AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Una tortura inolvidable, los juguetes de Tiare| Giulia Vaggö y Hayden Vaggö
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Una tortura inolvidable, los juguetes de Tiare| Giulia Vaggö y Hayden Vaggö
No obtendrás lo que deseas hasta que llores, supliques y me entregues lo que yo más deseo.
Tiare
Tiare
Ya llevaba varios días visitando la mansión Vaggö, vio a la esposa de su vastago triste y sin deseos de vivir pese a ser conciente de que esperaba el fruto de la vida de del matrimonio de los Vaggö. Tan entregada a la idea de morir que inclusive su dama de compañía le había jurado matarla una vez naciera la criatura, que Tiare supo que tenía que hacer algo al respecto. Fue entonces que dejó a la vista de Giulia un libro con un marcador particular en un poema, se alejó en la oscuridad y estimuló su sueño para que despertara. Como Tiare lo planeó Giulia se levantó y tomando el libro leyó aquel verso que la vampiro seleccionó con acierto y la mujer creyó que su esposo vivía y que la vigilaba en silencio, en la oscuridad.
Fue así que Tiare la vigiló un mes más, y cuando se dio cuenta de que Hayden comenzaba a liberarse de su manipulación torturó su cuerpo y su mente con poderosas alucinaciones; lo humilló y lo sometió a un castigo que comprendía no alimentarlo. Encerrado en el castillo de Tiare lo amarró con unas cadenas mágicas que bloquearon por completo la fuerza del ex inquisidor. Luego, regresó a Venecia donde Giulia esperanzada comía bien y se cuidaba con esmero con la idea de estar hermosa para el retorno de su esposo, un retorno que Tiare no permitía.
Como era costumbre Giulia se recostó ignorando la presencia de Tiare y cuando durmió la vampiro se acercó como una felino, tomó una silla y se sentó a un lado de ella. La dura, inmaculada y fría mano de la hija de los milenios se posó sobre la frente de la futura madre y antes de que pudiera siquiera reaccionar al tacto Tiare se apoderó de su mente bloqueando la sensación de su víctima y comenzó a invadir la mente con una alucinación. La bebedora de sangre sabía que Giulia era descendiente de una bruja y haría creer a la mujer de Hayden que ella poseía esos poderes, pero no sólo eso, también sabía que se veía con el maldito vampiro que la atacó ingenuamente la noche en la que Hayden perdió su mortalidad... un tal Hero; fue así que proyectó el día en el que Hayden perdió la vida, o al menos un poco de la realidad ya que ella no se mostraría a Giulia pero tampoco haría que Hero fuera el asesino de su esposo, tan sólo le mostraría una silueta idéntica para que ella sospechara de su amigo, eso era mejor.
Hayden corría por el bosque, estaba herido y cada que volteaba veía una figura delgada yendo trás él. Aquel ser saltó sobre pasando al inquisidor y los ojos de Hayden se posaron en los rasgados de su amenaza, el rostro se ocultó en una sombra y una voz que Giulia ya había escuchado amenazó a su esposo. Hayden quiso atacarle pero el mal no le dio oportunidad para nada y con sus filosas uñas atacó la yugular del inquisidor, el hombre cayó desangrándose rápidamente, entonces apareció la silueta de una mujer y la figura asiática se marchó.
Tiare sonrió al ver la incertidumbre de Giulia, la pesadilla la había inquietado. La hija de los milenios abandonó la mente pero con su manipulación de la memoria no le permitió despertar, cogió la silla y la dejó donde la había tomado, se ocultó nuevamente y liberó la mente de Giulia, la vio despertar y entonces se marchó.
La vampiro regresó la noche siguiente, esperó que durmiera nuevamente y volvió a repetir la operación:
Hayden yacía moribundo y aquella mujer rubia cuyo rostro no se podía ver bebía de él, revelando su naturaleza vampírica. Pero no solamente hizo eso, también lo volvió un inmortal. Hayden regresó a la vida e hincándose frente a ella se arrancó la lengua luego de que la mujer le dijera unas palabras en latin. La vampiro giró dándole la espalda a Hayden y su rostro se ilumino dejando ver unos ojos grises. La imagen cayo y en la cama se veía a Hayden sin lengua poseyendo el cuerpo de una rubia de rizos seductivos. La mujer gemía descontrolablemente y su rostro comenzaba a visualizarse... era una rubia, era su vecina.
Tiare casi se echó a reír pero no lo hizo, ya se había dado cuenta de que su dama de compañía sospechaba de algún intruso y aunque no se animaba a decirselo a Giulia estaba pendiente. Tiare volvió a liberar la mente de la señora Vaggö una vez que estaba afuera. Pronto llegaría el momento de hacer presencia.
La bebedora de sangre regresó a su castillo para liberar a Hayden, volvió a torturarlo y una vez que pudo levantarse le entregó a una de sus criadas que cruelmente había secuestrado. Él no la reconoció y como un lúnatico se abalanzó sobre de ella matándola. Tiare enfureció y lo torturó con su mente. —Estúpido, ¿cuántas veces te he dicho que las dejes con vida— vociferó sin dejar de lastimar el cuerpo de su vástago que se retorcía como el gusano que en ese moemnto era para Tiare. La hija de los milenios lo libero de su tortura media hora después y cuando lo hizo se agachó a él y lo besó con pasión, él respondió de la misma forma, después de todo le pertenecía y en su mente sometida no existía otra razón que no fuera servir a su ama.
Tiare- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 85
Fecha de inscripción : 03/02/2013
Re: Una tortura inolvidable, los juguetes de Tiare| Giulia Vaggö y Hayden Vaggö
Hacia días que no dormía bien, algo perturbaba sus noches. Aunque no quisiera alertar de lo que le estaba sucediendo, ha ninguno de los habitantes de la mansión, el malestar comenzaba a notarse en su rostro que marcaba pequeñas ojeras. Esto pronto preocupó a su doncella personal la joven Rannia, - señora, debería intentar descansar mas... de seguro no duerme lo suficiente – le había regañado. Ella le comentó que temía que sus sueños no fueran comunes.
Esa mañana mientras la ayudaba a vestirse decidió contarle parte de su secreto. Miró de soslayo a su doncella y tras sentarse en uno de los sillones y ver como ésta se preparaba para retirarse, la llamó dulcemente – Rannia, por favor, no te vayas -, la joven se acercó dejando el atado de vestidos en el suelo, se quedó parada al lado de su ama – siéntate – continuó con voz aun suave. Rannia tembló pensando si las salidas que hacia diariamente a la hora de la tarde habían sido descubierta por Giulia y la regañaría por eso.
La vio sentarse y agachar la cabeza, eso le provocó mucha ternura y sonrió – vamos que no te voy a regañar – le dijo sin poder contener un cierto tono jocoso, que apenas duró unos segundos, ya que estaba cansada y las fuerzas se le escapaban fácilmente. Se retrepó en el sillón antes de hablar, - Se por mi hermana Chiara, que has trabajado en casa de Girolamo hasta su muerte y que tienes la misma condición que mi cuñada – la joven se sobresaltó y estuvo a punto de saltar literalmente del asiento. Giulia hizo un movimiento con la mano – calma pequeña, no pienso decirle a nadie, solo quiero que sepas que puedes confiar en mi – cuando comprobó que sus palabras la tranquilizaban, sus piró antes de continuar – en mi familia también hubo sobrenaturales, la familia de mi madre tenía dos ramas, una de cazadores y la otra de Brujos - contempló con cautela la reacción de su doncella, - te entiendo completamente y no voy a juzgarte o entregarte jamas - hizo un juramente con su dedo indice formando una cruz y besándola - Solo necesito poder tener a una persona y de extrema confianza lo que me está pasando - inclinó su torso, estiró sus manos y tomó una de las de su criada – creo que tengo poderes, pues los sueños que tengo son muy extraños y vividos, como si no fueran reales, como si en verdad estuviera contemplando la realidad – sus manos temblaron y dejó que cayeran en su regazo – de ser así, mi amado no volverá – las lagrimas resbalaron por su rostro, no tuvo vergüenza de llorar en presencia de Rannia.
Sacó un pequeño pañuelo bordado con las iniciales desu amado y el de ella, secó sus lagrimas y respiró profundamente. - en el sueño, mi amado es perseguido por un ser... temo pensar quien podría ser ya que si fuera cierto, por encontrar a mi amado puedo ponerlo en grave peligro – estrujó el pañuelito entre sus manos – ademas, el señor Vaggö en ese sueño... no deseaba volver... ya que lo vi... - no pudo decir que lo había contemplado amando a otra mujer.
No le importaba que lo hubieran convertido en vampiro, que ya nunca podrían recorrer los jardines juntos, o que ella envejecería y moriría, mientras él viviría eternamente. Lo que mas le dolía y torturaba era haberlo contemplado amando a esa mujer, de una manera que solo ellos había experimentado. Aquello era como si mil dagas se clavaran en su corazón, - él no volverá, pero por lo menos se que está vivo – dijo sonriendo con tristeza. – Solo deseo saber si, los malos presagios que llegan a mi, son verdaderos – se ruborizó con lo que iba a pedirle, pero la necesidad de saber si la rubia de sus sueños era aquella nueva vecina de la mansión Vaggö y, de ser así, que su amado vivia en esa construcción, a pocos pasos de su antigua residencia y que ni siquiera se había dignado a venir a dar la cara, a gritarle que ya no la amaba, le destrozaba el alma.
Miró a los ojos a su doncella – quiero que seas mi espía, mis ojos, mis oídos, que vigiles a esa mujer, a la rubia que hace poco se ha mudado – volvió a tomar las manos de la joven – quiero que observes si vive sola o con un hombre de ojos azules y cabellos castaños – Giulia sabia que Rannia no conocía a su amado. Soltó las manos de su criada, llevo las suyas a la cabeza que palpitaba, se restregó los ojos.
La joven dejó su asiento y se arrodilló a su lado – señora, ¿se siente bien? - Giulia asintió con su cabeza – si, si, solo prometeme que me tendrás informada – dijo apresuradamente, de pronto deseaba estar sola – ahora por favor, vete – la contempló, con los ojos cargados de ira y resentimiento hacia su amado – como puede ser que todos estos meses he llorado noche a noche tu ausencia y tu has estado tan cerca, viviendo como si no me conocieras, como si nunca hubieras jurado amarme - caviló mientras la joven tomaba las prendas y se retiraba.
Al quedarse sola se levantó, caminó unos pasos tomó el florero que mantenía unas rosas, como las que todos los días mientras su amado estuvo a su lado le regalara, las contempló, sus manos apretaron con furia el cristal tallado, la sostuvo con una mano y gritando con todas sus fuerza la frustración, el sentirse humillada, traicionada y con la imagen en su mente de los dos amantes, estalló el florero contra la pared de la habitación.
Esa mañana mientras la ayudaba a vestirse decidió contarle parte de su secreto. Miró de soslayo a su doncella y tras sentarse en uno de los sillones y ver como ésta se preparaba para retirarse, la llamó dulcemente – Rannia, por favor, no te vayas -, la joven se acercó dejando el atado de vestidos en el suelo, se quedó parada al lado de su ama – siéntate – continuó con voz aun suave. Rannia tembló pensando si las salidas que hacia diariamente a la hora de la tarde habían sido descubierta por Giulia y la regañaría por eso.
La vio sentarse y agachar la cabeza, eso le provocó mucha ternura y sonrió – vamos que no te voy a regañar – le dijo sin poder contener un cierto tono jocoso, que apenas duró unos segundos, ya que estaba cansada y las fuerzas se le escapaban fácilmente. Se retrepó en el sillón antes de hablar, - Se por mi hermana Chiara, que has trabajado en casa de Girolamo hasta su muerte y que tienes la misma condición que mi cuñada – la joven se sobresaltó y estuvo a punto de saltar literalmente del asiento. Giulia hizo un movimiento con la mano – calma pequeña, no pienso decirle a nadie, solo quiero que sepas que puedes confiar en mi – cuando comprobó que sus palabras la tranquilizaban, sus piró antes de continuar – en mi familia también hubo sobrenaturales, la familia de mi madre tenía dos ramas, una de cazadores y la otra de Brujos - contempló con cautela la reacción de su doncella, - te entiendo completamente y no voy a juzgarte o entregarte jamas - hizo un juramente con su dedo indice formando una cruz y besándola - Solo necesito poder tener a una persona y de extrema confianza lo que me está pasando - inclinó su torso, estiró sus manos y tomó una de las de su criada – creo que tengo poderes, pues los sueños que tengo son muy extraños y vividos, como si no fueran reales, como si en verdad estuviera contemplando la realidad – sus manos temblaron y dejó que cayeran en su regazo – de ser así, mi amado no volverá – las lagrimas resbalaron por su rostro, no tuvo vergüenza de llorar en presencia de Rannia.
Sacó un pequeño pañuelo bordado con las iniciales desu amado y el de ella, secó sus lagrimas y respiró profundamente. - en el sueño, mi amado es perseguido por un ser... temo pensar quien podría ser ya que si fuera cierto, por encontrar a mi amado puedo ponerlo en grave peligro – estrujó el pañuelito entre sus manos – ademas, el señor Vaggö en ese sueño... no deseaba volver... ya que lo vi... - no pudo decir que lo había contemplado amando a otra mujer.
No le importaba que lo hubieran convertido en vampiro, que ya nunca podrían recorrer los jardines juntos, o que ella envejecería y moriría, mientras él viviría eternamente. Lo que mas le dolía y torturaba era haberlo contemplado amando a esa mujer, de una manera que solo ellos había experimentado. Aquello era como si mil dagas se clavaran en su corazón, - él no volverá, pero por lo menos se que está vivo – dijo sonriendo con tristeza. – Solo deseo saber si, los malos presagios que llegan a mi, son verdaderos – se ruborizó con lo que iba a pedirle, pero la necesidad de saber si la rubia de sus sueños era aquella nueva vecina de la mansión Vaggö y, de ser así, que su amado vivia en esa construcción, a pocos pasos de su antigua residencia y que ni siquiera se había dignado a venir a dar la cara, a gritarle que ya no la amaba, le destrozaba el alma.
Miró a los ojos a su doncella – quiero que seas mi espía, mis ojos, mis oídos, que vigiles a esa mujer, a la rubia que hace poco se ha mudado – volvió a tomar las manos de la joven – quiero que observes si vive sola o con un hombre de ojos azules y cabellos castaños – Giulia sabia que Rannia no conocía a su amado. Soltó las manos de su criada, llevo las suyas a la cabeza que palpitaba, se restregó los ojos.
La joven dejó su asiento y se arrodilló a su lado – señora, ¿se siente bien? - Giulia asintió con su cabeza – si, si, solo prometeme que me tendrás informada – dijo apresuradamente, de pronto deseaba estar sola – ahora por favor, vete – la contempló, con los ojos cargados de ira y resentimiento hacia su amado – como puede ser que todos estos meses he llorado noche a noche tu ausencia y tu has estado tan cerca, viviendo como si no me conocieras, como si nunca hubieras jurado amarme - caviló mientras la joven tomaba las prendas y se retiraba.
Al quedarse sola se levantó, caminó unos pasos tomó el florero que mantenía unas rosas, como las que todos los días mientras su amado estuvo a su lado le regalara, las contempló, sus manos apretaron con furia el cristal tallado, la sostuvo con una mano y gritando con todas sus fuerza la frustración, el sentirse humillada, traicionada y con la imagen en su mente de los dos amantes, estalló el florero contra la pared de la habitación.
Giulia Di Moncalieri- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/12/2012
Localización : Italia
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Re: Una tortura inolvidable, los juguetes de Tiare| Giulia Vaggö y Hayden Vaggö
Sí, odialo desde el fondo de tu corazón, luego, lamentate por haberlo hecho..
Tiare
Tiare
Tiare se presentó por última vez en su dormitorio, desde la oscuridad veía a Giulia que mostraba signos de conflictos; sus sueños no eran plácidos o pendientes a su esposo, no, estaba resentida de que sus sueños fueran realidad y el sospechar que su esposo la era infiel prácticamente en sus narices resultó para la hija de la noche muy excitante. Se acercó con sigilo, sin hacer ruido, cómo si flotara y nuevamente colocó su mano en la frente de la humana, su poder controló las neuronas y más tarde la mente entera, ahora proyectaría otra cosa, usaría el día previo a su boda, recuerdo que Tiare extrajo de la mente de Hayden.
Una noche anterior a la boda, el inquisidor seducía a la que sería una de las damas de su futura esposa, se encontraban en la actual residencia Vaggö y en el mismo lecho de Giulia, Hayden desnudó a la morena con caricias y besos. Ella se dejaba amar, no cuestionaba que fuera a casarse al día siguiente y él, parecía no tenerlo en cuenta. La besó en la boca incontables veces, en sus pechos y la poseyó no solamente una vez, sino dos veces, después, él se levantó cuando la morena dormía y colocó una de sus prendas en uno de los cajones de la cómoda que le pertenecía.
La tortura terminó, dejó la mente de Giulia pero la bloqueó para que no despertara, luego abrió el cajón de la cómoda de Hayden y colocó la prenda que Giulia vio en el sueño, una prenda que le pertenecía a Tiare y sin embargo, la señora Vaggö nunca se daría cuenta, ni siquiera cuando Tiare la visitara oficialmente y se dieran la mano. La hija de los milenios giró para ver la figura tormentosa de Giulia y sonrió, aún no terminaba, era tiempo de que lamentara tener el fruto de Hayden y Giulia.
Hayden despertó en brazos de su vecina, la voluptuosa rubia a la que Giulia ya tenía en vigilancia. Ésta le preguntó a Hayden —¿qué hay de tu esposa?— y él le contestara, —no la menciones, es bella pero no se cuidó y está embarazada... verla en ese estado me dará asco— dijo y la besó, sus manos la acercaron más y volvió a hablar —tu eres más hermosa y soy privilegiado por ser tu amante— así dijo y la besó para comenzar un juego de seducción que terminaría en una copula salvaje.
Tiare sonrió con una perversidad que haría temblar a un grupo de infantes, pero antes de abandonar su mente encontró un recuerdo que sorprendió a la hija de la noche... Giulia conocía al gemelo de su cuñado, gemelo que Tiare vio la noche de la emboscada. Contempló el encuentro, la malicia de Nicolei que engañó a la señora Rosso y la postura furiosa que Giulia desarrolló en el engaño y después al descubrir la verdad. Su sentimientos a Nicolei eran indiferentes, repugnantes y entonces Tiare supo que Nicolei podría formar parte de su obra, la marioneta del cazador fungiría un papel que pondría a Giulia en una postura semejante a la locura. Tiare construyó entonces en la mente de su muñeca el nuevo escenario.
Giulia estaba desolada en los jardines de la mansión de los Di Moncalieri, la que perteneció a su hermano, no lloraba porque las lágrimas de su sufrimiento habían agotado la fuente de su tristeza. Sí había dado a luz o matado a su hijo, ella no lo sabía, estaba delgada y descuidada, no poseía nada que le perteneciera a los Vaggö y entonces, en esa soledad apareció una silueta a lo lejos, Giulia le prestó atención unos instantes y no la reconoció, luego, volvió a concentrarse en ver la nada. Aquel hombre llegó hasta ella pero no habló, Giulia volvió a mirarlo y vi a su cuñado o quién pensó que era. Se levantó inyectada en furia para reclamarle lo que había hecho Hayden pero se dio cuenta de que no era Ruggero. —Señorita Giulia— dijo y ambos comenzaron a hablar. Él decía que los hombres son unos miserables y él era uno de ellos, pero algunos pese a tener sus defectos saben lo que es el amor y cuidan de él poniendo como ejemplo a Ruggero. Tan atenta estaba Giulia a las palabras de él que se abrazó y lloró, Nicolei la consoló continuando con su discurso y al caer la noche ambos se besaron.
La bebedora de sangre pensó en cuál sería el resultado de esa manipulación, por vez primera no supo cómo reaccionaría su presa y se sintió lamentable, pues no podría verla por la mañana, ver en sus ojos el brillo de la desesperación y la locura, ver su confusión y su asco. —Pronto vendré a ti— le dijo y la besó en la frente, después volvió a las sombras y liberó su mente para después irse antes de que despertara.
Tiare- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 85
Fecha de inscripción : 03/02/2013
Re: Una tortura inolvidable, los juguetes de Tiare| Giulia Vaggö y Hayden Vaggö
Su sueño era desasosegado, sus ojos se movían de forma rápida bajo sus parpados, la mujer soñaba, y se retorcía de desesperación. Desde hacía unos días no podía descansar, amanecía mas cansada y ojerosa cada día. Había adelgazado mucho, su estomago se negaba a mantener cualquier alimento que intentara ingerir. En su mente estaba la imagen de esa mujer rubia, de aquel sueño perturbador en el que había visto a su esposo, amando a esa mujer, con la misma pasión e intensidad que ellos lo hacían.
La noche anterior, el medico que diariamente se acercaba a la casa, para comprobar su estado, le había indicado un preparado de hiervas con unas gotas de Láudano, para que ella pudiera intentar descansar y recuperar fuerzas. Por eso Giulia aunque se movía un poco en su lecho, no se terminaba de despertar. En sueños, escuchó la puerta cristalera, aquella que daba al balcón, abrirse y una sombra cubrir su rostro. Un gesto de sorpresa y a la vez de alivio, se reflejó en su semblante cuando la vampiresa colocó su mano helada en la frente afiebrada de la señora Vaggö.
Por un segundo pareció que la paz entraba en su mente pero por el contrario luego, mas sufrimiento fue cargando su alma. Lagrimas descendían por los costados de sus parpados cerrados y la angustia en el pecho se volvía como una gigantesca piedra que terminaría hundiendo en la locura a la víctima de ese espectro que se enseñoreaba en la habitación.
No conforme con haber observado la infidelidad que su marido estaba viviendo en ese momento, con aquella extraña y hermosa mujer de rubios cabellos, ahora llegaban a ella imágenes proveniente del pasado, de otra infidelidad anterior, era como estar viendo una escena, pero no ser parte de ella, como si se hubiera convertido en un fantasma. Pudo contemplar como el hombre que le había susurrado en su oído que la amaría toda la eternidad, se reía de su ingenuidad. Reconoció el lugar, era esa misma habitación, su lecho y en éste recostado amando a una mujer que había asistido a su boda, si, era inconfundiblemente una de las invitadas a su desposorio, - como pudo ser capaz de cometer un acto tan despreciable – se dijo entre sueños. Lo observó ocultar una prenda en la cómoda que le pertenecía. Un trofeo por su pecado, antes de volver al lecho y abrazarse a la mujer. En esos momentos Giulia quería gritar su dolor, en el sueño lo comenzó a insultar, pero él no escuchaba, solo se reía y disfrutaba mancillando el lecho que les pertenecía. Por fin pudo dejar que el llanto desbordara por sus mejilla, y tras eso por un instante el sueño parecía desvanecerse, y así conseguir descansar por unos leves segundos, ¿o acaso fueron mas?.
Pronto cayo nuevamente en un sueño que parecía tan lucido, tan real, que se creyó verdaderamente en la mansión de su hermano, lloraba, sabía muy bien que su fratello había muerto, contemplo el edificio y lo vio desolado, en aquel lugar ahora vivía ella, pues su esposo la había despreciado por su embarazo, ¿o acaso no había dicho que le daba asco una mujer deformada por llevar un hijo en las entrañas? Se abrazó, porque sentía frio, su ser entero estaba devastado. El sonido de un caballo acercándose a donde ella se encontraba llamó por un segundo su atención, pero luego volvió a mirar al bosque, al lugar donde una noche de luna había conocido a quien ahora, era el responsable de todas sus desdichas. Acarició su vientre y comprobó que no tenía a su niño en el. Una duda pasó fugazmente por su cabeza, - ¿que pasó con el bebé? - tembló, temiendo que en su locura hubiera matado al pequeño. Se tomó el rostro con las manos mientras intentaba acallar esa duda que la martirizaba.
Cuando el jinete por fin descendió del caballo y se acercó con paso firme a ella, lo reconoció como Ruggero. La ira se apoderó de ella, quien mas que el maestro sabía como era su discípulo, Giulia lo había considerado su nuevo hermano, casi como el padre que nunca había conocido, y sentía que él la había traicionado. Se abalanzó a donde se encontraba, con los puños en alto, lista para caerle a golpes, pero entonces volvió a observarlo mejor, - no, tu no eres Ruggero – se dijo algo desconcertada, tratando de encontrar en su cabeza el nombre del hermano de su cuñado – Nicolei – susurro. Lo vio distinto, mas sereno, como si el canalla que había conocido en casa de su hermana se hubiera transfigurado, sintió aprecio y comprensión. Estaba tan carente de todo aquello que lloró en su sueño y se aferró a él, para después terminar en un beso. Entonces Giulia se despertó, algo sobresaltada, pero mareada por el efecto del láudano.
Cuando logró incorporarse, se sentó en el borde del lecho, estiró su cuerpo hacia atrás para que la contractura que sentía en las vertebras se disipara, tomó todo el oxigeno que sus pulmones le permitieron y se levantó. Caminó descalza, con la mente fija en uno de los cajones de la cómoda que pertenecía a su marido. Las manos le temblaron cuando tomó los tiradores y jaló de ellos haciendo que el cajón se abriera. El perfume de Hayden inundo sus fosas nasales y las lagrimas volvieron a recorrer su camino aciago hasta morir en su mentón, cayendo al interior del cajón abierto. Allí, como si recién lo hubieran acomodado, estaba la prenda que había observado en su sueño. Se dejó caer al suelo, aun aferrada a los tiradores, un grito desgarrador salió del fondo de su garganta.
No tardaron en venir a comprobar que pasaba, pero encontraron solo la habitación vacía, un cajón tirado en el suelo con su contenido regado por el lugar. Sobre la cama el camisón de Giulia hecho jirones y ella no estaba por ningún sitio de la enorme mansión. Las luces fueron encendiéndose una a una, todos los que moraban en ese lugar, fueron despertados de sus sueños para intentar encontrar a la mujer del inquisidor. Pero no estaba ya en el hogar que alguna vez había sentido como su refugio. No, Giulia cabalgaba apresuradamente por los campos que rodeaban la antigua ciudad. ¿Adonde se dirigía? Al único lugar donde por años había sentido que pertenecía, camino a su origen a su natal Arezzo.
La noche anterior, el medico que diariamente se acercaba a la casa, para comprobar su estado, le había indicado un preparado de hiervas con unas gotas de Láudano, para que ella pudiera intentar descansar y recuperar fuerzas. Por eso Giulia aunque se movía un poco en su lecho, no se terminaba de despertar. En sueños, escuchó la puerta cristalera, aquella que daba al balcón, abrirse y una sombra cubrir su rostro. Un gesto de sorpresa y a la vez de alivio, se reflejó en su semblante cuando la vampiresa colocó su mano helada en la frente afiebrada de la señora Vaggö.
Por un segundo pareció que la paz entraba en su mente pero por el contrario luego, mas sufrimiento fue cargando su alma. Lagrimas descendían por los costados de sus parpados cerrados y la angustia en el pecho se volvía como una gigantesca piedra que terminaría hundiendo en la locura a la víctima de ese espectro que se enseñoreaba en la habitación.
No conforme con haber observado la infidelidad que su marido estaba viviendo en ese momento, con aquella extraña y hermosa mujer de rubios cabellos, ahora llegaban a ella imágenes proveniente del pasado, de otra infidelidad anterior, era como estar viendo una escena, pero no ser parte de ella, como si se hubiera convertido en un fantasma. Pudo contemplar como el hombre que le había susurrado en su oído que la amaría toda la eternidad, se reía de su ingenuidad. Reconoció el lugar, era esa misma habitación, su lecho y en éste recostado amando a una mujer que había asistido a su boda, si, era inconfundiblemente una de las invitadas a su desposorio, - como pudo ser capaz de cometer un acto tan despreciable – se dijo entre sueños. Lo observó ocultar una prenda en la cómoda que le pertenecía. Un trofeo por su pecado, antes de volver al lecho y abrazarse a la mujer. En esos momentos Giulia quería gritar su dolor, en el sueño lo comenzó a insultar, pero él no escuchaba, solo se reía y disfrutaba mancillando el lecho que les pertenecía. Por fin pudo dejar que el llanto desbordara por sus mejilla, y tras eso por un instante el sueño parecía desvanecerse, y así conseguir descansar por unos leves segundos, ¿o acaso fueron mas?.
Pronto cayo nuevamente en un sueño que parecía tan lucido, tan real, que se creyó verdaderamente en la mansión de su hermano, lloraba, sabía muy bien que su fratello había muerto, contemplo el edificio y lo vio desolado, en aquel lugar ahora vivía ella, pues su esposo la había despreciado por su embarazo, ¿o acaso no había dicho que le daba asco una mujer deformada por llevar un hijo en las entrañas? Se abrazó, porque sentía frio, su ser entero estaba devastado. El sonido de un caballo acercándose a donde ella se encontraba llamó por un segundo su atención, pero luego volvió a mirar al bosque, al lugar donde una noche de luna había conocido a quien ahora, era el responsable de todas sus desdichas. Acarició su vientre y comprobó que no tenía a su niño en el. Una duda pasó fugazmente por su cabeza, - ¿que pasó con el bebé? - tembló, temiendo que en su locura hubiera matado al pequeño. Se tomó el rostro con las manos mientras intentaba acallar esa duda que la martirizaba.
Cuando el jinete por fin descendió del caballo y se acercó con paso firme a ella, lo reconoció como Ruggero. La ira se apoderó de ella, quien mas que el maestro sabía como era su discípulo, Giulia lo había considerado su nuevo hermano, casi como el padre que nunca había conocido, y sentía que él la había traicionado. Se abalanzó a donde se encontraba, con los puños en alto, lista para caerle a golpes, pero entonces volvió a observarlo mejor, - no, tu no eres Ruggero – se dijo algo desconcertada, tratando de encontrar en su cabeza el nombre del hermano de su cuñado – Nicolei – susurro. Lo vio distinto, mas sereno, como si el canalla que había conocido en casa de su hermana se hubiera transfigurado, sintió aprecio y comprensión. Estaba tan carente de todo aquello que lloró en su sueño y se aferró a él, para después terminar en un beso. Entonces Giulia se despertó, algo sobresaltada, pero mareada por el efecto del láudano.
Cuando logró incorporarse, se sentó en el borde del lecho, estiró su cuerpo hacia atrás para que la contractura que sentía en las vertebras se disipara, tomó todo el oxigeno que sus pulmones le permitieron y se levantó. Caminó descalza, con la mente fija en uno de los cajones de la cómoda que pertenecía a su marido. Las manos le temblaron cuando tomó los tiradores y jaló de ellos haciendo que el cajón se abriera. El perfume de Hayden inundo sus fosas nasales y las lagrimas volvieron a recorrer su camino aciago hasta morir en su mentón, cayendo al interior del cajón abierto. Allí, como si recién lo hubieran acomodado, estaba la prenda que había observado en su sueño. Se dejó caer al suelo, aun aferrada a los tiradores, un grito desgarrador salió del fondo de su garganta.
No tardaron en venir a comprobar que pasaba, pero encontraron solo la habitación vacía, un cajón tirado en el suelo con su contenido regado por el lugar. Sobre la cama el camisón de Giulia hecho jirones y ella no estaba por ningún sitio de la enorme mansión. Las luces fueron encendiéndose una a una, todos los que moraban en ese lugar, fueron despertados de sus sueños para intentar encontrar a la mujer del inquisidor. Pero no estaba ya en el hogar que alguna vez había sentido como su refugio. No, Giulia cabalgaba apresuradamente por los campos que rodeaban la antigua ciudad. ¿Adonde se dirigía? Al único lugar donde por años había sentido que pertenecía, camino a su origen a su natal Arezzo.
Giulia Di Moncalieri- Cazador Clase Alta
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Re: Una tortura inolvidable, los juguetes de Tiare| Giulia Vaggö y Hayden Vaggö
¡Oh, no querida mía! No abandonarás el tablero, no cuando el juego está por llegar a su primer clímax.
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No estaba muy lejos cuando escuchó el desgarrador grito de Giulia, Tiare se dio media vuelta apra ver la mansión Vaggö que estaba a penas a cincuenta metros de distancia, las luces se encendieron y como si fuera azotada por su amo Giulia salió montando un espléndido caballo, cabalgando entre las estrechas calles de Venecia, calles mínimas entre las avenidas que estaban formadas por el río, ver la agilidad de la devastada Giulia hizo que la hija de los milenios sondeara la mente que se alejaba cada vez más y cuando descubrió la intención de la mortal sus ojos se entrecerraron y una sonrisa irritada se dibujo en el inmaculado rostro, —¡Oh, no mi niña, no te irás!— dijo y como la asesina que era comenzó a ir tras su presa, Giulia había tomado un camino que la rubia no había prevenido lo que significaba una cosa, las piezas tenían que moverse en una jugada drástica y mientras todo se ideaba en la mente de Tiare conforme se acercaba.
Giulia alcanzó el campo abierto, su corazón estaba agitado, dolido y las lágrimas seguían en su rostro, fue entonces que Tiare la alcanzó, se colocó a uno cuantos metros a su derecha manteniendo el galope del caballo, luego, cuando Giulia se percató de su presencia, la bebedora de sangre torturó al caballo por medio de su mente haciendo que cayera fulminado por dolor, mas antes de que Giulia también cayera, Tiare la embistió y clavó sin dudarlo sus colmillos en la piel de su juguete y empezó a transmitir los verdaderos acontecimientos, era tiempo de revelarle a Giulia la verdad y hacer que se lamentara por todo lo que había creído, era hora de atormentarla con la realidad.
Le mostró el inicio, cuando yacía arrastrándose con las heridas causadas por el licántropo, llorando y pidiendo perdón a su amada esposa por abandonarla; transmitió a ella la intensidad de los lamentos de Hayden, y luego, la aparición de Tiare, la amenaza que bebía de Giulia, la débil Giulia que había logrado distinguirla antes de ser derribada y sometida a ser el alimento de la caprichosa. Escuchó en su mente las palabras que Tiare dio a Hayden, la tortura que hizo al cuerpo moribundo y luego, la ilusoria imagen de ella despojándole de la lengua, destruyendo sus huesos y abriéndole tantas heridas que se desangraba rápidamente, transmitió a Giulia la desesperación de Hayden al creer que la propuesta de Tiare era mentira, a que nunca volvería a ver a la mujer que más amaba en la vida y después, cuando el velo de la muerte se posaba sobre el cuerpo inerte de Hayden vino la conversión, la ya pálida piel de Hayden luego de la perdida de sangre, no recuperó el color con cada gota que tomaba de Tiare, los huesos sanaban y el cabello retomaba un brillo sobrenatural, los colmillos de Hayden crecieron y cuando ya era el vástago de Tiare ella lo tomó de la cabeza.
Tiare mantuvo un ritmo lento a la hora de beber de Giulia, asegurándose que no perdiera la pequeña criatura que crecía en su vientre, y prosiguió con las visiones, ahora proyectaba a un Hayden devastado, aprisionado con unas cadenas que tenían un brillo anormal, lucía deplorable y ahí estaba de nuevo Tiare, besándolo y él rehuía de aquello besos pensando en Giulia y Tiare se irritaba, rompía los huesos de su vástago y lo torturaba con su mente, la hija de los milenios se aseguró de que los alaridos de Hayden penetraran la mente de Giulia. —Me amarás Hayden, olvidarás tarde o temprano a Giulia y entre más te aferres a tus recuerdos, me acercaré a ella y haré que te odie, ella conseguirá olvidarte hasta el día en el que muera y si aún así la sigues amando no borraré de ti su recuerdo para que mientras estés atado a mi en la eternidad, tu alma llore por ella— eran unas palabras que Tiare nunca había dicho a su mascota, pero ¿Giulia lo sabría algún día?
El corazón de Giulia comenzó a bombear con lentitud, fue entonces que Tiare depositó la cabeza de su juguete en el suelo y ella se reincorporó, la luz de la luna mostraba el rostro asesino de la vampiro, resplandecía a los ojos de la cansada Giulia. —Pequeña bastarda, tan frágil... así como lo estuvo Hayden en sus últimos momentos como mortal... Pero ya lo sabes, ¿no es cierto? Porque yo he tenido la bondad de mostrarte... Por cierto, querida... un obsequio— dijo y le arrojó uno de los cañones de Hayden. Tiare inclinó un poco su cabeza a un costado, su cabello se suspendió y le sonrió divertida. —Huye Giulia, huye si así lo deseas, huye porque vendrán por ti, porque no solamente desapareció para ti, sino para la inquisición también, huye que ellos saben a que asociación perteneciste, huye que destruirán tu mundo, huye a un lugar que nadie conozca, huye porque si no son ellos, yo seré y bajo el puño de Hayden te daré muerte— se agachó para besar su frente, —vendrán por tu familia, juzgaran a los sobrevivientes de aquella redada que la Alianza emboscó sobre los míos, la mansión Rosso arderá sí nada descubren de Hayden, tu lugar seguro será la fortaleza para capturarte y en la Santa Roma Chiara será torturada— sentenció como sí realmente supiera todo eso, aunque realmente no estaba alejado de la realidad, Tiare se había enterado de que Killer Bee había desaparecido y los ojos de la inquisición ya estaban puestos en Nicolei.
—Nos vemos querida... tengo que ir a torturar a alguien...— rió y así como apareció, así se esfumó.
Tiare- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Re: Una tortura inolvidable, los juguetes de Tiare| Giulia Vaggö y Hayden Vaggö
El inquisidor despertó como lo hacía cuando se convirtió en inmortal. Encadenado en un salón de tortura, sediento como en algunas veces su creadora lo sometía a ayuno, despertó como pocas veces lo hacía y que sin embargo, los últimos días así había ocurrido, solo. Estaba totalmente oscuro y el sonido de una gotera en un rincón generaba un ambiente tétrico. Hayden no tenía fuerzas, habían pasado ya tres días desde que había probado la sangre y al mismo tiempo en el que no veía a nadie, inclusive la voz de los sirvientes de su creadora no se escuchaban, era como si estuviera solo.
Hizo un intento y se levantó, empezó a caminar deteniéndose en el momento en el que llegó al limite de las cadenas, quiso continuar, forzarlas para huir pero entonces la escuchó, la imponente presencia que se acercaba, sin latidos ni respiración, era ella, su creadora. Hayden se detuvo y al encenderse las luces abrumadoramente quedó ligeramente segado lo que lo obligo a cubrirse. La figura rubia y resplandeciente lo miraba como un ángel, con un cinismo e hipocresía que no te irritaban, sino que, te aterraban. Bajo aquella sonrisa de ternura, Hayden podía ver a la muerte; a través de esos ojos bondadosos, él podía ver una maldad fulminante.
No le habló, no necesitaba hacerlo, tan sólo caminó a Hayden y depositando su mano sobre su frente comenzó a usar sus poderes sobre de él, sometiéndolo como siempre lo hacía, queriendo quebrar el alma de su mente y reconstruirla a su voluntad, transformarlo en su amante e incuestionable sirviente. Hayden cayó de rodillas, tenía los ojos abiertos y en él se proyectaban imágenes, donde había una mujer, de una bella mujer castaña de ojos azules, totalmente exquisita, oyó su nombre, Giulia, y él sentía que la conocía, que había una relación entre ambos o la hubo, pero no era claro y esa imagen poco a poco desaparecía.
Hayden no sintió la mano después de más de una hora, y cuando reaccionó tenía frente a él a aquella mujer que vio en su mente, él ya no estaba encadenado y su creadora le ordenaba que bebiera de ella y después que la matara. Hayden dio unos pasos obedeciendo como lo hacen los animales adiestrados pero entonces se detuvo, tenía mucha sed, esa sed le nublaba la razón, pero no lo suficiente para evocar nuevamente el nombre y de sus labios pronunciaron su nombre –Giulia– sonrió y se lanzó para abrazarla, pero su creadora no se lo permitió.
Lo tomó por el hombro y se lo destrozó arrojándolo a la pared, el dolor era intenso pero Hayden la recordaba era su Giulia y no estaba dispuesto a que le hiciera algo, así que omitiendo su dolor y el hecho de estar débil, Hayden se puso de pie, pero demasiado tarde. Su creadora estaba furiosa y con un movimiento de sus manos le rompió el cuello a la mujer que cayó al suelo totalmente muerta. El inquisidor se dejó caer de rodillas mientras veía que esa mujer tenía el cabello rubio y los ojos verdes, no era Giulia... era ¿Su vecina?
Hayden se horrorizó –Alessia... susurró y miró a su creadora, haciéndole la pregunta que siempre le hacía, –¿Quién sois, qué queréis de mi?, ¿sí me regresasteis a la vida, por qué me torturáis con mi amada Giulia...? Sí le habéis hecho algo te juro que te destruiré- amenazaba pero parecía inútil, no había reacción por parte de su creadora.
Hizo un intento y se levantó, empezó a caminar deteniéndose en el momento en el que llegó al limite de las cadenas, quiso continuar, forzarlas para huir pero entonces la escuchó, la imponente presencia que se acercaba, sin latidos ni respiración, era ella, su creadora. Hayden se detuvo y al encenderse las luces abrumadoramente quedó ligeramente segado lo que lo obligo a cubrirse. La figura rubia y resplandeciente lo miraba como un ángel, con un cinismo e hipocresía que no te irritaban, sino que, te aterraban. Bajo aquella sonrisa de ternura, Hayden podía ver a la muerte; a través de esos ojos bondadosos, él podía ver una maldad fulminante.
No le habló, no necesitaba hacerlo, tan sólo caminó a Hayden y depositando su mano sobre su frente comenzó a usar sus poderes sobre de él, sometiéndolo como siempre lo hacía, queriendo quebrar el alma de su mente y reconstruirla a su voluntad, transformarlo en su amante e incuestionable sirviente. Hayden cayó de rodillas, tenía los ojos abiertos y en él se proyectaban imágenes, donde había una mujer, de una bella mujer castaña de ojos azules, totalmente exquisita, oyó su nombre, Giulia, y él sentía que la conocía, que había una relación entre ambos o la hubo, pero no era claro y esa imagen poco a poco desaparecía.
Hayden no sintió la mano después de más de una hora, y cuando reaccionó tenía frente a él a aquella mujer que vio en su mente, él ya no estaba encadenado y su creadora le ordenaba que bebiera de ella y después que la matara. Hayden dio unos pasos obedeciendo como lo hacen los animales adiestrados pero entonces se detuvo, tenía mucha sed, esa sed le nublaba la razón, pero no lo suficiente para evocar nuevamente el nombre y de sus labios pronunciaron su nombre –Giulia– sonrió y se lanzó para abrazarla, pero su creadora no se lo permitió.
Lo tomó por el hombro y se lo destrozó arrojándolo a la pared, el dolor era intenso pero Hayden la recordaba era su Giulia y no estaba dispuesto a que le hiciera algo, así que omitiendo su dolor y el hecho de estar débil, Hayden se puso de pie, pero demasiado tarde. Su creadora estaba furiosa y con un movimiento de sus manos le rompió el cuello a la mujer que cayó al suelo totalmente muerta. El inquisidor se dejó caer de rodillas mientras veía que esa mujer tenía el cabello rubio y los ojos verdes, no era Giulia... era ¿Su vecina?
Hayden se horrorizó –Alessia... susurró y miró a su creadora, haciéndole la pregunta que siempre le hacía, –¿Quién sois, qué queréis de mi?, ¿sí me regresasteis a la vida, por qué me torturáis con mi amada Giulia...? Sí le habéis hecho algo te juro que te destruiré- amenazaba pero parecía inútil, no había reacción por parte de su creadora.
Hayden Vaggö- Humano Clase Alta
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Re: Una tortura inolvidable, los juguetes de Tiare| Giulia Vaggö y Hayden Vaggö
¡Ay, que inocente eres si crees que te daré lo que quieres!.
Tiare
Tiare
Los viajes de Tiare eran largos y sumamente productivos, nunca se arrepentía de lo que hacía. Era como un minucioso pastelero, que se encarga de comprar la harina, la leche y las frutas perfectas, que pasa horas moldeando así como preparando la harina, que corta las frutas con delicadeza y con estética, y de la misma forma adorna el pastel. Así, Tiare era de minuciosa para tender un escenario complejo como el de los Vaggö.
Había pasado una noche desde que dejó a Giulia en medio de unos campos, una mujer que se creía despechada y traicionada. Le reveló la verdad y le sugirió que huyera. Pero Tiare estaba segura que no lo haría, que se empeñaría en encontrar a su esposo, lo que por supuesto, era parte del plan. Como sea, el siguiente movimiento involucraba a Hayden, nuevamente a Hayden.
Como lo hacía todas las noches que pasaba con él, manipulaba su memoria para que se volviera su amante, erradicara de su corazón el amor que sentía por Giulia pero parecía imposible, por más que insistiera, por más que lo engañara, Tiare no conseguía desplazar el amor que Hayden tenía a su esposa. En un principio, la hija de los milenios se irritaba y lo torturaba, destruía sus huesos y lo sometía a una profunda tortura de la provocación de dolor por medio de la mente, doblegaba su cuerpo mas no su corazón. Pero ahora era diferente, había conseguido doblegar el alma de Giulia lo que era la compensación perfecta.
Llegó a su castillo con una mujer rubia, para ser más precisos, la vecina de Hayden, era una mujer española que había enviudado muy joven y que había decidido quedarse en Venecia y además, deseaba a Hayden. Pero eso no le interesaba a Tiare realmente, si Giulia buscaba en algún lugar seguramente sería en la mansión de su vecina a la que veía en sus sueños manteniendo relaciones sexuales con Hayden, asei que quería evitarle la vergüenza de que se generara un conflicto.
Cuando bajó a los matorrales, su vástago ya estaba despierto, estaba en estado deporable e inmediatamente comenzó a manipular su mente. Lo que sucedió, fue un desastre, como Tiare lo previó Hayden no cayó en la treta pero siempre le parecía interesante lo que decía. —¿Destruirme, en serio?— se bofó de él, a pesar de ser ya un inmortal mantenía esos pensamientos estúpidos de los mortales, seguía aferrándose a una esperanza que ya debía saber no existía. Para el mundo de los vampiros el mal regularmente vencía al bien. Tiare entonces hizo lo que siempre hacía después de burlarse de las amenazas, torturarlo. Aunque, ya como una rutina y no necesariamente placer.
Le dislocó ambos brazos, le destruyó los huesos de los hombros y lo torturó mentalmente por media hora, con sus brazos cruzados y totalmente aburrida, ni siquiera le excitaba verlo arrastrarse como un misero gusano, ya no. Ella pensaba en Giulia, pensaba en torturarla de la misma forma y lo que realmente le excitó fue pensar en que le podía arrebatar la vida, volverla una inmortal y hacer que ella misma asesinara el fruto del amor entre ella y Hayden. Pensar en esos la desconcentró y dejó la tortura mental, los huesos de Hayden comenzaban a sanar, no era sorpresa, después de todo la sangre con la que había renacido Hayden le pertenecía a una hija de los milenios, y era además, pura, no estaba contaminada por la sangre de él siendo aún mortal.
Tiare esperó a que él se recuperara y después levantó su mano para que su mayordomo acercara a la siguiente mujer que alimentaría a su vástago, pero entonces su perversidad se iluminó; era tiempo de reunirlos y torturarlos en el mismo sitio. —¡Sácala de aquí!— ordenó con una voz potente y lazándose a la yugular de Hayden bebió de él hasta dejarlo inconsciente.
Salieron del castillo con destino a Venecia, el camino era de un día, Tiare mantenía a Hayden inconsciente en todo momento y sólo hasta que llegaron a la mansión de los Vaggö, le dio de su propia sangre para que recuperara su fuerza con una rapidez asombrosa y así sucedió. —Te he traído hasta tu hogar, pero sí intentas traicionarme, decirle a tu servidumbre lo que eres, los mataré a todos incluyendo a la bastarda de tu esposa— le amenazó mientras se trasladaban en una góndola.
Tiare- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Re: Una tortura inolvidable, los juguetes de Tiare| Giulia Vaggö y Hayden Vaggö
Era confuso, ella lo hacía confuso. Hayden no alcanzaba a comprender la razón por la que Tiare lo llevó a las puertas de la mansión. Escuchó su amenaza pero no le dio importancia. Era un hecho que deseaba ver a Giulia, en nada más pensaba, era por esa razón que obedecería a Tiare aún sabiendo que era una trampa, que ella buscaba y se beneficiaría del encuentro, no lo dudaba y aún así la esperanza de volver a verla era inmensa.
En compañía de su creadora, tocó la puerta ansioso pero mostrando paciencia para no molestar a Tiare. Las puertas no tardaron en abrirse, pero la mujer que abrió no era la que esperaba. Sino que se trataba de su ama de llaves, -mi señor- dijo sorprendida mientras el ex inquisidor la miraba decepcionado.
-¿Dónde está Giulia, dónde está la señora de la casa?- preguntó impaciente pero la mujer seguía en shock, lo que le hizo a él formularse una pregunta -¿cuánto tiempo me tuvo en cautiverio?- era una pregunta que no tendría respuesta, al menos no por parte de Tiare. La mujer se hizo a un lado ofreciendo a Hayden y Tiare libre acceso. -Seguramente está en vuestra habitación- respondió cuando finalmente estaba adentro. -Anuncia mi llegada, quiero verla- dijo con seriedad y volteó a ver a Tiare, ella mantenía un semblante sereno, no parecía que disfrutara el momento ni que estuviera fastidiada, lo que sospechó era un buen signo.
La sirvienta desapareció del salón y Hayden y Tiare caminaron a la sala de descanso del ala izquierda donde Tiare tomó asiento. -¿Estáis cómoda?- ironizó observando como se dibujaba una sonrisa en su rostro y a la vez ansioso de ver a su amada esposa y tenerla entre sus brazos.
En compañía de su creadora, tocó la puerta ansioso pero mostrando paciencia para no molestar a Tiare. Las puertas no tardaron en abrirse, pero la mujer que abrió no era la que esperaba. Sino que se trataba de su ama de llaves, -mi señor- dijo sorprendida mientras el ex inquisidor la miraba decepcionado.
-¿Dónde está Giulia, dónde está la señora de la casa?- preguntó impaciente pero la mujer seguía en shock, lo que le hizo a él formularse una pregunta -¿cuánto tiempo me tuvo en cautiverio?- era una pregunta que no tendría respuesta, al menos no por parte de Tiare. La mujer se hizo a un lado ofreciendo a Hayden y Tiare libre acceso. -Seguramente está en vuestra habitación- respondió cuando finalmente estaba adentro. -Anuncia mi llegada, quiero verla- dijo con seriedad y volteó a ver a Tiare, ella mantenía un semblante sereno, no parecía que disfrutara el momento ni que estuviera fastidiada, lo que sospechó era un buen signo.
La sirvienta desapareció del salón y Hayden y Tiare caminaron a la sala de descanso del ala izquierda donde Tiare tomó asiento. -¿Estáis cómoda?- ironizó observando como se dibujaba una sonrisa en su rostro y a la vez ansioso de ver a su amada esposa y tenerla entre sus brazos.
Hayden Vaggö- Humano Clase Alta
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Re: Una tortura inolvidable, los juguetes de Tiare| Giulia Vaggö y Hayden Vaggö
Giulia, se encontraba sentada en aquel sillón en el que había descubierto el libro con la poesía marcada, aquella que le había dado la fuerza, la esperanza de pensar en que pasara lo que pasara, Hayden volvería a su lado - había sido ese monstruo, en realidad, quien marcara esa frase – se dijo con tristeza. Pero en verdad creía en esas palabras, estaba segura que tras tantas penurias, tanta tortura y maldad, por parte de aquel engendro, podrían llegar a estar juntos nuevamente.
Acarició su vientre que ya mostraba un embarazo avanzado. Se colocó de costado y miró su reflejo en en espejo, - ¿verdad pequeña que juntas esperaremos a tu padre? - sintió la suave patada en su cuerpo, como una afirmación y mientras volvía a pasar con suavidad la palma de su mano, sonrió, ilusionada que aquel bebé en verdad fuera esa niña que vio en sus sueños. - Vagar, me haces con el pensamiento, por las huellas que van hacia la nada eterna, mientras huye el tiempo cruel, y con él van las hordas de mis penas, por las que conmigo él se consume; y mientras yo contemplo tu paz, duerme ese espíritu guerrero que en mí ruge... - Susurró. Había descubierto que aquella pequeña vida que crecía en su interior era la única razón por la que se quedaba allí, - tu y la esperanza de que papá regrese a nosotras – caviló, mientras caminaba hasta donde había comenzado a guardar el ajuar para la bebé.
El arcón, a los pies del imponente lecho lo había acondicionando para guardar los vestidos y conjuntos de encaje, terciopelo, mantas de piel de arminio, y otros géneros con los que preparaban el vestuario que la recién nacida usaría. Todos éstos de diferentes colores, predominando el rosa y el blanco. Guardó las últimas prendas que habían estado cosiendo con Rannia. Suspiró recordando a su doncella personal y amiga, la extrañaba, pero debía alejarla de ese inquisidor que había descubierto su secreto y que no tardaría en volver a molestarlas, - nada de ésto pasaría si tú estuvieras a mi lado – reprochó en silencio, la ausencia de su esposo. Su mirada se perdió en la textura de la madera, recordó cada una de las imágenes que ese monstruo le implantara en su mente, la agonía de su amado, el momento en que lo convertía y por sobre todo como a pesar de tantas torturas sufridas, él seguía recordándole, amándole, se sintió muy culpable, por haber creído en todas las maldades que esa vampiro le hiciera soñar, solo para jugar con ambos.
Movió la cabeza en un gesto de negación, entornando su parpados y llevando su mano derecha al puente de su nariz. Estaba tan cansada, desde ésa noche en mitad del campo a las afueras de Venecia, donde ese maldito demonio la dejara abandonada tras mostrarle las torturas que su amado había soportado, tan solo por volver a ella, para estar juntos nuevamente. Giulia había quedado allí sin posibilidades de volver en su montura a la mansión, ya que la vampiro había torturado al caballo hasta matarlo. Por eso tuvo que esperar sentada en mitad del camino, hasta que unos campesinos, que llevaban mercadería hacia la ciudad se condolieron de ella y la acercaron. Solo logró sentirse realmente segura, cuando puedo encerrarse en su habitación y con ayuda de la nueva doncella darse un baño. Nadie preguntó nada, lógicamente, el rumor se había extendido por toda la mansión, ¿donde había ido la señora de la casa? ¿porqué había desaparecido en mitad de la noche para aparecer cerca del medio día como si hubiera recorrido una distancia enorme? Pero todos callaron y se guardaron sus conjeturas, ¿acaso el amo, no era tanto o más extraño? Apenas casados se había ido por meses, dejando a su esposa en cinta y sin mandarle ni una sola carta, -¿es que acaso no deseaba ese embarazo? - había osado preguntar una doncella, atrevimiento que le costó el despido por parte del ama de llaves, aunque todos se hicieran la misma pregunta.
Cerró el arcón y se incorporó con dificultad, unas pequeñas contracciones la sobresaltaron, todavía faltaba mas de un mes y medio, - no pequeña, aun no... espera que llegue tu padre y disfrute de éste milagro – le dijo acariciando de nuevo su vientre. Las molestias se disiparon y ella sonrió, - así es amor, no falta tanto, ya llegará – rió, pensando en que era una ilusión que solo ella tenia y no una certeza, - pero sería tan feliz si él volviera a mi - caminó hasta la cristalera que daba al balcón y se dio cuenta que la noche había llegado. Un sentimiento extraño se posó en su corazón, haciendo que latiera con fuerza, ella presintió que algo estaba por ocurrir. Los golpes en la puerta y la voz del ama de llaves pidiendo permiso para entrar atrajeron su atención. - Disculpe, señora... - el rostro de la mujer mantenía un gesto de sorpresa, como si algo le hubiera hecho entrar en shock, - señora, abajo, en el salón de descanso... la espera el señor con un invitado -. Giulia, parada como una estatua de mármol, pálida como la misma piedra, la contempló con los ojos inundados de lagrimas y la boca seca y sin poder modular una sola palabra.
Le costó un par de segundos, poder mover sus piernas y abalanzarse por la puerta, casi atropellando a la mujer, que pronto se hizo a un lado. Giulia bajó las escaleras corriendo, haciendo movimientos peligrosos que podían costarle una caída mortal. Pero saber que su amado se encontraba en la mansión, hacía que no pusiera atención en ello. - Hayden, amor mio, Hayden – gritaba mientras cruzaba el pasillo y abría la puerta del salón. Solo tenia ojos para él, se precipitó a sus brazos, besándolo en los labios y sollozando, sin percatarse de que él no sabía que ella estaba embarazada, que habían pasado casi ocho meses desde que el inquisidor saliera por la puerta principal, antes de que esa maldita vampiro destruyera sus vidas y sus destinos, tal y como lo habían soñado.
Acarició su vientre que ya mostraba un embarazo avanzado. Se colocó de costado y miró su reflejo en en espejo, - ¿verdad pequeña que juntas esperaremos a tu padre? - sintió la suave patada en su cuerpo, como una afirmación y mientras volvía a pasar con suavidad la palma de su mano, sonrió, ilusionada que aquel bebé en verdad fuera esa niña que vio en sus sueños. - Vagar, me haces con el pensamiento, por las huellas que van hacia la nada eterna, mientras huye el tiempo cruel, y con él van las hordas de mis penas, por las que conmigo él se consume; y mientras yo contemplo tu paz, duerme ese espíritu guerrero que en mí ruge... - Susurró. Había descubierto que aquella pequeña vida que crecía en su interior era la única razón por la que se quedaba allí, - tu y la esperanza de que papá regrese a nosotras – caviló, mientras caminaba hasta donde había comenzado a guardar el ajuar para la bebé.
El arcón, a los pies del imponente lecho lo había acondicionando para guardar los vestidos y conjuntos de encaje, terciopelo, mantas de piel de arminio, y otros géneros con los que preparaban el vestuario que la recién nacida usaría. Todos éstos de diferentes colores, predominando el rosa y el blanco. Guardó las últimas prendas que habían estado cosiendo con Rannia. Suspiró recordando a su doncella personal y amiga, la extrañaba, pero debía alejarla de ese inquisidor que había descubierto su secreto y que no tardaría en volver a molestarlas, - nada de ésto pasaría si tú estuvieras a mi lado – reprochó en silencio, la ausencia de su esposo. Su mirada se perdió en la textura de la madera, recordó cada una de las imágenes que ese monstruo le implantara en su mente, la agonía de su amado, el momento en que lo convertía y por sobre todo como a pesar de tantas torturas sufridas, él seguía recordándole, amándole, se sintió muy culpable, por haber creído en todas las maldades que esa vampiro le hiciera soñar, solo para jugar con ambos.
Movió la cabeza en un gesto de negación, entornando su parpados y llevando su mano derecha al puente de su nariz. Estaba tan cansada, desde ésa noche en mitad del campo a las afueras de Venecia, donde ese maldito demonio la dejara abandonada tras mostrarle las torturas que su amado había soportado, tan solo por volver a ella, para estar juntos nuevamente. Giulia había quedado allí sin posibilidades de volver en su montura a la mansión, ya que la vampiro había torturado al caballo hasta matarlo. Por eso tuvo que esperar sentada en mitad del camino, hasta que unos campesinos, que llevaban mercadería hacia la ciudad se condolieron de ella y la acercaron. Solo logró sentirse realmente segura, cuando puedo encerrarse en su habitación y con ayuda de la nueva doncella darse un baño. Nadie preguntó nada, lógicamente, el rumor se había extendido por toda la mansión, ¿donde había ido la señora de la casa? ¿porqué había desaparecido en mitad de la noche para aparecer cerca del medio día como si hubiera recorrido una distancia enorme? Pero todos callaron y se guardaron sus conjeturas, ¿acaso el amo, no era tanto o más extraño? Apenas casados se había ido por meses, dejando a su esposa en cinta y sin mandarle ni una sola carta, -¿es que acaso no deseaba ese embarazo? - había osado preguntar una doncella, atrevimiento que le costó el despido por parte del ama de llaves, aunque todos se hicieran la misma pregunta.
Cerró el arcón y se incorporó con dificultad, unas pequeñas contracciones la sobresaltaron, todavía faltaba mas de un mes y medio, - no pequeña, aun no... espera que llegue tu padre y disfrute de éste milagro – le dijo acariciando de nuevo su vientre. Las molestias se disiparon y ella sonrió, - así es amor, no falta tanto, ya llegará – rió, pensando en que era una ilusión que solo ella tenia y no una certeza, - pero sería tan feliz si él volviera a mi - caminó hasta la cristalera que daba al balcón y se dio cuenta que la noche había llegado. Un sentimiento extraño se posó en su corazón, haciendo que latiera con fuerza, ella presintió que algo estaba por ocurrir. Los golpes en la puerta y la voz del ama de llaves pidiendo permiso para entrar atrajeron su atención. - Disculpe, señora... - el rostro de la mujer mantenía un gesto de sorpresa, como si algo le hubiera hecho entrar en shock, - señora, abajo, en el salón de descanso... la espera el señor con un invitado -. Giulia, parada como una estatua de mármol, pálida como la misma piedra, la contempló con los ojos inundados de lagrimas y la boca seca y sin poder modular una sola palabra.
Le costó un par de segundos, poder mover sus piernas y abalanzarse por la puerta, casi atropellando a la mujer, que pronto se hizo a un lado. Giulia bajó las escaleras corriendo, haciendo movimientos peligrosos que podían costarle una caída mortal. Pero saber que su amado se encontraba en la mansión, hacía que no pusiera atención en ello. - Hayden, amor mio, Hayden – gritaba mientras cruzaba el pasillo y abría la puerta del salón. Solo tenia ojos para él, se precipitó a sus brazos, besándolo en los labios y sollozando, sin percatarse de que él no sabía que ella estaba embarazada, que habían pasado casi ocho meses desde que el inquisidor saliera por la puerta principal, antes de que esa maldita vampiro destruyera sus vidas y sus destinos, tal y como lo habían soñado.
Giulia Di Moncalieri- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/12/2012
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Re: Una tortura inolvidable, los juguetes de Tiare| Giulia Vaggö y Hayden Vaggö
De nada sirve negarse a tomar una decisión si todas las posibilidades te conducen al infierno, ante mí tienes que hacerlo u otros sufrirán tu cobardía.
Tiare
Tiare
Tiare reconocía la exquisitez de la mansión de Hayden, no reparo en la posibilidad de que tanto arreglo podría atribuírselo a Giulia, además, no le importaba en lo más mínimo. Tomó asiento en un amplio sofá extendiendo sus brazos por todo el borde superior. —Si, lo estoy—le siguió el juego con una sonrisa. Entonces escuchó el taconeo torpeza que avanzaba rápidamente hacia ellos. Cerró sus ojos no podía ser otra persona más que Giulia y cuando percibió ese olor de mortal los abrió para ver como se le arrojaba a los brazos y los dos se besaban apasionadamente, ignorándola lo que no le molestó en lo más mínimo. Tiare se puso en pie cuando ellos se separaron y captó en él la sorpresa de descubrir a su esposa embarazada, los ojos de la hija de los milenios escudriñaron el vientre y con su poder de infringir dolor por la mente ingresó no al cuerpo de Giulia, sino al del bebé y le dio una descarga de dolor que hizo que Giulia gimiera.
De alguna forma Hayden lo atribuyó a Tiare y la miró furioso, pero sin darle tiempo a que dijese algo se desplazó hasta su vástago y le soltó una bofetada derribándolo, después tomó a Giulia por el cuello alzándola levemente —Escúchame bien bastarda... cerrarás las puertas de esta habitación o mataré a Hayden y tu pequeño— le habló intimidándola y la arrojó hacia la puerta. Después volteó a ver a Hayden que se reincorporó mirándola con odio. —Adoro esa expresión en tu rostro, demasiado que deseo tanto matarte— lo despreció viendo la fragilidad de Giulia, le sonrió con malicia y se desplazó a ella pero antes de llegar a ella Hayden la embistió. Tiare y Hayden se estrellaron sobre un librero que dejó caer todo su contenido sobre ellos.
—No seas estúpido Hayden— le dije tomándolo del cuello y poniéndose de pie sobre los libros lo alzó lo más alto posible que le permitían sus extremidades, luego lo dejó caer y lo volvió abofetear. —Soy un ser bondadoso pequeña bastarda, no soy mala, salve a este despreciable hombre para ti... bueno— rió tomándolo de los hombros para que no se pudiera poner en pie. —Quizás no...— sus expresiones se oscurecieron hasta pronunciar su maldad. —Te propondré un par de situaciones ya que Hayden se rehusó a olvidarte y convertirse en mi amante— la voz de la hija de los milenios sonó lúgubre y sus ojos azules destellaron una luz maldita. —La primera de ellas... Mato a Hayden en este preciso momento y desaparezco de tu vida para siempre. Dos, te entrego a Hayden pero tu me darás al pequeño que yace en tu vientre o como tercera opción te mato a ti permitiendo que Hayden y ese monstruo en tu interior sobrevivan— rió, sintió que Hayden quiso levantarse pero simplemente aplastó los huesos de sus hombros y lo arrojó al suelo.
La hija de los milenios observó a Giulia y sin que ella pudiera darse cuenta del movimiento veloz de Tiare, ésta ya se encontraba frente a ella. —Ten en cuenta que si eliges la tercera opción serás una egoísta— Tiare acercó sus labios al oído sensible de ella y su mano la bajó al vientre acariciándolo. —Conviértete tu en mi amante y podrás ver a Hayden y tu retoño cada seis meses— lamió el contorno de la oreja y se retiro para ver la expresión que Giulia generaría. Por supuesto, esta última propuesta era más esperanzadora, realmente no perdían ellos mucho, sin embargo, era mentira, todo era una mentira, Tiare ya sabía que iba hacer desde el momento en el que decidió llegar a la mansión con Hayden.
—Decídete ya bastarda no hagas perder más mi tiempo que mis propuestas caducan muy rápido— le sonrió con una sonrisa ladeada, como si tuviera el rostro chueco. Después las caricias en el vientre se desvanecieron y sólo apuntó el dedo corazón sobre el vientre y comenzó la descarga de dolor sobre la criatura. —Me pregunto cuánto dolor resistirá— rió y sintió a Hayden que le tomaba del cuerpo para derribarla pero ella se movió más rápido, le tomó del cuello y lo derribó, luego, tomó a Giulia también del cuello y la estrelló contra una pared, Hayden se lanzó nuevamente a ella pero lo recibió con un fuerte golpe que lo llevó al otro lado de la habitación.
Se escuchó entonces que llamaban a la puerta —¿Todo bien señora?— preguntó el mayordomo, Tiare apretó su mano sobre el cuello de Giulia encrudeciendo su mirada –Él entra y todos ustedes mueren– le dijo por medio de la mente, dejó de hacer presión al cuello para que pudiera responder y volteó a ver a Hayden que nuevamente se abalanzó contra ella empuñando una espada que seguramente tenía colgada como un adorno. Tiare sonrió ampliamente y dulcificó sus gestos. —¡Ay que lindura!— dijo con ternura, lo esperó y a segundos de hacer contacto hizo un movimiento a la derecha arrebatándole la espada, él se giró a ella y en un movimiento que ni siquiera Hayden pudo ver le clavó la espada por debajo del corazón colgándolo en el techo.
—¡Dios santo!— escuchó la voz del mayordomo y se giró rápidamente, primero fulminó con la mirada a Giulia que estaba en shock por lo que estaba viiendo, luego, con sus ojos furiosos petrificó al hombre que dio un paso atrás en un intento de huir de la hija de los milenios; pero ese sería su único paso. Con su velocidad se abalanzó sobre el mayordomo, lo tomó del cuello y se lo quebró, después, regresó a la habitación donde estaba Giulia y la golpeó en el rostro tirándola en el suelo y escupiéndole sangre. —Estüpida bastarda— vociferó y caminó hasta una de las lámparas de aceite, la cogió y la arrojó sobre la alfombra, corrió al otro lado de la habitación y arrojó también; pronto, la sala comenzó a arder.
Giulia se reincorporó e intento huir en lágrimas de un corazón destrozado pero Tiare no la dejaría ir, la alcanzó y por detrás la alzó de la nuca, un par de sirvientes bajaron alertados y emitirieron un alarido, palidecieron y gritando corrieron a la salida, Tiare hizo caer a Giulia de nuevo y se abalanzó sobre la criadas; a la primera le destrozó el cuello de una mordida, a la segunda le arrancó la cabeza. Tiare rió pero no lo hizo por mucho tiempo ya que la cortina de humo se apoderaba de la recepción. Inmediatamente fue hasta Giulia y contra su voluntad la tomó en sus brazos y salió de la mansión que comenzó a arder sin control.
3 noches después... Arezzo ,Italia
En el viaje que hicieron a Arezzo donde Tiare usaba su manipulación para hacer que Giulia olvidara a Hayden por las noches, y que por las mañanas Giulia era mantenida sedada por los sirvientes de Tiare que la protegían mientras dormía; la hija de los milenios sintió que la viuda estaba preparada. Por tres noches le hizo creer que Hayden nunca existió, que el fruto de su embarazo respondía a un amor de verano que no se atrevió a hacerse cargo de la criatura, fortaleció la marginación de ser una bastarda, haciéndole creer que todos en Toscana lo sabían y que también sabían de su desventura, para que ella no tuviera contacto con nadie. La mente de Giulia fue suprimida de su valía, de la pericia de una buena cazadora reduciéndola a una simple mujer de campo, pero sobre todo se encargóo de que perdurara el amor a esa criatura, amor que la mantendría viva y aunque no recordara tampoco a Tiare, dejó una fisura para que cuando la hija de la noche apareciera supiera que ella había destrozado su vida sin saber cual era esa vida. Y todo eso lo hizo por un sólo motivo, pues no le interesaba en lo más mínimo Giulia.
—Nos veremos pronto bastardita— le dijo al pequeño feto y acarició el vientre de Giulia que ya estaba acostada en su cama, después, salió de inmediato; aún tenía otro viaje que hacer... Nuevamente a Venecia pero esta vez para matar a los padres de Hayden para así sepultar todo el pasado de Hayden en Giulia.
Tiare- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 03/02/2013
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