Corrupted {Privado}

por **Nevenka Lèveque** Dom Ene 19, 2014 8:44 am

-- "How graves give up their dead,
And how the night air hideous grows
With shrieks!"

Frío. La niebla cubre la mayor parte del castillo, sólo puede observas las desoladas torres en las esquinas de los muros. Los vigías parecen estar muertos y el agua que choca contra la costa esboza siniestras carcajadas que sólo ella escucha. Está en If.
Su mirada se pierde en el exiliado firmamento donde la media luna se cubre tras las nubes, el panorama que observan sus pupilas es estéril ausente de vida y extrañamente familiar. Hasta sus fosas nasales llega el hedor de la bolsa que guarda consigo, aquel objeto en su interior comenzaba a pudrirse y con él las esperanzas de encontrarlo con vida se desvanecían, sin embargo, hay algo más que la motiva, venganza. Su rostro es imperturbable y sus movimientos seguros, muy a pesar de estar entregándose a sus demonios en el interior.
Su mente combate contra la tentación de lo que debe hacer y lo que tiene que hacer. Antes de pisar territorio enemigo, investigó al dueño de semejante edificación y lo que tendría que ver con ella, pero él es bastante astuto y sus huellas eran borradas por los esbirros que trabajan para él, incluyendo al hombre que le entregó ese paquete. Gruñe por debajo y cierra el puño sujetando el sucio saco donde se encuentra el ojo de… El sirviente interrumpe sus pensamientos y le muestra el camino a seguir.
De haber sido una mujer inteligente, Astarté no hubiese tocado jamás esas tierras, pero fue impulsada por sus sentimientos, arrastrada por la promesa que le hizo e impulsada por la idea de encontrar a su hermano, pero ¿En verdad había caído tan bajo como para aliarse con esa mujer?

La pelirroja llegó a ella varios días después que lo hizo Argeneau. Su habladuría, peste y acritud consiguieron atraer la hostilidad de la licántropa, pero la hembra no quería pelear, su trabajo consistía en hacerla su aliado. Ese maldito animal sabía más cosas de Astarté que ella misma, incluso dudó por un momento ser la dueña de aquella historia narrada con desdén por parte de la cambiaformas. Intentó asesinarla. El gato fue más escurridizo.
La segunda ocasión, la extraña fue armada con más información, mencionó nombres y Astarté cayó en su juego. ¿Quién era y qué quería? Rouge fue la respuesta. Mencionó trabajar para alguien que deseaba la muerte de Argeneau, nunca dijo quien ni como lo haría, sólo necesitaba que Astarté entrara al castillo y observara todo lo que había dentro, guardias, esclavos, prostitutas…. Rouge entregó a Astarté varios documentos, pruebas que validaban la teoría que la cambiaformas le ofrecía; ella y su amo estaban enterados de que Argeneau la buscaba, de que la quería, pero su información era débil pues tampoco sospechaban las razones exactas. Ella había dicho algo sobre protegerla y sacarla del castillo si algo salía mal, ¿Qué era lo que podía salir mal?

Las puertas se abren y el vestíbulo la recibe con galantería. Apesta a vampiro, repugnante. Observa los invitados al festín y en el fondo, sentado gallardamente con sonrisa siniestra y ojos famélicos, se encuentra el anfitrión. No logra ver su rostro y hay un guardia a su lado, un hombre que le resulta familiar ¡Claro! ¡Es quien le entregó el bolso! Pese a que sus pensamientos son borrascosos y aún se disputan el aceptar la alianza con la pelirroja y su titiritero, su voz resuena tan fuerte y segura, como la guerrera que es. –Lamento la demora, la invitación no contenía un mapa- Entrecierra los ojos y agudiza los sentidos. Está buscando. Quiere saber si ella está cerca, si forma parte de eso, si es un engaño o si en verdad decía la verdad. No la encuentra. Astarté sucumbe al pánico, pero no lo demuestra. Ruge en silencio y arroja el paquete a las cercanías de ambos, este cae al suelo, se abre y el órgano ocular rueda hasta toparse con el filo de la imponente silla. La escena es grotesca y Astarté reprime sus deseos por salir corriendo de ahí, no porque tenga miedo de ellos, más bien teme por la vida del hombre que la puso ahí. –Heme aquí, el mensaje fue claro, pero no he venido por él. ¿Qué es lo que quieres de mi?- Sonríe de medio lado con sarna. Esa es Astarté, pero ¿Cuánto le durará el gusto?