AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Buscando al amor que destruí {Aura Nuñez, Posible +18}
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Buscando al amor que destruí {Aura Nuñez, Posible +18}
El castillo últimamente estaba tan solo, mi alma estaba totalmente peturbada por haber abandonado a Alexês...
Hice una vez más un viaje a París, en el largo trayecto desde Escocia hice un recuento de lo que sucedió con mi amada rubia. Ya habían pasado doce inviernos desde que la había teóricamente raptado para volverla una esclava de sangre, pero sucedió algo que no preveí; aquella flor estaba a punto de flocer encaminada por la pubertad y en mi castillo se manifestó como una hermosa orquídea sueca. Pese a todo lo que hice no pude evitarlo y me enamoré de ella, pero entonces sucedió algo. Mi amor por ella creció tanto que deseaba volverla mi esposa, quería convertirla y entró con esos pensamientos mi paranoia.
En aquellos momentos recordé a mi creadora, la actual duquesa de los Países Bajos y el sentimiento rencoroso que tengo sobre ella, supe entonces que si la convertía Alexês terminaría odiándome y eso no lo deseaba por nada del mundo. Ella comenzaba a desear ser una vampireza y comprendiendo que cedería a su capricho una noche hicimos un viaje y en París, en burdel la vendí.
Pero la vida me daría un giro y la volvería a cruzar en mi camino y luego de una tragedia tuve que convertirla para que sobreviviera y la volví a abandonar...
En resumen todo eso había pasado, y desde entonces viví en soledad, sin servidumbre y sin deseos de beber más lo necesario de sangre humana. No encontraba placeres y cuando la noticia de la posible muerte de Alexês mi mundo se vino abajo, pero en sueños la ví viva, esperándome como una mortal, y una creciente desperación hizo que marchara a Paris buscándola en el último lugar que la vi... un burdel.
Mi apesumbrado rostro ingresó por la muy solicitada estancia, todo parecía permanecer como antes, vio a muchas cortesanas de años y otras nuevas. Mi aflicción me impidió sondear las mentes de las presentes para a presurar mi búsqueda, de hecho, estaba tan nervioso en lo que pudiera encontrar que un nudo se formó en mi garganta. Caminé con languidez y me senté en un rincón apartado. Los sonidos de música, sexo y porquería llegaron a mis oídos y luego a mi mente. Entonces sentí mi corazón lleno de cobardía y quise salir de allí, pero no podía irme, no podía huir una vez más.
Era obvio que sí realmente había convertido a Alexês en vampireza no la encontraría ahí, por lo que mi mente se confundió totalemnte y de pronto no supe que sucedía, me sentí loco, mareado y tomé asiento. -¿Y sí todo resulta ser un sueño... y sí Alexês no existió?- sí, esa era mi esperanza, una esperanza que mi corazón me decía no existía.
Así que una vez que estuve sentado saqué una bolsa de francos y la coloqué en la mesa, algunas brillantes monedas se asomaron como un atractivo a que el joven requería atención.
Hice una vez más un viaje a París, en el largo trayecto desde Escocia hice un recuento de lo que sucedió con mi amada rubia. Ya habían pasado doce inviernos desde que la había teóricamente raptado para volverla una esclava de sangre, pero sucedió algo que no preveí; aquella flor estaba a punto de flocer encaminada por la pubertad y en mi castillo se manifestó como una hermosa orquídea sueca. Pese a todo lo que hice no pude evitarlo y me enamoré de ella, pero entonces sucedió algo. Mi amor por ella creció tanto que deseaba volverla mi esposa, quería convertirla y entró con esos pensamientos mi paranoia.
En aquellos momentos recordé a mi creadora, la actual duquesa de los Países Bajos y el sentimiento rencoroso que tengo sobre ella, supe entonces que si la convertía Alexês terminaría odiándome y eso no lo deseaba por nada del mundo. Ella comenzaba a desear ser una vampireza y comprendiendo que cedería a su capricho una noche hicimos un viaje y en París, en burdel la vendí.
Pero la vida me daría un giro y la volvería a cruzar en mi camino y luego de una tragedia tuve que convertirla para que sobreviviera y la volví a abandonar...
En resumen todo eso había pasado, y desde entonces viví en soledad, sin servidumbre y sin deseos de beber más lo necesario de sangre humana. No encontraba placeres y cuando la noticia de la posible muerte de Alexês mi mundo se vino abajo, pero en sueños la ví viva, esperándome como una mortal, y una creciente desperación hizo que marchara a Paris buscándola en el último lugar que la vi... un burdel.
Mi apesumbrado rostro ingresó por la muy solicitada estancia, todo parecía permanecer como antes, vio a muchas cortesanas de años y otras nuevas. Mi aflicción me impidió sondear las mentes de las presentes para a presurar mi búsqueda, de hecho, estaba tan nervioso en lo que pudiera encontrar que un nudo se formó en mi garganta. Caminé con languidez y me senté en un rincón apartado. Los sonidos de música, sexo y porquería llegaron a mis oídos y luego a mi mente. Entonces sentí mi corazón lleno de cobardía y quise salir de allí, pero no podía irme, no podía huir una vez más.
Era obvio que sí realmente había convertido a Alexês en vampireza no la encontraría ahí, por lo que mi mente se confundió totalemnte y de pronto no supe que sucedía, me sentí loco, mareado y tomé asiento. -¿Y sí todo resulta ser un sueño... y sí Alexês no existió?- sí, esa era mi esperanza, una esperanza que mi corazón me decía no existía.
Así que una vez que estuve sentado saqué una bolsa de francos y la coloqué en la mesa, algunas brillantes monedas se asomaron como un atractivo a que el joven requería atención.
Última edición por Arleken Lundberg el Lun Ene 06, 2014 1:27 pm, editado 1 vez
Arleken Lundberg- Vampiro/Realeza
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Re: Buscando al amor que destruí {Aura Nuñez, Posible +18}
El Sol se había escondido finalmente dejando a la ciudad a merced de la oscuridad. La tarde había sido aburrida, la misma mierda de siempre: prostitutas barrio-bajeras pidiendo trabajar en el burdel, borrachos echados por todas partes y clientes esperando su turno emocionados. Una carcajada tonta salió de mí cuando vi a un chaval de 14 años sentado en la 'sala de espera' que estaba siendo rodeado por mis compañeras, dándole mimos y éste no sabía dónde meterse ¿Qué esperaba? ¿Caramelos? Al final salió huyendo y toda la gente de la habitación estuvo bromeando sobre aquello un buen rato. En realidad me resultaba desconcertante el hecho de que vinieran críos a este lugar...es decir, ¡deberían aprovechar la infancia!
Algo cansada me llevé una mano a la frente, dándome cuenta así de lo mucho que había bebido el día anterior; la resaca proseguía y se acentuaba más cuanto más quieta estaba. Suspiré y cerré los ojos durante algunos minutos, lo suficiente para escaparme de la realidad y hacer un efímero viaje a mi lugar secreto. Increíblemente, mi mente había sido capaz de retener a la perfección el prado inmenso que solía visitar cuando vivía en España. El mismo prado en el que recibí mi primer beso, el mismo prado por el que mi hermano y yo habíamos correteado en innumerables ocasiones. Sí, a veces me gustaba (o más bien necesitaba) creer que estaba allí, sintiendo la brisa fresca. Pero, ¿a quién pretendía engañar? La Aura que mi mente visualiza es apenas un recuerdo; un año y algunos meses te pueden cambiar completamente, incluso siendo consciente de ello. Mi yo anterior podía soñar sin que su mente se llenara de pensamientos impíos, podía ser ella sin temor a represiones. En cambio, la nueva yo ha tenido que aprender el arte del engaño y cada día que pasa se siente más miserable. Pero eso lo guarda en secreto. Hay que sonreír, siempre.
De repente, un tremendo estruendo me hizo abrir los ojos de golpe; era una botella de vodka que había quedado hecha añicos. Nada más abrir mis ojos pude ver a un cliente grasiento mirando fijamente a una 'empleada'; por su careto sabía que estaba furioso y entonces supuse que él había sido quien había armado tanto jaleo. Fuera lo que fuese no tardó nada en salir por patas y no supe cómo pero de nuevo la sala volvió a estar tan ajetreada y alborotada como siempre; cada uno 'a lo suyo'. En fin, odiaba ese tipo de personas...¿Es que acaso una no puede descansar la mente por unos segundos?.
Ya había pasado una hora y no encontraba un cliente a mi altura, por lo que decidí ir a estirar un poco las piernas. Mi idea de salir se esfumó cuando nada más caminar unos pasos caí al suelo, sintiendo un fuerte dolor en el momento. Me giré con el ceño fruncido y vi a unas cortesanas riéndose de mí; me habían puesto la zancadilla para hacerme caer. -¡¿Qué cojo...- apenas pude quejarme cuando observé las palmas de mis manos ensangrentadas; me había clavado como unos cincuenta mini-cristales (parecía ser que nadie los había limpiado aún). Dolía, realmente dolía pero me aguanté por muchas ganas que tuvieran mis lágrimas de aparecer. El silencio había vuelto a reinar la sala y yo me limité a intentar desaparecer de ahí y desempeñar la labor de quitar todos y cada uno de los cristales. ¡Podía notar incluso cómo se incrustaban en mi fina piel! Pero como estaba algo exaltada, tropecé sin querer con un hombre que no conocía. Levanté la mirada para hundirme en unos ojos castaños que me miraban. Esperaba no haberme metido en un lío.
Algo cansada me llevé una mano a la frente, dándome cuenta así de lo mucho que había bebido el día anterior; la resaca proseguía y se acentuaba más cuanto más quieta estaba. Suspiré y cerré los ojos durante algunos minutos, lo suficiente para escaparme de la realidad y hacer un efímero viaje a mi lugar secreto. Increíblemente, mi mente había sido capaz de retener a la perfección el prado inmenso que solía visitar cuando vivía en España. El mismo prado en el que recibí mi primer beso, el mismo prado por el que mi hermano y yo habíamos correteado en innumerables ocasiones. Sí, a veces me gustaba (o más bien necesitaba) creer que estaba allí, sintiendo la brisa fresca. Pero, ¿a quién pretendía engañar? La Aura que mi mente visualiza es apenas un recuerdo; un año y algunos meses te pueden cambiar completamente, incluso siendo consciente de ello. Mi yo anterior podía soñar sin que su mente se llenara de pensamientos impíos, podía ser ella sin temor a represiones. En cambio, la nueva yo ha tenido que aprender el arte del engaño y cada día que pasa se siente más miserable. Pero eso lo guarda en secreto. Hay que sonreír, siempre.
De repente, un tremendo estruendo me hizo abrir los ojos de golpe; era una botella de vodka que había quedado hecha añicos. Nada más abrir mis ojos pude ver a un cliente grasiento mirando fijamente a una 'empleada'; por su careto sabía que estaba furioso y entonces supuse que él había sido quien había armado tanto jaleo. Fuera lo que fuese no tardó nada en salir por patas y no supe cómo pero de nuevo la sala volvió a estar tan ajetreada y alborotada como siempre; cada uno 'a lo suyo'. En fin, odiaba ese tipo de personas...¿Es que acaso una no puede descansar la mente por unos segundos?.
Ya había pasado una hora y no encontraba un cliente a mi altura, por lo que decidí ir a estirar un poco las piernas. Mi idea de salir se esfumó cuando nada más caminar unos pasos caí al suelo, sintiendo un fuerte dolor en el momento. Me giré con el ceño fruncido y vi a unas cortesanas riéndose de mí; me habían puesto la zancadilla para hacerme caer. -¡¿Qué cojo...- apenas pude quejarme cuando observé las palmas de mis manos ensangrentadas; me había clavado como unos cincuenta mini-cristales (parecía ser que nadie los había limpiado aún). Dolía, realmente dolía pero me aguanté por muchas ganas que tuvieran mis lágrimas de aparecer. El silencio había vuelto a reinar la sala y yo me limité a intentar desaparecer de ahí y desempeñar la labor de quitar todos y cada uno de los cristales. ¡Podía notar incluso cómo se incrustaban en mi fina piel! Pero como estaba algo exaltada, tropecé sin querer con un hombre que no conocía. Levanté la mirada para hundirme en unos ojos castaños que me miraban. Esperaba no haberme metido en un lío.
Aura Núñez- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 12/09/2013
Localización : Burdel
Re: Buscando al amor que destruí {Aura Nuñez, Posible +18}
¿Estaba siendo ignorado?
Cada mortal presente en el burdel, ya sean cortesanas o clientes, estaban en lo suyo. Mi calidad de Conde poco valía en ese lugar, después de todo era un noble de tierras lejanas lo que me daba cierto anonimáto y ni que hablar de mi naturaleza vampírica que pasaba inadvertida sin que yo hiciera algo al respecto. ¿Cuántos inmortales desearían encontrarse en mi situación? Pasar desapercibido era algo que todos deseabamos y yo lo conseguía en un lugar de mala muerte y sin embargo, elegante y agraciado.
Entonces mis ojos se posaron en una rubia que caía luego de tropezarse, sus manos estaban manchadas de sangre y su rostro se escondía por la melena que caía suspendida por la inclinación de su cuerpo. En lugar de permitirle que cayera la tomé de la cintura y la atraje hacía mí. El caabello seguía cubriendo la mayoría del rostro, pero no los labios, no los bien definidos labios, labios como los de Alexês.
Sé que si mi corazón latiera se hubiera acelerado sin control, sé que si mi piel pudiera sudar, sudaría con nervios y es que la mujer que estaba en mis brazos podía ser mi Alexês, mi amada Alexês. Deseé que mi mano pudiera temblar para que demostrará lo nervioso que estaba y así Alexês descubriera en un primer vistazo lo arrepentido que estaba, al menos eso esperaba de ella. Pero al descubrirle el rostro me di cuenta que no era ella. Inmediatamente mi poder de manipulación de la memoria violó su mente para saber que estaba pensando.
-¿Acaso meterte en un lío es lo que puede conducirte a un hombre que puedas considerar a tu altura?, al menos mientras estás dentro de este establacimiento, sabemos que si lo haces afuera no saldrás bien librada- le dijé con una sonrisa en mi rostro, mi manos enguantadas la retuvieron en un afectuoso abrazo. -Quiero que seas mi compañera esta noche, toma la bolsa y condúceme a un lugar privado... Aura Núñez de Aragón a quién la vida poco le ha sonreído y atrapada aquí no ha podido cumplir el sueño que te trajo a París... bailar- le hablé ahora en español, si existía una posibilidad de no aceptarlo, esa posibilidad se desvanecería por la curiosidad de ¿por qué él sabía todo eso?
Cada mortal presente en el burdel, ya sean cortesanas o clientes, estaban en lo suyo. Mi calidad de Conde poco valía en ese lugar, después de todo era un noble de tierras lejanas lo que me daba cierto anonimáto y ni que hablar de mi naturaleza vampírica que pasaba inadvertida sin que yo hiciera algo al respecto. ¿Cuántos inmortales desearían encontrarse en mi situación? Pasar desapercibido era algo que todos deseabamos y yo lo conseguía en un lugar de mala muerte y sin embargo, elegante y agraciado.
Entonces mis ojos se posaron en una rubia que caía luego de tropezarse, sus manos estaban manchadas de sangre y su rostro se escondía por la melena que caía suspendida por la inclinación de su cuerpo. En lugar de permitirle que cayera la tomé de la cintura y la atraje hacía mí. El caabello seguía cubriendo la mayoría del rostro, pero no los labios, no los bien definidos labios, labios como los de Alexês.
Sé que si mi corazón latiera se hubiera acelerado sin control, sé que si mi piel pudiera sudar, sudaría con nervios y es que la mujer que estaba en mis brazos podía ser mi Alexês, mi amada Alexês. Deseé que mi mano pudiera temblar para que demostrará lo nervioso que estaba y así Alexês descubriera en un primer vistazo lo arrepentido que estaba, al menos eso esperaba de ella. Pero al descubrirle el rostro me di cuenta que no era ella. Inmediatamente mi poder de manipulación de la memoria violó su mente para saber que estaba pensando.
-¿Acaso meterte en un lío es lo que puede conducirte a un hombre que puedas considerar a tu altura?, al menos mientras estás dentro de este establacimiento, sabemos que si lo haces afuera no saldrás bien librada- le dijé con una sonrisa en mi rostro, mi manos enguantadas la retuvieron en un afectuoso abrazo. -Quiero que seas mi compañera esta noche, toma la bolsa y condúceme a un lugar privado... Aura Núñez de Aragón a quién la vida poco le ha sonreído y atrapada aquí no ha podido cumplir el sueño que te trajo a París... bailar- le hablé ahora en español, si existía una posibilidad de no aceptarlo, esa posibilidad se desvanecería por la curiosidad de ¿por qué él sabía todo eso?
Arleken Lundberg- Vampiro/Realeza
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Re: Buscando al amor que destruí {Aura Nuñez, Posible +18}
El silencio aún reinaba en el lugar, los espectadores observaban boquiabiertos la escena como si de una mismísima obra de teatro se tratase. En apenas unos segundos me vi envuelta por un abrazo inesperado e insulso que me salvó de volver a caer de nuevo en el ahora punzante suelo. Apenas pude ver su rostro pero tan sólo me bastó prestar un poco de atención a sus palabras para darme cuenta de que no era un simple barrio-bajero, era alguien de prestigio cuyo nombre estaba segura de que sería casi impronunciable. Y, ¿qué significaba 'prestigio'? Un buen saco de monedas. No lo iba a dejar escapar.
Pero justo cuando me mojé los labios para decirle algo que ahora no recuerdo él volvió a hablar y en ese momento sentí como todo mi cuerpo se entibiaba. ''Aura Núñez de Aragón a quién la vida poco le ha sonreído y atrapada aquí no ha podido cumplir el sueño que te trajo a París... bailar''. Un momento, ¿cómo sabía tantas cosas de mí? Y lo que era peor, ¿cómo lo había averiguado si nunca se lo había contado a nadie? Inmediatamente le tapé la boca con toda la confianza del mundo, pues ese secreto había estado desde hace casi dos años guardado bajo llave; si aquello se gritaba a los cuatro vientos sería mi fin, incluso si nadie en la sala lo entendía porque lo había dicho en español. -¿Qué es lo que tramas?- le susurré al oído yo también hablando en mi idioma natal.
Me aseguré de coger la bolsa antes de aceptar siquiera su petición, miré hacia todos los lados y con seguridad lo tomé de la mano para llevarlo rápidamente a una de las habitaciones más lujosas de todo el burdel. No había nadie, por lo que finalmente pude respirar en paz. Ya estando solos me dediqué a apreciar cada pequeño detalle del hombre que podría provocar mi insania y posteriormente mi muerte prematura. Era alto, bastante más que yo y poseía un cabello oscuro que lucía cuidado, tenía una piel blanquecina...sin imperfecciones; todo en él me indicaba varias cosas: que no era de aquí, que tenía mucho dinero y lo más importante de todo: que era muy extraño pero con su toque atractivo.
Una vez acabada esta descripción mental que no duró mucho, me senté en la cama y me recogí el pelo, descuidando algunos cabellos que caían poco a poco tímidamente por mis hombros. -Aceptaré tu dinero y acabaremos haciéndolo como dos locos enamorados y esas chorradas- hice una pausa breve para seguir -Pero con una condición, deberás contarme cómo y por qué sabes todo eso sobre mí. Debes saber que doy mucho miedo enfadada- sonreí sarcásticamente, mostrando una aparente firmeza mientras pasaba de una mano a otra la bolsa con monedas.
Pero justo cuando me mojé los labios para decirle algo que ahora no recuerdo él volvió a hablar y en ese momento sentí como todo mi cuerpo se entibiaba. ''Aura Núñez de Aragón a quién la vida poco le ha sonreído y atrapada aquí no ha podido cumplir el sueño que te trajo a París... bailar''. Un momento, ¿cómo sabía tantas cosas de mí? Y lo que era peor, ¿cómo lo había averiguado si nunca se lo había contado a nadie? Inmediatamente le tapé la boca con toda la confianza del mundo, pues ese secreto había estado desde hace casi dos años guardado bajo llave; si aquello se gritaba a los cuatro vientos sería mi fin, incluso si nadie en la sala lo entendía porque lo había dicho en español. -¿Qué es lo que tramas?- le susurré al oído yo también hablando en mi idioma natal.
Me aseguré de coger la bolsa antes de aceptar siquiera su petición, miré hacia todos los lados y con seguridad lo tomé de la mano para llevarlo rápidamente a una de las habitaciones más lujosas de todo el burdel. No había nadie, por lo que finalmente pude respirar en paz. Ya estando solos me dediqué a apreciar cada pequeño detalle del hombre que podría provocar mi insania y posteriormente mi muerte prematura. Era alto, bastante más que yo y poseía un cabello oscuro que lucía cuidado, tenía una piel blanquecina...sin imperfecciones; todo en él me indicaba varias cosas: que no era de aquí, que tenía mucho dinero y lo más importante de todo: que era muy extraño pero con su toque atractivo.
Una vez acabada esta descripción mental que no duró mucho, me senté en la cama y me recogí el pelo, descuidando algunos cabellos que caían poco a poco tímidamente por mis hombros. -Aceptaré tu dinero y acabaremos haciéndolo como dos locos enamorados y esas chorradas- hice una pausa breve para seguir -Pero con una condición, deberás contarme cómo y por qué sabes todo eso sobre mí. Debes saber que doy mucho miedo enfadada- sonreí sarcásticamente, mostrando una aparente firmeza mientras pasaba de una mano a otra la bolsa con monedas.
Aura Núñez- Prostituta Clase Baja
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Re: Buscando al amor que destruí {Aura Nuñez, Posible +18}
La seguí a su ritmo, aquel gesto que había hecho de cubrirme la boca me había parecido divertido y por un breve segundo pensé en ella; pero no podía seguir pensando en lo que había sucedido en la mesa, yo había ido por una razón y esa era saber de Alexês y nada más, nada me distraería de mi propósito, ni siquiera la española sensual que contoneando naturalmente caminaba delante de mí.
Llegamos hasta una habitación lujosa, sonreí. Era vanidoso y mucho como la mayoría de los vampiros, pero me adaptaba a los cuartos de los burdeles que se presentaran para la ocasión. Aura se sentó, claro que en todo momento me dediqué a leer su mente, por lo que mi sonrisa se trataba de eso, divertirme por sus pensamientos que tenía sobre mí. Cuando me habló en ese tono, volví a ver a Alexês en ella, la cabellera rubia y la piel me confundieron por un momento, era como sí… no era posible, ella no tenía ninguna clase de poderes sólo era mi ansiedad de saber de Alexês y nada más.
-No te confundas niña… No quiero tomar tu cuerpo- dije divertido aunque la verdad pensé –es una lastima porque su cuerpo realmente despierta en mí ese deseo animal-, estando parado frente a ella llevé mi mano a mi barbilla y sonreí con cinismo. –Por mucho que te enfadaras no podrías superarme mujer, pero eso no me es interesante- dije y caminé para sentarme a su lado.
-Hagamos un trato, yo te diré por qué sé ese secreto tuyo y tu me ayudarás a buscar a una cortesana- sin poder evitarlo suspiré, era muy probable que Aura no hubiera escuchado nunca el nombre de Alexês, que la hubiera conocido o visto. Pero yo, el conde no podía irme de ese lugar sin nada, algo podía rescatar ya sea por las propias palabras de Aura o simplemente manipulando su memoria.
-El nombre de la mujer a la que busco es Alexês Nyíri, no tenía un gran acento francés, alguna vez vivió en Suecia, su tierra, pero fue secuestrada y después vendida en este lugar por la persona que la amaba con una intensidad que no puedo describir con mucho detalle- me detuve cuando supe que me estaba delatando, no dejé de mirar a Aura, no podía, no quería. –Tenía un cabello dorado como el tuyo, y su piel era tan semejante a la tuya, unos labios igual de definidos que los tuyos y el mismo brillo intenso en los ojos… ¿La has visto, sabes algo de ella?- casi le imploré sin ya importarme nada más.
Llegamos hasta una habitación lujosa, sonreí. Era vanidoso y mucho como la mayoría de los vampiros, pero me adaptaba a los cuartos de los burdeles que se presentaran para la ocasión. Aura se sentó, claro que en todo momento me dediqué a leer su mente, por lo que mi sonrisa se trataba de eso, divertirme por sus pensamientos que tenía sobre mí. Cuando me habló en ese tono, volví a ver a Alexês en ella, la cabellera rubia y la piel me confundieron por un momento, era como sí… no era posible, ella no tenía ninguna clase de poderes sólo era mi ansiedad de saber de Alexês y nada más.
-No te confundas niña… No quiero tomar tu cuerpo- dije divertido aunque la verdad pensé –es una lastima porque su cuerpo realmente despierta en mí ese deseo animal-, estando parado frente a ella llevé mi mano a mi barbilla y sonreí con cinismo. –Por mucho que te enfadaras no podrías superarme mujer, pero eso no me es interesante- dije y caminé para sentarme a su lado.
-Hagamos un trato, yo te diré por qué sé ese secreto tuyo y tu me ayudarás a buscar a una cortesana- sin poder evitarlo suspiré, era muy probable que Aura no hubiera escuchado nunca el nombre de Alexês, que la hubiera conocido o visto. Pero yo, el conde no podía irme de ese lugar sin nada, algo podía rescatar ya sea por las propias palabras de Aura o simplemente manipulando su memoria.
-El nombre de la mujer a la que busco es Alexês Nyíri, no tenía un gran acento francés, alguna vez vivió en Suecia, su tierra, pero fue secuestrada y después vendida en este lugar por la persona que la amaba con una intensidad que no puedo describir con mucho detalle- me detuve cuando supe que me estaba delatando, no dejé de mirar a Aura, no podía, no quería. –Tenía un cabello dorado como el tuyo, y su piel era tan semejante a la tuya, unos labios igual de definidos que los tuyos y el mismo brillo intenso en los ojos… ¿La has visto, sabes algo de ella?- casi le imploré sin ya importarme nada más.
Arleken Lundberg- Vampiro/Realeza
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