Felicity Shalott-Banshee

DATOS BÁSICOS

DESCRIPCIÓN FÍSICA

Es más alta que la media de las jóvenes (mide 1,75 m) y esbelta, de medidas proporcionadas, dedos finos y de piernas ágiles. Es muy pálida de piel y muy ojerosa debido a su miedo errático a dormir, lo que unido a sus ojos azules grisáceos y su largo y enmarañado pelo rubio cenizo le da una apariencia de moribunda y loca, algo que no es muy dudoso. Siempre lleva pintada la zona comprendida entre las cejas y la zona alta de la nariz de colores oscuros a modo de máscara o antifaz, aunque a veces también se pinta de colores llamativos. Suele sonreír poco pero con mucha dulzura, y aunque esté contenta en sus ojos hay un deje perpetuo de soledad y tristeza. Tiene tendencia a vestir de una manera bastante formal y sobria, aunque con complementos bastante vistosos o confeccionados por ella misma, lo que acentúa su apariencia de desvariada.

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Siempre callada y ausente desde pequeña, esas características se agudizaron tras el maltrato de su familia adoptiva y su posterior ingreso en un centro psiquiátrico, lo que le provocó desvaríos psicóticos, volviéndola agresiva, paranoica y psicótica depresivo-maniaca; aunque para ella no son problemas sino ventajas de adaptación a una sociedad diferente a la suya. A pesar de ello, es educada, buena consejera y servicial, y no duda en ayudar si está en su mano. Tiene el defecto o la virtud de estar siempre en el lugar y el momento más inoportuno, aunque ella lo ve como una oportunidad nada desdeñable de ayudar a quien lo necesite. Es muy leal y honesta, incluso rayando lo visceral. Siempre que se enfada sonríe con acidez y le gusta hablar con sarcasmo. Le molesta la gente hipócrita e ignorante, hasta el punto de que se vuelve brusca.

HISTORIA

Nacida en el seno de una familia de clase media de la zona rural de Lancaster, nunca conoció a su familia biológica. Se dice que su padre, bebedor empedernido que nunca desdeñaba una partida, abandonó a su familia dejándoles en el borde de la miseria. Su madre, acosada por los deudores y con tres hijos más que mantener, ve en Lady Copperfield, antigua señora de su madre y mujer de saber, la solución a la manutención de ese pequeño vástago no deseado. Lady Copperfield, señora de las de antes, supersticiosa y avara, ve en esa pequeña niña silenciosa la oportunidad de hacer realidad sus más extravagantes supersticiones. Sabedora de que la abuela de la niña era, como poco, peculiar y magnífica conocedora de hierbas y ungüentos, pacta con la madre de la niña un macabro destino para esta: venderla cual mula de carga para ser criada en su casa haciéndola pasar por la nieta que nunca tendrá y servir a su servicio llegado el momento. Poco o nada se sabe después de que deja a su familia y se embarca en un viaje fatigoso hasta el que sería su hogar a partir de entonces, la bella y misteriosa Hungría. Diferente a los demás, callada y agresiva, la presencia de la pequeña niña no era del agrado de Lord Grisam Wells, el superfluo y frívolo hijo de Lady Copperfield, que ve realizada en esa siniestra niña la más macabra de las divagaciones de su madre. Tampoco gusta de su presencia la maniática esposa de Lord Grisam, Lady Anne-Lisse, que piensa que esa inocente y tímida pequeña puede perturbarla de mil formas. Criada como una dama más pero sin olvidar lo extraño de su ser, es abandonada por la que creía su madre a los seis años cuando esta se da cuenta de que tiene cualidades que resultarían peligrosas para la convivencia. Errante, sola y con media alma en la tumba, es encontrada y cuidada por una familia zíngara que ve en ella algo especial a la par que peligroso. Vive en un estado de dicha ficticia entre mercados ambulantes y circos hasta que es internada en el “Centro de Reeducación de Damas” de Londres a los doce años por orden de Lord Grisam Wells, enterado del plan ejecutado años atrás por su mujer y presa del miedo por poder ser recriminado ante la sociedad o de que Felicity vuelva con su familia biológica y la misma tome represalias. Acusada de loca y ladrona, y sin que nadie le explique porque está ahí, cae en un estado maniático-depresivo por el maltrato sufrido. La única cosa que recuerda en esos momentos y le consuela el alma es la observación dada por Ma. Eve antes de arrancarla de su lado "Cuida de ti, porque nadie lo hará". Consciente de ser diferente a las demás pasa los siguientes años de maltrato aislada en su mundo, estudiando cómo puede y ayudando con los pocos remedios de los que dispone a las demás internas; las cuales, debido a su malestar mental o a su indiferencia existencial no parece importarles las características peculiares de su atípica compañera. En ese “Centro de Reeducación de Damas”, donde casi todas son marginadas sociales o damas de alta alcurnia a las que sus familias buscan una redención cuanto menos práctica a sus excesos, encuentra parte de esa vida esencia que tuvo siempre pero que nunca entendió por estar demasiado ocupada en sobrevivir. A los dieciocho años es dada de alta (algo dudoso debido a su estado mental permanente perturbado) y aprovecha ese año para aumentar sus conocimientos, mejorar sus aptitudes y volver a Hungría a reencontrarse con la que ella considera su verdadera familia adoptiva. Llegada a lo que sería su antiguo hogar se encuentra con que todos han huido, o quizás emigrado, a otros países y otros lugares. Entre ellos, París...

DATOS EXTRA

• Su mascota es una rata gris llamada Thea.
• Sufre androfobia y cierto grado de misoginia, aunque la convivencia con las chicas del
“Centro de Reeducación de Damas” atenuó esta última.
• Le encanta el té de vainilla con caramelo.
• Suele llevar un estilete escondido en alguna parte de su ropa.
• Siempre que se pone nerviosa come caramelos de café con leche.

gracias a αgusτınα• de sourcecode