La vida sigue su curso, tú toma parte de ella [Privado]

por **Glenn Thomsson** Jue Sep 26, 2013 8:58 am

Imagina lo que quieras,
vive como puedas,
ama como te permitan,
y sonríe a pesar de que nadie te vea

Mi diversión comenzaba cuando la noche aparecía, en su vestido de lentejuelas brillantes, era tan escasos los días que no mirara al cielo y no pensara en la cruel vida que me había tocado, pero ya había aprendido a sobrellevar las cosas y hacer mi maldición la bendición que tanto mi alma anhelaba. Todo ser quiere ser salvado, yo no era la excepción, pero al saber la maldad que vivía en los corazones de cada una de las personas, mi alma se decepcionaba y desistía de buscar la purificación, pero todo aquello debía quedar atrás. Utilizaba a Gabrielle para poder eliminar al moribundo Glenn de la faz de la tierra o por al menos, unas horas.

Así se iba el don nadie y llegaba una dulce inglesa, popular en donde llegaba a presenciarse, con buenas recomendaciones de sus allegados más íntimos, que con mucha discreción llegaban a ser parte de sus amigos especiales, que a conocían a ella en todos los aspectos, buenos conocidos, que se merecían estar en su círculo, pero todo aquello solamente era un escape de su realidad.

-Susurrando en la neblina del olvido- comencé a tararear. Gabrielle no estaba hoy, era solamente el joven de 19 años que comenzaba a llegar a su lugar de trabajo a la única vida que parecía que el destino quería para él, no me importaba, pues aunque saliera en ocasiones herido, me era divertido mezclar el peligro con el placer. Me sentía aburrido no traer a Gabrielle, pero había encontrado más interesante dejarla para ocasiones especiales, para fiestas y acompañamientos de personas de suma importancia, debía ser una mujer “decente” así que no podría llegar a verla en estos tipos de lugares.

Toque algunos cuerpos, que se apresuraban a abrazarme y besar mis mejillas pálidas, llenándolas de pintura chillona de labios, sonreía ampliamente, sintiendo el amor de mis compañeras. No llegaba a entender su amistad conmigo, pero solamente dejaba que me trasmitieran lo que quisieran. Con mis ojos encontré una joven rubia, ladee mi cabeza un poco, que joven se veía.

-Lucy…- de mi garganta salió aquel susurro algo quebrantado, entrecerré mis ojos, sintiendo como un pequeño mareo aparecía en mi cuerpo, sentía ganas de llorar, si hubiera sobrevivido, si hubiera vivido mi pequeña hermana, fuera igual a ella. Me retire de las dos mujeres que estaban saludándome, sentándome en aquella barra en donde dentro de unas tres horas estarían repletos de clientes. Alborote mi cabello, tratando de alejar aquel fantasma de mi mente, alce mi mirada y allí estaba aquella mujer de piel de infante, tan joven, que era un crimen tenerla en aquel lugar, ¿Su pasado también había sido difícil? Me lo preguntaba curioso.

por **Aura Núñez** Sáb Oct 05, 2013 12:13 pm

Por quinta vez introduje ambas manos en los diminutos bolsillos que poseía mi largo vestido; nada, ni un simple franco. Me llevé las manos a la cabeza, dejándome caer en un incómodo sillón y al mismo tiempo soltando un largo suspiro. No podía estar más así, debía volver al burdel y conseguir algo de dinero, sino el sueño que tanto ansío nunca se cumplirá, ¿cierto? A veces desearía que lloviera dinero del cielo o que al menos creciera de los árboles, pero son meras ideas infantiles. –Hoy tienes que arrasar– dije en voz alta mientras me reflejaba en el mugriento espejo. Un rostro aniñado, cuerpo no del todo desarrollado; un vestido con corsé color blanco y turquesa que se comparaba con el océano que habita en mis ojos, y las ondas de mi melena ondulada cubrían levemente mi pecho. Me había tomado la libertad de asignarme unas pequeñas vacaciones; fueron tres días en los que estuve encerrada en casa, mirando eternamente por la ventana como si estuviera bajo el efecto de un profundo hechizo. Aquello lo hice realmente para aclarar ideas, para encontrarme a mí misma en un baile de máscaras. La cuestión es que siempre he sabido quién soy, sólo es que a veces necesito recordármelo a mí misma, recordar mi objetivo.

Finalmente, tras haber divagado por mis pensamientos durante un buen rato, salí de la casa en la que he estado habitando desde que llegué y me dirigí hacia el burdel. Siempre dicen que está bien eso de tomarse descansos de vez en cuando, aunque al fin y al cabo sólo te trae problemas: en esos días en los que no ejercí mis servicios perdí buena cantidad de dinero, y seguramente ahora en cuanto llegue me caerán reprimendas porque seguramente muchos clientes habían preguntado por mí mientras había estado ausente. Aunque, en este año que he estado aquí he descubierto que cada día más gente se une a este oficio, a este paraíso o infierno –según la persona– sentía curiosidad acerca de cuál era su razón…si era por simple devoción o por necesidad, aunque en realidad no me interesaba lo más mínimo. Aún recuerdo la cara de aquel hombre que me invitó a unirme a su negocio; lo vi como la única vía para llegar a mi destino.

Tras haber caminado alrededor de una media hora por fin avisté el cartel deteriorado que ponía ‘’bordel’’. << Seguro que me habéis echado de menos >> pensé para mí misma soltando una pequeña risita mientras me adentraba en el gran salón principal el cual estaba abarrotado de gente. Debía mostrarme fuerte, debía mostrar a la única Aura que ellos conocían. En cuanto llegué comenzaron a agobiarme a preguntas, aunque yo mantuve la calma y un semblante sereno. –Estuve con un ricachón, por eso no aparecí por aquí–mentí, ¿quién podría decirle a aquellas pobres criaturas que me había pasado los últimos días encerrada en casa? Pasó un buen rato en el que las compañeras y yo conversamos, como siempre hablábamos de cosas sin sentido o algunas se limitaban a alardear de sus más famosos clientes. De repente, cuando llegó un joven a la sala todas ellas fueron corriendo detrás de él, como gatas en celo; no pude evitar reír un poco por la escena pero inmediatamente mi mirada se desvió hacia el muchacho cuando éste me observó en primer lugar. En ese momento sentí cierta curiosidad por él, aunque fuera también la competencia me resultaba algo peculiar y pude descifrar en su mirada que escondía muchas cosas. Entonces, me senté en la barra, al lado del individuo y pedí algo de beber, un vaso de vodka -Hace una bonita noche hoy, ¿verdad?- le comenté con una dulce sonrisa en mis labios tras haber dado el primer trago.

por **Glenn Thomsson** Miér Oct 23, 2013 9:32 am

—comenzare por algo que ya te lo han debido decir muchas veces — reí para mi mismo, pues yo también era joven, aunque gracias a los golpes que daba la vida, parecía mas viejo de lo que era — ¿no eres muy joven para estar aquí?— la chica había pedido algo para beber, el cantinero asintió y comenzó a preparar un vaso de vodka que pronto llego a manos de la jovencita, que tenía a mi lado. Omití su simple pregunta para romper el hielo, pues esta noche me parecía amarga, aun mas llegando ella y trayéndome el recuerdo de Lucy consigue, pero no la odiaba a ella, por parecerse tanto a la difunta, ni tampoco, la culpaba por la tristeza naciente en mi, era apgo normal, cuando aun no dejabas de pensar en los muertos de una forma decadente, solamente me quedaba mirar hacia adelante, tratando de no ver hacia atras en busca de algo que ya no existe. Podria parecer ago metiche, preguntando cosas que al final no me importaban, pero sus ojos me parecian dulces, con un toque de picardia, comun en las cortesanas.

—Me recuerdas a alguien — confesé mirando el borde de madera, que aunque, se veia que tenia muchos años siendo utilizado y maltratado por los borrachos del burdel, tenia aun la fuerza suficiente para seguir otra decada en ese lugar. El cantinero paso un trapo viejo, curtido, mal lavado, lleno de mugre, paso por el lugar, limpiando la madera queveia atentamente, buscando filosofar de su vida y origen.

Pero a quien queremos engañar, los que venden su cuerpo solamente son buenos para filosofar en la cama, desnudos, mostrandolo todo, pero ocultando tanto dentro de nosotros. Movi mi cabeza habia un lado, apoyando mi mano en mi mejilla, para hacer de soporte, mi rostro se vio algo desfigurado y cansado.movia mis dedos en la madera, haciendo circulos en el lugar — está muerta... — musite —murió hace muchos años —suspire largamente, como buscando fuerzas de donde no tenia. — ni siquiera llego a ser una adulta, tan infante aun era... — comenzaba a hablar de mas. La mire y movi la mano para que hiciera caso omiso a mis estupideces melancolicas.

por **Aura Núñez** Sáb Dic 14, 2013 2:03 pm

El ambiente en aquel antro no era para nada animado; no había música, no había ruido, tan sólo varios hombres que estaban esperando su turno para entrar en alguna de esas habitaciones de las cuales salían gemidos de vez en cuando. Sentados ahí, como si estuvieran esperando su propia muerte. Este lugar no se comparaba para nada con la taberna que he visitado infinitas veces, era ¿cómo decirlo? tan sólo un lugar de paso y entretenimiento; aquí lo que da más pasta es el sexo. Tras chequear un poco dónde estaba centré de nuevo mi atención en el chico, el cual comenzaba a hacerme una especie de cuestionario. - Lo soy. ¿ Te molesta? - le dije con un poco de ironía, haciéndole saber que realmente me daba igual lo que pensaran los demás, yo solamente estaba haciendo mi vida allí. No quería llevarme mal con nadie -bueno, a veces sí- pero no me gustaba hablar de mí, prefería guardarlo en una caja fuerte.

Mientras conversábamos lo miraba a los ojos -una costumbre que tengo- y pude adivinar que en ese momento tenía varios pensamientos que estaban masacrando su mente; no me gustaba indagar en vidas ajenas, pero de algún modo tenía curiosidad por saber qué le atormentaba, y en realidad no tardaría mucho en averiguarlo. Así, de vez en cuando daba un sorbo a mi bebida que me desgarraba la garganta, algo a lo que me he acostumbrado e incluso se ha convertido en algo cotidiano: el dolor. -¿Ah sí?- ¿Realmente le recordaba a alguien? No sé, pero de algún modo sentí como si me hubiera pegado su bajo ánimo.

En realidad estamos todos aquí por la misma razón: el dinero. Parecemos siempre perfectos, sin ninguna preocupación que nos invada...pero en realidad somos maestros del engaño. Incluso yo, en ocasiones, me olvido de sentir por un tiempo y cuando me doy cuenta me he convertido en una máquina 'de matar'. Pero al fin y al cabo todos y cada uno de nosotros somos humanos. -Siento haberte recordado a alguien tan importante. Por lo que veo aún sigue en tu cabeza después de tantos años...- No sabía lo que decirle exactamente y aunque normalmente suelo meterme con todo el mundo no quería herirlo. Al ver cómo intentaba no darle importancia al tema negué varias veces haciendo que mi melena rubia se desplazara de aquí para allá. Entonces le mostré mi lado dulce señalándole mi hombro -Aquí puedes desahogarte- y una sonrisa salió de mí.

por **Glenn Thomsson** Sáb Feb 22, 2014 1:12 pm

Negué suavemente, no era que me molestara, simplemente su rostro era prácticamente de la misma edad que estuviera teniendo ella, sonríe suavemente, tratando de mostrarle un rostro más animado — no quiero desahogarme — inquirió suavemente — solamente me pregunto, que hubiera sucedido con ella en estos momentos, es solamente una extraña curiosidad — todos lo teníamos cuando alguien sale de nuestra vida así repentinamente, pero no quería molestar, tal vez hasta la haya ofendido diciendo que me recordaba a alguien, la estaba comparando con una persona, que ya no estaba en este mundo.

Tuve la necesidad de disculparme, de agachar la cabeza y avergonzarme de mi actitud tan apática en un lugar como este, el cual debía ser de diversión, bueno al menos para los clientes — Bueno me disculpo, no quise ofenderte de ninguna manera — aclare rápidamente. Estire mi cuerpo un poco, notando que pronto iban a abrir y yo aun no estaba presentable, pues como todas las semanas, esa era el día en que Gabrielle hacia su aparición, un acto único, en el cual venían varios hombres exclusivamente a escucharla.

—Ya pronto llegara la gente y yo aun no me he arreglado —me quejo con cierta pereza de levantarme del lugar, le dedique una leve sonrisa a la joven — espero verte en el publico — un sentimiento cálido, amistoso, me salía con ella, tal vez solamente por el hecho de que se parecía a mi hermanita, no lo podía evitar. Me levante del asiento, para dirigirme a unos de las habitaciones que se me había asignado para cambiarme, para así comenzar con la trasformación, Gabrielle le venía a traer alegría y un poco de sensualidad a este lugar, más de lo que siempre se veía, un espectáculo especial, que muchos adoraban, pero pocos entendían, quien estaba detrás de todo ese personaje.

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