AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El brujo y el fantasma [Priv. Penelope B.A.]
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El brujo y el fantasma [Priv. Penelope B.A.]
Hacía ya un tiempo que estaba viviendo solo en la casa de parís, su bisabuelo se opuso primero pero luego fue comprensivo y le dejo irse, aun cuando le dolía ya que Tobías era curiosamente el que mejor le caía en su familia después de su nieta fallecida, la cual era la madre de Tobías, los días se volvieron semanas y estas meses, llegando incluso a pasar unos pocos años, en todo ese tiempo Tobías se dedico a recolectar libros de diferentes países, los cuales visitaba para así aumentar su biblioteca y conocimiento, de paso para comprarse unas cuantas pajaritas y tirantes a juego, teniendo así otro recuerdo de sus viajes, le gustaba viajar ya que podía ver muchas cosas, siempre lleno de curiosidad preguntaba lo que quería saber, principalmente cosas sobre leyendas urbanas y cosas así, tenía muchos campos de estudios los cuales quería saciar, llevando siempre una bandolera de piel sobre el hombro donde guardaba su pluma, tinta y cuadernos de piel con hojas blancas, en las que hacia todas las anotaciones sobre lo que le parecía interesante, incluso pintaba paisajes que le llamaban la atención siendo un diario de investigación y curiosidades del mundo, o más bien de su propio mundo ya que no creía que a nadie más le interesase lo mismo que a él.
Tras tantos viajes se tomo un año sabático pero solo de viajes, no de investigación, ahora ya en casa tenía todo el tiempo del mundo para leer y seguir investigando, la cosa era que muchos de los libros que había adquirido se hallaban por toda la casa, sobre el suelo, las mesas, etc. Había puesto estanterías por toda la casa pero tiempo no había tenido para organizarlos debidamente, y como siempre agarraba uno u otro, al final siempre acababan en el mismo sitio, por lo que por un largo tiempo lo dejo así hasta que tuvo que ponerse con ciertos experimentos, para no dañar los libros, se dedico varios días a organizarlos, normalmente seria una tarea difícil, pero Tobías se entretuvo y divirtió organizándolos, dándoles un orden especifico, llegando a memorizarlos todos por su orden, pudiendo así hallarlos rápido incluso estando a ciegas, cuando tuvo ordenados los libros, se dedico a limpiar la casa ya que había adquirido cierto polvo, podría para eso contratar a una asistenta, pero poca gente quería trabajar para un brujo ya que la gente los parecía temer, era algo estúpido y Tobías pasada de ocultar lo que era por una asistenta, así que se ocupaba de todo el mismo, desde cocinar hasta limpiar, incluso se arreglaba su propia ropa cuando recibía un pequeño corte o algo, aunque a veces se va por ahí a comprar ropa pero no era de gastar dinero en eso la verdad, prefería gastarlo en algo más productivo la verdad.
En los siguientes días, tras terminar de experimentar con algunas cosas, que le habían quitado parte de su sueño, se dedico a estar frente a la chimenea, sentado en el sillón leyendo algunos libros, normalmente leería sobre cosas reales o mitos y demás cosas pero esta vez se intereso por algo totalmente diferente, era sobre el alma humana, quería saber si esta era eterna, no por temor a la muerte ni nada, simple curiosidad ya que hacía unos días por la calle, en plena noche, había visto a una persona que sin más traspaso las paredes de una casa, era evidente que eso le despertó la curiosidad de un modo inimaginable ¿un fantasma? Eso era la única explicación, tenia algunos libros sobre sucesos sobrenaturales y fantasmas, pero todos parecían decir lo mismo pero con otras palabras como si lo adornaran, luego tomo unos sobre conjuros e invocaciones, estuvo semanas rebuscando entre libros hasta que encontró uno decente que le contaba más cosas sobre fantasmas, había uno que decía como atraerlos, por lo que lo puso en práctica, quería hablar con un fantasma, estudiarlo, ver cómo era esa vida y de que eran ellos capaces, o si simplemente eran como decían los libros… también quería ver si podría devolverle la vida a uno, no le interesaba a muchos ya que solo le gustaba probar las cosas una vez y si tenían éxito, pasar a otra cosa diferente, ya que no era de los que se repetían por una cosita, tomo lo que necesito para el llamado de fantasmas, solo funcionaria si había alguno cerca, se comenzaba a sentir de lo más nervioso y emocionado ya que era algo nuevo en su vida.
Al terminar de colocar las cosas y encender las velas, tomo el incienso que el mismo había creado, era un palillo de color aguamarina, los ingredientes a usar eran los necesarios para llamar a un fantasma, al parecer su esencia juntada con la sangre de Tobías, ya que en su creación debía usar sangre de brujo, atraería a un fantasma, así que encendió el incienso, había leído que los brujos podían ver fantasmas así que seguramente se daría cuenta rápido si uno entraba en su casa, también había leído sobre algunos trucos que estos hacían, pero era difícil engañar a Tobías, se las sabia todas, su mente no era tan débil como car por unas ilusiones que el mismo hacia.
Tras tantos viajes se tomo un año sabático pero solo de viajes, no de investigación, ahora ya en casa tenía todo el tiempo del mundo para leer y seguir investigando, la cosa era que muchos de los libros que había adquirido se hallaban por toda la casa, sobre el suelo, las mesas, etc. Había puesto estanterías por toda la casa pero tiempo no había tenido para organizarlos debidamente, y como siempre agarraba uno u otro, al final siempre acababan en el mismo sitio, por lo que por un largo tiempo lo dejo así hasta que tuvo que ponerse con ciertos experimentos, para no dañar los libros, se dedico varios días a organizarlos, normalmente seria una tarea difícil, pero Tobías se entretuvo y divirtió organizándolos, dándoles un orden especifico, llegando a memorizarlos todos por su orden, pudiendo así hallarlos rápido incluso estando a ciegas, cuando tuvo ordenados los libros, se dedico a limpiar la casa ya que había adquirido cierto polvo, podría para eso contratar a una asistenta, pero poca gente quería trabajar para un brujo ya que la gente los parecía temer, era algo estúpido y Tobías pasada de ocultar lo que era por una asistenta, así que se ocupaba de todo el mismo, desde cocinar hasta limpiar, incluso se arreglaba su propia ropa cuando recibía un pequeño corte o algo, aunque a veces se va por ahí a comprar ropa pero no era de gastar dinero en eso la verdad, prefería gastarlo en algo más productivo la verdad.
En los siguientes días, tras terminar de experimentar con algunas cosas, que le habían quitado parte de su sueño, se dedico a estar frente a la chimenea, sentado en el sillón leyendo algunos libros, normalmente leería sobre cosas reales o mitos y demás cosas pero esta vez se intereso por algo totalmente diferente, era sobre el alma humana, quería saber si esta era eterna, no por temor a la muerte ni nada, simple curiosidad ya que hacía unos días por la calle, en plena noche, había visto a una persona que sin más traspaso las paredes de una casa, era evidente que eso le despertó la curiosidad de un modo inimaginable ¿un fantasma? Eso era la única explicación, tenia algunos libros sobre sucesos sobrenaturales y fantasmas, pero todos parecían decir lo mismo pero con otras palabras como si lo adornaran, luego tomo unos sobre conjuros e invocaciones, estuvo semanas rebuscando entre libros hasta que encontró uno decente que le contaba más cosas sobre fantasmas, había uno que decía como atraerlos, por lo que lo puso en práctica, quería hablar con un fantasma, estudiarlo, ver cómo era esa vida y de que eran ellos capaces, o si simplemente eran como decían los libros… también quería ver si podría devolverle la vida a uno, no le interesaba a muchos ya que solo le gustaba probar las cosas una vez y si tenían éxito, pasar a otra cosa diferente, ya que no era de los que se repetían por una cosita, tomo lo que necesito para el llamado de fantasmas, solo funcionaria si había alguno cerca, se comenzaba a sentir de lo más nervioso y emocionado ya que era algo nuevo en su vida.
Al terminar de colocar las cosas y encender las velas, tomo el incienso que el mismo había creado, era un palillo de color aguamarina, los ingredientes a usar eran los necesarios para llamar a un fantasma, al parecer su esencia juntada con la sangre de Tobías, ya que en su creación debía usar sangre de brujo, atraería a un fantasma, así que encendió el incienso, había leído que los brujos podían ver fantasmas así que seguramente se daría cuenta rápido si uno entraba en su casa, también había leído sobre algunos trucos que estos hacían, pero era difícil engañar a Tobías, se las sabia todas, su mente no era tan débil como car por unas ilusiones que el mismo hacia.
Tobias Slanger- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/09/2013
Re: El brujo y el fantasma [Priv. Penelope B.A.]
Lo que tiene alma se distingue de lo que no la tiene por el hecho de vivir.
Aristóteles
Aristóteles
Era como mirar con otros ojos lo cotidiano, tal vez así mismo veían el mundo los vampiros, pero al menos ellos estaban en un plano más terrenal, los fantasmas ya se situaban mas espiritualmente, con una sensibilidad mayor y sin poder tener la facilidad de tener un cuerpo materializado con el que poder hacer estragos. Cuantos seres no lloraban por aquella desgracia que les mantenía en ese estado terrenal, sin poder disfrutar el goce de la lujuria carnal y las otras solemnidades que un ser vivió podría regocijarse fácilmente, hasta ser netamente cotidiano. Aun así las ventajas eran notables, al estar en ese estado, las desventajas también, pero un buen adepto nunca se metería con un ser que no pudiera controlar, porque ellos eran demasiados peligrosos y una energía no se podría destruir.
Brujo era un travieso, él era el que hacía que Penélope dejara los aposentos de su brujo y señor, para ir en busca de algo más emocionante. Su naturaleza, la hacía sentirse tremendamente atraída por aquellas ondas energéticas que le indicaba una buena presencia mágica, no se valía de las auras para ver la sensibilidad de una persona, no era muy buena diferenciando los colores de cada uno de los estados que podría tener la persona, pero su compañero si era un experto, su visión era mucho más desarrollada, además de su olfato, pero le fallaba un poco el odio, algo que recompensaba el ente, quien era más sensible a los llamados y susurros que gente de gran sensibilidad podría estar haciendo, pero aunque podría escuchar los llamados, no era fácil arrastrarla para que estuvieran al frente de ellos o se apareciera fácilmente.
Era un ente caprichoso y resistente, no se atrevería presentarse a cualquiera, debería ser muy bueno para que ella llegara a sentirse curiosa por el ser. Aun así, le encantaba estar fisgoneando y chismoseando por todas partes, cerca de esa gente que podría ser materia o ya lo era. Brujo paseaba por unos largos y limpios pasillos, ella lo seguía tranquilamente, nadie los podría ver o eso pensaban ellos, el canino había olido aquel enigmático olor que atraía fácilmente y como tiburón al acecho buscaba la esencia desde hace ya rato, hasta dar con la cara.
Penélope no estaba feliz, aquella casa le recordaba a su antiguo hogar, se sentía pesada, malhumorada, mientras seguía los pasos de su fiel compañero –No te vayas…- le susurro al perro que ya había dado vuelta hacia una pared y desaparecido. Ira, aquello era lo que sentía, busco dejar salir un grito de desesperación, pero nada salió de sus labios. –Brujo no quiero jugar!- indico ella bramando con furor. Las paredes comenzaban a temblar, mientras los cuatros se movían por culpa del sismo que ella producía.
El animal apareció, apenado y buscando tranquilizarla, ella pareció entender que no buscaba dejarla sola –No me gusta estar sola…- le dijo a él y este le pidió disculpas, pero aun así la llevo hasta lo que lo mantenía tan entretenido que no presto atención a sus necesidades. Penélope miro curiosa entrando a ese lugar, que tenía mucha carga mágica, pudo oler también el aroma que rodeaba toda la habitación y parecía ser muy atrayente. Comenzó a rodear el lugar, mirando detenidamente a aquel hombre, que podría denominar un hábil brujo, escuchaba atentamente los otros entes, que también habían sido atraídos por aquel ritual. Ella solamente se quedo detallando el lugar, y todas las cosas extrañas que tenía el hombre, mientras brujo parecía estar más interesado en mordisquear la tela de la cortina. Ninguno de los dos se había materializado lo suficiente para que aquel hombre pudiera verlos, pero si era bueno podría sentirlos.
Brün Rothschild- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/03/2013
Localización : ¿Paris?
Re: El brujo y el fantasma [Priv. Penelope B.A.]
Tras encender el incienso y recitar unas palabras mágicas espero paciente a ver si aparecía algún fantasma curioso, pero la espera se había hecho un poco larga, al menos para Tobías, ya que miraba de vez en cuando el reloj de bolsillo que tenia enganchado a su cadena del chaleco y puesta en su bolsillo, así mas a mano que en el bolsillo del pantalón, ahí residía una foto de su madre, la única foto mas reciente que había tenido antes de irse de casa, era por la época que el había sido concebido, al mirar la hora pudo ver a su madre, la cual sonreír muy feliz, no era la típica sonrisa falsa de foto, el podía notarlo fácilmente, de repente su atención se desvió hacia el cuarto en el que estaba, volviendo a guardar su reloj en el bolsillo del chaleco, notando unas presencias, no era una sino varias y eso le gusto y en parte sorprendió que hubiesen tantos fantasmas por la ciudad, aunque parecían ser de los tímidos ya que ninguno se mostraba, sino que se ocultaban con su poder para que Tobías no viese su aspecto, o simplemente eran desconfiados y ahora analizaban todo para ver qué hacer, eso le hacía en parte gracia.
Estaba atento a la habitación mientras se apoyaba en su escritorio, poniendo las manos a cada lado suya, apoyándolas sobre la mesa para estar mas cómodo, analizando el ambiente y las auras ocultas, podría contar 8 fantasmas y medio, lo que le pareció de lo más raro, no los 8 sino el medio, no podía ser un decapitado, ya que eso es una muerte total, por lo que centro toda su atención en ese medio, notándolo mover y viendo como la cortina de pronto comenzaba a moverse, sonrió ladino al ver que sabia tocar cosas a diferencia de otros entes, así que se incorporo y se acerco a la cortina, viendo la ventana y su paisaje, muy normalito la verdad, curiosamente al estar tan cerca de ese ser, pudo notar algo bien distinto, no era un fantasma normal, con decir que ni humano era, y mucho menos demoniaco, era distinto… murmuro unas palabras casi inaudibles para las personas y la figura de un perro apareció, lo vio jugando con las cortinas, lo cual le hiso cierta gracia, era la primera vez que veía un fantasma y era un perro… sabia por ciertos libros que muchos fantasmas estaban unidos a sus mascotas por algo, pero el verlo era totalmente diferente, pero la figura perruna estaba traslucida, el hechizo que había pronunciado era de revelación, pudiendo ver lo que estaba oculto, y al parecer funcionaba con fantasmas, pero solo los que él quería ya que mirando a su alrededor ninguno mas se materializo.
Tobías se agacho sonriéndole al animalito, era curioso el ver algo así en la vida real, como si desvelara un misterio o una fabula de cuento, un tabú expuesto que era peligroso y mas para personas cerradas, pero para Tobías era de lo más estimulante, le encantaba ver y descubrir cosas nuevas como ahora, al parecer el perro se dio cuenta de que lo habían pillado ya que dejo la cortina y miro a Tobías, no le gruño eso era bueno, alargo su mano para que el perro pudiese olerle aunque a saber si tenían los fantasmas esa capacidad aun intacta o eran meras ilusiones que les hacen pensar que aun las tienen… era todo misterios que quería resolver, pero al parecer el perro le olfateo la mano, vio su gesto y de cómo le respiraba, notando frio en los dedos, eso le hiso sonreír más amplio, el aliento de la muerte lo llamaban otros, pero para Tobías era una evidente muestra de vida aun tras la muerte, fría pero agradable.
- Hola pequeño, ¿estas perdido? ¿Dónde está tu dueño? – le pregunto y de pronto fue lamido por el perro, siendo aun así su mano la lamida, noto un escalofrió que le recorrió todo el cuerpo aparte de un frio mayor en la mano, había sentido parte de su esencia como si hubiese sido lamido por un perro congelado, una sensación agradable y refrescante la verdad, alzo la mano y lo intento acariciar, pero antes de tocarlo pronuncio otro hechizo para poder tocarlo así, era un hechizo que trasladaba parte de su cuerpo al plano fantasmal, lo había hecho para que su mano pasara allí pero a ojos vivos no había diferencia, parecía que acariciaba el aire, pero Tobías sentía al perro como si fuese vivo, notando la suavidad de su pelaje, al parecer al perro le agrado el contacto, por cosas así merecía la pena tragarse todos los libros de hechizos, estas cosas no tenían precio…
[Cada hechizo no dura para siempre sino que tienen su caducidad en tiempo, pudiendo durar minutos a horas, pero siempre desaparecen, pocos son para siempre pero esos normalmente son de magia negra como maldiciones y demás cosas]
Estaba atento a la habitación mientras se apoyaba en su escritorio, poniendo las manos a cada lado suya, apoyándolas sobre la mesa para estar mas cómodo, analizando el ambiente y las auras ocultas, podría contar 8 fantasmas y medio, lo que le pareció de lo más raro, no los 8 sino el medio, no podía ser un decapitado, ya que eso es una muerte total, por lo que centro toda su atención en ese medio, notándolo mover y viendo como la cortina de pronto comenzaba a moverse, sonrió ladino al ver que sabia tocar cosas a diferencia de otros entes, así que se incorporo y se acerco a la cortina, viendo la ventana y su paisaje, muy normalito la verdad, curiosamente al estar tan cerca de ese ser, pudo notar algo bien distinto, no era un fantasma normal, con decir que ni humano era, y mucho menos demoniaco, era distinto… murmuro unas palabras casi inaudibles para las personas y la figura de un perro apareció, lo vio jugando con las cortinas, lo cual le hiso cierta gracia, era la primera vez que veía un fantasma y era un perro… sabia por ciertos libros que muchos fantasmas estaban unidos a sus mascotas por algo, pero el verlo era totalmente diferente, pero la figura perruna estaba traslucida, el hechizo que había pronunciado era de revelación, pudiendo ver lo que estaba oculto, y al parecer funcionaba con fantasmas, pero solo los que él quería ya que mirando a su alrededor ninguno mas se materializo.
Tobías se agacho sonriéndole al animalito, era curioso el ver algo así en la vida real, como si desvelara un misterio o una fabula de cuento, un tabú expuesto que era peligroso y mas para personas cerradas, pero para Tobías era de lo más estimulante, le encantaba ver y descubrir cosas nuevas como ahora, al parecer el perro se dio cuenta de que lo habían pillado ya que dejo la cortina y miro a Tobías, no le gruño eso era bueno, alargo su mano para que el perro pudiese olerle aunque a saber si tenían los fantasmas esa capacidad aun intacta o eran meras ilusiones que les hacen pensar que aun las tienen… era todo misterios que quería resolver, pero al parecer el perro le olfateo la mano, vio su gesto y de cómo le respiraba, notando frio en los dedos, eso le hiso sonreír más amplio, el aliento de la muerte lo llamaban otros, pero para Tobías era una evidente muestra de vida aun tras la muerte, fría pero agradable.
- Hola pequeño, ¿estas perdido? ¿Dónde está tu dueño? – le pregunto y de pronto fue lamido por el perro, siendo aun así su mano la lamida, noto un escalofrió que le recorrió todo el cuerpo aparte de un frio mayor en la mano, había sentido parte de su esencia como si hubiese sido lamido por un perro congelado, una sensación agradable y refrescante la verdad, alzo la mano y lo intento acariciar, pero antes de tocarlo pronuncio otro hechizo para poder tocarlo así, era un hechizo que trasladaba parte de su cuerpo al plano fantasmal, lo había hecho para que su mano pasara allí pero a ojos vivos no había diferencia, parecía que acariciaba el aire, pero Tobías sentía al perro como si fuese vivo, notando la suavidad de su pelaje, al parecer al perro le agrado el contacto, por cosas así merecía la pena tragarse todos los libros de hechizos, estas cosas no tenían precio…
[Cada hechizo no dura para siempre sino que tienen su caducidad en tiempo, pudiendo durar minutos a horas, pero siempre desaparecen, pocos son para siempre pero esos normalmente son de magia negra como maldiciones y demás cosas]
Tobias Slanger- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/09/2013
Re: El brujo y el fantasma [Priv. Penelope B.A.]
Brujo había sido descuidado y ahora, gracias a las palabras que había conjurado el humano que estaba cerca de ese lugar, se había materializado casi por completo, haciendo las energías se condensaran mas, para así brujo ser más visual, en cual solamente, llegarían a apreciar con gran claridad, las personas con suficiente sensibilidad. Penélope no había sido víctima de eso, se posaba tranquila en un rincón, mientras veía como el humano estaba como niño curioso con brujo, bueno a lo mejor era algo nuevo para él, debía entenderlo. Se daba cuenta que el Corgi, había sido atraído hacia ese lugar gracias a algún truco que el humano había realizado y ella como fiel compañera, lo había seguido, no se sentía estúpida y aunque se sentía protegida por su invisibilidad, sabía que el humano era un brujo y que podía sentir su presencia.
Brujo se comportaba como un perro normal, olio la mano del humano y, reconociendo, analizando cada una de la información que le llegaba. Brujo y ella estaban conectados, aunque el hechizo anterior no hubiera funcionado con ella, el siguiente hizo que su cuerpo se volviera completamente corpóreo —Brujo!— regaño la joven, que mantenía su cabello largo castaño claro, suelto. Su cuerpo estaba completamente desnudo, no había ninguna vestimenta que cubriera su desnudez. Dio unos pasos hacia adelante, el animalillo le atendió, pero en vez de ir hacia ella, retrocedió, sabiendo que había hecho algo malo, aunque no sabía exactamente que era. —¿Acaso a este hombre, no le han enseñado a no tocar a un perro desconocido?— bufo, aun sin darse cuenta de que este podría ya verla completamente y si quisiera, podría tocarla y sentir su piel tersa y desnuda.
—¿Qué?— miraba al perro, parecían tener un tipo de comunicación, se hablaban, aunque no necesariamente con palabras. Brujo le explico que el humano ya la podía ver con claridad, ella giro su rostro hacia el hombre y noto que era cierto, este le miraba detenidamente. Contuvo la respiración, sintiéndose levemente aturdida y preocupada —No le puedes decir nada a León—sentencio moviendo su dedo índice de forma autoritaria al perro, si su brujo se enteraba que había sido descubierta tan fácilmente por otro brujo, la regañaría tanto que solamente pensarlo, le dolía la cabeza, aunque solamente era una expresión, ya que ella no podía sentir. —Shh…— había quedado satisfecha, ahora se quedaba mirando al brujo que tenía cerca, frunció el ceño levemente, mientras su cuerpo comenzaba a desvanecerse, desapareciendo lentamente sus piernas, por voluntad de ella —No debería jugar, con cosas asi…— su voz fue más grave, con un extraño eco, que la hacía resonar por todo el lugar, los otros entes se alborotaron, comenzando a sentirse incómodos, por la energía que la mujer emanaba. Pero a la final no era una amenaza, solamente se comportaba como una niña consentida, que le habían invadido su privacidad
off: perdon por ma %&/$ de post x.x, el malestar de gripe no me hace pensar bien ToT
Brujo se comportaba como un perro normal, olio la mano del humano y, reconociendo, analizando cada una de la información que le llegaba. Brujo y ella estaban conectados, aunque el hechizo anterior no hubiera funcionado con ella, el siguiente hizo que su cuerpo se volviera completamente corpóreo —Brujo!— regaño la joven, que mantenía su cabello largo castaño claro, suelto. Su cuerpo estaba completamente desnudo, no había ninguna vestimenta que cubriera su desnudez. Dio unos pasos hacia adelante, el animalillo le atendió, pero en vez de ir hacia ella, retrocedió, sabiendo que había hecho algo malo, aunque no sabía exactamente que era. —¿Acaso a este hombre, no le han enseñado a no tocar a un perro desconocido?— bufo, aun sin darse cuenta de que este podría ya verla completamente y si quisiera, podría tocarla y sentir su piel tersa y desnuda.
—¿Qué?— miraba al perro, parecían tener un tipo de comunicación, se hablaban, aunque no necesariamente con palabras. Brujo le explico que el humano ya la podía ver con claridad, ella giro su rostro hacia el hombre y noto que era cierto, este le miraba detenidamente. Contuvo la respiración, sintiéndose levemente aturdida y preocupada —No le puedes decir nada a León—sentencio moviendo su dedo índice de forma autoritaria al perro, si su brujo se enteraba que había sido descubierta tan fácilmente por otro brujo, la regañaría tanto que solamente pensarlo, le dolía la cabeza, aunque solamente era una expresión, ya que ella no podía sentir. —Shh…— había quedado satisfecha, ahora se quedaba mirando al brujo que tenía cerca, frunció el ceño levemente, mientras su cuerpo comenzaba a desvanecerse, desapareciendo lentamente sus piernas, por voluntad de ella —No debería jugar, con cosas asi…— su voz fue más grave, con un extraño eco, que la hacía resonar por todo el lugar, los otros entes se alborotaron, comenzando a sentirse incómodos, por la energía que la mujer emanaba. Pero a la final no era una amenaza, solamente se comportaba como una niña consentida, que le habían invadido su privacidad
off: perdon por ma %&/$ de post x.x, el malestar de gripe no me hace pensar bien ToT
Brün Rothschild- Hechicero Clase Media
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Localización : ¿Paris?
Re: El brujo y el fantasma [Priv. Penelope B.A.]
Estaba centrado más en el animalito y en acariciarlo y sentirlo que en lo que pasaba a su alrededor, pasando de prestar su atención del todo a los demás entes pero una pequeña parte de él la seguía atendiendo, al menos lo justo para de pronto reaccionar rápido al oír una voz, rápido miro a su lado viendo a una joven de cabello largo, al parecer era la dueña de aquel perro que ya no podía acariciar al terminarse el tiempo del hechizo, era una pena, habían hechizos que solo podían ser usados una vez al día, otros mucho menos y algunos incluso solo una vez en la vida, pero este hechizo era diferente, podía usarse mucho solo con dos condiciones, uno que el brujo debía tener mucho poder y el otro, que lo recomendable era usarlo por partes, ya que si uno se pasaba y traspasaba todo su cuerpo al plano fantasmal, podría acabar volviéndose uno por exceso de poder usado, eran cosas raras la verdad pero Tobías no se echaba para atrás en eso, sino que le daba más curiosidad, pero no era tiempo ni el momento de ponerse a probar cosas así, había visto a una joven fantasma que hablaba consigo misma que con nadie más, aunque juraría que la advertencia sí que iba dirigida a él, pero eso el ya lo sabía solo que no le interesaba, si no se hubiera metido en esto, siquiera habría visto un perro fantasma, algo que pocos podrían decir la verdad.
- ¿jugar? ¿Quién le dice a usted que estoy jugando? – pregunto mientras se levantaba para verla de frente, viendo como la joven desaparecía poco a poco, pero ya la había captado tan nítidamente como si fuese una persona viva y reconoció su aura de entre todas, así que si la joven estaría moviéndose por la sala o casa o cualquier lugar cercano a él, lo sabría igual que al perro que tenia cierto parentesco en el aura, así seria más fácil de hallarlos… vale, si, estaba jugando en parte ya que le resultaba de lo más divertido y estimulante el haber roto un misterio del universo, pero es que no lo podía evitar, le gustaban demasiado este tipo de cosas, el misterio le llamaba a todas partes y no lo rechazaba aun siendo lo más peligroso del mundo, y destruir, romper o abrir un tabú era de lo más estimulante, a veces peligroso pero no iba a echarse hacia atrás por ello la verdad - ¿podría al menos concederme su nombre? Brujo no quiere decírmelo – bromeo ya que había oído a la joven mencionar el nombre del animal, aunque curioso nombre el de “Brujo” para un perro… ¿tendría algún significado?
- ¿jugar? ¿Quién le dice a usted que estoy jugando? – pregunto mientras se levantaba para verla de frente, viendo como la joven desaparecía poco a poco, pero ya la había captado tan nítidamente como si fuese una persona viva y reconoció su aura de entre todas, así que si la joven estaría moviéndose por la sala o casa o cualquier lugar cercano a él, lo sabría igual que al perro que tenia cierto parentesco en el aura, así seria más fácil de hallarlos… vale, si, estaba jugando en parte ya que le resultaba de lo más divertido y estimulante el haber roto un misterio del universo, pero es que no lo podía evitar, le gustaban demasiado este tipo de cosas, el misterio le llamaba a todas partes y no lo rechazaba aun siendo lo más peligroso del mundo, y destruir, romper o abrir un tabú era de lo más estimulante, a veces peligroso pero no iba a echarse hacia atrás por ello la verdad - ¿podría al menos concederme su nombre? Brujo no quiere decírmelo – bromeo ya que había oído a la joven mencionar el nombre del animal, aunque curioso nombre el de “Brujo” para un perro… ¿tendría algún significado?
Tobias Slanger- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/09/2013
Re: El brujo y el fantasma [Priv. Penelope B.A.]
“No he comido desde hace unos cuatrocientos años —dijo el fantasma. No lo necesito, por supuesto, pero uno lo echa de menos”
Joanne Kathleen Rowling
Joanne Kathleen Rowling
Los curiosos eran peligrosos, pues siempre estarían buscando experimentar, sin medir los peligros del camino, le parecía incomodo de cierta manera, pero también algo encantador, que hubiera personas encantadas con lo que ella era en ese momento, aunque debía admitir, que también para ella era un misterio, dada la poca edad que tenía en ese estado, pero gracias a su hermano León, había logrado apreciar con más claridad la condición que en ese momento poseía. Había leído y leído libros que describía a los fantasmas y cada una de las historias del folclore, que pudiera darle una explicación concreta de lo que se trataba estar en esa situación, pero no era más que historias exageradas, de gente con buena imaginación, al final no se podría decir los limites, el final de esa condición.
Muchas veces se presentaba como una silueta una extraña sombra monocroma, de un color opaco, que fácilmente pudiera pasar desapercibida a los ojos de los que no querían ver. Su figura siempre daba un toque nebulosa, antropomórfica. Y sus ropas, las creaba con su misma esencia, de un carácter inmaterial y trasparentes. Su entrenamiento de sus poderes, le había ayudado a ser habilidosa, al momento de crear cualquier ilusión o en tal caso alguna apariencia, que ella quisiera en ese momento. Le gustaba flotar en los lugares desolados, dejarse ver incompleta, sin piernas, con solamente una parte de su cuerpo o en ocasiones sin un rostro, ningún rasgo femenino ni masculino, solamente una figura asexual, pero todo llegaba al juego y al experimento de sus poderes.
En este caso todo estaba en su santo lugar, gracias a la poderosa magia del brujo, pero ahora ella era la que quería mostrarse, era extraño verla completa, el mismo brujo que la controlaba, en ocasiones se molestaba por sus juegos, pues en extrañas ocasiones aparecía con una apariencia humana normal. Le hubiera gustado desaparecer completamente, pero su curiosidad era también grande, así que detuvo su desaparición y se cruzo de brazos, mientras todo volvía a su puesto, dedico una parte de su concentración, en crear también un bello vestido de satén, de color dorado, que cubriría su cuerpo desnudo, mientras ella mantenía su pose firme.
Ella rio por la broma, no le pareció ofensivo, su risa fue suave, comenzaba a tener un todo de voz normal, ella misma la había graduado para que sonara agradable al oído del brujo — Los perros no hablan, eso sería una locura — sentencio, dejando que una de sus manos cubriera sus labios, dejo de reírse y aclaro su garganta — el ya no es un perro, aunque tiene forma de tal y fuera uno en su vida, es un ser vivo, en mi mismo estado, por eso se me es fácil comunicarme con él, pero repito, el perro no habla — era extraño, pero para el hombre debía ser fácil entender, que había una comunicación y un lazo tan fuerte, que no había necesidad de comunicarse de forma vocal, ellos lo hacían a su forma .
Dio un pequeño salto para comenzar a flotar, dejo que el vestido pasara su largor, para dejarlo que pasara al ras del piso — Penélope Braga de Amiano — indico suavemente — una española que se suicido hace tres años aproximadamente, después de que su padre la obligaría a casarse con él, por el gran parentesco que tenia con su madre; pero este la culpaba por la muerte de tal, ya que, al nacer la pequeña, ella murió, minutos después del parto. Ella no soporto tal presión y prefirió suicidarse — entrecerró sus ojos, mientras sus cabellos se iban hacia atrás, sin ella ni siquiera tocarlos, solo con ordenarlo, cada fibra de su cuerpo se comportaría a su antojo. — Brujo murió un año antes, no me acuerdo, Padre lo pateo tan fuerte que… — gimoteo suavemente, sus manos se fueron hacia su rostro, para limpiar las lagrimas que nunca saldrían, le afectaba mas hablar de la trágica muerte de su perro que la de ella, pues él hubiera sido un gran compañero y una clave esencial para que ella hubiera seguido viva, solamente si no hubiera ladrado, si se hubiera quedado obediente, viendo como su padre y su hermano discutían, no hubiera sucedido nada de eso.
Brün Rothschild- Hechicero Clase Media
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Re: El brujo y el fantasma [Priv. Penelope B.A.]
No se espero que la joven reapareciese en su presencia y mucho menos que lo hiciera vestida ya que juraría que antes ella carecía de ropa, pero al parecer los fantasmas también tenían ciertos poderes, eso era interesante, digno de estudio pero a saber si un fantasma se dejaría estudiar por un brujo o por cualquiera sin más, o sin ganas nada a cambio, pero a saber si eran avariciosos, habían tantas preguntas sin respuestas que la mente de Tobías bullía de conocimiento, deseaba saber tantas cosas que ni sabia por donde comenzar, pero de pronto oyó la historia de la joven tras oír su nombre, un nombre largo la verdad pero le sentaba bien eso se debía de admitir, solo que… ¿Por qué le contaba su historia? ¿Quería que sintiese pena? Desgraciadamente no la podía sentir mucho, el mismo había pasado por cosas malas pero la verdad es que el suicidio no estaba entre sus planes futuros, amaba demasiado la vida y el conocimiento aunque el saber que podría volverse un fantasma sí que le pareció interesante.
- Lamento mucho lo que os sucedió, ni puedo llegarme a imaginar tal dolor – comento él mientras posaba una mirada en el perro para luego en la joven – pero he de admitir que es fascinante el que una persona como usted se haya convertido en fantasma junto a su perro, seguramente porque tiene algo pendiente o por puro capricho del destino – dijo tranquilo sin apartar la vista de la joven, ciertamente deseaba saber más cosas de ella, pero a saber si ella aceptaba... – quizás sea algo egoísta de mi parte el pediros tal cosa, pero… ¿no os gustaría ayudarme a desentrañar el misterio del universo? O más bien dicho, la esencia fantasmal – comento algo serio pero luego sonrió ladino como quitándole seriedad al asunto, tampoco era plan que la joven se asustase… aunque ahora que lo pensaba ¿los fantasmas se podían asustar? Era una buena pregunta la verdad.
Esperaba que la joven aceptara ya que así podría estudiar su funcionamiento, poderes, el porqué sucedía, sus límites y muchas otras cosas, incluso el cómo darles cierta vida aun siendo artificial o por un corto periodo de tiempo, habían muchas ideas rondando por su mente, deseaba hacer tantas cosas… rellenas diarios infinitos de esa investigación que nadie leería pero que era de su propia biblioteca, solo suya… el pasaba de buscar fama, no le interesaba tal cosa, solo el hallar la verdad detrás de lo oculto y saciar su curiosidad, quizás… en lo más fondo de su ser, buscaba respuestas sobre la muerte por si podría encontrarse con su madre en esta vida y no esperar a la otra, deseaba verla y saber cosas sobre ella como quien era su padre… pero eso no tenía que saberlo nadie, era un pequeño sueño muy pero que muy egoísta y de seguro que sin futuro, pero no le importaba, ya que como se solía decir, la esperanza era lo último que se perdía ¿no?.
- Lamento mucho lo que os sucedió, ni puedo llegarme a imaginar tal dolor – comento él mientras posaba una mirada en el perro para luego en la joven – pero he de admitir que es fascinante el que una persona como usted se haya convertido en fantasma junto a su perro, seguramente porque tiene algo pendiente o por puro capricho del destino – dijo tranquilo sin apartar la vista de la joven, ciertamente deseaba saber más cosas de ella, pero a saber si ella aceptaba... – quizás sea algo egoísta de mi parte el pediros tal cosa, pero… ¿no os gustaría ayudarme a desentrañar el misterio del universo? O más bien dicho, la esencia fantasmal – comento algo serio pero luego sonrió ladino como quitándole seriedad al asunto, tampoco era plan que la joven se asustase… aunque ahora que lo pensaba ¿los fantasmas se podían asustar? Era una buena pregunta la verdad.
Esperaba que la joven aceptara ya que así podría estudiar su funcionamiento, poderes, el porqué sucedía, sus límites y muchas otras cosas, incluso el cómo darles cierta vida aun siendo artificial o por un corto periodo de tiempo, habían muchas ideas rondando por su mente, deseaba hacer tantas cosas… rellenas diarios infinitos de esa investigación que nadie leería pero que era de su propia biblioteca, solo suya… el pasaba de buscar fama, no le interesaba tal cosa, solo el hallar la verdad detrás de lo oculto y saciar su curiosidad, quizás… en lo más fondo de su ser, buscaba respuestas sobre la muerte por si podría encontrarse con su madre en esta vida y no esperar a la otra, deseaba verla y saber cosas sobre ella como quien era su padre… pero eso no tenía que saberlo nadie, era un pequeño sueño muy pero que muy egoísta y de seguro que sin futuro, pero no le importaba, ya que como se solía decir, la esperanza era lo último que se perdía ¿no?.
Tobias Slanger- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/09/2013
Re: El brujo y el fantasma [Priv. Penelope B.A.]
“Una vez hecho algo, no puede valer mucho; es una obra humana con todas las imperfecciones de lo humano, pero el hecho de ejecutarla sí es interesante.”
— Jorge Luis Borges
— Jorge Luis Borges
¿Por qué se disculpaba como si él tuviera la culpa? Era algo que nunca entendería, el que las personas buscaran disculparse de algo que ni tenían que ver. Si conoces a un muerto, debías saber su historia, era clave importante para apreciar su comportamiento, si morían de forma natural y pacífica, podrían ser mas colaboradores, pero si su muerte había sido provocada o muy tormentosas, podrían ser la clave, por si el fantasma era muy agresivo. Le gustaba que el brujo fuera curioso, tenía algo en el, en su interior que le brindaba confianza para sentarse a comentarle una de las cosas que sabia ella, aunque era joven, podría tener una que otra cosa guardada en su interior, que podría servirle de algo al joven brujo.
— Depende — inquirió, alzando una de sus cejas, miro a brujo, para luego volver mirar al hombre — ¿Qué ganamos nosotros? — preguntaría curiosa. — Puede que sepa alguna que otra cosa, pero apenas tengo tres años de muerta. ¿Con eso bastara? —entre más antiguo mas sabiduría, pensaba Penélope, se sentía insegura de que pudiera ayudarlo en algo verdaderamente, pero sonaba divertido, eso no lo escondería, le parecía excitante, le encantaba ayudar.
Ya se había olvidado en qué estado estaba, si estaba invisible para el ojo humano o aquel brujo la veía. Tenía su límite, comenzaba a sentirlo, el crear una imagen que pudiera captar el brujo nítidamente y hasta pudiera tocarlo, aunque este aun no se atreviera a tal, era agotador, por eso mismo comenzó a desvanecerse, hasta tal punto de dejar un silencioso vacio en la habitación, pero pronto volvió a aparecer, un poco menos claro, como una figura aguasa, ella sentada en un mullido sofá, con la pierna cruzada, mientras brujo estaba sentado a pie de este.
— ¿Qué esperas? — Sonrió ampliamente — ¿Qué el retrato de su rostro esté listo? — rio suavemente, una de sus manos cubrió sus labios, su educación, aun después de muerta era impecable y seguirá siendo así, hasta que se desvaneciera del universo.
Brün Rothschild- Hechicero Clase Media
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