"Hoy es siempre todavía."

por **Liev Furtwängler** Jue Ene 30, 2014 3:42 pm

No existía nada, pero nada que pudiese hacer que Liev se enfureciera tanto como el descuido de las personas, aquel día había tenido que lidiar con varios problemas causados por sus únicos parientes vivos existentes, sus tíos. Ellos habían comenzado una especie de problema con los grandes brujos de París poniendo como excusa que toda acción suya era consecuencia directa de una orden expedida por el mismo Liev, más cualquier persona que conociera al Furtwrangler sabría que él no tenía ni la más mínima intención de ofender a nadie más, él simplemente quería vivir. Pero no, ahí estaba corriendo de un lado al otro buscando papeles, explicaciones, etc

Toda la mañana había pasado como si fuese una eternidad, había estado metido en aquel
despacho por unas 2 horas que aparentaban unas 6 como poco. Quizás porque le parecía ciertamente muy aburrido escuchar a los ancianos hablar de la magia, de cómo usarla, de ¿para qué?, y ¿Cuándo? Se había cansado de escuchar a sus padres durante toda su vida explicándole todas esas cosas como para soportar todo el fanfarreo nuevamente.

Al final, le dejaron salir a descansar unas horas, seguramente aquella reunión continuase al otro día u en una fecha próxima. Caminaba por las calles de parís sin siquiera prestar atención a los transeúntes, simplemente tenía en mente su objetivo fijo, regresar a casa a perder el tiempo entre libros, con algún conocido si es que alguien se atrevía a aparecer en su morada, después de todo cualquier cosa era mejor que permanecer en aquella mansión repleta de ancianos.

El clima se mantenía estable, sus cambios de humor no alteraban la atmosfera porque mantenía bajo control sus habilidades, tenía que parecer que era un brujo hecho y derecho. Estaba soleado, lo cual no impedía que una leve brisa bañase los cuerpos enfriando lo que el sol calentaba. Las aves daban vueltas por todas partes como de costumbre y quizás lo que más llamaba la atención era la cantidad de personas que había en las calles, casi ninguna.

Liev caminó sin prestar atención durante un instante, lo cual fue suficiente para que se chocase contra otra persona y dejara caer todos sus papeles al suelo. –Disculpe, no fue mi intención- Decía mientras se ponía de rodillas para recoger los tan necesarios papeles. –No estaba prestando atención a la calle, lo siento- Se limitó a decir mientras juntaba los papeles, aunque eran tantos que tardaría varios minutos ordenándoles.

No era como si realmente sintiese haber chocado, tampoco la otra persona había prestado atención al camino, por lo que en parte era culpa de ambos. No se detuvo mucho a pensar en eso, tampoco moriría por unas disculpas menos en su cuenta.