AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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{+} Underworld Psychophony {+}
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{+} Underworld Psychophony {+}
Recuerdo del primer mensaje :
Cementerio de Montmartre, París.
31 de octubre, 1800.
Medianoche.
"Descanso eterno... Silencio custodiado por simples almas que danzan en la obscuridad infinita, entre un limbo tecnicolor que aún se niegan a abandonar ¿que se supone que buscan? ¿que esperan? ¿ser escuchadas?. Susurros en la inmensidad, sujetos en las brisas, que logran erizar y hacer temblar incluso hasta a los mas fuertes. Pero siempre llega el momento de ver, la realidad tiende a ser caprichosa frente a los ojos de quienes ignoran, pero a todos nos llega el momento, y todos llegaremos a parar ahí. Siniestro lugar que acoge a quienes se liberan del cuerpo mortal, pasando de lo mundano a lo espiritual. Paz, tranquilidad... ¿Será todo eso verdad? ¿O simplemente aquellas almas, esperaban por uno minutos mas de atención? Eso era precisamente lo que averiguarían en aquella fría y lúgubre noche."
Leonor aguardo con paciencia la hora acordada, debía ser precisa y sumamente cautelosa con todo, en esos momentos; el dejar algo al azar, no era opción, menos al aceptar el motivo de aquella macabra "reunión". Los pasos de la inmortal eran suaves, pero decididos, sus ojos fijos en el objetivo planteado anteriormente por su nuevo he inesperado aliado.
Tanto su cabello como aquel vestido de seda negro, acompañando por su larga capa del mismo tono haciendo juego y ayudándola a fundirse con la obscura noche que se presentaba, danzaban a la par, con cada ráfaga de viento que se producía, y arremetía contra su cuerpo. La nieve caía silenciosa, no alteraba en demasía todo el entorno, aún así los pies de la joven quedaban marcados conforme dada un nuevo y certero paso hacía adelante.
Finalmente se detuvo frente a una reja enorme y sumamente detallada, por supuesto se veía antigua y malgastada, consecuencias de las grandes heladas que golpeaban cada año a la ciudad, para luego dar paso a un clima tan cálido y contradictorio, desvaneciendo cualquier recuerdo del anterior. Su mano derecha se movió con lentitud hasta quedar sobre la gran cadena que daba unas cuantas vueltas sobre los oxidados barrotes. Aunque ciertamente dejar marcas de su visita sería bastante inoportuno, por lo que decidió remover su mano hasta uno de los fierros laterales, y sin formar alguna mueca de esfuerzo en su rostro, logro doblarla hacía un costado, sin llegar a quebrarla, y acompañada de su característica agilidad ingresó, volteándose hasta volver a dejar todo en su lugar. Ella adentro y no se lograba divisar ni el mas mínimo cambio. Perfecto.
Inició su recorrido por el lugar; miles eran las lapidas, las tumbas que regocijaban a los caídos al mundo de las sombras, miles los que habían realizado el viaje eterno.
Por un momento por la cabeza de Leonor paso la idea de verse en una de ellas, claro, ella debía estar ahí, ese debía ser por lógica su destino, pero no, burlo a la muerte, y ahora se dedicaba a caminar por sobre ella.
No permitió mayor distracción hasta dar con la última lapida, la cual se encontraba bastante alejada, en una zona mucho mas obscura y apartada del resto. Aquella denotaba ser mas especial, y pronto descubriría el por que de esto.
Los suaves y tersos dedos de la joven se paseaban por el frío mármol, delineando cada detalle estampado sobre el. Preciosas terminaciones, definitivamente invaluable, sin duda su dueño puso lo mejor de si mismo al crear algo tan sublime, pero que desgraciadamente jamas sería apreciado por todos en su totalidad, las personas solo pasan y se retiraban, siempre ahorrándose mayores comentarios, casualmente un alago de algo así no sería bien recibido.
El cuerpo de la vampiresa dio la espalda a todo lo demás, sus brazos descansaron sobre la tumba, aguardando. Sabía que solo era cosa de tiempo, y llegaría de un momento a otro, extrañamente se sentía nerviosa, no estaba segura de como resultaría todo, pero confiaba en el, y en sus habilidades, de no haber sido así, jamas hubiera aceptado la invitación.
De pronto el aire cambió drasticamente, un aroma dulce, tan dulce como lo es sangre para su especie, llego a su sensible olfato. Ya no estaba sola y podía ser consiente de eso con absoluta seguridad. Aún así no se molesto en observar y espero a que su acompañante se acercara hasta ella, siendo presa de la ansiedad, la cual se corto sin previo aviso, al ver como una mariposa azul aleteaba frente a ella de manera elegante. Resaltando sus tonos azules en las alas, llegando incluso a posarse sobre el dorso de su fría mano alzada.
- Te estaba esperando. - susurró en voz baja.
"Y así llegaron al punto sin retorno. Ya no había marcha atrás, el viaje ajeno hasta ese lugar no sería en vano, y mucho menos el de la vampiresa. No podían arrepentirse, ni retractarse. Solo dejar que sus mentes volaran, liberando su mas retorcida imaginación. Ahora solo existía un camino, el de dar inicio así a la ceremonia que se habían propuesto, tenían todo a su favor, pero no contaban con segundas oportunidades, era el todo o nada, y ambos se sentían muy seguros y confiados de sus capacidades, pero ¿Es posible, predecir algo tan disperso como lo es la muerte? ...Ya lo veremos."
Underworld Psychophony
Cementerio de Montmartre, París.
31 de octubre, 1800.
Medianoche.
"Descanso eterno... Silencio custodiado por simples almas que danzan en la obscuridad infinita, entre un limbo tecnicolor que aún se niegan a abandonar ¿que se supone que buscan? ¿que esperan? ¿ser escuchadas?. Susurros en la inmensidad, sujetos en las brisas, que logran erizar y hacer temblar incluso hasta a los mas fuertes. Pero siempre llega el momento de ver, la realidad tiende a ser caprichosa frente a los ojos de quienes ignoran, pero a todos nos llega el momento, y todos llegaremos a parar ahí. Siniestro lugar que acoge a quienes se liberan del cuerpo mortal, pasando de lo mundano a lo espiritual. Paz, tranquilidad... ¿Será todo eso verdad? ¿O simplemente aquellas almas, esperaban por uno minutos mas de atención? Eso era precisamente lo que averiguarían en aquella fría y lúgubre noche."
Leonor aguardo con paciencia la hora acordada, debía ser precisa y sumamente cautelosa con todo, en esos momentos; el dejar algo al azar, no era opción, menos al aceptar el motivo de aquella macabra "reunión". Los pasos de la inmortal eran suaves, pero decididos, sus ojos fijos en el objetivo planteado anteriormente por su nuevo he inesperado aliado.
Tanto su cabello como aquel vestido de seda negro, acompañando por su larga capa del mismo tono haciendo juego y ayudándola a fundirse con la obscura noche que se presentaba, danzaban a la par, con cada ráfaga de viento que se producía, y arremetía contra su cuerpo. La nieve caía silenciosa, no alteraba en demasía todo el entorno, aún así los pies de la joven quedaban marcados conforme dada un nuevo y certero paso hacía adelante.
Finalmente se detuvo frente a una reja enorme y sumamente detallada, por supuesto se veía antigua y malgastada, consecuencias de las grandes heladas que golpeaban cada año a la ciudad, para luego dar paso a un clima tan cálido y contradictorio, desvaneciendo cualquier recuerdo del anterior. Su mano derecha se movió con lentitud hasta quedar sobre la gran cadena que daba unas cuantas vueltas sobre los oxidados barrotes. Aunque ciertamente dejar marcas de su visita sería bastante inoportuno, por lo que decidió remover su mano hasta uno de los fierros laterales, y sin formar alguna mueca de esfuerzo en su rostro, logro doblarla hacía un costado, sin llegar a quebrarla, y acompañada de su característica agilidad ingresó, volteándose hasta volver a dejar todo en su lugar. Ella adentro y no se lograba divisar ni el mas mínimo cambio. Perfecto.
Inició su recorrido por el lugar; miles eran las lapidas, las tumbas que regocijaban a los caídos al mundo de las sombras, miles los que habían realizado el viaje eterno.
Por un momento por la cabeza de Leonor paso la idea de verse en una de ellas, claro, ella debía estar ahí, ese debía ser por lógica su destino, pero no, burlo a la muerte, y ahora se dedicaba a caminar por sobre ella.
No permitió mayor distracción hasta dar con la última lapida, la cual se encontraba bastante alejada, en una zona mucho mas obscura y apartada del resto. Aquella denotaba ser mas especial, y pronto descubriría el por que de esto.
Los suaves y tersos dedos de la joven se paseaban por el frío mármol, delineando cada detalle estampado sobre el. Preciosas terminaciones, definitivamente invaluable, sin duda su dueño puso lo mejor de si mismo al crear algo tan sublime, pero que desgraciadamente jamas sería apreciado por todos en su totalidad, las personas solo pasan y se retiraban, siempre ahorrándose mayores comentarios, casualmente un alago de algo así no sería bien recibido.
El cuerpo de la vampiresa dio la espalda a todo lo demás, sus brazos descansaron sobre la tumba, aguardando. Sabía que solo era cosa de tiempo, y llegaría de un momento a otro, extrañamente se sentía nerviosa, no estaba segura de como resultaría todo, pero confiaba en el, y en sus habilidades, de no haber sido así, jamas hubiera aceptado la invitación.
De pronto el aire cambió drasticamente, un aroma dulce, tan dulce como lo es sangre para su especie, llego a su sensible olfato. Ya no estaba sola y podía ser consiente de eso con absoluta seguridad. Aún así no se molesto en observar y espero a que su acompañante se acercara hasta ella, siendo presa de la ansiedad, la cual se corto sin previo aviso, al ver como una mariposa azul aleteaba frente a ella de manera elegante. Resaltando sus tonos azules en las alas, llegando incluso a posarse sobre el dorso de su fría mano alzada.
- Te estaba esperando. - susurró en voz baja.
"Y así llegaron al punto sin retorno. Ya no había marcha atrás, el viaje ajeno hasta ese lugar no sería en vano, y mucho menos el de la vampiresa. No podían arrepentirse, ni retractarse. Solo dejar que sus mentes volaran, liberando su mas retorcida imaginación. Ahora solo existía un camino, el de dar inicio así a la ceremonia que se habían propuesto, tenían todo a su favor, pero no contaban con segundas oportunidades, era el todo o nada, y ambos se sentían muy seguros y confiados de sus capacidades, pero ¿Es posible, predecir algo tan disperso como lo es la muerte? ...Ya lo veremos."
Leonor Daxmins- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 445
Fecha de inscripción : 22/10/2012
Edad : 33
Localización : La casa de la Esperanza
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: {+} Underworld Psychophony {+}
El viento le daba en el rostro conforme corría con gran agilidad. Su pelirrojo cabello se alzaba de su espalda, imitando el movimiento que realizaba el cuerpo de la joven antes cada zancada que proporcionaba. Sus brazos atrapaban los escombros que lanzaba, rogando muy dentro de si, que estos dieran en el blanco. Estaba consiente que un simple ataque como ese no detendría a Asknhar, pero esperaban debilitarlo, distraerlo...¡Lo que fuera de beneficio para ellos!. Estaban trabajando muy bien, alineados casi como un equipo experimentado. No podían salir para atrás luego de algo así, o al menos eso imaginaba la joven quien observó con molestia como las cosas daban un nuevo vuelco.
La vampiresa detuvo su alocada carrera al escuchar el susurro en la voz del espectro, sabía que no podía significar nada bueno en tenerlo a esa distancia. Pero antes de reaccionar y alejarse del todo, sintió el impacto de energía que por su resistencia, y gracias al segundo que tuvo para reaccionar no cumplió su objetivo por completo, haciendo que solo se desplazara metro y medio atrás, llevándose la mano derecha al vientre, y la otra se sujetaba al suelo antes inmaculado, impidiendo que la trayectoria continuara.
Se incorporó rápidamente, observando con un nudo en el estomago a su alrededor. No estaban, Lissander, Joshua, Eris, no estaban en ninguna parte, no podía creer que los haya echo desaparecer con ese golpe, aquello debía ser otra trampa del espectro, quien ahora se encargaba de devolverle parte de su energía de manera arrasadora.
La vampiresa sintió como el peso sobre su cuerpo se hacía insostenible, intentaba avanzar pero le fue imposible. Como era de esperarse quedó de rodillas a los pocos segundos, haciendo un esfuerzo superior para no quedar suspendida sobre los escombros. lamentablemente sus brazos cedieron y su cuerpo cayó, mientras sus ojos buscaban fulminar a la figura errante que tenía frente a ella.
- ¡Ya basta! - le gritaría con fuerza intentando disipar aquella, que estaba segura era otra sucia ilusión de su enemigo. Finalmente había luchado con otro brujo, ya conocía como funcionaba aquello, aunque no supiera aún como liberarse.
Sin poder mantener los ojos abiertos, sus parpados terminaron cerrándose, y de no ser por el apretón que sintió en su mano, acompañado por lo que en ese momento solo eran leves susurros de su nombre, se habría desvanecido. Pero la joven luchó contra eso, y para su sorpresa una imágenes se proyectaron en su cabeza, y logró reconocer a quien intentaba ayudarla. Y funcionó, se concentro en eso, en lo que veía, en lo que era realmente cierto y se deshizo del trance. Mientras se ponía de pie a duras penas pudo observar como el cambiaformas corría hasta Eris, quien no paraba de gritar, pero algo no estaba bien. La muchacha se silenció de un momento a otro, pero no mostraba sentirse asustada, y en ese instante que alzó la vista hacía el joven que intentaba ayudarla, Leonor supo que algo había salido muy mal.
- No... ¡Aléjate de ella! - exclamaría a Joshua, pero tarde, el golpe que le envió la ahora, poseída Arcalucci, lo había enviado bastante lejos, aunque rápidamente se vio acompañado por la vampiresa que intentaba reincorporarlo, sujetando con suavidad su brazo, buscando que este quedara sentado con la espalda apoyada sobre un mausoleo.
Luego de eso correría nuevamente hasta el brujo, quien ahora se encontraba perplejo observando y escuchando al maldito espectro desde el cuerpo de su hermana menor. Su rostro macabramente deformado, formando esa sonrisa propia del rival en común, era un escena inexplicable.
- Eris... - Nada, no existía una muestra de la bruja en su cuerpo, al menos no visible desde afuera, la joven debía intentar otra cosa.
- *Eris, se que puedes escucharme, se que sigues ahí dentro, tienes que luchar contra el, no dejes que te domine... No quiero lastimar tu cuerpo, por favor.* - debía hacérselo saber, estaba segura que Lissander no podría atacarla, aunque tampoco se encontraba segura que le permitiría a ella hacerlo. Después de todo lo que la vampiresa le hablaba al alma de la bruja, podían escucharlo todos, el enlace mental permanecía intacto para los otros dos, y Leonor esperaba que fuera así mismo con la Arcalucci.
La vampiresa detuvo su alocada carrera al escuchar el susurro en la voz del espectro, sabía que no podía significar nada bueno en tenerlo a esa distancia. Pero antes de reaccionar y alejarse del todo, sintió el impacto de energía que por su resistencia, y gracias al segundo que tuvo para reaccionar no cumplió su objetivo por completo, haciendo que solo se desplazara metro y medio atrás, llevándose la mano derecha al vientre, y la otra se sujetaba al suelo antes inmaculado, impidiendo que la trayectoria continuara.
Se incorporó rápidamente, observando con un nudo en el estomago a su alrededor. No estaban, Lissander, Joshua, Eris, no estaban en ninguna parte, no podía creer que los haya echo desaparecer con ese golpe, aquello debía ser otra trampa del espectro, quien ahora se encargaba de devolverle parte de su energía de manera arrasadora.
La vampiresa sintió como el peso sobre su cuerpo se hacía insostenible, intentaba avanzar pero le fue imposible. Como era de esperarse quedó de rodillas a los pocos segundos, haciendo un esfuerzo superior para no quedar suspendida sobre los escombros. lamentablemente sus brazos cedieron y su cuerpo cayó, mientras sus ojos buscaban fulminar a la figura errante que tenía frente a ella.
- ¡Ya basta! - le gritaría con fuerza intentando disipar aquella, que estaba segura era otra sucia ilusión de su enemigo. Finalmente había luchado con otro brujo, ya conocía como funcionaba aquello, aunque no supiera aún como liberarse.
Sin poder mantener los ojos abiertos, sus parpados terminaron cerrándose, y de no ser por el apretón que sintió en su mano, acompañado por lo que en ese momento solo eran leves susurros de su nombre, se habría desvanecido. Pero la joven luchó contra eso, y para su sorpresa una imágenes se proyectaron en su cabeza, y logró reconocer a quien intentaba ayudarla. Y funcionó, se concentro en eso, en lo que veía, en lo que era realmente cierto y se deshizo del trance. Mientras se ponía de pie a duras penas pudo observar como el cambiaformas corría hasta Eris, quien no paraba de gritar, pero algo no estaba bien. La muchacha se silenció de un momento a otro, pero no mostraba sentirse asustada, y en ese instante que alzó la vista hacía el joven que intentaba ayudarla, Leonor supo que algo había salido muy mal.
- No... ¡Aléjate de ella! - exclamaría a Joshua, pero tarde, el golpe que le envió la ahora, poseída Arcalucci, lo había enviado bastante lejos, aunque rápidamente se vio acompañado por la vampiresa que intentaba reincorporarlo, sujetando con suavidad su brazo, buscando que este quedara sentado con la espalda apoyada sobre un mausoleo.
Luego de eso correría nuevamente hasta el brujo, quien ahora se encontraba perplejo observando y escuchando al maldito espectro desde el cuerpo de su hermana menor. Su rostro macabramente deformado, formando esa sonrisa propia del rival en común, era un escena inexplicable.
- Eris... - Nada, no existía una muestra de la bruja en su cuerpo, al menos no visible desde afuera, la joven debía intentar otra cosa.
- *Eris, se que puedes escucharme, se que sigues ahí dentro, tienes que luchar contra el, no dejes que te domine... No quiero lastimar tu cuerpo, por favor.* - debía hacérselo saber, estaba segura que Lissander no podría atacarla, aunque tampoco se encontraba segura que le permitiría a ella hacerlo. Después de todo lo que la vampiresa le hablaba al alma de la bruja, podían escucharlo todos, el enlace mental permanecía intacto para los otros dos, y Leonor esperaba que fuera así mismo con la Arcalucci.
Leonor Daxmins- Vampiro Clase Media
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Re: {+} Underworld Psychophony {+}
Sus pulmones se expandían y contraían con una velocidad anormal, el aire en esos órganos no parecía ser suficiente para nutrir la carencia de oxigeno que clamaba, su cuerpo, su pobre y mortal cuerpo, sentía los músculos exclamar descanso, gotas de perlado sudor recorrían su faz y por la gravedad caían de su nariz, era su boca la que trataba de recoger aire del ambiente, eran aquellos ojos azulinos como el cielo de amanecer que buscaban la presencia de ese que había intentado dominar, pero se perdían entre una borrosa visión. Lissander sentía que iba a desfallecer. Su mano subiría a su hombro y apretaría con fuerza tratando de forma errónea soportar aquel dolor, parecía que una espada había atravesado tal extremidad y permanecido allí. Era insoportable, su cansancio, su fuerza no estaba, hacía otro hechizo y caería rendido sin energía alguna que usar, sin energía alguna que mantuviese su alma pegada a ese cuerpo. Estaba exhausto, como nunca antes lo había estado y quizás como nunca antes lo estaría.
Forzaría a sus piernas a levantar aquel pesado organismo, una posición bastante débil sostendría todo aquello, entre tanto su mirar comprobaba el bienestar de todos, y sí, lo comprobó. Leonor gritaba a Joshua que no se acercará a alguien, de inmediato buscó la imagen del actor y lo que vio no fue nada agradable… ¿Eris atacándole? No, eso era imposible. Su boca intentó pronunciar alguna palabra, pero no alcanzó el aire del diafragma a subir a sus cuerdas vocales, el golpe ya había sido lanzado de parte de aquella bruja. - No… - Balbucearon de a poco sus labios, su percepción de aura se activó casi de inmediato, - No… - El contorno en el cuerpo de Eris estaba opaco, la luz que emanaba la bruja no era brillante y llena de vida… - Por favor… - Tenía la forma de otro ser, como si alguien estuviese en ella, como si ella fuese otro, como si una sombra se proyectara en su interior… - E… ris… - Sus piernas no pudieron sostenerlo más y cayó de rodillas contra la tierra del camposanto. Su hechizo volvió a salir mal, intentó desvanecer aquel espíritu, ¡Lo juraba por Dios que eso fue lo que quiso!, pero de alguna forma lo envió directo contra otra persona, contra la más débil del grupo, y contra el eslabón que nadie podría romper y que todos habían buscado proteger en algún momento de la batalla.
Estaba paralizado, su cuerpo muerto de cansancio, y su mente en absoluto shock. Las palabras de Leonor rebotaban en su pensamiento, ella intentaba decirle algo a ella que él debió hacer, pero no podía siquiera eso. Todo había llegado a su límite, ¿Qué otra cosa podía salir mal? Una muerte, eso era lo que faltaba, y si se ponían a pensar, Eris corría el riesgo de morir porque su cuerpo no soportaría la estadía de dos almas, lo máximo que podrían estar combatiendo por el control era una hora, y quizás dos, si la voluntad del receptor era fuerte. ¿Cómo podría salvar a su hermana menor? ¿¡Cómo!? Si no tenía fuerzas, si no podía hacer un hechizo que saliera bien. Si por pensar que tenía las capacidades de un nigromante experto de controlar a un espíritu tan poderoso como ese, las cosas habían salido tan mal. Ahora Josh había salido lastimado, Leonor estaba impotente, Eris estaba poseída, y él… Bueno, él jamás podría poner un dedo sobre aquella que vio nacer y crecer.
No podía lastimarla aunque quisiera, no podría pronunciar ninguna palabra en perfecto alemán. No, nunca podría hacerlo, aunque haya sido duro con ella alguna vez, aunque le exija, aunque busque hacerla pisar la realidad y controlar aquellas emociones tan volátiles. Ella era su hermana menor y no sabía como podía salvarla, por primera vez en toda la noche sentía que nada podía hacer, y que la derrota, les había llegado...
- Mami, ¿Cómo se llama? - Dijo una voz inocente a ese pequeño y frágil cuerpecillo que sostenía la mujer. - Eris, hijo, se llama Eris Charlotte Arcalucci. - Respondió aquella que con un movimiento de brazos y el tarareo de una canción sublime buscaba calmar el llanto de la pequeña. - ¡Yo quiero cargarla, mami! - Aclamó el pequeño con mirada suplicante, extendiendo sus brazos a la mujer, esperando obtener tal gesto. Y aquella dama, de cabellos castaños y piel blanca, colocó en sus brazos aquel milagro del Señor, arropando de inmediato aquel cuerpecillo y meciéndolo de un lado a otro con absoluta lentitud, deleitando aquel mirar azul con los pequeños orbes de la niña, que ahora, yacía tranquila, extendiendo sus brazos y manitas, buscando palpar y conocer lo que no había nunca conocido. - Mucho gusto, hermanita… Yo soy Lissander, puedes decirme Liss. - Diría el pequeño caballero, entregándole una sonrisa que esta, con sus dos meses de nacida, no podría siquiera recordar o ver con claridad. Con paciencia y cariño, viendo como aquella mujer, madre de los dos, se recostaba a dormir, él se sentaría en una mecedora, donde le dormían a él, y ahora la dormirían a ella, y acurrucándola a su pecho de 8 años de edad, le susurraría con todo el amor inocente que podría sentir: - Siempre te voy a proteger hermanita… porque yo soy tu hermano mayor… -
Forzaría a sus piernas a levantar aquel pesado organismo, una posición bastante débil sostendría todo aquello, entre tanto su mirar comprobaba el bienestar de todos, y sí, lo comprobó. Leonor gritaba a Joshua que no se acercará a alguien, de inmediato buscó la imagen del actor y lo que vio no fue nada agradable… ¿Eris atacándole? No, eso era imposible. Su boca intentó pronunciar alguna palabra, pero no alcanzó el aire del diafragma a subir a sus cuerdas vocales, el golpe ya había sido lanzado de parte de aquella bruja. - No… - Balbucearon de a poco sus labios, su percepción de aura se activó casi de inmediato, - No… - El contorno en el cuerpo de Eris estaba opaco, la luz que emanaba la bruja no era brillante y llena de vida… - Por favor… - Tenía la forma de otro ser, como si alguien estuviese en ella, como si ella fuese otro, como si una sombra se proyectara en su interior… - E… ris… - Sus piernas no pudieron sostenerlo más y cayó de rodillas contra la tierra del camposanto. Su hechizo volvió a salir mal, intentó desvanecer aquel espíritu, ¡Lo juraba por Dios que eso fue lo que quiso!, pero de alguna forma lo envió directo contra otra persona, contra la más débil del grupo, y contra el eslabón que nadie podría romper y que todos habían buscado proteger en algún momento de la batalla.
Estaba paralizado, su cuerpo muerto de cansancio, y su mente en absoluto shock. Las palabras de Leonor rebotaban en su pensamiento, ella intentaba decirle algo a ella que él debió hacer, pero no podía siquiera eso. Todo había llegado a su límite, ¿Qué otra cosa podía salir mal? Una muerte, eso era lo que faltaba, y si se ponían a pensar, Eris corría el riesgo de morir porque su cuerpo no soportaría la estadía de dos almas, lo máximo que podrían estar combatiendo por el control era una hora, y quizás dos, si la voluntad del receptor era fuerte. ¿Cómo podría salvar a su hermana menor? ¿¡Cómo!? Si no tenía fuerzas, si no podía hacer un hechizo que saliera bien. Si por pensar que tenía las capacidades de un nigromante experto de controlar a un espíritu tan poderoso como ese, las cosas habían salido tan mal. Ahora Josh había salido lastimado, Leonor estaba impotente, Eris estaba poseída, y él… Bueno, él jamás podría poner un dedo sobre aquella que vio nacer y crecer.
No podía lastimarla aunque quisiera, no podría pronunciar ninguna palabra en perfecto alemán. No, nunca podría hacerlo, aunque haya sido duro con ella alguna vez, aunque le exija, aunque busque hacerla pisar la realidad y controlar aquellas emociones tan volátiles. Ella era su hermana menor y no sabía como podía salvarla, por primera vez en toda la noche sentía que nada podía hacer, y que la derrota, les había llegado...
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- Mami, ¿Cómo se llama? - Dijo una voz inocente a ese pequeño y frágil cuerpecillo que sostenía la mujer. - Eris, hijo, se llama Eris Charlotte Arcalucci. - Respondió aquella que con un movimiento de brazos y el tarareo de una canción sublime buscaba calmar el llanto de la pequeña. - ¡Yo quiero cargarla, mami! - Aclamó el pequeño con mirada suplicante, extendiendo sus brazos a la mujer, esperando obtener tal gesto. Y aquella dama, de cabellos castaños y piel blanca, colocó en sus brazos aquel milagro del Señor, arropando de inmediato aquel cuerpecillo y meciéndolo de un lado a otro con absoluta lentitud, deleitando aquel mirar azul con los pequeños orbes de la niña, que ahora, yacía tranquila, extendiendo sus brazos y manitas, buscando palpar y conocer lo que no había nunca conocido. - Mucho gusto, hermanita… Yo soy Lissander, puedes decirme Liss. - Diría el pequeño caballero, entregándole una sonrisa que esta, con sus dos meses de nacida, no podría siquiera recordar o ver con claridad. Con paciencia y cariño, viendo como aquella mujer, madre de los dos, se recostaba a dormir, él se sentaría en una mecedora, donde le dormían a él, y ahora la dormirían a ella, y acurrucándola a su pecho de 8 años de edad, le susurraría con todo el amor inocente que podría sentir: - Siempre te voy a proteger hermanita… porque yo soy tu hermano mayor… -
Lissander C. Arcalucci- Hechicero Clase Media
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Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
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Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour