AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Una relación inesperada -Parte I- (con Lanna)
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Una relación inesperada -Parte I- (con Lanna)
Era una noche tranquila y la luna se posaba en el oscuro cielo con su hermosa circunferencia blanca, tal era su hermosura que no pude dejar de contemplarla por un largo tiempo, mas la noche ya estaba muy entrada y tenia que alimentarme antes de que los primeros rayos del sol tocaran tierra o terminaría débil y sin opciones por si me encontraba alguien, eso me recordó la maldición de la familia Mussio que atacaba de nuevo mi cuerpo, quemándome por dentro y haciendo que mi garganta ardiera como si tuviera un fierro caliente metido en ella, tenia que encargarme de aquella sed antes de volverme loco y para eso debía encontrar una victima que de preferencia fuera joven y hermosa debido a que antes de alimentarme deseaba saciar mi apetito sexual, algo con lo que también tenia que lidiar varias veces al día.
-Cazzo, esta sed hace que me ponga de malas y bueno no quiero terminar cometiendo el mismo error que cometieron mis hermanos....debo buscar algo rápido o me pondré alocado- Dije mientras caminaba sin rumbo fijo en busca de lo que fuera que se cruzara en mi camino.
Desde que era un vampiro joven había aprendido que nunca debía mostrarme ante los seres humanos tal y como era, ademas de que tenia que esconder del todo mi rastro a los cazadores y hombres lobo que me podían perseguir, en el camino me encontré con dos o tres hombres y mujeres que se veían apetitosos, mas no me alimente de ninguno, pero todo cambio cuando vi a una linda chica, era rubia y de ojos verde musgo, su piel era de un color exquisito a la vista y tenia los labios pintados de rojo pasión, un color que haría arder a cualquiera y mas a mi que deseaba con tantas ganas su cuerpo y su sangre.
Me acerque a esta bella dama notando su extraña ropa que me mostraba su oficio como cortezana, ella logro darse cuenta de mi presencia y solo sonrío haciendo un gesto con su mano para que me acercara, no dude en obedecerla pero cuando estuve cerca fui yo quien uso su habilidad de seducción para que las cosas se pusieran a mi favor, la señorita no pudo resistirse a mis encantos y fue hay cuando me la lleve lejos hasta un rincón donde nadie pasaría a altas horas en la noche, hay mismo la obligue a que tuviera sexo conmigo, para que luego le diera un poco de mi sangre, con lo cual ella quedo obligada a hacer todo lo que le pidiera y mi única orden fue...
-Rajate el cuello con mi navaja- Dije cuando tuve mi navaja de plata en mis manos.
Vi como pasaba el filo de aquella hermosa navaja por todo su cuello desangrándose y no desaproveche el festín, pero no me di cuenta de que era tanta la sed que mis sentidos se nublaron y no logre a sentir la presciencia de otro ser mirándonos, el miedo se apodero de mi y deje caer el cuerpo sin vida de la joven al suelo dejando escapar una especie de gruñido y poniéndome en una posición defensiva esperando el ataque de algún enemigo, mas lo que encontré fue a una bella joven que parecía ser inteligente y sin una pizca de miedo al verme, o a mis intimidantes ojos rojo sangre, me puse recto y saque un pañuelo limpiando la sangre en mis labios, para luego acercarme y ver que tanto podía jugar con aquella chica, lo que no sabia era que la sorpresa me la llevaría yo....
-Cazzo, esta sed hace que me ponga de malas y bueno no quiero terminar cometiendo el mismo error que cometieron mis hermanos....debo buscar algo rápido o me pondré alocado- Dije mientras caminaba sin rumbo fijo en busca de lo que fuera que se cruzara en mi camino.
Desde que era un vampiro joven había aprendido que nunca debía mostrarme ante los seres humanos tal y como era, ademas de que tenia que esconder del todo mi rastro a los cazadores y hombres lobo que me podían perseguir, en el camino me encontré con dos o tres hombres y mujeres que se veían apetitosos, mas no me alimente de ninguno, pero todo cambio cuando vi a una linda chica, era rubia y de ojos verde musgo, su piel era de un color exquisito a la vista y tenia los labios pintados de rojo pasión, un color que haría arder a cualquiera y mas a mi que deseaba con tantas ganas su cuerpo y su sangre.
Me acerque a esta bella dama notando su extraña ropa que me mostraba su oficio como cortezana, ella logro darse cuenta de mi presencia y solo sonrío haciendo un gesto con su mano para que me acercara, no dude en obedecerla pero cuando estuve cerca fui yo quien uso su habilidad de seducción para que las cosas se pusieran a mi favor, la señorita no pudo resistirse a mis encantos y fue hay cuando me la lleve lejos hasta un rincón donde nadie pasaría a altas horas en la noche, hay mismo la obligue a que tuviera sexo conmigo, para que luego le diera un poco de mi sangre, con lo cual ella quedo obligada a hacer todo lo que le pidiera y mi única orden fue...
-Rajate el cuello con mi navaja- Dije cuando tuve mi navaja de plata en mis manos.
Vi como pasaba el filo de aquella hermosa navaja por todo su cuello desangrándose y no desaproveche el festín, pero no me di cuenta de que era tanta la sed que mis sentidos se nublaron y no logre a sentir la presciencia de otro ser mirándonos, el miedo se apodero de mi y deje caer el cuerpo sin vida de la joven al suelo dejando escapar una especie de gruñido y poniéndome en una posición defensiva esperando el ataque de algún enemigo, mas lo que encontré fue a una bella joven que parecía ser inteligente y sin una pizca de miedo al verme, o a mis intimidantes ojos rojo sangre, me puse recto y saque un pañuelo limpiando la sangre en mis labios, para luego acercarme y ver que tanto podía jugar con aquella chica, lo que no sabia era que la sorpresa me la llevaría yo....
Filipo Mussio- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 10/01/2014
Re: Una relación inesperada -Parte I- (con Lanna)
Max había escapado de casa, no sabía exactamente por qué pero tenía rato que Lanna no lo veía, la correa se encontraba rota, quizá alguien lo había espantado, ella había aguardado lo más que podía en la casa, pero la angustia era demasiada como para seguir ahí sin hacer nada, así que bajó hacia su habitación y tomó el primer suéter que encontró, no cubría mucho pero sería suficiente, además la falda le cubría casi todas las piernas, apenas si se veían sus tobillos. Respiró profundo y salió con cuidado del cuarto mientras iba dando pasos sigilosos hacia la salida, si Akseli o Jarko la atrapaban saliendo de la casa a esas horas, seguro que la regañarían, pero ¿Qué podía hacer? Algo le podía pasar a su perro si se encontraba afuera demasiado tiempo, no estaba acostumbrado a estar en otros sitio, no sabía como andar en la calle y eso le preocupaba. Llegó a la entrada y abrió la verja con todo el cuidado del mundo para después salir corriendo despavorida, no sabía para donde, ni siquiera estaba segura cuánto tiempo llevaba perdido, pero por algún sitio debía comenzar, y volver antes de que el sol saliera, sería la hora en que los hermanos Nygard volverían al hogar.
Iba caminando más despacio a medida que sus pasos la alejaban de la mansión que le había abierto las puertas para ser parte de ese lugar, sus brazos iban resguardados y las manos intentaban también encontrar un refugio en el suéter, que aunque mullido parecía un poco confortable, los cabellos le bailaban un tanto delante de los ojos y buscaba de un lado y otro de las aceras, no se atrevía a gritarle al perro, pero con que la viera sería suficiente para que fuera a su encuentro, o por lo menos eso era lo que ella esperaba que pasara, si se quedaba sin su amigo, entonces si sufriría, era lo único que le hacía compañía en aquella inmensa casa cuando a los otros dos se les ocurría irse por más tiempo que una sola noche, ella no podía exigir nada, pero... No le gustaba lo que sucedía, pero después de la plática que tuvo con Akseli ya comprendía mucho mejor las cosas y en ocasiones podía llegar a ser más paciente con respecto a lo demás, también había dejado de gastar en comida, sabía que era realmente inútil, ahora por lo menos sí gastaba en un poco de vino o whisky que era lo que ellos llegaban a tomar, los conocía mejor y aunque Jarko no sabía pues también lograba sentir los beneficios de que Lanna supiera la verdad.
Precisamente esa verdad la hizo detener su andar un poco, pensar si era mejor regresar a casa, así que suspiró y negó con la cabeza -No, tengo que encontrar a Max- mencionó de nuevo un poco más convencida y comenzó a caminar de nueva cuenta, muy pocas personas pasaban por su lado y no les hacía caso, no quería siquiera que la vieran, recordar los peligros le hizo llegar a sentir miedo por lo que pudiera llegar a pasarle por ser tan testaruda y desobediente -Nada pasa- murmuró de nuevo y su oído la hizo girar la cara hacia uno de los callejones, entre cerró los ojos ligeramente, alcanzaba a escuchar ruidos y logró distinguir un tipo de gemido que la hizo quedarse paralizada por un momento, no veía bien lo que ocurría, pero quizá podría ser su perro. Negó con la cabeza y miró como alguien se acercaba a ella, pero... Sus ojos se abrieron mientras que escuchaba una respiración bastante cansada que a los pocos segundos cesó. Sus piernas le hicieron hacerse para atrás ¿Cómo actuar? Eso no se lo había dicho Akseli, pero si había salido bien librada de aquello en sus otros encuentros, seguro que esta vez también podría, siendo como siempre había sido -Buenas noches...- mencionó con calma e hizo una suave reverencia, intentaba ignorar la sangre que había alcanzado a ver en sus labios, aunque le parecía un poco complicado -Estaba buscando a mi perro, pero creo que aquí no está- sonrió, quizá eran los simples nervios que la tenían un poco dominada en aquél momento y se le quedó viendo al hombre -No quería interrumpir su noche, señor, lamento haberle molestado- siguió la plática o por lo menos eso intentaba, en ningún momento desvió los ojos hacia la espalda del hombre, no quería ver a nadie muerto -Su camisa está un poco desacomodada...- señaló el abdomen del caballero, aunque sus mejillas lograron sonrojarse levemente, no tenía miedo, en serio en ese momento ya no lo tenía, se había desviado ¿Y si sólo había quedado exhausta por lo que había pasado? Se puso más nerviosa, pero por haber interrumpido aquello.
Iba caminando más despacio a medida que sus pasos la alejaban de la mansión que le había abierto las puertas para ser parte de ese lugar, sus brazos iban resguardados y las manos intentaban también encontrar un refugio en el suéter, que aunque mullido parecía un poco confortable, los cabellos le bailaban un tanto delante de los ojos y buscaba de un lado y otro de las aceras, no se atrevía a gritarle al perro, pero con que la viera sería suficiente para que fuera a su encuentro, o por lo menos eso era lo que ella esperaba que pasara, si se quedaba sin su amigo, entonces si sufriría, era lo único que le hacía compañía en aquella inmensa casa cuando a los otros dos se les ocurría irse por más tiempo que una sola noche, ella no podía exigir nada, pero... No le gustaba lo que sucedía, pero después de la plática que tuvo con Akseli ya comprendía mucho mejor las cosas y en ocasiones podía llegar a ser más paciente con respecto a lo demás, también había dejado de gastar en comida, sabía que era realmente inútil, ahora por lo menos sí gastaba en un poco de vino o whisky que era lo que ellos llegaban a tomar, los conocía mejor y aunque Jarko no sabía pues también lograba sentir los beneficios de que Lanna supiera la verdad.
Precisamente esa verdad la hizo detener su andar un poco, pensar si era mejor regresar a casa, así que suspiró y negó con la cabeza -No, tengo que encontrar a Max- mencionó de nuevo un poco más convencida y comenzó a caminar de nueva cuenta, muy pocas personas pasaban por su lado y no les hacía caso, no quería siquiera que la vieran, recordar los peligros le hizo llegar a sentir miedo por lo que pudiera llegar a pasarle por ser tan testaruda y desobediente -Nada pasa- murmuró de nuevo y su oído la hizo girar la cara hacia uno de los callejones, entre cerró los ojos ligeramente, alcanzaba a escuchar ruidos y logró distinguir un tipo de gemido que la hizo quedarse paralizada por un momento, no veía bien lo que ocurría, pero quizá podría ser su perro. Negó con la cabeza y miró como alguien se acercaba a ella, pero... Sus ojos se abrieron mientras que escuchaba una respiración bastante cansada que a los pocos segundos cesó. Sus piernas le hicieron hacerse para atrás ¿Cómo actuar? Eso no se lo había dicho Akseli, pero si había salido bien librada de aquello en sus otros encuentros, seguro que esta vez también podría, siendo como siempre había sido -Buenas noches...- mencionó con calma e hizo una suave reverencia, intentaba ignorar la sangre que había alcanzado a ver en sus labios, aunque le parecía un poco complicado -Estaba buscando a mi perro, pero creo que aquí no está- sonrió, quizá eran los simples nervios que la tenían un poco dominada en aquél momento y se le quedó viendo al hombre -No quería interrumpir su noche, señor, lamento haberle molestado- siguió la plática o por lo menos eso intentaba, en ningún momento desvió los ojos hacia la espalda del hombre, no quería ver a nadie muerto -Su camisa está un poco desacomodada...- señaló el abdomen del caballero, aunque sus mejillas lograron sonrojarse levemente, no tenía miedo, en serio en ese momento ya no lo tenía, se había desviado ¿Y si sólo había quedado exhausta por lo que había pasado? Se puso más nerviosa, pero por haber interrumpido aquello.
Lanna- Humano Clase Baja
- Mensajes : 90
Fecha de inscripción : 07/01/2013
Re: Una relación inesperada -Parte I- (con Lanna)
La chica parecía ignorar lo que había sucedido con la cortesana, algo que no le ayudaría a seguir con vida después de que notara lo bella que era, aclarar mi mente fue imposible al ver una chica alta, esbelta, de una perfecta figura delineada que contenía pocas curvas que se iban marcando al recorrer con la mirada su hermoso cuerpo, puedo decir que posee la belleza de cualquier chica de clase alta, a pesar de las ropas que traía, las cuales me daban la pista de que posiblemente no planeara salir de casa a tan altas horas de noche.
No usaba nada en el rostro, apenas unos toques de color aunque se notaba a simple vista que prefiere la naturalidad, después de todo tampoco era que estuviera acostumbrado a ver cortesanas tan seguido, pero la mayoría de las mujeres que lograba apreciar preferían maquillarse antes que comer.
Su piel a la luz de aquella hermosa luna aun sin poderse apreciar bien por las prendas largas que llevaba era tostada pero de exquisita belleza tenía la sensación de que esta chica pasaba largos ratos en el sol a causa de algún tipo de trabajo o actividad que realizara, extrañaba la belleza de aquel astro luminoso que envidie por un momento su humanidad. Tenía ojos color marrón, pero que tenían la habilidad de hipnotizarte de tal forma que te perdieras durante horas mirándola, pero a pesar de esto ella no tenía más nada por lo cual se pudiera confundir con algún extranjero, por lo que termine por deducir que podía ser de alguna zona cercana.
Había logrado escuchar algunas palabras que no entendí bien al principio hasta que razone a que se refería.
-No te preocupes, y no temas porque no tengo intención alguna de dañarte- Dije sin saber cuál sería la reacción de aquella chica.
Cuando me hablo de mi traje, me dispuse a arreglar el problema mientras que me preguntaba por que me preocupaba la opinión que pudiera tener de mi una simple mujer humana, recordé entonces a Fabio mi hermano mayor el cual había tenido una gran debilidad por las mujer cuando aun rondaba esta tierra.
Aun sin saber su nombre o que era en realidad, me proponía ayudarle en su búsqueda del perro que antes había mencionado, ya que no tenía nada que hacer y sinceramente me encontraba muy aburrido. Me acerque a ella con tal delicadeza que procure no asustarla cuando acaricie su hermosa cabellera larga y ondulada, parecía tan hermosa al reflejar aquella luz blanquecina que proyectaba la luna, me distraje tanto con el que por un momento descuide mi guardia para pasar mis manos de su cabello a su bello rostro acariciándolo con dulzura, para luego alejarme un poco y extender mi mano derecha en señal de que la tomara y me acompañara a buscar a su canino.
-Te prometo que no te hare nada querida, solo necesito saber cuál es tu nombre por que debo aceptar que una belleza como la tuya no será fácil de olvidar, aunque debo decir que no te había visto antes- Musite en espera de que tomara mi mano.
Mi gélido y negro corazón parecía sucumbir ante una humana, algo raro en mi raza ya que les considerábamos simple alimento y una fuente de sexo temporal, “será divertido” pensé antes de que me diera cuenta de que no era yo el que podía acabar con su vida, si no ella quien podía terminar con la mía, confianza era lo que debía tener pero el temor era también algo de lo que me debía preocupar, temor a ser asesinado por esos ojos marrones y esa piel casi morena.
No usaba nada en el rostro, apenas unos toques de color aunque se notaba a simple vista que prefiere la naturalidad, después de todo tampoco era que estuviera acostumbrado a ver cortesanas tan seguido, pero la mayoría de las mujeres que lograba apreciar preferían maquillarse antes que comer.
Su piel a la luz de aquella hermosa luna aun sin poderse apreciar bien por las prendas largas que llevaba era tostada pero de exquisita belleza tenía la sensación de que esta chica pasaba largos ratos en el sol a causa de algún tipo de trabajo o actividad que realizara, extrañaba la belleza de aquel astro luminoso que envidie por un momento su humanidad. Tenía ojos color marrón, pero que tenían la habilidad de hipnotizarte de tal forma que te perdieras durante horas mirándola, pero a pesar de esto ella no tenía más nada por lo cual se pudiera confundir con algún extranjero, por lo que termine por deducir que podía ser de alguna zona cercana.
Había logrado escuchar algunas palabras que no entendí bien al principio hasta que razone a que se refería.
-No te preocupes, y no temas porque no tengo intención alguna de dañarte- Dije sin saber cuál sería la reacción de aquella chica.
Cuando me hablo de mi traje, me dispuse a arreglar el problema mientras que me preguntaba por que me preocupaba la opinión que pudiera tener de mi una simple mujer humana, recordé entonces a Fabio mi hermano mayor el cual había tenido una gran debilidad por las mujer cuando aun rondaba esta tierra.
Aun sin saber su nombre o que era en realidad, me proponía ayudarle en su búsqueda del perro que antes había mencionado, ya que no tenía nada que hacer y sinceramente me encontraba muy aburrido. Me acerque a ella con tal delicadeza que procure no asustarla cuando acaricie su hermosa cabellera larga y ondulada, parecía tan hermosa al reflejar aquella luz blanquecina que proyectaba la luna, me distraje tanto con el que por un momento descuide mi guardia para pasar mis manos de su cabello a su bello rostro acariciándolo con dulzura, para luego alejarme un poco y extender mi mano derecha en señal de que la tomara y me acompañara a buscar a su canino.
-Te prometo que no te hare nada querida, solo necesito saber cuál es tu nombre por que debo aceptar que una belleza como la tuya no será fácil de olvidar, aunque debo decir que no te había visto antes- Musite en espera de que tomara mi mano.
Mi gélido y negro corazón parecía sucumbir ante una humana, algo raro en mi raza ya que les considerábamos simple alimento y una fuente de sexo temporal, “será divertido” pensé antes de que me diera cuenta de que no era yo el que podía acabar con su vida, si no ella quien podía terminar con la mía, confianza era lo que debía tener pero el temor era también algo de lo que me debía preocupar, temor a ser asesinado por esos ojos marrones y esa piel casi morena.
Filipo Mussio- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 10/01/2014
Re: Una relación inesperada -Parte I- (con Lanna)
Tenía una ligera vocecita que en su interior repiqueteaba, era como la voz de Akseli que le decía que no tenía por qué haber salido, por otro lado se dibujaba en su mente el ceño fruncido de Jarko, llamándole la atención una vez más por haber desobedecido, pero es que ella era así y no era una excusa, pero así pasaban las cosas ¿No? Ella intentaba, pero creía que no lo suficiente y por eso siempre terminaba haciendo mal las cosas o metida en problemas. Respiró profundo mientras que seguía manteniendo la mirada fija en aquél hombre, no quería distraerse, aunque bien sabía que poco podía hacer si él empezaba a hacer todo tan rápido como quisiera, pero al menos en ella no quedaría, su mente seguía diciéndole que ella debió quedarse en casa, esperar que Akseli o Jarko llegaran y decirles que Max se había extraviado, o comenzar su búsqueda al día siguiente, sin embargo Lanna era impulsiva por naturaleza y siempre se había terminado de preocupar demás por todo lo que pasara a su alrededor y que ella pensara que había una forma de solucionarlo, aunque fuera un poco.
Desvió ligeramente su mirada al notar que él comenzaba arreglar su ropa, sus ojos empezaron a divagar de aquí para allá, observando como las paredes estaban ennegrecidas o como era que ya casi no había sonidos nocturnos, en el cielo se pintaban colores celestes que se veían ensombrecidos por la noche y la luna apenas si se alcanzaba a observar con un par de estrellas, aquello era hermoso por sí mismo, aunque casi nadie se detuviera a mirar lo que la naturaleza dejaba como legado para que ellos pudieran disfrutarlo ¿Quién se conformaba con tan poco? Sólo alguien como ella, que no tenía absolutamente nada, esa era la verdad.
-¿Dañarme? Nunca he pensado que usted me quiera dañar- dijo con toda la sinceridad que había podido, pero es que aún no estaba muy consciente, ¿Sería un vampiro? No lo sabía… O alguna otra raza, tendría que ver quién podía explicarle más acerca de esto o terminaría medio muerta cualquier noche en que sus tonterías la llevaran fuera de la casa de los Nygard, eso era un hecho, pero ¿Quién? Akseli estaba muy ocupado con alguien y Jarko, él sólo la quería ver lo más lejos posible, además quien sabe cómo se tomaría las cosas de saber que ella estaba enterada acerca de su secreto, siempre intentando complacer a todos, dejándose de lado con tal de que no la sacaran de ahí, no pensaba que eso pudiera ocurrir, pero ¿Y si pasaba? Akse la defendería… Quizá tenía la ligera convicción, sin embargo no tenía muy claro si sería capaz de pelear con su hermano simplemente por alguien que no pertenecía a aquella familia milenaria.
Sintió como se acercó a ella y apenas una exclamación de sorpresa se coló por su garganta, reprimiéndola ligeramente hasta que notó como sus dedos se enredaban en sus cabellos, el corazón comenzó a palpitarle con bastante fuerza, se mantenía serena o cuando menos eso era lo que esperaba hacer, necesitaba estar tranquila, en su mente era lo único que aparecía “Tranquila” pero sus manos comenzaron a sudar ligeramente ¿Eso era el miedo? Ella era pésima con todo aquello de saber qué es lo que estaba sintiendo exactamente, nadie le había explicado nunca –Mi… Mi nombre… Pues me llamo Lanna, señor, para servirle- apenas su cabeza se movió en una ligera reverencia respetuosa hacia aquél aunque no sabía porque seguía tan cerca de ella, ¿Pensaba matarla de un susto? Tal vez lo lograría.
-No, señor, no le había visto nada y… Gracias- la última palabra salió de ella apenas en un murmullo, ahora la sangre se encontraba concentrada en sus mejillas, parecía una tonta, no, no parecía, era una tonta, ni más, ni menos que eso –No creo que me vaya a hacer daño, señor, en verdad que no lo creo- sus ojos de nuevo se fijaron en los ajenos, ahora estaba segura de que era un vampiro, su piel se veía exactamente como la de sus señores y el frío que sentía en la nuca debía ser por el tacto del hombre, así que no había por qué dudar al respecto –I… Iré a buscar a mi perro, señor, que… Que tenga buena noche- ¿Y cómo se iba a separar así como así? Lo tomaría a mal –Su… Acompañante… No se mueve- mencionó con un hilo de voz al notar el cuerpo ceder por completo en el piso, aquello la hizo tensarse demasiado y volvió a ver a su interlocutor ¿de verdad no le haría nada? Pues esperaba que no, aunque si tenía el mismo destino que aquella, no habría oportunidad a que Akseli o Jarko la mataran, esa era una ventaja.[/color]
Desvió ligeramente su mirada al notar que él comenzaba arreglar su ropa, sus ojos empezaron a divagar de aquí para allá, observando como las paredes estaban ennegrecidas o como era que ya casi no había sonidos nocturnos, en el cielo se pintaban colores celestes que se veían ensombrecidos por la noche y la luna apenas si se alcanzaba a observar con un par de estrellas, aquello era hermoso por sí mismo, aunque casi nadie se detuviera a mirar lo que la naturaleza dejaba como legado para que ellos pudieran disfrutarlo ¿Quién se conformaba con tan poco? Sólo alguien como ella, que no tenía absolutamente nada, esa era la verdad.
-¿Dañarme? Nunca he pensado que usted me quiera dañar- dijo con toda la sinceridad que había podido, pero es que aún no estaba muy consciente, ¿Sería un vampiro? No lo sabía… O alguna otra raza, tendría que ver quién podía explicarle más acerca de esto o terminaría medio muerta cualquier noche en que sus tonterías la llevaran fuera de la casa de los Nygard, eso era un hecho, pero ¿Quién? Akseli estaba muy ocupado con alguien y Jarko, él sólo la quería ver lo más lejos posible, además quien sabe cómo se tomaría las cosas de saber que ella estaba enterada acerca de su secreto, siempre intentando complacer a todos, dejándose de lado con tal de que no la sacaran de ahí, no pensaba que eso pudiera ocurrir, pero ¿Y si pasaba? Akse la defendería… Quizá tenía la ligera convicción, sin embargo no tenía muy claro si sería capaz de pelear con su hermano simplemente por alguien que no pertenecía a aquella familia milenaria.
Sintió como se acercó a ella y apenas una exclamación de sorpresa se coló por su garganta, reprimiéndola ligeramente hasta que notó como sus dedos se enredaban en sus cabellos, el corazón comenzó a palpitarle con bastante fuerza, se mantenía serena o cuando menos eso era lo que esperaba hacer, necesitaba estar tranquila, en su mente era lo único que aparecía “Tranquila” pero sus manos comenzaron a sudar ligeramente ¿Eso era el miedo? Ella era pésima con todo aquello de saber qué es lo que estaba sintiendo exactamente, nadie le había explicado nunca –Mi… Mi nombre… Pues me llamo Lanna, señor, para servirle- apenas su cabeza se movió en una ligera reverencia respetuosa hacia aquél aunque no sabía porque seguía tan cerca de ella, ¿Pensaba matarla de un susto? Tal vez lo lograría.
-No, señor, no le había visto nada y… Gracias- la última palabra salió de ella apenas en un murmullo, ahora la sangre se encontraba concentrada en sus mejillas, parecía una tonta, no, no parecía, era una tonta, ni más, ni menos que eso –No creo que me vaya a hacer daño, señor, en verdad que no lo creo- sus ojos de nuevo se fijaron en los ajenos, ahora estaba segura de que era un vampiro, su piel se veía exactamente como la de sus señores y el frío que sentía en la nuca debía ser por el tacto del hombre, así que no había por qué dudar al respecto –I… Iré a buscar a mi perro, señor, que… Que tenga buena noche- ¿Y cómo se iba a separar así como así? Lo tomaría a mal –Su… Acompañante… No se mueve- mencionó con un hilo de voz al notar el cuerpo ceder por completo en el piso, aquello la hizo tensarse demasiado y volvió a ver a su interlocutor ¿de verdad no le haría nada? Pues esperaba que no, aunque si tenía el mismo destino que aquella, no habría oportunidad a que Akseli o Jarko la mataran, esa era una ventaja.[/color]
Última edición por Lanna el Lun Ene 13, 2014 10:47 pm, editado 1 vez
Lanna- Humano Clase Baja
- Mensajes : 90
Fecha de inscripción : 07/01/2013
Re: Una relación inesperada -Parte I- (con Lanna)
Parecía estar muy nerviosa, lo cual hacia que me dieran ganas de jugar un poco, pero para mi era imposible hacerlo ya que era una chica muy linda y antes de pensar en tocarla tenia que conseguir acostarme con ella, aunque sonara mal eso es lo que siempre me había gustado hacer cuando encontraba a alguna mujer que valiera la pena el esfuerzo, pero al oír su bella voz de nuevo pronunciando su nombre de mi cabeza se borro toda intención de llevármela a la cama y note la preocupación que tenia por aquel animal al que parecía le tenia mucho cariño, no podía sacar su nombre de mi cabeza "Lanna" un nombre tan hermoso que hacia que cualquiera sonara horrible, tenia una pizca de ternura lo que hacia que me pensara muy seriamente si era una mujer o una niña, yo tenia unos cuantos siglos encima, doce para ser exactos y pensé que posiblemente las cosas habían cambiado en el mundo y que una adolescente podía tener el cuerpo de una mujer a tan corta edad por sus genes.
-¿Para servirme?, eso suena interesante- susurre para mi mismo antes de escuchar que ella seguía diciéndome otro tipo de cosas con relación a que no me había visto antes y que no creía que la lastimaria.
Fue raro el que titubeara con sus palabras a la hora de desear ir sola por su perro y lo mas terrible fue lo que sucedió luego ya que note que anteriormente no había visto el cuerpo, por que escuche como me advertía sobre el estado de lo que ella creía era mi "acompañante" sin saber que era mas una cena rápida, diciéndolo con un toque humorístico por la hora que era, me di cuenta de que dudaba sobre si en realidad estaría segura por lo que quise probar si mi habilidad de "seducción" podría ayudar a que dejara de preocuparse de eso y que no gritara también.
-Hey!...Tranquila-Le dije sin ánimos de que se asustara sobre mi y mi espantosa forma de alimentarme.
No sabia si ella se iría corriendo o si simplemente gritaría y me metería en problemas, temía por mi seguridad de nuevo, así que me mordí el labio inferior hasta hacer que sangrara un poco y la bese, para que al estar mi sangre dentro de ella en ves de seducirla y convencerla de que no pasaba nada, la obligaría a quedarse callada y que aun sabiendo yo que podía ordenarle lo que deseara, y que ella me obedecería ciegamente, yo estaba dispuesto a buscar a su perro.
-Quédate calladita y vamos a buscar juntos a tu perro- Dije para luego sonreír y acariciar una vez mas su rostro en espera de algún tipo de reacción de su parte.
Al separarme de ella y estar esperando a que me siguiera, por unos largos segundos note que dentro de mi se creaba un sentimiento parecido a sentir "mariposas" en el estomago, si es que así lo denominaban los seres humanos de aquella época cuando parecían sentir lo que con mucho miedo quería que no fuera AMOR.
-¿Para servirme?, eso suena interesante- susurre para mi mismo antes de escuchar que ella seguía diciéndome otro tipo de cosas con relación a que no me había visto antes y que no creía que la lastimaria.
Fue raro el que titubeara con sus palabras a la hora de desear ir sola por su perro y lo mas terrible fue lo que sucedió luego ya que note que anteriormente no había visto el cuerpo, por que escuche como me advertía sobre el estado de lo que ella creía era mi "acompañante" sin saber que era mas una cena rápida, diciéndolo con un toque humorístico por la hora que era, me di cuenta de que dudaba sobre si en realidad estaría segura por lo que quise probar si mi habilidad de "seducción" podría ayudar a que dejara de preocuparse de eso y que no gritara también.
-Hey!...Tranquila-Le dije sin ánimos de que se asustara sobre mi y mi espantosa forma de alimentarme.
No sabia si ella se iría corriendo o si simplemente gritaría y me metería en problemas, temía por mi seguridad de nuevo, así que me mordí el labio inferior hasta hacer que sangrara un poco y la bese, para que al estar mi sangre dentro de ella en ves de seducirla y convencerla de que no pasaba nada, la obligaría a quedarse callada y que aun sabiendo yo que podía ordenarle lo que deseara, y que ella me obedecería ciegamente, yo estaba dispuesto a buscar a su perro.
-Quédate calladita y vamos a buscar juntos a tu perro- Dije para luego sonreír y acariciar una vez mas su rostro en espera de algún tipo de reacción de su parte.
Al separarme de ella y estar esperando a que me siguiera, por unos largos segundos note que dentro de mi se creaba un sentimiento parecido a sentir "mariposas" en el estomago, si es que así lo denominaban los seres humanos de aquella época cuando parecían sentir lo que con mucho miedo quería que no fuera AMOR.
Filipo Mussio- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 10/01/2014
Re: Una relación inesperada -Parte I- (con Lanna)
No sabía exactamente que era lo que se veía en los ojos del vampiro, ahora estaba segura de que era un vampiro y hasta cierto punto no le temía, aunque no estaba muy consciente de la situación, aquello parecía extraño, era como si le temiera por demás a lo que pudiera ocurrir llegando a casa de los Nygard o que alguno de ellos llegara ahí, la buscara y no la viera, estaría metida en problemas, aunque si era un poco razonable, debía ver que en ese momento estaba metida en un lío y bastante gordo, nunca había sido buena para poder descifrar lo que existía en las personas, tenía la estúpida idea de que todos eran buenos, quizá ella se quería hacer su propio mundo color de rosa y que si hacían algo malo, era porque ella los provocaba de cierta forma, así que tendría que soportar el mal genio o los malos comportamientos de las personas, después de todo la culpable era sólo ella, ya tendría que averiguar la manera de que cambiaran, de que todo fuera un poco más llevadero y quizá hasta le tuvieran un poco de aprecio o cuando menos que no la aborrecieran, quizá eso intentaba hacer con uno de los hermanos Nygard, aunque a veces dudaba demasiado que eso llegara a pasar.
Escuchó el susurro, pero supuso que no era de su incumbencia así que lo dejó pasar, intentaba estar tranquila, aunque no lograba del todo, así que suspiró una vez más intentando confiar en que nada pasaría, en algún momento escuchó que la mente es poderosa y la suya se empeñaba en decirle que necesitaba salir ilesa de ahí si no quería tener más problemas de los que ya tenía, así que simplemente intentó relajarse, aunque su corazón se empeñaba en correr, en abandonarla en aquél lugar a como diera lugar, sin embargo ella no se lo permitiría -Estoy tranquila, señor, no se preocupe- mencionó con calma, de nuevo la sonrisa volvió a sus labios intentando suavizar el momento, ella siempre se empeñaba en que los demás se sintieran bien, sin importar que tan mal estuviera ella, esperaba que no se diera cuenta de aquello.
En un momento aquél beso la hizo abrir los ojos de par en par mientras que sentía como su cuerpo iba siendo recorrido por un leve escalofrío que empezaba en sus labios y terminaba en su estómago haciendo que este se contrajera -Pero...- mencionó sin ser capaz de producir otra palabra, aún los labios parecían quemarle, pero no era una sensación que le gustara, era más como... No sabía como explicarlo, a veces pensaba que su ignorancia en verdad la desesperaba, no sabía como hacer para interactuar con las demás personas -Vamos a buscar a mi perro- concedió mientras que seguía con aquella sensación, además de que en sus labios había quedado un sabor ferroso bastante extraño, no sabía como describir aquello, pasó su lengua por estos en múltiples ocasiones intentando mitigar esa sensación, pero no lo lograba -Es un perro chiquito, es... No sé como se pronuncia, es blanco con negro... Como de nieve- intentó explicarse, siempre con ella eran intentos, pues nunca podía hacerlo bien, necesitaba con urgencia que alguien le explicara más de la vida y menos de como fregar pisos.
Escuchó el susurro, pero supuso que no era de su incumbencia así que lo dejó pasar, intentaba estar tranquila, aunque no lograba del todo, así que suspiró una vez más intentando confiar en que nada pasaría, en algún momento escuchó que la mente es poderosa y la suya se empeñaba en decirle que necesitaba salir ilesa de ahí si no quería tener más problemas de los que ya tenía, así que simplemente intentó relajarse, aunque su corazón se empeñaba en correr, en abandonarla en aquél lugar a como diera lugar, sin embargo ella no se lo permitiría -Estoy tranquila, señor, no se preocupe- mencionó con calma, de nuevo la sonrisa volvió a sus labios intentando suavizar el momento, ella siempre se empeñaba en que los demás se sintieran bien, sin importar que tan mal estuviera ella, esperaba que no se diera cuenta de aquello.
En un momento aquél beso la hizo abrir los ojos de par en par mientras que sentía como su cuerpo iba siendo recorrido por un leve escalofrío que empezaba en sus labios y terminaba en su estómago haciendo que este se contrajera -Pero...- mencionó sin ser capaz de producir otra palabra, aún los labios parecían quemarle, pero no era una sensación que le gustara, era más como... No sabía como explicarlo, a veces pensaba que su ignorancia en verdad la desesperaba, no sabía como hacer para interactuar con las demás personas -Vamos a buscar a mi perro- concedió mientras que seguía con aquella sensación, además de que en sus labios había quedado un sabor ferroso bastante extraño, no sabía como describir aquello, pasó su lengua por estos en múltiples ocasiones intentando mitigar esa sensación, pero no lo lograba -Es un perro chiquito, es... No sé como se pronuncia, es blanco con negro... Como de nieve- intentó explicarse, siempre con ella eran intentos, pues nunca podía hacerlo bien, necesitaba con urgencia que alguien le explicara más de la vida y menos de como fregar pisos.
Lanna- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 07/01/2013
Re: Una relación inesperada -Parte I- (con Lanna)
Debía aceptar el hecho de que la pequeña y tierna mujer de nombre "Lanna" era un tanto linda y sentía la culpa comerme por dentro al tener que deshacerme de ella cuando menos se lo esperara, aunque para mi eso representaba un problema ya que había una fuerza en mi interior que se mantenía en contra de aquel plan, por lo que acepte de malas el esperar hasta encontrar al perro para decidir que hacer, ademas si encontrábamos al perro podría....si decidía matar a su dueña, matarlo también a el y esto me llevaría a tener un festín entre la sangre de una humana hermosa y joven al igual que la de un animal fuerte y suponía que de igual manera debía ser joven.
La noche estaba a pocas hora de terminar y la búsqueda de aquel animal acababa de comenzar pocos minutos antes, lo cual me tenia un poco preocupado ya que sabia que no era la única "bestia" que se encontraba en la oscuridad de aquellos callejones, antes me había topado con algunos hombre y mujeres que recordando bien tenían unas marcas en el cuello que habían cicatrizado como si tuvieran meses, lo cual simbolizaba solo una cosa y era que eran lo que denominaba "Bolsas de sangre", osea que eran humanos que todas las noches se reunían con aquellos vampiros que los mordieron por primera vez para que estos se alimentaran un poco de ellos, en ocasiones era por que los controlaban, en otras por simple masoquismo y era frecuente también que se les prometiera transformarlos después de un tiempo.
-Lanna ¿cierto?, ¿sabes querida que no soy el único que se alimenta en las noches?, y menos por estos lugares tan oscuros y desiertos donde solo trabajan las cortesanas y los jóvenes cortesanos- Dije con una sonrisa en los labios por cortesía
Aun sonando tonto y débil, mi larga vida me había enseñado a reconocer cuando las cosas se ponían difíciles y me encontraba en una situación complicada, el tener a la señorita HUMANA conmigo las cosas se podían poner feas, ya que la mayoría de los vampiros que rondaban estos callejones eran novatos y no controlaban su sed de sangre, eran capaces de atacarte por la espalda como auténticos traicioneros solo por quedarse con tu victima, que en mi caso no era victima si no compañía y con el tiempo que había pasado le había cogido un poco de aprecio por ser tan dulce e inocente.
-Bueno olvida lo que te pregunte y cambiemos de tema, háblame de ti Lanna por que te juro que me resultas de lo mas interesante y creo que para ser una humana eres muy valiente al venir a tan altas de la noche por un simple animal extraviado- Dije sin la menor pizca de vergüenza que tenia en mi cuerpo.
Tenia un poco de curiosidad sobre la joven Lanna y ademas platicar siempre me había resultado interesante cuando estaba mas joven, aun sonando cómico al tener 17 hace 1201 años era tan bueno con las palabras que le ahorre en muchas ocasiones conflicto bélicos a mi familia, el don de la palabra según mi madre concedido por un ángel y según mi padre concedido por mi pasión a leer todo tipo de escritos, aun que sabia que con los vampiros recién creados o de pocos años las palabras eran lo que menos funcionaria, así que me resigne a ver si encontrábamos al perro para poder irnos y seguir platicando.
La noche estaba a pocas hora de terminar y la búsqueda de aquel animal acababa de comenzar pocos minutos antes, lo cual me tenia un poco preocupado ya que sabia que no era la única "bestia" que se encontraba en la oscuridad de aquellos callejones, antes me había topado con algunos hombre y mujeres que recordando bien tenían unas marcas en el cuello que habían cicatrizado como si tuvieran meses, lo cual simbolizaba solo una cosa y era que eran lo que denominaba "Bolsas de sangre", osea que eran humanos que todas las noches se reunían con aquellos vampiros que los mordieron por primera vez para que estos se alimentaran un poco de ellos, en ocasiones era por que los controlaban, en otras por simple masoquismo y era frecuente también que se les prometiera transformarlos después de un tiempo.
-Lanna ¿cierto?, ¿sabes querida que no soy el único que se alimenta en las noches?, y menos por estos lugares tan oscuros y desiertos donde solo trabajan las cortesanas y los jóvenes cortesanos- Dije con una sonrisa en los labios por cortesía
Aun sonando tonto y débil, mi larga vida me había enseñado a reconocer cuando las cosas se ponían difíciles y me encontraba en una situación complicada, el tener a la señorita HUMANA conmigo las cosas se podían poner feas, ya que la mayoría de los vampiros que rondaban estos callejones eran novatos y no controlaban su sed de sangre, eran capaces de atacarte por la espalda como auténticos traicioneros solo por quedarse con tu victima, que en mi caso no era victima si no compañía y con el tiempo que había pasado le había cogido un poco de aprecio por ser tan dulce e inocente.
-Bueno olvida lo que te pregunte y cambiemos de tema, háblame de ti Lanna por que te juro que me resultas de lo mas interesante y creo que para ser una humana eres muy valiente al venir a tan altas de la noche por un simple animal extraviado- Dije sin la menor pizca de vergüenza que tenia en mi cuerpo.
Tenia un poco de curiosidad sobre la joven Lanna y ademas platicar siempre me había resultado interesante cuando estaba mas joven, aun sonando cómico al tener 17 hace 1201 años era tan bueno con las palabras que le ahorre en muchas ocasiones conflicto bélicos a mi familia, el don de la palabra según mi madre concedido por un ángel y según mi padre concedido por mi pasión a leer todo tipo de escritos, aun que sabia que con los vampiros recién creados o de pocos años las palabras eran lo que menos funcionaria, así que me resigne a ver si encontrábamos al perro para poder irnos y seguir platicando.
Filipo Mussio- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 10/01/2014
Re: Una relación inesperada -Parte I- (con Lanna)
A veces sentía la necesidad de irse de donde se encontraba, justamente así se sentía en aquél momento, pero todas las respuestas que le había dado Akseli aquella noche le repiqueteaban en la cabeza constantemente, era como si sus pensamientos le hicieran una mala pasada, haciéndola recordar todo lo que podía pasar, después de ello se encontraba Jarko con el ceño fruncido mientras que momentos después la ignoraba, ¿Cómo es que podía poner atención a la plática que tenía si lo único que veía era a sus señores haciendo de ella una pupa con todo lo que le podían llegar a decir? No sabía pero se tenía que concentrar o estaría faltándole al respeto al hombre que estaba delante de él y si se daba cuenta pasaría una gran vergüenza, además de que ella pasaría como por alguien que no es nada educada.
Justo cuando iba a responder el hombre no dejó que lo hiciera y ella apretó los labios por unos segundos mientras escuchaba de nueva cuenta lo que él tenía para decirle -¿Qué es un cortesano?- preguntó con cierto temor de saber lo que podría llegar a contestar, siempre había pensado que lo peor que le habían podido hacer, es hacerla una vil ignorante, eso era algo con lo que tenía que lidiar casi todos los días, a menos que no saliera, pues Max no le hacía pensar demasiado, aunque ahora era diferente -¿En serio dejará que esa mujer se muera?- preguntó de nueva cuenta y aunque quería ir a ver que estuviera bien, sus pies se mantenían casi pegados en el piso, un sentimiento de culpa la invadió por completo, cuando llegara a casa le encendería una veladora y rezaría por ella todo lo que fuera necesario, y también por sí misma, para que así la perdonaran por haberla dejado así, tomó aire con fuerza y se obligó a ya no verla de nuevo, en verdad era complicado ¿A él le costaría el mismo trabajo? No creía, se veía demasiado tranquilo y muy platicador.
-Pues no tengo mucho que contar señor, soy sirviente en una de las casas de París y a veces salgo a hacer las compras acostumbradas, sólo eso...- se obligó a no pensar en nada más, Akseli le había contado de que podían llegar a saber lo que pensaban y no quería que sus señores estuvieran en peligro, así que lo único que pensaba era en su perro y a veces en la mujer que yacía muerta a unos cuantos pasos de donde ella se encontraba -Y tengo un perro, pero ahora se ha escapado, no sé por qué, seguramente los niños le han soltado la cadena, se espantó y echó a correr, espero que no le pase nada- dijo un poco afligida, todavía en sus labios tenía aquél sabor ferroso que la hacía arrugar la nariz en ciertas ocasiones, mientras que su estómago se le revolvía y la cabeza la sentía un poco abrumada, esperaba que fuera el frío y el sueño, ya podría levantarse un poco tarde o al menos eso esperaba -Buscaré a mi perro...- mencionó de nuevo y se dio media vuelta mientras se agachaba un poco para ver si en las cajas de cartón cercanas se encontraba alguna bola de pelos que se echara sobre ella.
Justo cuando iba a responder el hombre no dejó que lo hiciera y ella apretó los labios por unos segundos mientras escuchaba de nueva cuenta lo que él tenía para decirle -¿Qué es un cortesano?- preguntó con cierto temor de saber lo que podría llegar a contestar, siempre había pensado que lo peor que le habían podido hacer, es hacerla una vil ignorante, eso era algo con lo que tenía que lidiar casi todos los días, a menos que no saliera, pues Max no le hacía pensar demasiado, aunque ahora era diferente -¿En serio dejará que esa mujer se muera?- preguntó de nueva cuenta y aunque quería ir a ver que estuviera bien, sus pies se mantenían casi pegados en el piso, un sentimiento de culpa la invadió por completo, cuando llegara a casa le encendería una veladora y rezaría por ella todo lo que fuera necesario, y también por sí misma, para que así la perdonaran por haberla dejado así, tomó aire con fuerza y se obligó a ya no verla de nuevo, en verdad era complicado ¿A él le costaría el mismo trabajo? No creía, se veía demasiado tranquilo y muy platicador.
-Pues no tengo mucho que contar señor, soy sirviente en una de las casas de París y a veces salgo a hacer las compras acostumbradas, sólo eso...- se obligó a no pensar en nada más, Akseli le había contado de que podían llegar a saber lo que pensaban y no quería que sus señores estuvieran en peligro, así que lo único que pensaba era en su perro y a veces en la mujer que yacía muerta a unos cuantos pasos de donde ella se encontraba -Y tengo un perro, pero ahora se ha escapado, no sé por qué, seguramente los niños le han soltado la cadena, se espantó y echó a correr, espero que no le pase nada- dijo un poco afligida, todavía en sus labios tenía aquél sabor ferroso que la hacía arrugar la nariz en ciertas ocasiones, mientras que su estómago se le revolvía y la cabeza la sentía un poco abrumada, esperaba que fuera el frío y el sueño, ya podría levantarse un poco tarde o al menos eso esperaba -Buscaré a mi perro...- mencionó de nuevo y se dio media vuelta mientras se agachaba un poco para ver si en las cajas de cartón cercanas se encontraba alguna bola de pelos que se echara sobre ella.
Lanna- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 07/01/2013
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