Cuando el dia y la noche no existen.

Como si se tratara del lienzo de un pintor, las horas lentamente teñían los cielos de rojos y violetas de diferentes matices. Los colores bailaban en el cielo de una forma tan armónica que en un momento podías observar el rojo más intenso a tu derecha y encontrar el violeta mas profundo a tu izquierda ¿ En que punto el naranja; tan cálido, vibrante y lleno de fulgor se volvía opaco y melancólico? ¿En que momento el dia se transformaba en noche? Por supuesto que uno puede distinguir con claridad cuando la noche avanza por el firmamento, con su elegante manto negro salpicado por estrellas. Por supuesto, tambien, que se podria comentar con total seguridad y sin error a fallar cuando ya la oscuridad había colonizado el cielo con una sonrisa plateada.

Pero ¿Cuándo acababa el día? En aquella transición cromática tan abrupta y sin embargo tan sublime ¿Existía un punto exacto en el que la noche comenzara?  Ojos castaños recorrieron el firmamento por interminables minutos buscando un desfasaje en el degrade, una mancha mas oscura, mas clara que delatara el segundo exacto. Ojos castaños se cerraron lentamente, derrotados y dejaron paso a una arruga que se abrio paso entre sus cejas, evidentente de la molestia que sentía por preguntarse y esperar por cosas tan abstractas, cosas fuera de su alcance.
Por supuesto que no había línea que dividiera el día de la noche, el bien y el mal en un punto exacto. Y si existiera entonces quizas fuera tan difusa que fuera imposible de percibir, como la luz fundiéndose en la oscuridad.  Cuando nos damos cuenta que la hemos cruzado es cuando estamos del otro lado.

Pero a diferencia de todo lo anterior. Juliet era perfectamente capaz de distinguir el minuto en que su vida había dado vuelco para sumirse en la oscuridad e irónicamente ahora era incapaz de imaginar los futuros que de niña tanto deseaba. Una sonrisa seca se abrio paso entre sus labios para convertirse en una helada nube de vaho. Aquello ya no importaba, los sueños perdidos en el camino ya no la mantenían despierta y no eran la razón por la que buscaba líneas difusas, inexistentes en el cielo que al ayudaran a definir los márgenes de sus acciones

-O estoy volviéndome loca, o he bebido de mas – fue su única conclusión al abrir los ojos y observar el mismo entorno que habia dejado atrás hacia pocos minutos para revolver todas sus neuronas en un enigma imposible.  Sus dedos tamborilearon el cuello de la botella sin dejarla caer,  sopesando el liquido en su mano derecha se levanto en un movimiento tan fluido que dejaba atrás y sobre el banco de la plazoleta la segunda hipótesis –Una pena …era preferible estar ebria – una sonrisa de lado marco su rostro mientras sus ojos tristes volvían a vagar por el escenario frente a ella preguntándose cuantas de las personas en aquella plaza sabían de los limites y fronteras,  cuantas los traspasarian aquella noche (¿Sabian que era de noche?) y cuantas se los cuestionaban diariamente

Decidio que un nuevo trago era la respuesta mas acertada

Atrapada en sus pensamientos, Juliet no sintió la presencia que lentamente se acercaba a ella hasta que la voz la saco de sus cavilaciones.  Era verdad que la había visto por el rabillo del ojo moverse por los senderos del parque en su dirección pero,  hasta ese momento, había sido solo una sombra sin rostro al igual que el resto de los traseuntes nocturnos. Y , si era sincera, no había dado mucha importancia a su dirección, muchos solian cruzarse en su camino e ignorarla como si en realidad fuera ella la sombra.

Pestañeo una vez, dos veces mientras intentaba asimilar que una de las sombras adquiria voz y rostro frente a ella - ¿perdon? – dijo confundida mientras lograba salir de su encimamiento. Un segundo mas tarde, las palabras de la joven cobraron sentido y le sacaron una risa que ahogo detrás de sus dedos. Resultaba Ironico para la morocha que la acusaran de asesinar sus neuronas y que, segundos despues, no entendiese una simple pregunta  – Parece que tienes razón pero también tiene sus ventajas ¿o no? – dijo mientras volteaba a ver a su acompañante que la observaba con ojos oscuros envueltos en interés y aburrimiento. Su piel palida y tersa delataba que la mujer frente a ella no tenia mucho mas de 20 años lo cual hacia de esta una extraña coincidencia. Las mujeres no solian recorrer las calles de parís al anochecer, no cuando la noche escondia toda clase de mounstros, secretos y escorias. De sombras

- Por supuesto – asintió y sin embargo no volvió a sentarse, simplemente quedo estacionada en su lugar observando a la completa extraña – Quizas me equivoque pero probablemente no  quieras un trago ¿verdad? – dijo levantando la botella hasta su línea de visión, todavia quedaba poco mas de la mitad dado que Juliet era una consumidora –de bebidas y alimentos- lenta, siempre perdida en si misma provocaba que el alcohol se digiriera con bastante fluidez – En cualquier caso  …¿eres de preocuparte mucho por las neuronas de desconocidos? – dijo sonriendo de lado, casi como una broma pues le costaba imaginar personas que salían de su camino por mero interés, especialmente hacia ella

Se alegro de saber que no estaba equivocada. Había cierto confort en predecir eventos mundanos, quizás fuera la falsa sensación de familiaridad y seguridad que proporcionaban, como si ella en verdad supiera con quien lidiaba cuando en realidad todavía seguía siendo una desconocida de la cual no podía saber que esperar.  

Pero eso no evito que una sonrisa pequeña y orgullosa se extendiera por sus labios hasta marcarse en sus mejillas aunque la castaña intentara enseguida borrarla dando un nuevo sorbo a su bebida, algo bastante gracioso si tenia en cuenta que le acaban de advertir de sus efectos, pero ya antes le habían advertido de muchas cosas a las cuales no prestaba atención simplemente por obstinada. No que lo fuera admitir

Por unos segundos ambas se quedaron calladas. El silencio no fue forzado ni denso, era como si ambas estuviesen solas pero en compañía, no había necesidad de enmascararse en falsos rituales sociales ni de responder preguntas innecesarias, tampoco existían largas pero huecas conversaciones de trivialidadis solamente el silencio del cual Juliet se había hecho amiga hacia tiempo.

- Me alaga que mis neuronas, aunque moribundas, llamaran tu atención en ese caso – dijo con gracia. Estaba segura de que se trataba de otra cosa y no del simple interes por los nervios que cubrían su cerebro. No al menos la parte física de ellos, pero todos aquellos pensamientos y recuerdos de importancia Juliet estaba segura de no haberlos compartido con nadie mientras que sus habilidades… sus habilidades no sobresalían de las comunes, según lo que al pueblo francés le concernia.

De pronto sintió un tiron suave entre sus dedos y luego la ausencia de donde había estado el frio vidrio de la botella.  Frunció el ceño y volvió a mirar a los ojos de la otra mujer quien le respondió simplemente levantándose de hombros como si fuera algo sin remedio a la que una debiera acostumbrarse. Estaba por abrir de nuevo la boca para pedir su botella – No porque tuviera sed, simplemente gustaba de tener algo entre las manos para tenerlas ocupadas y no cayendo junto a su cuerpo de forma incomoda, como si de pronto no tuvieran lugar – pero se le habían adelantado, dado por inicio con las presentaciones

- Juliet - respondió secamente, sin saber si debería presentar un apellido que no significaba nada. Ni títulos ni familias con las cuales la chica pudiera asociarla. Además, ella no había dado su apellido así que era lo mas justo – Esta anocheciendo – agrego como si fuera un detalle poco notorio- ¿No hay nadie esperándote en casa? No quisiera demorarte demasiado y que se preocuparan por mi culpa  - dijo correspondiéndole la sonrisa amistosa y ligera, poco acostumbrada a que la gente simplemente se detuviera a hablar con extraños, con ella en particular.

Asintió en silencio, respondiendo el saludo de forma que fuese una pequeña reverencia mientras ponía atención a sus palabras y gestos. Su sonrisa le llamo atención, era pequeña y tenia un dejo de complicidad, como si hubiese descubierto algo de Juliet que no pondría en palabras solo para permitirle continuar con ese extraño juego de formalidades fingidas. Lo encontraba divertido y pronto Juliet no pudo más que imitar esa sonrisa de lado, desafiante pero sincera

Su sonrisa desapareció gradualmente cuando segundos después la sorprendió la frontalidad de la respuesta pero aun así no agrego nada, simplemente ladeo la cabeza ligeramente hacia un lado y busco en los ojos café por rastros de mentiras pero enseguida abandono su tarea cuando vio su pregunta rebotar y desaparecer súbitamente, retrayéndose como un paso en falso en un tango. Eso la desconcertó aún más. No había razón para que lo hiciera y estaba en su derecho de preguntar después de que ella lo hiciera. Internamente se lo agradecería mas tarde pero en el momento simplemente podía sentir curiosidad hacia aquella mujer de rasgos suaves y ojos misteriosos. Incluso aun segundos después cuando la invadió cierta vergüenza al notar que se había pasado de la raya. Su madre le había reprendido por su falta de modales  y su obvia indiscreción…pero no estaba allí asi que bien ella podía ignorar ese detalle

- Porque estoy aquí – Finalmente volvió a enderezarse y levantar la cabeza al cielo, observando que el violeta ahora predominaba el firmamento – Es una buena pregunta- sopesando su respuesta en la cabeza, cerro la distancia con pasos largos y lentos hasta sentarse al lado de su acompañante, reposando la mano derecha en la banqueta para inclinarse hacia atrás. Apenas girando el rostro hasta apoyar su mejilla en el hombro,  no confiando en quitarle la vista de encima todavía – Quizás simplemente salí a explorar mi suerte en la noche y… no me fue tan mal –  Su sonrisa se extendió confiada y coqueta, apenas por un par de pestañeos lentos antes de empezar a reír, no era una risa fuerte y descontrolada, era mas bien controlada y suave pero sin duda igual de divertida consigo misma. Aprovechando el cambio de ambiente, quito la mano sobre la cual se apoyaba y la estiro para intentar alcanzar la botella y ponerse a jugar con ella, girándola y golpeteándola con sus dedos. Toma una nueva bocanada de aire fresco – Solo quería salir de casa, estaba enloqueciendo – dijo levantando los hombros y enseguida, dándose cuenta como sonaba aquello, agrego – No es que ocurra nada. Es simplemente…que  no ocurre nada – dijo riendo de nuevo entre dientes, pero esta vez era una risa oscura y sarcástica –No es el lugar mas calido o acogedor y usualmente trabajo de noche así que simplemente no sabía que hacer aparte de comer y dormir. Tocar un poco de violín tras unas horas se vuelve aburrido asi que … decidí aventurarme por las calles de parís – niega- No tengo mucho sentido de supervivencia, como veras, esas fueron las primeras neuronas en morir se ve – Dijo con un nuevo chistido, burlándose de si misma

La risa de su acompañante, sutil y corta como había sido, basto para obligarla a levantar la mirada del frio suelo para observarla contrariada, fueron apenas segundos antes de que la acompañase con una nueva sonrisa amable, alegre y un tanto orgullosa de haber sido la causante de aquello. Enderezo la espalda y sostuvo la botella con firmeza como si de pronto tuviese más vitalidad por culpa de aquel simple gesto

-Si y aunque parecería una maldición, a veces, realmente agradezco su ausencia-¿Qué sería de ella si el sentido común le impidiese salir de casa a disfrutar la noche y explorar la ciudad? ¿Seguiría trabajando en su adorado cementerio?¿Estaría aquí, sentada y disfrutando de esta insólita pero grata compañía? No. La respuesta se repetía una y otra vez haciéndola concluir que el ser descuidada con su propia existencia tenía sus ventajas y libertades aunque a veces hiciera que cuestionara su cordura  ¿hasta dónde iría por batallar la abulia que deseaba someter su alma? ¿Realmente seria lo mejor dejar de actuar para solo ser testigo, para hundirse en la marea de filosofías baratas y recuerdos sobre-analizados que esperaban en las sombras de su mente?

Sintió el líquido quemar su garganta antes de siquiera enterarse que, inconscientemente, había levantado la mano para acallar los pensamientos que comenzaban a retumbar de nuevo en su cerebro.  Nuevamente el silencio había caído y como las veces anteriores no se sintió nada menos que natural y placentero,  permitiéndole disfrutar el trago que termino al recordar que este había sido la causa de su encuentro –en teoría- y que a Isobel no le agradaba demasiado que bebiese –Lo suficiente para que los vecinos no se quejen, supongo – dijo con una media sonrisa pero enseguida sacudió su rostro, como si recordase algo que la contradecía – pero no creo poder tocar las melodías a las que te refieres, están hechas para eruditos de la música –  sus canciones estar cargada de una tristeza apacible, como la del mar luego de la tormenta apreciando la tranquilidad pero extrañando la fuerza de la vida. Se trataba de acordes simples y extensos, aprendidos de una compañera de los años en el burdel, sabia cuanto su maestra le habia enseñado y cuanto pudo ella auto-enseñarse tras su partida de aquel lugar - Además, casi todo el mundo toca el violín…o el piano, especialmente entre las mujeres – apresuro al notar que volvia a quedarse callada sin necesidad, divagando siempre en pasados que ya poco valor tenian – Creo no haber oído la flauta y si lo he hecho, ya ha pasado tanto tiempo que no lo recuerdo. Dime ¿Eres como el flautista de Hammelin,capaz de hechizar a la gente con tu música?

No pudo evitar reír con la idea de un hombre adulto asustado por un animal tan pequeño e indefenso como el ratón -¿Y no decidiste quedártelo? Podría tratarse de un buen “perro” guardián. Al menos mantendra a algunos hombres a raya-  la risilla continuo entre sus labios por unos segundos mas antes de morir en un largo suspiro que le permitió a la bruja recuperar el aire mientras la chica parecí enterrarse en sus memorias. Al regresar de ellas y contarle su idea, la morocha no pudo sentirse menos que sorprendida y enternecida por la propuesta  que al parecer había nacido natural a la otra mujer ¿Significaba que encontraba su compañía lo suficientemente grata e interesante para volver a verla? Juliet no recordaba la última vez que había tenido algo similar a un amigo. O quizás lo recordaba tan perfectamente que aun la atormentaba la idea de nuevamente ser ella quien causara su partida con su temperamento y miedos tan arraigados ¿Por qué alguien la querría a ella? Que le digiera de formar un dueto la hubiera tranquilizado pues se trataría de un mero negocio y entonces aquel encuentro hubiera tenido una súbita explicación  que matara toda la magia que hasta entonces había albergado. Pero la forma en que sus ojos brillaban le decía que no era el caso, se trataba de una invitación inocente y desinteresada a pasar un buen rato disfrutando del gusto por la musica que parecian compartir

- Me parece una idea …- sus palabras se vieron interrumpidas por el abrupto sonido del vidrio estallando y gritos enfurecidos que la hicieron saltar de su asiento con los músculos de la espalda tensos y las pupilas contraídas buscando la origen de aquello– Algo me dice que es hora de la retirada– como una rata asustada su instinto era el de desaparecer ante el peligro el cual se vislumbraba como un hombre al cual habían sacado a empujones de alguno de los negocios cercano, probablemente un burdel, y que ahora replicaba enfurecido a uno de los que allí trabajaban. Aquello era una cotidianidad que en otro momento solo la hubiera sobresaltado pero que, en cambio, logro hacerla recordar al instante de los peligros que amparaba la noche –Antes de que los demonios salgan a buscar un nuevo aperitivo y decidan venir por nosotras al menos. No se tú pero yo paresco ser especialmente buena para atraer problemas – y no se refería particularmente al hombre, aunque sabía que si se enojaba y decidía desquitarse con ambas, poco podrían hacer por defenderse, pero era una buena excusa para salirse del camino de los sobrenaturales que habitaban la noche y que, en efecto, parecian tener un extraño gusto por la francesa

Cuando paso el susto inicial bajo la mirada hacia Isobel se dio cuenta de que no deseaba dejarla ir. Su compañía la había distendido de sus miedos y permitido relajarse aunque fuera por meros minutos  -me gustaria acompañarla así no tendria que preocuparnos de que le suceda nada y podemos seguir la conversación – el tono formal y el distanciamiento de su mirada la resguardaban de una posible negativa, cosa que jamás había aprendido a aceptar

Spoiler:

Sus ojos bajaron de forma instantánea a la mano de la chica por nada más que puro instinto pues jamás le había gustado demasiado verse sujeta. Incluso en las épocas doradas cuando su madre aferraba su mano para cruzar las calles, ella le perjuraba una y otra vez que iria detrás e incluso se sujetaba de sus faldas con tal de que le creyera. El paso de los años solo acentuó esa pequeña disconformidad de verse retenida, de ser arrastrada encontra de su voluntad. Por supuesto sabía que en ocasiones se trataba de actos mecánicos y en dichos momentos se tragaba cualquier reclamo que sabía estaría de mas, relajaba el cuerpo tanto como le era posible. Especialmente en este caso que no tenía la menor idea hacia donde se dirigían y debían atravesar una marea de gente que se acercaba a ver la pelea que las había espantado.

Apresuro el paso para no atrasar a su compañera pero regreso una última vez la mirada hacia atrás. Ahora le era difícil distinguir las auras de los contendientes pero estaba segura de lo que había presenciado la primera vez y un escalofrió sacudió su columna con la promesa de que sus recuerdos no eran alucinaciones por la falta de sueño o por un experimento mal logrado. Se mordió el labio en concentración, preocupada porque hubiesen llegado al centro de la ciudad aunque preguntándose si en realidad alguien se atrevería a frenarlos en caso de conocer su verdadera identidad. Un empujón entre el gentío fue suficiente para que recordara mantener el paso y volver su mirada a la chica. Estaba seguro que había dicho algo pero no habia logrado entenderle ni conseguía recomponer la oración. Únicamente “demoniaco” se repetía una y otra y otra vez insistiéndole a preguntar a qué se refería, que sabía ella de aquellos demonios pero habia mucha gente y no podía darse el lujo de hablar cuando quisiera, menos de elegir palabras descuidadas. Se relamió los labios de forma nerviosa, dio un último vistazo por sobre el hombro y dejo que la guiara en su creciente silencio.

-¿Cómo escapaste de ellos? De tus problemas– dijo después de que el último de espectadores desapareciera de su vista, casi alcanzando el final de la plaza. Mientras oía la respuesta no podia evitar pensar que sus problemas tenían pies para perseguirla, manos para detenerla y peor, una mente brillante y perversa que se adelantaba a cada paso que daba, encerrándola y obligándola a retorcerse sin siquiera usar una onza de nada mas que ingenio. La maravillaría de no causarle tanta ansiedad y stress.

Asintió al oir su respuesta y bajo la mirada al césped mientras esperaba que la continuasen dirigiendo, observo las manos entrelazadas y suavemente intento deshacerse del agarre recordando que ya no lo necesitaba y que sería una cadena en caso de que necesitase alejarse si las preguntas resultaban demasiado invasivas o herejes -¿Crees que el mal puede levantarse y caminar como uno de los mortales?¿que eso fue que empujo a los dos hombres a pelear de esa manera?-Su tono era bajo, su semblante pensativo y cuando levanto la mirada del suelo, sus ojos resplandecieron con algo similar al miedo y la excitación de corroborar algo nuevo pero peligroso, algo que sentía que, aunque la mujer negara, seguiría invadiendo su mente.

Como si se tratase de un cervatillo, entro a aquel claro con pies ligeros y medidos. Sus pasos no dejaban huella, su respiración casi no inflaba su pecho e incluso los movimientos se volvieron lentos y largos, una pantomima elegante mientras sus oídos y ojos escaneaban el lugar sin saber que buscaba o esperaba de el. Fueron unos segundos silenciosos los que pasaron antes de que retomase la fluidez de su cuerpo y pudiera procesar las palabras de su, ahora, anfitriona.–No me refiero a vivir sin problemas porque, para bien o para mal, parte de los que nos mueve son los problemas –observo su mano, ahora libre, mientras recostaba su espalda en la pared más distante y que, casualmente, también le daba una vista muy amplia del lugar, centrando la puerta en el campo frente a ella.

Se acarició las manos con cuidado mientras contemplaba sus palabras, recorrió los huesos de las muñecas en donde casi podía sentir las cicatrices que la magia había borrado años atras. Levanto la mirada e intento que esta pidiera perdón por si misma y por su comportamiento arisco, sabiendo que sus labios solo expulsarían aire de intentarlo –No, huir no sirve pues incluso si no regresan, la paranoia de no haberlos matado te persigue  como la sombra de un fantasma que no sabes si ha pasado a mejor vida o no – negó, bajando las manos hasta dejarlas reposar en la madera añeja –Enfrentarlos suena idóneo, como en los cuentos que recitan las madres pero ¿Es cierto? Cuando tú eres la oveja y ellos los leones ¿es sano o siquiera sensato ir en contra de las bestias? Debe a ver una forma, no quisiera creer que estamos condenados a un solo lugar en el juego pero entonces ¿Cuál es?– sus dedos tamborileaban la madera , fuertes y veloces se descargaban como si se trataba de un piano y pudiera escribir en el lienzo sus pensamientos que corrían rápido por su cabeza mientras observaba el suelo con sus grietas e imperfecciones –Quizás tengas tu razón y este precipitando todo –concluyo por fin, deteniendo la tonada de golpes subitamente y levantando el rostro para obsérvala, esta vez, con el rostro apacible e inexpresivo con el que se habían conocido –quizás nuestro peor enemigo es nuestra mortalidad y como jugamos, o juegan, con ella. Pero no hay que olvidar que los demonios fueron personas y su rey, el ángel favorito. El mal debe ser la Venus de Milo, un ángel de Botticelli para atraernos y tentarnos a contra todo lo que nos es enseñado … ¿Crees en los demonios que predica la iglesia Bel? – tan pronto el apodo callera de sus labios, su rostro y respiracion se detuvieron en seco, sus ojos oscuros se abrieron de par en par buscando nuevamente el contacto visual que en cada instante habia terminado por quebrar. – Lo siento, no debí.– sacudió su cabeza de forma negativa y se despegó de la pared aunque no se atrevió a moverse de su lugar – La cerveza, el frio y la corrida han sido mala combinación, estoy desvariando y seguro aburriendo con las charlas del bien y el mal ¿No es así?- fiel a su comportamiento desvió la mirada hacia el techo y las paredes, a los muebles que había allí. Metida en la discusión no se había percatado que había permitido ser guiada hasta un lugar desconocido y cerrado. Extrañamente, aquello no le causo tanto miedo como podría esperarse de una persona como ella