AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El calabozo humano || Privado
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El calabozo humano || Privado
"La magia es un puente que te permite ir del mundo visible hacia el invisible.
Y aprender las lecciones de ambos mundos."
- Paulo Coelho
Y aprender las lecciones de ambos mundos."
- Paulo Coelho
Var Vadín:
De forma torpe su cuerpo se movía dejando de lado la charola del desayuno. Cuando la madera chocaba contra el piso alfombrado, el juego restante del vaso en donde había bebido cayó. Hizo una mueca llena de frustración, si tan sólo de la cintura para abajo se le moviera, seguramente no habría tirado nada. En fin, no se iba a quejar, si hermana le había preparado pan tostado, dos exactamente para que les pusiera mermelada de frambuesa, también un huevo medio con limón y sal, jugo de naranja y té. Aunque tenían la mejor de las servidumbres, la mayor de ellas se esmeraba por hacer sentir consentida y amada a su hermana; miró hacía la ventana, el sol se colaba de forma recelosa queriendo iluminar todo a su alrededor, estaba a la distancia necesaria para abrir el cristal, cuando lo hizo el sonido de los pájaros canturreando le llegó a sus oídos, era tan hermoso, por eso no terminaba por hundirse, pues la madre naturaleza le daba espectáculos sin ni siquiera mover una sola pierna, sin embargo era difícil tener esperanza de llegar a una vida digna, a tener un marido o incluso hijos siento una mujer a medias. ¡No puede caminar! ¡Ella no podrá hacerlo! ¿O si?
Freyja Vadín:
Ni siquiera había salido el sol cuando la mayor de las hermanas se había levantado. Se dirigió a la cocina sonriendo por un nuevo día, antes de pararse claro, le había dado gracias a Dios por hacerla despertar, poder ver el sol, pero sobretodo estar alado de su hermana, lo único importante que tenía. En la cocina danzaba tarareando una canción, cuando se trataba de la pequeña de las Vadín el lado más dulce de ella salía, solo en ese momento; le preparó el desayuno, le dio los buenos días y le dejó la charola en la cama. No tardó mucho tiempo con ella, sabía que sobra que la pequeña de la casa odiaba que la miraran merendar como si ni siquiera eso pudiera hacer sola, por eso mientras su hermanita desayunaba, ella se dirigía a tomar una ducha caliente en la tina. No dejaba de tararear, le encantaba hacer sonidos que estimularan su buen humor; veinte minutos más tarde ya se sentía lista para poder vestirse, ir por su hermana, ayudarle con su aseo, a vestirse, y la ponía de vuelta en la adorada silla de rueda, ¿Adorada? Claro, pues le ahorraba el trabajo de irla cargando por toda la mansión, toda la ciudad hasta llegar a su negocio.
Hermanas Vadín.
Var se encontraba puliendo los cristales de la vitrina principal, le alegraba ser de ayuda, su hermana le permitía hacer esa labor porque su silla la ponía en la altura necesaria para que no tuviera que hacer mucho esfuerzo. Freyja por su parte hacía una especie de inventario, iba y venía de un lado a otro en la tienda etiquetando los frascos con las plantas, anotando que les faltaba, que debían cultivar, que remedios necesitaban generar el doble. Ambas se habían metido tanto en sus labores que apenas hablaban.
– ¿Crees que mamá estuviera orgullosa de nosotras? – Preguntó la pequeña alzando la mirada para ver a su hermana caminando de un lado a otro – Es decir, si se hubiera dado cuenta que empezamos de la nada, y ahora tenemos todo – Dedicó una sonrisa amplia, complaciente, orgullosa.
– La preguntas está un poco fuera de lugar, Var, es evidente que lo están desde donde se encuentren, además, no nos hemos separado para nada – Indicó la agitada mujer de melena más larga.
– No te despegas de mi porque te sientes amarrada – Le respondió refunfuñando, aunque sin afán de lastimar con sus palabras a su hermana, la otra solo le sonrió encogiéndose de hombros sin querer discutir con ella, sin querer entrar en ese tema que a ambas la ponía a la defensiva.
Volvieron a quedarse en silencio, cada una en sus labores; cuando Var terminó de pulir se acercó a la caja donde guardaban las ganancias del día, siempre dejaban 100 francos por cualquier inconveniente que les resultada. Los contó, estaba todo en orden.
– Estoy aburrida, quisiera que algo nuevo nos ocurriera, ¿crees que hoy será el día? – Preguntó la pequeña inquieta a su hermana concentrada, pero está no contestó por seguir en lo suyo; media hora después, ambas se miraban tomando un jugo. Era momento de esperar a los clientes, siempre abrían a las diez de la mañana, siempre había una larga cola esperando ser de los primeros entrar, o aunque sea alcanzar turno en aquel día.
– Buenos días – Dijeron ambas al unísono cuando la campana de la puerta resonó dejando entrar al primer cliente.
Var/Freyja Vadin- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 08/10/2013
Re: El calabozo humano || Privado
Porque el alma que se cura de sus males, muere.
Antonio Porchia
De un momento a otro las almas en su interior se habían tornado más inquietas que de costumbre, realmente estaban intentando ganarse su cuerpo para hacer cualquier cosa con él. No le había mencionado a Vis en ningún momento sobre sus problemas, ya tenía suficiente su hermano con sus propias almas como para estar pensando en las de él, sin mencionar que desde el momento en que se vieron solos en el mundo, Battler había prometido que le cuidaría, que no permitiría que aquellas almas se apoderaran de su cuerpo. Irónico, había prometido eso y al parecer el primero en perder consciencia de si mismo en merced de sus antepasados sería él mismo.
Llevaba ya una semana encerrado en su propia habitación, preso de su propio conjuro para mantener a las almas al limite. Se la paso buscando entre sus libros algo que realmente pudiera ayudarle a aminorar el dolor y aumentar sus fuerzas de lucha, pero nada apareció e incluso en sus momentos de desesperación había terminado por destrozar la mesa de lectura y la silla que tenía en su habitación.
Parte de lo que acrecentaba su frustración era el hecho de que no se permitiría caer en las garras de sus antepasados, no hasta que su venganza contra los Blackmelt estuviese completa, hasta que les viera revolcarse en el dolor y sufrimiento que él y Vis habían experimentado.
Mientras esperaba a que voz regresara fue que la idea le vino a la mente. Desperdiciaba el tiempo intentando encontrar la respuesta por si mismo o con Vis, pero quizás era que ellos estaban enceguecidos por su propia maldición interna y en cuanto su voz le volvió se maldijo incontables veces por ser tan terco.
Si ellos eran incapaces de encontrar la respuesta a su maldición ¿Por qué no buscar otros brujos que les ayudaran? Aquello era simplemente lo que debieron hacer desde un inicio pero ambos eran tercos y estar solos les enseño que solo podían confiar el uno en el otro, si confiaban en alguien más las cosas podían ir mal; pero los momentos desesperados necesitaban de medidas desesperadas y por eso fue que opto por sumirse en una excursión, visitando a todo brujo o bruja que creyera sabría algo de las almas.
Battler se pasó días encontrandose con toda clase de brujos en toda clase de lugares, pero la respuesta fue la misma… ninguno tenía la menor idea de como ayudarles lo que derivo en el aumento de las perdidas materiales de la casa con cada nueva frustración que recibía. Estaba por darse por vencido, de aceptar que el único que sabía de eso era él mismo cuando recibió información de dos hermanas, dos brujas que manejaban una tienda y que quizás podrían ayudarle.
– Una más, una menos – se dijo a si mismo antes de salir de su casa con dirección a la tienda aquella. Todo el camino por su mente rondaron las dudas, el temor a la decepción y claro… la imagen del objeto que sería testigo de su ira al volver a casa si es que no recibía alguna buena noticia. El camino no fue realmente largo, gracias a que su mente iba sumida en otras cosas y al parecer estaba de suerte pues la tienda acababa de abrir, podía notarlo porque no había gente dentro, aunque sospechaba que pronto estaría atiborrado de gente desesperada, justo como él.
Sin esperar mucho tiempo entró en la tienda siendo recibido por la campanilla de la entrada y la voz de las dos mujeres que sin duda eran las dueñas de aquel negocio. Antes de hacer o decir cualquier cosa miro a su alrededor, vislumbrando una que otra cosa que aprovecharía para llevarse pero primero era lo realmente importante.
– Buenos días, señoritas. He escuchado que es probable que ustedes me ayuden con un… – suspiro, adentrandose más en la tienda – pequeño problema que poseo – miro a ambas mujeres – Mi nombre es Battler por cierto y espero que escuchen mi… problema – termino por detenerse casi a la mitad de la tienda, aguardando que alguna de ellas dijera algo más que solamente los buenos días.
Antonio Porchia
De un momento a otro las almas en su interior se habían tornado más inquietas que de costumbre, realmente estaban intentando ganarse su cuerpo para hacer cualquier cosa con él. No le había mencionado a Vis en ningún momento sobre sus problemas, ya tenía suficiente su hermano con sus propias almas como para estar pensando en las de él, sin mencionar que desde el momento en que se vieron solos en el mundo, Battler había prometido que le cuidaría, que no permitiría que aquellas almas se apoderaran de su cuerpo. Irónico, había prometido eso y al parecer el primero en perder consciencia de si mismo en merced de sus antepasados sería él mismo.
Llevaba ya una semana encerrado en su propia habitación, preso de su propio conjuro para mantener a las almas al limite. Se la paso buscando entre sus libros algo que realmente pudiera ayudarle a aminorar el dolor y aumentar sus fuerzas de lucha, pero nada apareció e incluso en sus momentos de desesperación había terminado por destrozar la mesa de lectura y la silla que tenía en su habitación.
Parte de lo que acrecentaba su frustración era el hecho de que no se permitiría caer en las garras de sus antepasados, no hasta que su venganza contra los Blackmelt estuviese completa, hasta que les viera revolcarse en el dolor y sufrimiento que él y Vis habían experimentado.
Mientras esperaba a que voz regresara fue que la idea le vino a la mente. Desperdiciaba el tiempo intentando encontrar la respuesta por si mismo o con Vis, pero quizás era que ellos estaban enceguecidos por su propia maldición interna y en cuanto su voz le volvió se maldijo incontables veces por ser tan terco.
Si ellos eran incapaces de encontrar la respuesta a su maldición ¿Por qué no buscar otros brujos que les ayudaran? Aquello era simplemente lo que debieron hacer desde un inicio pero ambos eran tercos y estar solos les enseño que solo podían confiar el uno en el otro, si confiaban en alguien más las cosas podían ir mal; pero los momentos desesperados necesitaban de medidas desesperadas y por eso fue que opto por sumirse en una excursión, visitando a todo brujo o bruja que creyera sabría algo de las almas.
Battler se pasó días encontrandose con toda clase de brujos en toda clase de lugares, pero la respuesta fue la misma… ninguno tenía la menor idea de como ayudarles lo que derivo en el aumento de las perdidas materiales de la casa con cada nueva frustración que recibía. Estaba por darse por vencido, de aceptar que el único que sabía de eso era él mismo cuando recibió información de dos hermanas, dos brujas que manejaban una tienda y que quizás podrían ayudarle.
– Una más, una menos – se dijo a si mismo antes de salir de su casa con dirección a la tienda aquella. Todo el camino por su mente rondaron las dudas, el temor a la decepción y claro… la imagen del objeto que sería testigo de su ira al volver a casa si es que no recibía alguna buena noticia. El camino no fue realmente largo, gracias a que su mente iba sumida en otras cosas y al parecer estaba de suerte pues la tienda acababa de abrir, podía notarlo porque no había gente dentro, aunque sospechaba que pronto estaría atiborrado de gente desesperada, justo como él.
Sin esperar mucho tiempo entró en la tienda siendo recibido por la campanilla de la entrada y la voz de las dos mujeres que sin duda eran las dueñas de aquel negocio. Antes de hacer o decir cualquier cosa miro a su alrededor, vislumbrando una que otra cosa que aprovecharía para llevarse pero primero era lo realmente importante.
– Buenos días, señoritas. He escuchado que es probable que ustedes me ayuden con un… – suspiro, adentrandose más en la tienda – pequeño problema que poseo – miro a ambas mujeres – Mi nombre es Battler por cierto y espero que escuchen mi… problema – termino por detenerse casi a la mitad de la tienda, aguardando que alguna de ellas dijera algo más que solamente los buenos días.
Harald Freiss- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 21/10/2013
Re: El calabozo humano || Privado
Var Vadín.
Su mirada iba y venía de un lado a otro contemplando cada detalle del lugar, siempre lo hacía antes de cambiar el letrero dónde indicaba se encontraba abierto. Quizás había sido el problema con sus piernas que los demás sentidos se le habían desarrollado a cantidades exponenciales, pero notaba cada mínimo detalle, eso permitía que limpiaran incluso el lugar más escondido; pensar que gracias a su hermana todo era posible le conformaba que las dos eran un gran equipo; desde su accidente jamás se habían quejado la una de la otra, si, habían tenido uno que otro problema, de no tenerlos la anormalidad les acompañaría, pero es que son dos mujeres con pensamientos distintos. por eso los roces, sin embargo, las dos jamás se gritaban al grado de herirse con palabras malintencionadas; la monotonía quizás era la peor arma para las hermanas Vadín, pero en el interior de la más pequeña, la idea de que quizás pronto llegaría la vida a sorprenderlas se acrecentaba. Cada cliente les regalaba una historia nueva que contar, ella en especial sentía que las vivía dependiendo de las emociones que la persona en turno demostrara; perdida en los recuerdos dijo apenas ese saludo en automático, sus ojos viajaron hasta el rostro masculino, inevitablemente sus mejillas se sonrojaron.
Jamás había visto a alguien tan atractivo en toda su corta vida. No sólo por su altura, o por su porte, sino que había en su voz, en su mirada, y en sus movimientos al hablar, era seductor, cautivante y misterioso. Sus comisuras se movieron hacía los lados contrarios mostrándole una deliciosa sonrisa tierna.
- Las historias no pueden ser escuchadas si las personas que las cuentan no las relatan - Su voz dulce apareció interrumpiendo la sombría, melodramática y dolorosa llegada del brujo. ¿Qué si lo sabía? Claro que sabía lo que él era, sobre él se encontraba un aura brillante que le intensificaba, lo que ella no entendía era la cara de terror que mostraba. La inquietud la apoderó.
Freyja Vadín:
Mientras su hermana menor intercambiaba miradas analíticas, algunas palabras y deseos de ayuda con el hombre, Freyja guardaba silencio observando todo lo malo que podía notar en él. Si no se equivocaba y su experiencia la respaldaba, el hombre estaba más pálido de lo que su piel era, tenía ojeras, los colores de sus ojos eran más oscuros, pero también opacos, ella juraba ver llamas danzar en el interior de esos portales llamados orbes. Encima se veía flaco, un tanto descuidado. Aquello no le daba una buena pinta, ella ni siquiera le conocía y ya se daba cuenta que algo lo tenía muy mal.
- Bueno hombre, ¿acaso quiere un té para comenzar a hablar? Si quiere que le ayudemos entonces póngase a hablar o yo misma encontraré su historia si entro en su cabeza - Su mirada era severa, con la única persona que se mostraba dulce era con su hermanita, pero dado que lo sentimental y los negocios no se mezclaban, no le daba miedo mostrar su verdadero yo con su hermana en la tienda. ¡Ya se conocían! Dieciocho años desde el nacimiento de la menor de las hermanas.
- Siéntese, venga para acá - Se encaminó para tomar del brazo al chico. Lo hizo pasar detrás de la vitrina principal para hacerle que se sentara en un catre largo que se escondía bajo unas sabanas gruesas blancas, eso le daba comodidad, mucha para los clientes que llegaban un tanto cansados y buscaban descansar. - Nosotras analizaremos que necesita, brujo - Comentó mientras buscaba una silla frente a él y se sentaba.
Hermanas Vadín:
Las ruedas de la silla de ruedas resonaron haciéndose notar por primera vez que Var se encontraba paralítica. Sus brazos delicados pero fuertes movieron las mismas para que ella se colocaran alado de su hermana y ambas estuvieran a la altura para poder prestarle atención. Ambas mujeres se echaron algunas miradas, pero la pequeña lo hizo aun sonrojada, Freyja por su parte arqueó una ceja, rodó los ojos, y los dejó solos unos momentos para colocar un cartel que decía: cliente dentro. Al poco tiempo regresó a sentarse.
- Si necesita algo puede decirlo con confianza, algo de beber, o incluso algo para calmar los nervios… - Musitó la pequeña con una sonrisa cómplice.
- Es parte del costo de la consulta, así que empiece, incluso el tiempo invertido cuesta - La grande sentenció desenrollando el pergamino, enjuagando la pluma con tinta para comenzar a tomar apuntes.
Var/Freyja Vadin- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 08/10/2013
Re: El calabozo humano || Privado
Ver como nos vemos, vernos y comprender que para comprender hay que volverse ciegos.
Alejandro Jodorowsky
Sonrío de manera galante a la primera de las voces. Tenía razón en cada una de sus palabras era necesario que relatara su historia para que ella pudiesen comprender el por qué de la urgencia que le invadía por encontrar la manera de deshacer lo que sus difuntos padres habían liberado en el cuerpo tanto de él como en el de su hermano menor; volver la vista al pasado no era algo que Battler deseara continuamente porque detrás existían muchas cosas dolorosas, aspectos que deseaba dejar en el lugar donde estaban junto con su apellido.
– Bueno pues… – apenas había pronunciado aquellas palabras cuando la segunda de las hermanad fue algo más brusca al pedir que explicara lo que le llevaba hasta su tienda a lo que el brujo no pudo más que enarcar la ceja y mirarle de forma severa. ¿Qué clase de forma de tratar a los clientes era esa? Rodó los ojos; la manera en la que ella tratara a la clientela no debía importarle después de todo él solía ser igual de duro con las personas que le rodeaban a excepción de su hermano. Cruzó los brazos y le miró desafiante – Puede entrar usted misma a mi cabeza, aunque dudo que le permitan saber algo de mi sin que yo lo diga – Nadie antes había intentado entrar en su mente, pero algo en él le decía que quien osara intentarlo la pasaría mal, cortesía de las almas en su interior.
De manera repentina fue guiado más al interior de la tienda, a un catre en el cual fue prácticamente obligado a sentarse por la mujer de voz ruda y cara de pocos amigos. Agradeció al verle sentarse con aquella mirada dura el no haber ido a aquel lugar mientras aún estaba mudo, de haberlo hecho de esa manera la mujer frente a él se lo hubiera tragado mentalmente. Si bien la rudeza en su manera de andar, hablar y gesticular no le volvía la más agraciada de las mujeres con sinceridad el brujo era capaz de decir que era atractiva, una sonrisa en aquel rostro y el mundo estaría a sus pies.
Desconocía Battler el estado de la segunda de las hermanas, por eso le era tan sencillo soltar conjeturas sobre ellas y lo que existía en aquella tienda o en la vida de ellas, pero apenas escucho el andar de la silla de ruedas y su mirada se topo con la hermana de las mejillas sonrosadas fue que pudo comprender que no debía existir quienes le comprendieran mejor aunque muy a su peculiar manera que esas hermanas a las que estaba visitando en ese día y solo por eso fue que permaneció inmóvil en su lugar, esperando a que ambas estuvieran cerca para comenzar a relatar su historia.
– No gracias, no se preocupen por darme algo de beber estaré bien y bueno igual el tiempo que tarde se los pagare todo– Sonreía a la chica de la silla de ruedas, que sentía la única más amable de entre las dos.
Espero a que las cosas estuvieran en su sitio y ambas hermanas le miraran con atención, no existía necesidad de hacer presentaciones sobre su naturaleza, era obvio que ellas sabían lo que él era y viceversa así que no había nada más que decir con respecto a eso.
– Verán mi problema radica en mi interior y en el de mi hermano – suspiro y aparto la vista de ellas antes de entrar al tema – no creo muy conveniente entrar en demasiados detalles así que simplemente diré que gracias a nuestra familia estamos repletos por dentro de almas de nuestros ancestros – se encogió de hombros – esas almas no son muy buenas que digamos así que de vez en cuando intentan apoderarse de nuestros cuerpos para sus propios fines y aunque lo hemos intentado todo aún somos incapaces de expulsarles de nuestro interior – volvió entonces su mirada a ellas, viajando de una a otra – hemos encontrado un conjuro que las mantiene al margen pero nada permanente y me preguntaba ¿Conocerán ustedes alguna manera de expulsarles? o de no ser así nos conformaremos con que no nos provoquen dolor.
Con eso decía suficiente, porque hablar de la manera en la que obtuvo todas aquellas almas, la forma en que perdió su familia y sus planes de venganza no eran algo que se debiera tratar con recién conocidas a menos claro que fuera sumamente indispensable para lograr algo.
– ¿Entonces? ¿Creen que exista algo por hacer? – Terminó mostrando su sonrisa a ambas, como si todo el dolor y sufrimiento de las almas dentro de él no fueran más que un sueño a punto de terminar.
Alejandro Jodorowsky
Sonrío de manera galante a la primera de las voces. Tenía razón en cada una de sus palabras era necesario que relatara su historia para que ella pudiesen comprender el por qué de la urgencia que le invadía por encontrar la manera de deshacer lo que sus difuntos padres habían liberado en el cuerpo tanto de él como en el de su hermano menor; volver la vista al pasado no era algo que Battler deseara continuamente porque detrás existían muchas cosas dolorosas, aspectos que deseaba dejar en el lugar donde estaban junto con su apellido.
– Bueno pues… – apenas había pronunciado aquellas palabras cuando la segunda de las hermanad fue algo más brusca al pedir que explicara lo que le llevaba hasta su tienda a lo que el brujo no pudo más que enarcar la ceja y mirarle de forma severa. ¿Qué clase de forma de tratar a los clientes era esa? Rodó los ojos; la manera en la que ella tratara a la clientela no debía importarle después de todo él solía ser igual de duro con las personas que le rodeaban a excepción de su hermano. Cruzó los brazos y le miró desafiante – Puede entrar usted misma a mi cabeza, aunque dudo que le permitan saber algo de mi sin que yo lo diga – Nadie antes había intentado entrar en su mente, pero algo en él le decía que quien osara intentarlo la pasaría mal, cortesía de las almas en su interior.
De manera repentina fue guiado más al interior de la tienda, a un catre en el cual fue prácticamente obligado a sentarse por la mujer de voz ruda y cara de pocos amigos. Agradeció al verle sentarse con aquella mirada dura el no haber ido a aquel lugar mientras aún estaba mudo, de haberlo hecho de esa manera la mujer frente a él se lo hubiera tragado mentalmente. Si bien la rudeza en su manera de andar, hablar y gesticular no le volvía la más agraciada de las mujeres con sinceridad el brujo era capaz de decir que era atractiva, una sonrisa en aquel rostro y el mundo estaría a sus pies.
Desconocía Battler el estado de la segunda de las hermanas, por eso le era tan sencillo soltar conjeturas sobre ellas y lo que existía en aquella tienda o en la vida de ellas, pero apenas escucho el andar de la silla de ruedas y su mirada se topo con la hermana de las mejillas sonrosadas fue que pudo comprender que no debía existir quienes le comprendieran mejor aunque muy a su peculiar manera que esas hermanas a las que estaba visitando en ese día y solo por eso fue que permaneció inmóvil en su lugar, esperando a que ambas estuvieran cerca para comenzar a relatar su historia.
– No gracias, no se preocupen por darme algo de beber estaré bien y bueno igual el tiempo que tarde se los pagare todo– Sonreía a la chica de la silla de ruedas, que sentía la única más amable de entre las dos.
Espero a que las cosas estuvieran en su sitio y ambas hermanas le miraran con atención, no existía necesidad de hacer presentaciones sobre su naturaleza, era obvio que ellas sabían lo que él era y viceversa así que no había nada más que decir con respecto a eso.
– Verán mi problema radica en mi interior y en el de mi hermano – suspiro y aparto la vista de ellas antes de entrar al tema – no creo muy conveniente entrar en demasiados detalles así que simplemente diré que gracias a nuestra familia estamos repletos por dentro de almas de nuestros ancestros – se encogió de hombros – esas almas no son muy buenas que digamos así que de vez en cuando intentan apoderarse de nuestros cuerpos para sus propios fines y aunque lo hemos intentado todo aún somos incapaces de expulsarles de nuestro interior – volvió entonces su mirada a ellas, viajando de una a otra – hemos encontrado un conjuro que las mantiene al margen pero nada permanente y me preguntaba ¿Conocerán ustedes alguna manera de expulsarles? o de no ser así nos conformaremos con que no nos provoquen dolor.
Con eso decía suficiente, porque hablar de la manera en la que obtuvo todas aquellas almas, la forma en que perdió su familia y sus planes de venganza no eran algo que se debiera tratar con recién conocidas a menos claro que fuera sumamente indispensable para lograr algo.
– ¿Entonces? ¿Creen que exista algo por hacer? – Terminó mostrando su sonrisa a ambas, como si todo el dolor y sufrimiento de las almas dentro de él no fueran más que un sueño a punto de terminar.
Harald Freiss- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 56
Fecha de inscripción : 21/10/2013
Re: El calabozo humano || Privado
Var Vadín
Var jamás había experimentado esa sensación. Siempre se sentía dueña de su propio interior, pero podía comprender aquello sobre ser controlada en el cuerpo. Sus piernas que no le funcionaban le imposibilitaban los movimientos naturales, las direcciones solitarias, porque dependía de una mujer - su hermana - para poder hacer todo. Entonces si comparaba su situación con el hombre, podrían tener en común. Se sintió mal por el caballero, se notaba que era infeliz estando de esa forma, que buscaba con urgencia poder desligarse de cualquiera que estuviera en su interior, se le notaba que necesitaba la libertad para poder ser él y no sólo un manojo de almas incluyendo la suya. ¿Quién reinaría en ese momento? Lo sería el original hombre o alguien más buscando la manera de dominar y expulsar al verdadero dueño; la bruja no tenía forma de comprobar quien era el verdadero muchacho, porque no lo conocía del pasado, se podría hacer una idea, pero sólo eso, y las ideas, hacerse imágenes mentales o pensamientos de alguien podría llegar a resultar erróneo; se dedicó a asentir mientras él hablaba ¿qué otra cosa pretendía hacer? Aunque la información iba y venía haciéndole preguntarse porqué sus antepasados le harían algo así.
- Entonces, lo que trata de decir es que… ¿Eso no sólo le pasa a usted? Es decir, ¿También les pasa a otros miembros anteriores a su familia? - Su mano izquierda subió hasta su barbilla acariciándola de forma pensativa - Quizás usted tenga un hechizo de sello en su interior, por eso las almas se almacenan y no los abandonan, quizás ellas mismas estén buscando salir pero el conjuro provoque que no se vayan, por eso te controlan - Debían haber muchas explicaciones distintas, por eso la joven también dejaba salir puntos o temas diferentes que tuvieran que ver.
- Bueno, lamento la interrupción, puede seguir diciéndome por favor, quisiera saber más detalles - Le miraba atenta, incluso el sonrojo se le había esfumado de su tierno rostro, cuando se trataba de su trabajo buscaba ser lo más profesional posible. Suspiró - ¿Le provocan dolores en el cuerpo de repente? - Arqueó una ceja - Porque de ser así, podría darle un remedio relajador también - Pero sintió la mirada severa de su hermana, y entonces guardó silencio.
Freyja Vadin
Dos hermanos, un dolor en común, una vida ligados, amor entre familia; eran demasiadas las cosas que le hacían sentir identificada con él. No se lamentaba, tampoco se lo echaba en cara, de hecho estaba feliz porque no se sentía tan sola en el mundo. Aunque su rostro estuviera la mayor parte del tiempo serio, la verdad es que necesitaba de alguien que le dijera que le entendía, que cuidar de un hermano no era fácil, menos el haber sacrificado su vida para atender a ese que llevaba su sangre. Relajó entonces su expresión, él no tenía la culpa de sus traumas, de hecho de nada malo que aconteciera, debía relajarse, a final de cuentas sus clientes le habían dado una vida mejor, con ese dinero que le pagaban por sus remedios.
- Necesito que me de todos los datos, nada a grandes rasgos, su problema es serio, puede tener muchos conjuros al mismo tiempo, no sólo un sellador, por eso no podemos dejar pasar ni el mínimo detalle, pero debe tener paciencia, nosotras debemos estudiar su caso, tenemos una gran cantidad de libros que pueden apoyarnos - Musitó con seguridad, demostrando al hombre que estaba comprometida en ayudarlo.
Hermanas Vadín
El rostro de ambas chicas no dejaban de mirar a un joven que parecía muy afectado por su situación. Ambas estaban consientes que habían cosas que estaban fuera de sus manos, pero si hacían al menos el mínimo intento por ayudar a alguien que tenía esperanzas, entonces lo harían sin importar los riesgos.
- Señor mío - Susurró Var con el sonrojo de vuelta - Haremos lo imposible para poder quitarle su mal, pero también sería conveniente que trajera a su hermano, muchas veces los hermanos no decimos todas las verdades por miedo a darles más preocupaciones, pero lo cierto es que quizás nos diga más datos, eso ayuda - Aclaró de nuevo la jovencita.
- Si, sería un honor atenderlos, y no cobraríamos demasiado - Está vez fue Freyja quien hizo gala de que aún mantenía un poco de humildad.
Var/Freyja Vadin- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 08/10/2013
Re: El calabozo humano || Privado
Nada de aquello era sencillo, no importaba cuantas veces hablara de eso con diversos brujos pues siempre al tener que mencionar lo de las almas en si interior sentía la misma infelicidad, tristeza y dolor que la primera vez que les sintió dentro de él. Si bien el dolor era algo con lo que se aprendía a vivir no era algo que le deseara a nadie.
Podía decir que nadie le entendería como ellas y aún así ellas no le entenderían para nada. Cómo explicar la sensación de cosquilleo que brindaban cuando estaban en paz dentro de él, pero aún así invadiendo espacios que no eran suyos. Cómo describir la manera en la que le susurraban hechizos antiguos y oscuros, de esos que tentaban a cualquiera pero que de ser mencionados solo les brindarían más poder pero sobre todo, cómo decirles que si no eran esas almas expulsadas de sus cuerpos acabarían consumidos por ellas hasta que uno de los hermanos cediera y entonces toda esa oscuridad se abalanzara a él y terminara por ser no más que una vasija vacía para cumplir voluntades desconocidas.
Le sonrió a ambas mujeres analizando cuál pregunta responder y de que manera era la más indicada para hacerlo. Termino entonces mirando a la chica de la silla de ruedas para responder antes sus preguntas.
– No, nos ocurre a mi y a mi hermano.– suspiro – Somos los únicos que quedamos de la familia pero antes de nosotros no había nadie con este problema y los dolores son insoportables algunas veces solo que suelen pasar cuando las almas no tienen lo que desean, hay formas de calmarlas pero no siempre funcionan y algunas ocasiones son insaciables a sus exigencias.
Miro nuevamente a ambas hermanas antes de continuar y de hecho entrar en detalles; eso era lo que siempre más le dolía aunque no lo demostrara. Contar una y otra vez aquella historia era como volver a sentir las almas entrando y saber que mientras ellos estaban “a salvo” sus padres eran asesinados.
– Antes de nosotros no existía esto porque nuestra familia encerraba a los espíritus de nuestros antepasados en una roca, esa roca si poseía un hechizo de sello muy poderoso mantenido en parte por la familia solo que bueno… siempre hemos sido una familia nigromante y eso no agrado a todos – se encogió de hombros porque para él todo aquello era normal – entonces un día atacaron a mi familia y yo y mi hermano fuimos “ofrecidos” a esas almas… ahora somos los únicos y no sabemos que es lo que mantiene las almas dentro aunque hemos creído siempre que es su propio deseo de poder ser seres vivos y con un cuerpo nuevamente – suspiro – no lo sé.
Terminando aquello fue cuando se dio cuenta de la manera en la que le miraban, debía de lucir terrible para que ellas le dedicaran esa forma de verlo, pero qué se podía esperar cuando tenias el cuerpo repleto de almas.
– Hemos intentado prácticamente todo, nada funciona… – fue sincero con ellas, no les pedía que le dejaran limpio de almas, pero se conformaría con unos intentos más por dejarle libre de esa desgracia aunque esos intentos resultasen fallidos.
Sonrió a ambas hermanas, incluso la que era dura en un inicio pareció volverse ligeramente más amable después de escuchar lo que aquejaba su vida y la otra, bueno esas forma de mirarlo y el sonrojo en sus mejillas le parecía bastante interesante, demasiado quizás pero primero debía enfocarse en lo que sucedía con el asunto que le llevaba allá y después iría todo lo demás.
– Dígamelo a mi… – terminó por reír ante el comentario de la menor de las hermanas – intentare traerlo la siguiente ocasión aunque la verdad es que no quiero preocuparle de más y deseo ver si existe algo que se pueda hacer, sino… no le ilusionare – observo entonces a la mayor – por el dinero no hay problema, estoy dispuesto a pagar lo que sea necesario y claro a soportar lo que me digan con tal de ver si es posible hacer algo, así que… estoy en sus manos señoritas.
Se entregaba abiertamente a ellas, sería el conejillo de indias de los hechizos y teorías de ambas brujas pues prefería el mismo pasar por todo eso antes de llevar a Vis a algo así. Después de todo ¿No se había jurado protegerle de todo?
Podía decir que nadie le entendería como ellas y aún así ellas no le entenderían para nada. Cómo explicar la sensación de cosquilleo que brindaban cuando estaban en paz dentro de él, pero aún así invadiendo espacios que no eran suyos. Cómo describir la manera en la que le susurraban hechizos antiguos y oscuros, de esos que tentaban a cualquiera pero que de ser mencionados solo les brindarían más poder pero sobre todo, cómo decirles que si no eran esas almas expulsadas de sus cuerpos acabarían consumidos por ellas hasta que uno de los hermanos cediera y entonces toda esa oscuridad se abalanzara a él y terminara por ser no más que una vasija vacía para cumplir voluntades desconocidas.
Le sonrió a ambas mujeres analizando cuál pregunta responder y de que manera era la más indicada para hacerlo. Termino entonces mirando a la chica de la silla de ruedas para responder antes sus preguntas.
– No, nos ocurre a mi y a mi hermano.– suspiro – Somos los únicos que quedamos de la familia pero antes de nosotros no había nadie con este problema y los dolores son insoportables algunas veces solo que suelen pasar cuando las almas no tienen lo que desean, hay formas de calmarlas pero no siempre funcionan y algunas ocasiones son insaciables a sus exigencias.
Miro nuevamente a ambas hermanas antes de continuar y de hecho entrar en detalles; eso era lo que siempre más le dolía aunque no lo demostrara. Contar una y otra vez aquella historia era como volver a sentir las almas entrando y saber que mientras ellos estaban “a salvo” sus padres eran asesinados.
– Antes de nosotros no existía esto porque nuestra familia encerraba a los espíritus de nuestros antepasados en una roca, esa roca si poseía un hechizo de sello muy poderoso mantenido en parte por la familia solo que bueno… siempre hemos sido una familia nigromante y eso no agrado a todos – se encogió de hombros porque para él todo aquello era normal – entonces un día atacaron a mi familia y yo y mi hermano fuimos “ofrecidos” a esas almas… ahora somos los únicos y no sabemos que es lo que mantiene las almas dentro aunque hemos creído siempre que es su propio deseo de poder ser seres vivos y con un cuerpo nuevamente – suspiro – no lo sé.
Terminando aquello fue cuando se dio cuenta de la manera en la que le miraban, debía de lucir terrible para que ellas le dedicaran esa forma de verlo, pero qué se podía esperar cuando tenias el cuerpo repleto de almas.
– Hemos intentado prácticamente todo, nada funciona… – fue sincero con ellas, no les pedía que le dejaran limpio de almas, pero se conformaría con unos intentos más por dejarle libre de esa desgracia aunque esos intentos resultasen fallidos.
Sonrió a ambas hermanas, incluso la que era dura en un inicio pareció volverse ligeramente más amable después de escuchar lo que aquejaba su vida y la otra, bueno esas forma de mirarlo y el sonrojo en sus mejillas le parecía bastante interesante, demasiado quizás pero primero debía enfocarse en lo que sucedía con el asunto que le llevaba allá y después iría todo lo demás.
– Dígamelo a mi… – terminó por reír ante el comentario de la menor de las hermanas – intentare traerlo la siguiente ocasión aunque la verdad es que no quiero preocuparle de más y deseo ver si existe algo que se pueda hacer, sino… no le ilusionare – observo entonces a la mayor – por el dinero no hay problema, estoy dispuesto a pagar lo que sea necesario y claro a soportar lo que me digan con tal de ver si es posible hacer algo, así que… estoy en sus manos señoritas.
Se entregaba abiertamente a ellas, sería el conejillo de indias de los hechizos y teorías de ambas brujas pues prefería el mismo pasar por todo eso antes de llevar a Vis a algo así. Después de todo ¿No se había jurado protegerle de todo?
Harald Freiss- Hechicero Clase Alta
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Re: El calabozo humano || Privado
Var Vadín
Para Var, la actitud de su hermana le parecía más que extraña. Nunca se le había notado tan interesada por un cliente, de hecho siempre le pareció la más profesional de las dos, y es que hasta la fecha jamás habían tenido un problema, en otras ocasiones, los clientes terminaban desarrollando sentimientos por los dueños de los locales de ese tipo, pero su hermana se había encargado de hacerles ver que toda esa faramalla era estrictamente profesional, le agradecía, porque en ocasiones algunos eran pesados y poco pacíficos; pero la cosa no paraba ahí, la pequeña en silla de ruedas notaba un poco de melancolía en la mirada de su hermana para con el hombre. Todo a raíz de la mención de su hermano, de que ambos padecían el mismo mal. Aunque Freyja no lo dijera en voz alta, la pequeña comprendía que ella no era la única que se sentía en silla de ruedas. Su hermana había sacrificado demasiado, su vida entera, sentirse acompañada en algo así de importante, serio y grave la suavizó.
Var sintió que aquello era una escena incomoda para ella, es decir, no deseaba arruinar el momento de intimidad de su hermana, por lo que tosió sólo para llamar la atención de ambas personas. Sus ojos se cerraron unos momentos aspirando un poco de aire fresco, aire acompañado con el aroma de las plantas medicinales que utilizaban, eso incluso llegaba a quitarle el dolor de cabeza más severo.
- Haré un remedio para poder relajarlo, y también iré a buscar un hechizo que creo nos ayudaría un poco más para poder aliviar su dolor, o el intento de posesión de esas almas - Le sonrió, su cuerpo se movió hacía el frente haciendo una media reverencia, con cuidado movió su silla de ruedas, de tal forma que ni siquiera esperó le objetaran, ella se fue hasta la puerta de atrás, la abrió y pasó por el marco para coger uno de los libros y comenzar a leer. ¡Pobre hombre! No debería sufrir esas cosas.
Freya Vadín
- ¿Usted es el mayor? - Preguntó curiosa mientras observaba a su hermana marcharse. Se confundió, porque no entendía bien la razón del porqué su hermana se iba, jamás lo había hecho, de igual forma sus razones tendría, más tarde le preguntaría, nunca se habían caracterizado por ser dramáticas, ni siquiera en casa, menos lo harían en el trabajo, todo con tiempo. - Debe ser difícil cargar con tanto peso; ¿las almas solo le susurran embrujos, hechizos o también le cuentan cosas? Debe tener mucho cuidado con eso, en ocasiones sueltan pistas para poder dejarnos en paz, pero estamos tan aturdidos con la idea de tenerlos, que no lo notamos - Suspiró profundamente.
Sin duda aquello era una tarea para nada fácil, de hecho le resultaba gracioso pensar en ella, es decir, antes habían podido combatir sin problema alguno con la posesión de un espíritu en un cuerpo, pero jamás con varias a la vez, y mucho menos que ellas quisieran hacer a su voluntad, muchas veces las criaturas que adoptaban cuerpos ajenos lo hacían sin darse cuenta, sólo con la idea de aferrarse a la vida misma, pero sólo eso. Tragó saliva, movió su silla, tomó la mano masculina, una para cubrirla entre las suyas y de esa forma darle un poco de ánimo, que se notaba eso también le hacía falta.
- Podría ser algo tardado, el proceso, pero haremos lo que se pueda, primero que nada, debemos sacar un poco de tensión, de energía negativa, el cuerpo se rige también e esa forma, no solamente por la ayuda divida de Dios, si usted cree en él no lo aparto de sus pensamientos, pero eso si, debe saber que la madre naturaleza también influye, el entorno en que se maneja, todo eso y más - Suspiró soltando su mano - Recuéstese bien, pasaré unas velas sobre su cuerpo, repetiré algunas palabras, y sentirá un poco de peso menos, el primer paso es ese - Aclaró - Pero hay muchos si queremos tener éxito - Le dedicó una sonrisa.
La mujer caminó por el lugar, sacó un balde el cual llenó de agua, le puso hierbas de distintos colores y tamaños, las mezcló, sacó dos velas y trajo con ellas cerillos ¡Que nuevo invento más conveniente! Incluso llevó con sigo una toalla, así hasta colocarlo en la silla frente al joven donde ella se había sentado momentos atrás.
- ¿Listo? - Preguntó sonriendo, acariciando la frente masculina para despejarla del cabello ligeramente largo que portaba.
Var/Freyja Vadin- Hechicero Clase Alta
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Re: El calabozo humano || Privado
Se quedo observando a la mayor de las hermanas, no por algún motivo en especial sino porque la manera en la que le miraba le decía que sentía perfectamente en como se sentía respecto a Vis. Entre hermanos mayores al parecer se entendían a la perfección y no existía la necesidad de muchas palabras para darse cuenta de eso.
En el preciso instante en que la más joven de ambas tosió fue que regreso su mirada a ella y le sonrió; Battler se preguntaba si siempre había estado presa de aquella silla o le sucedió algo más para terminar en ella, por la manera de mirar de la mayor suponía que era la segunda de las opciones; a pesar de la curiosidad que le provocaba aquello no era quien para indagar al respecto, además tenía algo definido que le llevó hasta allá y nada más que eso.
– Muchas gracias, creo que necesitare relajarme para lo que sea que vayan a hacer – se río – aunque creo que podré soportar casi cualquier cosa – suspiro y miro su mano unos segundo – siempre lo he hecho – siguió con la mirada a la chica en la silla de ruedas, hasta que desapareció de su vista.
Suspiro antes de encarar a la hermana que permanecia cerca de él.
– Si, lo soy… al igual que usted me parece… – pensaba en Vis de manera inevitable, casi siempre lo hacía pues prefería ser el que sufriera todo aquello que compartir semejante desgracia con su hermano. Le sonrío a la mujer antes de responder a las siguientes preguntas – Es difícil si, pero tarde o temprano uno se acostumbra a las situaciones que le tocan vivir. Le diré… puedo tolerar el dolor, el quedarme mudo semanas enteras pero saber que tarde o temprano las almas saldrán de uno de nosotros para posesionar al otro… – guardo silencio y observo un estante – no me preocupa ser yo, pero si le pasa a mi hermano, ahí si que no podría resistir – volvió a mirar aquel par de ojos que le analizaban – Nos cuentan cosas también, pero preferimos ignorarles, crea cuando le digo que esas almas no tienen nada bueno por dar a nadie. La única vez que hicimos caso a lo que decían perdimos la consciencia por una semana entera y estábamos lejos de casa; eso en parte lo malo de tener que lidiar con almas de antepasados y más si esas almas también pertenecieron a brujos.
Apretó ligeramente la mano de ella, que le daba más confianza en lo que estaban por hacer aquel par de brujas. Debía confiar plenamente en ellas y en que las cosas incluso si tardaban saldrían bien y así podría librar a su hermano de esa maldición.
Le pareció bastante gracioso lo que le dijo de las energías y la tensión pues a su manera de ver las cosas, desde el instante en que ambas le habían puesto atención y ella le daba algo de apoyo al sujetar su mano, la tensión había disminuido aunque claro la energía negativa sería algo más complicado de eliminar de él, pues eso era algo característico de la magia en su familia, la negatividad y la oscuridad.
– Intentare relajarme lo más que pueda y liberar mi mente de malos pensamientos así que adelante – suspiro y le miro para indicar que estaba dispuesto a lo que viniera pero entonces le vio sonreír – vaya, así que si puedes sonreír y no solo parecer que asesinaras a alguien – se río – luces mejor así, mucho mejor – dijo sincero y termino por recostarse como le indicaba, observando lo que podía de aquella tienda.
Permaneció esperando a que alguna de ellas volviera pero la voz de la mayor se hizo presente y sonrío.
– Más listo que nunca… – respiro profundo y se dejo entonces a lo que fuera a hacer aquella mujer.
En el preciso instante en que la más joven de ambas tosió fue que regreso su mirada a ella y le sonrió; Battler se preguntaba si siempre había estado presa de aquella silla o le sucedió algo más para terminar en ella, por la manera de mirar de la mayor suponía que era la segunda de las opciones; a pesar de la curiosidad que le provocaba aquello no era quien para indagar al respecto, además tenía algo definido que le llevó hasta allá y nada más que eso.
– Muchas gracias, creo que necesitare relajarme para lo que sea que vayan a hacer – se río – aunque creo que podré soportar casi cualquier cosa – suspiro y miro su mano unos segundo – siempre lo he hecho – siguió con la mirada a la chica en la silla de ruedas, hasta que desapareció de su vista.
Suspiro antes de encarar a la hermana que permanecia cerca de él.
– Si, lo soy… al igual que usted me parece… – pensaba en Vis de manera inevitable, casi siempre lo hacía pues prefería ser el que sufriera todo aquello que compartir semejante desgracia con su hermano. Le sonrío a la mujer antes de responder a las siguientes preguntas – Es difícil si, pero tarde o temprano uno se acostumbra a las situaciones que le tocan vivir. Le diré… puedo tolerar el dolor, el quedarme mudo semanas enteras pero saber que tarde o temprano las almas saldrán de uno de nosotros para posesionar al otro… – guardo silencio y observo un estante – no me preocupa ser yo, pero si le pasa a mi hermano, ahí si que no podría resistir – volvió a mirar aquel par de ojos que le analizaban – Nos cuentan cosas también, pero preferimos ignorarles, crea cuando le digo que esas almas no tienen nada bueno por dar a nadie. La única vez que hicimos caso a lo que decían perdimos la consciencia por una semana entera y estábamos lejos de casa; eso en parte lo malo de tener que lidiar con almas de antepasados y más si esas almas también pertenecieron a brujos.
Apretó ligeramente la mano de ella, que le daba más confianza en lo que estaban por hacer aquel par de brujas. Debía confiar plenamente en ellas y en que las cosas incluso si tardaban saldrían bien y así podría librar a su hermano de esa maldición.
Le pareció bastante gracioso lo que le dijo de las energías y la tensión pues a su manera de ver las cosas, desde el instante en que ambas le habían puesto atención y ella le daba algo de apoyo al sujetar su mano, la tensión había disminuido aunque claro la energía negativa sería algo más complicado de eliminar de él, pues eso era algo característico de la magia en su familia, la negatividad y la oscuridad.
– Intentare relajarme lo más que pueda y liberar mi mente de malos pensamientos así que adelante – suspiro y le miro para indicar que estaba dispuesto a lo que viniera pero entonces le vio sonreír – vaya, así que si puedes sonreír y no solo parecer que asesinaras a alguien – se río – luces mejor así, mucho mejor – dijo sincero y termino por recostarse como le indicaba, observando lo que podía de aquella tienda.
Permaneció esperando a que alguna de ellas volviera pero la voz de la mayor se hizo presente y sonrío.
– Más listo que nunca… – respiro profundo y se dejo entonces a lo que fuera a hacer aquella mujer.
Harald Freiss- Hechicero Clase Alta
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Re: El calabozo humano || Privado
Freyja Vadin
La coraza femenina sentía una grieta que le hacía respirar de manera más fácil. Cómo si todos esos años se estuviera ahogando. Aquel encuentro debía de tener un significado distinto a todos los que había conocido. Por lo regular, cuando un cliente llegaba a su botica, nadie llamaba su atención, de hecho se limitaba a pasarle los remedios a su hermana, supervisar, y no acercarse demasiado. La barrera que ella había construido estaba clara, de hecho con sólo una mirada todos estaban consientes de que no debían siquiera saludarla; de mirada fuerte, profunda, penetrante; de porte soberbio, irrespetuoso, altanero y caprichoso; de tormentos dolorosos, agudos y agonizantes que le impiden seguir adelante. ¿Qué tiene de diferente aquel hombre de tragedias evidentes? Nada, simplemente la afinidad que pudo ocasionarle por los problemas con el hermano menor que tiene, con la carga sobre sus hombres; separó los labios, incluso sintió seca la boca, le hacía falta algo de beber.
Se olvidó incluso de su pequeña hermana, quien hace algunos minutos había abandonado la habitación en la que se encontraban. Se olvidó del lugar, pero no de la compañía, se olvidó de la realidad, incluso hasta de su nombre, pero debía volver a la realidad, por esa razón lo hizo, no debía romper con su profesionalismo.
- Todo estará bien - Musitó. Aquello era la verdad, nada de las cosas que hacía resultaban siendo graves, o peligrosas, su código de trabajo era eso, ante todo la comodidad, tranquilidad, y la salud de aquellos que iban a visitarlas. Se preguntó ¿por qué tardaba tanto su hermana? ¿Estaría acaso perdiendo el tiempo para dejarlos solos? ¿algo había visto en su mirada para que les diera tanto espacio? Su corazón comenzó a acelerarse con fuerza, jamás se había sentido tan expuesta por algo sin sentido; Freyja tomó una decisión en ese instante, lo atendería lo más rápido posible, dejaría que se fuera, y no volvería a pensar en él, en aquella conexión infinita que había sentido Resopló. - ¡Var! - La voz femenina salió áspera, amarga, incluso molesta y chillona - cosa que nunca era - era momento de actuar.
Var Vadin
La joven de la silla de ruedas se había encerrado en un cuarto más frío. ¿Por qué frío? Un par de conjuros que ambas habían hecho, almas encerradas en objetos que arrastraban la falta de vida provocando esa temperatura; el tipo de plantas curativas que tenían necesitaban esas temperaturas, por esa razón tenían que tenerlas ahí, bien cuidadas.
En la cabeza de la joven se encontraba la imagen de su hermana observando al cliente, el calor que en su pecho invadió fue grande, jamás había observado a la mayor de ellas dos con ese semblante tan ¿contento? ¿consternado? ¿emocionado? Ni siquiera sabía de que forma podía describir a la sangre de su sangre, por eso dejó de pensar, por esa razón pidió un espacio tomando de pretexto hacer un remedio para el hombre, uno que tenía ya listo. Uno que lograría adormecerlo.
Los gritos de su hermana la hicieron dejar de tomarse el tiempo, la incomodidad se hizo a un lado y con el frasco sobre su regazo, salió al encuentro de la pareja en la botica.
Hermanas Vadin
- Ya estoy, ¡ya estoy! - Protestó Var con el rostro sonrojado como pretexto de su “tardanza”. Estiró las manos hacía el hombre para darle el frasco con tonalidades rosáceas. Esperó a que lo tomará, se colocó incluso alado de su hermana, y la mayor la miró con severidad. - Debe beberlo, pero también debe dejar que entremos a su mente y a su corazón de esa manera intentaremos dialogar con ellas, si ve que gritamos, o que incluso desfallecemos no puede hacer nada al respecto ¿entendió? - Le miró la joven seria.
- No puede movernos, ni siquiera tocarnos, porque interrumpirá la charla con las almas, y eso puede ser clave, debemos convencerlas que estamos de su lado, no del suyo, en estos momentos no nos escuchan porque al entrar tenemos conjuros, es parte de las posesiones, entre otras cosas - Comentó Freyja sonriente, mirándolo a los ojos.
Var/Freyja Vadin- Hechicero Clase Alta
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Re: El calabozo humano || Privado
Battler solía pensar que las mujeres que sonreían eran más bellas, cualquiera pensaba eso porque ver una mala cara no daban ganas de acercarse pero para nada; ese había sido el motivo por el que al ver el rostro sonriente de aquella hermana se había sentido bien por dentro y no pudo evitar intentar hacerle un cumplido. Sus planes eran claros y esa clase de halagos solo se notaban que desviaban la obra principal de aquel par de brujas aunque claro de un momento a otro la menor había desaparecido y era probable que la mayor no comenzara con nada si es que ella no se encontraba a su lado.
Solo hasta el momento en el que el nombre de la menor de las hermanas fue pronunciado, Battler tomo consciencia de algo que hasta ese momento ignoro… Les menciono su nombre, pero jamás pregunto el de las damas y sin poder evitarlo se río de si mismo y de aquella impresionante muestra de su propia estupidez.
– Así que su hermana se llama Var… tiene un lindo nombre solo que – su mirada se enfoco en la bruja – me pregunto si la hermana de la sonrisa bonita tiene uno igual de lindo – le sonrío, esperando que aquello fuese suficiente como para que ella le dijera su nombre.
Había desviado su atención nuevamente de la tienda, para centrarla en la mujer que se encargaría de él, en esa que estaba confiando todo al igual que con su hermana que después del grito no tardo mucho tiempo en hacerse notar. Las ruedas de la silla se hicieron escuchar y el brujo le busco con la mirada para darle la bienvenida sonriendo. Para la menor de las hermanas desde un principio había tenido buen trato, la amabilidad de Var le hacía merecedora de eso; sin embargo ahora y muy por el contrario de lo que en un inicio ocurrió era ahora la mayor quien llamaba completamente su atención y le intrigaba cada vez más y más.
– Bienvenida de regreso, estábamos a punto de comenzar la fiesta de las almas sin ti – menciono a manera de broma y estiro la mano para recibir aquel frasco que le indico la menor tendría que beber. Antes de cualquier otra cosa y como parte de la costumbre después de haber hecho él junto a Vis sus propios experimentos olió el frasco y miro a ambas hermanas – Bueno lo beberé y con respecto a dialogar con ellas… no se los recomendaría pero creo que de esa manera sería lo mejor, así se darán cuenta de la seriedad de mi estado y del de mi hermano… solo tengan cuidado. – su mirada también había tomado un aire de seriedad, ese que creía merecía el momento aquel.
Dentro de si mismo las almas comenzaban a susurrar para Battler, detestaba esos momentos en los que aquellas voces intentaban manipularle, no supo si las jóvenes habían dicho algo más, pero le daba igual y fue por eso que bebió el contenido del frasco y se dispuso a que aquel par hiciera lo que debiera. Ya no existía vuelta atrás, confiaba además en que lo que ellas le decían fuese cierto y que las almas no supieran del plan de las brujas, de otra manera… los tres terminarían pagando las consecuencias, lo malo es que él estaba acostumbrado y ellas no.
Solo hasta el momento en el que el nombre de la menor de las hermanas fue pronunciado, Battler tomo consciencia de algo que hasta ese momento ignoro… Les menciono su nombre, pero jamás pregunto el de las damas y sin poder evitarlo se río de si mismo y de aquella impresionante muestra de su propia estupidez.
– Así que su hermana se llama Var… tiene un lindo nombre solo que – su mirada se enfoco en la bruja – me pregunto si la hermana de la sonrisa bonita tiene uno igual de lindo – le sonrío, esperando que aquello fuese suficiente como para que ella le dijera su nombre.
Había desviado su atención nuevamente de la tienda, para centrarla en la mujer que se encargaría de él, en esa que estaba confiando todo al igual que con su hermana que después del grito no tardo mucho tiempo en hacerse notar. Las ruedas de la silla se hicieron escuchar y el brujo le busco con la mirada para darle la bienvenida sonriendo. Para la menor de las hermanas desde un principio había tenido buen trato, la amabilidad de Var le hacía merecedora de eso; sin embargo ahora y muy por el contrario de lo que en un inicio ocurrió era ahora la mayor quien llamaba completamente su atención y le intrigaba cada vez más y más.
– Bienvenida de regreso, estábamos a punto de comenzar la fiesta de las almas sin ti – menciono a manera de broma y estiro la mano para recibir aquel frasco que le indico la menor tendría que beber. Antes de cualquier otra cosa y como parte de la costumbre después de haber hecho él junto a Vis sus propios experimentos olió el frasco y miro a ambas hermanas – Bueno lo beberé y con respecto a dialogar con ellas… no se los recomendaría pero creo que de esa manera sería lo mejor, así se darán cuenta de la seriedad de mi estado y del de mi hermano… solo tengan cuidado. – su mirada también había tomado un aire de seriedad, ese que creía merecía el momento aquel.
Dentro de si mismo las almas comenzaban a susurrar para Battler, detestaba esos momentos en los que aquellas voces intentaban manipularle, no supo si las jóvenes habían dicho algo más, pero le daba igual y fue por eso que bebió el contenido del frasco y se dispuso a que aquel par hiciera lo que debiera. Ya no existía vuelta atrás, confiaba además en que lo que ellas le decían fuese cierto y que las almas no supieran del plan de las brujas, de otra manera… los tres terminarían pagando las consecuencias, lo malo es que él estaba acostumbrado y ellas no.
Harald Freiss- Hechicero Clase Alta
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Re: El calabozo humano || Privado
Freyja Vadin
La piel blanca como la nieve de la mayor de las hermanas comenzó a cambiar de tonalidades. Sus mejillas se enrojecieron con fuerza por aquellas palabras que el hombre le dijo. Hace tanto tiempo que la joven no recibía un halago, sin embargo se sentía tan bien, le recordaba que dentro de su ser existía esa vanidad femenina, la que había perdido por hacerse cargo de su hermana menor que se encontraba en silla de ruedas; Freyja estaba pagando una condena que no merecía, que ni siquiera había invocado. A pesar de ser la más “grosera” de las hermanas, nunca obró mal, tampoco trató de mala manera a la servidumbre, y mucho menos dudó en Dios, o bueno hasta cierto punto si lo hizo, estar amarrada a alguien por su falta de “piernas” no era lo apropiado para nadie, aunque no se quejaba, en ocasiones le pesaba, no podría darse a la tarea de tener una familia, no podría porque tendría que cuidar a lo único que se le asimilaba a sus sueños. Su hermana.
Cuando era pequeña, su padre siempre le pedía que hiciera una lista de cosas bonitas que deseaba que su marido tuviera. Una de ellas es que amara a su familia tanto como ella lo hacía con los suyos. ¿Dónde había quedado esa lista? Quizás se encontraba vuelta cenizas como todo lo demás cuando huyeron por ser descubiertos como brujos. Sin embargo, el amor que Battler mencionaba por su hermano le recordaba a esa lista inocente que en algún momento hizo; se sonrojó un poco más.
- Debes tener tu el cuidado - Se acercó Freyja colocándose a un palmo solamente de distancia. - Si sientes dolor debes hacer una seña, la que sea para que rompamos el habla, recuerda que la prioridad es tu salud, tu bienestar, no importa cuando nos tardemos ¿Entendido? - La mano fina, delgada y delicada de la mujer acarició las mejillas pálidas del hombre, pero sólo unos minutos, los justos para saber que la piel masculina era suave, ligeramente rasposa por la barbara que comenzaba a hacerse de las suyas. - Relájate - Le pidió acomodando la cabeza masculina en una de las almohadas que tenía cercanas. Le despejó el rostro, ni siquiera un cabello debía interrumpir - Cierra los ojos - Le pidió al oído.
Var Vadin
Var se había lavado las manos, se untó en las mismas un remedio que tenía eucalipto, menta. Varias cosas que le hicieron sentir la frescura de la formula. Aquello siempre daba buenos resultados, el liquido le hacía sentir segura, dado que era una especie de protección, ningún alma podría intentar siquiera adentrarse en su figura. De igual forma, aunque se encontraba lista no se atrevió a interrumpir tan intima charla. En su corazón algo se aceleraba de emoción al ver a su hermana tan dócil con un cliente, jamás le había ocurrido algo así, lo que le daba esperanzas para que la mayor de aquellas hermanas brujas no viviera eternamente infeliz. Ella podría condenarse en una silla de ruedas, pero no deseaba que su hermana se sacrificara.
- Se llama Freyja - Interrumpió al darse cuenta que su hermana se encontraba distraída atendiendo al hombre - Y yo Var, como has escuchado, mucho gusto - Le sonrió con complicidad, aquello por haber revelado un “secreto” de su hermana, casi nunca decían sus nombres, de hecho siempre se resumía a decirles su apellido y sólo eso - Y si, somos de otro país, pero Paris nos trata muy bien así que nos quedaremos por un largo rato - Indirectas, eso era lo que la mujer en silla de ruedas dejaba salir.
- Ahora sólo deja de preguntar, más tarde pueden verse en algún sitio y platicar, ahora lo importante es tratarte - Aunque era la más bondadosa, paciente y tranquila de las hermanas, lo cierto es que se preocupaba por el muchacho.
Hermanas Vadin.
El brujo se había recostado y permanecía con los ojos cerrados. La mujer de silla de ruedas se había puesto detrás de él, justo a la altura de la cabeza, mientras que la mayor se situó por la parte baja, donde la planta de los zapatos le saludaba. Ambas hermanas alzaron las manos hacía el techo. Cerraron los ojos fuertemente y comenzaron a decir palabras en latín, pero lo decían tan rápido que ni siquiera se podían entender. Pronto la temperatura de la habitación fue disminuyendo, tanto que Freyja comenzó a tiritar, incluso a temblar. Sin embargo Var sentía mucho calor, ella estaba cerca de la zona donde aquellas almas se alojaban.
- ¿Quienes son? ¿Qué buscan? - Varias voces en unísono hicieron acto de presencia.
- Deseamos que liberen este cuerpo - Comentó Var con la voz firme, pero las voces sólo se empezaron a reír, era una clara señal de negación - ¿Por qué no desean liberarlo? - Preguntó de nuevo un tanto inquieta.
- Por que nos sirve - Volvieron a interrumpir; antes de volver a preguntar algo más, la hermana sintió un jalón fuerte hacía la realidad. Freyja se encontraba en el suelo, inconsciente.
Var/Freyja Vadin- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/10/2013
Re: El calabozo humano || Privado
El sonrojo en las mejillas femeninas le llevo a darse cuenta de que aquella mujer no era nada de lo que aparentaba ser en un inicio. Alguien verdaderamente cerrado y amargado como en un principio demostró ser, jamás se hubiese sonrojado ante un halago tan sencillo como el que le daba. Debía de ser parte de que no los recibiera continuamente pero a Battler no le sorprendía que pocas personas se los dedicaran. Aquella bruja parecía estar empeñada en alejar a los demás de ella, de no permitir que se acercaran a su corazón. No era necesario que hablara, el brujo sabía que cuando se tenía algo que te volvía diferente, algo que te obligaba a quedarte en un solo lugar era entonces complicado buscar a alguien que te ayudara a salir de la oscuridad de los peores momentos.
Aquella mujer, justo como él mismo, estaba centrada en otras prioridades. Sonrió ante las advertencias de la mayor de ambas y asintió.
– Descuida que si algo me sucede no será la primera vez que me duela y bueno, les daré una señal que lo más seguro es que sea un grito que no serán capaces de ignorar. Igual vuelvo a repetirlo, tengan cuidado – se volvió entonces a mirar a Var y le sonrió; una sonrisa de agradecimiento por haberle dicho el nombre de la mayor – Freyja… es un hermoso nombre al igual que su sonrisa – Var le recordaba un poco a su propio hermano, siempre velando por el bien de los otros aunque su destino fuera el mismo o incluso peor – Me alegro que París les trate bien y de hecho… que gran coincidencia, nosotros también pensamos estar un largo rato aquí – con aquellas palabras creía estar confirmando además su interés por Freyja.
Su mirada fue entonces a la mayor de las hermanas y antes de cerrar los ojos le dedico una ultima sonrisa, al tiempo que sujetaba aquella mano que había acariciado su mejilla. Respiro profundo, entregado al momento en el que estaban por sumirse y que podía ser realmente peligroso para todos los presentes.
– Señorita Var, créame que me encantaría ver a su hermana después – menciono antes de quedar en completo silencio para lo que fueran a hacer.
El cuerpo de Battler comenzó a sentirse pesado, su respiración le era complicada y a ratos dejaba de sentir partes del cuerpo. Nada que no hubiera sentido antes en todos los experimentos que llevaban a cabo con Vis. Junto a su hermano había hecho un montón de hechizos diferentes y todo lo que se les ocurría por librarse de aquellas almas pero sin importar que hicieran aquellas almas en su interior solo se burlaban de sus intentos y les aseguraban que tarde o temprano el cuerpo de uno de ellos les pertenecería para siempre y entonces, cuando ese momento hubiese llegado no existiría nada ni nadie que pudiera detenerles.
Por un periodo de tiempo muy corto, dejo de escuchar los susurros de las almas y creyó ingenuamente que aquel par de brujas habían conseguido lo que nadie. Sin embargo, canto victoria demasiado pronto pues las voces volvieron de golpe y comenzaron a maldecirle y a provocarle un intenso dolor en todo el cuerpo, llevándole a despertarse de golpe.
– Demonios… – Los ojos de Battler se abrieron de golpe y su cuerpo tembló antes de que el dolor cediera, dejando tras si solo un escozor por todo su cuerpo como si las almas estuviesen buscando nuevamente un lugar en el cual descansar. – ¿Están… bien?… – se había vuelto a mirar a Var que permanecía en la parte donde antes estaba su cabeza y observaba en dirección a sus pies. Al girar entonces fue que vio a Freyja.
– Malditas almas… – susurró antes de levantarse del diván. Trastabillo un poco, se encontraba mareado; no sabía si de lo que Var le dio o de lo que las almas habían provocado pero eso era lo de menos, ya se le pasaría todo aquello. Camino entonces hasta llegar a un lado de la mayor y levantarle con cuidado – Oye… Freyja… – con todo y el mareo logro ponerla en el diván y arrodillarse a su lado – Le dije que debía tener cuidado – miro entonces Var, mientras una de sus manos pasaba por la frente de la que yacía inconsciente y fue entonces cuando el escozor en sus dedos volvió y una sonrisa apareció en sus labios – Así que es eso… ya se que hacer entonces.
Aquel escozor era fácilmente reconocible por él y no estaba seguro de la manera en la que aquello había sucedido pero al parecer una de sus almas había ido a parar dentro de la mayor de las hermanas. Sin esperar mucho fue que se acerco al oído de Freyja y comenzó a recitar un conjuro, el cual las almas le decían que ese era el correcto. Después de haber terminado aquel conjuro fue que se percato de que el escozor de su mano al tocarla había cesado y se aparto, aguardando porque despertara.
Aquella mujer, justo como él mismo, estaba centrada en otras prioridades. Sonrió ante las advertencias de la mayor de ambas y asintió.
– Descuida que si algo me sucede no será la primera vez que me duela y bueno, les daré una señal que lo más seguro es que sea un grito que no serán capaces de ignorar. Igual vuelvo a repetirlo, tengan cuidado – se volvió entonces a mirar a Var y le sonrió; una sonrisa de agradecimiento por haberle dicho el nombre de la mayor – Freyja… es un hermoso nombre al igual que su sonrisa – Var le recordaba un poco a su propio hermano, siempre velando por el bien de los otros aunque su destino fuera el mismo o incluso peor – Me alegro que París les trate bien y de hecho… que gran coincidencia, nosotros también pensamos estar un largo rato aquí – con aquellas palabras creía estar confirmando además su interés por Freyja.
Su mirada fue entonces a la mayor de las hermanas y antes de cerrar los ojos le dedico una ultima sonrisa, al tiempo que sujetaba aquella mano que había acariciado su mejilla. Respiro profundo, entregado al momento en el que estaban por sumirse y que podía ser realmente peligroso para todos los presentes.
– Señorita Var, créame que me encantaría ver a su hermana después – menciono antes de quedar en completo silencio para lo que fueran a hacer.
El cuerpo de Battler comenzó a sentirse pesado, su respiración le era complicada y a ratos dejaba de sentir partes del cuerpo. Nada que no hubiera sentido antes en todos los experimentos que llevaban a cabo con Vis. Junto a su hermano había hecho un montón de hechizos diferentes y todo lo que se les ocurría por librarse de aquellas almas pero sin importar que hicieran aquellas almas en su interior solo se burlaban de sus intentos y les aseguraban que tarde o temprano el cuerpo de uno de ellos les pertenecería para siempre y entonces, cuando ese momento hubiese llegado no existiría nada ni nadie que pudiera detenerles.
Por un periodo de tiempo muy corto, dejo de escuchar los susurros de las almas y creyó ingenuamente que aquel par de brujas habían conseguido lo que nadie. Sin embargo, canto victoria demasiado pronto pues las voces volvieron de golpe y comenzaron a maldecirle y a provocarle un intenso dolor en todo el cuerpo, llevándole a despertarse de golpe.
– Demonios… – Los ojos de Battler se abrieron de golpe y su cuerpo tembló antes de que el dolor cediera, dejando tras si solo un escozor por todo su cuerpo como si las almas estuviesen buscando nuevamente un lugar en el cual descansar. – ¿Están… bien?… – se había vuelto a mirar a Var que permanecía en la parte donde antes estaba su cabeza y observaba en dirección a sus pies. Al girar entonces fue que vio a Freyja.
– Malditas almas… – susurró antes de levantarse del diván. Trastabillo un poco, se encontraba mareado; no sabía si de lo que Var le dio o de lo que las almas habían provocado pero eso era lo de menos, ya se le pasaría todo aquello. Camino entonces hasta llegar a un lado de la mayor y levantarle con cuidado – Oye… Freyja… – con todo y el mareo logro ponerla en el diván y arrodillarse a su lado – Le dije que debía tener cuidado – miro entonces Var, mientras una de sus manos pasaba por la frente de la que yacía inconsciente y fue entonces cuando el escozor en sus dedos volvió y una sonrisa apareció en sus labios – Así que es eso… ya se que hacer entonces.
Aquel escozor era fácilmente reconocible por él y no estaba seguro de la manera en la que aquello había sucedido pero al parecer una de sus almas había ido a parar dentro de la mayor de las hermanas. Sin esperar mucho fue que se acerco al oído de Freyja y comenzó a recitar un conjuro, el cual las almas le decían que ese era el correcto. Después de haber terminado aquel conjuro fue que se percato de que el escozor de su mano al tocarla había cesado y se aparto, aguardando porque despertara.
Harald Freiss- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 21/10/2013
Re: El calabozo humano || Privado
Var Vadin
Mientras el proceso se iba realizando, Var podía sentir frío en todo el cuerpo, calor en el pecho, y ausencia de vida en toda la estancia. Las almas tenían más fuerza de lo que parecía, de hecho ella se sentía débil, la conexión le restaba demasiada energía. La ventaja de encontrarse en una silla de ruedas es lo fácil que podía dejar caer su peso contra ese objeto. De esa forma el descansar iba acompañada del trabajo. Dentro de ese proceso podía percibir como la energía de su hermana subía y bajaba como si en una pendiente se encontrara. Frunció el ceño con naturalidad, aunque con los ojos cerrados. ¿Por qué sentía que su hermana se iba perdiendo en medio de esa oscuridad? Por lo regular la mayor de las hermanas era la más fuerte, la capacitada. Algo no andaba bien, de eso estaba consiente, pero si abría los ojos, si ejercía algún movimiento en falso, las consecuencias podrían ser demasiado graves. Contuvo la respiración unos momentos para poder tranquilizarse.
Var sintió como su hermana desaparecía de ese conjuro, de esa reunión, las voces le impidieron que fueran en su búsqueda, le hablaban, la buscaban, incluso le imploraban, tantas al mismo tiempo le impedían escuchar con claridad, no entendía que era lo que pedían o necesitaban, no dejaban de gritarle, le ponían de mal humor. Intentó decirles que se callaran, que le dijeran lo que deseaban de una en una, pero en cuanto su deseo incrementaba, ellas más hacían lo contrario. Además que, ya no estaba tan interesada en ayudarles, sino en romper aquella conexión para poder saber que acontecía con su hermana.
Todo había terminado a causa de la interrupción masculina. ¿Acaso no había entendido que si algo malo pasaba las debía dejar seguir las cosas? Sonrió más para si misma que para él. A veces los hombres podían ser terriblemente testarudos, y no sólo eso, su instinto sobre protector siempre prevalecía haciéndose una llamaba más fuerte. Además, llegaba a entenderlo, si Battler había quedado encantado con su hermana, era normal que quisiera ir para auxiliarla. Aunque quien sabe, quizás sólo era su parte caballerosa. Movió su silla hacía atrás, incluso les dio un poco de privacidad para ver que acontecía. Si algo tenía que ver con aquellas voces y ella no se había desmayado, entonces el mensaje lo llevaba su hermana ¿No?
Freyja Vadin
La cabeza de la bruja estaba dando vueltas, por eso sus ojos no podía abrir. Movió un poco su boca, en especial los labios y la lengua, se le habían resecado por completo. La oscuridad la había abrazo, no sólo eso, también le susurraba al oído cosas que no entendió del todo, aunque un par de ellas si. Las más importantes. A lo lejos podía escuchar la voz de un hombre que decía su nombre, la pesadez de sus brazos impedían que se pudiera sostener la cabeza. El suelo ahora se encontraba más frío que su alrededor. Abrió los ojos notando el techo de la tienda. Incluso observó algunas imperfecciones. Su cuerpo medio doblado se desperezo cuando estiró las piernas. Movió su rostro en busca de su hermana en el primer instante, no deseaba preocuparla.
- Estoy bien - Comentó en voz muy baja, a lo que su pequeña hermana sólo sonrió, se encogió de hombros pero no se movió. Recordó en ese momento por qué había llegado al suelo, su cabeza se volvió a mover hasta encontrar los ojos masculinos - Le dije que no se moviera si algo malo pasaba, no dejó que el mensaje terminara de llegar - Le lanzó una mirada asesina, pronto su rostro reflejó un puchero de disconformidad. - En fin - Se puso de pie con torpeza agarrándose de todo. Freyja sentía una especie de picazón en su cadera derecha. Movió las manos y también las telas hasta encontrar una marca rojiza, como si le hubieran pasado fierro caliente - Que considerada - Habló al aire, se lo decía a aquella voz, no a los presentes - Eres una tramposa, no debiste hacerlo - Negó volviendo a cubrir su cadera sin que los dos notaran que llevaba en aquella zona.
- Una de ellas te quiere, es como si la hubieras conocido, se hubiera ido, no estoy clara, pero no le gustó demasiado que me hubieras conocido, aunque no entiendo por qué - Se llevó una mano al mentón en señal de que estaba sumergida en sus pensamientos - Creo que aunque no lo creas te protegen de cierta manera, es decir, es evidente que eso no es normal y quieren apoderarse tanto de tu cuerpo como de tu cabeza y acciones, pero te protegen, no desean que algo malo te ocurra, en ese aspecto no debes temer - Le dedicó una sonrisa esperanzadora - No terminé de oír que deseaban porque alguien jugo a ser el héroe - Sin querer se sonrojó al darse cuenta que él se había preocupado por ella.
Hermanas Vadin
- Bueno, ¿quieren volver a probar o descansar? Me ofrezco para ser poseída la próxima vez - Var intentaba romper el momento tan incomodo que estaba aconteciendo en ese momento. Notó la mirada perdida de los otros y volvió a fruncir el ceño. - Deberían ir al cuarto de plantas, igual tenemos dos camas, cuando se nos hace tarde para ir a casa en ocasiones dormimos aquí - Le explicaba al brujo vigilante - Vayan, por mientras atenderé aun par de clientes más, creo que solo vienen por un poco de especias - Movió su silla de ruedas en dirección a la puerta para dejar entrar a un par.
- Vamos, debes descansar un poco - Freyja le tendió la mano, jaló de él y lo llevó al cuarto de plantas, sólo había una vela encendida al final, dado que necesitaban cierta temperatura para tener en buen estado a sus amigas.
Var/Freyja Vadin- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/10/2013
Re: El calabozo humano || Privado
Olvido completamente lo que le habían pedido. Las ordenes eran claras, no debía moverse ni hacer nada pero le rea sencillamente imposible no hacerlo, después de todo quienes le obligaron a despertar de aquella especie de “trance” en el que le habían metido las brujas, fueron nada más y nada menos que las mismas almas que tenía dentro.
Un montón de ideas y creencias estaban pasando por la mente del brujo. ¿Habían buscado la manera de vengarse de ellas? ¿Querían demostrarle que no escaparía jamás de su destino? Posibilidades infinitas y la respuesta se encontraba en la mujer inconsciente en aquel diván.
Se desesperaba de no poder hacer algo, de sentirse inútil. No le gustaba aquella sensación, desde que se encontrara a solas en el mundo con Vis, había encontrado la manera conseguir lo que necesitaban y a sentirse útil y necesario para su hermano. Era el mayor, el que debía proteger… ¿Era eso lo que le llevaba a desear proteger a aquella mujer? Quizás si, quizás no; solo deseaba dejar de sentirse inútil en esos instantes justo de la misma manera en la que contemplo sin poder hacer nada como su padre les separa de su madre; como introducía en sus hijos aquellas almas y después, sentirse más inútil que nunca al saber que ni con todo el poder o conocimientos que les regalaban aquellos seres oscuros había sido capaz de salvar a su familia, a ninguno de ellos.
Los ojos de Freyja se abrieron, podía sentirse tranquilo ahora que sabía que estaba en buenas condiciones. Sonrió ligeramente, apartandose un poco del diván y de ella, que no perdió segundo alguno en reprenderle en aquello que había olvidado por completo a lo que Battler solo termino por cruzar los brazos y mirarle serió.
– No me importa que no terminara de llegar… dolía mucho y fui obligado a despertar además de que si me hubiese tardado más es probable de que le hubieran matado. No les gusta ser molestadas y ahora me pica el cuerpo entero… – no quería ser reprendido por la mayor de ellas; si bien cometido un error en moverse no se arrepentía de haberlo hecho y respecto a la picazón en el cuerpo, lo bueno del asunto es que estaba acostumbrado a esa clase de picazones sino le pasaría como antaño, intentando rascarse contra cualquier cosa y en cualquier parte.
Miro a Var y le sonrío entonces; al menos ella era más considerada al no regañarle, aunque era probable que igual que Freyja deseara hacerlo. Escucho como ligeros susurros provenientes de la mayor de ellas y se giro a verle de nuevo.
– ¿Pasa algo? – Le vio acomodarse la falda, aunque claro, le fue imposible notar la marca que estaba en la cadera de la bruja y como manera de esquivar quizás la pregunta de Battler, Freyja comenzó a contar que era lo que descubrió al haber sido “una” con las almas aquellas.
El brujo enarco la ceja y una sonrisa burlona se dibujo en sus labios; era imposible que alguna de esas almas le conocieran porque eran muy antiguas, tanto que ellos no conocían a aquellos que habían sido encerrados – Nos protegen, eso ya lo sabía. No les agradaría que algo nos pasara después de todo quieren apoderarse de nosotros y sin un cuerpo… – movió la cabeza de un lado a otro – Las almas son listas y desean que estemos bien para cumplir con sus caprichos y peticiones respecto a lo otro… resulta bastante extraño porque no conocemos a ninguna de las almas y dices una… así que es el alma de una mujer – suspiro y después le miro de manera coqueta – puede que no quisiera que nos conociéramos porque esta celosa de lo hermosa que eres – dijo entre broma y realidad.
Levanto las manos de manera inocente y desvió su mirada de ella.
– Que gente tan desconsiderada que no deja que oigan lo que deben – le miro entonces de reojo solo para después escuchar la voz de Var – ¿Dormir en la tienda? ¿No es peligroso? Digo estando solo ustedes dos aquí y sin saber quienes pueden aparecer en la noche para buscar hacerles daño o algo peor – hablaba pero se sintió ignorado cuando la menor de las hermanas avanzo en dirección a la puerta – Quería probar de nuevo, por si te interesa saberlo – puntualizo mientras que Freyja jalaba de él para llevarle al cuarto que antes mencionaban.
Aquel cuarto, tenía muy poco iluminación y la temperatura era bastante fresca. Sus ojos no podían despegarse de la mujer que estaba ahí con él con paso calmo comenzó a ver las plantas en aquel lugar.
– Debes descansar dice… – aquellas palabras eran dirigidas en una especie de conversación con las plantas, pero más que nada estaba dirigida de manera obvia a la mayor de las Vadin – pero la que fue poseída fue ella, por tanto es la que debería descansar un rato que puede estar tranquila conmigo cuidándole – continuo andando entre las plantas, un poco más hasta terminar llegando cerca de ella – Freyja ¿De verdad estas bien? – pregunto al ponerse frente a la bruja – No quiero que me mientas y luego resulte que algo malo pasara por mi culpa… ni a Var – si bien no quería que tampoco nada le pasara a la otra, realmente la que más le preocupaba en aquellos momentos era la mujer frente a él.
Un montón de ideas y creencias estaban pasando por la mente del brujo. ¿Habían buscado la manera de vengarse de ellas? ¿Querían demostrarle que no escaparía jamás de su destino? Posibilidades infinitas y la respuesta se encontraba en la mujer inconsciente en aquel diván.
Se desesperaba de no poder hacer algo, de sentirse inútil. No le gustaba aquella sensación, desde que se encontrara a solas en el mundo con Vis, había encontrado la manera conseguir lo que necesitaban y a sentirse útil y necesario para su hermano. Era el mayor, el que debía proteger… ¿Era eso lo que le llevaba a desear proteger a aquella mujer? Quizás si, quizás no; solo deseaba dejar de sentirse inútil en esos instantes justo de la misma manera en la que contemplo sin poder hacer nada como su padre les separa de su madre; como introducía en sus hijos aquellas almas y después, sentirse más inútil que nunca al saber que ni con todo el poder o conocimientos que les regalaban aquellos seres oscuros había sido capaz de salvar a su familia, a ninguno de ellos.
Los ojos de Freyja se abrieron, podía sentirse tranquilo ahora que sabía que estaba en buenas condiciones. Sonrió ligeramente, apartandose un poco del diván y de ella, que no perdió segundo alguno en reprenderle en aquello que había olvidado por completo a lo que Battler solo termino por cruzar los brazos y mirarle serió.
– No me importa que no terminara de llegar… dolía mucho y fui obligado a despertar además de que si me hubiese tardado más es probable de que le hubieran matado. No les gusta ser molestadas y ahora me pica el cuerpo entero… – no quería ser reprendido por la mayor de ellas; si bien cometido un error en moverse no se arrepentía de haberlo hecho y respecto a la picazón en el cuerpo, lo bueno del asunto es que estaba acostumbrado a esa clase de picazones sino le pasaría como antaño, intentando rascarse contra cualquier cosa y en cualquier parte.
Miro a Var y le sonrío entonces; al menos ella era más considerada al no regañarle, aunque era probable que igual que Freyja deseara hacerlo. Escucho como ligeros susurros provenientes de la mayor de ellas y se giro a verle de nuevo.
– ¿Pasa algo? – Le vio acomodarse la falda, aunque claro, le fue imposible notar la marca que estaba en la cadera de la bruja y como manera de esquivar quizás la pregunta de Battler, Freyja comenzó a contar que era lo que descubrió al haber sido “una” con las almas aquellas.
El brujo enarco la ceja y una sonrisa burlona se dibujo en sus labios; era imposible que alguna de esas almas le conocieran porque eran muy antiguas, tanto que ellos no conocían a aquellos que habían sido encerrados – Nos protegen, eso ya lo sabía. No les agradaría que algo nos pasara después de todo quieren apoderarse de nosotros y sin un cuerpo… – movió la cabeza de un lado a otro – Las almas son listas y desean que estemos bien para cumplir con sus caprichos y peticiones respecto a lo otro… resulta bastante extraño porque no conocemos a ninguna de las almas y dices una… así que es el alma de una mujer – suspiro y después le miro de manera coqueta – puede que no quisiera que nos conociéramos porque esta celosa de lo hermosa que eres – dijo entre broma y realidad.
Levanto las manos de manera inocente y desvió su mirada de ella.
– Que gente tan desconsiderada que no deja que oigan lo que deben – le miro entonces de reojo solo para después escuchar la voz de Var – ¿Dormir en la tienda? ¿No es peligroso? Digo estando solo ustedes dos aquí y sin saber quienes pueden aparecer en la noche para buscar hacerles daño o algo peor – hablaba pero se sintió ignorado cuando la menor de las hermanas avanzo en dirección a la puerta – Quería probar de nuevo, por si te interesa saberlo – puntualizo mientras que Freyja jalaba de él para llevarle al cuarto que antes mencionaban.
Aquel cuarto, tenía muy poco iluminación y la temperatura era bastante fresca. Sus ojos no podían despegarse de la mujer que estaba ahí con él con paso calmo comenzó a ver las plantas en aquel lugar.
– Debes descansar dice… – aquellas palabras eran dirigidas en una especie de conversación con las plantas, pero más que nada estaba dirigida de manera obvia a la mayor de las Vadin – pero la que fue poseída fue ella, por tanto es la que debería descansar un rato que puede estar tranquila conmigo cuidándole – continuo andando entre las plantas, un poco más hasta terminar llegando cerca de ella – Freyja ¿De verdad estas bien? – pregunto al ponerse frente a la bruja – No quiero que me mientas y luego resulte que algo malo pasara por mi culpa… ni a Var – si bien no quería que tampoco nada le pasara a la otra, realmente la que más le preocupaba en aquellos momentos era la mujer frente a él.
Harald Freiss- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 21/10/2013
Re: El calabozo humano || Privado
Freyja observó con atención el rostro de su hermana, notó con rapidez aquel ceño fruncido, las arrugas de su frente, su manera de evitar mirarlos directamente a los ojos, sus manos aferradas con fuerza a la silla de ruedas. Conocía tan bien a su hermana que se había dado cuenta de algo, la pequeña hermana Vadín se encontraba enojada, por no decir enfurecida, de un humor tan insoportable que era mejor darle su espacio. Le era extraño ver a su hermana en tal estado, siempre estaba risueña, con esos ojitos llenando de brillo y luz el ambiente. Aunque no se dijeran nada, se conocían de pies a cabeza, no era necesario escuchar su voz, cada minúsculo detalle le decía que era la mejor decisión darle su espacio. Por eso no rechistó cuando prácticamente los estaba corriendo. Simplemente se dio la media vuelta y jaló tras de ella al cliente.
Podía entender la frustración que estaba apoderando a su hermana, ella misma la estaba sintiendo. Desde su llegada a París, o más bien dicho, desde que se habían metido de lleno a ese tipo de negocio, ninguna había fallado de forma tan humillante. Es que aquello había sido tan sencillo de manejar si se encontraban preparadas, lo malo es que tanta fuerza no era esperada. ¿Qué deseaban las almas aparte de lo obvio? La pregunta iba y venía muchas veces en su cabeza, retumbaban y peor aún, la hacían sentir más enfadada. Ella no era débil, pero la hicieron sentir de esa forma.
- ¿Crees que es peligroso para dos brujas quedarse solas en una tienda? No lo es, de hecho contamos con mucha protección, incluso tenemos clientes sobrenaturales, de esos que tienen familia, nos dan protección a cambio de buenos cuidados – Se encogió de hombros con naturalidad, a Freyja en realidad poco le importaba el dinero, se lo ganaba para poderle dar una buena vida a su hermana; lo que de verdad le importaba a la morena es poder darle alegría a quien se encontraba bajo sus cuidados, en aquella silla de ruedas – De todos modos, gracias por preocuparte – Intentó suavizar un poco más su expresión pero, ¿para qué mentir? Seguía excesivamente molesta, tanto que su respiración se había acelerado haciendo que su pecho subiera y bajará con fuerza.
Se giró para poder observarlo, ya lo tenía frente a ella, a su lado, con aquella mirada curiosa sobre su figura, primero se pensó seriamente si voltear a verlo era adecuado o no, tanta profundidad en la mirada masculina le hacía sentir nerviosa; después vaciló interiormente sobre qué debía decirle para romper el hielo, a Freyja le parecía extraño que un desconocido se preocupara tanto por ella, aunque, si lo pensaba de otra manera, parecía que se conocían de hace mucho tiempo, esa conexión especial que estaban teniendo no lo había experimentado con anterioridad, sólo con su dulce hermana.
- Me encuentro bien, sólo siento arder un poco algunas zonas de mi cuerpo, dan batalla, pero aunque no lo creas he lidiado con anterioridad con algunos demonios, de hecho uno de ellos me dejó algunas cicatrices – Claro que no se las enseñaría – Es preocupante tu caso, de verdad se sienten decididas a estar dentro de ti, no sé si de verdad quieran controlarte del todo o que pases a ser una alma más, que una de ellas remplace y se vuelva dueña de tu cuerpo – Sonrió apenas, es que no deseaba que se fuera de él mismo, extraño de explicar – Todos los días nos encontramos expuestas a posibles ataques, así que no se preocupe, si algo pasa lo tenemos bien sabido – Se encogió de hombros por unos momentos, se giró y en la mesa frente a ellos se puso a mover las manos. Al poco tiempo se encontraba de nuevo frente a él entregándole una taza de té.
- Es dulce, puedes disfrutarlo, mi favorito, siempre me calma los nervios o dolores – Alzó su pequeña taza para sorber un poco del líquido - ¿Dónde se encuentra su hermano? Habría sido muy grato conocerlo ¿se parecen? A nosotras dicen que nos parecemos bastante, éramos casi iguales que mi madre, aunque según dicen yo tengo el carácter duro de mi padre – Se dio cuenta que era la primer persona a la que le contaba algo tan profundo como doloroso, eso del pasado que nunca iría, sus padres que tanto adoró – Que tonterías estoy comenzando a decir – Se disculpó un poco sonrojada, para Freyja era delicioso poder quitar un par de capaz de protección personal y mostrar su lado dulce, su verdadero yo.
Podía entender la frustración que estaba apoderando a su hermana, ella misma la estaba sintiendo. Desde su llegada a París, o más bien dicho, desde que se habían metido de lleno a ese tipo de negocio, ninguna había fallado de forma tan humillante. Es que aquello había sido tan sencillo de manejar si se encontraban preparadas, lo malo es que tanta fuerza no era esperada. ¿Qué deseaban las almas aparte de lo obvio? La pregunta iba y venía muchas veces en su cabeza, retumbaban y peor aún, la hacían sentir más enfadada. Ella no era débil, pero la hicieron sentir de esa forma.
- ¿Crees que es peligroso para dos brujas quedarse solas en una tienda? No lo es, de hecho contamos con mucha protección, incluso tenemos clientes sobrenaturales, de esos que tienen familia, nos dan protección a cambio de buenos cuidados – Se encogió de hombros con naturalidad, a Freyja en realidad poco le importaba el dinero, se lo ganaba para poderle dar una buena vida a su hermana; lo que de verdad le importaba a la morena es poder darle alegría a quien se encontraba bajo sus cuidados, en aquella silla de ruedas – De todos modos, gracias por preocuparte – Intentó suavizar un poco más su expresión pero, ¿para qué mentir? Seguía excesivamente molesta, tanto que su respiración se había acelerado haciendo que su pecho subiera y bajará con fuerza.
Se giró para poder observarlo, ya lo tenía frente a ella, a su lado, con aquella mirada curiosa sobre su figura, primero se pensó seriamente si voltear a verlo era adecuado o no, tanta profundidad en la mirada masculina le hacía sentir nerviosa; después vaciló interiormente sobre qué debía decirle para romper el hielo, a Freyja le parecía extraño que un desconocido se preocupara tanto por ella, aunque, si lo pensaba de otra manera, parecía que se conocían de hace mucho tiempo, esa conexión especial que estaban teniendo no lo había experimentado con anterioridad, sólo con su dulce hermana.
- Me encuentro bien, sólo siento arder un poco algunas zonas de mi cuerpo, dan batalla, pero aunque no lo creas he lidiado con anterioridad con algunos demonios, de hecho uno de ellos me dejó algunas cicatrices – Claro que no se las enseñaría – Es preocupante tu caso, de verdad se sienten decididas a estar dentro de ti, no sé si de verdad quieran controlarte del todo o que pases a ser una alma más, que una de ellas remplace y se vuelva dueña de tu cuerpo – Sonrió apenas, es que no deseaba que se fuera de él mismo, extraño de explicar – Todos los días nos encontramos expuestas a posibles ataques, así que no se preocupe, si algo pasa lo tenemos bien sabido – Se encogió de hombros por unos momentos, se giró y en la mesa frente a ellos se puso a mover las manos. Al poco tiempo se encontraba de nuevo frente a él entregándole una taza de té.
- Es dulce, puedes disfrutarlo, mi favorito, siempre me calma los nervios o dolores – Alzó su pequeña taza para sorber un poco del líquido - ¿Dónde se encuentra su hermano? Habría sido muy grato conocerlo ¿se parecen? A nosotras dicen que nos parecemos bastante, éramos casi iguales que mi madre, aunque según dicen yo tengo el carácter duro de mi padre – Se dio cuenta que era la primer persona a la que le contaba algo tan profundo como doloroso, eso del pasado que nunca iría, sus padres que tanto adoró – Que tonterías estoy comenzando a decir – Se disculpó un poco sonrojada, para Freyja era delicioso poder quitar un par de capaz de protección personal y mostrar su lado dulce, su verdadero yo.
Var/Freyja Vadin- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/10/2013
Re: El calabozo humano || Privado
No presto mucha atención a la manera en que la menor de las Vadin se frustraba, desconocía que para ellas el lograr sus objetivos era importante y mucho menos que nunca antes habían fallado al realizar su labor. No lo veía como un gran problema debido a que él había fracasado una inmensidad de ocasiones en busca de descubrir una solución a su problema y se los había comentado a aquel par. Las cosas no eran sencillas.
Peligroso solo le parecía aquello cuando se topaban con alguien como él; para eso solo debía pensar en la manera en que sus almas les expulsaron y la idea de que algunos otros sobrenaturales les protegieran era muy descabellada. No podía evitar creer que en algún momento las cosas no serían de esa manera y alguno de aquellos clientes terminarían por traicionarles en busca de algo que las brujas desconocieran o tal vez solo para evitar que sus secretos fuesen revelados. En todos sus años de vida, los hermanos nunca se interesaron por llevar a cabo alguna clase de negocio como aquel, bien podían hacerlo pero se arriesgaban a grandes desgracias y por ese motivo es que simplemente vivían sin dar señales de sus poderes a quienes fueran capaces de revelarlos o traicionarles.
– Si, creo que es peligroso aunque tampoco dudo de sus habilidades es más bien; precaución, creo – andaba tras ella, viendo como aquel cuerpo se mecía de un lado a otro de manera tan seductora hasta que debió concentrarse en otra cosa o corría el riesgo de que a las almas les surgiera la necesidad de “comer” – de nada, dicen que es la función de todo hombre preocuparse por las damas – menciono con una sonrisa. Realmente no creía que fuera la función de los hombres, pero en ese instante le pareció lo más pertinente.
– ¿Cicatrices? Que fuerte entonces, deberé tener cuidado de meterme contigo porque puedo salir lastimado aunque si lo pienso detenidamente, quizás pueda soportar que me lastimes un poco – intentaba sonar bromista ante aquello, pero era real que estaba dispuesto a llevarse un buen bofetón o una herida por un beso de aquellos labios de los cuales sus ojos no se separaban mucho tiempo. Se encogió de hombros. De ante mano conocía la seriedad de su situación, se los menciono antes pero como siempre, nadie creía hasta que trataban de hacer algo y de manera inminente terminaban por fracasar – Sabes, algunas veces me pregunto ¿Cómo será cuando no estén? He vivido tanto tiempo con ellas que creo que algunas veces olvido donde terminan ellas y donde comienzo yo – río – es extraño ¿verdad? – desvío la mirada y suspiro – también me he preguntado ¿No seré yo un alma más? ¿No estada el verdadero dueño de este cuerpo? Por eso creo que verdaderamente es un problema, aunque lo que más deseo evitar es que terminen por poseer completamente a uno de nosotros. No quiero perder a mi hermano, prometí cuidarlo – era complicado hablar de aquello, expresar parte de lo que le agobiaba casi diariamente, pero si no podía decirle a alguien como ella que por su mirada sentía que le comprendía ¿Entonces a quién?
Escucho los movimientos de Freyja, al igual que el sonido de la porcelana. Volvió a mirarle para cuando ella le estiraba una taza de té.
– Gracias – dio un sorbo solo para confirmar las palabras de la bruja. El té era dulce sin duda alguna – Esta rico – pronto su interés en beber paso a la curiosidad y a su hermano – No dice ninguna tontería, la verdad es que se parece a su hermana eso es cierto y es bastante obvio que su carácter es diferente en cuanto entre pude notarlo; aunque me gusta más como luces cuando sonríes y cuentas cosas como esta – le miro de manera fija, esperando porque no creyera que estaba mintiendo ya que si bien en otras circunstancias solía hacerlo, en esa ocasión era la verdad – Mi hermano… dicen que nos parecemos un poco, claro que yo soy mucho más apuesto que él así que no te pierdes de nada al no conocerlo por ahora – bebió un poco más de aquel té – y ahora se encuentra en casa, creo que las almas no le dejaron dormir lo suficiente; debió salir a la noche y llego cansado eso nos pasa muy seguido. Tenemos que mantener a las almas en paz y cumplir ciertos caprichos suyos, de no ser así la convivencia con ellas se vuelve insoportable – enarco la ceja – y créeme, no te gustaría verlas insoportables – permaneció entonces bebiendo aquel delicioso té, no pudiendo despegar la mirada de ella y de esa manera tan delicada que tenia de beber.
Peligroso solo le parecía aquello cuando se topaban con alguien como él; para eso solo debía pensar en la manera en que sus almas les expulsaron y la idea de que algunos otros sobrenaturales les protegieran era muy descabellada. No podía evitar creer que en algún momento las cosas no serían de esa manera y alguno de aquellos clientes terminarían por traicionarles en busca de algo que las brujas desconocieran o tal vez solo para evitar que sus secretos fuesen revelados. En todos sus años de vida, los hermanos nunca se interesaron por llevar a cabo alguna clase de negocio como aquel, bien podían hacerlo pero se arriesgaban a grandes desgracias y por ese motivo es que simplemente vivían sin dar señales de sus poderes a quienes fueran capaces de revelarlos o traicionarles.
– Si, creo que es peligroso aunque tampoco dudo de sus habilidades es más bien; precaución, creo – andaba tras ella, viendo como aquel cuerpo se mecía de un lado a otro de manera tan seductora hasta que debió concentrarse en otra cosa o corría el riesgo de que a las almas les surgiera la necesidad de “comer” – de nada, dicen que es la función de todo hombre preocuparse por las damas – menciono con una sonrisa. Realmente no creía que fuera la función de los hombres, pero en ese instante le pareció lo más pertinente.
– ¿Cicatrices? Que fuerte entonces, deberé tener cuidado de meterme contigo porque puedo salir lastimado aunque si lo pienso detenidamente, quizás pueda soportar que me lastimes un poco – intentaba sonar bromista ante aquello, pero era real que estaba dispuesto a llevarse un buen bofetón o una herida por un beso de aquellos labios de los cuales sus ojos no se separaban mucho tiempo. Se encogió de hombros. De ante mano conocía la seriedad de su situación, se los menciono antes pero como siempre, nadie creía hasta que trataban de hacer algo y de manera inminente terminaban por fracasar – Sabes, algunas veces me pregunto ¿Cómo será cuando no estén? He vivido tanto tiempo con ellas que creo que algunas veces olvido donde terminan ellas y donde comienzo yo – río – es extraño ¿verdad? – desvío la mirada y suspiro – también me he preguntado ¿No seré yo un alma más? ¿No estada el verdadero dueño de este cuerpo? Por eso creo que verdaderamente es un problema, aunque lo que más deseo evitar es que terminen por poseer completamente a uno de nosotros. No quiero perder a mi hermano, prometí cuidarlo – era complicado hablar de aquello, expresar parte de lo que le agobiaba casi diariamente, pero si no podía decirle a alguien como ella que por su mirada sentía que le comprendía ¿Entonces a quién?
Escucho los movimientos de Freyja, al igual que el sonido de la porcelana. Volvió a mirarle para cuando ella le estiraba una taza de té.
– Gracias – dio un sorbo solo para confirmar las palabras de la bruja. El té era dulce sin duda alguna – Esta rico – pronto su interés en beber paso a la curiosidad y a su hermano – No dice ninguna tontería, la verdad es que se parece a su hermana eso es cierto y es bastante obvio que su carácter es diferente en cuanto entre pude notarlo; aunque me gusta más como luces cuando sonríes y cuentas cosas como esta – le miro de manera fija, esperando porque no creyera que estaba mintiendo ya que si bien en otras circunstancias solía hacerlo, en esa ocasión era la verdad – Mi hermano… dicen que nos parecemos un poco, claro que yo soy mucho más apuesto que él así que no te pierdes de nada al no conocerlo por ahora – bebió un poco más de aquel té – y ahora se encuentra en casa, creo que las almas no le dejaron dormir lo suficiente; debió salir a la noche y llego cansado eso nos pasa muy seguido. Tenemos que mantener a las almas en paz y cumplir ciertos caprichos suyos, de no ser así la convivencia con ellas se vuelve insoportable – enarco la ceja – y créeme, no te gustaría verlas insoportables – permaneció entonces bebiendo aquel delicioso té, no pudiendo despegar la mirada de ella y de esa manera tan delicada que tenia de beber.
Harald Freiss- Hechicero Clase Alta
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Re: El calabozo humano || Privado
La frustración se le notaba de lejos a la pobre hermana mayor. Jamás en la vida un trabajo le había salido mal, por esa razón su orgullo se veía destrozado. ¿Qué de complicado tenía sacar almas de un cuerpo? Con anterioridad lo había hecho, en medio del bosque, con la ayuda de la luna. Freyja era una fiel creyente de la misma, se decía que los brujos aumentaban su fuerza cuando aparecía, más aún cuando se encontraba llena. La idea de poder sacar más poder de una noche seleccionada debido a la fecha, y a los astros le resultaba tanto tentadora, como peligrosa.
El silencio apareció porque su mente se estaba comportando de forma más veloz. Su memoria fotográfica le hacía repasar los cientos de libros de magia oscura que había leído. Algunos los había desechado desde el inicio de su búsqueda mental, pero unos cuantos resaltaban haciéndole sentir que podrían ser de mucha ayuda. El problema es que tanta magia negra consumía la luz interior, parte de una bondad que muchos no lograban entender. Cada persona tenía una luz y oscuridad dentro, dependía demasiado de ellos el saber a que lado de la balanza se podían inclinar; poner en riesgo su vida por un desconocido resultaba algo ridículo para la mayoría, para ella sería poder hacer su trabajo, poder cumplir una meta, descansaría en paz.
O ni tanto, la idea de dejar a Var sola en esa silla de ruedas la trajo a la cruel realidad. Ya no se trataba de solamente un trabajo, sino de la vida de su hermana, su compañía, su bienestar. Si ella se iba del mundo de los vivos, la pequeña de las hermanas Vadin tendría que pasar un montón de penas, sólo por su egoísmo, por recuperar el ego perdido. Nada merecía la pena, nada que no fuera su hermana feliz, llena de esperanzas, aunque ellas fueran de la mano empujando una silla de ruedas. Entendía a la perfección al joven brujo que tenía enfrente. Tanto ella como él sacrificarían cualquier cosa con tal de que sus hermanos estuvieran bien.
- Tu eres el verdadero portador del cuerpo – Mencionó como si nada después de haber sorbido un poco del té. – Es fácil saberlo, ellas te comunican que quieren, te ordenan, casi te obligan, lo hacen para debilitarte y ver la manera de atacarte, pero sigues teniendo el control. Si fueras una de ellas ni siquiera estarías aquí contándome las cosas, ya que de tomar el control sabría como controlar a las demás y disminuir el dolor ¿Me he explicado bien? – Se encogió de hombros, no es que fuera el descubrimiento del siglo, tomando en cuenta los anteriores casos, era demasiado fácil encontrar una respuesta para sus cuestiones. – Battler es quien merece ese cuerpo, nadie más – Los vellos de sus brazos y espalda se erizaron. La idea de tener intrusos en su cuerpo le pareció insostenible.
- No hagas esa clase de comentarios – Se refería a los halagos. La mujer no se sentía preparada para recibir alguno, ni siquiera había existido el valiente que hubiera querido decirlo, conocían su temperamento, su carácter maldito, sin embargo a pesar de saberlo todo, él se había arriesgado sin titubear. – Los creo innecesarios, además, no es que me vayas a ver sonreír todo el tiempo – Y por poco se le sale una sonrisa, natural, del alma, pero ella misma se la negó. ¿Por qué? Freyja entendía que encariñarse con un desconocido podía ser su ruina.
La idea de poder compartir su tiempo con alguien más le hacía sentir culpable. ¿Qué pensaría su hermana de eso? Amarrada en una silla de ruedas mientras ella egoístamente iba a pasar un buen rato con un hombre alto, atractivo, de buen corazón. Su necesidad de sentirse protegida y querida de la misma manera que se lo daba a su hermana estaba saliendo a flote. Nadie le había dado esa protección, esos mimos que cualquier mujer deseaba. Para la edad que tenía ya se encontraba en el rango de “dejada”. Y aunque no le importaban las palabras de la gente, las criticas y todas esas tonterías, lo cierto es que si deseaba un amor de novelas. Uno que nunca llegaría, que no se debía permitir pensar.
Recordó a Var sola en el frente de la tienda cuando la campanilla de la misma sonó. Se inquietó y volvió a sorber de la tasa de té.
- Quizás a ellas no les guste verme insoportable – Le guiñó un ojo, inevitablemente, sus mejillas se sonrojaron.
El silencio apareció porque su mente se estaba comportando de forma más veloz. Su memoria fotográfica le hacía repasar los cientos de libros de magia oscura que había leído. Algunos los había desechado desde el inicio de su búsqueda mental, pero unos cuantos resaltaban haciéndole sentir que podrían ser de mucha ayuda. El problema es que tanta magia negra consumía la luz interior, parte de una bondad que muchos no lograban entender. Cada persona tenía una luz y oscuridad dentro, dependía demasiado de ellos el saber a que lado de la balanza se podían inclinar; poner en riesgo su vida por un desconocido resultaba algo ridículo para la mayoría, para ella sería poder hacer su trabajo, poder cumplir una meta, descansaría en paz.
O ni tanto, la idea de dejar a Var sola en esa silla de ruedas la trajo a la cruel realidad. Ya no se trataba de solamente un trabajo, sino de la vida de su hermana, su compañía, su bienestar. Si ella se iba del mundo de los vivos, la pequeña de las hermanas Vadin tendría que pasar un montón de penas, sólo por su egoísmo, por recuperar el ego perdido. Nada merecía la pena, nada que no fuera su hermana feliz, llena de esperanzas, aunque ellas fueran de la mano empujando una silla de ruedas. Entendía a la perfección al joven brujo que tenía enfrente. Tanto ella como él sacrificarían cualquier cosa con tal de que sus hermanos estuvieran bien.
- Tu eres el verdadero portador del cuerpo – Mencionó como si nada después de haber sorbido un poco del té. – Es fácil saberlo, ellas te comunican que quieren, te ordenan, casi te obligan, lo hacen para debilitarte y ver la manera de atacarte, pero sigues teniendo el control. Si fueras una de ellas ni siquiera estarías aquí contándome las cosas, ya que de tomar el control sabría como controlar a las demás y disminuir el dolor ¿Me he explicado bien? – Se encogió de hombros, no es que fuera el descubrimiento del siglo, tomando en cuenta los anteriores casos, era demasiado fácil encontrar una respuesta para sus cuestiones. – Battler es quien merece ese cuerpo, nadie más – Los vellos de sus brazos y espalda se erizaron. La idea de tener intrusos en su cuerpo le pareció insostenible.
- No hagas esa clase de comentarios – Se refería a los halagos. La mujer no se sentía preparada para recibir alguno, ni siquiera había existido el valiente que hubiera querido decirlo, conocían su temperamento, su carácter maldito, sin embargo a pesar de saberlo todo, él se había arriesgado sin titubear. – Los creo innecesarios, además, no es que me vayas a ver sonreír todo el tiempo – Y por poco se le sale una sonrisa, natural, del alma, pero ella misma se la negó. ¿Por qué? Freyja entendía que encariñarse con un desconocido podía ser su ruina.
La idea de poder compartir su tiempo con alguien más le hacía sentir culpable. ¿Qué pensaría su hermana de eso? Amarrada en una silla de ruedas mientras ella egoístamente iba a pasar un buen rato con un hombre alto, atractivo, de buen corazón. Su necesidad de sentirse protegida y querida de la misma manera que se lo daba a su hermana estaba saliendo a flote. Nadie le había dado esa protección, esos mimos que cualquier mujer deseaba. Para la edad que tenía ya se encontraba en el rango de “dejada”. Y aunque no le importaban las palabras de la gente, las criticas y todas esas tonterías, lo cierto es que si deseaba un amor de novelas. Uno que nunca llegaría, que no se debía permitir pensar.
Recordó a Var sola en el frente de la tienda cuando la campanilla de la misma sonó. Se inquietó y volvió a sorber de la tasa de té.
- Quizás a ellas no les guste verme insoportable – Le guiñó un ojo, inevitablemente, sus mejillas se sonrojaron.
Var/Freyja Vadin- Hechicero Clase Alta
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Re: El calabozo humano || Privado
Creía en las palabras de Freyja porque lo que había investigado decía lo mismo. Que era el real, dueño de aquel cuerpo y que todo lo demás eran almas tratando de hacerse de su cuerpo; aún así no existía algo que impidiera que después de tanto tiempo e intentos frustrados por verse libre se preguntara aquellas cosas sin sentido real o algo que les justificara. No había razón para desconfiar de los investigaciones que había realizado más que corazón y una mente agotados. Suspiro antes de mirar a la mayor de las Vadin y asentir a lo que le decía.
– Lo sé, pero algunas veces también se necesita que exista ahí alguien que te recuerde que eres el real que mereces el cuerpo en que habitas – le dedico una sonrisa, de aquellas que eran las más sinceras capaces de ofrecer – gracias por recordarme eso Freyja, gracias además por intentar ayudarme en esto aunque casi termino lastimandoles.
La taza con el té permanecía en sus manos y bebió algo más de aquel liquido cálido, dejando que si interior se llenara de la calidez no solo del té, sino también del momento en que encontraba. Ahora que se fijaba bien, a pesar de que aquel lugar estaba repleto de plantas, se veía mucho más decente que el hogar que compartía con su hermano. La casa de los brujos se encontraba hecha un desastre por el simple y sencillo motivo de que ambos se dedicaban a sus asuntos y dejaban todo tirado por cualquier sitio. Por parte de Battler eran sobre todo libros, ya fueran aquellos que alguna vez leyó como algunos nuevos que prometieran contener algo de información útil para sus propósitos; por parte de Vis, bueno, su hermano era el que parecía más ama de casa que nada y aún así, dejaba más tiradero del que parecía recoger en casa.
– Fue solo un comentario inocente, aunque si te hace feliz diré todo lo contrario pero en el fondo seguirán siendo halagos – le miro de manera fija y puso una cara más seria a la que llevaba hasta esos momentos – en eso tienes razón, no es que vaya a sonreír todo el tiempo pero con compañía como la tuya es algo inevitable. Otras ocasiones sonrío más que anda por ocultar el dolor de estas almas, o para no preocupar a Vis aunque se que no funciona del todo, es en parte una costumbre que no puedo sacarme tan fácil como quisiera – suspiro – lamento si el que sonría tanto te molesta, pero a cambio de que yo no sonría – una de sus manos dibujo en el aire la forma de una sonrisa como si estuviese en los labios de la bruja – deberás sonreír tu en mi lugar – uno por sonreír y el otro por no hacerlo; Battler se sentía bien ahí con ella, eran como dos piezas de un rompecabezas que son bastante parecidas pero que los pequeños detalles les hacían no encajar en el mismo sitio.
Cuando la campanilla que antes había anunciado su entrada se escucho a lo lejos, noto una ligera tensión el cuerpo de Freyja; él comprendía que se trataba de preocupación por la hermana menor que se encontraba aún en el frente de la tienda sola y aunque se rió por aquello que había dicho sobre ser insoportable opto por terminar de dos sorbos el té que aún le quedaba y mirarle con la disposición de cambiar de tema o hacer otra cosa que distrajera la mente de la bruja de quien se encontraba atendiendo el negocio.
– Ahora quien querrá verte insoportable soy yo, pero no en estos momentos ya que quiero saber ¿Conoces a algún brujo de apellido Blackmelt? – se quedo serió unos segundos, observando a la mayor de las hermanas – He pensado que aquellos que buscaron sellar y acabar con los nuestros pueden tener algo que sirva para descubrir que hacer – hablar de aquellos que se encargaron de matar a todos los suyos no era algo que le agradara, pero si tenia algo que pudiera ayudar sería bueno contar sobre sus desgracias.
– Lo sé, pero algunas veces también se necesita que exista ahí alguien que te recuerde que eres el real que mereces el cuerpo en que habitas – le dedico una sonrisa, de aquellas que eran las más sinceras capaces de ofrecer – gracias por recordarme eso Freyja, gracias además por intentar ayudarme en esto aunque casi termino lastimandoles.
La taza con el té permanecía en sus manos y bebió algo más de aquel liquido cálido, dejando que si interior se llenara de la calidez no solo del té, sino también del momento en que encontraba. Ahora que se fijaba bien, a pesar de que aquel lugar estaba repleto de plantas, se veía mucho más decente que el hogar que compartía con su hermano. La casa de los brujos se encontraba hecha un desastre por el simple y sencillo motivo de que ambos se dedicaban a sus asuntos y dejaban todo tirado por cualquier sitio. Por parte de Battler eran sobre todo libros, ya fueran aquellos que alguna vez leyó como algunos nuevos que prometieran contener algo de información útil para sus propósitos; por parte de Vis, bueno, su hermano era el que parecía más ama de casa que nada y aún así, dejaba más tiradero del que parecía recoger en casa.
– Fue solo un comentario inocente, aunque si te hace feliz diré todo lo contrario pero en el fondo seguirán siendo halagos – le miro de manera fija y puso una cara más seria a la que llevaba hasta esos momentos – en eso tienes razón, no es que vaya a sonreír todo el tiempo pero con compañía como la tuya es algo inevitable. Otras ocasiones sonrío más que anda por ocultar el dolor de estas almas, o para no preocupar a Vis aunque se que no funciona del todo, es en parte una costumbre que no puedo sacarme tan fácil como quisiera – suspiro – lamento si el que sonría tanto te molesta, pero a cambio de que yo no sonría – una de sus manos dibujo en el aire la forma de una sonrisa como si estuviese en los labios de la bruja – deberás sonreír tu en mi lugar – uno por sonreír y el otro por no hacerlo; Battler se sentía bien ahí con ella, eran como dos piezas de un rompecabezas que son bastante parecidas pero que los pequeños detalles les hacían no encajar en el mismo sitio.
Cuando la campanilla que antes había anunciado su entrada se escucho a lo lejos, noto una ligera tensión el cuerpo de Freyja; él comprendía que se trataba de preocupación por la hermana menor que se encontraba aún en el frente de la tienda sola y aunque se rió por aquello que había dicho sobre ser insoportable opto por terminar de dos sorbos el té que aún le quedaba y mirarle con la disposición de cambiar de tema o hacer otra cosa que distrajera la mente de la bruja de quien se encontraba atendiendo el negocio.
– Ahora quien querrá verte insoportable soy yo, pero no en estos momentos ya que quiero saber ¿Conoces a algún brujo de apellido Blackmelt? – se quedo serió unos segundos, observando a la mayor de las hermanas – He pensado que aquellos que buscaron sellar y acabar con los nuestros pueden tener algo que sirva para descubrir que hacer – hablar de aquellos que se encargaron de matar a todos los suyos no era algo que le agradara, pero si tenia algo que pudiera ayudar sería bueno contar sobre sus desgracias.
Harald Freiss- Hechicero Clase Alta
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Re: El calabozo humano || Privado
Internamente agradeció que el joven le hiciera sonreír. Claro que no se lo diría, eso sería doblar las manos y comenzar a ceder con un desconocido, y desde el fallecimiento de sus padres no había hecho eso, sin embargo poder mantener ese gesto en sus labios, en su cara le resultaba nuevo, nuevo porque era esporádico, y porque aunque fuera extraño, deseaba seguir sonriendo para él. La joven comprendía que la felicidad podía ser momentánea, a cada instante lo vivía, sin embargo con la mirada del caballero la sensación de que podía llegar a ser prolongada la confundía, la aterraba, además, ya no deseaba tener tanta fe en un hombre, resultaban embusteros, mentirosos, todo un peligro. Ella no debía acercarse demasiado a alguno ¡Menos si era atractivo! ¿La estaba embrujando con sus encantos? Tal vez.
- Voy a sonreír tanto como crea sea prudente que lo haga, no me exijas demasiado, y no pidas tampoco, no tienes derecho - Su rostro serio dejaba en claro sus palabras. Freyja actuaba de esa manera, cuando se sentía expuesta buscaba volver a elevar sus murallas para que nadie entraba, eso sin importar que tan grosera podría resultar ser. Su teoría es que nunca más volvería a ver a alguien, así que le daba igual si quedaba bien o no con esa persona. Además, ella estaba trabajando en ese lugar, salvaba vidas, si hacía bien su trabajo su trato personal nadie lo debía cuestionar. Nadie. O al menos eso creía la muchacha.
No lo dijo, nada positivo lo diría, eso permitiría que el hombre creyera estaba avanzando con ella, pero se sentía tan feliz a su lado. Freyja se permitió por un momento (de nuevo), bajar sus murallas, sentirse débil pero al mismo tiempo protegida con él. Habían sido tantos años de hacerse la invencible por su hermana, saber que alguien también estaría para ella le resultaba tentador, lo malo es que la joven necesitaba pasar su vida entera con su hermana pequeña, dado que una silla de ruedas decía demasiado. ¿Battler la iría a ver a casa para pasar tiempo con ellas? El problema era ese, tiempo juntos, tres, no dos como debía ser, como se suponía, pero pensar en dos, en una unión resultaba extraño, muy complicado, era la primera vez que veía a ese muchacho.
Por un momento dejó de pensar y analizar lo que ocurría. ¡Ja! Si, aquello era imposible pero cierto, se dejaría llevar y disfrutaría. ¿Cuántas veces tenía oportunidades así? Sin embargo el cambio abrupto de tema la dejó de nuevo pensativa. ¿De quienes estaban hablando? Freyja conocía ese apellido, en su tierra natal muchos lo portaban pero no tenía idea de que fuera alguien con habilidades sobrenaturales. De todas formas en casa lo revisaría. En una sección secreta guardaba algunos pocos libros (entre otras cosas), que había recuperado de sus padres, nombres importantes de familias de brujos, de vampiros, de licántropos, incluso registros de fantasmas que se habían cruzado en su vida.
- No lo recuerdo - Mencionó con tono de voz bastante bajo - Pero si deseas podemos investigar, Var y yo conocimos hace poco a un viajero, el hombre tiene el poder de transportarse y andar con rapidez, es nuestro amigo, y aunque es vampiro es una criatura noble, quizás podríamos pedirle que investigue en alguna ciudad en especifico. No pide mucho a cambio, a veces le doy dos bocanas de sangre, mía porque Var no puede dar demasiado, se enferma fácil, o le conseguimos donadores, no le gusta matar - Se encogió de hombros - Puedes darme más referencias y sería más fácil que investigara - Bebió otro poco del tema y luego se acomodó sobre la mesa, sentada, observándolo y esperando a que él joven se decidiera.
- Voy a sonreír tanto como crea sea prudente que lo haga, no me exijas demasiado, y no pidas tampoco, no tienes derecho - Su rostro serio dejaba en claro sus palabras. Freyja actuaba de esa manera, cuando se sentía expuesta buscaba volver a elevar sus murallas para que nadie entraba, eso sin importar que tan grosera podría resultar ser. Su teoría es que nunca más volvería a ver a alguien, así que le daba igual si quedaba bien o no con esa persona. Además, ella estaba trabajando en ese lugar, salvaba vidas, si hacía bien su trabajo su trato personal nadie lo debía cuestionar. Nadie. O al menos eso creía la muchacha.
No lo dijo, nada positivo lo diría, eso permitiría que el hombre creyera estaba avanzando con ella, pero se sentía tan feliz a su lado. Freyja se permitió por un momento (de nuevo), bajar sus murallas, sentirse débil pero al mismo tiempo protegida con él. Habían sido tantos años de hacerse la invencible por su hermana, saber que alguien también estaría para ella le resultaba tentador, lo malo es que la joven necesitaba pasar su vida entera con su hermana pequeña, dado que una silla de ruedas decía demasiado. ¿Battler la iría a ver a casa para pasar tiempo con ellas? El problema era ese, tiempo juntos, tres, no dos como debía ser, como se suponía, pero pensar en dos, en una unión resultaba extraño, muy complicado, era la primera vez que veía a ese muchacho.
Por un momento dejó de pensar y analizar lo que ocurría. ¡Ja! Si, aquello era imposible pero cierto, se dejaría llevar y disfrutaría. ¿Cuántas veces tenía oportunidades así? Sin embargo el cambio abrupto de tema la dejó de nuevo pensativa. ¿De quienes estaban hablando? Freyja conocía ese apellido, en su tierra natal muchos lo portaban pero no tenía idea de que fuera alguien con habilidades sobrenaturales. De todas formas en casa lo revisaría. En una sección secreta guardaba algunos pocos libros (entre otras cosas), que había recuperado de sus padres, nombres importantes de familias de brujos, de vampiros, de licántropos, incluso registros de fantasmas que se habían cruzado en su vida.
- No lo recuerdo - Mencionó con tono de voz bastante bajo - Pero si deseas podemos investigar, Var y yo conocimos hace poco a un viajero, el hombre tiene el poder de transportarse y andar con rapidez, es nuestro amigo, y aunque es vampiro es una criatura noble, quizás podríamos pedirle que investigue en alguna ciudad en especifico. No pide mucho a cambio, a veces le doy dos bocanas de sangre, mía porque Var no puede dar demasiado, se enferma fácil, o le conseguimos donadores, no le gusta matar - Se encogió de hombros - Puedes darme más referencias y sería más fácil que investigara - Bebió otro poco del tema y luego se acomodó sobre la mesa, sentada, observándolo y esperando a que él joven se decidiera.
Var/Freyja Vadin- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/10/2013
Re: El calabozo humano || Privado
Ante la reacción de la bruja, dejo la taza de té que ya había terminado y elevo las manos al aire con un gesto de fingida inocencia en el rostro. No apartaba la mirada de ella, comenzaba a sentir mucha más confianza y calidez en aquel lugar, como si fuera un viejo conocido o alguien que esta seguido en un lugar de esos. Era curiosa la manera en que ella se mostraba fuerte y decidida por eso fue que no dijo nada cuando dejo en claro que haría lo que ella quisiera y no lo que el brujo le pidiera. Era comprensible eso, justo como Freyja decía, él no tenía ningún derecho a pedir cosas de parte de la bruja y aún así lo hacía.
– No soy quien para exigirte, solo lo he dicho en broma así que no te tomes tan enserio todo lo que digo – soltó una risotada – la mayoría de las ocasiones son un completo torpe así que… – se encogió de hombros, buscando quitarle tensión o posible problemas al asunto de las sonrisas. Era después de todo un asunto sin importancia real a vista de Battler y no quería salir mal parado de su encuentro con esa bruja solo por una sonrisa y unas palabras mal encausadas.
Por temor a que sus tonterías pudieran causar una mala impresión en quien querría considerar desde ese momento y en adelante una importante aliada, si es que se enfocaba en no buscar algo más de ella que eso; fue que cambio el tema. Uno más personal, demostrado de esa manera que estaba confiando plenamente en ella y en su hermana para ser participes de su libertad, si es que algo así existía realmente tanto para el como para Vis.
El sencillo acto de pronunciar aquel maldito apellido le dejo un sabor desagradable en la boca, toda la calidez que estaba sintiendo hasta esos momentos se desvaneció con la idea de que cerca de ellos existiera algún Blackmelt, una persona que llevara aquella sangre que se encargo de dejar como únicos sobrevivientes de su estirpe a Vis y Battler.
Sus ojos se enfocaron en los de Frejya, aguardando a que buscara en sus recuerdos algún nombre similar o si es que era conocidos suyos algún grupo de esa familia. Valía la pena intentar todo, aunque fuera a ser al final de todo una decepción; al menos sabría que hizo lo que debía por encontrar la venganza en nombre de toda su familia. Ante la respuesta de la fémina, suspiro. Nuevamente llegaba hasta ningún lado, pero ante el ofrecimiento de la bruja, sonrió.
– No sería necesario que tu le dieras sangre a ese vampiro, yo me encargaría de traer hasta ti a la mujer u hombre que el desee para alimentarse – sus ojos se iluminaron con la posible esperanza de encontrar a alguien de aquella familia y poco a poco, eliminarlos a todos – Lo único que sabemos es que es una gran familia de brujos, vienen de Escocia y es todo lo que sabemos. Eramos unos niños cuando se encargaron de asesinar a los nuestros, gracias a ellos es que tenemos estas almas dentro y he pensado, además de que deseo verlos sufrir, que alguno de ellos debería saber acerca de como librarnos de todo esto – enfoco su vista en la taza vacía – es probable que tengan la respuesta así que te agradecería que me ayudaras, no importa lo que daba pagarte Freyja, no importa lo que deba hacer. Quiero encontrarles y librarnos de esta maldición, por mi hermano y sé que me comprendes – levanto la vista para encontrarse con la ajena, estaba decidido a hacer todo cuanto fuera por salvar a Vis, por vengarse y de ser posible, tener la oportunidad de finalmente acercarse a alguien sin temer en lastimarle.
– No soy quien para exigirte, solo lo he dicho en broma así que no te tomes tan enserio todo lo que digo – soltó una risotada – la mayoría de las ocasiones son un completo torpe así que… – se encogió de hombros, buscando quitarle tensión o posible problemas al asunto de las sonrisas. Era después de todo un asunto sin importancia real a vista de Battler y no quería salir mal parado de su encuentro con esa bruja solo por una sonrisa y unas palabras mal encausadas.
Por temor a que sus tonterías pudieran causar una mala impresión en quien querría considerar desde ese momento y en adelante una importante aliada, si es que se enfocaba en no buscar algo más de ella que eso; fue que cambio el tema. Uno más personal, demostrado de esa manera que estaba confiando plenamente en ella y en su hermana para ser participes de su libertad, si es que algo así existía realmente tanto para el como para Vis.
El sencillo acto de pronunciar aquel maldito apellido le dejo un sabor desagradable en la boca, toda la calidez que estaba sintiendo hasta esos momentos se desvaneció con la idea de que cerca de ellos existiera algún Blackmelt, una persona que llevara aquella sangre que se encargo de dejar como únicos sobrevivientes de su estirpe a Vis y Battler.
Sus ojos se enfocaron en los de Frejya, aguardando a que buscara en sus recuerdos algún nombre similar o si es que era conocidos suyos algún grupo de esa familia. Valía la pena intentar todo, aunque fuera a ser al final de todo una decepción; al menos sabría que hizo lo que debía por encontrar la venganza en nombre de toda su familia. Ante la respuesta de la fémina, suspiro. Nuevamente llegaba hasta ningún lado, pero ante el ofrecimiento de la bruja, sonrió.
– No sería necesario que tu le dieras sangre a ese vampiro, yo me encargaría de traer hasta ti a la mujer u hombre que el desee para alimentarse – sus ojos se iluminaron con la posible esperanza de encontrar a alguien de aquella familia y poco a poco, eliminarlos a todos – Lo único que sabemos es que es una gran familia de brujos, vienen de Escocia y es todo lo que sabemos. Eramos unos niños cuando se encargaron de asesinar a los nuestros, gracias a ellos es que tenemos estas almas dentro y he pensado, además de que deseo verlos sufrir, que alguno de ellos debería saber acerca de como librarnos de todo esto – enfoco su vista en la taza vacía – es probable que tengan la respuesta así que te agradecería que me ayudaras, no importa lo que daba pagarte Freyja, no importa lo que deba hacer. Quiero encontrarles y librarnos de esta maldición, por mi hermano y sé que me comprendes – levanto la vista para encontrarse con la ajena, estaba decidido a hacer todo cuanto fuera por salvar a Vis, por vengarse y de ser posible, tener la oportunidad de finalmente acercarse a alguien sin temer en lastimarle.
Harald Freiss- Hechicero Clase Alta
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