Tormenta en el Bosque -(Privado - Durand)

La lluvia la había cogido en mitad del bosque, ¿que era lo que pasó por su cabeza cuando decidió salir esa tarde a caminar por un lugar que no conocía?, era algo que se preguntaba a cada momento. Suspiró, cerrando los ojos y elevando una plegaria, el lugar donde se encontraba no le agradaba del todo. Frotó sus brazos con las manos, intentando darse calor.  Estaba muy bien abrigada y aunque se hubiera mojado un poco, eso no debería darle aquella sensación entre frio y miedo. Negó con la cabeza, - no es frío lo que siento, sé que no estoy sola y que estas ruinas ocultan demasiado dolor – se dijo para sí mientras sopesaba la posibilidad de salir en busca de su caballo, pero éste había presentido esa energía mucho antes que ella y huyó dejándola sola en ese lugar, en mitad de una tormenta que parecía tiraría abajo el cielo.

Los truenos y aquellos relámpagos que iluminaban el cielo tormentoso, se podían ver a pesar de lo frondoso de la arboleda, la hicieron desistir de aventurarse a recorrer la distancia que seguramente la separaba de las primeras viviendas cercanas a la ciudad. Hizo unos pasos hacia atrás, alejándose de la entrada, hundiéndose en las penumbras de la derruida construcción. Inspiró, tratando de obtener coraje y giró despacio enfrentando aquel pasillo que se abría delante suyo. De un lado y otro de éste había puertas, de algunas solo quedaban los marcos, en otras las hojas desvencijadas. Sintió una tristeza en mitad del pecho, ante ella imágenes de esa mansión en sus mejores días se fue creando, bella, luminosa, un lugar donde una familia había sido feliz alguna vez y que hoy solo continuaba en pié un triste esqueleto destruido, como símbolo de lo efímero de la felicidad y la vida.

Caminó con pasos cortos, teniendo cuidado donde apoyaba sus pisadas, internándose en aquel pasillo. El sonido lejano de un piano la fue llamando, confundiéndola, atrayéndola como un pequeño cervatillo a la trampa colocada por un cazador furtivo. Shannon estaba segura de que esa melodía debía estar solo en su cabeza pues de otra forma  era  imposible escucharla con tanta fuerza como si en verdad alguien estuviera ejecutando un piano y en esa construcción solo había abandono y soledad. Siguió internándose cada vez más en aquel pasillo que le pareció eterno, al llegar al final de éste descubrió que era  cortado por uno de similares características y cuando giró su cabeza hacia la izquierda, contempló con asombro que de una de las puertas de aquel nuevo pasillo, un resplandor amarillento se reflejaba en la pared encalada de la construcción, - pero como puede ser posible – caviló  - fuego, un hogar, y el sonido del piano – se quedó en silencio, decidiendo que era lo más conveniente para hacer.

Un nuevo trueno hizo estremecer el cuerpo de la bruja, instintivamente llevó un pie hacia tras y sin querer trastabilló, agitó sus manos en un esfuerzo inútil por no caer, aferrándose a una mesa de arrimo en la que descansaba un polvoriento candelabro con sus velas casi totalmente consumidas. El objeto cayó pesadamente al suelo haciendo un sonido que se extendió por toda la construcción, Shannon, contuvo el aliento, los ojos abiertos de forma desmesurada, mostrando el terror que ese lugar le provocaba y su corazón latió con fuerza en medio de su pecho, la boca se le secó y su garganta no pudo emitir ni un sonido, allí se quedo, aterrada, esperando que vinieran por ella.

Lo notaba en todo su cuerpo, en los huesos, en la piel, en la sangre. Todo le decia que la noche mas temida del mes estaba cerca, no era necesario ni mirar el calendario lunar, el cual tenia mas que al dia. Pronto seria luna llena y se convertiria de nuevo en un animal. Era la hora de prepararlo todo para la gran noche que estaba por llegar.

Se dirigio hacia su armario para coger la capa negra con capucha y un pequeño paquete que envolvia algo de chocolate, uno de sus placeres. Cuando salio de su casa lo hizo por una ventana del primer piso que daba a la zona del bosque. Una vez fuera se quedo mirando hacia donde se unian los primeros arboles, sonrio, cerro los ojos y aspiro fuerte el fresco aire que lo rodeaba. Percibio olores de humedad y tierra mojada -se acerca una tormenta- penso mientras se colocaba la capucha que solo dejaba ver su barba y parte de su boca.

Se adentro hacia la espesura, iba a un lugar conocido que le traia gratos recuerdos, la mansion de sus abuelos. Ahora era solo un monton de ruinas que van formando poco a poco parte del bosque. Pero es un lugar perfecto para esa noche especial de cada mes. Como se encontraba lejos de la ciudad, muy adentrada en el bosque, donde nadie iba, sus gritos de dolor no se oian y con algunos preparativos se convertia en un mejor sitio para evitar hacer daño a nadie.

Entro en una de las salas que se encontraban mas covijadas, alli habia preparado una acojedora habitacion para pasar los dias antes de la luna llena. Habia un perchero junto a la puerta donde ahora se encontraba, una chimenea de piedra en la pared de la derecha, a la izquierda un sofa rojo con una mesita de madera a su lado y encima de la misma un pequeño candil. Y delante una estanteria llena de libros, un hermoso piano y otra puerta que daba a unahabitacion preparada en la que se encerraba para no hacer daño a nadie.

Encendio el candil y la chimenea. Se quito la capucha y la colgo en el perchero, quedando con su camisa blanca. Despues de dar una paseo por la habitacion, se acerco al piano y comenzo a tocar. Estaba tan ensimismado en la musica que no se percato de que habia otra presencia en aquel lugar hasta que se oyo un fuerte ruido. Salio en busca de su origen y encontro a una mujer junto a una mesilla destrozada y un viejo candelabros tirados en el suelo. Miro a la joven sorprendido, no la esperaba por alli, ni a ella ni a nadie. Veia e miedo en su rostro y su aura, ademas no era una humana normal. Se quedo un momento con la boca abierta, sin saber que decir, movio la cabeza para salir de su ensimismamiento y le hablo - ¿Os encontrais bien? ¿Estais herida? - le dijo sin acercarse demasiado para evitar que se sintiese amenazada - No deberiais de estar aqui, esta zona del bosque es bastante peligrosa - le comento sonriente mientras colocaba la mesa y el candelabro en su sitio.

De aquella habitación, pudo observar una sombra larga se proyectaba temblorosa en la pared del pasillo y de la puerta de la estancia surgía un ser, un espectro, ¡o que otra cosa podía ser aquel hombre que poseía un aura tan distinta a todas las que había conocido?  nunca en su vida tuvo la oportunidad de contemplar un tipo de aura semejante, no podía distinguir si se trataba de un cambiaforma, aunque de algo estaba segura - vampiro no es y fantasma... tampoco  - pensó mientras intentaba comunicarse con el ente por medio de su poder de nigromante, pero no lo conseguía,  sus intentos fueron en vano y cada vez se acercaba mas y mas.

Shannon no se podía mover, estaba realmente aterrada, sus ojos seguían con aquella expresión de pavor, hasta que el hombre habló y se inclinó para tomar el candelabro. Fue recién en ese instante que la bruja se dio cuenta que aunque no era un hombre común y corriente, tampoco parecía ser peligroso, - por lo menos hasta el momento - caviló. Sonrió algo nerviosa, intentaba calmar el temblor que se había apoderado de ella, - no... digo, si... bueno... quiero decir que... no estoy herida y si... estoy bien – dijo mientras el rubor trepaba por su rostro.  Un nuevo trueno la hizo dar un  grito, acentuando aun mas aquel rubor, estaba comportándose como una chiquilla miedosa y una bruja como ella, de lo que menos se le podía culpar era de ser asustadiza.

Carraspeó e irguió su cuerpo, miró al hombre mientras en sus labios surgía una tímida y fugaz sonrisa, - disculpe, no sabía que alguien viviera en esta... - miró a su alrededor, contemplando la ruina que era ese lugar, volvió fijar su vista en el rostro del extraño – construcción... en verdad pensé que solo eran ruinas abandonadas, creí que podría refugiarme de la tormenta – terminó su frase mientras, observaba como él, acomodaba la mesilla y el candelabro en el lugar que antes ocuparan, como si en verdad todo estuviera en perfectas condiciones y no fuera cómico tratar de adecentar un lugar que de por sí era un total caos de desolación.

Siguió observándolo, manteniendo la sonrisa en su rostro. De pronto una nueva imagen llegó hasta su cabeza, - abuelo, abuelo, miraaaaa.... mira lo que he encontrado en el bosque...- era un pequeño niño, corriendo por ese pasillo,  un hombre mayor  lo contemplaba con el orgullo pintado en su rostro y el amor en sus pupilas, - ese niño es usted – susurró casi imperceptiblemente, lo recorrió con la mirada, tratando de reconocer al pequeño de cabellos ensortijados y mirada risueña. Cuando el sujeto le recordó que esa zona del bosque no era segura, ella asintió con la cabeza, - si, es verdad, pero es que me perdí, bajé de mi montura para descansar y en eso un trueno la asustó... - cayó por un momento, era algo ridículo que le pasara eso a ella que era criadora de caballos, pero sabía que algo mas que un simple trueno había asustado al animal, lo que todavía no tenía claro era ... ¡que!

- No puedo volver... por lo menos mientras continúe lloviendo, la noche está a punto de caer y no conozco mucho el terreno – le expresó mientras se arrebujaba en su abrigo, que seguía mojado y ya le calaba el frío en los huesos. Sin poder controlarlo sus dientes comenzaron a castañetear, en verdad necesitaba acercarse al fuego que seguía iluminando cálidamente la habitación que contemplaba tras las espaldas del individuo, pero, Shannon, no podía ser tan impertinente y adentrarse sin permiso a la vivienda de un extraño.