AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La última reunión (Juliet)
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La última reunión (Juliet)
Estoy en la armería de la comisaria, recogiendo unas cuantas balas para mi revolver. La agente Carmen entra.
-Buenas noches señor.- Me saluda amistosa y con una sonrisa amable. -Buenas noches agente Carmen.- Le devuelvo el saludo, me guardo las balas en mi bolsillo y me dispongo a salir de la habitación. -Buen servicio my lady- le digo haciéndole una sutil reverencia con mi cabeza ella me devuelve el gesto y voy hacia el recibidor de la comisaria.
Cuando estoy andando por el pasillo alguien me coge del hombro, me giro para ver quien es y me encuentro con el comisario Philippe Velosier, un hombre de gran tamaño, con una nariz prominente y un bigote grueso y largo. Me mira con una sonrisa algo melancólica.
-Hola Zirano. ¿Tienes algún caso importante esta noche?- me pregunta con tono neutro.
-No comisario, hoy voy a patrullar por la zona del cementerio de MontMartre.- Le respondo caminando a su paso. -Hace ya algunos años que no salimos a patrullar juntos. Te importa si voy contigo?- Su pregunta solo tiene una respuesta posible. -Claro señor, como quiera.- Le respondo algo extrañado por su súbito interés en salir conmigo de patrulla. Pero ya que patrullaríamos juntos, si algo ocurre ya me lo contará.
Llegamos al recibidor y el comisario, sin soltarme del hombro, me lleva hasta la calle.
-Cojamos los caballos.- Dice, soltándome el hombro, con una sonrisa divertida y caminando hacía las caballerizas. Sonrío animado y lo sigo. El mozo, esta en el fondo repartiendo heno entre los animales. El comisario sin decir nada se dirige a donde están las sillas de montar, coge una y la pone en su caballo.
El mozo al vernos viene disculpándose y en un momento tiene la silla lista en Blade. Los sacamos al exterior y el comisario se monta en su equino, yo lo imito subiendo al mío. Philipe comienza a caminar con su caballo y yo me pongo a su lado igualando el paso.
Parece una noche tranquila, y nuestro camino hasta el cementerio lo hacemos en silencio. De vez en cuando observo al comisario como sonríe feliz observando los transeúntes que caminan por la ciudad. Hacía tiempo que no lo veía así y me resulta extraño.
En completo silencio llegamos al cementerio y el comisario se detiene en su puerta, se baja del caballo y lo ata a la verja.
-Vamos Zirano desmonta.- Me pide casi ordenándome. Yo dejo el caballo junto el suyo y me desmonto. Cuando me doy cuenta el comisario y esta en el cementerio buscando algo. -Ah! Estas ahí Juliet. Hola!- Le escucho decir, pero se pone tras una gran tumba y no veo con quien habla, tan solo distingo por el tono que es una mujer.
Una vez ato a Blade, me adentro en el cementerio para reunirme con el comisario y su desconocida amiga
-Buenas noches señor.- Me saluda amistosa y con una sonrisa amable. -Buenas noches agente Carmen.- Le devuelvo el saludo, me guardo las balas en mi bolsillo y me dispongo a salir de la habitación. -Buen servicio my lady- le digo haciéndole una sutil reverencia con mi cabeza ella me devuelve el gesto y voy hacia el recibidor de la comisaria.
Cuando estoy andando por el pasillo alguien me coge del hombro, me giro para ver quien es y me encuentro con el comisario Philippe Velosier, un hombre de gran tamaño, con una nariz prominente y un bigote grueso y largo. Me mira con una sonrisa algo melancólica.
-Hola Zirano. ¿Tienes algún caso importante esta noche?- me pregunta con tono neutro.
-No comisario, hoy voy a patrullar por la zona del cementerio de MontMartre.- Le respondo caminando a su paso. -Hace ya algunos años que no salimos a patrullar juntos. Te importa si voy contigo?- Su pregunta solo tiene una respuesta posible. -Claro señor, como quiera.- Le respondo algo extrañado por su súbito interés en salir conmigo de patrulla. Pero ya que patrullaríamos juntos, si algo ocurre ya me lo contará.
Llegamos al recibidor y el comisario, sin soltarme del hombro, me lleva hasta la calle.
-Cojamos los caballos.- Dice, soltándome el hombro, con una sonrisa divertida y caminando hacía las caballerizas. Sonrío animado y lo sigo. El mozo, esta en el fondo repartiendo heno entre los animales. El comisario sin decir nada se dirige a donde están las sillas de montar, coge una y la pone en su caballo.
El mozo al vernos viene disculpándose y en un momento tiene la silla lista en Blade. Los sacamos al exterior y el comisario se monta en su equino, yo lo imito subiendo al mío. Philipe comienza a caminar con su caballo y yo me pongo a su lado igualando el paso.
Parece una noche tranquila, y nuestro camino hasta el cementerio lo hacemos en silencio. De vez en cuando observo al comisario como sonríe feliz observando los transeúntes que caminan por la ciudad. Hacía tiempo que no lo veía así y me resulta extraño.
En completo silencio llegamos al cementerio y el comisario se detiene en su puerta, se baja del caballo y lo ata a la verja.
-Vamos Zirano desmonta.- Me pide casi ordenándome. Yo dejo el caballo junto el suyo y me desmonto. Cuando me doy cuenta el comisario y esta en el cementerio buscando algo. -Ah! Estas ahí Juliet. Hola!- Le escucho decir, pero se pone tras una gran tumba y no veo con quien habla, tan solo distingo por el tono que es una mujer.
Una vez ato a Blade, me adentro en el cementerio para reunirme con el comisario y su desconocida amiga
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/02/2013
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Re: La última reunión (Juliet)
Muchos no entendían porque Juliet trabajaba las noches en el cementerio y para ser sincera, ella tampoco lo sabia. Por supuesto no se trataba de la soledad o el silencio, mucho menos de las historias que circulaban sobre criaturas paranormales. Ella no creía en nada de eso y hasta le gustaba la paz que el lugar le ofrecía, tan distinto a las calles parisienses aunque estaba plenamente consciente de que no se trataba del lugar más seguro y que no contribuiría a las habladurías de sus vecinas, siempre teniendo que opinar de su estilo de vida.
Pero algo la atraía al cementerio y la hacia sentirse extrañamente segura en la oscuridad de la noche. Se diría entonces que se trataba de una absurda nostalgia por su hogar primero, por la funeraria de su padre donde había pasado, evidentemente, demasiado tiempo. Por otro lado, era afortunada de que la comisaria de Montmarte no estuviese lejos y de que el propio comisario se tomase el tiempo de responder cuando esta se encontraba con invitados poco gratos, ignorando que se trataba de un mecanismo mágico que se activaba en momentos de stress
Esta noche no era el caso.
Todo se encontraba apacible, incluso el viento había cesado todo movimiento en el cementerio. No esperaba nada de esa noche y sin embargo allí estaba, el Monsieur Valosier con su sonrisa ancha y bigote grueso y tupido que se veia casi gracioso en su regordete rostro. Parpadeo confundida unos segundos antes de forzar una sonrisa en su rostro ¿Qué hacia allí aquel hombre? – Sr Valosier – dijo acercándose inmediatamente pero con la paz que la caracterizaba - ¿Debo preocuparme por esta súbita visita? – dijo intentando recordar los nuevos inquilinos del cementerio, dos mujeres, un niño y un hombre entrado en edad ¿Quizás les conocía? Antes de que tuviese tiempo de intentar recordar mucho mas, un nuevo par de pasos la alerto haciéndola voltear el rostro para encontrarse con un hombre joven, del mismo escuadrón al parecer - Buenas noches- dijo, esta vez sin sonrisa alguna. Ahora mas intrigada por las subitas visitas de media noche
Pero algo la atraía al cementerio y la hacia sentirse extrañamente segura en la oscuridad de la noche. Se diría entonces que se trataba de una absurda nostalgia por su hogar primero, por la funeraria de su padre donde había pasado, evidentemente, demasiado tiempo. Por otro lado, era afortunada de que la comisaria de Montmarte no estuviese lejos y de que el propio comisario se tomase el tiempo de responder cuando esta se encontraba con invitados poco gratos, ignorando que se trataba de un mecanismo mágico que se activaba en momentos de stress
Esta noche no era el caso.
Todo se encontraba apacible, incluso el viento había cesado todo movimiento en el cementerio. No esperaba nada de esa noche y sin embargo allí estaba, el Monsieur Valosier con su sonrisa ancha y bigote grueso y tupido que se veia casi gracioso en su regordete rostro. Parpadeo confundida unos segundos antes de forzar una sonrisa en su rostro ¿Qué hacia allí aquel hombre? – Sr Valosier – dijo acercándose inmediatamente pero con la paz que la caracterizaba - ¿Debo preocuparme por esta súbita visita? – dijo intentando recordar los nuevos inquilinos del cementerio, dos mujeres, un niño y un hombre entrado en edad ¿Quizás les conocía? Antes de que tuviese tiempo de intentar recordar mucho mas, un nuevo par de pasos la alerto haciéndola voltear el rostro para encontrarse con un hombre joven, del mismo escuadrón al parecer - Buenas noches- dijo, esta vez sin sonrisa alguna. Ahora mas intrigada por las subitas visitas de media noche
Juliet E. Deveroix- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 08/12/2013
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Re: La última reunión (Juliet)
Camino hacía la gran tumba, tras la cual esta el comisario hablando con la tal Juliet. ¿Quien debe de ser? Mientras me acerco observo la gran figura que corona la tumba, es un ángel de rostro severo, cuerpo bien musculado y tan solo un trapo como calzoncillo, esta atravesando la boca de un imp o diablillo con su lanza, realmente una escena bien trabajada y realmente es hermoso de ver. giro tras la tumba y me encuentro directamente con la gran espalda del comisario, me pongo a su lado y observo a Juliet.
Es una chica muy bella, tiene un aire extraño y misterioso, por su rostro se que esta extrañada con la visita. -Buenas noches.- Me dice con gesto serio, yo la miro a los ojos junto con una sonrisa dulce y amistosa. -Buenas noches my lady.- Le digo inclinando un poco la cabeza como reverencia. -Este es Zirano Xanaddo, mi mejor agente y mejor amigo.- Dice dándome una palmada en la espalda con rostro bondadoso y extrañamente feliz. Pero no miente en absoluto, y mas que mi mejor amigo amigo de siempre ha sido mi hermano.
Cuando el aun era joven y entro en el cuerpo policial yo llevaba apenas dieciocho años en el cuerpo, desde el principio siempre destaco con su indice de resolver casos. fuimos muchos años compañeros de patrulla inseparables, y hasta conoce mi condición como vampiro, desde que tuve que mostrar mis poderes para salvar a su mujer Magda. -Ella es Juliet Deveroix. Mi protegida.- Dice con una sonrisa simpática y orgullosa. La vuelvo a mirar y tomo su mano con delicadeza. -Un placer conocerla Juliet.- Le digo haciendo una reverencia y besando el dorso de la mano de la chica y me incorporo mirándola a los ojos con una sonrisa dulce y atrayente. Así vista mas de cerca realmente es muy hermosa. -No comiences Zirano!- Me dice el comisario dándome un codazo. -Que?- Le digo mirándolo como si no hubiera hecho nada. -Nada, nada...- Dice el comisario haciendo rodar sus ojos.
El comisario sonríe y nos mira a los dos. -Parece una noche genial hoy. ¿Verdad?- Dice el hombre como divagando. Lo miro totalmente extrañado, nunca lo había visto de tan buen humor; Pero lo que ni Juliet ni yo sabemos es que el comisario sabe que mañana morirá, y tan solo quiere pasar sus ultimas horas feliz con sus seres queridos.; -A que acompañareis a este viejo comisario a tomarse unas pintas? Pago yo!- Dice con una sonrisa a la que es difícil decir que no y se pone junto a Juliet poniendo un brazo en jarra para que la chica se coja a él. Y juntos comienzan a caminar hacía la salida del cementerio dejándome atrás, sonrió negando con la cabeza y los sigo.
-Y cuéntame Juliet, han sido tranquilos estos días? Eh tenido mucho jaleo en comisaria estos últimos días.- Le dice como excusándose y mirándola feliz y con interés. Yo tan solo los sigo dirigiéndonos a una taberna cercana.
Es una chica muy bella, tiene un aire extraño y misterioso, por su rostro se que esta extrañada con la visita. -Buenas noches.- Me dice con gesto serio, yo la miro a los ojos junto con una sonrisa dulce y amistosa. -Buenas noches my lady.- Le digo inclinando un poco la cabeza como reverencia. -Este es Zirano Xanaddo, mi mejor agente y mejor amigo.- Dice dándome una palmada en la espalda con rostro bondadoso y extrañamente feliz. Pero no miente en absoluto, y mas que mi mejor amigo amigo de siempre ha sido mi hermano.
Cuando el aun era joven y entro en el cuerpo policial yo llevaba apenas dieciocho años en el cuerpo, desde el principio siempre destaco con su indice de resolver casos. fuimos muchos años compañeros de patrulla inseparables, y hasta conoce mi condición como vampiro, desde que tuve que mostrar mis poderes para salvar a su mujer Magda. -Ella es Juliet Deveroix. Mi protegida.- Dice con una sonrisa simpática y orgullosa. La vuelvo a mirar y tomo su mano con delicadeza. -Un placer conocerla Juliet.- Le digo haciendo una reverencia y besando el dorso de la mano de la chica y me incorporo mirándola a los ojos con una sonrisa dulce y atrayente. Así vista mas de cerca realmente es muy hermosa. -No comiences Zirano!- Me dice el comisario dándome un codazo. -Que?- Le digo mirándolo como si no hubiera hecho nada. -Nada, nada...- Dice el comisario haciendo rodar sus ojos.
El comisario sonríe y nos mira a los dos. -Parece una noche genial hoy. ¿Verdad?- Dice el hombre como divagando. Lo miro totalmente extrañado, nunca lo había visto de tan buen humor; Pero lo que ni Juliet ni yo sabemos es que el comisario sabe que mañana morirá, y tan solo quiere pasar sus ultimas horas feliz con sus seres queridos.; -A que acompañareis a este viejo comisario a tomarse unas pintas? Pago yo!- Dice con una sonrisa a la que es difícil decir que no y se pone junto a Juliet poniendo un brazo en jarra para que la chica se coja a él. Y juntos comienzan a caminar hacía la salida del cementerio dejándome atrás, sonrió negando con la cabeza y los sigo.
-Y cuéntame Juliet, han sido tranquilos estos días? Eh tenido mucho jaleo en comisaria estos últimos días.- Le dice como excusándose y mirándola feliz y con interés. Yo tan solo los sigo dirigiéndonos a una taberna cercana.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/02/2013
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Re: La última reunión (Juliet)
Con apenas un leve asentimiento de su cabeza, Juliet recibe y acepta la compañía del tercero. No existe verdadero agrado hacia su persona si no un respeto hacia el viejo comisario del cual ha sido amiga por casi dos años y que ahora intercambia gestos y palabras que no son pasados desapercibidos por la joven bruja, de hecho son guardados y analizados en una manera casi paranoica por desentrañar que ocurría en aquel encuentro mientras las preguntas seguían rebotando en su mente.
Incluso se mantuvo en silencio cuando fue presentada, apenas con una sonrisa que desaparecio el segundo que recibió un “titulo” ¿Protegida? Nadie cuidaba de ella desde hacía tiempo atrás, a nadie le importaba su desdichada alma si no obtenían un beneficio a cambio. No le resultaba extraño pues lo consideraba la naturaleza del ser humano y la aceptaba como condición para sobrevivir pero ¿esto? Esto era extraño, hermoso ciertamente, pero extraño y nuevo ¿Cuántos años había estado deambulando y a que sitios la habían llevado su alma y mente para que ya no creyera en los actos de bondad? ¿Siquiera en aquellos que nacían de la lastima y la pena?
-El gusto es mío – respondió en un monótono cuando sintió los labios del joven en el dorso de su mano. No le había oído en absoluto pero intuía lo que acaba de suceder y eso pareció ser suficiente cuando adorno su cara de una nueva y educada sonrisa que nuevamente desapareció tras unos instantes para presenciar el nuevo intercambio de palabras que no solo denotaba la amistad que el hombre presumía contento, sino además un profundo respeto y conocimiento por el otro que solo podía haber nacido muchos años atrás y que , los mismos años, habían fortalecido.
Mas preguntas
Y de pronto a ella le tocaba responder con una respuesta no muy grata – Oh, cuanto lo siento Sr Phillipe – su mano, delicada y cuidadosa se apoyó sobre el brazo ancho del sujeto que espera del suyo para escoltarla fuera del cementerio que debia proteger – me encantaría seguirle y disfrutar de su compañía pero no puedo alejarme del cementerio. Usted bien sabe que es mi horario de trabajo y que aunque gustara, no puedo darme el lujo de escapar – negó con firmeza ante la sola idea de que el dueño se enterase y la reprendiera. No, no podía permitirse eso y sin embargo detestaba decepcionar a un hombre que tantas veces la había ayudado – Pero, si desea aun el hacerme compañía, puedo ir a buscar a Hermes. Entre mi equipaje de guardia suelo llevar una botella de whisky para las noches invernales mas cruentas –se encogió de hombros quitándole importancia al hecho de que era una mujer deambulando con bebidas en plena noche y peor, en compañía de hombres que no eran ni su padre o hermanos, mucho menos prometidos o igual. Siendo invierno y siendo e la clase que era, tales atrevimientos estaban permitidos en la discreción-y en su cabeza-, especialmente considerando que no bebería mas que para complacer al hombre que de tan buen humor estaba y que acepto el quedarse en aquel lugar de tierra humeda y aire con olor a muerte.
-¿Puedo preguntar a que se debe la ocasión, señor? – pregunto mientras regresaba a sobre sus pasos hacia donde su caballo zaino pastaba. No ignoraba el hecho de que antes su pregunta había sido pasada por alto pero esperaba no tener que jugar a adivinar e investigar motivos toda la noche siendo que podia obtenerlo de primera mano.
Incluso se mantuvo en silencio cuando fue presentada, apenas con una sonrisa que desaparecio el segundo que recibió un “titulo” ¿Protegida? Nadie cuidaba de ella desde hacía tiempo atrás, a nadie le importaba su desdichada alma si no obtenían un beneficio a cambio. No le resultaba extraño pues lo consideraba la naturaleza del ser humano y la aceptaba como condición para sobrevivir pero ¿esto? Esto era extraño, hermoso ciertamente, pero extraño y nuevo ¿Cuántos años había estado deambulando y a que sitios la habían llevado su alma y mente para que ya no creyera en los actos de bondad? ¿Siquiera en aquellos que nacían de la lastima y la pena?
-El gusto es mío – respondió en un monótono cuando sintió los labios del joven en el dorso de su mano. No le había oído en absoluto pero intuía lo que acaba de suceder y eso pareció ser suficiente cuando adorno su cara de una nueva y educada sonrisa que nuevamente desapareció tras unos instantes para presenciar el nuevo intercambio de palabras que no solo denotaba la amistad que el hombre presumía contento, sino además un profundo respeto y conocimiento por el otro que solo podía haber nacido muchos años atrás y que , los mismos años, habían fortalecido.
Mas preguntas
Y de pronto a ella le tocaba responder con una respuesta no muy grata – Oh, cuanto lo siento Sr Phillipe – su mano, delicada y cuidadosa se apoyó sobre el brazo ancho del sujeto que espera del suyo para escoltarla fuera del cementerio que debia proteger – me encantaría seguirle y disfrutar de su compañía pero no puedo alejarme del cementerio. Usted bien sabe que es mi horario de trabajo y que aunque gustara, no puedo darme el lujo de escapar – negó con firmeza ante la sola idea de que el dueño se enterase y la reprendiera. No, no podía permitirse eso y sin embargo detestaba decepcionar a un hombre que tantas veces la había ayudado – Pero, si desea aun el hacerme compañía, puedo ir a buscar a Hermes. Entre mi equipaje de guardia suelo llevar una botella de whisky para las noches invernales mas cruentas –se encogió de hombros quitándole importancia al hecho de que era una mujer deambulando con bebidas en plena noche y peor, en compañía de hombres que no eran ni su padre o hermanos, mucho menos prometidos o igual. Siendo invierno y siendo e la clase que era, tales atrevimientos estaban permitidos en la discreción-y en su cabeza-, especialmente considerando que no bebería mas que para complacer al hombre que de tan buen humor estaba y que acepto el quedarse en aquel lugar de tierra humeda y aire con olor a muerte.
-¿Puedo preguntar a que se debe la ocasión, señor? – pregunto mientras regresaba a sobre sus pasos hacia donde su caballo zaino pastaba. No ignoraba el hecho de que antes su pregunta había sido pasada por alto pero esperaba no tener que jugar a adivinar e investigar motivos toda la noche siendo que podia obtenerlo de primera mano.
Juliet E. Deveroix- Hechicero Clase Media
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Re: La última reunión (Juliet)
Observo como Juliet y Philipe comienzan a caminar juntos. Yo me disponía a seguirlos, pero Juliet se niega a la petición del comisario con una disculpa, diciendo que esta trabajando y no puede abandonar su puesto. Ambos caminan juntos hacía la entrada. -Pero, si desea aun el hacerme compañía, puedo ir a buscar a Hermes. Entre mi equipaje de guardia suelo llevar una botella de whisky para las noches invernales mas cruentas.-
Le dice al comisario pidiéndole que se quedara. –Claro que si Juliet, cualquier lugar es bueno para echar un trago. Y tampoco quiero que tu jefe te regañe.- Le dice a la chica guiñándole un ojo de forma protectora.
Juliet gira con Philipe para volver sobre sus pasos, pasan por delante de mi y se dirigen hacía un rincón donde un caballo pasta placidamente. Escucho como la chica pregunta al comisario que a que se debe la visita. Y yo empiezo a seguirlos distraído observando las tumbas.
Cuantos de los que aquí yacen enterrados se habrán cruzado conmigo en alguna ocasión durante los cien años que llevo en París.
-Bebamos un poco y ahora te lo contaré. Pero primero calentemos el gaznate.- Dice el comisario con una sonora risa, pero su mirada es visiblemente triste. Sigo caminando detrás de ellos, dejando que hablen tranquilamente.
Se detienen junto al caballo y Juliet saca una botella de whisky de una bolsa del lateral del equino. –Tienes buen gusto con el whisky Juliet.- Comenta Philipe mirando la marca de la botella. Yo estoy distraído mirando un monolito que se alza unos dos metros y medio del suelo, con el busto de un antiguo noble de París. Recuerdo que cuando llegue a la ciudad ya estaba esta escultura. Una pequeña placa pone. “San Denis – CCLXXII”, por lo que se de la historia de este lugar, aquí decapitaron a un obispo de París junto a dos personas mas, y en su honor erigieron la basílica de Montmartre, que esta al otro lado del cementerio.
-Zirano.- Me llama el comisario, y yo salgo de mis pensamientos y lo miro. -¿Qué haces ahí como un estaquerote? Vamos ven con nosotros.- Me dice haciendo el gesto con su mano para que vaya con ellos, le sonrío y camino junto a ellos observando a Juliet que esta de espaldas preparando algo. Tiene una cintura delgada y bien perfilada y un trasero resultón, sonrío divertido y me detengo junto al comisario y este me devuelve una mirada divertida señalando con su cara el trasero de la chica, yo obedezco sus indicaciones gustoso y miro el trasero de la chica. Para que negarlo es bonito, pienso para mí.
El comisario quita todo pensamiento de mi cabeza con una colleja sonora en mi nuca, que hace que ella se gire de golpe. Ambos disimulamos, el comisario acariciando al caballo y yo jugando con una bala. Miro a Juliet y le guiño un ojo. –Cuanto hace que trabaja en el cementerio my lady?- Le pregunto con curiosidad para intentar romper el hielo.
Le dice al comisario pidiéndole que se quedara. –Claro que si Juliet, cualquier lugar es bueno para echar un trago. Y tampoco quiero que tu jefe te regañe.- Le dice a la chica guiñándole un ojo de forma protectora.
Juliet gira con Philipe para volver sobre sus pasos, pasan por delante de mi y se dirigen hacía un rincón donde un caballo pasta placidamente. Escucho como la chica pregunta al comisario que a que se debe la visita. Y yo empiezo a seguirlos distraído observando las tumbas.
Cuantos de los que aquí yacen enterrados se habrán cruzado conmigo en alguna ocasión durante los cien años que llevo en París.
-Bebamos un poco y ahora te lo contaré. Pero primero calentemos el gaznate.- Dice el comisario con una sonora risa, pero su mirada es visiblemente triste. Sigo caminando detrás de ellos, dejando que hablen tranquilamente.
Se detienen junto al caballo y Juliet saca una botella de whisky de una bolsa del lateral del equino. –Tienes buen gusto con el whisky Juliet.- Comenta Philipe mirando la marca de la botella. Yo estoy distraído mirando un monolito que se alza unos dos metros y medio del suelo, con el busto de un antiguo noble de París. Recuerdo que cuando llegue a la ciudad ya estaba esta escultura. Una pequeña placa pone. “San Denis – CCLXXII”, por lo que se de la historia de este lugar, aquí decapitaron a un obispo de París junto a dos personas mas, y en su honor erigieron la basílica de Montmartre, que esta al otro lado del cementerio.
-Zirano.- Me llama el comisario, y yo salgo de mis pensamientos y lo miro. -¿Qué haces ahí como un estaquerote? Vamos ven con nosotros.- Me dice haciendo el gesto con su mano para que vaya con ellos, le sonrío y camino junto a ellos observando a Juliet que esta de espaldas preparando algo. Tiene una cintura delgada y bien perfilada y un trasero resultón, sonrío divertido y me detengo junto al comisario y este me devuelve una mirada divertida señalando con su cara el trasero de la chica, yo obedezco sus indicaciones gustoso y miro el trasero de la chica. Para que negarlo es bonito, pienso para mí.
El comisario quita todo pensamiento de mi cabeza con una colleja sonora en mi nuca, que hace que ella se gire de golpe. Ambos disimulamos, el comisario acariciando al caballo y yo jugando con una bala. Miro a Juliet y le guiño un ojo. –Cuanto hace que trabaja en el cementerio my lady?- Le pregunto con curiosidad para intentar romper el hielo.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Re: La última reunión (Juliet)
El hombre sonreía con tal carisma y buen agrado que parecía casi una burla al aura azul que lo rodeaba delatando su apesumbrado corazón y que Juliet no podía evitar notar como una mascara inútil y resquebrajaba ¿Habría bebido? ¿ O simplemente se trataba de un excelente actor, capaz de ignorar su verdadero interior? Sus pasos eran firmes y se movían en perfecta línea recta para estar realmente ebrio aunque por supuesto, un hombre de su edad y peso seguramente sabría como controlar su ingesta de alcohol.
- Si usted lo cree conveniente – no se molestaba en esconder su cansancio y la impaciencia que sentía al notar que la respuesta volvía a atrasarse. Era agotador para ella gastar energía en aquellas máscaras, estando tan poco acostumbrada a socializar, y únicamente las utilizaba cuando encontraba algún beneficio.
No era este el caso
No tardaron demasiado en llegar hacia el animal que permanecía en el exacto lugar en que dueña lo había dejado y por supuesto, la bruja no tardo mas de dos segundos en retirar la botella del bolso que colgaba en uno de los laterales del zaino junto a diversos utensilios que no preveía no usar esa noche. – No lo creo señor, simplemente un buen whisky garantiza mejores resultados que uno de mala calidad – se encogió de hombros como si se tratase de algo poco importante. Lo era, eran simplemente inversiones en elixires contra el frio que mordía a los más desafortunados hasta arrebatarle las almas de sus labios azules.
Se inclinó apenas unos segundos para levantar la montura de su caballo del suelo, lanzarla sobre el lomo y ajustar los cintos por debajo del vientre. Estaba armada cuando la quito y por ello no le tomo mas que unos pocos segundos volver a acomodarla con los estribos listos para que de un solo movimiento, grácil y hábil, la joven bruja se sentara a ahorcadas aunque enseguida cambiase la posición para montar al estilo ingles y asi poder ver de frente a sus invitados levantando una ceja al ver el gesto del más joven -Me temo que a su amigo le entro algo en el ojo, Velosier – dijo sin contestar la pregunta ella tampoco
- Si usted lo cree conveniente – no se molestaba en esconder su cansancio y la impaciencia que sentía al notar que la respuesta volvía a atrasarse. Era agotador para ella gastar energía en aquellas máscaras, estando tan poco acostumbrada a socializar, y únicamente las utilizaba cuando encontraba algún beneficio.
No era este el caso
No tardaron demasiado en llegar hacia el animal que permanecía en el exacto lugar en que dueña lo había dejado y por supuesto, la bruja no tardo mas de dos segundos en retirar la botella del bolso que colgaba en uno de los laterales del zaino junto a diversos utensilios que no preveía no usar esa noche. – No lo creo señor, simplemente un buen whisky garantiza mejores resultados que uno de mala calidad – se encogió de hombros como si se tratase de algo poco importante. Lo era, eran simplemente inversiones en elixires contra el frio que mordía a los más desafortunados hasta arrebatarle las almas de sus labios azules.
Se inclinó apenas unos segundos para levantar la montura de su caballo del suelo, lanzarla sobre el lomo y ajustar los cintos por debajo del vientre. Estaba armada cuando la quito y por ello no le tomo mas que unos pocos segundos volver a acomodarla con los estribos listos para que de un solo movimiento, grácil y hábil, la joven bruja se sentara a ahorcadas aunque enseguida cambiase la posición para montar al estilo ingles y asi poder ver de frente a sus invitados levantando una ceja al ver el gesto del más joven -Me temo que a su amigo le entro algo en el ojo, Velosier – dijo sin contestar la pregunta ella tampoco
Juliet E. Deveroix- Hechicero Clase Media
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Re: La última reunión (Juliet)
Juliet se monta en su caballo y se nos queda mirando desde la altura, ella alza una ceja al verme guiñarle un ojo, diciéndole al comisario que parece que algo ha entrado en mi ojo, y elude mi pregunta. Philipe sigue acariciando la mandíbula del animal, mirándolo a los ojos.
-Lleva ser policía dentro. No le hagas demasiado caso, realmente solo es curiosidad. ¿No es así Zirano?- Me dice mirándome inquisitivo. –Si, así es. Quería empezar una conversación- Le respondo con tono tranquilo. El comisario levanta la botella de whisky delante de su cara, para así leer la etiqueta. Saca el corcho y mira a Juliet. –Querida no hay vasos no?- Le pregunta a la bella y tímida bruja. –Bueno no importa, espero que no seas escrupulosa.- Dice con una sonrisa pícara y da un largo trago bebiendo a morro.
Miro al comisario viendo como engulle el alcohol y sonrío divertido por su comportamiento y por que no tengo pensado beber nada hoy. Juliet y yo permanecemos en silencio observando como el comisario bebe halagando el buen gusto de Juliet por el whisky y cada vez con mirada mas triste, y en contra una sonrisa agrandándose por momentos.
-¡Ah! Eso. Antes de que me olvide Juliet.- Dice Philipe metiendo la mano dentro de su chaquetón y saca una cruz de plata maciza, grande como la mano y en el centro una esfera de ámbar, pero de un extraño y espectral color lila. El comisario la sujeta con las dos manos, y observa el artefacto unos instantes. –Es realmente bonita verdad?- Pregunta de forma retórica sin deja de mirar hacia la cruz. –Quiero que la tengas tú.- Dice poniéndola en una de las manos de Juliet. –Llévala siempre contigo, hasta cuando duermas. Te protegerá…- Dice mientras coge la otra mano de la chica y la pone sobre la esfera de ámbar.
Yo miro todo en silencio, pero por el gesto que ella ha puesto algo extraño ha notado. Me mantengo en silencio. –¿Que ocurre Juliet?- Pregunta el comisario una mano por encima y por debajo de las manos de Juliet, mirándola a los ojos con rostro preocupado.
Mientras miro, la escena noto la presencia de alguien mas en el cementerio. Me giro rápido, oteando todo a mi alrededor, pero solo hay tumbas y silencio, tan solo roto por las palabras de Juliet y Philipe. Miro durante un buen rato, pero no veo a nadie y el aire tampoco me trae ningún olor extraño. Finalmente me aseguro de que no hay nadie y vuelvo a mirar a mis acompañantes, escuchando con atención lo que dicen ambos.
-Lleva ser policía dentro. No le hagas demasiado caso, realmente solo es curiosidad. ¿No es así Zirano?- Me dice mirándome inquisitivo. –Si, así es. Quería empezar una conversación- Le respondo con tono tranquilo. El comisario levanta la botella de whisky delante de su cara, para así leer la etiqueta. Saca el corcho y mira a Juliet. –Querida no hay vasos no?- Le pregunta a la bella y tímida bruja. –Bueno no importa, espero que no seas escrupulosa.- Dice con una sonrisa pícara y da un largo trago bebiendo a morro.
Miro al comisario viendo como engulle el alcohol y sonrío divertido por su comportamiento y por que no tengo pensado beber nada hoy. Juliet y yo permanecemos en silencio observando como el comisario bebe halagando el buen gusto de Juliet por el whisky y cada vez con mirada mas triste, y en contra una sonrisa agrandándose por momentos.
-¡Ah! Eso. Antes de que me olvide Juliet.- Dice Philipe metiendo la mano dentro de su chaquetón y saca una cruz de plata maciza, grande como la mano y en el centro una esfera de ámbar, pero de un extraño y espectral color lila. El comisario la sujeta con las dos manos, y observa el artefacto unos instantes. –Es realmente bonita verdad?- Pregunta de forma retórica sin deja de mirar hacia la cruz. –Quiero que la tengas tú.- Dice poniéndola en una de las manos de Juliet. –Llévala siempre contigo, hasta cuando duermas. Te protegerá…- Dice mientras coge la otra mano de la chica y la pone sobre la esfera de ámbar.
Yo miro todo en silencio, pero por el gesto que ella ha puesto algo extraño ha notado. Me mantengo en silencio. –¿Que ocurre Juliet?- Pregunta el comisario una mano por encima y por debajo de las manos de Juliet, mirándola a los ojos con rostro preocupado.
Mientras miro, la escena noto la presencia de alguien mas en el cementerio. Me giro rápido, oteando todo a mi alrededor, pero solo hay tumbas y silencio, tan solo roto por las palabras de Juliet y Philipe. Miro durante un buen rato, pero no veo a nadie y el aire tampoco me trae ningún olor extraño. Finalmente me aseguro de que no hay nadie y vuelvo a mirar a mis acompañantes, escuchando con atención lo que dicen ambos.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Re: La última reunión (Juliet)
Asintió a la respuesta del hombre que distraído acariciaba la cabeza de Hermes. No le agradaba demasiado que desconocidos fueran tratándola con tanta confianza pero lo aceptaría por el bien de la paz. No quería que la tratasen de histérica, aunque estuviera en su derecho de negarse a tales tratos, pero principalmente no deseaba desviar la atención del tema central alrededor del cual seguían caminando en puntillas. -No se preocupe Señor Xenaddo, simplemente no estoy acostumbrada a los avances tan … directos – dijo tras rebuscar en su mente por algún adjetivo que no sonara agresivo pero que le sirviera para reprocharle la acción con suficiente firmeza para que lo recordase pero enseguida dejando el tema en el olvido al recibir la cruz entre sus manos
-¿Mesier?– sujeto con cuidado el objeto, volteándolo entre sus manos. Era pesado y asumía que también era caro. Sus manos recorrían los grabados en la fría plata hasta llegar a la piedra que reflejaba la luz del fuego de la lámpara brillos y formas alucinantes en la incrustación. Se sintió perderse en las grietas que se movían, en el fuego que brillaba en violetas y morados. El humo, índigo, giraba y parecía expandirse y contraerse de forma atrapante. La ahogaba, el aire le faltaba y sin embargo no podía jadear, no podía moverse. Alucinada y atrapada, imágenes entraban en su mente y la aislaban de todos en el cementerio y la llevaban a un nuevo lugar a…
-No puedo aceptarlo- dijo de improviso, empujando la cruz hacia el comisario nuevamente. Como un elástico, había regresado súbitamente a la realidad y aquello la había alterado más de lo que su expresión podía demostrar. Se trataba de un objetivo mágico. Uno que había sido deformado hasta volverse un simple y hermoso adorno cristiano pero aquello no había modificado su esencia original ¿Cómo lo había conseguido? Y mas importante ¿Qué le estaba sugiriendo al ofrecérselo a ella, una bruja? Su presión arterial subió al instante, presa de medio y suposiciones mientras su corazón mágico latía desbocado, hambriento y ávido de aquella exótica piedrecita – Es demasiado caro, no lo merezco – argumento mientras se reacomodaba en las espaldas de su corcel que apenas segundos despues decidio levantarse sobre sus patas traseras. Hubiese tirado a Juliet –quien mantenía la postura inglesa- de no ser porque la bruja llevaba años sabiendo reaccionar al corcel y casi en instinto sus músculos se tensaron, atrapando la montura y sujetándose para evitar caerse. La cruz cayó a los pies del hombre en el movimiento. La mujer agradeció tener la suerte de haberla soltado y quebrar el contacto visual
Cruzando una pierna por el lomo de su mascota, dio la espalda ambas figuras antes de voltearse ligeramente, esta vez observando al muchacho mas joven como método para evadir a su jefe – Hay alguien más en el cementerio . Deberé abandonarlos por el momento pero por favor siéntase libres de llevarse la botella y disfrutar la bebida en su camino. No me gustaría hacerlos esperar y esto es vergonzoso pero debo cumplir con mi tarea de proteger a los muertos – Le sonrio de forma ensayada antes de apretar las espuelas y apurar al caballo a que se moviera en dirección al sonido que le habia alertado.
-¿Mesier?– sujeto con cuidado el objeto, volteándolo entre sus manos. Era pesado y asumía que también era caro. Sus manos recorrían los grabados en la fría plata hasta llegar a la piedra que reflejaba la luz del fuego de la lámpara brillos y formas alucinantes en la incrustación. Se sintió perderse en las grietas que se movían, en el fuego que brillaba en violetas y morados. El humo, índigo, giraba y parecía expandirse y contraerse de forma atrapante. La ahogaba, el aire le faltaba y sin embargo no podía jadear, no podía moverse. Alucinada y atrapada, imágenes entraban en su mente y la aislaban de todos en el cementerio y la llevaban a un nuevo lugar a…
-No puedo aceptarlo- dijo de improviso, empujando la cruz hacia el comisario nuevamente. Como un elástico, había regresado súbitamente a la realidad y aquello la había alterado más de lo que su expresión podía demostrar. Se trataba de un objetivo mágico. Uno que había sido deformado hasta volverse un simple y hermoso adorno cristiano pero aquello no había modificado su esencia original ¿Cómo lo había conseguido? Y mas importante ¿Qué le estaba sugiriendo al ofrecérselo a ella, una bruja? Su presión arterial subió al instante, presa de medio y suposiciones mientras su corazón mágico latía desbocado, hambriento y ávido de aquella exótica piedrecita – Es demasiado caro, no lo merezco – argumento mientras se reacomodaba en las espaldas de su corcel que apenas segundos despues decidio levantarse sobre sus patas traseras. Hubiese tirado a Juliet –quien mantenía la postura inglesa- de no ser porque la bruja llevaba años sabiendo reaccionar al corcel y casi en instinto sus músculos se tensaron, atrapando la montura y sujetándose para evitar caerse. La cruz cayó a los pies del hombre en el movimiento. La mujer agradeció tener la suerte de haberla soltado y quebrar el contacto visual
Cruzando una pierna por el lomo de su mascota, dio la espalda ambas figuras antes de voltearse ligeramente, esta vez observando al muchacho mas joven como método para evadir a su jefe – Hay alguien más en el cementerio . Deberé abandonarlos por el momento pero por favor siéntase libres de llevarse la botella y disfrutar la bebida en su camino. No me gustaría hacerlos esperar y esto es vergonzoso pero debo cumplir con mi tarea de proteger a los muertos – Le sonrio de forma ensayada antes de apretar las espuelas y apurar al caballo a que se moviera en dirección al sonido que le habia alertado.
Juliet E. Deveroix- Hechicero Clase Media
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Re: La última reunión (Juliet)
Juliet devuelve la cruz al comisario, empujándola hasta el pecho de esté, le dice que no puede aceptarlo, por que debe ser un objeto muy caro y no lo merece. En ese mismo momento el caballo se alza sobre sus patas traseras. La chica parece que se va a caer, su rostro refleja la impresión del momento, pero ágil se aferra con sus piernas a la silla de montar, pero en el movimiento brusco del animal la cruz se les escapa a ambos de las manos y cae a los pies del comisario.
El caballo vuelve a estar en posición normal y Juliet hace girar al equino, de forma que nos da la espalda a los dos, al momento se gira un poco, lo suficiente como para no mirar al comisario. Yo lo tengo a mi lado pero algo mas atrás, y no puedo verlo, pero esta extrañado y se agacha a recoger la cruz mirando que tiene de especial con interés. Juliet me advierte que hay alguien mas en el cementerio, mis sospechas eran ciertas, alguien nos vigilaba. Juliet me mira fijamente y me dice que debe ocuparse de cuidar el cementerio. Me sonríe por cortesía y comienza a encaminarse hacía donde escuche el ruido.
Estoy a punto de comenzar a correr tras Juliet, pero el comisario me detiene tomándome del brazo. –Toma Zirano.- Me dice golpeándome con la cruz en el pecho. Yo bajo mi mirada casi por reflejo y cojo el crucifijo. Es la primera vez que toco una cruz, jamás me atreví a tocar ninguna, puesto que en la gran mayoría de libros la ponen como algo dañino para mi raza. Pero no ocurre nada, un hecho mas que reafirma mi opinión de que quien escribió esos libros, jamás conoció ningún vampiro de verdad. –Ella no la aceptará, así que, ponla en su alforja sin que se de cuenta y cuida de ella, de acuerdo Zirano?.- Continúa hablando el comisario y da un largo trago de whisky. –De acuerdo señor, pero a que se debe todo esto? Esta muy extraño.- Le digo abiertamente. -Mañana se lo cuento. Ve con Juliet, yo me iré un rato a la taberna.- dice con la voz una pizca ebria. –Pero señor…- Le digo para intentar persuadirle que me lo cuente todo, pero me corta. –Ve con Juliet. Es una orden!- Da otro trago de whisky, deja la botella y se gira para ir hacía la salida, donde se monta en su caballo y se va.
Miro la cruz que tengo en mis manos, la esfera es extraña y preciosa, y tiene algo extraño, pero no logro apreciar nada. Miro hacía donde se fue Juliet, viendo que esta a unos cuatrocientos metros. Camino a paso rápido hacía ella, acercándome con cautela. Pongo mi mano con la cruz en mi espalda, tratando de ocultarla un poco. Intensifico mis sentidos, tratando de detectar cualquier otra presencia, y tan solo escucho como dos animales pequeños, corretean a lo lejos sobre el cemento del camino de la entrada. Llego a la altura de la chica y en un movimiento rápido dejo caer la cruz dentro de la alforja de Hermes. Doy un paso hacía atrás y me detengo.
- My lady ha visto algo?- Le pregunto como creyendo que ya me ha visto. Le miro y sonrío. –El comisario se ha ido a la taberna. Y como orden me dijo que cuidara de usted Juliet.- Le digo con una sonrisa. –Así que, hoy ume toca qedarme aquí.- Le digo con tono divertido. Su rostro me hace sonreír aun más. –No ha notado al comisario del todo extraño?- Le pregunto poniéndome algo más serio.
El caballo vuelve a estar en posición normal y Juliet hace girar al equino, de forma que nos da la espalda a los dos, al momento se gira un poco, lo suficiente como para no mirar al comisario. Yo lo tengo a mi lado pero algo mas atrás, y no puedo verlo, pero esta extrañado y se agacha a recoger la cruz mirando que tiene de especial con interés. Juliet me advierte que hay alguien mas en el cementerio, mis sospechas eran ciertas, alguien nos vigilaba. Juliet me mira fijamente y me dice que debe ocuparse de cuidar el cementerio. Me sonríe por cortesía y comienza a encaminarse hacía donde escuche el ruido.
Estoy a punto de comenzar a correr tras Juliet, pero el comisario me detiene tomándome del brazo. –Toma Zirano.- Me dice golpeándome con la cruz en el pecho. Yo bajo mi mirada casi por reflejo y cojo el crucifijo. Es la primera vez que toco una cruz, jamás me atreví a tocar ninguna, puesto que en la gran mayoría de libros la ponen como algo dañino para mi raza. Pero no ocurre nada, un hecho mas que reafirma mi opinión de que quien escribió esos libros, jamás conoció ningún vampiro de verdad. –Ella no la aceptará, así que, ponla en su alforja sin que se de cuenta y cuida de ella, de acuerdo Zirano?.- Continúa hablando el comisario y da un largo trago de whisky. –De acuerdo señor, pero a que se debe todo esto? Esta muy extraño.- Le digo abiertamente. -Mañana se lo cuento. Ve con Juliet, yo me iré un rato a la taberna.- dice con la voz una pizca ebria. –Pero señor…- Le digo para intentar persuadirle que me lo cuente todo, pero me corta. –Ve con Juliet. Es una orden!- Da otro trago de whisky, deja la botella y se gira para ir hacía la salida, donde se monta en su caballo y se va.
Miro la cruz que tengo en mis manos, la esfera es extraña y preciosa, y tiene algo extraño, pero no logro apreciar nada. Miro hacía donde se fue Juliet, viendo que esta a unos cuatrocientos metros. Camino a paso rápido hacía ella, acercándome con cautela. Pongo mi mano con la cruz en mi espalda, tratando de ocultarla un poco. Intensifico mis sentidos, tratando de detectar cualquier otra presencia, y tan solo escucho como dos animales pequeños, corretean a lo lejos sobre el cemento del camino de la entrada. Llego a la altura de la chica y en un movimiento rápido dejo caer la cruz dentro de la alforja de Hermes. Doy un paso hacía atrás y me detengo.
- My lady ha visto algo?- Le pregunto como creyendo que ya me ha visto. Le miro y sonrío. –El comisario se ha ido a la taberna. Y como orden me dijo que cuidara de usted Juliet.- Le digo con una sonrisa. –Así que, hoy ume toca qedarme aquí.- Le digo con tono divertido. Su rostro me hace sonreír aun más. –No ha notado al comisario del todo extraño?- Le pregunto poniéndome algo más serio.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Re: La última reunión (Juliet)
He comenzado, la larga noche se ha hecho larga y más aún por los hechos que precederán a lo que tiene que acontecer, hace pocos días estaba en un trabajo de rutina, como siempre buscando información para acabar con esas bestias deplorables y fuera del ámbito real, en esta ocasión la comisaria parecía un buen lugar para que me diera indicios acerca de lo que busco, me encontraba como siempre en la comisaria leyendo los libros de registros, cuando llego a mí una nota sobre un cuento, claro esta que esta esta codificada para evitar cualquier tipo de sospecha, si alguien se hiciera con ella y delatara mi posición, el contexto dentro si comenta que hay personas sospechosas a las cuales debo investigar con recaudo y sigilo y utilizando a la noche como mi amiga lo hare, pues ordenes son ordenes, fuera de que esto es excitante de por sí, aparte de ello menciona que deberé ayudar a Maximilian Capet,a infiltrarse en esta organización gubernamental, un miembro de la orden lo cual deberé hacerlo con cautela para no liberar sospechas sobre él y sobre mí.
Las cosas se van emparejando y el hilo del destino me brinda su apoyo, curiosamente la nota indica que debo seguir a Zirano Xanaddo un oficial de policía además de al comisario Monsieur Valosier por lo que puedo corroborar que el nivel de la plaga ha azotado los recintos de la justicia policial, debo actuar rápido y averiguar todo cuando respecta a este suceso, enviar mis informes hacia mis señores.
Esta noche Zirano Xanaddo ha tomado su caballo como todos los días, no conozco hacia donde se dirige cuando el comisario Valosier se ha acercado a él y han tenido un intercambio de palabras, he notado por las notas gestuales acerca de una visita hacia el cementerio, no puedo acercarme mucho en este momento pues notaria mi presencia y sería realmente complicado explicar esta situación a mis superiores.
En pleno decido tomar mi caballo al galope y llegar mucha antes que ellos hacia el cementerio, no he podido amarar el caballo en la parte posterior al cementerio, que me ayude de un escape rápido, con la finalidad de utilizar el entorno a mi favor, revisar la briza del viento y ocultar mi presencia, noto que no será algo fácil pero estoy preparada, para este momento, llevo mis cuchillas, el combate no debe ser necesario, pero si debo hacerlo lo hare sin dudar, la profesión es dura pero tiene sus recompensas en Dios, me lo digo yo misma a diario.
Mi camino me tiene presente puedo observar con claridad a ambos caballeros se une una dama de bellas faciales, aunque fuera de contexto,-que hace una mujer así trabajando en el cementerio de noche-, -acaso la compañía de los muertos será de su agrado-, es seguro que me brindara más respuestas a las dudas que tengo dentro de este momento por lo que observo y escucho noto que la dama singular se llama Juliet y es la protegida de comisario Valosier se nota que no conoce a Zirano Xanaddo por lo que el intenta entablar una conversación con ella de forma clara sus movimientos delatan una reverencia propia de una persona de clase alta, por lo que puedo concluir que ha tenido estudios de etiqueta recatada, algo que me ayudara a conocer mejor a mi presa, el comisario se encuentra muy alegre y cordial, que puede ser esto acaso ha bebido algo, o la dama representara una alegría única para este caballero de repente el amor correspondido, no lo sé, más aún me causa dudas.
Al parecer el comisario ha decidido llevarse a la dama fuera del lugar, hacia una taberna local a beber unas pintas, y para evitar cualquier hecho que contradiga su propuesta, está dispuesto a pagarla el mismo para los 3 parroquianos, al parecer todo lo estimado se ha ido a la borda, pues al partir del cementerio me han dejado con los trasto abiertos, debo apresurarme a salir de aca, cuando escucho la voz de Juliet comentando -me encantaría seguirle y disfrutar de su compañía pero no puedo alejarme del cementerio. Usted bien sabe que es mi horario de trabajo y que aunque gustara, no puedo darme el lujo de escapar-, haciendo ver su manifiesto de forma corporal también, -no hay duda que es la voluntad de mi señor que continúe y me ha dado su mano en esta ocasión, pues por lo que considero que mi causa es justa y mi dios me acompaña en todo momento-, parece que ella en igual manera desea celebrar pues ha ido a buscar una botella, he de suponer alcohólica, debe tener una singular empatía por el comisario, aunque para ser ciertos que mujer toma con dos amigos a horas de la noche y en un recinto vacío?, al parecer la lujuria vive dentro de los caballeros puesto que observa el cuerpo de espaldas de la dama, la cual llama su atención de ambos caballeros, disimulándolo para que no se dé cuenta.
Al parecer ha comenzado la fiesta y me he invitado sola, el comisario le entrega un presente a la anfitriona, una Cruz hermosa de color lila, -que es esto, acaso regala artículos eclesiásticos-, el comisario le dice –Llévala siempre contigo, hasta cuando duermas. Te protegerá…- me ha dejado fuera de cuadro este suceso, -acaso siguó a un miembro de la iglesia, porque le daría tal singular artículo-, sin esperarlo mi respiración ha aumentado un poco saliéndose de la coordinación que tenía con el viento, -me he delatado eso será?-.
Observo con cautela y miro que Zirano Xanaddo ha volteado con rapidez, es posible que se halla percatado de mi presencia?, estoy en problemas, debo apresurarme a salir o prepararme para un conbate singular, tengo ordenes que cumplir y aun no están resueltas, as q debere partir de inmediato pues aun no esta cumplida toda mi misión.
Puedo observar una alteración en la respiración de Juliet ante la última escena producida, negándose a recibir dicho artículo, se ha subido al caballo y ha dejado caer la cruz en el piso, sin ningún reparo por levantarlo, la verdad debe molestarla, algo que deberé anotar en mi informe, ahora mira al joven Juliet y comenta – Hay alguien más en el cementerio. Deberé abandonarlos por el momento pero por favor siéntase libres de llevarse la botella y disfrutar la bebida en su camino. No me gustaría hacerlos esperar y esto es vergonzoso pero debo cumplir con mi tarea de proteger a los muertos – -como es posible esto, cuando se dio cuenta de mi presencia-, no lo he notado, pero sin duda me deja entrever que ella no es una mujer normal, ahora me pone en paradoja, debo encargarme de ella sin despertar sospechas o debe retirar lo mejor posible, haría lo primero pero no conozco con quien trato, podría llevarme una sorpresa no muy grata y quien continuaría con mi labor, así que optare por la segunda opción, aunque si no hay remedio pactare frente a lo que este.
Viene cabalgando hacia la dirección donde me encuentro, saco una de mis dagas y me preparo para lo inminente, es una, será rápido y silencioso, cuando observo una silueta acercándose hacia la misma dirección, ahora es complicado, son dos y uno de ellos, estoy segura que no es lo que observo, guardo mi daga, y digo en mi mente deberé crear una distracción, hay varias losetas sueltas, como piedras y el eco es mayor en estos recintos, cojo dos piedras y espero ver cuáles son sus movimientos de ambos anfitriones a fin de poder llevar a cabo mi movimiento
Las cosas se van emparejando y el hilo del destino me brinda su apoyo, curiosamente la nota indica que debo seguir a Zirano Xanaddo un oficial de policía además de al comisario Monsieur Valosier por lo que puedo corroborar que el nivel de la plaga ha azotado los recintos de la justicia policial, debo actuar rápido y averiguar todo cuando respecta a este suceso, enviar mis informes hacia mis señores.
Esta noche Zirano Xanaddo ha tomado su caballo como todos los días, no conozco hacia donde se dirige cuando el comisario Valosier se ha acercado a él y han tenido un intercambio de palabras, he notado por las notas gestuales acerca de una visita hacia el cementerio, no puedo acercarme mucho en este momento pues notaria mi presencia y sería realmente complicado explicar esta situación a mis superiores.
En pleno decido tomar mi caballo al galope y llegar mucha antes que ellos hacia el cementerio, no he podido amarar el caballo en la parte posterior al cementerio, que me ayude de un escape rápido, con la finalidad de utilizar el entorno a mi favor, revisar la briza del viento y ocultar mi presencia, noto que no será algo fácil pero estoy preparada, para este momento, llevo mis cuchillas, el combate no debe ser necesario, pero si debo hacerlo lo hare sin dudar, la profesión es dura pero tiene sus recompensas en Dios, me lo digo yo misma a diario.
Mi camino me tiene presente puedo observar con claridad a ambos caballeros se une una dama de bellas faciales, aunque fuera de contexto,-que hace una mujer así trabajando en el cementerio de noche-, -acaso la compañía de los muertos será de su agrado-, es seguro que me brindara más respuestas a las dudas que tengo dentro de este momento por lo que observo y escucho noto que la dama singular se llama Juliet y es la protegida de comisario Valosier se nota que no conoce a Zirano Xanaddo por lo que el intenta entablar una conversación con ella de forma clara sus movimientos delatan una reverencia propia de una persona de clase alta, por lo que puedo concluir que ha tenido estudios de etiqueta recatada, algo que me ayudara a conocer mejor a mi presa, el comisario se encuentra muy alegre y cordial, que puede ser esto acaso ha bebido algo, o la dama representara una alegría única para este caballero de repente el amor correspondido, no lo sé, más aún me causa dudas.
Al parecer el comisario ha decidido llevarse a la dama fuera del lugar, hacia una taberna local a beber unas pintas, y para evitar cualquier hecho que contradiga su propuesta, está dispuesto a pagarla el mismo para los 3 parroquianos, al parecer todo lo estimado se ha ido a la borda, pues al partir del cementerio me han dejado con los trasto abiertos, debo apresurarme a salir de aca, cuando escucho la voz de Juliet comentando -me encantaría seguirle y disfrutar de su compañía pero no puedo alejarme del cementerio. Usted bien sabe que es mi horario de trabajo y que aunque gustara, no puedo darme el lujo de escapar-, haciendo ver su manifiesto de forma corporal también, -no hay duda que es la voluntad de mi señor que continúe y me ha dado su mano en esta ocasión, pues por lo que considero que mi causa es justa y mi dios me acompaña en todo momento-, parece que ella en igual manera desea celebrar pues ha ido a buscar una botella, he de suponer alcohólica, debe tener una singular empatía por el comisario, aunque para ser ciertos que mujer toma con dos amigos a horas de la noche y en un recinto vacío?, al parecer la lujuria vive dentro de los caballeros puesto que observa el cuerpo de espaldas de la dama, la cual llama su atención de ambos caballeros, disimulándolo para que no se dé cuenta.
Al parecer ha comenzado la fiesta y me he invitado sola, el comisario le entrega un presente a la anfitriona, una Cruz hermosa de color lila, -que es esto, acaso regala artículos eclesiásticos-, el comisario le dice –Llévala siempre contigo, hasta cuando duermas. Te protegerá…- me ha dejado fuera de cuadro este suceso, -acaso siguó a un miembro de la iglesia, porque le daría tal singular artículo-, sin esperarlo mi respiración ha aumentado un poco saliéndose de la coordinación que tenía con el viento, -me he delatado eso será?-.
Observo con cautela y miro que Zirano Xanaddo ha volteado con rapidez, es posible que se halla percatado de mi presencia?, estoy en problemas, debo apresurarme a salir o prepararme para un conbate singular, tengo ordenes que cumplir y aun no están resueltas, as q debere partir de inmediato pues aun no esta cumplida toda mi misión.
Puedo observar una alteración en la respiración de Juliet ante la última escena producida, negándose a recibir dicho artículo, se ha subido al caballo y ha dejado caer la cruz en el piso, sin ningún reparo por levantarlo, la verdad debe molestarla, algo que deberé anotar en mi informe, ahora mira al joven Juliet y comenta – Hay alguien más en el cementerio. Deberé abandonarlos por el momento pero por favor siéntase libres de llevarse la botella y disfrutar la bebida en su camino. No me gustaría hacerlos esperar y esto es vergonzoso pero debo cumplir con mi tarea de proteger a los muertos – -como es posible esto, cuando se dio cuenta de mi presencia-, no lo he notado, pero sin duda me deja entrever que ella no es una mujer normal, ahora me pone en paradoja, debo encargarme de ella sin despertar sospechas o debe retirar lo mejor posible, haría lo primero pero no conozco con quien trato, podría llevarme una sorpresa no muy grata y quien continuaría con mi labor, así que optare por la segunda opción, aunque si no hay remedio pactare frente a lo que este.
Viene cabalgando hacia la dirección donde me encuentro, saco una de mis dagas y me preparo para lo inminente, es una, será rápido y silencioso, cuando observo una silueta acercándose hacia la misma dirección, ahora es complicado, son dos y uno de ellos, estoy segura que no es lo que observo, guardo mi daga, y digo en mi mente deberé crear una distracción, hay varias losetas sueltas, como piedras y el eco es mayor en estos recintos, cojo dos piedras y espero ver cuáles son sus movimientos de ambos anfitriones a fin de poder llevar a cabo mi movimiento
Gloria Filseir- Inquisidor Clase Alta
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Re: La última reunión (Juliet)
Cerro los ojos y dejo el aire salir en un suspiro cansino que no intento ocultar. Los minutos que había pasado en soledad le habían permitido llegar a algunas conclusiones que si bien no aseguraban ser ciertas conseguían tranquilizar su alma con respecto a aquella insólita visita. Principalmente habia logrado develar que la cruz no era un objeto de magia oscura si no que había sido alimentada por energías negativas el tiempo suficiente para cubrir su verdadera naturaleza. Temia incluso que la magia dentro de aquella piedra estuviera intentando absorber su energía en un intento por limpiar las brumas que la cubrían y que el hombre, ignorante, no lo había notado al entregárselo como obsequio de despedida. Porque aquello era ¿No? Por eso había traído a su perro faldero consigo, para que quedase en su lugar y cumpliera con las obligaciones que antes él tomaba personalmente y que la vejez debía estarle impidiendo efectuar.
- En absoluto– dijo sin observarle. Había sentido las alforjas moverse detrás de sus piernas, no necesitaba explorar sus bolsos para saber que se trataba de la cruz, su magia se había alterado nuevamente y podía sentirla correr por sus brazos, escocer sus manos para alentarla a sujetar el objeto mágico. No lo hiso, jugaría su juego y fingiría desconocer del elemento hasta que encontrara tiempo para deshacerse de el. –No necesito verlos u oírlos para saber que están aquí, cada vez que alguien pisa el cementerio Hermes se inquieta y es así como yo me entero.- apretó los labios en concentración, jamás había visto beber al comisario en sus horas de trabajo y aquello solo le afirmaba más su teoría de que el hombre se estaba por retirar y si esto le causaba una profunda tristeza, no era de extrañar su aura o comportamiento– Si, creo que a cualquiera le hubiera llamado la atención que un comisario este bebiendo en horas de trabajo o actuando de la forma en que lo hacia– ni una vez despego sus ojos del horizonte. La vista humana poco podía hacer frente a la imperturbable oscuridad del cementerio pero siete años trabajando con la iluminación mínima la habían acostumbrado a las sombras y desarrollado sus otros sentidos para compensar la disminución del primero. Meras adaptaciones al medio entorno, Juliet operaba casi enteramente como una criatura nocturna y aunque se veia disminuida por el mismo, conocía su espacio de trabajo lo suficiente para medir distancias entre sectores sin nada más que su memoria a lo que se le debía sumar que se veian aventajados por el silencio sepulcral que maximizaba todos los sonidos, si alguien estaba allí realmente pronto serían capaces de oírlo, incluso frecuencias muy bajas alertarían al caballo hasta que estas desaparecieran y el silencio fuera absoluto. La otra posibilidad cabia en que fuera él quien los ollera y decidiera abandonar el terreno por las buenas.
Apenas habían avanzado unos nuevos pasos que el animal sacudió su cabeza haciendo volar sus crines y moviendo a su ama sobre el. Suspiro maldiciendo su suerte y la de las pobres almas que no podían descansar en paz atosigados por seres vivos que probablemente jamás conocieron. Los fantasmas que habitaban el cementerio tampoco podrían salir a su encuentro para advertirle de la ubicación del maleante puesto que les había repetidos innumerables veces (mas por propia paranoia que por otra cosa) que se mantuvieran al margen cuando se encontrase acompañada. Simplemente para mantener las apariencias y evitar tener un nuevo muerto cardiaco en la vecindad.–Ah Zirano, recordaba ¿No debe ir usted delante? Naturalmente, el caballo da coces hacia atrás así que en realidad el punto débil esta adelante o en los flancos y es allí en donde lo necesitare en caso de que nuestro invitado decida no cooperar – Claro que si estuviera ella sola, tenía métodos más pacíficos para retirarlos del lugar, pero todos paganos no podría efectuarlos frente al policía asi que este debería actuar en su lugar
- En absoluto– dijo sin observarle. Había sentido las alforjas moverse detrás de sus piernas, no necesitaba explorar sus bolsos para saber que se trataba de la cruz, su magia se había alterado nuevamente y podía sentirla correr por sus brazos, escocer sus manos para alentarla a sujetar el objeto mágico. No lo hiso, jugaría su juego y fingiría desconocer del elemento hasta que encontrara tiempo para deshacerse de el. –No necesito verlos u oírlos para saber que están aquí, cada vez que alguien pisa el cementerio Hermes se inquieta y es así como yo me entero.- apretó los labios en concentración, jamás había visto beber al comisario en sus horas de trabajo y aquello solo le afirmaba más su teoría de que el hombre se estaba por retirar y si esto le causaba una profunda tristeza, no era de extrañar su aura o comportamiento– Si, creo que a cualquiera le hubiera llamado la atención que un comisario este bebiendo en horas de trabajo o actuando de la forma en que lo hacia– ni una vez despego sus ojos del horizonte. La vista humana poco podía hacer frente a la imperturbable oscuridad del cementerio pero siete años trabajando con la iluminación mínima la habían acostumbrado a las sombras y desarrollado sus otros sentidos para compensar la disminución del primero. Meras adaptaciones al medio entorno, Juliet operaba casi enteramente como una criatura nocturna y aunque se veia disminuida por el mismo, conocía su espacio de trabajo lo suficiente para medir distancias entre sectores sin nada más que su memoria a lo que se le debía sumar que se veian aventajados por el silencio sepulcral que maximizaba todos los sonidos, si alguien estaba allí realmente pronto serían capaces de oírlo, incluso frecuencias muy bajas alertarían al caballo hasta que estas desaparecieran y el silencio fuera absoluto. La otra posibilidad cabia en que fuera él quien los ollera y decidiera abandonar el terreno por las buenas.
Apenas habían avanzado unos nuevos pasos que el animal sacudió su cabeza haciendo volar sus crines y moviendo a su ama sobre el. Suspiro maldiciendo su suerte y la de las pobres almas que no podían descansar en paz atosigados por seres vivos que probablemente jamás conocieron. Los fantasmas que habitaban el cementerio tampoco podrían salir a su encuentro para advertirle de la ubicación del maleante puesto que les había repetidos innumerables veces (mas por propia paranoia que por otra cosa) que se mantuvieran al margen cuando se encontrase acompañada. Simplemente para mantener las apariencias y evitar tener un nuevo muerto cardiaco en la vecindad.–Ah Zirano, recordaba ¿No debe ir usted delante? Naturalmente, el caballo da coces hacia atrás así que en realidad el punto débil esta adelante o en los flancos y es allí en donde lo necesitare en caso de que nuestro invitado decida no cooperar – Claro que si estuviera ella sola, tenía métodos más pacíficos para retirarlos del lugar, pero todos paganos no podría efectuarlos frente al policía asi que este debería actuar en su lugar
Juliet E. Deveroix- Hechicero Clase Media
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Re: La última reunión (Juliet)
Juliet me responde de forma fugaz, sin mirarme en ningún momento, parece concentrada en ver si hay alguien más allí, por lo que había dicho la chica se fía completamente del instinto de su caballo. Sin decir nada la muchacha hace caminar a su caballo. Y yo la sigo, observando su bonita espalda de curvas sinuosas. ¿Por que una chica así de guapa esta trabajando de vigilante nocturno del cementerio? Esa pregunta fluye en mi mente. Realmente no es lugar para que una dama este toda la noche. Y aunque el comisario no me hubiese dado la orden de protegerla, me habría quedado igual. No estoy tranquilo sabiendo que una mujer anda sola y sin protección. Pero al menos el cementerio suele ser un lugar de paz, a excepciones de algún que otro extraño caso de robo de cadáveres o entierros ilegales. Por el momento, estoy aquí y como el comisario ordeno, cuidaré de ella.
De repente el caballo empieza mover su crin nervioso, haciendo que Juliet se tambalee sobre el animal, estoy a punto de sujetarla, creyendo que iba a caerse. Pero me retiro antes siquiera que se de cuenta. Cuando el caballo se calma un poco vuelve a caminar. Juliet me dice que debería ir delante por si acaso, palabras por las cuales una sonrisa se dibuja en mi cara. -Como deseé my lady Juliet.- Digo con acento ingles americano en las últimas tres palabras, recordando fugazmente mis tiempos de adolescente, donde esa misma frase, pero cambiando el nombre por el de Galatea, en tantas ocasiones, solo para contentarla dándole la razón.
Adelanto a Juliet por su izquierda, acariciando la crin y la quijada del caballo, a la vez que lo adelanto, siguiendo la silueta de su cuello y cabeza con mi mano. Me centro en intentar detectar algún aroma extraño, elevo un poco mi mirada, y tomo una fuerte bocanada de aire por la nariz. Pero el olor a tierra húmeda y removida inunda todo el ambiente, y no me deja detectar ninguna otra cosa. Me pongo frente al caballo, caminando con paso firme y una mano sobre mi revolver. Observo todo a mi alrededor, de mi visión puedo fiarme por completo, totalmente especializada para ver en los lugares más oscuros y como ayuda afino al máximo mi oído, atento a cualquier sonido, cualquier ruido me alertaría. Pero el haber visto a los animales eso escapar del lugar me hace pensar que no hay nadie.
-Antes vi a dos animales saliendo del cementerio. ¿Puede ser que eso asustará a Hermes?- Le pregunto medio girándome para mirarla directamente a sus ojos, hemos avanzado hasta la valla del cementerio. Me giro por completo y me apoyo en el pequeño muro, sin dejar de mirar a Juliet a los ojos. -Perdóneme si me meto demasiado. Pero la curiosidad me puede. ¿Como es que trabaja en el cementerio? No es un trabajo “usual”, digamos, para una dama.- Le pregunto con una sonrisa amble delineada en mis labios, hablando con tono tranquilo y curioso a la vez.
Doy un último vistazo a mi alrededor, fijándome bien en cada rincón, buscando en cada sombra, si había alguien, ya se ha ido o es un experto en el arte del espionaje. En tal caso, solo deberé ir con mas cuidado si se deja ver. Vuelvo a mirar a Juliet a los ojos, escuchando sus palabras, asintiendo con una sonrisa, o cambiando mi rostro a mas serio según su conversación va avanzando.
De repente el caballo empieza mover su crin nervioso, haciendo que Juliet se tambalee sobre el animal, estoy a punto de sujetarla, creyendo que iba a caerse. Pero me retiro antes siquiera que se de cuenta. Cuando el caballo se calma un poco vuelve a caminar. Juliet me dice que debería ir delante por si acaso, palabras por las cuales una sonrisa se dibuja en mi cara. -Como deseé my lady Juliet.- Digo con acento ingles americano en las últimas tres palabras, recordando fugazmente mis tiempos de adolescente, donde esa misma frase, pero cambiando el nombre por el de Galatea, en tantas ocasiones, solo para contentarla dándole la razón.
Adelanto a Juliet por su izquierda, acariciando la crin y la quijada del caballo, a la vez que lo adelanto, siguiendo la silueta de su cuello y cabeza con mi mano. Me centro en intentar detectar algún aroma extraño, elevo un poco mi mirada, y tomo una fuerte bocanada de aire por la nariz. Pero el olor a tierra húmeda y removida inunda todo el ambiente, y no me deja detectar ninguna otra cosa. Me pongo frente al caballo, caminando con paso firme y una mano sobre mi revolver. Observo todo a mi alrededor, de mi visión puedo fiarme por completo, totalmente especializada para ver en los lugares más oscuros y como ayuda afino al máximo mi oído, atento a cualquier sonido, cualquier ruido me alertaría. Pero el haber visto a los animales eso escapar del lugar me hace pensar que no hay nadie.
-Antes vi a dos animales saliendo del cementerio. ¿Puede ser que eso asustará a Hermes?- Le pregunto medio girándome para mirarla directamente a sus ojos, hemos avanzado hasta la valla del cementerio. Me giro por completo y me apoyo en el pequeño muro, sin dejar de mirar a Juliet a los ojos. -Perdóneme si me meto demasiado. Pero la curiosidad me puede. ¿Como es que trabaja en el cementerio? No es un trabajo “usual”, digamos, para una dama.- Le pregunto con una sonrisa amble delineada en mis labios, hablando con tono tranquilo y curioso a la vez.
Doy un último vistazo a mi alrededor, fijándome bien en cada rincón, buscando en cada sombra, si había alguien, ya se ha ido o es un experto en el arte del espionaje. En tal caso, solo deberé ir con mas cuidado si se deja ver. Vuelvo a mirar a Juliet a los ojos, escuchando sus palabras, asintiendo con una sonrisa, o cambiando mi rostro a mas serio según su conversación va avanzando.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Re: La última reunión (Juliet)
Todo está dicho es hora de comenzar mi arte, el talento que me ha dado el motivo por el que me encuentro, el escenario está a mi favor, y la ruleta apunta hacia el norte, es momento de decisiones propias, nadie puede considerar que todo está manifestado, que todo está destinado, como si la suerte está echada, y debo pensar que es peor, es hora de moverme y hacer lo necesario para sobrevivir, será rápido y casi sin dolor, decido dejar las piedras y coger las dagas, una a cada lado, cuando recuerdo que no es necesario, no es mi misión y debo apegarme, a lo establecido, no es el momento me lo digo a mi mismo, me retirare como vine, tan rápido como pude y visitare el lugar en otra ocasión, en otro momento, por delante.
Me deslizo hacia las piedras por donde vine, pinzando de punta en punta, en sigilo y encorvada, utilizando a la sombra como mi amiga, quien lo diría de alguna forma es como bailar, de punta y hacia adelante, con un fino trazo de delicadeza, algo propio de un mujer, es inteligente pues si pisara el fango que esta o la tierra, dejaría huellas, y tal vez me haya ido, pero notarían mi presencia, sería tonto tomar decisiones que no van acorde a lo que soy, además de no justificar lo que en verdad debo hacer, Juliet E. Deveroix es una mujer extraña, y Zirano Xanaddo aun mas, pero en fin debo salir de inmediato por donde vine, utilizo las dagas la parte del mango para coger las paredes, que tenga que tocar pues si sucediera algo utilizaría el impulso como medio de movimiento.
Veo que se acerca Zirano Xanaddo pero ya me estoy yendo, ha sido relativamente fácil la salida, Dios me ha ayudado y lo se Zirano Xanaddo ha quedado confundido gracia a la ayuda de dos criaturas del señor, como siempre el me ha dado la mano, es mi sustento y el final de mis enemigos que son suyos también, cuando el se ha acercado, cerca de la valla del final he salido airosa, y lo observo a la distancia desde la sombras, para comprender si debo salir más hacia el fondo o concretarme en continuar el escape, veo que ha parado y está conversando con , Juliet E. Deveroix no escucho lo que comentan, es mejor eso quiere decir que estoy lejos y he dejado el telón, ahora debo dirigirme de inmediato a redactar el informe, estoy tranquila.
Camino casi por una hora y veo a mi caballo a lo lejos lo reconozco, lleva la insignia oficial, nadie sería tonto para coger una bestia que pertenece a la industria del gobierno, de todos modos debo percatarme que es mía. Doy un silbido de gorrión y veo que rebuzna, no hay duda, lo cojo y reviso mis cosas, es hora de cambiarme, envuelvo el manto negro, me arreglo las pestañas, limpio mi rostro y mejillas, coloco un poco de delineador en mis labios y pómulos, reviso el escote y la insignia oficial y me detengo a pensar, si debo ir hacia la taberna, para averiguar algo más, o dirigirme hacia mi morada y redactar a máquina lo ocurrido, al final decido ir hacia donde digo que es mi hogar, pero no lo es de verdad, mi morada vive en Dios.
Es de noche y debo rezar y pedir perdón por mis pecados cometidos, y decir al señor que cada día que pase, hare lo posible porque el este agraciado conmigo y que combatiré sin titubear a sus enemigos.
Dios es el manto que cubre mi voluntad, es la luz de mi camino y odio de mis enemigos, pues mi señor es justo y su voluntad es mi camino, solo en el encuentro paz y el me da todo lo que tiene en su corazón, y con ello espero llegar al camino de mi redención, pues su camino es de los justos
Me deslizo hacia las piedras por donde vine, pinzando de punta en punta, en sigilo y encorvada, utilizando a la sombra como mi amiga, quien lo diría de alguna forma es como bailar, de punta y hacia adelante, con un fino trazo de delicadeza, algo propio de un mujer, es inteligente pues si pisara el fango que esta o la tierra, dejaría huellas, y tal vez me haya ido, pero notarían mi presencia, sería tonto tomar decisiones que no van acorde a lo que soy, además de no justificar lo que en verdad debo hacer, Juliet E. Deveroix es una mujer extraña, y Zirano Xanaddo aun mas, pero en fin debo salir de inmediato por donde vine, utilizo las dagas la parte del mango para coger las paredes, que tenga que tocar pues si sucediera algo utilizaría el impulso como medio de movimiento.
Veo que se acerca Zirano Xanaddo pero ya me estoy yendo, ha sido relativamente fácil la salida, Dios me ha ayudado y lo se Zirano Xanaddo ha quedado confundido gracia a la ayuda de dos criaturas del señor, como siempre el me ha dado la mano, es mi sustento y el final de mis enemigos que son suyos también, cuando el se ha acercado, cerca de la valla del final he salido airosa, y lo observo a la distancia desde la sombras, para comprender si debo salir más hacia el fondo o concretarme en continuar el escape, veo que ha parado y está conversando con , Juliet E. Deveroix no escucho lo que comentan, es mejor eso quiere decir que estoy lejos y he dejado el telón, ahora debo dirigirme de inmediato a redactar el informe, estoy tranquila.
Camino casi por una hora y veo a mi caballo a lo lejos lo reconozco, lleva la insignia oficial, nadie sería tonto para coger una bestia que pertenece a la industria del gobierno, de todos modos debo percatarme que es mía. Doy un silbido de gorrión y veo que rebuzna, no hay duda, lo cojo y reviso mis cosas, es hora de cambiarme, envuelvo el manto negro, me arreglo las pestañas, limpio mi rostro y mejillas, coloco un poco de delineador en mis labios y pómulos, reviso el escote y la insignia oficial y me detengo a pensar, si debo ir hacia la taberna, para averiguar algo más, o dirigirme hacia mi morada y redactar a máquina lo ocurrido, al final decido ir hacia donde digo que es mi hogar, pero no lo es de verdad, mi morada vive en Dios.
Es de noche y debo rezar y pedir perdón por mis pecados cometidos, y decir al señor que cada día que pase, hare lo posible porque el este agraciado conmigo y que combatiré sin titubear a sus enemigos.
Dios es el manto que cubre mi voluntad, es la luz de mi camino y odio de mis enemigos, pues mi señor es justo y su voluntad es mi camino, solo en el encuentro paz y el me da todo lo que tiene en su corazón, y con ello espero llegar al camino de mi redención, pues su camino es de los justos
Gloria Filseir- Inquisidor Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/02/2014
Re: La última reunión (Juliet)
Agradeció en silencio a diferentes dioses antiguos que el hombre decidiera obedecerle sin poner la menor de las oposiciones y que se adelantara hasta que su figura fuera parcialmente tapada por el cuello del animal quien casi no reacciono al contacto. Incluso si había hecho tanto como levantar la cabeza para alejarse no mostro miedo o agitación en su movimiento. La fina ceja de la mujer se elevo en un arco, curiosa y sorprendida de aquello tras la vergonzosa reacción que había recibido por parte del animal semanas atrás al rehusarse a obedecerla y acercarse a una dolida mujer con un aura tan disminuida y fragmentada. Aunque debía de reconocer que entre ambas, la principal diferencia radicaba en los colores y sensaciones que despedían. Quizas solo se tratara de ello
-No, no puede ser–aseguro con la tranquilidad que la caracterizaba–Hermes esta acostumbrado a los animales del cementerio, de otro modo viviría estresado. Únicamente las serpientes lo inquietan y es solo cuando se encuentran directamente debajo de sus patas y ese no fue el caso– pues de haber sido, ella hubiera visto al reptil y el caballo se hubiera levantado en dos patas con intención de aplastar la cabeza del depredador con sus pezuñas. No, desde el primer momento los indicios señalaban que se trataba de un ser humano que se había colado a territorios prohibidos al caer la noche pero este se había desaparecido sin dejar rastros. Quizás fuera mejor así, se ahorraba la siempre existente tensión entre dos desconocidos cuando uno de ellos esta donde no debe y una posible discusión que podía querer escalar o no a la violencia. Por supuesto que en realidad tampoco importaba si estaba allí o no en el momento si no sus intenciones las cuales no podría desvelar o intentar entender hasta que el policía se fuera y ella quedase nuevamente sola con el manto de estrellas como única compañía
Suspiro con este pensamiento en mente antes de volver a dirigirse al hombre –Porque entre tantos hombres, es necesario una mente femenina en este lugar- se encogiode hombros, ocultándole una razón tanto mas simple como verdadera –Muchas mujeres y hombres pueden sentir miedo por este lugar pero aseguro que en realidad se trata de un lugar muy pacifico asediado por nada mas que miedos retrogradas–negó con la cabeza con el fantasma de una risa- y claro algunas almas perdidas como recién pudimos atestiguar. Pero nada mas, no existen verdaderos peligros entre los muertos, son los vivos a quienes tenemos que temer si me preguntas – agrego antes de hacer al caballo retroceder para poder observar mejor al policía que descansaba sobre el porton de la salida norte- La ciudad debe necesitarlo y habiendo aquí cumplido su deber, no quiero aburrirlo o detenerlo con tontas cuestiones ideológicas que nada cambiaran el hecho de que, como usted dice, sea un lugar poco apropiado para una señorita ¿Podrá regresar solo? Sé que el cementerio puede resultar un laberinto para quienes no están acostumbrados a él y no me molestaría el escoltarlo como usted hiso – dijo con una sonrisa muy sutil, casi imperceptible, bailando en los labios y con la cual se despidio del caballero mientras cerraba, nuevamente, las rejas de su apasible cementerio
-No, no puede ser–aseguro con la tranquilidad que la caracterizaba–Hermes esta acostumbrado a los animales del cementerio, de otro modo viviría estresado. Únicamente las serpientes lo inquietan y es solo cuando se encuentran directamente debajo de sus patas y ese no fue el caso– pues de haber sido, ella hubiera visto al reptil y el caballo se hubiera levantado en dos patas con intención de aplastar la cabeza del depredador con sus pezuñas. No, desde el primer momento los indicios señalaban que se trataba de un ser humano que se había colado a territorios prohibidos al caer la noche pero este se había desaparecido sin dejar rastros. Quizás fuera mejor así, se ahorraba la siempre existente tensión entre dos desconocidos cuando uno de ellos esta donde no debe y una posible discusión que podía querer escalar o no a la violencia. Por supuesto que en realidad tampoco importaba si estaba allí o no en el momento si no sus intenciones las cuales no podría desvelar o intentar entender hasta que el policía se fuera y ella quedase nuevamente sola con el manto de estrellas como única compañía
Suspiro con este pensamiento en mente antes de volver a dirigirse al hombre –Porque entre tantos hombres, es necesario una mente femenina en este lugar- se encogiode hombros, ocultándole una razón tanto mas simple como verdadera –Muchas mujeres y hombres pueden sentir miedo por este lugar pero aseguro que en realidad se trata de un lugar muy pacifico asediado por nada mas que miedos retrogradas–negó con la cabeza con el fantasma de una risa- y claro algunas almas perdidas como recién pudimos atestiguar. Pero nada mas, no existen verdaderos peligros entre los muertos, son los vivos a quienes tenemos que temer si me preguntas – agrego antes de hacer al caballo retroceder para poder observar mejor al policía que descansaba sobre el porton de la salida norte- La ciudad debe necesitarlo y habiendo aquí cumplido su deber, no quiero aburrirlo o detenerlo con tontas cuestiones ideológicas que nada cambiaran el hecho de que, como usted dice, sea un lugar poco apropiado para una señorita ¿Podrá regresar solo? Sé que el cementerio puede resultar un laberinto para quienes no están acostumbrados a él y no me molestaría el escoltarlo como usted hiso – dijo con una sonrisa muy sutil, casi imperceptible, bailando en los labios y con la cual se despidio del caballero mientras cerraba, nuevamente, las rejas de su apasible cementerio
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Juliet E. Deveroix- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 08/12/2013
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