Mephistopheles is just beneath and he's reaching up to grab me.

   
   

PERSONALIDAD DEL PERSONJE

Siempre ha creído ser valiente, ser capaz de enfrentar cualquier adversidad que la vida le plantee, hacerle frente a las situaciones adversas encontrando la mejor solución. Siempre creyó que tenía en sus manos el poder para generar grandes cambios y por eso jugaba con él como un felino lo hace con la presa que acaba de atrapar, pero la soberbia le jugó en contra y el destino quiso que ese hombre de lengua chispeante y humor ácido se transformara en un ser taciturno, silencioso, observador y vengativo. Johann se convirtió en Mephistopheles y el cambio de nombre fue también un cambio de personalidad.

Su mayor característica es el control. Puede estar fácilmente varios días sin alimentarse y esto no se ve reflejado en su rostro o acciones, aunque sí levemente en su estado anímico que se hace aún más oscuro e irónico. Este férreo autocontrol es llevado a cada aspecto de su vida desde que fue convertido, por lo mismo hace algunos siglos decidió ser célibe y aunque se le han presentado múltiples tentaciones hasta ahora no ha caído. Cree en su fuerza de voluntad como el pilar fundamental de sus decisiones, muchas veces se pone a prueba y mientras algo más le cuesta, el desafío se hace mayor y su interés en ello también.

Es estricto y exigente especialmente consigo mismo pero también con sus trabajadores y su empresa. Aunque dedica mucho tiempo a esta labor, sabe delegar parte del trabajo por lo que siempre pide que todos entreguen su máximo del mismo modo en que él lo hace. Quienes lo conocen lo consideran alguien silencioso y tranquilo, bastante transparente y honesto, con él no hay dobles lecturas pese a que sí tener dos facetas bien marcadas. Johann es el hombre que da trabajos y que suele pasar horas encerrado en su despacho con la nariz enterrada en los libros o los papeles que pide a sus empleados. Mephistopheles es el vampiro cruel que no duda en matar después de alimentarse porque siempre está al límite.

La venganza lo mueve, el egoísmo se ha hecho parte de su ser desde que descubrió que la vida es una maldita puta que sólo le ha dado malos momentos. Cuando se muestra gentil y amable es durante los escasos segundos en que ve niños que le recuerden a sus hermanos, de todos modos estos periodos de corazón blando le duran poco y luego vuelve a cerrarse, quedando dentro de las paredes de esa cárcel que él mismo ha construido y cuya llave se perdió el día en que adoptó la vida eterna. Desconoce el calor de un abrazo, las chispas de los besos apasionados y el frío gélido de su piel también es el reflejo de la falta de calidez de su interior. No tiene alma, pero incluso cree nunca haberla tenido mientras fue humano.

Mephistopheles no es malvado, sólo es práctico y mantiene las cosas simples. Le sirves, te mantiene cerca. Eres alimento, mueres. Si eres tentación, te aleja. Y así, existir no se hace complicado y los años pasan un poco menos lento. Johann ya no está presente, está enterrado y con él todo rastro de su humanidad.

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