AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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ficha de EVOLETH
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ficha de EVOLETH
DATOS BÁSICOS
-Edad: real: 79 aparenta 28
-Especie: Bruja
-Tipo, Clase Social o Cargo: Clase Media
-Orientación Sexual: Bisexual
-Lugar de Origen: Tailandia
-Habilidad/Poder:
ALTERACIÓN DE LA APARIENCIA,DOMINACIÓN,TITIRITERO
DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA
Hablar de su situación psicológica es algo complejo, porque debemos partirla en dos: En Daw Nirachon (Estrella siempre joven) y Evoleth Weppler De Fitz (cuando altera su apariencia)
Daw sufre un trastorno de personalidad por evitación. Sufre de doble personalidad, de un enorme complejo de inferioridad y trata de evitar a toda costa relacionarse con más personas, por miedo a las críticas y al rechazo. Por ésta razón, siempre está aislada de todos, esperando que se le ordene que hacer, ya que no moverá un solo dedo por voluntad propia. No es una persona innovadora o capaz de aportar ideas a la hora de realizar su trabajo, para una mejora en cuanto al rendimiento personal. Sólo se limita a decir: Si señor, o No señor, de acuerdo a la ocasión. Algunas veces se siente inepta (Siendo que es una de las personas más preparadas en el arte de la brujería - ya sea voluntaria, o involuntariamente) En muchas ocasiones, no le gusta comprometerse demasiado, ya que piensa o siente que su trabajo está siendo observado con lupa, y por la misma razón , es presa de los nervios, echando todo a perder, aún y cuando esté plenamente capacitada. Le tiene fobia a “destacar” en el trabajo, porque falla al momento de tomar decisiones importantes) Se siente criticada por su manera de ser, de comportarse y de vestirse, por tal motivo, es solitaria y con muy pocas amistades. Extremadamente desconfiada. Tiende a sufrir crisis nerviosas y a estados de pánico frecuentes, sin saber por qué. No le gustan los espacio cerrados, ni la oscuridad. Le tiene miedo al agua. No sabe nadar.
Cuando cambia su apariencia que generalmente ocurre por las noches:
Evoleth: Una mujer que se empeña en conseguir lo que quiere. No es de aquellas mujeres que sabe quedarse con los brazos cruzados; siempre luchará por sus ideales y no esperará que todo le caiga del cielo. Usará todo lo que tenga a su alcance para conseguir lo que sea. Cuando dice que usará todos sus recursos, es porque así lo hará, sea bueno o malo.
Nació el mismo día en que lo hizo el sarcasmo. Es una persona que siempre le ve el lado oscuro a las cosas, su humor es bastante ácido y pocos logran comprenderlo; aunque al final es lo que menos le importa.
No conoce el arrepentimiento, es como si esa palabra no formara parte de su vocabulario; nunca se va a poner a mirar atrás, porque antes ya ha hecho un análisis de todo lo que tiene que hacer, para que todo salga a la perfección.
Es muy metódica y no le gusta que nada se salga fuera de sus planes, es algo que puede hacerla poner de muy mal humor. No soporta tener que improvisar cuando las cosas ya tenían que haber quedado, aunque eso no quita que sea una excelente actriz y cuando necesita de sus dones histriónicos para que alguien caiga en sus redes, no dudará en usarlos.
Mentirosa. No es de aquellas personas que mienten sin sentido, por el contrario todo lo usa en su propio beneficio, aunque asimismo odie la mentira; sabrá cómo usar las verdades de manera que suenen lo más dolorosas posibles.
Segura de sí misma y de todo lo que posee, tanto física como intelectualmente. Es una persona que se sabe completa y que pocas pueden llegar a igualarse a ella, aunque nunca para superarla. Cuando no está segura de las cosas, preferirá no hacerlas hasta que sienta que al realizarlas, ganará.
Una persona que nunca se mostrara débil ante los demás, siempre demostrará que puede hacer todo lo que se proponga y mucho más.
Es bastante desconfiada a la hora de entablar amistades y bastante selectiva con las personas con las que se empieza a relacionar. Su círculo es reducido.
Nunca se mostrará derrotada, pues no sabe que es perder, está acostumbrada a que todo sea exactamente a como lo visualizó en su cabeza. Siempre mostrará una sonrisa en los labios, pues nunca les dirá a sus enemigos que está rabiando por dentro.
No sabe lo que es la vergüenza, pues siempre hará lo que mejor le parezca a ella sin pedir opinión al respecto de sus actos a nadie más.
Está enamorada de la soledad, no le gusta tener que depender de la voluntad de nadie, y mucho menos de la caridad, es una persona que vive independiente y que le gusta saber que cada logro se lo debe a su esfuerzo y a nadie más.
Coqueta por naturaleza y para la satisfacción de sus propias necesidades, muchos creen que puede ser adicta al sexo pero no es así, sólo vive como mejor le convenga según la circunstancia.
Vengativa. Siempre buscará la mejor forma y sabe que para eso siempre se debe esperar, pero no le interesa en absoluto mientras que el resultado sea perfecto y tal como ella quiere.
Daw sufre un trastorno de personalidad por evitación. Sufre de doble personalidad, de un enorme complejo de inferioridad y trata de evitar a toda costa relacionarse con más personas, por miedo a las críticas y al rechazo. Por ésta razón, siempre está aislada de todos, esperando que se le ordene que hacer, ya que no moverá un solo dedo por voluntad propia. No es una persona innovadora o capaz de aportar ideas a la hora de realizar su trabajo, para una mejora en cuanto al rendimiento personal. Sólo se limita a decir: Si señor, o No señor, de acuerdo a la ocasión. Algunas veces se siente inepta (Siendo que es una de las personas más preparadas en el arte de la brujería - ya sea voluntaria, o involuntariamente) En muchas ocasiones, no le gusta comprometerse demasiado, ya que piensa o siente que su trabajo está siendo observado con lupa, y por la misma razón , es presa de los nervios, echando todo a perder, aún y cuando esté plenamente capacitada. Le tiene fobia a “destacar” en el trabajo, porque falla al momento de tomar decisiones importantes) Se siente criticada por su manera de ser, de comportarse y de vestirse, por tal motivo, es solitaria y con muy pocas amistades. Extremadamente desconfiada. Tiende a sufrir crisis nerviosas y a estados de pánico frecuentes, sin saber por qué. No le gustan los espacio cerrados, ni la oscuridad. Le tiene miedo al agua. No sabe nadar.
Cuando cambia su apariencia que generalmente ocurre por las noches:
Evoleth: Una mujer que se empeña en conseguir lo que quiere. No es de aquellas mujeres que sabe quedarse con los brazos cruzados; siempre luchará por sus ideales y no esperará que todo le caiga del cielo. Usará todo lo que tenga a su alcance para conseguir lo que sea. Cuando dice que usará todos sus recursos, es porque así lo hará, sea bueno o malo.
Nació el mismo día en que lo hizo el sarcasmo. Es una persona que siempre le ve el lado oscuro a las cosas, su humor es bastante ácido y pocos logran comprenderlo; aunque al final es lo que menos le importa.
No conoce el arrepentimiento, es como si esa palabra no formara parte de su vocabulario; nunca se va a poner a mirar atrás, porque antes ya ha hecho un análisis de todo lo que tiene que hacer, para que todo salga a la perfección.
Es muy metódica y no le gusta que nada se salga fuera de sus planes, es algo que puede hacerla poner de muy mal humor. No soporta tener que improvisar cuando las cosas ya tenían que haber quedado, aunque eso no quita que sea una excelente actriz y cuando necesita de sus dones histriónicos para que alguien caiga en sus redes, no dudará en usarlos.
Mentirosa. No es de aquellas personas que mienten sin sentido, por el contrario todo lo usa en su propio beneficio, aunque asimismo odie la mentira; sabrá cómo usar las verdades de manera que suenen lo más dolorosas posibles.
Segura de sí misma y de todo lo que posee, tanto física como intelectualmente. Es una persona que se sabe completa y que pocas pueden llegar a igualarse a ella, aunque nunca para superarla. Cuando no está segura de las cosas, preferirá no hacerlas hasta que sienta que al realizarlas, ganará.
Una persona que nunca se mostrara débil ante los demás, siempre demostrará que puede hacer todo lo que se proponga y mucho más.
Es bastante desconfiada a la hora de entablar amistades y bastante selectiva con las personas con las que se empieza a relacionar. Su círculo es reducido.
Nunca se mostrará derrotada, pues no sabe que es perder, está acostumbrada a que todo sea exactamente a como lo visualizó en su cabeza. Siempre mostrará una sonrisa en los labios, pues nunca les dirá a sus enemigos que está rabiando por dentro.
No sabe lo que es la vergüenza, pues siempre hará lo que mejor le parezca a ella sin pedir opinión al respecto de sus actos a nadie más.
Está enamorada de la soledad, no le gusta tener que depender de la voluntad de nadie, y mucho menos de la caridad, es una persona que vive independiente y que le gusta saber que cada logro se lo debe a su esfuerzo y a nadie más.
Coqueta por naturaleza y para la satisfacción de sus propias necesidades, muchos creen que puede ser adicta al sexo pero no es así, sólo vive como mejor le convenga según la circunstancia.
Vengativa. Siempre buscará la mejor forma y sabe que para eso siempre se debe esperar, pero no le interesa en absoluto mientras que el resultado sea perfecto y tal como ella quiere.
HISTORIA
La palabra INJUSTICIA. Cobra fuerza al momento de hablar de la historia de Daw Nirachon (su nombre verdadero). Los primeros recuerdos de su infancia, no los tiene muy claros, salvo algunos fragmentos rostro de su padre, tratándole peor que un animal, obligándole a realizar trabajos absurdos, peligrosos y denigrantes para en aquel entonces una niña de apenas seis años.
Ésa es la palabra que siempre ha escuchado. Decir: “No”, es una falta de respeto. Ella debe obedecer, le guste o no le guste, quiera o no quiera. No es quien para decidir qué hacer o que no hacer. Es un ente incapaz de pensar por si mismo, eso es lo que le han enseñado, al grado de trastornarla. Su padre sabe que sufre de trastorno de personalidad, sin embargo el saca ventaja de la situación y del trastorno, sabe que Daw no es capaz de hacer nada por sí misma.
Su padre disfruta, incluso le enorgullece pensar, que ha sido causa suya, que su hija única, nunca tenga voz propia. Él no quiso una hija, ni un hijo; lo que él pretendía ganar era un juguete. Alguien a quien destruir, (al igual que su esposa). Necesitaba sangre nueva y la pequeña le brindaba aquella novedad, que le hacía desquiciarse al grado de llegar a la locura. Antiguos conejillos de indias no soportaban tantas y tantas investigaciones con sus cuerpos, y en ocasiones ya nada parecía afectarles porque estaban tan drogados o manipulados psicológicamente, que simplemente perdían la razón. Pero Daw era pura, ¡Una joya! ¡Un diamante en bruto que debía pulirse hasta llegar a la perfección!, Una perfección que sólo beneficiaría a su padre. Él mismo sabía como hacer las cosas de manera tranquila, incluso “inocente”, pero siempre debía mantener fija la admiración de los demás, hacia su persona. Como si el mundo tuviera que detenerse cada que él necesitaba decir algo. Ya que si no lo lograba, entonces nada valía la pena, pudiendo incluso destruir sus creaciones, con tal de que todos le prestasen la atención deseada, que al final, era lo único que le importaba.
La huída de su clan debía ser precisa, certera. No tenía que haber ninguna falla. Fue necesario huir, por haber hecho cosas atroces, que no tenían perdón entre los de su raza y que ponían en riesgo su vida. Así fue como -de alguna manera y por mero beneficio particular, echando en cara sus habilidades especiales- se alió a algunos representantes franceses. Ellos le darían la protección requerida y él a cambio, les daría su posesión más valiosa: Su hija. ¿Buen negocio? Sí, a "ellos" sólo le interesaba poseer a la niña con aquel extraordinario poder y harían cualquier cosa para obtenerla. Kiet sólo intentaba seguir vivo y ser el único y mejor hechicero que haya dado la historia (enclaustrado entre las paredes) Pocas veces logra cumplir su cometido, pero ahora que no hay nada ni nadie que lo detenga, lo intenta con más ahínco, dejando a un lado tener que seguir u obedecer a los de su estúpido clan. Obedecer, es algo que nunca se le ha dado.
Tal vez su obsesión sea más de la que alguien pudiera pensar. No es que Daw tenga un trastorno simplemente por el trato, sino porque sus antecedentes heredo familiares, la han predispuesto a tal vulnerabilidad. Su padre, el mismo que la vendió, la educó así y fue la maldita genética la que jugó en contra. Es algo demasiado irónico… Mientras ella presenta: “Evitación” su padre está inmerso en el “Narcisismo”. Siempre debe destacar por encima de todos, pero su autoestima es baja. Se sabe la peor escoria del universo y necesita que los demás le digan que no es así, necesita que lo convenzan, al menos por determinado tiempo. Hacer sentir mal y menos a los demás, le hace sentirse mejor. Su hija es la víctima perfecta. Una extraña relación entre padre e hija, que podría darse sólo en una mala película de comedia, que existe en la vida real. La pobre Daw tiene no tiene cuento de hadas ni de comedia, sino su propia película de terror.
Una dulce mentira. Daw pensó que al salir del Clan, la burbuja de acero cubierta a su alrededor se desvanecería. Que al fin los rayos del sol serían vistos por ella, y que entonces sabría lo que era una vida. siguió a su padre sin decir nada. Como siempre, adormilada. Los brazos de aquél la cubrieron, mientras huían a lo que ahora ella se vería obligada a llamar “hogar”.
No supo como fue que llegó, o mejor dicho, cuál fue el camino que la llevó hasta ahí. Sólo sabía que su padre siempre tomaba “buenas decisiones“, y que debía confiar en él, porque Daw no podía decidir por nada. No podía porque lo tenía prohibido y porque además de eso no sabía con exactitud que era lo que podía hacer afuera del hogar. Además, su padre buscaba mejores oportunidades para ambos, los dos tendrían nuevas maneras de ver el mundo ahora.
Una rata de laboratorio. Eso era lo que la pequeña Daw era para su padre. Una manera de seguir adelante con sus investigaciones, con tal de ser alguien reconocido. Día y noche estaba en observación, tomando hierbas sin saber por qué. Hacía las cosas sin entender el motivo, manteniendo algunas mangueras conectados a su cuerpo la mayoría de las veces. Estaba sana, mucho más sana que cualquier otra persona que se pudiera encontrar en su camino, pero siempre parecía enferma, decaída, amarilla y con ojeras. Su semblante no ayudaba a hacerla sentir mejor. La delgadez de su cuerpo era algo impresionante, pero lo era más la fuerza de voluntad que podía salir de él mismo.
Una niña inocente que era despertada a media madrugada por un brujo loco, -que no podía esperar a que el primer rayo de luz apareciera por las ventanas,- porque las ideas se iban y le urgía saber si su nueva pócima funcionaba. Los daños colaterales a la pequeña poco importaban. Una poción y ella estaría “como nueva”.
Sus brazos estaban peor que alfiletero. Marcas moradas y rojas se encontraban en ellos. Su piel era un arco iris. No terminaba un pinchazo de borrarse, cuando seguro que ya tenía diez pinchazos mas. Sin embargo, a su padre no le interesaba lo que ella pudiera sufrir o el dolor causado, aquél que la tenía envuelta en una coraza de donde no la dejaría salir. Era de “ellos” pero sólo en apariencia, no todos sus inventos y descubrimientos llegaban a saberse en la guarida. Casi todos eran “fracasos” o al menos eso decían sus reportes. Cada vez que la niña despertaba, él ya tenía preparadas diferentes jeringuillas, tubos, piquetes y uno que otro corte.
Con el crecimiento y la madurez de Daw, también vino otra cosa. La conversión de niña a mujer nunca había sido tan esperada y menos por un padre. Sin embargo Kiet lo esperaba con ansias. La “creación” de un ejército de soldados, que fueran modificados desde un inicio, era algo tentador para cualquiera. Un proyecto sumamente ambicioso. Los resultados eran demasiado polados y aún así aceptados. A Kiet le daba igual si el ejército existía no existía, le importaba un bledo, pero ya no le bastaba con tener una hija a la con la cual seguir haciendo experimentos, sino tener una creación propia. Un individuo que ya no necesitara de estudios, sino que fuera “perfecto”.
Operaciones, iban y venían. Nuevos tratamientos eran aprobados y aplicados al débil cuerpo de la chica. Daw siempre estaba rodeada de instrumentos de laboratorio. Nunca tenía un momento de descanso, pero siempre se repetía, que todo “era por su bien”. Un bien que no veía claro, pero, ¿Cómo diferenciar entre el bien y el mal, cuando lo único que has visto son máquinas, y cosas extrañas? No se podía, al menos ella no podía. Incluso para comer o dormir pedía permiso y si le era negado entonces acataba lo dicho, no alzaba la voz, nunca levantaba la vista para saber por donde pisaba o que era lo que había enfrente; lo único que ella hacía era obedecer, era lo único que hacía bien, gran error.
Era destacada, porque cada que hacía algo era impecable, y sin embargo su padre le exigía más, llamándola mediocre. Él nunca se sentía orgulloso de los logros de ella, porque no eran de ella, eran de él… El era el que la hacía ser lo que era y Daw debía agradecérselo. Decir que era buena por su padre y que sin él, nunca hubiera podido convertido en lo que es ahora. La valía que Daw tenía, no era propia, a ojos propios y los de su padre, su inferioridad crecía.
La chica siempre adoptó una maña en sus largos ratos de soledad. Se ponía a tararear una canción. Una que le diera fuerzas. Una donde pudiera vivir sin esa prisión que tenía, como si fuera una oración, que sólo susurraba por temor a ser oída. Después se sentía mal por pedir aquella libertad que tal vez no merecía y que de tenerla, tal vez no sabría como manejarla.
Cuando regresaba de su ensueño, su padre la apremiaba por el tiempo perdido, en tontas e inútiles ideas de chicas. Porque ella no debía pensar, para eso estaba él, además no le convenía que ella pensara, si lo hacía tal vez se podría llegar a dar cuenta que la fuerte era ella, que ella valía sin él, porque ya era considerada un arma letal, que el peligro corría por sus venas. Mantenerla vulnerable y con un bajo perfil, era lo único que le importaba a aquél hombre, pues el día que ella pensara lo contrario, su mina de oro y protección se iría por la borda.
A la edad de 12, las cosas dieron un giro inesperado. Aquel clan de brujos Franceses fue descubierto y con ello la aniquilación inminente. Fueron emboscados y asesinados por los inquisidores. Daw, al ver toda la escena dantesca huyó sin rumbo fijo, sin saber a donde ir y qué hacer. Daw vagó por las callejuelas de París, hasta que la policía le encontró en un callejón de mala muerte. Como no se encontraron familiares, fue obligada a ir a un orfanato. De ahí en adelante un velo de "amnesia la envolvió"
Lo único que tiene fresco en la memoria, es la imagen de una puerta enorme de hierro forjado que hizo un ruido estremecedor cuando se abrió para dejarla entrar y encerrarla por muchos años en aquella inmunda residencia que se volvió una cueva de mal vivientes, cuando apenas tenía 12 de edad, con su pequeño bulto de escasas pertenencias bajo su brazo.
De su vida con sus padres biológicos casi no recuerda nada, salvo algunas cicatrices en algunas partes de su cuerpo, producto del maltrato a la que fue sujeta apenas había nacido. Como si esa etapa traumática la hubiese borrado para siempre de su memoria.
Niña muy inteligente, pero que con frecuencia perdía la noción del tiempo y se perdía en su mente, tratando de imaginarse lejos de ahí. Situación que le acarreaba muchos castigos (sobre todo golpes en la mano, y acostarse sin cenar) Sin embargo, ella sabía ingeniárselas para salir sana y salvo. De vez en cuando tenía que robar para que se le permitiese seguir viviendo en aquel muladar, situación que le desagradaba porque siempre le obligaban a vestirle como pordiosera - y de ésta forma - atraer a las personas a que le diesen alguna moneda extra para cubrir la cuota si no, ya sabía lo que le esperaba: Odiaba el cuarto oscuro con todas su ganas, pues la oscuridad le aterraba, pues con el terror de verse si luz, comenzaban sus pesadillas, en las cuáles se veía a misma haciendo alguna clase de maldad a las personas que lo rodeaban, con el simple hecho de quererlo, y una figura encapuchada a la que nunca podía verle el rostro, y el cual le ponía la mano en el hombre diciendo: "Bien hecho… Bien hecho"
Cierto día, en su cumpleaños número trece, sucedió algo que marcaría su vida para siempre. Era el último domingo del mes. Daw se levantó como todas las mañanas, sin demasiado ánimo, observando que había revuelo en el lugar, era lógico, siempre ocurría lo mismo cuando había noticias frescas, así que no tomó demasiada importancia. Ella sólo se limitaba a observar, como otros niños se iban yendo a “trabajar” y élla se quedaba relegada, como siempre en el último sitio, esperando que le dieran alguna clase de instrucción adicional, a su ya muy aprendido discurso para producir lástima . Sin embargo, no ocurrió así, a lo lejos se encontraba un tipo bien vestido. Nunca antes había visto a alguien como él. Y esa persona se estaba acercado hasta ella, y le había levantado la barbilla para que lo mirara. Daw se quedó estática, temblando sin saber que hacer.
El hombre tenía unos ojos profundos y muy penetrantes , que le observaban con cierto interés y una extraña palidez. El sujeto le había preguntado su nombre, pero viéndose sorprendida e incapaz de contestar por el miedo, la sorpresa y la vergüenza, echó a correr y se metió debajo de algunas cajas apiladas en una oscura y sucia esquina, híper ventilando.
Desde su ubicación pudo ver, cómo esos zapatos demasiado brillosos y elegantes se acercaban; luego el peso de su mano sobre las cajas, y entonces… él, el hombre la llamó por su nombre:
-Daw sal de ahí-. Una voz ronca y a la vez suave, que lo arrulló y no pudo dejar de hacer lo que se le pedía. Salir de su escondite y enfrentarlo. A partir de ese momento y al sentir la mano tocar su mejilla, supo que quería irse con él, no sabía por qué, pero lo deseaba, que la llevaran muy lejos de todo y de todos, así como otros niños que habían sido vendidos antes que él a gente adinerada.
A partir de entonces, Daw estuvo bajo la protección de Shahid Weppler, su padre adoptivo y el cuál conoció a su padre (de clase media) considerándolo su mentor, al cuál le debía toda su educación, y por el cual sentía un profundo respeto. Fue así que bajo su nuevo estilo de vida, pudo darse cuenta que no era "una anormal" como siempre le hicieron creer, sino que su nuevo padre, tomándose todo su tiempo y sus conocimientos, había podido injertarle en su memoria nuevos conocimientos. Por fin era una señorita completa y feliz.
Todo parecía ir bien en su nueva vida, sin embargo, cuando Daw comenzó a asistir - gracias a las influencias de su padre - al colegio, una serie de eventos desafortunados, cortaron la buena racha y la felicidad. Su padre fue encontrado muerto. Le habían cortado el cuello, muriendo desangrado. Se dijo que había sido un grupo rebelde el responsable, por eso mismo, Daw juró vengar la muerte de su padre adoptivo tarde o temprano. No sabía cómo ni cuándo, pero tenía muy claro que debía de hacer algo para poder cumplir aquella promesa que se había hecho ella misma, que se había enterrado junto con aquellos que le dieron la vida. Su respuesta llegó pocos años después pues los cambios no se hacían esperar y ella empezó a experimentarlos, sabía que sus padres no eran simples mortales o de algún modo siempre lo había intuido y cuando los mataron lo había constatado, ahora se daba cuenta que al igual que ellos, tenía varios dones que con el paso del tiempo comenzó a descifrar pero sobre todo a saber utilizar.
Aquellos poderes adquiridos, no la hace más amante de la sociedad, por el contrario los sigue detestando igual que siempre y mucho más a aquellos hombres adinerados. Es una persona que puede pasar el tiempo encerrada, pero cuando sale al exterior, hay que tener cuidado. Con varias muertes a sus espaldas, no se arrepiente de nada de lo que ha hecho. Utilizando el poder de cambio de apariencia, atrae a hombres hasta sus redes, les saca información, y si le apetece los deja vivo, si no... Los asesina.
“Dicen que uno deja guardado en algún rincón del olvido lo que quiere, no todos olvidamos lo bueno, incluso permanece, para después hacernos mostrar una sonrisa, al momento de que el recuerdo llega a nuestra mente.”
Sin embargo estos recuerdos no los tiene Daw. No hay un momento en el que ella se vea feliz, de hecho: ¿Sabe lo que es felicidad? No. Parece que no lo sabe, pero cree que es el motivo por el cual no sonríe, y por el cual las ganas de vivir no existen. Es la causa de que su día a día, sea un infierno.“Haz”.
Ésa es la palabra que siempre ha escuchado. Decir: “No”, es una falta de respeto. Ella debe obedecer, le guste o no le guste, quiera o no quiera. No es quien para decidir qué hacer o que no hacer. Es un ente incapaz de pensar por si mismo, eso es lo que le han enseñado, al grado de trastornarla. Su padre sabe que sufre de trastorno de personalidad, sin embargo el saca ventaja de la situación y del trastorno, sabe que Daw no es capaz de hacer nada por sí misma.
Su padre disfruta, incluso le enorgullece pensar, que ha sido causa suya, que su hija única, nunca tenga voz propia. Él no quiso una hija, ni un hijo; lo que él pretendía ganar era un juguete. Alguien a quien destruir, (al igual que su esposa). Necesitaba sangre nueva y la pequeña le brindaba aquella novedad, que le hacía desquiciarse al grado de llegar a la locura. Antiguos conejillos de indias no soportaban tantas y tantas investigaciones con sus cuerpos, y en ocasiones ya nada parecía afectarles porque estaban tan drogados o manipulados psicológicamente, que simplemente perdían la razón. Pero Daw era pura, ¡Una joya! ¡Un diamante en bruto que debía pulirse hasta llegar a la perfección!, Una perfección que sólo beneficiaría a su padre. Él mismo sabía como hacer las cosas de manera tranquila, incluso “inocente”, pero siempre debía mantener fija la admiración de los demás, hacia su persona. Como si el mundo tuviera que detenerse cada que él necesitaba decir algo. Ya que si no lo lograba, entonces nada valía la pena, pudiendo incluso destruir sus creaciones, con tal de que todos le prestasen la atención deseada, que al final, era lo único que le importaba.
La huída de su clan debía ser precisa, certera. No tenía que haber ninguna falla. Fue necesario huir, por haber hecho cosas atroces, que no tenían perdón entre los de su raza y que ponían en riesgo su vida. Así fue como -de alguna manera y por mero beneficio particular, echando en cara sus habilidades especiales- se alió a algunos representantes franceses. Ellos le darían la protección requerida y él a cambio, les daría su posesión más valiosa: Su hija. ¿Buen negocio? Sí, a "ellos" sólo le interesaba poseer a la niña con aquel extraordinario poder y harían cualquier cosa para obtenerla. Kiet sólo intentaba seguir vivo y ser el único y mejor hechicero que haya dado la historia (enclaustrado entre las paredes) Pocas veces logra cumplir su cometido, pero ahora que no hay nada ni nadie que lo detenga, lo intenta con más ahínco, dejando a un lado tener que seguir u obedecer a los de su estúpido clan. Obedecer, es algo que nunca se le ha dado.
Tal vez su obsesión sea más de la que alguien pudiera pensar. No es que Daw tenga un trastorno simplemente por el trato, sino porque sus antecedentes heredo familiares, la han predispuesto a tal vulnerabilidad. Su padre, el mismo que la vendió, la educó así y fue la maldita genética la que jugó en contra. Es algo demasiado irónico… Mientras ella presenta: “Evitación” su padre está inmerso en el “Narcisismo”. Siempre debe destacar por encima de todos, pero su autoestima es baja. Se sabe la peor escoria del universo y necesita que los demás le digan que no es así, necesita que lo convenzan, al menos por determinado tiempo. Hacer sentir mal y menos a los demás, le hace sentirse mejor. Su hija es la víctima perfecta. Una extraña relación entre padre e hija, que podría darse sólo en una mala película de comedia, que existe en la vida real. La pobre Daw tiene no tiene cuento de hadas ni de comedia, sino su propia película de terror.
“Habrá algo mejor”.
Una dulce mentira. Daw pensó que al salir del Clan, la burbuja de acero cubierta a su alrededor se desvanecería. Que al fin los rayos del sol serían vistos por ella, y que entonces sabría lo que era una vida. siguió a su padre sin decir nada. Como siempre, adormilada. Los brazos de aquél la cubrieron, mientras huían a lo que ahora ella se vería obligada a llamar “hogar”.
No supo como fue que llegó, o mejor dicho, cuál fue el camino que la llevó hasta ahí. Sólo sabía que su padre siempre tomaba “buenas decisiones“, y que debía confiar en él, porque Daw no podía decidir por nada. No podía porque lo tenía prohibido y porque además de eso no sabía con exactitud que era lo que podía hacer afuera del hogar. Además, su padre buscaba mejores oportunidades para ambos, los dos tendrían nuevas maneras de ver el mundo ahora.
“La cruda realidad”.
Una rata de laboratorio. Eso era lo que la pequeña Daw era para su padre. Una manera de seguir adelante con sus investigaciones, con tal de ser alguien reconocido. Día y noche estaba en observación, tomando hierbas sin saber por qué. Hacía las cosas sin entender el motivo, manteniendo algunas mangueras conectados a su cuerpo la mayoría de las veces. Estaba sana, mucho más sana que cualquier otra persona que se pudiera encontrar en su camino, pero siempre parecía enferma, decaída, amarilla y con ojeras. Su semblante no ayudaba a hacerla sentir mejor. La delgadez de su cuerpo era algo impresionante, pero lo era más la fuerza de voluntad que podía salir de él mismo.
Una niña inocente que era despertada a media madrugada por un brujo loco, -que no podía esperar a que el primer rayo de luz apareciera por las ventanas,- porque las ideas se iban y le urgía saber si su nueva pócima funcionaba. Los daños colaterales a la pequeña poco importaban. Una poción y ella estaría “como nueva”.
Sus brazos estaban peor que alfiletero. Marcas moradas y rojas se encontraban en ellos. Su piel era un arco iris. No terminaba un pinchazo de borrarse, cuando seguro que ya tenía diez pinchazos mas. Sin embargo, a su padre no le interesaba lo que ella pudiera sufrir o el dolor causado, aquél que la tenía envuelta en una coraza de donde no la dejaría salir. Era de “ellos” pero sólo en apariencia, no todos sus inventos y descubrimientos llegaban a saberse en la guarida. Casi todos eran “fracasos” o al menos eso decían sus reportes. Cada vez que la niña despertaba, él ya tenía preparadas diferentes jeringuillas, tubos, piquetes y uno que otro corte.
Con el crecimiento y la madurez de Daw, también vino otra cosa. La conversión de niña a mujer nunca había sido tan esperada y menos por un padre. Sin embargo Kiet lo esperaba con ansias. La “creación” de un ejército de soldados, que fueran modificados desde un inicio, era algo tentador para cualquiera. Un proyecto sumamente ambicioso. Los resultados eran demasiado polados y aún así aceptados. A Kiet le daba igual si el ejército existía no existía, le importaba un bledo, pero ya no le bastaba con tener una hija a la con la cual seguir haciendo experimentos, sino tener una creación propia. Un individuo que ya no necesitara de estudios, sino que fuera “perfecto”.
“La vida en soledad”.
Operaciones, iban y venían. Nuevos tratamientos eran aprobados y aplicados al débil cuerpo de la chica. Daw siempre estaba rodeada de instrumentos de laboratorio. Nunca tenía un momento de descanso, pero siempre se repetía, que todo “era por su bien”. Un bien que no veía claro, pero, ¿Cómo diferenciar entre el bien y el mal, cuando lo único que has visto son máquinas, y cosas extrañas? No se podía, al menos ella no podía. Incluso para comer o dormir pedía permiso y si le era negado entonces acataba lo dicho, no alzaba la voz, nunca levantaba la vista para saber por donde pisaba o que era lo que había enfrente; lo único que ella hacía era obedecer, era lo único que hacía bien, gran error.
Era destacada, porque cada que hacía algo era impecable, y sin embargo su padre le exigía más, llamándola mediocre. Él nunca se sentía orgulloso de los logros de ella, porque no eran de ella, eran de él… El era el que la hacía ser lo que era y Daw debía agradecérselo. Decir que era buena por su padre y que sin él, nunca hubiera podido convertido en lo que es ahora. La valía que Daw tenía, no era propia, a ojos propios y los de su padre, su inferioridad crecía.
La chica siempre adoptó una maña en sus largos ratos de soledad. Se ponía a tararear una canción. Una que le diera fuerzas. Una donde pudiera vivir sin esa prisión que tenía, como si fuera una oración, que sólo susurraba por temor a ser oída. Después se sentía mal por pedir aquella libertad que tal vez no merecía y que de tenerla, tal vez no sabría como manejarla.
Cuando regresaba de su ensueño, su padre la apremiaba por el tiempo perdido, en tontas e inútiles ideas de chicas. Porque ella no debía pensar, para eso estaba él, además no le convenía que ella pensara, si lo hacía tal vez se podría llegar a dar cuenta que la fuerte era ella, que ella valía sin él, porque ya era considerada un arma letal, que el peligro corría por sus venas. Mantenerla vulnerable y con un bajo perfil, era lo único que le importaba a aquél hombre, pues el día que ella pensara lo contrario, su mina de oro y protección se iría por la borda.
A la edad de 12, las cosas dieron un giro inesperado. Aquel clan de brujos Franceses fue descubierto y con ello la aniquilación inminente. Fueron emboscados y asesinados por los inquisidores. Daw, al ver toda la escena dantesca huyó sin rumbo fijo, sin saber a donde ir y qué hacer. Daw vagó por las callejuelas de París, hasta que la policía le encontró en un callejón de mala muerte. Como no se encontraron familiares, fue obligada a ir a un orfanato. De ahí en adelante un velo de "amnesia la envolvió"
Lo único que tiene fresco en la memoria, es la imagen de una puerta enorme de hierro forjado que hizo un ruido estremecedor cuando se abrió para dejarla entrar y encerrarla por muchos años en aquella inmunda residencia que se volvió una cueva de mal vivientes, cuando apenas tenía 12 de edad, con su pequeño bulto de escasas pertenencias bajo su brazo.
De su vida con sus padres biológicos casi no recuerda nada, salvo algunas cicatrices en algunas partes de su cuerpo, producto del maltrato a la que fue sujeta apenas había nacido. Como si esa etapa traumática la hubiese borrado para siempre de su memoria.
Niña muy inteligente, pero que con frecuencia perdía la noción del tiempo y se perdía en su mente, tratando de imaginarse lejos de ahí. Situación que le acarreaba muchos castigos (sobre todo golpes en la mano, y acostarse sin cenar) Sin embargo, ella sabía ingeniárselas para salir sana y salvo. De vez en cuando tenía que robar para que se le permitiese seguir viviendo en aquel muladar, situación que le desagradaba porque siempre le obligaban a vestirle como pordiosera - y de ésta forma - atraer a las personas a que le diesen alguna moneda extra para cubrir la cuota si no, ya sabía lo que le esperaba: Odiaba el cuarto oscuro con todas su ganas, pues la oscuridad le aterraba, pues con el terror de verse si luz, comenzaban sus pesadillas, en las cuáles se veía a misma haciendo alguna clase de maldad a las personas que lo rodeaban, con el simple hecho de quererlo, y una figura encapuchada a la que nunca podía verle el rostro, y el cual le ponía la mano en el hombre diciendo: "Bien hecho… Bien hecho"
Cierto día, en su cumpleaños número trece, sucedió algo que marcaría su vida para siempre. Era el último domingo del mes. Daw se levantó como todas las mañanas, sin demasiado ánimo, observando que había revuelo en el lugar, era lógico, siempre ocurría lo mismo cuando había noticias frescas, así que no tomó demasiada importancia. Ella sólo se limitaba a observar, como otros niños se iban yendo a “trabajar” y élla se quedaba relegada, como siempre en el último sitio, esperando que le dieran alguna clase de instrucción adicional, a su ya muy aprendido discurso para producir lástima . Sin embargo, no ocurrió así, a lo lejos se encontraba un tipo bien vestido. Nunca antes había visto a alguien como él. Y esa persona se estaba acercado hasta ella, y le había levantado la barbilla para que lo mirara. Daw se quedó estática, temblando sin saber que hacer.
El hombre tenía unos ojos profundos y muy penetrantes , que le observaban con cierto interés y una extraña palidez. El sujeto le había preguntado su nombre, pero viéndose sorprendida e incapaz de contestar por el miedo, la sorpresa y la vergüenza, echó a correr y se metió debajo de algunas cajas apiladas en una oscura y sucia esquina, híper ventilando.
Desde su ubicación pudo ver, cómo esos zapatos demasiado brillosos y elegantes se acercaban; luego el peso de su mano sobre las cajas, y entonces… él, el hombre la llamó por su nombre:
-Daw sal de ahí-. Una voz ronca y a la vez suave, que lo arrulló y no pudo dejar de hacer lo que se le pedía. Salir de su escondite y enfrentarlo. A partir de ese momento y al sentir la mano tocar su mejilla, supo que quería irse con él, no sabía por qué, pero lo deseaba, que la llevaran muy lejos de todo y de todos, así como otros niños que habían sido vendidos antes que él a gente adinerada.
A partir de entonces, Daw estuvo bajo la protección de Shahid Weppler, su padre adoptivo y el cuál conoció a su padre (de clase media) considerándolo su mentor, al cuál le debía toda su educación, y por el cual sentía un profundo respeto. Fue así que bajo su nuevo estilo de vida, pudo darse cuenta que no era "una anormal" como siempre le hicieron creer, sino que su nuevo padre, tomándose todo su tiempo y sus conocimientos, había podido injertarle en su memoria nuevos conocimientos. Por fin era una señorita completa y feliz.
Todo parecía ir bien en su nueva vida, sin embargo, cuando Daw comenzó a asistir - gracias a las influencias de su padre - al colegio, una serie de eventos desafortunados, cortaron la buena racha y la felicidad. Su padre fue encontrado muerto. Le habían cortado el cuello, muriendo desangrado. Se dijo que había sido un grupo rebelde el responsable, por eso mismo, Daw juró vengar la muerte de su padre adoptivo tarde o temprano. No sabía cómo ni cuándo, pero tenía muy claro que debía de hacer algo para poder cumplir aquella promesa que se había hecho ella misma, que se había enterrado junto con aquellos que le dieron la vida. Su respuesta llegó pocos años después pues los cambios no se hacían esperar y ella empezó a experimentarlos, sabía que sus padres no eran simples mortales o de algún modo siempre lo había intuido y cuando los mataron lo había constatado, ahora se daba cuenta que al igual que ellos, tenía varios dones que con el paso del tiempo comenzó a descifrar pero sobre todo a saber utilizar.
Aquellos poderes adquiridos, no la hace más amante de la sociedad, por el contrario los sigue detestando igual que siempre y mucho más a aquellos hombres adinerados. Es una persona que puede pasar el tiempo encerrada, pero cuando sale al exterior, hay que tener cuidado. Con varias muertes a sus espaldas, no se arrepiente de nada de lo que ha hecho. Utilizando el poder de cambio de apariencia, atrae a hombres hasta sus redes, les saca información, y si le apetece los deja vivo, si no... Los asesina.
DATOS EXTRA
DAW:
*Le gustan los libros, pero la mayoría de las veces está tan cansada, que no logra leer más allá de la tercera hoja. (Es su propósito completar alguno, a corto plazo, si no muere antes de cumplir su meta)
*Nunca ha tenido novio ni novia, o algo que se asemeje a una relación.
*Le fascina la opera. La música es la única compañera.
*Sus colores preferidos: El azul, el negro, el rojo y el morado.
*Conoce y sabe usar a la perfección el SISTEMA DACTILOLÓGICO (Usado por sordomudos). Así que cuando no quiere hablar de viva voz, o prefiere guardar un poco las apariencias, finge no poder hablar o escuchar.
*Su verdadera apariencia:
- Spoiler:
EVOLETH:
-Tiene fobia a las alturas.
-Su entretenimiento preferido no podría definirlo, ya que podría ser matar, o tener sexo con jóvenes de ambos géneros.
-Es excéntrica por voluntad propia, su casa o la casa de su padre adoptivo, parece un museo (O una casa del terror, ya que generalmente el que entra, nunca sale)
-Le gusta vestir con prendas sumamente “extrañas” y provocativas.
-Adora las víboras, las arañas y todo aquel bicho que cause repulsión a los demás.
-Gracias a posiones que ella misma realiza, a logrado mantenerse joven.
gracias a αgusτınα• de sourcecode
Última edición por Evoleth Weppler De Fitz el Miér Mayo 06, 2015 11:54 am, editado 11 veces
Evoleth Weppler De Fitz- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 06/09/2013
Re: ficha de EVOLETH
FICHA EN PROCESO
POSTEA A CONTINUACIÓN CUANDO TERMINES TU FICHA PARA QUE UN MIEMBRO DEL STAFF
PASE A REVISARLA Y TE DE COLOR Y RANGO SI TODO ESTÁ EN ORDEN. GRACIAS.
POSTEA A CONTINUACIÓN CUANDO TERMINES TU FICHA PARA QUE UN MIEMBRO DEL STAFF
PASE A REVISARLA Y TE DE COLOR Y RANGO SI TODO ESTÁ EN ORDEN. GRACIAS.
Tarik Pattakie- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 7350
Fecha de inscripción : 19/06/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ficha de EVOLETH
He hecho los registros correspondientes y terminado la ficha. Pero quiero pedir un favor: Mi personaje sufre de trastornos de personalidad, por lo que me veo en la necesidad de tener dos cuentas (con los respectivos nombres) y que cuando se me asigne color, se me asigne con los dos nombres por favor:
Evoleth Weppler De Fitz y Daw Nirachon (Que comparten ficha)
Gracias.
Evoleth Weppler De Fitz y Daw Nirachon (Que comparten ficha)
Gracias.
Evoleth Weppler De Fitz- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 06/09/2013
Re: ficha de EVOLETH
OBSERVACIONES:
LA FICHA ESTÁ CORRECTA, PERO NO ME HA QUEDADO CLARO LA MANERA EN LA QUE VAS A MANEJAR A TU PERSONAJE CON SU DOBLE PERSONALIDAD. HICISTE DOS CUENTAS, PERO LO IDEAL ES QUE USES UNA SOLA Y EN EL NICK INDIQUES AMBOS NOMBRES, ASÍ NO EVITARÍAMOS CONFUSIONES Y ASÍ ES COMO LO MANEJAMOS EN EL FORO, YA QUE SI ES LA MISMA PERSONA NO PUEDE TENER DOBLE CUENTA.
EN CUESTIONES DE AVATAR, COMO USAS UNO DISTINTO PARA CADA PERSONALIDAD, SE SOLUCIONA FÁCILMENTE USANDO LA IMAGEN DE AMBAS EN TUS FIRMA Y AVATAR.
TE INVITO A ENVIARME UN MP PARA QUE ME INDIQUES CÓMO ES QUE DESEAS QUE APAREZCA EL NICK DE TU PERSONAJE PARA PODER HACER EL CAMBIO Y APROBAR TU FICHA.
GRACIAS.
LA FICHA ESTÁ CORRECTA, PERO NO ME HA QUEDADO CLARO LA MANERA EN LA QUE VAS A MANEJAR A TU PERSONAJE CON SU DOBLE PERSONALIDAD. HICISTE DOS CUENTAS, PERO LO IDEAL ES QUE USES UNA SOLA Y EN EL NICK INDIQUES AMBOS NOMBRES, ASÍ NO EVITARÍAMOS CONFUSIONES Y ASÍ ES COMO LO MANEJAMOS EN EL FORO, YA QUE SI ES LA MISMA PERSONA NO PUEDE TENER DOBLE CUENTA.
EN CUESTIONES DE AVATAR, COMO USAS UNO DISTINTO PARA CADA PERSONALIDAD, SE SOLUCIONA FÁCILMENTE USANDO LA IMAGEN DE AMBAS EN TUS FIRMA Y AVATAR.
TE INVITO A ENVIARME UN MP PARA QUE ME INDIQUES CÓMO ES QUE DESEAS QUE APAREZCA EL NICK DE TU PERSONAJE PARA PODER HACER EL CAMBIO Y APROBAR TU FICHA.
GRACIAS.
Nigel Quartermane- Vampiro/Realeza [Admin]
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