Tus garras dañan mi alma [Bard Blase]

La noche era fresca, la temperatura había descendido varios grados a lo largo del día situando a la oscuridad entre las primeras horas de helada. Melinda estaba delante del gran espejo que tenía en su alcoba dandose los últimos retoques para salir. La fiesta era en el palacio Royal y era el primer baile al que asistía en toda su vida. Tuvo suerte, sus pasteles se estaban haciendo muy famosos en la ciudad y le habían encargado todos los dulces que se iban a degustar durante toda la velada, a cambio aparte del reporte económico correspondiente le habían invitado al baile. Al principio no se sintió demasiado entusiasmada porque no era de las personas que le agradasen estar rodeada de gente, la vida le enseñó en el pasado que era mejor la opción de la soledad. Pero tenía que asistir pues sería una descortesía hacia la gran dama que organizaba la velada. Poco a poco se fue animando a lo largo del día y ahora ante el espejo se sentía bien."Podrás ver como bailan las grandes damas y como disfrutan de tu trabajo querida". Sonrió cuando su mente le animo de tal manera. Echo un paso atrás y se miro de cuerpo entero. Llevaba un vestido blanco roto estrecho hasta su busto con cierta caída evasé hasta los pies. El tacto de la muselina era deleitoso y sutil, como si acariciase la piel de un bebe. Las mangas eran cortas y el escote bajo y recto, no muy insinuante y en medio de este una gargantilla de oro herencia de su madre adoptiva. Los zapatos de tacón ancho y de color blanco también le alzaba varios centímetros por encima de su estatura real.  Se hizo una trenza con su cabello mientras tarareaba una canción de su infancia para luego recoger esta en un moño que le daba un aire refinado.

Se perfumo ligeramente y cogió su chal estampado que colgó en sus hombros. La palidez de su rostro se acentuaba más con el ligero toque de maquillaje que llevaba en las mejillas y los ojos. Opto por no maquillar sus labios pues no quería llamar demasiado la atención, solo gustaba de observar a los demás disfrutar de la noche. Se dio el visto bueno y cogiendo su bolso se aventuró al piso inferior. Oyó los cascos de los caballos y abrió la puerta de la casa justo cuando el carruaje se estacionaba enfrente de ella. El cochero bajo y con una sonrisa automática y mas que practicada le ayudo a subir para después en completo silencio conducir el carruaje hasta el palacio. El traqueteo la puso nerviosa y por un momento quiso decir al cochero que volviese atrás,meterse en su cama y dormir hasta la mañana siguiente. Suspiro desechando esa idea de su cabeza."Es solo un baile, es solo un baile, un par de horas nada más. Nadie notara que eres distinta". Su mente intentaba insuflar un poco de valor a la mujer que durante años había estado apartada de las grandes aglomeraciones. Bajo su vista hasta su muñeca derecha y comprobó que la cinta que llevaba a modo de adorno tapaba por completo el tatuaje delator.

A los pocos minutos de travesía llego a su destino y el chofer repitió la misma tarea descendiendo de la cochera. Sin mirar atrás subió la escalinata principal y se paro ante la entrada. Escucho marchar a los caballos. "Ya no hay vuelta atrás Melinda". Suspiro sabiendo que tenía que entrar, tenía que ser normal y pasar por una humana más, era otro paso más para redireccionar su naturaleza que volvía a emerger después de ser enterrada en España el día de la muerte de su madre. Caminó despacio mas por el frío de la noche que por el valor que poseía y con poca gana siguió el sonido de la música hasta la sala de baile.

La belleza de la estancia la dejo atontada, había tanta luz a pesar de la oscuridad que reinaba fuera. La gente sonreía, algunos disimuladamente,otros a carcajadas y algunas damas escondían la mitad de su rostro tras abanicos bordados a mano. Deseo tener uno en ese instante. Camino arrimandose a la pared mientras Bach sonaba en los instrumentos de la orquesta. En un mal gesto poco educado apoyo su hombro en una columna trasera escondiendose un poco entre la sombra que proyectaba. Sus ojos se iluminaron fruto de la alegría y el entusiasmo que le producía ver bailar a la multitud, los vestidos de las mujeres flotaban en el aire al son de la melodía y los hombres llevaban el ritmo de una forma gloriosa. Sintió cierta envidia del contacto humano, de la cercanía de un hombre, algo que se había prohibido de por vida. Fantaseó con un acompañante, un compañero de baile con una sonrisa perfecta en su rostro. Y en ese ensimismamiento se quedó mientras la orquesta pasaba a otra canción mas bella que la anterior.

Salió de su ensimismamiento enseguida cuando la voz de un varón penetró en su cabeza. Se incorporo recomponiendo su compostura y desperezando su mente como si de un sueño despertase. La imaginación era lo que tenía que engañaba tu mente con dulces mentiras pero cuando despiertas.... la realidad te cae como un jarro de agua fría. Miro en pos a la voz que se situaba a poca distancia de ella. Era un hombre alto y musculoso que no estaba vestido para la ocasión. Supuso que por su aspecto ni si quiera estaba invitado a la fiesta. No la importaba lo mas mínimo, al menos así alguien degustaría con gran agrado la comida del lugar. La mayoría de la gente que se había acercado a las mesas a comer ya sea dulce o salado daban pequeños bocados a la comida como si a pesar de poder permitirse estar en esa fiesta y pagar todo aquello no pudiesen mas que degustar sutilmente la comida.

Sonrió dulcemente al hombre y se percató de que su aura era diferente. No era licántropo, ni tampoco un cambiaformas. Curioso, otra aura rara que averiguar. Todo aquello de la gente peculiar la había sorprendido y seguro que había muchas razas aun por conocer por eso a pesar de no querer compañía esa noche, a pesar de que ella no es buena acercandose a la gente ni iniciando conversaciones decidió simplemente por mera curiosidad charlar con aquel señor.

-Gracias, es un placer para mi que alguien disfrute de mi trabajo-su voz sonó suave como un hilo musical-Me llamo Melinda y soy la pastelera artífice de todo esto.-con un gesto señalo la mesa de dulces que el joven tenía delante suyo. Se le quedo mirando como esperando que le contestase cruzando las manos por debajo de su vientre en una actitud suave y dulce. Esta noche parecía mandar la insulsa Melinda.

Las cosas no siempre se plantean como uno quiere y que decir tiene que ella no pensaba tener compañía esa noche. Pero no le importaba, al menos no de momento. El era distinto, degustaba la comida disfrutando de ella y eso le recordaba que una vez ella se crió en la calle, paso hambre y tuvo frío. Quizás eso le hacia disfrutar más de las cosas materiales y apreciar mas las que no lo son.

-Me sonroja que me diga eso, pero tampoco tiene tanto merito,solo poner un poco de empeño y dedicación.-intente no darle importancia al hecho de saber un oficio, puesto que solo era algo que había aprendido con el paso de los años, no era un don innato en ella.-Al menos alguien disfruta de toda esta comida antes de que la tiren a la basura.-comento con cierta pena.

Intento no parecer asombrada ante la inusual forma de presentarse tendiendo la mano para que la estrechara como si de un hombre se tratase. Intento corregir sus modales de una forma suave y levantando su mano con la palma hacia abajo hasta la altura de su barbilla para que la besase le dedico una sonrisa dulce para que no pareciera un insulto lo que acababa de hacer.

Tomo la mano y le doy un beso mientras comienzo a pensar en todas las cosas que se me ocurren. Una bruja pastelera, tal ves uso algún tipo de hierva para hacer que sus pasteles tengan un sabor mas atrayente o alucinógena para que las personas vean cosas donde no las hay o incluso puede ser veneno y va a hacer un magnicidio con todos los nombres para hacer que en la ciudad reine la anarquía, imagino entonces todo lo que podría pasar si los planes de esta mujer llegaran a funcionar, el mundo en cuestión de semanas estaría destruido, yo probé de sus postres, tal ves estaría envenenado también, pero, si estuviera enveneno ya debería estar pasándola malo, pero sigo bien. Después de un momento me doy cuenta que estoy dándole besos a la mano desde hacia un rato sin parar pensando en tanta tontería.

Reacciono inmediatamente y alejo un poco la mano de mis labios -Que hermosa y delicada mano que tiene- dije tratando de despistar -Con estas hermosas y suaves manos puede crear esos deliciosos manjares- sonrío continuando con mi estrategia de despistar -No me imagino que otras cosas podría hacer con ellas pero de seguro todo muy delicioso- doy una leve sonrisa picara y voy soltando la mano poco a poco.

Noto algo de desagrado en su mirada, parecía que lo que dije no había funcionado después de la ronda de besos en su mano, -pero vamos a dar una vuelta- le dije tratando de borrar lo sucedido -Es una fiesta hay que pasarla bien- continué ofreciéndole paso para avanzar, estaba frente a una bruja, pero era una mujer hermosa, por un momento su belleza me confundió y no sabia como debía tratarla, si lograba intimar un poco con ella tal ves tendría la oportunidad de encontrar algunos conocimientos que necesito, pero si algo salia mal esto podría ocasionar una riña que entre brujos se puede complicar mar.

Tenia que actuar con cautela pero cada que la veía me distraía, -Disculpe mi curiosidad pero no parece que le anime mucho estar aquí- pregunte al notar la distancia que había tomado, -No se si usted desea podemos ir a donde no este tan lleno de gente para que se sienta mas cómoda- le sugerí esperando tener tiempo para conocerla mejor.

Era raro que una persona, mejor dicho, una chica tan hermosa no se sintiera atraída por una fiesta tan grandiosa, prefería estar entre las sombras a estar bailando, una chica tan atractiva llamaría la atención de muchos hombres, seguro seria fácil para ella conseguir un pretendiente, pero, no lleva anillo en su mano, por lo que no se ve que este comprometida o casada, esta soltera, sola y en un rincón donde nadie la pueda cortejar, hay muchos nobles que no le interesaría que fuera una pastelera, solo la llevarían y la llenarían de lujos, aunque siendo una bruja, puede que esto no sea lo que la motive en realidad.

Decidí acompañarla un momento y entre la charla le comente -No es la típica chica de fiesta, pero es una excelente pastelera- para notar luego como elegía sola el camino sin parecer importarle mucho mis palabras, nos apartamos ahora mas de todos los participantes de la fiesta, voltee a ver a las damas danzar, reír y disfrutar de la música, dudo por un momento si volver a incorporarme y disfrutar pero luego recuerdo, es una bruja, podría ser de mucha ayuda, no puedo perder esta oportunidad, vuelvo a avanzar siguiéndola hasta la solitaria terraza.

Me recibió con una pregunta directa sin siquiera percatarse que era yo, -Soy tan solo un mortal- le respondí ante sus palabras directas, aunque era obvio que ella ya sabia no acostumbro a rebelarlo ante nadie, no me fio de este lugar ni de todas las personas que aquí se encuentran, las paredes pueden oír y esto ponerse problemático, -¿Y usted mi querida pastelera de amor?- le pregunte acercándome por su espalda.

La chica iba directo al punto, de verdad que su actitud inocente se estaba yendo, mostraba una joven aguerrida, las cosas cada ves se ponen mas interesantes no entiendo porque tanto interés. Doy una gran sonrisa, satisfacción y algo de picardía juntas -Solo he dicho que soy un mortal, lo demás lo ha agregado usted sola- camino alrededor de la joven -Siempre he pensado que todas esas historias son cuentos de hadas para asustar a los niños y entretener a los adultos- sonrió ampliamente mirándola -¿Es usted creyente de eso?- me coloco a un paso de la joven.

Es emocionante, tengo ánimos de ver hasta donde va a llegar la joven bruja, hay que retarla un poco y conocer sus limites, -Ademas estamos en una fiesta, deberíamos estar bailando y disfrutando, no aquí hablando de estas cosas, dejemos lo para nuestra próxima cita ¿no le parece?- vuelvo a sonreírle y acercarme un poco mas, -Relájese un poco que nada malo pasara esta noche- me acerco un poco mas -Yo no muerdo... muy fuerte... a veces- susurre.

La mujer seguía insistiendo en que le revelara lo obvio, esa mirada en sus ojos de verdad me mantenía a la espera, una mujer de ese tipo puede ser una excelente amante, su cuerpo, su espíritu, todo en ella es expendido, tome una decisión apresurada algo alocada, sabia que podía concentrar mi voluntad para hacer que esta chica se sintiera atraída irremediablemente por mi, -¿Pero usted no cree que seria expendido que nos volvamos a ver?- miro directamente a sus ojos -Incluso si este lugar no es de su agrado podríamos salir a caminar un poco- menciono -Ya que no esta aqui para la fiesta no creo que nadie se molestara si se va un poco antes- siento como susurra y pensar en mordidas me hizo dejar de retener mis ideas -Me encantaría que nos lleváramos bien- susurre separándome un poco de ella -Solo que no es un buen lugar para charlar- me separo y vuelvo a mirarla a los ojos -Desearía que me mordiera, en un lugar mas privado- comienzo a utilizar el poder mientras la observo a los ojos, despierto en ella la atracción, el deseo hacia mi, busco en lo mas recóndito de ella todas sus fantasías, sueños y anhelos para volverme el foco de todos ellos, me convierto en el objetivo de todo esto, de lo mas preciado y deseado por ella para que tenga una atracción irremediable hacia mi, volverme la droga que necesita para estar bien, -Vamos a un sitio mas privado y satisfacere todos sus deseos- finalice con una sonrisa

No quería volverle a ver, ella solo quería salir de allí, había cometido un error yendo con él hasta la terraza, era un tipo extraño y no le gustaba en que matiz se estaban tornado las cosas. Podría entender que no dijese a un humano lo que era, pero sabía que ella no era una chica normal, él sabía lo que era ¿porqué le negaba a mi esa información?

Seguía insistiendo en irse de allí los dos solo, aun lugar más privado. Estaba loco si pensaba que Melinda aceptaría esa petición. Por una vez las dos partes de ella estaban de acuerdo en algo. -Ni en tus mejores sueños-susurro al oír sus palabras. Pero el se alejo un poco de ella y comenzó a mirarle a los ojos. Ella correspondió su mirada y aquello fue su fatalidad.

Algo se removía dentro de ella, un calor inusual que no había sentido antes, de pronto oyó la voz de la Melinda insulsa dentro de ella "Ve, no pierdes nada por ir.", se asombro de esa afirmación y más de que de quién provenía era de la Melinda dulce y buena que nunca hacía nada mal."¿Estás loca?Ni se te ocurra Melinda Stelle."Intentaba aferrarse a la Melinda fuerte a la bruja que la decía que saliese de allí, pero el calor se hacía cada vez más patente y él...ya no le resultaba tan desagradable.

Asintió cuando volvió a proponer el irse a un lugar más solitario. ¿Pero qué estaba haciendo?¿Qué la estaba pasando? "Melinda recapacita, vuelve". Demasiado tarde estaba siguiendo al hombre tras el gran salón hasta un pequeño despacho al fondo de un pasillo. La puerta se cerró tras de sí, el calor se hacia mas  y mas intenso y como si un imán le atrajese se acerco hasta el joven de manera involuntaria.

Ciertamente la mujer estaba reaccionando según lo previsto, la tome de la mano para guiarla -Pues entonces soñemos- dije mientras avanzábamos por el pasillo, no me imagino como esto esta tan solo ahora, seguramente saben lo que sucede en estas alocadas fiestas, hay que ser sinceros, cuando hay tantas personas y euforia, pues pasan muchas cosas en las sombras. Observo a lo lejos algunas miradas pero todos se hacen a un lado hasta que llegamos a un despacho, ella misma cerro la puerta y me voltee a verla recostándome en un escritorio.

Sus mirada ahora es mas dócil, puedo notar como ahora esta mucho mas dispuesta, extiendo mi mano indicándole que se acerque -Estamos mucho mejor aca- dije con una sonrisa mientras la observaba de arriba abajo, la luz de este lugar resaltaba su figura, ahora podía notar el vestido de su cuerpo y mis manos ahora tienen ansias de tocarlo, -Pero acercate un poco mas para que entremos en confianza- tomo su mano y tiro de ella para luego rodearla con mi otra mano y dejarla entre mis brazos, sigo despertando en ella toda la pasión y deseo hacia mi, quiero que se enganche a mi y se que ya no podrá escapar.

Estar entre sus brazos era una tortura para sus adentros aunque era extraño que parte de ella estaba dispuesta a ceder ante cualquier exigencia que saliese de sus labios. No podía dejar de prestarle atención, se había convertido en el centro de ella e irremediablemente no sabía cuanto iba a durar esa situación.

Mientras en sus adentros se estaba librando una gran batalla porque quería despertarse, levantarse e irse de allí pero había algo que la estaba reteniendo. Por un momento deseo que alguien entrase por la puerta y la rescatara pero no iba a pasar, nadie la salvaría de aquel hombre y empezó a tener un miedo atroz."Melinda por favor, reacciona, muévete, vete de allí","Déjame un poquito más" ,oía en cierta parte de su interior. Empezó a desesperarse y a sentirse una victima de un ser despreciable. "¡Defiéndete! ¡Vamos!" Y cómo si cierta parte de su cerebro todavía le obedeciese puso las manos en el pecho del hombre para intentar separarse de él pero no llego a ejercer fuerza y quedó en vez de un movimiento de defensa en un acto de cercanía.

Ya no sabía que hacer, sus ojos le tenían atrapada, su semblante era serio y el calor...le calor empezaba a quemarla en exceso.-¿Qué quieres de mi?-logró preguntar suavemente más como una insinuación que como una pregunta en si.

La situación se encontraba a mi favor, estábamos solos, su cuerpo se encontraba frente al mio rodeada por mis brazos, estaba a mi merced, todo me hacia sentir eufórico, la idea de correr el peligro de ser descubiertos, romper las reglas, estar tan próximos a las personas, su respiración rozando la mía y sus ojos observando los miles, comienzo a hacer movimientos sobre su espalda con mi mano de arriba abajo para despertar aun mas el deseo en su cuerpo, sentí entonces como su mano se poso en mi cuerpo, aun parecía algo temerosa, esto no es lo que acostumbra hacer la chica por lo que parece, al escuchar sus palabras en mi mente se generaron muchas ideas de lo que podía hacer con una mujer tan hermosa, por un momento en deseo se incremento en mi y la peque mas a mi cuerpo quedado nuestros rostros a solo unos centímetros uno del otro -De ti, quiero que me beses- dije sin dudar, quiero ver si es capas de hacer esto, sigo en sus ojos, haciendo que lo desee, que necesite ese beso, que tenga que sentirlo y desee sin dudar hacerlo.

Mantengo mis labios cerca de ella pero no lo suficiente para besarlos, quiero que ella lo haga, quiero que nuestros labios se toquen pero ella tiene que hacerlo, yo ya he hecho todo ahora es ella quien debe hacer algo, -Bésame- susurre de nuevo esperando que ella lo hiciera.

El calor la envolvía, la erizaba la piel con suavidad y la hacía quedarse quieta donde estaba. Estática y sumisa permaneció entre sus manos notando la cercanía de su cuerpo. "Sabes lo que quiere, ya sabes lo que quiere, Melinda tienes que irte".Pero no sabía como escapar de esa situación.Intento apartar la mirada de la suya pero no consiguió ni pestañear .

Sus palabras sonaron como ordenes en su cabeza y sin pensarlo dos veces acerco su rostro al de él."¡No! ¿Qué te pasa? ¡Vete de allí!El eco de esas palabras apenas le llegaban, arrimo sus labios a los suyos, casi se rozaban. Su aliento era cálido, tentador para cierta parte de él. Pero no quería, no quería besarle. Intentaba negarse a si misma ese acto tan humillante que estaba condenado a suceder y cerró los ojos para que fuese menos doloroso."¡MELINDA NO!. Como si de un sueño se tratase despertó consciente de todo antes de perpetrar cualquier acto.Era como si estuviese hechizada. Abrió los ojos de par en par pues se dio cuenta de que él era un brujo como ella y la había engañado.

Se separo de él bruscamente, tanto que casi pierde el equilibrio. Se sentía sucia y asqueada. Intento no mirarle y fue hasta la puerta para abrirlar y salir de allí corriendo.

Me sentía en la gloria al tenerla tan cerca, su olor era dulce, una pastelera dulce, hermosa y suculenta, una gran sonrisa de satisfacción se dibujaba en mi rostro y mis manos seguían surcando su cuerpo sintiendo con deleite como toda su figura se amoldaba a mis movimientos, me atreví a pegar su cuerpo mas al mio y note como esta ves sus labios se acercaban a los míos, el roce me llenaba de muchas ansias y relaje mis músculos esperando que ella terminara lo que comenzó pero en ese momento, cuando ya solo faltaba un leve impulso ella se detuvo y luego me empujo alejándose totalmente como una liebre asustada.

Me quede impactado por un segundo con los labios esperando el beso, , note inmediatamente como volteo y trato de salir corriendo pero no podía permitirlo, me adelante y la sujete por la mano -¿Donde vas?- pregunte reteniéndola un poco antes de que parta -No tienes por que te irte si estamos bien aquí- continué, es una bruja y su voluntad es fuerte, pero yo se que en el fondo quiere quedarse, su distancia con las personas, su trato anterior, parece que de alguna manera le cuesta, -Tal ves no sea fácil para ti pero yo se que tu quieres estar aquí- dije cerrando mi mano con la suya para transmitir un poco de mi calor el cual se que le gusta -Conmigo estarás bien, confía en mi- volví a halar un poco para atraerla lentamente.