Lisa de Justas. Quien se atreve? (LIBRE)

por Invitado Miér Ago 18, 2010 1:35 pm

Regresaba del bosque luego de buscar algunos hongos entre otras cosas y pasé por el circo gitano que había a la entrada de Paris. Una voz grave, estruendosa y que yo conocía bien me llamó la atencion, al igual que a la gran mayoría de la gente, me metí en la muchedumbre empujando y codeando entre la gente hasta encontrarme con el dueño de aquella voz.

Un hombre con una poblada barba rubia y ojos azules hablaba con la audencia con los brazos abiertos y se encontraba parado haciendo equilibrio sobre una cerca de lo que parecía una lisa de justas de la Edad Media, llevaba un llamativo traje de noble hecho a mano salpicado de colores chillones y una capa roja brillante con bordados.

-Acerquense jovenes gallardos y valerosos!! -decía Alexander Gargantos Valerian, el patriarca de mi familia, al parecer aun conservaba su jovialidad- Acérquense! Solo los más valerosos caballeros se han atrevido a enfrentarse a... El Caballero Negro!!

Con un fuerte relincho un caballo atravesó las cortinas de un carruaje dando un salto hacia adelante, trotó al rededor de la gente, mientras que su jinete un hombre vestido con una armadura negra agitaba amenazadoramente su lanza riendose al ver a la poblacion.

-Jah! Ninguno de estos enclenques alfeñiques me permitirá llevarme a la princesa! - el caballero negro soltó una carcajada.

Reconocí a mi hermano Louis, esa risa siempre lo delataba no tenía madera para hacer de malo.

-Y bien?? -dijo mi padre con su voz potente- Ninguno se atreve a desafiarle? Ningun caballero aqui presente se atreve a batirse en singular combate y liberar a la princesa de este vil y malvado dictador que la atormenta?

Mis dos hermanos mas pequeños se hicieron a un lado enseñando a mi hermana mayor Olive atada a una silla.

-No hay algun noble caballero que pueda salvarme?

Mi padre comenzo a pasearse por entre la gente.

-Que hay de usted señor? Y usted? -luego señaló a un joven de clase media-alta que no le quitaba la vista de encima a Olive- Que hay de usted joven señor? Se atreve a enfrentarse al caballero negro y ganarse la gratitud de la princesa?

por **Gail Z. Huston** Miér Ago 18, 2010 2:55 pm

Se había escapado de Aramís toda la tarde... El rubión quería hacer cosas aburridas y la pelirroja quería divertirse. Estaba y no estaba conciente de que podía correr algún peligro al separarse de su hermano mayor, pero ya estaba hecho y no pensaba volver con él. Además, no era su culpa que la tuvieran todo el día encerrada por miedo a que algo le pasara. Gail necesitaba nuevas experiencias y la de aquel día, iba a ser una.

Se había paseado por casi todo París. Aramís había evitado la parte del circo, donde habitaban los Gitanos. Ciertamente, era la que más curiosidad le daba a Gail. Y fue aquel lugar el primero en visitar.
Sus cabellos rojos resaltaban entre la gente, igual que su blanca piel. Estaba escuchando algo de una Justa, algo que había escuchado contar a su mellizo un par de veces, pero nunca había entendido el significado de aquello.

Pidiendo permiso y soltando algunas disculpas, había llegado delante de todo. Había un jinete, un señor con una capa roja y una supuesta princesa atada a una silla. Ladeando su cabeza, miró al señor cuando comenzó a preguntar a la multitud si no había alguien que desafiara al Jinete Negro. Y nadie le respondió. ¿Es que nadie se anima? Es fácil, pensó y enseguida una sonrisa se dibujó en sus labios. Ni uno de sus hermanos estaba presente y eso era bueno. Podría hacer aquello sin ningún esfuerzo si quería, pero sabía que debía de hacerlo con precaución o llamaría la atención.

Encogiéndose de hombros, Gail levantó su mano con timidez y miró a aquel señor pestaneando un par de veces. Gail era una muñeca de porcelana, pero esa apariencia engañaba completamente a todo el mundo.

por Invitado Miér Ago 18, 2010 3:25 pm

Me quedé mirando como todos los demás se retractaban, mi padre solía ponerle muchas energías cuando se trataba de este tipo de numeros, me quedé cruzado de brazos no quería interrumpir la actuacion que mis hermanos y mi padre habían preparado con tanto esfuerzo.

El hombre solto una sonora carcajada al ver que una mano se levantaba.

-Que les parece!! He aqui una joven valiente dispuesta a darlo todo por nuestra adorada princesa y salvar el reino!

Miré a la joven algo sorprendido pero no tardé en volver a sonreir las chicas eran el punto debil de me hermano mayor y mucho mas las pequeñas y fragiles como la que acababa de presentarse. En realidad mas que un caballero negro era un caballero blanco... no le haría daño a una mosca.

Alexander Valerian tomo la mano de la niña y delicadamente la llevó al centro de la lisa. Palmeo sus manos.

-Escuderos! Pronto pronto! Hemos de preparar a nuestra campeona!

Reconocí a Alphonse y a Elloisa, los dos mas pequeños cargando con una coraza, un escudo de madera y una lanza, tambien trajeron un caballo blanco y la ayudaron a montarse.

-No te preocupes, las lanzas son de la madera mas fragil que existe, la coraza te protegerá, aunque sé que es algo desconsiderado de mi parte pero debo insistir en que luego pagues, consideraremos cualquier cosa que puedas ofrecer

Guiaron la caballo hasta el otro extremo de la lisa mientras que el "malvado caballero negro" alzaba su lanza "ferozmente" haciendo que su caballo se pusiera en dos patas.

-Cual es tu nombre fraulein? -pregunto el hombre a la muchacha

por **Gail Z. Huston** Miér Ago 18, 2010 3:49 pm

Gail iba a protestar cuando escuchó esa risa con un tinte burlón, pero por educación, no lo hizo. Algo que siempre le habían impuesto sus hermanos era el respeto. Claro, el respeto a los demás y no a sus enemigos.
Un murmullo general se escuchó entre la multitud. De seguro que pensaban que estaba loca, que necesitaba que la mirase un médico o cosas así. La verdad era que aquello iba a ser muy divertido para la pequeña Gail.
Sin ninguna queja y apresurándose al ritmo de aquel hombre, Gail llegó al centro de la lisa sin ningún problema. Rogaba que no apareciera ni uno de sus hermanos porque sino... Mejor era no pensar eso y disfrutar de su pequeña aventura.

Les sonrió a los escuderos, sintiéndose importante y acomodándose la coraza. Miró las lanzas y escuchó lo que aquel hombre tenía para decirle. Sí, eran muy frágiles pero no las necesitaría. Su fuerza, rapidez y sentidos eran suficientes. Sacudió su melena para quitarse su flequillo de enfrente, porque sabía que le molestaría. Escuchó la pregunta del hombre y lo miró por unos momentos.

-Gail, monsieur- no era necesario que diera su apellido, ¿o sí?

por Invitado Jue Ago 19, 2010 8:06 pm

Alexander asintio sin preguntar nada más.

-Pueblo de Paris!! -dijo con voz potente- Les presento a nuestra retadora!! My lady Gail condesa de Silistra(1)!

Con algunas risas los presentes aplaudieron siguiendo el juego, yo incluido, mi padre podía sonar de lo mas convincente cuando estaba inspirado. Los dos caballeros tomaron lados opuestos en la lisa y se prepararon. Esperaba que la niña este buen ajustada al caballo no creia que esa placa la proteja de la caida.

-Esta será una justa de tres lanzas, el mejor de tres es el ganador, romper la lanza en su oponente vale un punto, si la lanza da en el yelmo son dos puntos y si por alguna razon uno de los dos participantes cae de su caballo el vencedor gana tres puntos y automaticamente se convierte en el ganador de la justa

Mi padre miró a la niña y luego a mi hermano, ambos asintieron dispuestos. Sin mas preambulos el hombre dio la señal, el caballo negro relincho y se paro en dos patas y mi hermano cargo contra la chica bajando su lanza. La respuesta de la joven no se hizo esperar.

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(1) Estado de Rumania

por **Gail Z. Huston** Sáb Ago 21, 2010 6:32 pm

Cuando escuchó su presentación, Gail se unió a las risas del público allí presente. De seguro se veía graciosa con todo aquello encima. Y esperaba que ninguno de sus hermanos estuviera allí, porque aquello sería un desastre. Sacando esos pensamientos negativos (que no los necesitaba) de su cabeza, se dirigió hacia el extremo opuesto que el Caballero Negro. Colocó en posición su caballo y prestó atención a las reglas. Aquello sería pan comido, estaba segura. No sería trampa lo que tenía planeado, no era su culpa tener una habilidad especial y poder usarla, ¿verdad?

Una sonrisa pícara cruzó su rostro cuando vio relinchar al caballo de su oponente. Gail bajó su lanza, caminando con su caballo con suma tranquilidad, como si aquello fuera un paseo y no una Justa. Podía escuchar los murmullos de la muchedumbre, y algún que otro comentario con claridad gracias a su audición. Pero los ignoró completamente, concentrándose en su rival. ¿Debería de confundir primero al animal? ¿O al Caballero Negro? Cuando vio que su oponente estaba peligrosamente cerca suyo, Gail introdujo en su mente cuatro más de ella. En definitiva, el Caballero Negro estaba viendo cinco Gails en vez de una.

por Invitado Dom Ago 22, 2010 2:35 pm

Todo marchaba bien, salvo en la parte en que la joven no estaba siguiendo el juego, no le dio ninguna orden a su caballo, me crucé de brazos llevandome una mano al menton, parecía una especie de juego para ella, bueno eso era desde el principio pero...

El Caballero Negro tiró de las riendas de su caballo haciendo que el animal se detenga en seco a pocos metros de la joven. Louis bajó la vista y agitó un poco la cabeza como si estuvise mareado, retrocedio unos pasos sin poderse creer lo que veia, giró la vista hacia su padre pero éste solo se le quedó mirando atónito sin comprender por qué se había detenido. Debajo de sus pies el caballo se movía nervioso pateando el suelo con sus cascos.

La gente comenzó a murmurar mientras que algunos comenzaron a marcharse. Me quedé parado en silencio observando a mi hermano sin comprender que era lo que le estaba pasando.

El caballo blanco que montaba la joven parecía paralizado muy al contrario de su contraparte que se movía de un lado al otro. Bufaba y resoplaba pero no se movía bajo ningún concepto hasta tal punto que me sorprendería si estuviera dispuesto a obedecer algun tipo de orden.

Mi hermano regresó a su puesto dispuesto a intentarlo nuevamente, noté como se llevó una mano a la cabeza y luego la agitó como si intentara despejarse, al parecer no podía ni mirar a la chica directamente, mientras que por el otro lado de la lisa era todo lo contrario, la joven no le quitaba los ojos de encima.

-No es posible- pensé

Había visto comportamientos como esos pero no necesitaba actuar precipitadamente, a lo mejor se trataba de una coincidencia y solo Louis no se sentía bien en ese momento.

Mi padre se acercó rapidamente a hablar con él pero el lo alejó y negando con la cabeza. El Caballero Negro volvio a girarse a ver a la joven y cargó nuevamente bajando la lanza de forma impecable.

por **Gail Z. Huston** Lun Ago 23, 2010 10:08 pm

Oh sí, sí que era posible. Había otra clase de "dones", pero a la pequeña pelirroja le había tocado aquel y hacía un buen uso de su don. Le fascinaba confundir a sus hermanos con algunas visiones extrañas que ella les insertaba, ya que ellos se enfadaban con ella por cinco segundos. Era un juego, simplemente eso.

Cuando vio que aquello no era suficiente, Gail resopló. No le gustaba hacer aquello con animales, pero tampoco le gustaba perder. Encogiéndose de hombros, le hizo ver al caballo del Caballero ratones por doquier, de todos los colores y tamaños existentes, miles y miles de ellos. De alguna forma, ganaría aquello.

por Invitado Lun Ago 23, 2010 10:50 pm

De momento todo marchaba bien, Louis ahora parecía seguro pero nuevamente algo ocurrio, esta vez con el caballo, el animal se detuvo en seco y se paró en dos patas, comenzó a moverse de un lado a otro, Louis soltó la lanza y se sostuvo de las riendas con las dos manos para no caerse.

Miré nuevamente hacia donde se encontraba la joven y esta impasible y sin cambiar de postura se mantenía fija mirando a su contrincante. Ya no me gustaba para nada y ya había dejado de ser una simple y mera corazonada.

El animal pateando en todas direcciones y relinchando como loco, nunca antes lo había visto a Nuhr perder el control de esa forma y mucho menos en el medio de una justa, Louis era un buen jinete y cuidaba de ambos caballos tanto como yo, por no decir más que yo. Louis intentó calmarlo murmurandole al oido pero Nuhr no lo escuchaba. A estas alturas incluso el Rhun que era montado por la joven comenzó a moverse algo inquieto.

Esta vez debía hacer algo antes de que el animal lastime a mi hermano o algun otro. Salté la valla y crucé la lisa hasta donde se encontraba el animal, este se puso en dos patas.

-Soy yo! Calmate!

Lo tomé por las riendas que estaban debajo de las crines y le acerqué mi rostro.

-Nuhr soy yo! Tranquilo! Mirame, mirame!

Le acaricie el morro pero el animal aun respiraba agitadamente. Con cada caricia utilicé mi aura para que se tranquilizara y se relajara.

-Eso es... -le di unas palmadas en el costado y lo miré fijo a los ojos- mirame

Cuando el animal se tranquilizó miré a la joven de reojo.

-Al parecer puede afectar de alguna manera a los animales y a los humanos...
-pensé con amargura pero sin dejar de sonreir

Le alcancé la lanza a mi hermano y le dí unas palmadas en la mano. Noté una leve sonrisa por debajo de su yelmo. Caminé hacia donde se encontraba la joven montaba sobre Rhun, le dí unas palmadas tambien al caballo blanco y me coloqué detras de él. Louis nuevamente regresó a su puesto, se preparó y cargó nuevamente contra la joven.

-A ver si manejas la lanza de la misma forma. -sonriendo grité la orden al caballo blanco y le dí una palmada en uno de los costados

El animal relinchando con fuerza salio al encuentro del caballero negro arrastrando a la joven con él. Finalmente la audiencia miró con atencion la carrera de ambos caballos esperando impacientes el choque y el resultado.

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