, como aún no se conocía a la perfección la zona fue mirando tranquilo cada rincón de la zona.
Llegó a un cementerio, extraño lugar bastante inquietante, de día ciertamente no daba mucho miedo, de noche tal vez los espíritus se alzaban o se reanimaban para pegarnos algún que otro susto, la vida aquí era muy pobre, los huesos atrapados en cubos de madera yacían bajo suelo, pero algo llamó la atención de Ralph, el cual vestido con tremenda elegancia, con un traje negro nuevo de etiqueta se sobrecogió excitado.
Sí una vampiresa paseando por un cementerio, que típico ¿no? Ralph con ansia se relamió los labios, esperando en un futuro llevarse a la boca tal delicioso manjar, poseía muy estilizado cuerpo, disfrutaría devorando cada trozo de su cuerpo, primero comenzaría por las piernas, luego por los brazos, y finalmente el corazón arrancandoselo sin posibilidad de que ella pudiera hacer nada mirando como lo extrae quirurgicamente viendo su cara rezumar dolor. Ohhh que preciosa visión, imaginando el sabor de su piel , su carne vampírica curtida por la sangre de otros seres, tantos sabores juntos en una pieza exquisita.
Ralph tenía el cielo en mente, no podría dejar la oportunidad, pero esta vez será diferente, no la matará, será mucho mejor y placentero.
-Acercandose a la muchacha Ralph con paso decidido, se acercó a ella a su lado y le dijo:-
Señorita, permitame decirle que no he tenido otro remedio que fijarme en usted, es la cosa mas preciosa que he visto en París desde que he llegado, perdone tremendamente mi osadía madmoiselle, pero tenía que hablar con usted almenos antes de fallecer -Le dijo cordialmente, con aire bromístico a la atractiva vampiresa-
Ralph paseaba tranquilo por las calles de París, como aún no se conocía a la perfección la zona fue mirando tranquilo cada rincón de la zona.
Llegó a un cementerio, extraño lugar bastante inquietante, de día ciertamente no daba mucho miedo, de noche tal vez los espíritus se alzaban o se reanimaban para pegarnos algún que otro susto, la vida aquí era muy pobre, los huesos atrapados en cubos de madera yacían bajo suelo, pero algo llamó la atención de Ralph, el cual vestido con tremenda elegancia, con un traje negro nuevo de etiqueta se sobrecogió excitado.
Sí una vampiresa paseando por un cementerio, que típico ¿no? Ralph con ansia se relamió los labios, esperando en un futuro llevarse a la boca tal delicioso manjar, poseía muy estilizado cuerpo, disfrutaría devorando cada trozo de su cuerpo, primero comenzaría por las piernas, luego por los brazos, y finalmente el corazón arrancandoselo sin posibilidad de que ella pudiera hacer nada mirando como lo extrae quirurgicamente viendo su cara rezumar dolor. Ohhh que preciosa visión, imaginando el sabor de su piel , su carne vampírica curtida por la sangre de otros seres, tantos sabores juntos en una pieza exquisita.
Ralph tenía el cielo en mente, no podría dejar la oportunidad, pero esta vez será diferente, no la matará, será mucho mejor y placentero.
-Acercandose a la muchacha Ralph con paso decidido, se acercó a ella a su lado y le dijo:-
Señorita, permitame decirle que no he tenido otro remedio que fijarme en usted, es la cosa mas preciosa que he visto en París desde que he llegado, perdone tremendamente mi osadía madmoiselle, pero tenía que hablar con usted almenos antes de fallecer -Le dijo cordialmente, con aire bromístico a la atractiva vampiresa-
Ralph G. Anderson- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 57
Fecha de inscripción : 29/08/2013
Edad : 34
Re: El Rugido del león, las garras del vampiro (+18)
No hay nada como la soledad del cementerio en la penumbra que el sol regala antes de esfumarse para poner en orden pensamientos que... llevan conmigo cientos de años y de pronto vuelcan en recuerdos que mezclan el dolor y la confusión...
Aquella tarde mortecina calzaba un vestido negro con una capa que escondía parcial mi rostro, dejando solo la iridiscencia de mis ojos a la vista de los mortales...
Quizás mi caminar era el de un espectro que aún no sabe que ha muerto, que vaga intermitente entre los mundos, o el de una mariposa que busca alimento en las flores... pero no me importó, pues rara era la vez que alguien pasaba frente al cementerio, y más a estas horas, en las que la muerte del sol juega bromas pesadas con las sombras que crea...
Sentí como alguien pasaba por fuera de Montmatre, no era humano, ni vampiro... quizás un metamorfo, o en el mejor de los casos un licántropo... más ellos no suelen hacer reparo en mi desde hace siglos... por ello no le di importancia al asunto... regresando a mis pensamientos...
Sentí su cambio de dirección hacia mi, y me dejaba entre ver en su mente pensamientos sangrientos, y aún antes de que pudiera tener un juicio al respecto, le vi de frente acercarse a mi diciendo con una sonrisa en el rostro...
-Señorita, permitame decirle que no he tenido otro remedio que fijarme en usted, es la cosa mas preciosa que he visto en París desde que he llegado, perdone tremendamente mi osadía madmoiselle, pero tenía que hablar con usted al menos antes de fallecer-
"Quizás mueras ahora, por irrumpir mi soledad" fue mi primer pensamiento, mientras le escuchaba, más conforme el avanzó en lo que de seguro sería un discurso plenamente ensayado y memorizado a la perfección, comencé a sonreír, transformándose pronto en una risa cadenciosa...
-Signore, ha sido un atrevimiento imperdonable de su parte...- dije sin dejar de sonreír -Pero ya que lo ha hecho, debo decirle, que cosas más bellas adornan esta ciudad... -mi mirada se fijó en la de él -Notredame, ¿Conoce usted?- y mi voz se transformó de nuevo en aquella risa coloquial...
-¿Porque habría de fallecer ahora signore?- pregunte con curiosidad, mientras alargaba mi mano ataviada con un guante de satén negro -Pandora... a vuestras ordenes signore mio...- hice una pausa esperando que se presentara...
Aquella tarde mortecina calzaba un vestido negro con una capa que escondía parcial mi rostro, dejando solo la iridiscencia de mis ojos a la vista de los mortales...
Quizás mi caminar era el de un espectro que aún no sabe que ha muerto, que vaga intermitente entre los mundos, o el de una mariposa que busca alimento en las flores... pero no me importó, pues rara era la vez que alguien pasaba frente al cementerio, y más a estas horas, en las que la muerte del sol juega bromas pesadas con las sombras que crea...
Sentí como alguien pasaba por fuera de Montmatre, no era humano, ni vampiro... quizás un metamorfo, o en el mejor de los casos un licántropo... más ellos no suelen hacer reparo en mi desde hace siglos... por ello no le di importancia al asunto... regresando a mis pensamientos...
Sentí su cambio de dirección hacia mi, y me dejaba entre ver en su mente pensamientos sangrientos, y aún antes de que pudiera tener un juicio al respecto, le vi de frente acercarse a mi diciendo con una sonrisa en el rostro...
-Señorita, permitame decirle que no he tenido otro remedio que fijarme en usted, es la cosa mas preciosa que he visto en París desde que he llegado, perdone tremendamente mi osadía madmoiselle, pero tenía que hablar con usted al menos antes de fallecer-
"Quizás mueras ahora, por irrumpir mi soledad" fue mi primer pensamiento, mientras le escuchaba, más conforme el avanzó en lo que de seguro sería un discurso plenamente ensayado y memorizado a la perfección, comencé a sonreír, transformándose pronto en una risa cadenciosa...
-Signore, ha sido un atrevimiento imperdonable de su parte...- dije sin dejar de sonreír -Pero ya que lo ha hecho, debo decirle, que cosas más bellas adornan esta ciudad... -mi mirada se fijó en la de él -Notredame, ¿Conoce usted?- y mi voz se transformó de nuevo en aquella risa coloquial...
-¿Porque habría de fallecer ahora signore?- pregunte con curiosidad, mientras alargaba mi mano ataviada con un guante de satén negro -Pandora... a vuestras ordenes signore mio...- hice una pausa esperando que se presentara...
Pandora*- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/05/2013
Re: El Rugido del león, las garras del vampiro (+18)
Significativamente, Ralph no entendía muy bien a que se refería esta mujer no era como las demás con las que antes había tenido contacto le parecía un reto bastante difícil de conseguir pero eso le atraía mucho más, una presa difícil de cazar, fría y dura al parecer, excitaba a Ralph emocionalmente disfrutaría muchísimo en el momento de la degustación.
Siento muchísimo haberla distraído realmente- Dejando que su mirada color ámbar penetrara en los ojos de la vampiresa-
Mi nombre es Ralph Geremy a su entera disposición, debe pensar que soy un loco, un demente, sobre el comentario de la muerte espero no haberla asustado, pero es como una forma de pensar que no me perdonaría una oportunidad de conocerla, madmoiselle.
-Dijo girando la cabeza hacia abajo de forma vergonzosa-
Se qué es bastante atrevido pero, ¿podría unirme a su paseo?
-Dijo mirandola a los ojos de nuevo fijandose en sus labios como sonreían, cuántas vidas habrán robado esos labios, y sus colmillos vampíricos, la emoción recorría la mente de Ralph-
Siento muchísimo haberla distraído realmente- Dejando que su mirada color ámbar penetrara en los ojos de la vampiresa-
Mi nombre es Ralph Geremy a su entera disposición, debe pensar que soy un loco, un demente, sobre el comentario de la muerte espero no haberla asustado, pero es como una forma de pensar que no me perdonaría una oportunidad de conocerla, madmoiselle.
-Dijo girando la cabeza hacia abajo de forma vergonzosa-
Se qué es bastante atrevido pero, ¿podría unirme a su paseo?
-Dijo mirandola a los ojos de nuevo fijandose en sus labios como sonreían, cuántas vidas habrán robado esos labios, y sus colmillos vampíricos, la emoción recorría la mente de Ralph-
Ralph G. Anderson- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 29/08/2013
Edad : 34
Re: El Rugido del león, las garras del vampiro (+18)
-Pues es toda una sorpresa y un placer conoceros de esta forma Ralph Geremy- digo haciendo una reverencia y echando atrás la capucha de la capa...
-No me ha asustado ni le considero un demente por hablar de la muerte...- hice un ademán como si de acariciar su rostro se tratase, pero me detuve antes de ello... -Me halaga que se atreviese a una locura solo por conocerme...- una sonrisa cálida asoma a mis labios -Pero vamos, levante esa mirada, que no ha cometido ningún crimen...- y las miradas de ambos se mezclan sintiendo yo como si la eternidad golpeara mi estómago...
-¿Alguna vez a salido de su casa sin un rumbo fijo, con mayor bagaje que sus pensamientos signore?- pregunto sin esperar respuesta -Pues así ha sido esta noche... así que...- me encojo de hombros -Seria yo quien tendría que unirse a vuestro paseo...- una sonrisa franca se asomó a mis labios..
-Se qué es bastante atrevido pero, ¿podría unirme a su paseo?- dije mirándole con curiosidad...
-No me ha asustado ni le considero un demente por hablar de la muerte...- hice un ademán como si de acariciar su rostro se tratase, pero me detuve antes de ello... -Me halaga que se atreviese a una locura solo por conocerme...- una sonrisa cálida asoma a mis labios -Pero vamos, levante esa mirada, que no ha cometido ningún crimen...- y las miradas de ambos se mezclan sintiendo yo como si la eternidad golpeara mi estómago...
-¿Alguna vez a salido de su casa sin un rumbo fijo, con mayor bagaje que sus pensamientos signore?- pregunto sin esperar respuesta -Pues así ha sido esta noche... así que...- me encojo de hombros -Seria yo quien tendría que unirse a vuestro paseo...- una sonrisa franca se asomó a mis labios..
-Se qué es bastante atrevido pero, ¿podría unirme a su paseo?- dije mirándole con curiosidad...
Pandora*- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 108
Fecha de inscripción : 25/05/2013
Re: El Rugido del león, las garras del vampiro (+18)
Ralph rió para sus adentros.
Bajó su mano abalanzándose sin pudor a su delicada mano, y la agarró suavemente la besó
Madmoiselle las locuras ocurren cuando y donde deben ocurrir, puede que usted se convierta en mi locura lo que quede de día, no puedo dejar de mirarla, su belleza es embragiadora, nada se puede comparar, Agh! perdoneme creo que estoy siendo demasiado descortés.
-Dijo con voz sensual intentando darle todo el atractivo posible para conquistar a la dama vampiresa-
¿Le gustaría que le invitara a alguna copa en mi mansión madmoiselle? Queda un poco lejos pero tenemos tiempo para andar y conocernos un poco más.
-Le dijo sonriendo a la dama esperando que estuviera cómoda con su presencia-
Si desea agarrarse a mi puede hacerlo no le voy a morder.
-Dijo entre risas-
Como iba vestido ese día
Bajó su mano abalanzándose sin pudor a su delicada mano, y la agarró suavemente la besó
Madmoiselle las locuras ocurren cuando y donde deben ocurrir, puede que usted se convierta en mi locura lo que quede de día, no puedo dejar de mirarla, su belleza es embragiadora, nada se puede comparar, Agh! perdoneme creo que estoy siendo demasiado descortés.
-Dijo con voz sensual intentando darle todo el atractivo posible para conquistar a la dama vampiresa-
¿Le gustaría que le invitara a alguna copa en mi mansión madmoiselle? Queda un poco lejos pero tenemos tiempo para andar y conocernos un poco más.
-Le dijo sonriendo a la dama esperando que estuviera cómoda con su presencia-
Si desea agarrarse a mi puede hacerlo no le voy a morder.
-Dijo entre risas-
Como iba vestido ese día
- Spoiler:
Ralph G. Anderson- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 29/08/2013
Edad : 34
Re: El Rugido del león, las garras del vampiro (+18)
Sentí como su mano tomó la mía, como si viejos amigos fuésemos ya “Probablemente por la broma que yo había hecho segundos atrás…” más no le di mayor importancia a ese hecho en sí, si no que tomó mi mano con el delgado satén y la beso, y en ningún momento pareció percatarse que yo era más fría que la misma tarde invernal… “El sabe lo que soy, y si no le importa no puede ser una señal segura…” pensé mientras le escuchaba:
- Madmoiselle las locuras ocurren cuando y donde deben ocurrir, puede que usted se convierta en mi locura lo que quede de día, no puedo dejar de mirarla, su belleza es embriagadora, nada se puede comparar, Agh! perdóneme creo que estoy siendo demasiado descortés-.
Reí ante el comentario de él, no por el halago en sí, si no por la auto reprimenda que se acababa de dar… “Nunca antes un hombre, o una bestia, como él, se había acercado a mí para abordarme de manera tan poco sutil…”
-Nunca un halago puede tomarse como una descortesía signore- sonreí mientras retiraba mi mano de él –Mejor debe saber que los seres somos todos ego, y que mientras lo alimente tendrá lo que busca…- mi rostro sonrió, tratando de relajar mi paranoia…
-¿Le gustaría que le invitara a alguna copa en mi mansión madmoiselle? Queda un poco lejos pero tenemos tiempo para andar y conocernos un poco más- me dijo tomándome por sorpresa, mi rostro se tornó desencajado por un instante…
(En ese instante no fui el asesino que suelo ser, ni la criatura esquiva que amo ser… en ese instante fui la romana de hace siglos, una humana vulnerable que era invitada en solitario a la morada de un hombre… ¿Cómo podía pensar él que yo podría aceptar tremenda oferta? ¿Qué no es la moral la que te describe?)
-Grazie mio signore, ma cerca di Montmatre é alcùn bar…- después noté que hablaba el italiano que hace años no hablaba y reí… -Scuse signore, es solo que hace mucho tiempo que no recibía una invitación como la vuestra y no he atinado a responder más que en mi propia lengua…- hice una pausa acercándome a él –le agradezco vuestro gesto… pero estoy segura que cerca de aquí hay un bar cálido que nos brindará un lugar cálido para platicar…-
- Si desea agarrarse a mi puede hacerlo no le voy a morder- me dijo y no dude en tomarle del brazo, mientras tomaba el vuelo de mi falda con la otra mano, escuchando su risa casi contagiosa.
-El bar de Montmatre entonces signore?- sonreí con súplica en la mirada…
- Madmoiselle las locuras ocurren cuando y donde deben ocurrir, puede que usted se convierta en mi locura lo que quede de día, no puedo dejar de mirarla, su belleza es embriagadora, nada se puede comparar, Agh! perdóneme creo que estoy siendo demasiado descortés-.
Reí ante el comentario de él, no por el halago en sí, si no por la auto reprimenda que se acababa de dar… “Nunca antes un hombre, o una bestia, como él, se había acercado a mí para abordarme de manera tan poco sutil…”
-Nunca un halago puede tomarse como una descortesía signore- sonreí mientras retiraba mi mano de él –Mejor debe saber que los seres somos todos ego, y que mientras lo alimente tendrá lo que busca…- mi rostro sonrió, tratando de relajar mi paranoia…
-¿Le gustaría que le invitara a alguna copa en mi mansión madmoiselle? Queda un poco lejos pero tenemos tiempo para andar y conocernos un poco más- me dijo tomándome por sorpresa, mi rostro se tornó desencajado por un instante…
(En ese instante no fui el asesino que suelo ser, ni la criatura esquiva que amo ser… en ese instante fui la romana de hace siglos, una humana vulnerable que era invitada en solitario a la morada de un hombre… ¿Cómo podía pensar él que yo podría aceptar tremenda oferta? ¿Qué no es la moral la que te describe?)
-Grazie mio signore, ma cerca di Montmatre é alcùn bar…- después noté que hablaba el italiano que hace años no hablaba y reí… -Scuse signore, es solo que hace mucho tiempo que no recibía una invitación como la vuestra y no he atinado a responder más que en mi propia lengua…- hice una pausa acercándome a él –le agradezco vuestro gesto… pero estoy segura que cerca de aquí hay un bar cálido que nos brindará un lugar cálido para platicar…-
- Si desea agarrarse a mi puede hacerlo no le voy a morder- me dijo y no dude en tomarle del brazo, mientras tomaba el vuelo de mi falda con la otra mano, escuchando su risa casi contagiosa.
-El bar de Montmatre entonces signore?- sonreí con súplica en la mirada…
Pandora*- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 108
Fecha de inscripción : 25/05/2013
Re: El Rugido del león, las garras del vampiro (+18)
A sorpresa de Ralph la mujer, no se largó, siendo consciente de las ''épicas'' dotes avanzadas de Ralph para cortejar una dama, empezaron a caminar la imagen de Ralph procesaba comida en su mente, pensando en el delicioso manjar que tomaría posiblemente esta noche. La mujer era bastante bella y a su vez inquietante.
Bien, por ahora todo no va exactamente como lo planeado pero puede que intercambiando palabras consiga engatusarla -Pensó Ralph-
Llegaron al bar y cediéndole el paso a la señorita rozando su mano en sus caderas le dio paso, el sentó enfrente de ella apoyando sus manos en la mesa entrelazadas.
Mi señora, permítame invitarla al menos por agradecimiento por venir conmigo.
-Dijo chistoso con una amplia sonrisa en la cara-
Poniéndose mas erguido comenzó a hablar:
Bueno..Madmoiselle podríamos empezar comentandole que es lo que hago en París, mi pobre primo falleció y heredé de el una empresa de carruajes, el pobre era una gran persona...fue cruelmente asesinado...ojalá pillen a ese bastardo...bueno...su casa sufrió muchos daños y desperfectos la tuve que vender y comprarme una pequeña mansión aquí en París, ahora intentaré llevar el negocio y no deshonrar a la familia...
-Dijo algo apenado, aguantando la cara de dolor-
Vino el camarero.
¿Qué le pongo señores?
Quisiera una botella de vino, la mejor que tengáis si es posible
-Dijo con cara seria demostrando que era todo un caballero-
Claro señor, ahora mismo.
-Ralph fijó su mirada salvaje, color ámbar sobre los ojos de la dama, intentando indagar en la oscuridad de sus pupilas-
Bien, por ahora todo no va exactamente como lo planeado pero puede que intercambiando palabras consiga engatusarla -Pensó Ralph-
Llegaron al bar y cediéndole el paso a la señorita rozando su mano en sus caderas le dio paso, el sentó enfrente de ella apoyando sus manos en la mesa entrelazadas.
Mi señora, permítame invitarla al menos por agradecimiento por venir conmigo.
-Dijo chistoso con una amplia sonrisa en la cara-
Poniéndose mas erguido comenzó a hablar:
Bueno..Madmoiselle podríamos empezar comentandole que es lo que hago en París, mi pobre primo falleció y heredé de el una empresa de carruajes, el pobre era una gran persona...fue cruelmente asesinado...ojalá pillen a ese bastardo...bueno...su casa sufrió muchos daños y desperfectos la tuve que vender y comprarme una pequeña mansión aquí en París, ahora intentaré llevar el negocio y no deshonrar a la familia...
-Dijo algo apenado, aguantando la cara de dolor-
Vino el camarero.
¿Qué le pongo señores?
Quisiera una botella de vino, la mejor que tengáis si es posible
-Dijo con cara seria demostrando que era todo un caballero-
Claro señor, ahora mismo.
-Ralph fijó su mirada salvaje, color ámbar sobre los ojos de la dama, intentando indagar en la oscuridad de sus pupilas-
Ralph G. Anderson- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 29/08/2013
Edad : 34
Re: El Rugido del león, las garras del vampiro (+18)
Llegamos al bar, él me ofreció asiento, rozando a su paso su mano con mi cadera, cual fuera mi sorpresa al sentir que la calidez de su mano me resultaba estimulante…
Tomé asiento, dejando la capa en una silla contigua, mi piel casi blanca, como porcelana, brillaba con la mortecina luz de las velas de aquel bar, que en esta tarde, apenas tenía gente, pero prometía llenarse con el pasar de las horas; él se sentó junto a mí y cruzó palabras con el camarero, a lo que no le di mayor importancia, traerían vino “no era sangre, con tanta sed que tenía yo… pero podía tomarlo con tranquilidad, sabiendo que no me haría ningún efecto”… de pronto un momento de honestidad afloró de él…
-Bueno... Madmoiselle podríamos empezar comentándole que es lo que hago en París, mi pobre primo falleció y heredé de él una empresa de carruajes, el pobre era una gran persona...fue cruelmente asesinado...ojalá pillen a ese bastardo...bueno...su casa sufrió muchos daños y desperfectos la tuve que vender y comprarme una pequeña mansión aquí en París, ahora intentaré llevar el negocio y no deshonrar a la familia...-
Le escuché con atención, acercando mi torso a la mesa, recargando mis codos sobre esta y mi cabeza entre mis manos, mirándole con profundidad, sin saber el porqué de aquella repentina muestra de honestidad…
-Pero mio signore… ¿por qué habría de deshonrar a vuestra familia?- pregunté con un dejo de ternura, tomando la mano de él con la mía propia… su mirada me intrigaba, y me asustaba cuando me observaba, pero no podía evitar mirarle…
Sirvió el camarero las copas y dejó la botella sobre la mesa, tomé mi copa y me aclaré la garganta, antes de comenzar un interrogatorio que solo Dios sabría donde podía terminar…
-Usted sabe bien que soy yo…- le miré a los ojos –Sabe que soy una vampiresa, una hija de la noche… no lo niegue- di un trago más largo de aquel vino -¿Por qué se ha acercado a mi sabiendo que soy un monstruo?- tomé su mano con más fuerza –He notado que usted tampoco es un humano inocente… es un monstruo que cambia su forma a placer… no crea que soy nueva… los años pesan sobre mi espalda…- jalé su mano hacía mi con fuerza -¿Qué estáis buscando de mi?-
Tomé asiento, dejando la capa en una silla contigua, mi piel casi blanca, como porcelana, brillaba con la mortecina luz de las velas de aquel bar, que en esta tarde, apenas tenía gente, pero prometía llenarse con el pasar de las horas; él se sentó junto a mí y cruzó palabras con el camarero, a lo que no le di mayor importancia, traerían vino “no era sangre, con tanta sed que tenía yo… pero podía tomarlo con tranquilidad, sabiendo que no me haría ningún efecto”… de pronto un momento de honestidad afloró de él…
-Bueno... Madmoiselle podríamos empezar comentándole que es lo que hago en París, mi pobre primo falleció y heredé de él una empresa de carruajes, el pobre era una gran persona...fue cruelmente asesinado...ojalá pillen a ese bastardo...bueno...su casa sufrió muchos daños y desperfectos la tuve que vender y comprarme una pequeña mansión aquí en París, ahora intentaré llevar el negocio y no deshonrar a la familia...-
Le escuché con atención, acercando mi torso a la mesa, recargando mis codos sobre esta y mi cabeza entre mis manos, mirándole con profundidad, sin saber el porqué de aquella repentina muestra de honestidad…
-Pero mio signore… ¿por qué habría de deshonrar a vuestra familia?- pregunté con un dejo de ternura, tomando la mano de él con la mía propia… su mirada me intrigaba, y me asustaba cuando me observaba, pero no podía evitar mirarle…
Sirvió el camarero las copas y dejó la botella sobre la mesa, tomé mi copa y me aclaré la garganta, antes de comenzar un interrogatorio que solo Dios sabría donde podía terminar…
-Usted sabe bien que soy yo…- le miré a los ojos –Sabe que soy una vampiresa, una hija de la noche… no lo niegue- di un trago más largo de aquel vino -¿Por qué se ha acercado a mi sabiendo que soy un monstruo?- tomé su mano con más fuerza –He notado que usted tampoco es un humano inocente… es un monstruo que cambia su forma a placer… no crea que soy nueva… los años pesan sobre mi espalda…- jalé su mano hacía mi con fuerza -¿Qué estáis buscando de mi?-
Pandora*- Vampiro Clase Alta
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Re: El Rugido del león, las garras del vampiro (+18)
El bar siendo tragado por la noche, empezó a brillar un poco más debido a las velas que les daban vida, poca gente entraba al recinto, algo las expulsaba hacia atrás pero esa noche no era para beber un trago de vino o cualquier licor.
Ralph se quedó un poco confuso, esa vampiresa no era estúpida, sabía a lo que yo iba, seguramente pero parecía juguetear con él , quizá le estuviera tentando, ¿intentaba cazarle esta señorita vampiresa? Todavía no estaba nada escrito, esta noche habrá seguramente más que un entrelazamiento de palabras.
Pocos pensamientos le pasaban en ese momento al cambia-formas pero algo si sabía, que si no se superaba un poco más y daba algo mas de acción humana atrevida no lograría nada, la mano de la vampiresa tocó la suya , el cual él entrelazó sus dedos, la vampiresa se sinceró con él, la emoción de peligro de haber sido descubierto , excitaba a Ralph, escuchando toda la conversación, dejó caer una sonrisa sádica y la miraba a los ojos dirigiendole la palabra.
Acaso señorita, ¿no todos en este mundo somos monstruos? todos vamos a nuestras conveniencias, a nuestro beneficio, y lo acabamos logrando si nos lo proponemos.
-Acercó su rostro a pocos centímetros del suyo, relamiéndose antes.-
Busco una necesidad, siéndole honesto señorita, y parece ser que esta necesidad, se ha convertido esta noche en usted.
-Entrelanzando el calor de su aliento con las palabras cerca de sus labios-
Ralph se quedó un poco confuso, esa vampiresa no era estúpida, sabía a lo que yo iba, seguramente pero parecía juguetear con él , quizá le estuviera tentando, ¿intentaba cazarle esta señorita vampiresa? Todavía no estaba nada escrito, esta noche habrá seguramente más que un entrelazamiento de palabras.
Pocos pensamientos le pasaban en ese momento al cambia-formas pero algo si sabía, que si no se superaba un poco más y daba algo mas de acción humana atrevida no lograría nada, la mano de la vampiresa tocó la suya , el cual él entrelazó sus dedos, la vampiresa se sinceró con él, la emoción de peligro de haber sido descubierto , excitaba a Ralph, escuchando toda la conversación, dejó caer una sonrisa sádica y la miraba a los ojos dirigiendole la palabra.
Acaso señorita, ¿no todos en este mundo somos monstruos? todos vamos a nuestras conveniencias, a nuestro beneficio, y lo acabamos logrando si nos lo proponemos.
-Acercó su rostro a pocos centímetros del suyo, relamiéndose antes.-
Busco una necesidad, siéndole honesto señorita, y parece ser que esta necesidad, se ha convertido esta noche en usted.
-Entrelanzando el calor de su aliento con las palabras cerca de sus labios-
Ralph G. Anderson- Cambiante Clase Alta
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