AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Mornings are always different || Privado
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Mornings are always different || Privado
por Ainhoa G. Fugger Jue Dic 05, 2013 8:48 pm
“Es a fuerza de observación y reflexión que uno encuentra un camino.”
—Claude Monet
Se había levantado muy temprano, como siempre, antes de que el sol tocara el cielo, ella estaba despierta, caminando entre la oscuridad por aquella gran mansión que desde hace algunos meses, que se había vuelto un año, vivía en un pequeño cuarto, en el área de servicio, tenía una pequeña habitación, acondicionada con lo necesario para no necesitar ir a casa de sus padres, aun así, estaba acostumbrada a verlos al menos dos días por semana, en ocasiones se escapaba, cuando todo estaba en silencio y en paz, se adentraba a los caminos oscuros de parís, solamente para cerciorarse de que sus padres estuvieran en un buen estado.—Claude Monet
Qué triste era escuchar las historias de los Fugger, de su vida exitosa, que solamente deslumbraba en un pasado llenos de riquezas perdidas. Ainhoa sentía lastima, dolor de lo que había quedado para ellos, hubiera querido que sus antepasados hubieran pensado mejor en sus inversiones, tal vez así, la vida de ellos hubiera sido diferentes y Ainhoa estuviera con vestidos de lujo, empleados detrás de ella buscando la solución para todos sus caprichos, pero no, esa no era su vida. La mujer de cabellos castaños era la fiel sirvienta de una bruja, a quien parecía idolatrar con gran entusiasmo. Ese gusto de ella por el misticismo hacia que estuviera detrás de ella, ayudándola en todo lo posible, no importaba la grandeza del asunto, ella estaría junto a la bruja, manchándose las manos de barro, para que ella no lo hiciera.
Danzaba en aquella mansión aun sumida en la oscuridad, cada una de las cosas que debían hacer, estaban programadas en su rutina y con maestría las realizaba, en ocasiones con perfección, en otros momentos, algunos errores pequeños se le escapaba, era humana, se equivocaba, como sus antepasados se equivocaron en sus inversiones, pero por suerte ella los podría corregir, daba todo para no perder aquel trabajo. Preparo todo para que la señorita Delacroix se levantara a primera hora, con todo ya organizado, ella no necesitaba mover un solo dedo, Ainhoa lo haría todo con gusto.
— Buenos días, señorita — dijo en un todo tranquilo, algo entusiasmada, por ver el rostro de la bruja, quien parecía haberse levantado de buen humor o eso era lo que ella podía ver a lo mejor estaba equivocada y la mujer se había levantado con el pie izquierdo. Estaba allí, cerca de la puerta, con las manos entrelazadas, su vestido sencillo, estaba inmóvil, el color azul marino la hacía resaltar, su cabello recogido por un moño, le sumaba unos cuantos años de los que verdaderamente tenia. — ¿Cómo ha dormido hoy? — pregunto con rapidez, agilizando su cuerpo para ayudarla a terminar de comenzar el día.
Ainhoa G. Fugger- Humano Clase Media
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Re: Mornings are always different || Privado
por Angelique Delacroix Dom Dic 08, 2013 10:26 pm
Parpadeó en medio de la oscuridad en aquel cuarto lleno de lujos de su mansión. Era Domingo por la mañana, la bruja gustaba de dormir más que sus ocho horas reglamentarias, ella creía que de poder descansar y relajarse todo lo posible, le daría más juventud, pero lo cierto es que tenía otros métodos si ese básico no funcionaba. La rubia movió su cuerpo intentando desperezarlo. Estiró sus piernas, incluso movió las sabanas para que sólo le taparan las piernas, se recargo en una almohada y suspiró recogiendo su cabello en una especie de cebolla. Por lo visto se había levantado incluso antes que su sirvienta.
La rubia recordaba la noche anterior, había sido más que buena, se había hecho de nuevos aliados, unos importantes, de renombre, pero no dirá sus nombres hasta hacerlo más desgarrador. Ella era así, haciendo entradas, espectáculos dignos de recordar entre el pueblo, atemorizando a la gente para tenerlos bajo su mando, si podía incrementar eso gracias a sus aliados, sin duda le haría la vida mejor, mucho más alegre; escuchó los pasos delicados de una persona aproximarse, la bruja sabe de quien se trata, es la única que tiene acceso a esas zonas de la mansión, por lo que no se preocupa, de hecho la ve entrar a correr las cortinas finas, gruesas y oscuras que impedían la entrada de la luz del sol. Sonrió de medio lado al ver a la pulcra sirvienta frente a sus ojos, aunque no le agrade su color de piel, la tiene para lo que le sirve: los cuidados de su hogar.
- Buenos días, Fugger - La estudiaba sin perder detalle de cada rasgo de la humana, en realidad, cuando la joven criada no le sirviera, la sacrificaría en medio de un ritual para poder incrementar sus poderes, a sus demonios les encantaban las almas poco corrompidas, les parecía morboso poder oscurecerlas, incluso a la poderosa bruja le parecía interesante ver ese proceso. Por el momento no se debe de pensar en eso. - Dormí excelente, sabes bien que eso se debe hacer todas las noches - Su cuerpo decidió abandonar la cama, se levantó disfrutando de la suavidad de la alfombra colocada en el piso de su alcoba, su figura llamaba la atención porque podía verse la silueta gracias al sol y la tela fina de su bata.
- ¿El desayuno se encuentra listo? Quiero huevos tibios, sabes que son mis favoritos, un poco de leche, sin natilla - A veces recordar que le gustaba para el desayuno, o entre otras cosas le resultaba insoportable, pero dado los buenos resultados de la pche anterior, se comportaría - ¿Ha llegado correo? La modista vendrá hoy para hacerme algunos vestidos, de una vez te informo que te hará unos nuevos a ti también, porque quizás salgamos fuera del país, así que vete preparando - No, no le estaba dando opción para pensárselo, simplemente le informaba que se irían, y ella iría para tener todo listo a la bruja; se sentó en la mesa cerca de la ventana que tenía en su cuarto - ¿Mi tina se encuentra lista? - La volteó a ver seria.
La rubia recordaba la noche anterior, había sido más que buena, se había hecho de nuevos aliados, unos importantes, de renombre, pero no dirá sus nombres hasta hacerlo más desgarrador. Ella era así, haciendo entradas, espectáculos dignos de recordar entre el pueblo, atemorizando a la gente para tenerlos bajo su mando, si podía incrementar eso gracias a sus aliados, sin duda le haría la vida mejor, mucho más alegre; escuchó los pasos delicados de una persona aproximarse, la bruja sabe de quien se trata, es la única que tiene acceso a esas zonas de la mansión, por lo que no se preocupa, de hecho la ve entrar a correr las cortinas finas, gruesas y oscuras que impedían la entrada de la luz del sol. Sonrió de medio lado al ver a la pulcra sirvienta frente a sus ojos, aunque no le agrade su color de piel, la tiene para lo que le sirve: los cuidados de su hogar.
- Buenos días, Fugger - La estudiaba sin perder detalle de cada rasgo de la humana, en realidad, cuando la joven criada no le sirviera, la sacrificaría en medio de un ritual para poder incrementar sus poderes, a sus demonios les encantaban las almas poco corrompidas, les parecía morboso poder oscurecerlas, incluso a la poderosa bruja le parecía interesante ver ese proceso. Por el momento no se debe de pensar en eso. - Dormí excelente, sabes bien que eso se debe hacer todas las noches - Su cuerpo decidió abandonar la cama, se levantó disfrutando de la suavidad de la alfombra colocada en el piso de su alcoba, su figura llamaba la atención porque podía verse la silueta gracias al sol y la tela fina de su bata.
- ¿El desayuno se encuentra listo? Quiero huevos tibios, sabes que son mis favoritos, un poco de leche, sin natilla - A veces recordar que le gustaba para el desayuno, o entre otras cosas le resultaba insoportable, pero dado los buenos resultados de la pche anterior, se comportaría - ¿Ha llegado correo? La modista vendrá hoy para hacerme algunos vestidos, de una vez te informo que te hará unos nuevos a ti también, porque quizás salgamos fuera del país, así que vete preparando - No, no le estaba dando opción para pensárselo, simplemente le informaba que se irían, y ella iría para tener todo listo a la bruja; se sentó en la mesa cerca de la ventana que tenía en su cuarto - ¿Mi tina se encuentra lista? - La volteó a ver seria.
Angelique Delacroix- Hechicero Clase Alta
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Re: Mornings are always different || Privado
por Ainhoa G. Fugger Vie Ene 10, 2014 10:47 am
“Se triunfa con lo que se aprende.”
— Gabrielle Coco Chanel
Una pequeña sonrisa, salió de sus labios, mientras esperaba que la bruja terminara de levantarse completamente, sus parpados se cerraban por un corto tiempo, no le gustaba perderse mucho tiempo de lo que pudiera suceder y mucho menos con esa mujer, a la cual, tenía en un altar, le parecía fascinante, intrigante, atrayente, todo rasgo de la señora a quien servía, por eso lo hacía con tanta dedicación y amor, pues le encantaba su trabajo. — El desayuno está listo, dentro de unos minutos — dijo con una voz muy sumisa. Saco un pequeño paquete y varios sobres de un bolsillo escondido entre su falda, que lo utilizaba exclusivamente para guardar mandados u otra cosa que ella considerara de gran importancia, como para no tenerlo en la mano a vista de todos. Su rostro cambio un poco, el semblante de ella pareció cambiar un poco, la tristeza se asomaba, de forma sutil, pero estaba allí presente, al pensar que debía separarse de sus padres.— Gabrielle Coco Chanel
Quiso preguntar a dónde irían, pero prefirió callarse, sería como tentar al peligro, ella lo sabia — Ya está esperando por usted — se refirió a la tina. Quiso añadir algo mas, pero cerro sus labios — Informare a los demás sobre la visita de la modista — inquirió suavemente. Dio unos pasos hacia atrás, dejando que la joven se moviera con libertad en la habitación. Su cuerpo se movía un poco, meciéndose de un lado a otro, con sutileza deseaba preguntarle varias cosas, pero sentía que sería saturarla y agotarle la poca paciencia que podría tener, pero se veía de tan buen humor que reacciono impulsivamente.
— Señorita… — susurro apresurándose a ayudarla a llegar hasta el salón de baño, en donde ya estaba lista la tina preparada para su uso — Me preguntaba… si… — un nudo en la garganta apareció, no podía hablar bien, suspiro largamente, entrecerrando sus ojos algo molesta, consigo mismo. — A lo mejor no seré buena, pero me gustaría aprender de usted y de sus habilidades — la magia le interesaba, sentía que ella le abriría grandes puestas, si sabia como utilizarla, pero su inseguridad la ataba, sentía en su interior que era lo de ella, pero otra parte, la más oscura de su personalidad, le susurraba que nunca lo lograría.
— Bueno, no importa — inquirió algo decepcionada de sí misma — terminare de traerle el desayuno, mientras otra de las doncellas le ayuda con el baño — una débil sonrisa se formo en su rostro, mientras inclinaba su cabeza hacia abajo, con cierta resignación.
Ainhoa G. Fugger- Humano Clase Media
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Re: Mornings are always different || Privado
por Angelique Delacroix Mar Ene 14, 2014 11:16 pm
¿Para que mentir? A Angelique le gustaba su criada. Le encantaba esa juventud que poseía, las ganas de hacer un excelente trabajo, el amor que le ponía a cada una de sus acciones, aunque lo que más le llamaba de ella era su sed por querer aprender. Cada día se mostraba atenta a las rutinas para mejorarlo. Por eso y algunas cosas más no la dejaba ir. Incluso su salario era un poco más elevado que los demás. Para la bruja, que todo le daba igual, era mucho decir que valoraba los esfuerzos realizados por aquella jovencita. en más de una ocasión le mostró sus secretos, era de las pocas que la había visto haciendo magia, por más básica que hubiera sido, sus demás sirvientes se daban una idea, pero nada se comparaba con lo que había visto Ainhoa.
- Una cosa que quede bien clara, muchacha - Le volteó a ver mientras se desvestía, no sentía pudor, de hecho Angelique se sentía orgullosa de su cuerpo. De ese que más de uno quiso o quería tener. - Cuando me hables, sin importar lo que sea, habla con seguridad, detesto el miedo y los titubeos, me encanta exterminarlo, así que te recomiendo que vayas practicando en tu habla - Le dedicó una sonrisa mordaz, la bruja no resistía demasiado, cuando se paciencia se acababa no dudaba con desaparecer aquello que le fastidiaba, tenía el valor para hacerlo, la manera para que los rastros desaparecieran. La mayoría de sus sirvientes le temían, y aunque no deseaba que la morena sintiera temor, podría llegar a infringirlo si no acataba los detalles que la dueña de la mansión estipulaba de forma tan personal.
- La magia no sólo se debe aprender - Se adentró en la tina disfrutando de la sensación del agua acariciando su cuerpo - No se trata de ser bueno o no, simplemente debes aprender a sentirla, si la magia está contigo entonces será más fácil, ella misma te invita a salir, claro que necesitas un entrenamiento, pero ese entrenamiento va después de descubrir que tienes esa llamada blanca u oscura en tu interior - Se encogió de hombros sacando la esponja para comenzar a frotar sus piernas, no necesitaba que alguien más fuera a hacerlo por ella, sabía darse un baño, no era una inútil, además sólo le gustaba que uno lo bañara, y ese no se encontraba cerca, sino de mal nacido buscando su perdición.
- Ve por mi desayuno mientras analizas mis palabras, si sientes que hay un poco de esa chispa en ti, entonces puedo mostrarte un poco de mi magia, sólo debes de saber que la mía no es la más buena, y que si algo sale mal las consecuencias pueden ser graves, debes ser consiente que entrar a este mundo es sencillo si le pones empeño pero jamás podrás volver a salir - Movió el rostro para observar su cuerpo y seguir tallando con aquella esponja.
- Una cosa que quede bien clara, muchacha - Le volteó a ver mientras se desvestía, no sentía pudor, de hecho Angelique se sentía orgullosa de su cuerpo. De ese que más de uno quiso o quería tener. - Cuando me hables, sin importar lo que sea, habla con seguridad, detesto el miedo y los titubeos, me encanta exterminarlo, así que te recomiendo que vayas practicando en tu habla - Le dedicó una sonrisa mordaz, la bruja no resistía demasiado, cuando se paciencia se acababa no dudaba con desaparecer aquello que le fastidiaba, tenía el valor para hacerlo, la manera para que los rastros desaparecieran. La mayoría de sus sirvientes le temían, y aunque no deseaba que la morena sintiera temor, podría llegar a infringirlo si no acataba los detalles que la dueña de la mansión estipulaba de forma tan personal.
- La magia no sólo se debe aprender - Se adentró en la tina disfrutando de la sensación del agua acariciando su cuerpo - No se trata de ser bueno o no, simplemente debes aprender a sentirla, si la magia está contigo entonces será más fácil, ella misma te invita a salir, claro que necesitas un entrenamiento, pero ese entrenamiento va después de descubrir que tienes esa llamada blanca u oscura en tu interior - Se encogió de hombros sacando la esponja para comenzar a frotar sus piernas, no necesitaba que alguien más fuera a hacerlo por ella, sabía darse un baño, no era una inútil, además sólo le gustaba que uno lo bañara, y ese no se encontraba cerca, sino de mal nacido buscando su perdición.
- Ve por mi desayuno mientras analizas mis palabras, si sientes que hay un poco de esa chispa en ti, entonces puedo mostrarte un poco de mi magia, sólo debes de saber que la mía no es la más buena, y que si algo sale mal las consecuencias pueden ser graves, debes ser consiente que entrar a este mundo es sencillo si le pones empeño pero jamás podrás volver a salir - Movió el rostro para observar su cuerpo y seguir tallando con aquella esponja.
Angelique Delacroix- Hechicero Clase Alta
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Re: Mornings are always different || Privado
por Ainhoa G. Fugger Sáb Mar 01, 2014 12:10 am
“ La noche sugiere, no enseña. La noche nos encuentra y nos sorprende por su extrañeza; ella libera en nosotros las fuerzas que, durante el día, son dominadas por la razón.”
— Brassai
— Brassai
Su inseguridad venía siendo, temor mezclado con mucho respeto, no se sentía cómoda mostrándose muy curiosa, hostigando a su Ama a mostrarle el mundo que ella tanto deseaba entrar. Para Ainhoa era muy importante mantenerse a raya, sentía que estaba pasándola, con su interés profundo hacia la magia y sus secretos, pero estaba decidida, había aceptado aquel destino, sabía que tenía lo que se necesitaba, muy en su interior, durmiendo, como el corazón de un dragón, dormitando por años, pero con su fuego vivo y encendido, esperando despertar triunfante, luego de un sueño letargo y largo. Se sentía una drogadicta, era como tener una especie de droga, a la cual quieres tener más acceso, todo por culpa de ella misma, de la señora de la casa.
Ella conocía el mundo de la magia, por libros y relatos, que discretamente guardaba en su interior, lo cual despertaba algo muy dentro de ella, pero sin respuesta alguna, mantenía aquella curiosidad viva, en los temas de brujas y rituales, no las veía como personas malas, como muchos decían, siempre le parecieron mujeres y hombres estudiados, interesantes e intrigantes hasta la medula. El descubrir años después que trabajaba para una bruja, una poderosa; aunque era la única que conocía. La emociono mucho, comenzó a animarse para adentrarse mas allá, así fue como comenzó a buscar más allá de lo cotidiano y ser de más utilidad para la bruja, por el simple hecho de sentir que necesitaba estar al lado de ella, mirando, detallando, guardando en su memoria de forma ansiosa.
Aclaro un poco su garganta, para sonar más segura y firme ante lo que decía, acepto la recomendación, trataría de ponerla en práctica, por eso asintió enérgicamente, mientras aun, en su interior, el respeto y el temor, se mezclaban, sin mostrar claramente quien era quien — Me disculpo, pero no quiero ser atrevida ¿Me entiende? — se mordió el labio inferior suavemente, tenía ganas de callar, pero se decidió a hablar de la forma más tranquila y segura que podría — La respeto tanto, que no puedo evitar sentirlo algo irreal — entrecerró sus ojos, si ella sabía que tenía algo dentro de ella, pero no estaba segura si era algo blanco o negro. En seguida asintió y salió en busca del desayuno de Delacroix.
¿Dentro de ella que habría? Se preguntaba ansiosa, se dio cuenta que se estaba esforzando mucho en tratar de descifrar o que estaba en su interior, no dejaba fluir las cosas, se detuvo en medio del pasillo, suspiro largamente, mientras giraba su cabeza hacia los lados, para ver si alguien estaba cerca, noto que nadie lo estaba, pudo recargar su cuerpo en una de las paredes, perfectamente decoradas con un tapiz exquisito, llevo su mano a su pecho, formando un puño. — Tú tienes la habilidad Ainhoa, te falta es el conocimiento, necesitas que era llama crezca en ti — se decía ella misma con los ojos cerrados, buscaba visualizar algo, en su rango de visión, se vio a ella, su cuerpo desnudo, en medio de la oscuridad — ¿Aceptaras todos los riegos? — claro que lo haría. Pronto se fue acercando, hasta fijar su visión en el pecho, entre sus senos redondos y vírgenes, en donde exactamente tenía en ese momento su mano y allí encontró, algo muy pequeño, minino, comparado con una gran llamarada, pequeñas chispas de una habilidad netamente oscura, pero que si no se aprovechaba pronto, se iría, desaparecería y nunca más regresaría.
Luego de unos minutos, teniendo cinco minutos exactamente de retraso, toco la puerta, antes de entrar, su rostro se veía radiante, estaba feliz porque lo había logrado — Disculpe la tardanza — dijo sin poder evitar seguir con una media sonrisa en sus labios, puso el desayuno en una mesa, en donde ella misma acomodo todos los utensilios de forma adecuada y protocolar, espero que Angelique se sentara a disfrutar su desayuno de primera, mientras ella daba unos ocho pasos hacia atrás, con las manos entrelazadas entre sí, esperando la siguiente orden. No se atrevía a decirle que había descubierto si ella no le preguntaba, estaba ansiosa, pero no quería verse desesperada, por eso ella misma se retaba en la virtud de la paciencia y clama.
Ainhoa G. Fugger- Humano Clase Media
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Re: Mornings are always different || Privado
por Angelique Delacroix Vie Mar 14, 2014 4:40 pm
Con tranquilidad presionaba con aquella esponja algunas zonas estratégicas de su cuerpo. A la bruja le gustaba la limpieza, el estar siempre impecable para ella era un paso más cerca de la perfección, ella ya lo era, pero en su auto exigencia constante siempre buscaría más, y más, y más. Notó también que su cuerpo tenía algunas marcas, moretones que no recordaba, quizás Eliot los había hecho la noche anterior, lo más probable es que así fuera, su “amor” tenía esa manía de dejarle marcas que pudieran dejar en claro que tan suya era, lo que le parecía gracioso, dado que cuando se lo preguntaba lo negaba. De igual forma las ignoró, los vestidos cubrirían eso que para la sociedad era un pecado. Si supieran que poco le importaba lo que pensaban.
Terminó por salir del agua. Se secó con lentitud, lo cierto es que Angelique no tenía ni la mínima prisa por comenzar el día, ya había incluso adelantado pendientes los días anteriores, de esa forma podría tomarse el tiempo necesario para darse las vacaciones que tanto deseaba. Se acomodó la bata de baño alrededor del cuerpo, y también una sobre la cabeza, para que absorbiera toda la humedad. Se sentó en la mesa frente al desayuno. Agregó dos cucharadas de azúcar a su café, y luego sorbió observando por la ventana. El día estaba comenzando muy tranquilo, sin embargo le agradaba, no le gustaba vivir siempre riesgos, también buscaba un poco de paz para disfrutar de todo lo que había logrado, ya fuera por la vía buena o la mala, a fin de cuentas eran logros para ella.
- Por lo que noto hay algo dentro de ti que está buscando la forma de salir – Mencionó con tranquilidad antes de tomar un pedazo de pan y untarle un poco de mermelada de fresa. Se llevó un poco a la boca, masticó con parsimonia y después bebió otro sorbo de café, cuando finalizó por tercera vez aquel ritual, la volteo a ver – Entre los seres sobrenaturales podemos identificar la chispa de magia cuando se altera, el aura, y lo acabas de alterar, tus colores andan inquietos – Aclaró de nueva cuenta, mostrando que era profesional incluso a la hora de identificar a alguien – No le temas a tu magia, ella debe tener a ti, tu eres quien debe controlarla – Se aclaró la garganta y empezó a despellejar su huevo termino medio.
- Ahora bien, si yo te enseño no solo serás mi sirviente, sino que harás las cosas que yo te indique, me obedecerás en todo lo que diga fuera de la mansión, y no titubearás, porque hacerlo es debilidad, y yo no soporto a los débiles a mi alrededor – Aclara de nuevo mostrando una sonrisa de medio lado, una siniestra, mordaz. – Necesitas enfocarte, concentrarte, sabes que puedes ser poderosa, creértela, ese es el primer paso – Volvió su vista al desayuno y siguió comiendo.
Terminó por salir del agua. Se secó con lentitud, lo cierto es que Angelique no tenía ni la mínima prisa por comenzar el día, ya había incluso adelantado pendientes los días anteriores, de esa forma podría tomarse el tiempo necesario para darse las vacaciones que tanto deseaba. Se acomodó la bata de baño alrededor del cuerpo, y también una sobre la cabeza, para que absorbiera toda la humedad. Se sentó en la mesa frente al desayuno. Agregó dos cucharadas de azúcar a su café, y luego sorbió observando por la ventana. El día estaba comenzando muy tranquilo, sin embargo le agradaba, no le gustaba vivir siempre riesgos, también buscaba un poco de paz para disfrutar de todo lo que había logrado, ya fuera por la vía buena o la mala, a fin de cuentas eran logros para ella.
- Por lo que noto hay algo dentro de ti que está buscando la forma de salir – Mencionó con tranquilidad antes de tomar un pedazo de pan y untarle un poco de mermelada de fresa. Se llevó un poco a la boca, masticó con parsimonia y después bebió otro sorbo de café, cuando finalizó por tercera vez aquel ritual, la volteo a ver – Entre los seres sobrenaturales podemos identificar la chispa de magia cuando se altera, el aura, y lo acabas de alterar, tus colores andan inquietos – Aclaró de nueva cuenta, mostrando que era profesional incluso a la hora de identificar a alguien – No le temas a tu magia, ella debe tener a ti, tu eres quien debe controlarla – Se aclaró la garganta y empezó a despellejar su huevo termino medio.
- Ahora bien, si yo te enseño no solo serás mi sirviente, sino que harás las cosas que yo te indique, me obedecerás en todo lo que diga fuera de la mansión, y no titubearás, porque hacerlo es debilidad, y yo no soporto a los débiles a mi alrededor – Aclara de nuevo mostrando una sonrisa de medio lado, una siniestra, mordaz. – Necesitas enfocarte, concentrarte, sabes que puedes ser poderosa, creértela, ese es el primer paso – Volvió su vista al desayuno y siguió comiendo.
Angelique Delacroix- Hechicero Clase Alta
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Re: Mornings are always different || Privado
por Ainhoa G. Fugger Mar Abr 15, 2014 1:02 pm
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La ambición era algo que la caracterizaba mucho, por algo estaba en ese lugar, le encantaba poder superarse, siempre ir mas allá, nunca conformarse con lo que tenia, se sentía muy afortunada de tener esa características en su personalidad, pero también podría verla como una desventajada en ciertas ocasiones, pero no le importaba saber quien se podría llevar por delante, ella tenía la mirada fija en algo mejor para ella y su familia. Posiblemente era una característica nata de los fugger, pero algunos tenían más suerte que otro, unos lograban surgir mientras otros se quedaban en la pobreza que sus antepasados habían caído, unos años atrás.
La generación de Ainhoa era como la generación maldita, eran ellos los que no habían podido disfrutar de la riqueza pasada de su familia, pero al menos ella lo pudo hacer, al menos unos poco años, de los cuales ni se acuerda, pero que gracias a los cuentos que su madre cuenta, aquellas eras perdidas de su juventud, la sirvienta puede sentir que son también sus recuerdos, como si ella hubiera vivido esa época de prosperidad para su familia. — Entiendo perfectamente las reglas del juego — dijo, mostrando una tonalidad muy segura, ya no había titubeos, pues estaba segura de que entrar a ese mundo le abriría las puertas a muchas cosas, de los cuales, los demás estaban ignorando.
Estaba encantada, se veía un brillo de emoción, aunque también podría decirse que había cierto nerviosismo, no sabía del todo en que se metía, pero estaba dispuesta a hacer lo que sea para lograr avanzar en el este cruel mundo. Aunque en su cabeza había tantas preguntas, no podía darse el lujo de quedarse quieta y ser ineficiente en su trabajo, asintió suavemente, mientras caminaba había el closet de la bruja en busca de los vestidos más elegantes y bellos que tenia, era de cierta manera una ocasión especial, iban a tener la visita de unos de los diseñadores favoritos de Angelique, lo que hizo hacer que Ainhoa sacaba tres de los últimos atuendos diseñados por el mismo diseñador, los puso delicadamente en su cama, con su respectivo juego de calzados. Giro su cuerpo, sujetando un bello cofre con numerosas joyas, que la bruja utilizaba cotidianamente, dejándolo abierto en la cama.
Después de ese proceso volvió a la mesa, retiro los platos, dejándolo en la bandeja de plata — ¿Por dónde podemos comenzar mi señora? — Pregunto — Le aseguro que me esforzare con todo mi ser, hasta perderé mi último aliento por obtener los resultados adecuados — también tenía en su personalidad una gran dedicación, si se lo proponía, daría su vida por tener el resultado deseado. Sujeto la bandeja de plata y giro su cuerpo hacia la puerta, en donde había dos doncella, una esperando por la bandeja y otra para ayudar a vestir a la bruja. Ainhoa y ella se quedaron en un rincón, con las manos entrelazadas al frente, mientras la señora de la casa elegía su atuendo para comenzar con el arduo proceso de vestir a una dama victoriana.
“Quién se emociona por lo simple suele no ser simple”
— José Narosky
— José Narosky
La ambición era algo que la caracterizaba mucho, por algo estaba en ese lugar, le encantaba poder superarse, siempre ir mas allá, nunca conformarse con lo que tenia, se sentía muy afortunada de tener esa características en su personalidad, pero también podría verla como una desventajada en ciertas ocasiones, pero no le importaba saber quien se podría llevar por delante, ella tenía la mirada fija en algo mejor para ella y su familia. Posiblemente era una característica nata de los fugger, pero algunos tenían más suerte que otro, unos lograban surgir mientras otros se quedaban en la pobreza que sus antepasados habían caído, unos años atrás.
La generación de Ainhoa era como la generación maldita, eran ellos los que no habían podido disfrutar de la riqueza pasada de su familia, pero al menos ella lo pudo hacer, al menos unos poco años, de los cuales ni se acuerda, pero que gracias a los cuentos que su madre cuenta, aquellas eras perdidas de su juventud, la sirvienta puede sentir que son también sus recuerdos, como si ella hubiera vivido esa época de prosperidad para su familia. — Entiendo perfectamente las reglas del juego — dijo, mostrando una tonalidad muy segura, ya no había titubeos, pues estaba segura de que entrar a ese mundo le abriría las puertas a muchas cosas, de los cuales, los demás estaban ignorando.
Estaba encantada, se veía un brillo de emoción, aunque también podría decirse que había cierto nerviosismo, no sabía del todo en que se metía, pero estaba dispuesta a hacer lo que sea para lograr avanzar en el este cruel mundo. Aunque en su cabeza había tantas preguntas, no podía darse el lujo de quedarse quieta y ser ineficiente en su trabajo, asintió suavemente, mientras caminaba había el closet de la bruja en busca de los vestidos más elegantes y bellos que tenia, era de cierta manera una ocasión especial, iban a tener la visita de unos de los diseñadores favoritos de Angelique, lo que hizo hacer que Ainhoa sacaba tres de los últimos atuendos diseñados por el mismo diseñador, los puso delicadamente en su cama, con su respectivo juego de calzados. Giro su cuerpo, sujetando un bello cofre con numerosas joyas, que la bruja utilizaba cotidianamente, dejándolo abierto en la cama.
Después de ese proceso volvió a la mesa, retiro los platos, dejándolo en la bandeja de plata — ¿Por dónde podemos comenzar mi señora? — Pregunto — Le aseguro que me esforzare con todo mi ser, hasta perderé mi último aliento por obtener los resultados adecuados — también tenía en su personalidad una gran dedicación, si se lo proponía, daría su vida por tener el resultado deseado. Sujeto la bandeja de plata y giro su cuerpo hacia la puerta, en donde había dos doncella, una esperando por la bandeja y otra para ayudar a vestir a la bruja. Ainhoa y ella se quedaron en un rincón, con las manos entrelazadas al frente, mientras la señora de la casa elegía su atuendo para comenzar con el arduo proceso de vestir a una dama victoriana.
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Re: Mornings are always different || Privado
por Angelique Delacroix Lun Mayo 26, 2014 2:40 pm
Angelique terminó de desayunar, su calma era tanta que cualquiera a su alrededor se pondría a la defensiva. Era muchísimo mejor tenerle con el humor desbordando, con los gritos dadas sus ordenes, todo a no saber cual sería su siente movimiento. Cuando la bruja se encontraba tan de buenas es que porqué la noche anterior la había pasado con Eliot, cuando las atenciones de su cazador eran tantas que su interior mantenía estabilidad, aunque claro, nadie sabía de su chico, a nadie le permitiría tener conocimiento de él, no porque le diera vergüenza, o porque la sociedad le fuera a decir algo, más bien se trataba de protegerlo de cualquier problema que pudieran tener, ella no se encontraba dispuesta a arriesgarlo.
Lo cierto es que por más dispuesta que su sirvienta se encontrara, le llegaba a aburrir un poco su actitud, muchos de los que se encontraban alrededor de ella se mantenían dispuestos a todo por temerle. ¿Lo tendría ella? ¿Ella le temería tanto que sus reacciones eran bajo el efecto del miedo? Resopló con sus pensamientos. Uno de sus demonios personales se adentraría a los sueños de la moza y después le contaría lo que había encontrado. A la bruja le encantaba el tener poder sobre los pensamientos ajenos, claro estaba que eso también era uno de sus secretos grandes. ¿Cuántos secretos tenía Angelique dispuestos a revelar? ¿Cuántos no?
— Debes aprender a moverte en el mercado negro, Ainhoa, no aquel que se consiguen pieles o joyas de bajo precio, se trata del mercado negro de la magia, dónde incluso encontraras criaturas dominadas o estranguladas, donde el peligro lo encontrarás a cada paso que das. No te preocupes tanto, te mandaré un guardia que vigile de ti cuando te adentres a esos lugares, pero debes ir sola, aprender a comprar. Primero buscarás libros de tu interés, no compres los que sus tapas tengan algunos dibujos, esos son mentira, debes comprar libros oscuros, y después de eso leerlos — Suspiró terminando su jugo y empujando los platos y las charolas para que se le recogiera todo.
— Aprenderás un par de remedios de principio a fin, tenerlo claro sin necesidad de utilizar los libros, eso es importante, los brujos debemos ser inteligentes, aprender a memorizar las cosas por que improvisar resulta clave para mantenernos con vida, así que aprende un par y vuelve a mi ¿entendido? — La bruja no estaba jugando, no iba a trabajar con torpes, así que un poco de tarea no le iría mal a su sirvienta.
Lo cierto es que por más dispuesta que su sirvienta se encontrara, le llegaba a aburrir un poco su actitud, muchos de los que se encontraban alrededor de ella se mantenían dispuestos a todo por temerle. ¿Lo tendría ella? ¿Ella le temería tanto que sus reacciones eran bajo el efecto del miedo? Resopló con sus pensamientos. Uno de sus demonios personales se adentraría a los sueños de la moza y después le contaría lo que había encontrado. A la bruja le encantaba el tener poder sobre los pensamientos ajenos, claro estaba que eso también era uno de sus secretos grandes. ¿Cuántos secretos tenía Angelique dispuestos a revelar? ¿Cuántos no?
— Debes aprender a moverte en el mercado negro, Ainhoa, no aquel que se consiguen pieles o joyas de bajo precio, se trata del mercado negro de la magia, dónde incluso encontraras criaturas dominadas o estranguladas, donde el peligro lo encontrarás a cada paso que das. No te preocupes tanto, te mandaré un guardia que vigile de ti cuando te adentres a esos lugares, pero debes ir sola, aprender a comprar. Primero buscarás libros de tu interés, no compres los que sus tapas tengan algunos dibujos, esos son mentira, debes comprar libros oscuros, y después de eso leerlos — Suspiró terminando su jugo y empujando los platos y las charolas para que se le recogiera todo.
— Aprenderás un par de remedios de principio a fin, tenerlo claro sin necesidad de utilizar los libros, eso es importante, los brujos debemos ser inteligentes, aprender a memorizar las cosas por que improvisar resulta clave para mantenernos con vida, así que aprende un par y vuelve a mi ¿entendido? — La bruja no estaba jugando, no iba a trabajar con torpes, así que un poco de tarea no le iría mal a su sirvienta.
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Re: Mornings are always different || Privado
por Ainhoa G. Fugger Mar Jun 17, 2014 8:30 pm
Todo estaba en la búsqueda de conocimiento, una de las mejores puertas siempre era la lectura, aunque sea una persona de bajos recursos, la lectura siempre daba un giro a las probabilidades de aquella persona sin estudios. Entendía que debía primero saber más del tema antes de poder hacer realmente la práctica, pero aun seguían sus dudas que parecían que no podían ser respondidas, debía buscar las respuestas ella misma, ese sería su principal objetivo. Ya comenzó a hacer una agenda mental de lo que tenía que hacer, buscar, aunque no sabía exactamente donde comenzar, no se daría por vencida fácilmente.
Ainhoa termino asintiendo, mientras se quedaba en ese mismo lugar, pero no duro mucho tiempo en el cual su cuerpo le pidió que se moviera a hacer algo, odiaba que la mandaran, prefería ser ella que diera las ordenes y siempre estar aun paso de lo que podrían llegar a pedirle. Fue hacia la puerta ― El modista ya debe estar llegando preparare todo, mi señora, para su encuentro ― fue lo que dijo antes de atreverse a abrir la puerta para salir.
Pasaron unos cinco minutos en los cuales Ainhoa esperaba al joven quien era el modista predilecto de la señorita Delacroix, le indico amablemente donde esperar escoltándolo hasta el lugar en donde la dama refinada llegaría a su encuentro. La dama le habían dicho anteriormente que ella también iba a ir con ella, le daba un poco de nervios pensar que debía alejarse del lugar en que estaba acostumbrada, pero sentía que todo era por algo, aceptaría gustosamente, al final de todo era prácticamente un privilegio el ser elegida entre todas las doncellas para que la acompañara.
Ainhoa termino asintiendo, mientras se quedaba en ese mismo lugar, pero no duro mucho tiempo en el cual su cuerpo le pidió que se moviera a hacer algo, odiaba que la mandaran, prefería ser ella que diera las ordenes y siempre estar aun paso de lo que podrían llegar a pedirle. Fue hacia la puerta ― El modista ya debe estar llegando preparare todo, mi señora, para su encuentro ― fue lo que dijo antes de atreverse a abrir la puerta para salir.
Pasaron unos cinco minutos en los cuales Ainhoa esperaba al joven quien era el modista predilecto de la señorita Delacroix, le indico amablemente donde esperar escoltándolo hasta el lugar en donde la dama refinada llegaría a su encuentro. La dama le habían dicho anteriormente que ella también iba a ir con ella, le daba un poco de nervios pensar que debía alejarse del lugar en que estaba acostumbrada, pero sentía que todo era por algo, aceptaría gustosamente, al final de todo era prácticamente un privilegio el ser elegida entre todas las doncellas para que la acompañara.
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Re: Mornings are always different || Privado
por Angelique Delacroix Miér Jun 25, 2014 4:40 pm
La monotonía del arreglo llegaba a volverse tedioso y aburrido para ella, sin embargo así eran las cosas, no podía tener un cambio porque una regla social se debía cumplir al pie de la letra, todo con tal de aparentar bien, con tal de tener buenas criticas de quienes no tienen idea de lo que verdaderamente se escondía en su interior; suspiró un poco fastidiada pero en breve momento simplemente sonrió al ver lo perfecta que se veía frente al espejo. Angelique no podía negar que poseía una belleza única, envidiable y que pocas personas podían competir con ello, sino es que nadie, así que el reconocerse de esa manera le daba un buen inicio del día.
Caminar entre pasillos no le gustaba, menos cuando no se encontraba alguien que pudiera alabarla. Si, Angelique era de esas mujeres que les gustaba tener toda la atención de quien estuviera a su lado. No sólo eso, que le dijeran lo perfecta que era. Por eso estar en casa no le gustaba demasiado, no existía quien pudiera decirle algo al respecto, aunque si se encontraba sola con Eliot la cosa era distinta, porque no necesitaba más atenciones que las de él. ¿Extraño? Si, nadie conociéndola a fondo creería que pudiera ser una mujer con corazón, pero ¿para que mentir? Ese maldito cazador se había llevado todo de ella, todo lo bueno claro, porque la maldad nadie se la quitaría, ni siquiera él.
Observó al modista unos momentos y le dedicó una sonrisa amplia. No sólo era quien confeccionaba sus ropajes, sino también un cómplice, un socio, un aliado en su lado de maldad. Se trataba de un cambiante ambicioso que no sentía remordimiento alguno por matar si se trataba de tener beneficios. Con un movimiento de mano bastó para indicarle que debía empezar a tomarle medidas a su criada, ella por su parte se sentó para observarlos, no dijo nada, en ocasiones no era necesario hacerlo. Así que debía planear bien que hacer. A su sirvienta la veía demasiado prometedora, lo mejor sería malearla, hacerla a su molde para sacarle provecho, ella no hacía nada gratis.
— ¿Qué es lo que estás dispuesto entonces a dar a cambio, chica? Dime, que dependiendo de tu respuesta serán mis enseñanzas, ni más ni menos — Terminó por decir con seriedad. Se puso de pie, era su turno para que le empezaran a tomar las medidas, nueva ropa, nuevas tendencias, siempre tenía que verse bien, a cómo fuera el momento, el lugar, ella debía estar adelante de todo.
Caminar entre pasillos no le gustaba, menos cuando no se encontraba alguien que pudiera alabarla. Si, Angelique era de esas mujeres que les gustaba tener toda la atención de quien estuviera a su lado. No sólo eso, que le dijeran lo perfecta que era. Por eso estar en casa no le gustaba demasiado, no existía quien pudiera decirle algo al respecto, aunque si se encontraba sola con Eliot la cosa era distinta, porque no necesitaba más atenciones que las de él. ¿Extraño? Si, nadie conociéndola a fondo creería que pudiera ser una mujer con corazón, pero ¿para que mentir? Ese maldito cazador se había llevado todo de ella, todo lo bueno claro, porque la maldad nadie se la quitaría, ni siquiera él.
Observó al modista unos momentos y le dedicó una sonrisa amplia. No sólo era quien confeccionaba sus ropajes, sino también un cómplice, un socio, un aliado en su lado de maldad. Se trataba de un cambiante ambicioso que no sentía remordimiento alguno por matar si se trataba de tener beneficios. Con un movimiento de mano bastó para indicarle que debía empezar a tomarle medidas a su criada, ella por su parte se sentó para observarlos, no dijo nada, en ocasiones no era necesario hacerlo. Así que debía planear bien que hacer. A su sirvienta la veía demasiado prometedora, lo mejor sería malearla, hacerla a su molde para sacarle provecho, ella no hacía nada gratis.
— ¿Qué es lo que estás dispuesto entonces a dar a cambio, chica? Dime, que dependiendo de tu respuesta serán mis enseñanzas, ni más ni menos — Terminó por decir con seriedad. Se puso de pie, era su turno para que le empezaran a tomar las medidas, nueva ropa, nuevas tendencias, siempre tenía que verse bien, a cómo fuera el momento, el lugar, ella debía estar adelante de todo.
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Re: Mornings are always different || Privado
por Ainhoa G. Fugger Sáb Jul 12, 2014 9:44 pm
Su intento le decía que estaba llegando a una parte en donde no habría retorno, su cuerpo comenzaba a tensarse, podía sentirse realmente afectada al pensar que todo podría cambiar luego de decidir si seguía con este juego que se había planteado desde algunos meses, era el deseo que explorar mas allá lo que parecía que la movía, no quería ser una mujer común y corriente, ella deseaba ser mucho más que una simple humana, tener la oportunidad de alimentarse de los conocimientos de una mujer como Angelique la hacía pensar que en algún momento podía ser como ella, la veía como un ejemplo a seguir, la ninfa de todos los hombres, la diosa del caos y la guerra, pero aun así alguien perfecta gracias a sus imperfecciones.
Sintió las manos del modista recorres su cuerpo, por un momento se sintió intimidada de sentir como la manejaba de forma firme moviéndola a donde deseaba para tomar las medidas, suspiro aliviada con un leve sonrojo en sus mejillas que trato de disimular, no estaba acostumbrada al toque de un caballero, ni siquiera para unas simples medidas — Deseo aprender, la ambición y el deseo puedes ser estímulos muy intensos, mi estimada Delacroix —mantuvo su posición erguida, mientras fijaba su mirada en los movimientos del cambiante que parecía tomar tonás mentales sin mucha dificultad.
—Si usted anhela obtener algo yo no me esforzare en traérselo, daré mi alma y la de otros porque usted lo obtenga — era seria, no jugaba, había pensado bien sus palabras y ella era una mujer que cumplía. — Tal vez piense que no lo he pensado y estoy siendo totalmente impulsiva, si quiere puede ponerme a prueba en este momento, lo aceptare — era la necesidad de sentirse totalmente aceptada, que sin ninguna duda aceptaría los castigos y ordenes que podría tener de su ama y maestra.
Sintió las manos del modista recorres su cuerpo, por un momento se sintió intimidada de sentir como la manejaba de forma firme moviéndola a donde deseaba para tomar las medidas, suspiro aliviada con un leve sonrojo en sus mejillas que trato de disimular, no estaba acostumbrada al toque de un caballero, ni siquiera para unas simples medidas — Deseo aprender, la ambición y el deseo puedes ser estímulos muy intensos, mi estimada Delacroix —mantuvo su posición erguida, mientras fijaba su mirada en los movimientos del cambiante que parecía tomar tonás mentales sin mucha dificultad.
—Si usted anhela obtener algo yo no me esforzare en traérselo, daré mi alma y la de otros porque usted lo obtenga — era seria, no jugaba, había pensado bien sus palabras y ella era una mujer que cumplía. — Tal vez piense que no lo he pensado y estoy siendo totalmente impulsiva, si quiere puede ponerme a prueba en este momento, lo aceptare — era la necesidad de sentirse totalmente aceptada, que sin ninguna duda aceptaría los castigos y ordenes que podría tener de su ama y maestra.
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Re: Mornings are always different || Privado
por Angelique Delacroix Dom Sep 14, 2014 6:10 pm
Le resultaba divertido encontrar a humanos de ese tipo: ambiciosos. Existían pocos, casi nulos los que se dejaban llevar por sus impulsos y el hambre de aprendizaje. La gran mayoría de ellos aceptaba su destino sin chistar, en cambio su sirvienta parecía buscar la gloria, obviamente no la obtendría sin la ayuda de su dueña, de su ama, pero para eso debía aprender a hacer muchas cosas más. Ganarse su respeto por ejemplo, sería uno de los detalles más importantes para la mujer, pero eso era casi imposible de tener, por el momento tenía el uno por ciento al tener el coraje suficiente para enfrentarla, para pedirle que le ayudara.
Rodó los ojos, no le gustaba que le dijeran que harían cualquier cosa por ella, por el conocimiento, aunque claro que debían de hacerlo, sin embargo ella apreciaba en demasía la dignidad que cada ser humano mostraba hacía sí mismo. Sin embargo por el momento no dijo nada. Quizás la que hablaba era la desesperación de la muchacha por aprender. Angelique en ocasiones tenía consideración de sus trabajadores, porque sabía que también dependía de sus acciones, aunque ellos dependieran más de su dinero. Le gustaba educarlos ante la sociedad para que fueran personas dignas, dignas de las reglas sociales, claro está, porque para ella la dignidad tenía otro tipo de cláusulas, unas especiales.
— Ve a la cocina y trae dos cuchillos puntiagudos, limpios, esterilizados con un poco de alcohol, y tráelos sobre una bandeja, que vengan encima de una tela fina color negra — Indicó con tranquilidad mientras dejaba que el cambiaban se pusiera a trabajar en sus medidas. Esperaba que hiciera aquello que le ordenó lo más pronto que pudiera, a Angelique no le gustaba estar esperando. Para nada. Exigente, demasiado, daba igual lo que pensaran de ella; le dio la espalda a su sirvienta para poder conversar por unos momentos de forma privada con su socio. De reojo observó a la muchacha — ¿Qué estás esperando? Muévete, no seas una inútil — Comentó de forma indulgente.
La bruja tomó asiento entonces cuando el cambiante había finalizado. Le dio unas indicaciones y pronto el modista salió de la sala a paso apresurado no sin antes haberle dado dos besos en la mejilla a la rubia, y claro, una educada y correspondiente reverencia. Le encantaba que la alabasen ¿A quién no? A todos, pero para ser francos a ella más, que se creía la máxima expresión en todo.
Rodó los ojos, no le gustaba que le dijeran que harían cualquier cosa por ella, por el conocimiento, aunque claro que debían de hacerlo, sin embargo ella apreciaba en demasía la dignidad que cada ser humano mostraba hacía sí mismo. Sin embargo por el momento no dijo nada. Quizás la que hablaba era la desesperación de la muchacha por aprender. Angelique en ocasiones tenía consideración de sus trabajadores, porque sabía que también dependía de sus acciones, aunque ellos dependieran más de su dinero. Le gustaba educarlos ante la sociedad para que fueran personas dignas, dignas de las reglas sociales, claro está, porque para ella la dignidad tenía otro tipo de cláusulas, unas especiales.
— Ve a la cocina y trae dos cuchillos puntiagudos, limpios, esterilizados con un poco de alcohol, y tráelos sobre una bandeja, que vengan encima de una tela fina color negra — Indicó con tranquilidad mientras dejaba que el cambiaban se pusiera a trabajar en sus medidas. Esperaba que hiciera aquello que le ordenó lo más pronto que pudiera, a Angelique no le gustaba estar esperando. Para nada. Exigente, demasiado, daba igual lo que pensaran de ella; le dio la espalda a su sirvienta para poder conversar por unos momentos de forma privada con su socio. De reojo observó a la muchacha — ¿Qué estás esperando? Muévete, no seas una inútil — Comentó de forma indulgente.
La bruja tomó asiento entonces cuando el cambiante había finalizado. Le dio unas indicaciones y pronto el modista salió de la sala a paso apresurado no sin antes haberle dado dos besos en la mejilla a la rubia, y claro, una educada y correspondiente reverencia. Le encantaba que la alabasen ¿A quién no? A todos, pero para ser francos a ella más, que se creía la máxima expresión en todo.
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Re: Mornings are always different || Privado
por Ainhoa G. Fugger Sáb Oct 25, 2014 8:36 pm
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Ella era exigente. Una mujer poderosa que no dudaba en demostrarlo, Ainhoa debía moverse ágilmente, como un pez en el agua, no podía dudar en ningún momento de sus acciones, ni mucho menos de las ordenes que podría llegar a darle la señorita Delacroix. Espero que el cambiante terminara de tomar sus medidas y luego atendió a las órdenes de la bruja, tratando de memorizar todo rápidamente antes de retirarse, pero no se valió de nada. Su cuerpo se estremeció al escuchar a la rubia exigirle más rapidez en sus acciones. Simplemente supo asentir para salir disparada hacia la cocina en busca de los utensilios.
Todos los empleados estaban en lo suyo, Ainhoa llego a la cocina en busca de los cuchillos que podrían servir, una tela negra cubrió la bandeja de plata y cuidadosamente puso cada uno de ellos ordenándolos por diferentes tamaños; en total había elegido cuatro, los mas filosos de la cocina. Las mujeres encargadas miraron malhumorada como se llevaba sus mejores utensilios de cocina. Pero ella había explicado con pocas palabras que había sido una orden de la señora de la casa, eso hizo que bajaran la guardia un poco y pudo salir con ellos.
Paseaba por el largo pasillo, pudo ver como el modista salía de la sala, eso debía decir que ya había terminado de tomar las medidas, paso por un lado de ella. Ainhoa se detuvo unos segundos para darle una educada reverencia, para luego seguir su camino. La rubia estaba esperándola, lo sabía, pero no dudo en tocar la puerta antes de entrar — Aquí tiene los mejores cuchillos de la cocina, mi señora — comento con cierto entusiasmo. Dejo la bandeja en una pequeña mesita, en donde la bruja podría verlos fácilmente. Ella se puso a un lado de la mesa, con las manos entrelazada. Parecía esperar una nueva orden, parecía un cachorro esperando poder aprender un nuevo truco de su amo.
“Adquiramos la magia de cambiar, teniendo un sueño, creyendo en él y luchando por él”
— Miguel Ángel Cornejo
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Ella era exigente. Una mujer poderosa que no dudaba en demostrarlo, Ainhoa debía moverse ágilmente, como un pez en el agua, no podía dudar en ningún momento de sus acciones, ni mucho menos de las ordenes que podría llegar a darle la señorita Delacroix. Espero que el cambiante terminara de tomar sus medidas y luego atendió a las órdenes de la bruja, tratando de memorizar todo rápidamente antes de retirarse, pero no se valió de nada. Su cuerpo se estremeció al escuchar a la rubia exigirle más rapidez en sus acciones. Simplemente supo asentir para salir disparada hacia la cocina en busca de los utensilios.
Todos los empleados estaban en lo suyo, Ainhoa llego a la cocina en busca de los cuchillos que podrían servir, una tela negra cubrió la bandeja de plata y cuidadosamente puso cada uno de ellos ordenándolos por diferentes tamaños; en total había elegido cuatro, los mas filosos de la cocina. Las mujeres encargadas miraron malhumorada como se llevaba sus mejores utensilios de cocina. Pero ella había explicado con pocas palabras que había sido una orden de la señora de la casa, eso hizo que bajaran la guardia un poco y pudo salir con ellos.
Paseaba por el largo pasillo, pudo ver como el modista salía de la sala, eso debía decir que ya había terminado de tomar las medidas, paso por un lado de ella. Ainhoa se detuvo unos segundos para darle una educada reverencia, para luego seguir su camino. La rubia estaba esperándola, lo sabía, pero no dudo en tocar la puerta antes de entrar — Aquí tiene los mejores cuchillos de la cocina, mi señora — comento con cierto entusiasmo. Dejo la bandeja en una pequeña mesita, en donde la bruja podría verlos fácilmente. Ella se puso a un lado de la mesa, con las manos entrelazada. Parecía esperar una nueva orden, parecía un cachorro esperando poder aprender un nuevo truco de su amo.
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Re: Mornings are always different || Privado
por Angelique Delacroix Sáb Ene 03, 2015 1:24 pm
Los días pasaban lentos para Angelique. Su humor iba empeorando conforme las horas pasaban, la vida le estaba jugando malas pasadas en ese momento. ¿Por qué? Se preguntó más de una vez. No comprendía bien lo que acontecía con ella. La maldad la estaba consumiendo a cada momento. En ocasiones cuando se encontraba en paz y tranquilidad, sentía cómo su interior se iba desgarrando, como le ardían las entrañas, y en más de una vez no se reconoció frente al espejo. No es que le asustara la muerte, lo que le daba terror era el no volver a comprender cómo lo hacía en ese momento.
Su maldición le llevaba a tener días en los que ni ella misma se soportaba. Además, descubrió que parte de su cordura iba de la mano con la existencia de Eliot. Aquel cazador podría ser quien rompiera toda maldición existente por siglos, por generaciones. Ella estaba consiente de eso, pero tampoco se ilusionaba, si su destino era seguir de esa manera, entonces tendría que enfrentarlo con la frente en alto, sin embargo, debía dejar en claro una cosa. Necesitaba poder procrear, tener un niño y una niña, aunque dos niñas le vendrían más que bien, porque podría tener más descendencia, y el linaje se conservaría. Sin embargo existía una parte poco egoísta en ella, y pensar en tener a dos pequeñas que sufrieran su mal, le hacía dudar.
Sus pensamientos poco a poco se volvieron nebulosos al tener la interrupción de su ahora alumna. No le puso de mal humor, aquellos pensamientos que había tenido en esos instantes atrás la hicieron suspirar, se sentía expuesta, un poco sensible, y con ganas de tener a una verdadera cómplice. La miró y aunque sus ojos mostraban lo salvaje de su alma, y lo temible de su naturaleza, también pudo comprender nostalgia en aquella expresión. Se sentía extraña.
— Bien. Lo que debes hacer ahora es traer una copa que se encuentra en las estanterías, es negra con rubíes. Atráelo a mi — Con uno de los cuchillos se atravesó la mano y dejó emerger la sangre — Repite lo que yo, y haremos un pacto — La bruja comenzó a decir palabras en latín, seguidas, y mantuvo los ojos cerrados con fuerza. No se interrumpió para nada. Tomó la copa y dejó caer la sangre, esperaba que la sirvienta utilizara su sentido común y realizara lo mismo que ella.
Su maldición le llevaba a tener días en los que ni ella misma se soportaba. Además, descubrió que parte de su cordura iba de la mano con la existencia de Eliot. Aquel cazador podría ser quien rompiera toda maldición existente por siglos, por generaciones. Ella estaba consiente de eso, pero tampoco se ilusionaba, si su destino era seguir de esa manera, entonces tendría que enfrentarlo con la frente en alto, sin embargo, debía dejar en claro una cosa. Necesitaba poder procrear, tener un niño y una niña, aunque dos niñas le vendrían más que bien, porque podría tener más descendencia, y el linaje se conservaría. Sin embargo existía una parte poco egoísta en ella, y pensar en tener a dos pequeñas que sufrieran su mal, le hacía dudar.
Sus pensamientos poco a poco se volvieron nebulosos al tener la interrupción de su ahora alumna. No le puso de mal humor, aquellos pensamientos que había tenido en esos instantes atrás la hicieron suspirar, se sentía expuesta, un poco sensible, y con ganas de tener a una verdadera cómplice. La miró y aunque sus ojos mostraban lo salvaje de su alma, y lo temible de su naturaleza, también pudo comprender nostalgia en aquella expresión. Se sentía extraña.
— Bien. Lo que debes hacer ahora es traer una copa que se encuentra en las estanterías, es negra con rubíes. Atráelo a mi — Con uno de los cuchillos se atravesó la mano y dejó emerger la sangre — Repite lo que yo, y haremos un pacto — La bruja comenzó a decir palabras en latín, seguidas, y mantuvo los ojos cerrados con fuerza. No se interrumpió para nada. Tomó la copa y dejó caer la sangre, esperaba que la sirvienta utilizara su sentido común y realizara lo mismo que ella.
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