¿Somos tan solo clases sociales? (Bard Blase)

Las tonalidades frías se mezclaban hasta conseguir un intenso revoltijo que parecía sacado de la más absoluta magia. Las nubes se disgregaban por el cielo fundiéndose en aquellos colores vivos para transformarlos en pastel.

Apoyé mi frente sobre el frío cristal. El vaho que salía de mi boca se condensaba contra el vidrio calentándose por unos instantes. Como siempre me despertaba a esas horas para disfrutar del maravilloso momento previo al despertar de París. La paz que se respiraba embriagaba mi alma calmando los demonios que como tantas veces no me dejaban dormir en la noche.

Hora de trabajar. Mis manos aún estaban un poco adoloridas por haber tenido que frotar durante tanto tiempo los cubiertos llenos de polvo. Hoy era el día en el que habría una nueva recepción. Desconocía quién vendría pero cualquiera era más importante que yo debido a mi clase social. A penas tenía qué llevarme a la boca mientras que por ellos corría sangre tan extraordinaria que les permitía derrochar todo lo que ni tan siquiera podría soñar. Verles para mí debía ser algo más que un privilegio.

Caminé hacia donde estaba mi mandil y lo deslicé alrededor de mi cintura. Até con un nudo doble sus extremos poniéndome seguidamente la cofia. Pasé las molestas horquillas por mi cabello afirmándola y salí de mi pequeña alcoba.

Paseé intentando no hacer mucho ruido sobre las alfombras que había en los pasillos. Cada mañana me asombraba la maravillosa decoración que había por cada uno de los recovecos del lugar. Sonreí maravillada mientras colocaba con cuidado uno de los retratos. Las pinceladas de obra me dejaban sin aliento y debía contener mis dedos para no dejarme llevar por mis ansias de rozar el lienzo para trasladarme a aquel momento e intentar sentirme como el artista.

Suspirando retomé mi camino para entrar en la cocina. Debía encargarme de ayudar a la cocinera a pelar la gran tonelada de patatas que tenía que hervir para la comida, subir cajas de los vinos y licores más exquisitos desde la bodega y una lista que sin duda se incrementaría cuando se fuese acercando el momento de la recepción.

Me senté en la mesa donde comíamos los criados. Abrí con ayuda del cuchillo el enorme saco de patatas y tomando una comencé a pelarlas cantando, quizá a más volumen del que debiera, una dulce melodía que conocía gracias a mi estancia en aquel orfanato.

Detestaba mi voz pero no cantar, era mi pasión y hasta ahora la única manera que tenía de descargar mi alma sacando mis malos recuerdos del presente.

Una tras otra las patatas fueron peladas por mis hábiles y delicados dedos sin percatarme que unos pasos se dirigían hasta mi posición.

Mi estancia en París acompañado con mi capacidad para socializar me ha dejado una buena cantidad de conocidos, nada muy importante pero si al menos algunos en cada buen lugar de la ciudad. Encontre unos buenos trabajadores en el puerto, un par de recepcionistas en la estación del tren, un policía un poco corrupto de la cuidad, entre otro montón de vendedores y algunos bandidos, la verdad con estos me ha bastado para mantenerme y conseguir lo que he necesitado, de no ser por ellos ahora no tendría la tienda de antigüedades, de hecho no creo haber sobrevivido mas de un par de semanas sin ayuda.

Un conocido me había ofrecido cierta información del paradero de un objetivo que tenia, el problema era que tenia que hacerle un par de favores antes de esto, según me iba a encontrar la forma de entrar en el palacio, luego de esto debía buscar a uno de los que estarán hay, no tengo nombres solo se que es un hombre que ira vestido de blanco con una roza en el pecho de color rojo y un sombrero de copa blanco también, yo debía ir vestido con un tocado negro con una macia azul y el tocado marrón, mi característica era una capa que debía llevar para identificarme con el sujeto.

Llegue entonces a la hora acordada y con el pase que tenia entre como un invitado, trate de mantener un perfil bajo, no tan bajo como para que sospecharan pero si el suficiente para no llamar la atencion, me moví por el lugar dando vueltas, pero el sujeto no se encontraba cerca, trate de charlar con algunos, aprovechar para socializar un poco y encontrar algún otro buen aliado que me de cualquier beneficio, toda buena oportunidad debe ser aprovechada.

Al cabo de un momento y de notar que el sujeto no estaba por nigun lado me dispuse entonces a buscarlo, me escabullí por uno de los pasillos mas solitarios mientras estaban distraídos y comencé a caminar por el gran lugar, amplio, arreglado, limpio y elegante, lo que tenia ser un nombre y vivir lleno de lujos, en el fondo no es algo que me interese mucho pero se agradece. Mientras caminaba una voz se comenzó a escuchar, unos cantos bastante buenos, se que debía apurarme y avance pero la voz se hacia mas fuerte, cruce entonces por un camino y me encontré entonces con lo que parecia ser la cocina, no había personas pero si estaba esa voz de mujer cantando, me adentre un poco mas hasta que alcance a ver a la joven y sin mas me acerque un poco hasta ella, ella no dejaba de cantar, no habia notado mi presencia y espere en un momento cuando hizo silencio, -Muy hermosa canción- dije rompiendo el silencio -Esa canción siempre trae buenos recuerdos a todos lo que la conocen- continué dando un paso mas cerca.

Una vez hice el silencio aquella voz me sobresaltó y por ello me corté un poco uno de mis dedos. Contuve la maldición que quería chillar y me separé de la mesa. Observé los ropajes de aquel joven y me incliné para presentarle mis respetos pero me pregunté rápidamente lo que haría en la parte del servicio.

- ¿Puedo servirle en algo, monsieur? -pregunté avergonzada pues me había escuchado cantar algo que no había hecho nadie más.

Tomé un pequeño paño y lo apreté contra la herida que me había hecho sin mirar a los ojos a aquel hombre tan apuesto que había aparecido frente a mí.

- ¿Desea algo para tomar? ¿Un canapé quizá? Puede regresar a la recepción, se la llevaré en cuanto esté listo -dije atropelladamente sin aún mirarle a los ojos por miedo a que fuese alguien de la realeza y ese simple gesto lo consideraban como una falta de respeto absoluta a su linaje.

Miré mi herida que aún sangraba y ardía como un demonio. No podía irme a buscar un poco de agua hasta que él me respondiese y sin duda alguna las ganas de volver a escuchar su voz me hacían temblar un poco apremiante mientras me mordía mi labio inferior para no suplicarle por ello.

Todo el mundo se encontraba en la reunión, comiendo, charlado y disfrutando, yo en cambio tenia que ponerme a buscar a un desconocido para poder conseguir algo que ni si quiera se que es, espero encontrarlo de una vez y poder disfrutar el resto de la reunión con calma para luego poder ir a entregarle su paquete al susodicho y recibir la información que necesito, espero que de verdad valga la pena todo este esfuerzo.

La joven se sobresalto al escucharme, -No era mi intención asustarle- le dije a la chica notando como voltea rápidamente y comienza a frotar uno de sus dedos, veo a la joven sirvienta con un rápido vistazo de arriba abajo y noto que a pesar de ser de la servidumbre y no estar arreglada se ve muy bien, tiene un buen cuerpo y un lindo rostro, la verdad podría servirme para muchas cosas -Oh no, esta todo bien, solo andaba caminando y al escuchar el canto sentí curiosidad y vine- comienzo a notar la sangre -¿Usted esta bien?- dije observando que se encontraba herida, -Ha sido todo mi culpa- continué pensando en que no debí haber entrado de esa forma, ahora la chica estaba herida.

La chica no conforme con eso me ofreció bebida -No no no, mas bien vamos a ver que le paso- le dije acercándome -Déjeme ver su mano- le pedí mientras extendía mi mano ya al alcance de la suya.

Su amabilidad no era lo que esperaba en alguien de clase alta por lo que me atreví a mirar sus ojos y supe que no teníamos mucho en lo que diferenciarnos.

Pude escuchar todo lo que dijo y como se estaba disculpando por su intromisión. Negué moviendo mi cabeza de tal manera que mis rizos rubios que escapaban de la cofia revoloteaban sobre mis mejillas que comenzaban a sonrojarse por el apuesto joven.

- No tiene que disculparse. Tan solo espero no haberle dejado sordo por lo mal que canto -solté una pequeña risa y después me contuve.

Mi respiración se aceleró cuando empezó a avanzar hasta mi posición. Era mucho más alto que yo y sin duda sus músculos podrían espachurrarme contra él sin problema hasta dejarme sin aire.

Infinitamente avergonzada por lo torpe que había sido, estiré mi mano hacia él depositándola sobre la palma de la suya que ya estaba extendida. Quizá él pudiese ayudarme aunque ya estaba acostumbrada a curarme yo sola las heridas.

- No debe sentirse culpable. Soy muy asustadiza -repuse amablemente y le dediqué una sonrisa para que no se sintiera mal porque yo estuviese herida.

De mi dedo solo salían unas gotas, no mucho pero lo suficiente para poder llamarse herida a aquel corte que el mal filo del cuchillo había dejado sobre mi piel suave, fina y blanca.

Estábamos totalmente solos, ademas que teniendo en cuenta la música que hay en el lugar por la reunión y todo el ajetreo no creo que alguien venga a menos que sea estrictamente necesario, este tipo de reuniones siempre dan mucho trabajo aunque esta chica tan linda podría ser una buena mesare con su apariencia, siempre las mas lindas son las que muestran y esta a pesar de estar algo descuidada esta muy bonita, ¿porque la habrán dejado aquí?.

El nerviosismo de la chica se notaba bastante, esto no es algo muy acostumbrado y a pesar de que no soy un noble he tenido que aprender sus costumbres aun asi tenia que observar lo que le había pasado, era obvio que la chica hubiera preferido estar en otro lado pero ahora esta frente a mi y yo tengo el control para hacer unas cuantas cosas con ellas, claro mientras no llegue nadie y lo arruine todo, sera agradable conocer a esta hermosa y tímida chica.

Sostengo su mano y noto como efectivamente algo de sangre salia de ellos -Pero ha sido mi culpa este no es mi lugar- sonreí -Déjeme decirle que canta usted muy bien y me fue agradable escucharle- siento un poco mas de sangre salir y en un impulso rápido acerco el dedo a mi boca para succionar la sangre, luego de esto saco mi pañuelo y envuelvo el dedo con el -Hay que hacer algo con esto- la mire -No quiero que se meta en algún problema por mi culpa- comente observándole, la verdad es que en el fondo me gustaría escaparme con ella pero eso no seria nada fácil.

Cuando sus labios tocaron mi dedo y chuparon mi sangre mi sonrojo se volvió tan intenso que solamente pude observar. Había olvidado por completo que tenía voz y que aquello estaba realmente sucediendo.

Fruncí mi ceño y luego cuando lo vendó con su pañuelo le sonreí con amabilidad bajando después mi mirada. Tenía que recoger lo poco que había caído al suelo.

- No, monsieur, no se preocupe. Estoy bien -dije algo nerviosa por su cercanía.

Me separé buscando el cepillo y comencé a recoger la sangre del suelo con el cubo de agua a mi lado. Restregar era lo que más hacía que me doliesen los dedos y las rodillas pero no había otra manera de limpiar los destrozos.

- ¿Por qué ha venido aquí? -le miré una vez que me hube puesto de pie.- ¿Estaba buscando a alguien? Todos están en la fiesta. En esta zona del palacio tan solo estoy yo -le informé mientras cogía una botella de licor llenando algunas copas que estaban previamente colocadas en una bandeja.

Aún más avergonzada que antes retomé el tema de la melodía que había estado cantando.

- Gracias aunque no canto excesivamente bien -susurré ya que aquel tema me cohibía.

Su piel era clara, una criada muy bella, sostuve su mano un momento frotándola suavemente, sus manos eran manos trabajadoras, manos que durante horas y horas realizan una o muchas tareas sin tener opción ni objetar, es un trabajo digno pero en algunos casos tan agotador y absorbente que opaca el florecer de esta hermosa flor que busca un poco de resplandor para poder crecer, una verdadera lastima.

-Claro que es mi culpa- observo que la chica aun sabiendo que la herida aun esta caliente se dispone a limpiar la sangre -No haga eso que se podria infectar- le dije inmediatamente para tomar su mano herida y sostenerla -deje que yo la ayude- continué tomando un trapo y me agache para limpiar un poco de la sangre -No quiero que algo malo le suceda- trate de ahorrarle todo el trabajo posible, en parte porque sentía algo de molestia al saber que estaba así, aunque por otra parte su hermoso semblante me mantenía con ganas de pasar mas tiempo junto a ella.

-Simplemente comencé a caminar para conocer un poco mejor todo el palacio- Decirle que estaba buscando a alguien no era conveniente, sobre todo sabiendo que no la conozco del todo, -Y al final la escuche y vine a ver de quien era la hermosa dama que realizaba un canto tan hermoso- le comente acercándome a la chica -A mi me ha parecido una buena interpretación- le comente mientras esta servia unas copas de licor, -¿viene alguien?- le pregunte sin saber si estábamos solos o no.

Notando como se inclinaba para ayudarme a limpiar, hice lo que pude porque no lo hiciese. No deseaba que se manchase dado que iba muy bien vestido.

Parecía estarse flagelando por el simple hecho de que me había cortado. Tampoco era para tanto, un pequeño tajo en el dedo que había sangrado pero me agradaba la manera que tenía de intentar cuidarme. Nadie excepto la directora del orfanato en el que estuvo había hecho nada por mantenerme sana y salva.

- No se preocupe, estoy bien, de verdad.

Le sonreí admirando el traje que llevaba puesto. Los fruncidos en las costuras sin duda habían sido hechos por un sastre bastante más diestro que mis manos que eran las que habían cosido mis dos vestidos.

- ¿En serio le gustó como canto? -susurré a pesar de resultarme un tanto extraño que estuviese caminando por el Palacio puesto que nadie se movía de la zona donde la música gobernaba el ambiente. - No canto tan bien pero gracias -me sonrojé muchísimo por su halago.

La chica insistió en que no la ayudase pero no podía dejarla así, claro tampoco soy bueno haciendo limpieza así que solo hice lo que podía mas o menos, recogí un poco las cosas y las coloque en donde pensé que estaría mejor, al final creo que no se me dio tan mal, -Déjeme ver su mano- le pedí luego a la chica y note que efectivamente ya estaba algo mejor, -Procure no hacer mucho esfuerzo por ahora- le pedí entonces para sentarme en una de las sillas del lugar -¿Porque no se sienta aquí y me acompaña?- le sonreí.

La chica parecía dudar de sus capacidades de canto pero a mi me gusto -Teniendo en cuenta que este no es un teatro para lo que alcance a oir se escuchaba muy bien- le comente entonces -La verdad me aparte un poco del grupo porque quería estar solo un poco- puse mis manos sobre mis piernas -Pero ahora me alegro de haber tomado esa decisión porque puedo compartir un poco con usted- volteo y le miro -Por cierto, un placer soy Bard Blasé- le extendí la mano mi mano y me acerque un poco mas a ella -¿Y usted es?- le pregunte curioso atraído por su belleza.

Al ver como tomaba nuevamente mi mano preocupándose por el estado de mi herida, sonreí teniendo el impulso de besar su mejilla por ser tan dulce pero sin hacerlo al final.

- Eso haré entonces, doctor -bromeé un poco mordiendo mi labio inferior para que mi risa no fuese excesiva sino contenida.

Observé como se sentaba en la mesa y dado que ya no parecía tener mucho más que hacer hasta que no necesitasen más copas, me senté en una de las sillas y le miré aún con mi sonrisa de agradecimiento.

- Encantada, monsieur Blase. Me llamo Lorelleine Devonshire -hice una pequeña inclinación de cabeza debido a que estaba sentada y puse mis manos sobre mi regazo sonrojándome por su comentario.- Tampoco creo que sea de mucho agrado compartir tiempo con una simple criada para alguien de su posición pero me siento halagada.

Las cosas se sentían mas calmadas, la compañía de la chica era cálida y agradable, sentía una cierta pena por ella, a veces siento que las cosas no son justas, pero a lo mejor ella sea feliz aquí, al menos tiene un buen lugar para vivir y un trabajo que aunque es cansado al menos es estable, por lo mismo no quiero causarle problemas, no me gustaría que tuviera que perder su empleo y terminar en la calle haciendo cualquier cosa peor.

Noto entonces que sus rasgos no son del tipo común en los franceses, esta chica viene de otro lugar aunque sus rasgos son mínimos, lo que mas me fascina es su piel tan clara y tan hermosa, cuando se sonroja se nota mucho mas y le queda muy lindo, tengo curiosidad por conocerle un poco mas y compartir con ella, -Así me gusta, esa herida debe sanar- le comente también con una sonrisa divertido un poco por su comentario, es una chica alegre lo que es muy bueno, -Lorelleine, ¿te puedo tutear?- pregunte tratando de intimar un poco mas con ella -Si no te molesta claro, espero que no te moleste que te robe un poco de tu tiempo para que charlemos- me quedo con una sonrisa cálida -Aunque seas una criada me pareces una muy agradable persona- comente feliz de poder charlar con ella.

Escuché todo lo que me decía y sonreí un poco a pesar de que no le conocía en absoluto. Me había quedado sentada en la silla escuchando a lo lejos el bullicio y las risas de toda la realeza que podía disfrutar de un baile que tanto esfuerzo me había costado. La limpieza, las copas, mover los muebles para que la pista de baile fuese mucho más ancha, preocuparme de que estuviese afinado el piano... Una larguísima lista de tareas pero me gustaba haber podido dejarlo todo propicio para el acontecimiento aunque tuviese que volver a limpiarlo todo al día siguiente.

- Por supuesto, si desea tutearme hágalo -asentí un poco sorprendida por su petición pues jamás nadie había querido saber si le concedía el beneplácito.- Por el momento no tengo otra cosa que hacer, monsieur por lo que no me roba tiempo, al contrario -le sonreí sinceramente apoyando mi mano herida por encima de la sana para evitar que el peso de esta pudiese causarme algo de daño.- Se lo agradezco -respondí al comentario aunque su frase "aunque seas una criada" no me había agradado mucho.

La noche avanza y aún no se nada del informante, ya es momento de que comience a sospechar, es obvio que algo sucede, es posible que se dieran cuenta y por eso el informante no se ha presentado, pero si esto es así debería de preocuparme porque entonces podrían estar detrás de mí, creo que venir aquí fue una buena idea, en el grupo corro peligro se de que me descubran, pero debo salir sin llamar mucho la atención, creo que esta chica me ayudara.

Aprovecho para levantarme y me siento a tu lado, -Yo la verdad no debería estar aquí- dije luego de sentarme -Vine porque un amigo necesitaba que viniera pero estoy feliz de haber venido y conocerte- sonrió, sería bueno salir de aquí lo más pronto posible, -¿No tienes algo que hacer?- está es mi oportunidad -¿Y a que hora sales?- pregunto curioso -¿O te toca continuar?- si ella me ayuda será más fácil -Porque me gustaría conocerte un poco más Lorelleine- dije con una sonrisa cálida

Aquel hombre parecía estar muy preocupado. Su mirada se deslizaba de un lado al otro cual carromato a toda velocidad. Moví suavemente mis hombros para intentar que mi posición fuese menos recta y dura de lo que en ocasiones solía ser.

- Supongo que no, generalmente nadie viene por estos lares -fruncí mi ceño ante la premura de sus preguntas, parecía desesperado por recibir un tipo de respuesta- No puedo abandonar mi puesto de trabajo pero creo que necesita salir de aquí ¿me equivoco? -sonreí. Sin duda alguna no era tonta, quizá mucho más avispada de lo que todos pensaban por mi parecido a un querubín.

Es mejor que me calme, la situación no esta para desesperarse, en cualquier caso tengo poder suficiente para salir fácil del lugar sin que me suceda nada malo, sera mejor que me dedique a disfrutar un poco de lo que queda de noche, darle tantas vueltas a las cosas lo único que se logra es perder el tiempo, tiempo que no tengo para perder, voy entonces a esforzarme por mantenerme tranquilo, me relajo un poco tomando algo de agua y luego me quedo observando el lugar un poco -Es asombroso como todo esta tan reluciente y perfecto, me gusta la verdad como esta construido el lugar- comente con intención de despistar un poco mientras me calmaba.

-Me imaginaba que al menos les daban un descanso- comente acercándome un poco -No, no es que me urge irme si no que estando aquí charlando contigo se me ha ocurrido una idea...- me quedo unos segundos pensando -Pero es una tontería, no me hagas caso- dije negando con la cabeza -A veces se me ocurre cada tontería- me siento nuevamente junto a ella-¿Ya sientes mejor tu mano?- tomo su mano entonces para examinarla un poco y así despistarla un poco.

Aquel joven parecía sumamente nervioso pero después de eso comenzaría rápidamente a parecer más tranquilo. Reí un poco divertida mientras observaba sus cabellos revolotear por el movimiento de su cabeza. Le creería y no le interrogaría aún más. A fin de cuentas me gustaba que alguien se interesase por mí.

- Está bien -mordí un poco mi labio inferior y miré a mi alrededor. Sin duda podría escaparme durante un tiempo si lo quería.

Podía imaginar a todos borrachos bailando en la sala de baile. Los vestidos, las risas, los coqueteos.. Cuando tomó mi mano me sacó de mi ensimismamiento. Sorprendida le miré y asentí muy suavemente sin poder evitar sonreír.

- Está mucho mejor gracias a sus cuidados -volví a sonreír y le miré arrugando curiosa mi nariz dado que no me había contado lo que se le había ocurrido.- Cuénteme, por favor. Si el plan que me propone es interesante quizá pueda escaparme un par de horas -puse mi espalda recta mirándole con un brillo de emoción en mi mirada.

Tampoco debía preocuparme mucho, a lo mejor el sujeto se retraso por alguna otra circunstancia, no tiene que ser que me estén buscando, ademas si me estuvieran buscando ya me habrían encontrado sin problema, estuve mucho tiempo dando vueltas con por el grupo, seguro el tipo se perdió o enfermo, ya sera mejor que simplemente me relaje y me dedique a disfrutar, y hablando de disfrutar creo que con esta criada podría pasar un buen momento, veamos que tan bien me va con ella.

-Bueno estaba pensando- dije algo tímido, parece ser que me la puedo llevar después de todo, esto es grandioso, por como se ve ella también lo esta disfrutando y quiere un poco mas -En que siempre he oído que el jardín del palacio es hermoso en las noches, que se puede ver el cielo lleno de estrellas y disfrutarlo en pareja es grandioso- comente y con ambas manos comienzo a acariciar la mano de ella lentamente -Y como estamos por aca tal vez podríamos... salir al jardín a caminar y conocernos un poco mejor rodeados de la naturaleza y lo hermoso de la noche- llevo entonces mi mano a su mejilla y la toco sutilmente -Claro solo si quiere- dije con una media sonrisa -Se que con su compañía la pasare muy bien y espero que con la mía usted se sienta bien- me pongo de pie -Entonce ¿Que le parece mi idea?- segui acariciando su mano esperando la respuesta.

De buenas a primeras había pasado de estar completamente sola a tener algo parecido a un pretendiente. Reí internamente con un gran sonrojo en mis mejillas disfrutando de sus caricias en mis manos. Aquel joven era increíblemente apuesto a pesar de todo pero mis recuerdos me hicieron bajar la mirada.

La manera en la que habían arrebatado mi inocencia aún me dolía y el recuerdo me producía un gran dolor en mi pecho incluyendo náuseas demasiado exigentes.

- ¿Acaso está intentando insinuar algo? -susurré alzando nuevamente mi mirada hasta encontrarme con sus ojos.

La sola idea de tener algo parecido a un encuentro social, me hizo sonreír de nuevo. Me levanté en el instante en que él también lo hizo y mordiendo mi labio inferior asentí.

- Tiene razón. Ese jardín es precioso, he podido verlo en pocas ocasiones de noche pero si lo acompañaré -alcé las comisuras de mis labios lentamente hasta que se volvieron una amplia sonrisa.

Me encontraba bastante mas cómodo junto a la chica, estoy seguro que si se cuidara un poco se veria mucho mas hermosa, pero este tipo de trabajo absorben mucho y temo que si continua aquí terminara perdiendo todo ese brillo que tiene sin poder aprovechar para hacer algo grande con su vida, es triste pero es la verdad, bueno pero no todo es malo, ya que ella no espera nada mas tal vez podria aprovechar esto y sacar algún beneficio de ello.

Noto entonces algo extraño -¿Sucede algo?- pregunto entonces tratando de ayudarla -¿Insinúo algo?- que si me dejaras te haría rozar el cielo -Solo quisiera pasar mas tiempo con usted y conocerla un poco mas- sonrío, -Es usted una agradable doncella y me siento cómodo charlando y disfrutando de su compañía- le dije tratando de acercarme un poco mas a ella.

-Yo no lo he visto- dije colocándome a un lado de ella -Pero ya que usted tiene tiempo aquí seguramente podría guiarme y enseñármelo- le ofrezco mi brazo para que me acompañe -Usted sabe el camino ¿Me puede indicar donde es? Yo la seguire y acompañare a donde me lleve- la miro con una media sonrisa observando por un momento sus labios que estaban siendo mordidos.