AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Al son de tus latidos [Aura Nuñez]
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Al son de tus latidos [Aura Nuñez]
El sol ya se había escondido y lo cierto es que estaba agotado por el día que había tenido pero no quería quedarme en casa, me apetecía salir fuera a respirar el aire fresco y frio de la ciudad. Después del ensayo regrese a mi habitación, me cambie dándome un frio y rápido baño. Cogí mi laúd de debajo de mi cama y volví a salir.
Hacía meses que no tocaba, esperaba que mis dedos no se hubiesen vuelto torpes y lentos. Baje por la calle principal hacia la plaza, por el camino me encontré con algún que otro conocido, salude y tuve que rechazar alguna copa. No, no quería meterme en una taberna que apestase a Whisky barato, aquella noche me apetecía tocar hasta que me doliesen los dedos.
Al llegar a la plaza comprobé que aun había gente, me gustaba actuar para un público. Saque mi laúd del estuche de cuero desgastado, tire este al suelo por si a alguien se le ocurría ser bondadoso aquella noche.
Rasgue las cuerdas del instrumento intentando comprobar si estaba afinado, tuve que colocar un poco las cuerdas para que los sonidos fuesen los correctos. Hice una breve escala para practicar y comprobar que no había perdido facultades. También la hice con la voz para calentarla.
La gente que pasaba por la calle me miraba con curiosidad, algunos con desagrado y otros con sonrisas en los labios, hubo quienes ya empezaban a detenerse a mí alrededor.
Las notas de mi laúd bañaron la pequeña plaza entonando una canción popular, mi voz de tenor pronto las acompaño en perfecta armonía. La animada canción atrajo a más público, algunos incluso se entusiasmaban y se atrevían a cantar conmigo.
Era un barrio pobre, de artistas y prostitutas pero aun así cayó algún que otro centavo a mi estuche.
Pasadas las dos primeras canciones la gente que se había acercado comenzó a pedirme canciones a la vez, algunas si las había tocado antes pero muchas otras las desconocía del todo.
La noche se iba animando y cada vez me encontraba de mejor humor, la música siempre aliviaba mi alma y me ayudaba a llenar el vacío que tenia dentro. Vi de reojo a una joven que parecía querer esconderse entre la multitud.
Levante la mano intentando que la gente guardase algo de silencio.- ¿Por qué no dejamos que la señorita escoja la canción?- Dije señalándola con el mástil del Laúd.- Por favor, tocare una canción para usted.- Le dije con una sonrisa, lo cierto es que me había fijado en ella porque tenía unos ojos de fuego azul y también me apetecía conocer su sonrisa.
Hacía meses que no tocaba, esperaba que mis dedos no se hubiesen vuelto torpes y lentos. Baje por la calle principal hacia la plaza, por el camino me encontré con algún que otro conocido, salude y tuve que rechazar alguna copa. No, no quería meterme en una taberna que apestase a Whisky barato, aquella noche me apetecía tocar hasta que me doliesen los dedos.
Al llegar a la plaza comprobé que aun había gente, me gustaba actuar para un público. Saque mi laúd del estuche de cuero desgastado, tire este al suelo por si a alguien se le ocurría ser bondadoso aquella noche.
Rasgue las cuerdas del instrumento intentando comprobar si estaba afinado, tuve que colocar un poco las cuerdas para que los sonidos fuesen los correctos. Hice una breve escala para practicar y comprobar que no había perdido facultades. También la hice con la voz para calentarla.
La gente que pasaba por la calle me miraba con curiosidad, algunos con desagrado y otros con sonrisas en los labios, hubo quienes ya empezaban a detenerse a mí alrededor.
Las notas de mi laúd bañaron la pequeña plaza entonando una canción popular, mi voz de tenor pronto las acompaño en perfecta armonía. La animada canción atrajo a más público, algunos incluso se entusiasmaban y se atrevían a cantar conmigo.
Era un barrio pobre, de artistas y prostitutas pero aun así cayó algún que otro centavo a mi estuche.
Pasadas las dos primeras canciones la gente que se había acercado comenzó a pedirme canciones a la vez, algunas si las había tocado antes pero muchas otras las desconocía del todo.
La noche se iba animando y cada vez me encontraba de mejor humor, la música siempre aliviaba mi alma y me ayudaba a llenar el vacío que tenia dentro. Vi de reojo a una joven que parecía querer esconderse entre la multitud.
Levante la mano intentando que la gente guardase algo de silencio.- ¿Por qué no dejamos que la señorita escoja la canción?- Dije señalándola con el mástil del Laúd.- Por favor, tocare una canción para usted.- Le dije con una sonrisa, lo cierto es que me había fijado en ella porque tenía unos ojos de fuego azul y también me apetecía conocer su sonrisa.
Kurt Callahan- Humano Clase Baja
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Re: Al son de tus latidos [Aura Nuñez]
<< Tic Tac - Tic Tac - Tic Tac >> Eso era lo único que escuchaba en aquella habitación casi vacía, el sonido repetitivo de un gran reloj bastante viejo que estaba colgado en la pared, justo en frente mía. Me había quedado totalmente inmóvil, como si moverse estuviera prohibido...como si aquel día no quisiera salir de mi casa (si a eso se le puede llamar casa). Con la mirada perdida, dejaba que el tiempo pasara, esperando algo que ni siquiera conocía. Quizás es porque hacía mucho frío fuera, quizás porque estaba enfermando. No lo sabía, o mejor dicho no quería admitir que ese día me sentía bastante miserable...tan sólo trataba de poner excusas como tapadera, para ocultar a la Aura que nadie conoce.
Así era la Navidad, un paraíso para unos, un infierno para otros. De pequeña sí que creía en estas fiestas estúpidas, porque tenía fe en las cosas, pero...ahora no le veo sentido a nada. ¿Hacer las cosas por hacer? Bah. Así, manteniendo esa misma posición, desde la ventana podía ver cómo los copos de nieve descendían lentamente para invadir el pavimento (el cual estaba completamente blanco desde hacía semanas). Aunque en realidad podía ver bien poco, ya que la noche acababa de caer en París, dejando a la ciudad a merced de unas cuantas farolas y candelabros. ¿Debía mover el trasero? La verdad es que aquel era mi día libre y no lo había aprovechado nada...lo que las personas suelen hacer cuando no trabajan es salir a divertirse por ahí, ¿no? Pero yo en cambio me quedaba en casa, intentando pasar desapercida por un tiempo para de nuevo volver a estar encerrada en esas cuatro paredes que ya tanto me conozco: el burdel.
Como si el cuerpo me pesara me levanté del agujereado sillón y salí a la calle. Inmediatamente, nada más salir estornudé...una ráfaga me movía todas las finas ropa y el cabello a la vez que caminaba. Hacía un frío que pela y yo estaba en tirantas; no tenía dinero para comprar una chaqueta. Bueno sí, en verdad sí lo tenía...pero la ropa es demasiado cara y necesito ahorrar más y más para poder cumplir mi ''sueño''. -¿Sueños? Tsé...- apenas susurré para mí mientras me arrepentía un poco de la decisión de no comprarme caprichos de vez en cuando. ¿Que qué se cocía por las calles? Bueno, estaban repletas de gente y de más luces de las que creía que iba a ver; en estas fechas siempre suelen poner adornos y todas esas ñoñerías, de donde yo vengo nunca celebran la Navidad de esta forma... No pude evitar sonreír al ver todo tan bonito. Había sido una sonrisa sincera y no como la que tengo que mostrar a mis clientes cuando tengo que besar sus bocas de sabor a podrido. -Ya podrían gastar el dinero que se gastan aquí para dedicarse un poco más a su higiene personal- pensé mientras mis pies me llevaban a una de las calles más pobres de París, la que puedes apreciar dando la vuelta a la esquina por donde yo vivo. Sí, mi casa no es nada lujosa y día a día tengo que convivir con todo tipo de pequeños invasores, desde bichos hasta de vez en cuando ratas contaminadas.
Nada más adentrarme en esa calle una armoniosa melodía llegó a mis oídos y un inmediato interés surgió en mí. Así, queriendo escucharlo mejor me acerqué al sujeto que la estaba provocando pero decidí apartarme de todos...no quería que me reconocieran (la gente sólo suele conocerme cuando estoy entre las sábanas, aunque esa gente no suele ser mi tipo de clientes). Pude quedarme al margen lo suficiente para ver quién estaba tocando el instrumento. Lo que mis orbes azules vieron fue a un joven hombre esbelto y de cabellos claros con su laúd -sí, creo que era eso-. Tenía maña para tocar, pero aquí iba a recaudar poco dinero. Entonces, abrazándome a mí misma por el frío, me quedé observándolo mientras cada vez llegaba más y más gente.
Hasta que pasados unos minutos se detuvo y de repente me señaló. Apenas me di cuenta porque había volado a otro lugar debido a la grata música. -¿Yo?- me señalé a mí misma cuando señaló hacia mi dirección. ¿Una canción para mí? Debía de estar bromeando ... ¿Una canción para Aura? Lo único que suelen regalarme son piropos por las calles -bueno, más bien barbaridades impronuciables-. Estaba feliz ante esa oferta aunque en realidad no pareciera mostrarlo. De esta manera, di un paso hacia delante y me quedé un poco pensativa hasta que salieron varias palabras de mis carnosos labios. -Mmm...la verdad es que no entiendo mucho de música, pero en este momento me encantaría oír algo alegre, algo cálido- eso fue lo que le dije mientras seguía abrazándome a mí misma. El silencio pobló el lugar durante unos segundos, mientras yo hundía mis ojos en los ajenos. Quizá sí había sido buena idea salir ese día a 'jugar'.
Así era la Navidad, un paraíso para unos, un infierno para otros. De pequeña sí que creía en estas fiestas estúpidas, porque tenía fe en las cosas, pero...ahora no le veo sentido a nada. ¿Hacer las cosas por hacer? Bah. Así, manteniendo esa misma posición, desde la ventana podía ver cómo los copos de nieve descendían lentamente para invadir el pavimento (el cual estaba completamente blanco desde hacía semanas). Aunque en realidad podía ver bien poco, ya que la noche acababa de caer en París, dejando a la ciudad a merced de unas cuantas farolas y candelabros. ¿Debía mover el trasero? La verdad es que aquel era mi día libre y no lo había aprovechado nada...lo que las personas suelen hacer cuando no trabajan es salir a divertirse por ahí, ¿no? Pero yo en cambio me quedaba en casa, intentando pasar desapercida por un tiempo para de nuevo volver a estar encerrada en esas cuatro paredes que ya tanto me conozco: el burdel.
Como si el cuerpo me pesara me levanté del agujereado sillón y salí a la calle. Inmediatamente, nada más salir estornudé...una ráfaga me movía todas las finas ropa y el cabello a la vez que caminaba. Hacía un frío que pela y yo estaba en tirantas; no tenía dinero para comprar una chaqueta. Bueno sí, en verdad sí lo tenía...pero la ropa es demasiado cara y necesito ahorrar más y más para poder cumplir mi ''sueño''. -¿Sueños? Tsé...- apenas susurré para mí mientras me arrepentía un poco de la decisión de no comprarme caprichos de vez en cuando. ¿Que qué se cocía por las calles? Bueno, estaban repletas de gente y de más luces de las que creía que iba a ver; en estas fechas siempre suelen poner adornos y todas esas ñoñerías, de donde yo vengo nunca celebran la Navidad de esta forma... No pude evitar sonreír al ver todo tan bonito. Había sido una sonrisa sincera y no como la que tengo que mostrar a mis clientes cuando tengo que besar sus bocas de sabor a podrido. -Ya podrían gastar el dinero que se gastan aquí para dedicarse un poco más a su higiene personal- pensé mientras mis pies me llevaban a una de las calles más pobres de París, la que puedes apreciar dando la vuelta a la esquina por donde yo vivo. Sí, mi casa no es nada lujosa y día a día tengo que convivir con todo tipo de pequeños invasores, desde bichos hasta de vez en cuando ratas contaminadas.
Nada más adentrarme en esa calle una armoniosa melodía llegó a mis oídos y un inmediato interés surgió en mí. Así, queriendo escucharlo mejor me acerqué al sujeto que la estaba provocando pero decidí apartarme de todos...no quería que me reconocieran (la gente sólo suele conocerme cuando estoy entre las sábanas, aunque esa gente no suele ser mi tipo de clientes). Pude quedarme al margen lo suficiente para ver quién estaba tocando el instrumento. Lo que mis orbes azules vieron fue a un joven hombre esbelto y de cabellos claros con su laúd -sí, creo que era eso-. Tenía maña para tocar, pero aquí iba a recaudar poco dinero. Entonces, abrazándome a mí misma por el frío, me quedé observándolo mientras cada vez llegaba más y más gente.
Hasta que pasados unos minutos se detuvo y de repente me señaló. Apenas me di cuenta porque había volado a otro lugar debido a la grata música. -¿Yo?- me señalé a mí misma cuando señaló hacia mi dirección. ¿Una canción para mí? Debía de estar bromeando ... ¿Una canción para Aura? Lo único que suelen regalarme son piropos por las calles -bueno, más bien barbaridades impronuciables-. Estaba feliz ante esa oferta aunque en realidad no pareciera mostrarlo. De esta manera, di un paso hacia delante y me quedé un poco pensativa hasta que salieron varias palabras de mis carnosos labios. -Mmm...la verdad es que no entiendo mucho de música, pero en este momento me encantaría oír algo alegre, algo cálido- eso fue lo que le dije mientras seguía abrazándome a mí misma. El silencio pobló el lugar durante unos segundos, mientras yo hundía mis ojos en los ajenos. Quizá sí había sido buena idea salir ese día a 'jugar'.
Aura Núñez- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 12/09/2013
Localización : Burdel
Re: Al son de tus latidos [Aura Nuñez]
Los ojos azules se acercaron un poco a la luz y pude verla por completo. Iba muy ligera para el frio que hacía, tenía la piel pálida como la nieve, el cabello le caía como cascadas de oro sobre sus hombros y sus labios…bueno sus labios eran un poema. No pude evitar pensar en esos libros que hablan de princesas, castillos lejanos y dragones y lo mucho que ella me recordaba a una.
Sonreí ampliamente ante su petición, a mí también me apetecía tocar algo alegre.
-Pues para no saber de música habéis hecho una excelente elección señorita.- Mire hacia el cielo y observe por un segundo como la nieve caía sobre nosotros mientras mis dedos comenzaron a mover las cuerdas de mi Laúd. Algunos de los presentes murmuraron por que la conocían, era una canción que me cantaba mi madre cuando estaba aburrido o enfadado. La canción fue tomando forma poco a poco en el ambiente, mi voz no tardo en completarla así como la de algunos de los presentes. Mi pie golpeaba el suelo siguiendo el ritmo y solo paraba de tocar para dar palmas en el momento necesario.
Algunas de las jóvenes se animaron a bailar y algunos incluso reían. Mire de reojo a la joven y creí visualizar una sonrisa.
-Oooooh et cette chanson est juste.-Le di un golpe al laúd provocando un sonido hueco dentro de la madera. El público aplaudió animado y pude escuchar el tintineo de alguna que otra moneda. No esperaba gran cosa tocando en aquel lugar pero el ánimo y las sonrisas de los presentes lo compensaban.
Di las gracias con una reverencia y señale con la mano a la señorita y aplaudí junto con los demás. – Gracias por esta canción.- Le dije con una sonrisa de lado. La gente comenzó a disiparse, la nieve comenzaba a venir acompañada de un viento helada.
Era el momento de marcharse. Recogí las monedas que habían dejado y me las guarde en el bolsillo. Guarde mi laúd
-Creo que por hoy ya hemos tenido suficiente- Los que aun se quedaron me pidieron que tocase otra pero lo cierto era que el clima iba empeorando por momentos, no quería acabar con fiebre en cama.- Lo siento amigos.- Me disculpe y me colgué en instrumento al hombro, volví a mirar a la joven y me acerque a ella rebuscando un cigarrillo en mi chaqueta, al parecer solo me quedaba uno.
-Hola.- me quede a un metro de ella y me lleve el pitillo a la boca encendiéndolo.- ¿Os ha gustado la canción? – Le di una calada y solté el humo al cielo.- Si no le resulta muy indiscreto…me gustaría preguntarle por su nombre…
Sonreí ampliamente ante su petición, a mí también me apetecía tocar algo alegre.
-Pues para no saber de música habéis hecho una excelente elección señorita.- Mire hacia el cielo y observe por un segundo como la nieve caía sobre nosotros mientras mis dedos comenzaron a mover las cuerdas de mi Laúd. Algunos de los presentes murmuraron por que la conocían, era una canción que me cantaba mi madre cuando estaba aburrido o enfadado. La canción fue tomando forma poco a poco en el ambiente, mi voz no tardo en completarla así como la de algunos de los presentes. Mi pie golpeaba el suelo siguiendo el ritmo y solo paraba de tocar para dar palmas en el momento necesario.
Algunas de las jóvenes se animaron a bailar y algunos incluso reían. Mire de reojo a la joven y creí visualizar una sonrisa.
-Oooooh et cette chanson est juste.-Le di un golpe al laúd provocando un sonido hueco dentro de la madera. El público aplaudió animado y pude escuchar el tintineo de alguna que otra moneda. No esperaba gran cosa tocando en aquel lugar pero el ánimo y las sonrisas de los presentes lo compensaban.
Di las gracias con una reverencia y señale con la mano a la señorita y aplaudí junto con los demás. – Gracias por esta canción.- Le dije con una sonrisa de lado. La gente comenzó a disiparse, la nieve comenzaba a venir acompañada de un viento helada.
Era el momento de marcharse. Recogí las monedas que habían dejado y me las guarde en el bolsillo. Guarde mi laúd
-Creo que por hoy ya hemos tenido suficiente- Los que aun se quedaron me pidieron que tocase otra pero lo cierto era que el clima iba empeorando por momentos, no quería acabar con fiebre en cama.- Lo siento amigos.- Me disculpe y me colgué en instrumento al hombro, volví a mirar a la joven y me acerque a ella rebuscando un cigarrillo en mi chaqueta, al parecer solo me quedaba uno.
-Hola.- me quede a un metro de ella y me lleve el pitillo a la boca encendiéndolo.- ¿Os ha gustado la canción? – Le di una calada y solté el humo al cielo.- Si no le resulta muy indiscreto…me gustaría preguntarle por su nombre…
Kurt Callahan- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 11/10/2013
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Re: Al son de tus latidos [Aura Nuñez]
A mí parecer aquel joven apuesto desprendía hilaridad y sentía cómo poco a poco llegaba hasta mí. Sonreí un poco ante lo que dijo y cerré los ojos, dejando que la cálida melodía me rodeara; al mismo tiempo pude apreciar cómo se introdujo una voz masculina en la canción, la cual era muy agradable al oído. Se sentía bien. La gente tocando palmas y rebosante de felicidad me recordó de algún modo al lugar donde yo provengo: el pueblo adora este tipo de canciones y son bienvenidas en cualquier celebración.
Abrí lentamente los ojos cuando la música se detuvo y pude observar cómo la gente me observó y luego se marchó, dejando algunas monedas por el lugar; no eran muchas y enseguida pensé que se merecía muchas más. A pesar de que ya no hubiera nadie por allí yo sin embargo me quedé apoyada a una farola, abrazándome a mí misma y estornudando en varias ocasiones. Parecía ser como si mis pies no quisieran moverse, cómo si estuvieran esperando algo más. Así, pude observar cómo el músico se acercaba hacia mí, no quedando muy lejos; pude deducir que tendría pocos años más que yo. -Hola- mi voz sonó dulce pero a la vez forzada. Quería hablar con él pero a la vez no me gustaba hablar con extraños así como así. Incluso si parecía simpático debía cuidar lo que decía, cuanto menos supiera de mí mejor.
- Ha estado muy bien, la verdad es que me ha alegrado el día...a pesar del mal tiempo que hace hoy. - sonreí un poco, aunque la verdad es que me costaba mover el más mínimo músculo, pues el frío me lo impedía - Me llamo Aura, ¿y tú?- no estaba acostumbrada a hablar ''de usted'', pues me hacía sentir muy rara. Pude apreciar que no había nadie por las calles, como si se hubieran esfumado mágicamente; a la vez que hablaba con él intentaba deshacerme de los copos que habían cubierto casi todo mi cabello, aunque era una tarea complicada.
Abrí lentamente los ojos cuando la música se detuvo y pude observar cómo la gente me observó y luego se marchó, dejando algunas monedas por el lugar; no eran muchas y enseguida pensé que se merecía muchas más. A pesar de que ya no hubiera nadie por allí yo sin embargo me quedé apoyada a una farola, abrazándome a mí misma y estornudando en varias ocasiones. Parecía ser como si mis pies no quisieran moverse, cómo si estuvieran esperando algo más. Así, pude observar cómo el músico se acercaba hacia mí, no quedando muy lejos; pude deducir que tendría pocos años más que yo. -Hola- mi voz sonó dulce pero a la vez forzada. Quería hablar con él pero a la vez no me gustaba hablar con extraños así como así. Incluso si parecía simpático debía cuidar lo que decía, cuanto menos supiera de mí mejor.
- Ha estado muy bien, la verdad es que me ha alegrado el día...a pesar del mal tiempo que hace hoy. - sonreí un poco, aunque la verdad es que me costaba mover el más mínimo músculo, pues el frío me lo impedía - Me llamo Aura, ¿y tú?- no estaba acostumbrada a hablar ''de usted'', pues me hacía sentir muy rara. Pude apreciar que no había nadie por las calles, como si se hubieran esfumado mágicamente; a la vez que hablaba con él intentaba deshacerme de los copos que habían cubierto casi todo mi cabello, aunque era una tarea complicada.
Aura Núñez- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 12/09/2013
Localización : Burdel
Re: Al son de tus latidos [Aura Nuñez]
Aura…así me dijo que se llamaba mientras peleaba con la nieve de su cabello. -Puedes llamarme Kurt- sonó tan pretencioso que añadí- a ti te dejo- eso había sonado aun peor pero ya no tenía remedio, simplemente me reí y mire hacia otra parte, le di una calada más a mi cigarrillo y la observe unos segundos, no sabía muy bien que decir o hacer, “espabila Callahan” me dije a mi mismo, solía tener mucha soltura con las mujeres, nunca habían supuesto un problema para mí y sin embargo no me animaba a decir nada- Ha sido un placer –dije y me di la vuelta dispuesto a irme, pero no pude. No podía irme así sin más, sin siquiera intentarlo.
Gire sobre mi mismo para quedar nuevamente frente a ella.- Vas muy ligera para el frio que hace, seguro que estas helada.- metí mi mano izquierda en el bolsillo de mi pantalón y baje la mirada mis pies que se movían algo inquietos-¿Te gustaría venir a tomar algo caliente conmigo?.-levante la mirada hacia su rostro dulce –Creo que yo también lo necesito, invito yo-Moví el bolsillo de mi chaqueta haciendo tintinear las monedas que había recaudado aquella noche.
No estaba seguro de si aceptaría, al fin y al cabo era un desconocido para ella y puede que la impresión que le hubiese dado de mi fuese de sobrado o peor aún, de idiota, pero no estaba dispuesto a quedarme con la duda de saber qué podría haber pasado, se me daba muy mal quedarme con intrigas.
Di unos pasos para acercarme un poco más, fueron casi inconscientes. Mire como un copo de nieve cayó suavemente sobre la punta de su nariz y no pude evitarlo. Me deje el cigarrillo en los labios y puse mi dedo sobre su nariz, la tenia helada y el copo de nieve enseguida se derritió con el contacto. “¿pero qué haces? Así solo conseguirás asustarla capullo” me reproche casi enseguida a mí mismo, aparte la mano al instante.
-Perdona-me disculpe casi enseguida.-vi un copo de nieve sobre tu…y bueno solo quería- le di una calada a mi pitillo para dejar de hablar, a esas alturas podía suponer que rechazaría mi oferta. Baje la mirada esperando lo inevitable…o…¿me equivocaba?
Gire sobre mi mismo para quedar nuevamente frente a ella.- Vas muy ligera para el frio que hace, seguro que estas helada.- metí mi mano izquierda en el bolsillo de mi pantalón y baje la mirada mis pies que se movían algo inquietos-¿Te gustaría venir a tomar algo caliente conmigo?.-levante la mirada hacia su rostro dulce –Creo que yo también lo necesito, invito yo-Moví el bolsillo de mi chaqueta haciendo tintinear las monedas que había recaudado aquella noche.
No estaba seguro de si aceptaría, al fin y al cabo era un desconocido para ella y puede que la impresión que le hubiese dado de mi fuese de sobrado o peor aún, de idiota, pero no estaba dispuesto a quedarme con la duda de saber qué podría haber pasado, se me daba muy mal quedarme con intrigas.
Di unos pasos para acercarme un poco más, fueron casi inconscientes. Mire como un copo de nieve cayó suavemente sobre la punta de su nariz y no pude evitarlo. Me deje el cigarrillo en los labios y puse mi dedo sobre su nariz, la tenia helada y el copo de nieve enseguida se derritió con el contacto. “¿pero qué haces? Así solo conseguirás asustarla capullo” me reproche casi enseguida a mí mismo, aparte la mano al instante.
-Perdona-me disculpe casi enseguida.-vi un copo de nieve sobre tu…y bueno solo quería- le di una calada a mi pitillo para dejar de hablar, a esas alturas podía suponer que rechazaría mi oferta. Baje la mirada esperando lo inevitable…o…¿me equivocaba?
Kurt Callahan- Humano Clase Baja
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Re: Al son de tus latidos [Aura Nuñez]
Kurt, así se llamaba...Me quedé algo sorprendida cuando se giró para marcharse y dejarme de nuevo con la mera compañía de la densa nieve. Pero, ¿qué esperaba? Por un lado me daba igual no verlo más, pero por otro parecía que había algo en mí que le decía ''quédate''. Aunque en realidad me sobrara la compañía de hombres sentí que quería conocerlo, quería averiguar qué se escondía tras esa mirada tímida.
Miré hacia arriba cuando se giró de nuevo, haciéndome saber que se quedaba; parecía cómo si hubiera leído mi mente. -Estoy acostumbrada- era la verdad, estaba acostumbrada al frío...otra cosa era el que me agradara. -Está bien. Un café no me vendría nada mal ahora- seguía abrazada a mí misma a la vez que caminaba, ¿de qué servía trabajar en el burdel más prestigioso si ni siquiera podía permitirme una chaqueta en condiciones? Eso es, acepté su proposición, pero a la vez me preguntaba cuánto tardaría en adivinar lo que soy realmente. Estaba casi segura de que si supiera que soy una cortesana no me habría invitado a un café y lo que hubiera hecho habría sido llevarme directamente a la cama: así, esperaba no encontrarme con ningún cliente por el camino.
No éramos muy habladores, la verdad...pero ambos nos acabábamos de conocer y el clima empeoraba por momentos. Pero, justo ocurrió una cosa muy graciosa que me hizo reír como una tonta; pude notar el tacto cálido de la mano del misterioso desconocido. Estaba acostumbrada al tacto, aunque a cualquier otra niña de mi edad le habría incomodado aquella situación...pero yo no era ''otra cualquier niña'', era Aura. Una sonrisa sincera se dibujó en mi rostro al presenciar cómo intentaba disculparse, pero yo quería transmitirle esa energía que me caracteriza. Negué para decir -No tienes porqué disculparte...gracias por ayudarme en esta labor que llevo horas intentando acabar- dije manteniendo la sonrisa a la vez que señalaba todo mi cabello repleto de copos de nieve. En aquel momento parecía una muñeca de porcelana, pero las muñecas de porcelana no sienten y yo siempre estoy sintiendo.
De repente, mis dedos se posaron levemente en su barbilla para levantar suavemente su cabeza, haciendo que nuestras miradas se juntaran. Notaba su preocupación, su miedo a decir lo incorrecto...pero aquello me resultó muy pero que muy tierno. Era de las pocas veces en las que un hombre me trataba bien y aquello me agradaba...aunque, ¿cuánto duraría aquel efímero sueño?. Entonces di un paso hacia adelante y lo llamé con la mano -Vamos Kurt, antes de que nos convirtamos en estatuas de hielo-. Era la primera vez que decía su nombre.
Miré hacia arriba cuando se giró de nuevo, haciéndome saber que se quedaba; parecía cómo si hubiera leído mi mente. -Estoy acostumbrada- era la verdad, estaba acostumbrada al frío...otra cosa era el que me agradara. -Está bien. Un café no me vendría nada mal ahora- seguía abrazada a mí misma a la vez que caminaba, ¿de qué servía trabajar en el burdel más prestigioso si ni siquiera podía permitirme una chaqueta en condiciones? Eso es, acepté su proposición, pero a la vez me preguntaba cuánto tardaría en adivinar lo que soy realmente. Estaba casi segura de que si supiera que soy una cortesana no me habría invitado a un café y lo que hubiera hecho habría sido llevarme directamente a la cama: así, esperaba no encontrarme con ningún cliente por el camino.
No éramos muy habladores, la verdad...pero ambos nos acabábamos de conocer y el clima empeoraba por momentos. Pero, justo ocurrió una cosa muy graciosa que me hizo reír como una tonta; pude notar el tacto cálido de la mano del misterioso desconocido. Estaba acostumbrada al tacto, aunque a cualquier otra niña de mi edad le habría incomodado aquella situación...pero yo no era ''otra cualquier niña'', era Aura. Una sonrisa sincera se dibujó en mi rostro al presenciar cómo intentaba disculparse, pero yo quería transmitirle esa energía que me caracteriza. Negué para decir -No tienes porqué disculparte...gracias por ayudarme en esta labor que llevo horas intentando acabar- dije manteniendo la sonrisa a la vez que señalaba todo mi cabello repleto de copos de nieve. En aquel momento parecía una muñeca de porcelana, pero las muñecas de porcelana no sienten y yo siempre estoy sintiendo.
De repente, mis dedos se posaron levemente en su barbilla para levantar suavemente su cabeza, haciendo que nuestras miradas se juntaran. Notaba su preocupación, su miedo a decir lo incorrecto...pero aquello me resultó muy pero que muy tierno. Era de las pocas veces en las que un hombre me trataba bien y aquello me agradaba...aunque, ¿cuánto duraría aquel efímero sueño?. Entonces di un paso hacia adelante y lo llamé con la mano -Vamos Kurt, antes de que nos convirtamos en estatuas de hielo-. Era la primera vez que decía su nombre.
Aura Núñez- Prostituta Clase Baja
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Localización : Burdel
Re: Al son de tus latidos [Aura Nuñez]
A pesar de que mi acción no había sido la más adecuada ella simplemente se rió consiguiendo que yo también lo hiciera descargando un poco la tensión. De repente sentí el tacto frío pero suave de sus manos, haciendo que mi mirada se posase en sus ojos azules. Ese fue el primer momento en el que supe que quería besarla.
“Callahan, no tienes remedio” me dije a mí mismo y la seguí cuando me llamo con su mano.
Tire mi colilla a la nieve y no tardo en apagarse. Caminamos a la par subiendo una calle buscando una más transitada, seguramente allí no nos costaría encontrar un sitio al que meternos.
Las luces se hicieron más presentes en el camino a medida que avanzábamos. No muy lejos de nosotros una casa pequeña rebosaba ruido, se trataba de una taberna, había algunos hombres discutiendo en la puerta, vi el nombre del sitio en su letrero de madera.
-En este no.- Dije al fin después de todo el silencio que nos acompaño por el camino.- Pero ya sé donde estamos, conozco un sitio mejor, puede que en este acabemos con una silla estampada en la cabeza.- Me reí entre dientes, lo sabía de primera mano, así que continuamos. Sin darme cuenta cogí la mano de Aura y la lleve a través de unas cuantas callejuelas más hasta una construcción de apenas dos pisos y que no solía estar muy frecuentada.
Solté su mano y abrí la puerta- Pasa.- Le ofrecí paso y cuando entró, la seguí cerrando la puerta tras de mí.
Lo primero que te encontrabas al entrar era una barra cuadrada que ocupaba todo el centro de la estancia y en la esquina derecha del fondo una enorme chimenea de piedra acoplada en el hueco. Era lo que más dotaba de luz y calor al sitio, unas cuantas velas repartidas en cada mesa y una araña en la barra era lo que complementaba el resto de la iluminación. Las mesas y sillas de madera constituían todo el mobiliario, no se trataba de un sitio muy grande pero aquella noche estaba algo vacio. Solo dos mesas se encontraban ocupadas y el regente del local parecía aburrido, por eso cuando entramos levanto su cabeza de la barra dándonos la bienvenida.
-Buenas noches- conteste y me dirigí a una de las mesas libres más próximas al fuego.
Me quite el abrigo que estaba húmedo a causa de la nieve mientras Aura tomaba asiento. Sacudí la cabeza y me revolví el cabello para quitarme toda la nieve posible.
-Un café ¿no? Voy a pedir- me acerque a la barra y le pedí una taza de café y un vaso de vino caliente, el más grande que tenia. Lleve ambas bebidas a la mesa y por fin me senté frente a ella. –Su café señorita- Se lo puse delante y levante la vista.- Creo que ahora si tienes una oportunidad para vencer a la nieve de tu cabello- me reí entre dientes, en realidad no tenía tanta gracia. Le di un trago largo a mi bebida y me estremecí entero por el calor que me recorría.
-¿De dónde eres?-Pregunte para iniciar una conversación. Si bien era cierto que hablaba francés muy bien note un ligero acento que la delataba.
off: https://www.youtube.com/watch?v=gGdGFtwCNBE con lo de muñeca de porcelana no pude evitar pensar en este video xD
“Callahan, no tienes remedio” me dije a mí mismo y la seguí cuando me llamo con su mano.
Tire mi colilla a la nieve y no tardo en apagarse. Caminamos a la par subiendo una calle buscando una más transitada, seguramente allí no nos costaría encontrar un sitio al que meternos.
Las luces se hicieron más presentes en el camino a medida que avanzábamos. No muy lejos de nosotros una casa pequeña rebosaba ruido, se trataba de una taberna, había algunos hombres discutiendo en la puerta, vi el nombre del sitio en su letrero de madera.
-En este no.- Dije al fin después de todo el silencio que nos acompaño por el camino.- Pero ya sé donde estamos, conozco un sitio mejor, puede que en este acabemos con una silla estampada en la cabeza.- Me reí entre dientes, lo sabía de primera mano, así que continuamos. Sin darme cuenta cogí la mano de Aura y la lleve a través de unas cuantas callejuelas más hasta una construcción de apenas dos pisos y que no solía estar muy frecuentada.
Solté su mano y abrí la puerta- Pasa.- Le ofrecí paso y cuando entró, la seguí cerrando la puerta tras de mí.
Lo primero que te encontrabas al entrar era una barra cuadrada que ocupaba todo el centro de la estancia y en la esquina derecha del fondo una enorme chimenea de piedra acoplada en el hueco. Era lo que más dotaba de luz y calor al sitio, unas cuantas velas repartidas en cada mesa y una araña en la barra era lo que complementaba el resto de la iluminación. Las mesas y sillas de madera constituían todo el mobiliario, no se trataba de un sitio muy grande pero aquella noche estaba algo vacio. Solo dos mesas se encontraban ocupadas y el regente del local parecía aburrido, por eso cuando entramos levanto su cabeza de la barra dándonos la bienvenida.
-Buenas noches- conteste y me dirigí a una de las mesas libres más próximas al fuego.
Me quite el abrigo que estaba húmedo a causa de la nieve mientras Aura tomaba asiento. Sacudí la cabeza y me revolví el cabello para quitarme toda la nieve posible.
-Un café ¿no? Voy a pedir- me acerque a la barra y le pedí una taza de café y un vaso de vino caliente, el más grande que tenia. Lleve ambas bebidas a la mesa y por fin me senté frente a ella. –Su café señorita- Se lo puse delante y levante la vista.- Creo que ahora si tienes una oportunidad para vencer a la nieve de tu cabello- me reí entre dientes, en realidad no tenía tanta gracia. Le di un trago largo a mi bebida y me estremecí entero por el calor que me recorría.
-¿De dónde eres?-Pregunte para iniciar una conversación. Si bien era cierto que hablaba francés muy bien note un ligero acento que la delataba.
off: https://www.youtube.com/watch?v=gGdGFtwCNBE con lo de muñeca de porcelana no pude evitar pensar en este video xD
Kurt Callahan- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 11/10/2013
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