Blanca Schmidt

   
   

DATOS BÁSICOS

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Es de naturaleza bondadosa, como su hermana gemela, todo y que ambas tienen sus rasgos distintivos y a causa de sus experiencias vividas, cada una ha optado por diferentes formas de ser, pequeños rasgos.

Ella es por excelencia la rebelde de la familia, no obedece y su lengua suelta, muchas veces la mete en problemas, de los que luego su hermana Sira tiene que sacarla con buenas palabras. No le gustan los impedimentos y en ocasiones reniega de aquel dios al que desde pequeña le hacían creer ante todo.

Aún así es amable, atenta y muy cariñosa con sus allegados o amistades. Sobre todo a su hermana (todo y que ella lo niegue)  y a su hermano Aemon, a los que quiere por encima de cualquier cosa. Con los desconocidos depende el día que tenga puede ser más o menos desconfiada, todo y que en la mayoría de veces se muestra cordial y hasta derrocha simpatía. Con los más necesitados y vulnerables, saca su lado más protector, desviviéndose por ellos y dándoles todo lo que puede. Sencilla aún así es una joven coqueta, desea encontrar alguien que la quiera.

Tiene su lado inocente, aunque sus gestos demuestren todo lo contrario. De carácter fuerte, muy terca y decidida, es una joven muy impulsiva y muy habladora. No es una joven muy profunda, si inteligente por eso, pero los pensamientos profundos se los deja a su hermana adorada de la familia. Ella prefiere creer que el destino se basa en las decisiones y actos de cada uno, que cada uno crea su propio camino  y no un ser divino.

Apariencia:

HISTORIA

Blanca fue la hermana mayor de las dos gemelas nacidas en la joven familia Schmidt de Londres. Nacieron una tarde casi encapotada de nubes grises que de vez en cuando, según sus caprichos dejaban pasar a los traviesos rayos de sol para que iluminasen la temprana tarde de parto para la señorita Schmidt. Al principio solo esperaban su nacimiento. Que sorpresa fue que tras ella, vino otra niña. Un segundo bebé que fue acogido con alegría y amor. El parto fue rápido, sin excesos de dolor para la cansada madre, saliendo todo a pedir de boca.

La vida de Blanca como Sira su hermana gemela, fue como otra cualquiera familia adinerada con tres hijos entre sus brazos. Siempre hubo peleas entre hermanos, risas, lloros, apoyos y confidencias pero nunca traidores entre ellos mismos frente a sus padres u otras personas. Cierto era que sus padres  siempre tuvieron más mano dura con lo que con su hermano mayor se refería.  Ya que padre se ocupaba de la educación del joven varón y su querida madre de las suyas.

La vida de ambas hermanas, empezó realmente cuando su hermano mayor escapó de las manos controladoras de su padre, marchándose, dejándolas solas. Para Blanca su hermano era lo más preciado que tenia, siempre lo tenía como el ejemplo a seguir, y cuando se fue dejándola sola, no existió tal dolor en toda su vida como aquel. Sin nada de su hermano, ni una carta, ni un secreto contado entre susurros, las dos hermanas se preguntaron que le habían hecho a él para que no fuera capaz de despedirse de ellas. Blanca se autoculpó a sí misma, quizás si hubiese querido frenar a padre en ocasiones, aún seguiría su hermano con ella. Quizás si ella no hubiera tomado algunos comportamientos de su hermano, no le habría dado razones a padre para reñirle.

Tras aquel incidente, rápidamente enviaron las gemelas a un convento, donde serian instruidas en la fe católica y aprenderían a ser unas muy buenas ama de casa y así, los padres esperaban cortar de raíz todo comportamiento rebelde que solo había hecho que aumentar más desde la marcha de su hermano. Pero como fue lógico, las dos gemelas fueron castigadas solo entrar al convento por tener el pelo pelirrojo, siempre se les reservaban los trabajos más duros a ellas dos y tras los primeros días y ver como entre ellas dos se consolaban y se apoyaban mutuamente, las monjas las separaron de tal forma que quedaron solas en aquel lugar menos a la hora de dormir que dormían en la misma habitación. Pero aquel pequeño rato que se veían era muy poco para ellas, y las dos rápidamente decayeron bajo los trabajos y burlas constantes.

A Blanca por su duro carácter, mucho no pudieron hacer para castigarla, a parte de algunos que otros azotes en público cuando se le caía algo al suelo o su lengua la traicionaba, o avergonzándola ante su gemela y resto de chicas. Aquel trato solo hizo que finalmente adoptara una pose mas sumisa, aún así el fuego recorría por su interior, llegando incluso a renegar de aquel dios que las había abandonado a la cruel suerte y que le había quitado todo lo realmente querido y amado de su lado; sus hermanos.

A los diecinueve años las hermanas gemelas pudieron salir del convento. Sira Salió de allí con un corazón grande y bondadoso, todo lo contrario de Blanca, que pese a cambiar conductas y su forma de pensar, su rebeldía y odio hacia aquel dios que debían de adorar, no hicieron más que crecer perdiendo toda la fe. Al salir entre hermanas hubo muchas peleas, por culpa de esas diferencias de pensamiento, aún así en ningún momento fallaron en pensar a la vez que debían buscar a su hermano y encontrarlo.
Aprovechando que muchos extranjeros viajaban hacia París a buscar un futuro mejor, decidieron ambas viajar a ese destino, esperando encontrar a su hermano mayor, al que tanto extrañaban y querían de regreso.

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