Jean-Pierre Réveillère

DATOS BÁSICOS

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Jean-Pierre Réveillère siempre ha sido un perfecto caballero, un hombre versado en el más sutil arte de la humanidad: el habla. Jean-Pierre es un magnifico orador, una de esas personas dotadas de una increíble labia y una excepcional capacidad de persuasión. Conciso, directo y muy locuaz. Se podría destacar en él sus perfectos modales así como su aparente humildad, Réveillère es ese tipo de personas que parecen haber nacido con el don de la elocuencia bajo sus brazos. Es ese tipo de hombres que parece un efecto hipnótico sobre las masas. Es, sin duda alguna, un hombre que sabe cómo conquistar el corazón y la mente del pueblo en base a solamente un discurso, unas cuantas palabras o una simple mirada… Bueno, tal vez esto sería exagerar pero es muy cierto que al francés se le da excepcionalmente bien el dirigirse ya sea a grandes públicos como a sujetos de forma individual. Es un hombre tranquilo y afable, de apariencia servicial y amable, una de esas personas dotadas con una paciencia lo suficientemente grande como para ver arder la Tour Eiffel y mantener la calma mientras lo organiza todo. Jean-Pierre es una persona que tiene los pies muy bien plantados sobre la tierra, tiene unos nervios de acero y nunca parece perder la calma. Es ese tipo de personas en la cual confiarías fácilmente si tuvieses que hacerlo pues trasmite una gran seguridad en todo momento, es un hombre imponente y que no aparenta tener debilidad alguna surcando su corazón.

¿Qué más podríamos decir de él? Bueno, esto no es algo que mucha gente sepa pero es alguien temperamental, alguien muy temperamental. Es una persona un tanto agresiva aunque o violenta, no confundamos términos. Tiene mucho carácter y eso lo demuestra con relativa sencillez: siempre te mira a los ojos, nunca se echa hacia atrás. Es arrogante y orgulloso, un tanto temerario y, en ciertas ocasiones, demasiado impulsivo. Jean-Pierre es alguien con cierto deje de egolatría, no puede evitar sentir la necesidad de destacar entre las masas, de considerar que su sitio está muy por encima de lo normal, que si alguien decidió que viviese en aquella época era porque estaba destinado a algo muy grande… Y lo está o, al menos, eso parece ser. Réveillère tiene todos los requisitos de un gran líder: capacidad para tomar decisiones difíciles, frialdad y una impresionante capacidad lógica. Es un hombre que tiende a razonar muchísimo, valora siempre todas las opciones. Escucha con atención los consejos que se le brinden aunque, a veces, no pueda evitar ignorarlos a causa de su orgullo. Podemos resaltar de todo esto un punto especialmente importante en Jean-Pierre: que es una persona de corte autoritario y muy responsable, perfeccionista y meticuloso. Al francés le gusta hacerlo todo bien, no soporta equivocarse por no haberlo planeado todo bien, detesta dejar las cosas al azar. Es alguien muy precavido y que tiende a trazar muchos segundos planes por si algo se tuerce en la ejecución del primero, los cabos sueltos son el mayor problema de la sociedad y el no piensa ceder ante su acoso.

Pasando a otros puntos de su personalidad nos encontramos con su humor y su forma de ver la vida. Jean-Pierre es una persona a la que le encanta el humor aunque su concepto del mismo es un poco siniestra: es sarcástico, ácido y socarrón. No es raro verle gastando bromas o riéndose de forma casi exagerada ante todo tipo de espectáculos cómicos o demás gracias pues le gustan mucho pero… Bueno, su sentido del humor, como ya se ha mencionado, deja mucho que desear. Parece ver divertida la violencia, la considera como algo muy divertido y curioso. Le resulta gracioso el contemplar como las parejas se pelean y como el odio crece en los corazones de aquellos que no alcanzan a comprender la realidad. Jean-Pierre tiende a pensar que la vida es simplemente un paso intermedio hacia algo mejor, que la muerte es el comienzo de algo mejor y que, por ende, todas aquellas por las cuales suele sufrir la gente son solamente un pequeño precio a pagar por algo mucho mejor. Esto degenera en que sea una persona cruel, un tanto fría e irracional: se le puede convencer de que se equivoca en determinadas circunstancias pero nunca dejará de ver el mundo de color rojo, como la sangre. Es verdad también que cuando se trata de “determinadas” personas dicha diversión se puede oscurecer: un ser querido, una mujer indefensa, un niño pequeño… Ellos no son artículos tan fácilmente prestados a su diversión, la cosa puede cambiar aunque no siempre. Es muy contradictorio a causa de ello pero esto es debido a sus fuertes convicciones morales, puede que Jean-Pierre sea un cabrón pero siempre busca lo mejor para los demás. Si considera que la muerte es un regalo es porque lo piensa de verdad y no porque se divierta matando, no lo hace. Se considera a sí mismo como un juez, como un verdugo, como un carcelero condenado a vagar en un mundo de infelicidad para entregársela a otras personas. Está harto de la vida pero no lo demuestra, quiere morir y ser feliz…

Terminaremos de hablar de Jean-Pierre enunciado algunas de sus características más notorias: es una persona muy astuta e inteligente, es superdotada aunque no lo sabe. Posee un tipo de memoria especial, “memoria eidética”, lo que le permite recordar con total precisión todo aquello que haya leído e, incluso, sucedido en un determinado día. Esto provoca serios trastornos en su personalidad debido a que le resulta imposible olvidar las cosas que han ido sucediendo a lo largo de su vida. Esto podría explicar esa bizarra obsesión por la sangre, la muerte, el dolor o la violencia. Si, Réveillère es un crudo amante de dichos elementos y aunque no sea una persona violenta no puede evitar regocijarse con dichos elementos. Es por eso que se le podría considerar como alguien cruel e impío aun a pesar de sus fuertes principios morales. Esto genera muchas contradicciones en su ser y hace de él, además, una persona muy rencorosa. Se debe resaltar que es un hombre muy pasional y romántico, de esos de los cuales solo aman a una mujer y se desviven, si hace falta, por ella. No ha encontrado a demasiadas mujeres que le hayan hecho sentir eso… no se debe pensar por ello que no disfruta de las relaciones esporádicas. Si, las disfruta pero no las busca, entre sus prioridades siempre estará el tener una relación estable antes que yacer en muchos lechos. Otro elemento que se debe mencionar, y con esto ya se terminaría de hablar de él, es que es un hombre muy leal y fiel, no te traicionará si te considerará alguien querido. Esto contrasta mucho con sus pocos escrúpulos a la hora de tratar con otras personas, puede llegar a ser alguien muy manipulador, una de esas personas a las cuales no les importaría pisarte para alcanzar sus objetivos. A veces puede ser muy contradictorio, vive en una continua disputa moral y ética en su interior.

HISTORIA

Jean-Pierre Réveillère nació hace treinta y cinco años en Paris, Francia. Su padre, un brujo bastante conocido en todo el país y que fue asesinado por aquellos que se oponían a su existencia, era Gaspar LeMarck. Su madre, una simple prostituta de los barrios bajos, no pudo hacerse cargo del niño cuando este nació. Jean-Pierre, con la mala reputación de sus dos padres, no tuvo una infancia demasiado fácil. Se crio en un orfanato, uno de tantos, de la ciudad bajo el continuo desprecio de los otros niños así como de sus propios cuidadores. Ninguna familia quiso adoptarle, nadie pensaba que una persona tal como aquella pudiese ser provechosa por la ciudad. Jean-Pierre creció, a causa de todo esto, odiando a sus padres. Su memoria eidética, su gran maldición, le impidió olvidar cada uno de los golpes, insultos y palizas que recibió. Siempre lo recordaba todo día tras día, torturándose, engendrándose en una espiral de odio que hoy todavía pervive. Todo esto empezó a cambiar cuando, con trece años, fue adoptado por un importante aristócrata francés. El hombre que se hizo cargo de él solo lo tomó bajo su tutela debido a una apuesta: nadie en la ciudad creía que aquel muchacho pudiese convertirse en alguien digno y su padre, adoptivo, se lo tomó como un reto personal. No lo tuvo difícil, Jean-Pierre era un muchacho muy listo: todo lo que le enseñaban lo aprendía a la primera, sus modales pronto se convirtieron en su mejor arma… Era un niño nacido para ser alguien grande y que había sido depuesto al olvido por su apellido. Su padre, François Réveillère, decidió darle el regalo de su apellido al no tener hijos ni esposa. Se convirtió prontamente en el heredero de toda su fortuna sin saber que un oscuro diablo medía cada uno de sus pasos.

El muchacho fue creciendo y aunque su padre intentó que ejerciese como administrador de todas las tierras que iba a heredar, no lo hizo. No es que las dejase de lado, ni mucho menos. Fue, simplemente, que decidió hacer de su vida algo más. Ingresó en las fuerzas de la ley de la ciudad gracias a las influencias de su padre cuando tan solo tenía dieciocho años y tras haber dejado tras de sí cinco años de estudio, estudio y más estudio. Su cabeza era una enciclopedia del saber, cada día de su vida parecía haber sido archivado de forma perfecta mientras que todo saber adquirido había pasado a integrar parte de su biblioteca mental personal. Esto le supuso una serie de problemas: dolores de cabeza crónicos, alteraciones de la personalidad y momentos de gran malestar. Su cerebro, aunque era una impresionante máquina de almacenamiento –como la de cualquier persona- no pudo evitar padecer de los síntomas del estrés. Fue por eso que, al tiempo en que ingresaba a las fuerzas de seguridad de la ciudad, empezó a visitar a una mujer, una dama de quien se decía poseer remedios increíbles solo posibles de una bruja, para que le ayudase con sus dolores de cabeza y sus problemas. Le recetó una serie de infusiones que le ayudaban a relajarse. Esto, literalmente, acabó con casi todos sus males. Su cuerpo, muy presionado a causa de toda la información adquirida, empezó a vivir de forma más relajada. Su cabeza trabajó de forma más eficiente, los recuerdos dejaron de mezclarse y todo pasó a estar muy claro. Su memoria eidética no volvió a ser un problema.

De sus múltiples encuentros nació, eso sí, el amor. Su padre, que se habría opuesto de forma incansable, murió cuatro años después que iniciasen su relación. Lo hicieron cuando Jean-Pierre tenía veinticinco. Después de esos cuatro años, con su padre ya fallecido, se casaron. Es decir, Jean-Pierre contrajo matrimonio cuando tenía veintinueve años, hace seis. Todo fue mucho más feliz para aquel hombre que, mientras trabajaba, empezaba a tener pesadillas. Su memoria eidética se convirtió, nuevamente, en su peor enemigo. Cada crimen, cada cruento acto contemplado por sus ojos era grabado a fuego en su memoria. Nunca pudo olvidar ninguno de los crímenes que presencio… el dolor se fue acumulando y solamente la compañía de su esposa, y de su hija recién nacida, pudo aliviar parte de su pena. Sufría incontables horas a causa de lo que presenciaba pero la recompensa de atrapar al criminal y el amor de su esposa lograban aliviar cada una de sus penas. Esto se mantuvo de dicha forma hasta que un día, pocos años después, su esposa murió o, más bien, fue asesinada. Cuando llegó a casa y observó el cuerpo de su esposa y de su hija rajados de lado a lado, sangrando por la boca y con sus entrañas repartidas por el suelo… No lo soportó, su mente se quebró. Pasó meses sin salir de casa, casi sin comer y beber, al borde la muerte. Lo superó muy difícilmente –aunque realmente nunca lo haya hecho- tras muchas horas llorando y sufriendo en silencio. Con treinta y cuatro años, mucho tiempo después de todo lo sucedido, volvió al trabajo tras recibir una posible pista sobre el asesino de su familia. Volvió a investigar aunque ahora no era el de antes, muchas veces se tomaba la ley por su mano: se convirtió en el asesino de los asesinos y los violadores, aquellos que perpetraban la ley eran atrapados por su mano, sedienta de sangre, para caer en las garras de la muerte. Todo empezó a cambiar en su mundo siendo, eso sí, él el primero en cambiar.

DATOS EXTRA

- Tiene memoria eidética. Esta es su mayor maldición y su mayor arma: lo recuerda absolutamente todo con una precisión increíble siendo esto a veces considerado un don y otras una maldición. Es superdotado.

- Nunca nadie ha sabido sobre ello pero Jean-Pierre, aunque odia a sus dos padres, siempre ha apreciado su herencia como brujo: nunca ha dejado de entrenar sus dotes mágicas.

- Es viudo. Fue la muerte de su esposa y de su hija lo que provocó que, definitivamente, se volviese loco. No fue capaz de soportar los crímenes que vio en el pasado ni los cuerpos de su familia, recordarlos a la perfección es su mayor maldición…

- Como es agente de la ley tiene orden para llevar armas. Su elevado cargo dentro del cuerpo le confiere una gran autoridad dentro de la ciudad de París siendo uno de los hombres más respetados de la ciudad.

- A veces no puede evitar hablar solo. En muchas ocasiones es capaz de confundir la realidad con lo que no lo es a causa de lo perfecto de sus recuerdos. Su memoria eidética se aplica a la lectura, las fechas y los eventos. Conversaciones completas no las recuerda, por ejemplo. Es más a lo práctico, a las imágenes y sonidos sobre todo.

- Es muy religioso pero dice odiar al Señor en todas sus formas por haberle arrebatado a su familia y haberle echado la maldición de no poder olvidar.

gracias a αgusτınα• de sourcecode