Florence Vekel.

DATOS BÁSICOS

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Florence es amable, hospitalaria y amistosa. Dado que acepta muy bien las responsabilidades es una buena organizadora de asuntos sociales aunque no se caracteriza por ser muy sociable. La compasión por los demás es un rasgo sobresaliente de su personalidad y por lo mismo puede ser contradictoria ya que no lo expresa en voz alta. Es práctica, sin embargo, idealista e intuitiva, capaz de entregar una devoción desinteresada a alguien que amas, pero muchas veces esperando recibir algo a cambio. Es también franca, metódica, y cree en el orden de las cosas para mantener un equilibrio adecuado. Su honestidad es casi brutal y se excusa en su edad para aquel mal comportamiento.

Posee una tendencia obsesiva a terminar lo que empieza. Le gusta usar el lápiz para demostrar su creatividad y lo hace a través de una serie de dibujos que sólo su padre ha visto. Siempre está buscando una oportunidad de investigar lo desconocido, ya sea a través de la lectura o hacer muchas preguntas; también usar y mostrar sus habilidades para encontrar el propósito y el significado de su vida. Le gustaría crecer y convertirse en alguien sabio para poder entender a la gente y las cosas. Disfruta de la privacidad para reponer su energía y sin dudas tiene una manera única de pensar, intuitiva y reflexiva, que muchas veces la absorbe y la aísla un poco del resto.

Florence es también oscura, aborrece a los humanos y prefiere la compañía de los sobrenaturales sin importar a qué raza pertenezcan. Prefiere vivir de noche y casi actúa como una vampiresa pese a ser humana. Le gusta el modo en que se ve y toma ventaja de eso, suele incentivar sus atributos para sacar provecho y utilizar este poder a su favor. Tiene el encanto de la juventud, es despreocupada y observadora, esto último es lo que le permite identificar las características de cada persona lo que finalmente termina por servirle para dividirlos en categorías. Desde muy pequeña aprendió que hay personas, relaciones, creencias o valores que son necesarias dejar ir, todo para un bien mayor.

HISTORIA

El día en que nació Florence fue también el día en que murió su madre y el alma de su padre. Vivían entonces al sur de Noruega y tenían un hijo llamado Livet de dos años que tenía muchos problemas de salud además de un crecimiento lento para un muchachito de su edad. Era el comienzo del verano cuando empezó el trabajo de parto y pese a tener la ayuda suficiente, nada sirvió para detener la hemorragia que finalmente terminó con la vida de aquella mujer francesa que había incluso cambiado de país por amor. Desde entonces, el padre de Florence se convirtió en un hombre sombrío y taciturno que pasaba más tiempo bebiendo que trabajando; tanto, que fue después de salir de una taberna cuando perdió el equilibrio y también la vida.

Los nuevos huérfanos no tenían más familia que una tía abuela que los recibió sin muchas ganas. Florence de 1 año y Livet de poco más de 3 fueron siempre un estorbo para quien apenas era capaz de cuidar de sí misma; la mala suerte que parecía acompañarlos se demostró una vez más cuando aquella vieja murió a las pocas semanas de que los niños llegaran a esa casa. Ahora, sin más parientes que pudieran hacerse cargo, todo lo que les quedaba era terminar en un orfanato. Fue la intervención de un hombre que compartía apellido con los pequeños quien cambió el destino de ambos, Kristian Vekel, de aspecto extraño y por sobre todo atractivo, adoptó a los chiquillos y se los llevó a su hogar sin dar más explicaciones. Sólo mucho tiempo después, cuando ambos eran lo suficientemente maduros para comprender las palabras que él decía, es cuando les explicó su verdadera naturaleza y también el parentesco que poseían.

La muerte de Livet fue un acontecimiento duro pero de cierto modo esperable, con el paso de los años su salud se hacía cada vez más frágil y sólo fue cosa de tiempo hasta que se apagara lentamente. Desde aquel momento fueron sólo ellos dos –al menos ella así lo veía- y la figura de Kristian se transformó en algo cada vez más paternal. Florence conoció el mundo sobrenatural y se encantó de ello, reclamaba para poder dormir de día y vivir de noche tal como hacía su padre, disfrutaba viajar con él y tomarle de la mano siempre que alguna mujer se acercara; durante el verano sufría si su piel tomaba algo de color y sus juegos consistían en cazar humanos representados por las muñecas de porcelana que terminaban quebradas. La infancia de la pequeña Flor con seguridad fue distinta a la de cualquier niña, pero eso no la hacía menos feliz o menos completa. Su educación fue incluso más amplia, era capaz de hablar con los adultos sin temerle y cuando se transformó en una jovencita, las decisiones de su vida estaban a su propio cargo.

Tenía 16 años cuando conoció, en Paris, a las cortesanas que atendían los burdeles. Aquellas mujeres de trajes reveladores y personalidades chispeantes le parecieron poderosas y fuertes, justo en lo que ella quería también convertirse. A escondidas de todos quienes tenían sus ojos encima es que comenzó a escaparse para frecuentar el sector donde se intercambiaba sexo por dinero y fue en una de esas noches que tuvo, indirectamente, a su primer cliente. La muchacha caminaba por esas calles que nadie quiere frecuentar, se había quitado la capa poco antes y ahora revelaba un escote que dejaba ver los pequeños atributos que su cuerpo flacucho poseía; el joven tenía unos pocos años más que ella, varias copas de alcohol que le daban un evidente estado festivo. La convenció de ir hasta una habitación que casi se caía a pedazos y ahí entre palabras innecesarias de un futuro amor le arrebató lo único de virtud que le quedaba.

La carrera de cortesana de Florence comenzó con un intercambio doloroso por el que no recibió dinero, pero que la dejó con un interés creciente por lo único que podía hacerle sentir verdaderamente superior a otros. Ahí no era una simple muchacha más ni una humana del montón. Cuando ella decidía qué se hacía o qué no, era verdaderamente capaz de tener entre sus manos a alguien más. Y aquello era todo lo que siempre había deseado.

DATOS EXTRA

- Tiene alergia a: leche, huevo, soja, trigo, pescado, maní, nuez y mariscos.
- Le gusta la carne poco cocida y tomar vino a escondidas de su padre.
- Nunca ha tenido una mascota pese a que le gustan bastante los gatos.
- No le agradan los viajes en barco ni las grandes extensiones de agua.
- Siempre se refiere a Kristian como su padre pese a que lo llama por su nombre y no como “papá”.
- Increíblemente se maneja muy bien con la espada.

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