Mascaras de la lujuria y la discordia (Libre, +18)

Había llegado a París con la intención de hacer unos trabajos, y de aun amigo quien me envió una invitación para una gran fiesta que se haría en el antiguo palacio Royal en París... ese palacio albergaba en un principio a toda la realeza francesa, pero dado los acontecimientos solo quedaban burgueses y la aristocracia francesa, los cuales se reunían en este recinto de carácter gótico y bastante bello a decir verdad.
No todos podían llegar aquí dado lo lejano de la ciudad y de la gente pobre que habitaba los alrededores, por lo que la aristocracia europea podía llegar en calma y sin problemas a que la chusma los viniese a molestar a sus lujosos bailes y ostentosas comidas exóticas.

¿Porque venia? era mi oportunidad de reivindicarme entre esta sociedad clasista y que mejor que en una fiesta francesa de mascaras, donde ocurría de todo dentro de lo que se imaginaba... los aristócratas solían venir solos, o en cierta manera solteros a estas fiestas y pues como era símbolo del edificio, lo que pasaba en el Royal... se queda en el Royal.
Ya eran las 21.00 hrs. y la fiesta ya había comenzado, no quise venir con esas molestosas pelucas de la época que juntaban pulgas y otros bicharracos dado la escasa limpieza de la sociedad actual, así que me vestí como yo solía hacerlo, con la elegancia que destacaba al conde von Percy de la old England.
Llegue en mi carroza, con mi conductor de confianza, Michael Collinwood, el era ya de la familia y venia siempre conmigo a mis viajes de negocios o de placer...
- Déjame aquí Michael... sé como llegar donde la chusma burguesa... -
le dije riendo al ver de lo lejos la marcha fúnebre que significaba ver a una clase social ya casi extinta disfrutando de sus últimos placeres carnales, la música se oía fuerte y palpitante entre pianos y una orquesta que cantaba para los aristócratas bellas piezas clásicas.
Venia leyendo un libro de un escritor Ruso, León Tolstoi, quien se me hacia bastante interesante, deje el libro en la carroza y me dispuse a bajar de el.
- Michael no vengas por mi... sabes que sé como llegar a casa... gracias por venir a dejarme... -

Camine en dirección hacia la fiesta de mascaras, con una que tapaba la mitad de mi rostro, y solo dejaba ver mis ojos, si la ocasión lo ameritaba...
Me encontré con la condesa de Portugal, doña Steilla di Ribeiro a quien conocía por algunos encuentros sexuales pasados...
- ¿Como esta, madame di Ribeiro?... tanto tiempo sin verla. -
le dije mientras besaba su mano en una reverencia delicada...
Me contaba que no estaban tan bien, y que el temor les inundaba la mente dado lo acontecido en Francia, que Europa entera temía a represarías.
- No tema, madame di Ribeiro... este lugar es una fortaleza de la arquitectura, y no cuente con que esa chusma a la que uds. temen por alegar por sus derechos venga a pisar estos lugares... hahahaha... - le dije en un tono irónico sin duda, la verdad es que estar entre esta aristocracia me apestaba... pero era una buena oportunidad para reivindicarme socialmente, como se debía aquí en Francia...

Dejé a la señora di Ribeiro seguir con su camino y me dispuse a fumar un poco de tabaco, ya pronto entraría pues ya la fiesta parecía en su apogeo...
Discordia...

" La luna, dulce y bella amiga, cobijaba mi podrida inocencia, me dejaba ver que no era el único que tuvo que abrir los ojos..."

Había entrado al vals... bello baile pero nada pueblerino si así quería decirse.. me gustaba el un, dos, tres de sus compases, me gustaba como giraba la gente entre tanta persona y los tumultos que se formaban, sin necesidad de chocar ni tomarse uno con otro...
Terminado mi tabaco me dispuse a observar la supuesta grandeza del palacio real, donde albergaba a toda esta manga de siuticos inexpertos de la vida, pero bueno... ya estaba acá, y Michael ya se había ido, me daba flojera devolverme - si, era bastante indeciso en estas pseudo-reuniones sociales... me molestaban los tumultos. -
.

- Porque se fue Michael... uhm... - me decía tratando de sacar un pañuelo, algo mañoso la verdad...

Veía risas cínicas, mujeres tapadas de pies a cabeza de maquillaje y polvos extraños pero algo si debía destacar era que habían mujeres muy bellas, era sin duda mujeriego pues me encantaba la figura femenina, pero optaba por la figura natural de una mujer que muñecas de felpa...

- Vaya vaya... mucha dama bella sin duda... - decía mientras miraba a unas señoritas pasar...

Podría ser bueno entrando a la fiesta, me ubique cerca de una mesa, donde habían unas copas de champagne, me senté cerca de un asiento de cuero y madera nogal rojizo, las estatuas de oro y plata que rodeaban a la jerarquía borbonica eran imponentes, los candelabros de plata y las luces que se dejaban brillar por hermosos ventanales de colores a la cima del palacio. A veces oía conversaciones de negocios y mujeres entre hombres de importancia a mi alrededor... infidelidades y quiebras de proyectos pequeñoburgueses, no todo lo que se veía de la realeza, era realeza tal, a veces brillaba a defecación en vez de oro macizo...

Pero bueno... a disfrutar!

Había notado que una dama de bella investidura se había acercado a mi, la mire directo a sus ojos, galante le sonreí... no la conocía ni jamas la había visto pero me agrado su sonrisa, tenia un aire de bondad que en años no había visto... - tal vez me equivocaba, solía embobarme rápidamente con mujeres - pero preferia equivocarme y disfrutar... que estar otra noche solo...