AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Pain makes you human · Desari}
2 participantes
Página 1 de 1.
Pain makes you human · Desari}
Dicen que cuando estás a punto de morir, recuerdas cosas que antes no hacías y que repasas toda tu vida en un pestañear. Cierto o no, Tyler siempre prefería recordar a olvidar, nadie se merecía quedar en el olvido de otra persona, porque aún suponiendo un error en tu vida, alguna vez fué alguien importante. Respeto, no más que eso. Tyler era un hombre que pese a su edad, parecía haber vivido mil y una vidas. Mil y una experiencias habían ocupado su pensar y su corazón, bellas mujeres que pasaron por su vida empezando por su madre, que ciega de amor y literalmente, él sanó nada más salir de su vientre. Aquellos recuerdos eran los misterios que la vida misma preparaba para otorgar a ciertas personas de un poder inimaginable, haciendo en su caso que una mujer pudiera ver a sus tres hijos y a su esposo por primera vez, llorando de la emoción. Pese a que era imposible de que él recordase aquella hazaña, en forma de cuentos se los narraba la que era su progenitora.
Cuentos y leyendas que consiguió hacer realidad en el camino de su vida, un camino duro pero satisfactorio, en el que los problemas sucedían a los logros pero siempre en el más estricto de los anonimatos, como siempre le enseñaron. ¿Quién diría que bajo aquel físico propio de una escultura fuese a parar el más puro de los corazones?
¿Por qué pensar más de la cuenta? Simplemente todo era debido al silencio que transcurría a su alrededor. Después del ataque en el cementerio y con tal de no herir a alguien que ya estaba muerto, se dejó golpear intentando no resultar más herido de lo que podría en un primer intento, quedando de él tan solo un resto de vida suficiente para poder caminar fuera de aquel lugar lleno de muerte. Era cruel ver cómo otros de su naturaleza podían llegar a usar a aquellos que supuestamente descansaban en paz para sus macabros propósitos. Nadie se merecía eso, incluso los más odiados y vilipendiados de la historia de la humanidad merecían su descanso.
Deambulando como un ser despojado de todo lo que le quedaba, incluso de vida, Tyler miró al suelo, viendo como sus pies se enterraban en la nieve mientras caminaba. No sentía el frío, parecía que su cuerpo se había insensibilizado con tal de ahorrar aquella latente agonía.
Perdió su calor, perdió su aliento, perdió toda ilusión por ver convertidos sus sueños en realidades. El jóven finalmente cayó en mitad de un camino, siendo casi sepultado por los copos de nieve que adornaban tan hermosa, pero a la vez tan peligrosa ciudad.
Cuentos y leyendas que consiguió hacer realidad en el camino de su vida, un camino duro pero satisfactorio, en el que los problemas sucedían a los logros pero siempre en el más estricto de los anonimatos, como siempre le enseñaron. ¿Quién diría que bajo aquel físico propio de una escultura fuese a parar el más puro de los corazones?
¿Por qué pensar más de la cuenta? Simplemente todo era debido al silencio que transcurría a su alrededor. Después del ataque en el cementerio y con tal de no herir a alguien que ya estaba muerto, se dejó golpear intentando no resultar más herido de lo que podría en un primer intento, quedando de él tan solo un resto de vida suficiente para poder caminar fuera de aquel lugar lleno de muerte. Era cruel ver cómo otros de su naturaleza podían llegar a usar a aquellos que supuestamente descansaban en paz para sus macabros propósitos. Nadie se merecía eso, incluso los más odiados y vilipendiados de la historia de la humanidad merecían su descanso.
Deambulando como un ser despojado de todo lo que le quedaba, incluso de vida, Tyler miró al suelo, viendo como sus pies se enterraban en la nieve mientras caminaba. No sentía el frío, parecía que su cuerpo se había insensibilizado con tal de ahorrar aquella latente agonía.
Perdió su calor, perdió su aliento, perdió toda ilusión por ver convertidos sus sueños en realidades. El jóven finalmente cayó en mitad de un camino, siendo casi sepultado por los copos de nieve que adornaban tan hermosa, pero a la vez tan peligrosa ciudad.
Tyler Fausten- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 292
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Edad : 36
Re: Pain makes you human · Desari}
No todo iba bien, no obstante tampoco iba tan mal. Desde la última vez que su padre se enfado y la pagó con ella, fue ya hace unas semanas y apenas ya quedaba señal alguna de lo que aquella dolorosa noche aconteció, justo cuando en la impunidad de la noche, los sirvientes dormían. Y también hacia mucho del último intento de su padre en desposarla con un conocido suyo o hasta familiar lejano. Una vez entreveían alguna de las señales, enseguida se echaban para atrás, pues nadie quería una muchacha, una devota esposa probada por otras manos anteriores, y aunque no fuera así, y ella conservara su inocencia, le iba bien que aquellos hombres pensaran así y la repudiasen, aunque en algunos momentos deseaba que la aceptaran y la llevaran lejos. Quizás con el tiempo podría terminar sanando y ser la joven que nunca fue bajo la sombra de su padre.
De sus labios salió un triste suspiro al verse en el espejo y poder entrever algunas señales, sobretodo en su espalda. Rápidamente dejó que su dama le cubriera su desnudez con un vestido y un abrigo que alejara el frio hibernal de su piel y los golpes de su mente.
— Marie…está listo el carruaje? — Preguntó dándose la vuelta hacia su dama, o más bien dicho ama de llaves, la que mantenía siempre un rostro serio y preocupado cada vez que observaba aquellas marcas que ninguna joven de su edad y familia debía de padecer. —Si mi niña. Tal como pedisteis, pero os lo ruego, id con cuidado si vuestro padre vuelve antes de tiempo y no os ve, no quiero saber que sería capaz de haceros. —Le contestó con la máxima seriedad posible. Desari sonrío dulcemente y asintió acercándose a ella, depositando un beso en sus mejillas. — Gracias por preocuparos tanto por mí…sabeís que te considero como una madre para mí. —Le confesó sonriente— Y no te preocupes, antes de que regrese volveré a estar aquí. Te doy mi palabra de que nada malo me sucederá. Y si sabéis algo de mí, es que siempre cumplo con mi palabra. — Añadió con una sonrisa, despidiéndose así de ella y subiendo al carruaje que la llevaría a ver el teatro, una obra exitosa que había venido unos días quedarse por Paris y de la que era una de las pocas privilegiadas en tener entrada en un palco.
La nieve cubría todo el paisaje y el suelo que recubría el paisaje de blanco. París nevada era aún más bonita de lo que ella recordaba. Desari miró por la ventanita del carruaje y sonrío para sí sola, echando de menos cuando de pequeña podía tirarse y hacer ángeles en la nieve o jugar con ella, horas y horas. Hacía demasiado tiempo que no se dejaba llevar. Suspiró contra el cristal entelando lo. Debían de quedar aún unos minutos para llegar al teatro, pensó mientras el carruaje iba al son de los pasos acelerados de los caballos, cuando súbitamente uno de ellos paró y relinchó fuerte y el cochero perdía unos segundos el control del carruaje. Desari enseguida salió, era muy extraño que sus caballos hicieran algo parecido, algo debía de pasarles, pensó y con ese pensamiento, y haciendo caso omiso al cochero que le avisaba del frío y de que no se acercará al caballo que había provocado aquello, que seguía nervioso, con sumo cuidado se acercó.
—Shhh…tranquilo. Freyr que ocurre? Shhh cálmate… no ocurre nada. Solo es nieve. — Le susurró dulcemente tomándolo de las riendas mientras con una de sus manos le acariciaba el cuello suavemente. Lentamente el caballo oscuro empezó a calmarse, solo proliferando algún que otro relincho. Le acarició y dando un paso atrás en la nieve, un desnivel en la nieve hizo que cayera en la fría nieve. Frunció el ceño y sin hacer caso a su cochero nuevamente que le decía que sería algo que habrían dejado tirado y se habría llenado de nieve, empezó a quitar nieve para descubrir que había allí, que había hecho que su caballo negara a pasar por encima de ello. Quitó nieve encontrándose con una capa y de allí alertada empezó a quitar todo lo que quedaba, descubriendo a un hombre. —Señor? Me oye? ¿Señor? ¿Qué os ocurrió? —Le preguntó insistente buscando el pulso en el cuello, sintiéndolo muy débil. Rápidamente y sin pensar en ella y el frío de la noche, se quitó el abrigo y se lo paso por encima, esperando que el calor entrara en su cuerpo. Pero el joven no parecía reaccionar.
— ¡Víctor! —Llamó a su cochero para que fuera hacia allí y le ayudara completamente alarmada y asustada. No sabía qué hacer, solo podía quedarse allí hablándole al joven, acariciándole con una mano el rostro, rezando para que su calidez le hiciera volver a la consciencia.
De sus labios salió un triste suspiro al verse en el espejo y poder entrever algunas señales, sobretodo en su espalda. Rápidamente dejó que su dama le cubriera su desnudez con un vestido y un abrigo que alejara el frio hibernal de su piel y los golpes de su mente.
— Marie…está listo el carruaje? — Preguntó dándose la vuelta hacia su dama, o más bien dicho ama de llaves, la que mantenía siempre un rostro serio y preocupado cada vez que observaba aquellas marcas que ninguna joven de su edad y familia debía de padecer. —Si mi niña. Tal como pedisteis, pero os lo ruego, id con cuidado si vuestro padre vuelve antes de tiempo y no os ve, no quiero saber que sería capaz de haceros. —Le contestó con la máxima seriedad posible. Desari sonrío dulcemente y asintió acercándose a ella, depositando un beso en sus mejillas. — Gracias por preocuparos tanto por mí…sabeís que te considero como una madre para mí. —Le confesó sonriente— Y no te preocupes, antes de que regrese volveré a estar aquí. Te doy mi palabra de que nada malo me sucederá. Y si sabéis algo de mí, es que siempre cumplo con mi palabra. — Añadió con una sonrisa, despidiéndose así de ella y subiendo al carruaje que la llevaría a ver el teatro, una obra exitosa que había venido unos días quedarse por Paris y de la que era una de las pocas privilegiadas en tener entrada en un palco.
La nieve cubría todo el paisaje y el suelo que recubría el paisaje de blanco. París nevada era aún más bonita de lo que ella recordaba. Desari miró por la ventanita del carruaje y sonrío para sí sola, echando de menos cuando de pequeña podía tirarse y hacer ángeles en la nieve o jugar con ella, horas y horas. Hacía demasiado tiempo que no se dejaba llevar. Suspiró contra el cristal entelando lo. Debían de quedar aún unos minutos para llegar al teatro, pensó mientras el carruaje iba al son de los pasos acelerados de los caballos, cuando súbitamente uno de ellos paró y relinchó fuerte y el cochero perdía unos segundos el control del carruaje. Desari enseguida salió, era muy extraño que sus caballos hicieran algo parecido, algo debía de pasarles, pensó y con ese pensamiento, y haciendo caso omiso al cochero que le avisaba del frío y de que no se acercará al caballo que había provocado aquello, que seguía nervioso, con sumo cuidado se acercó.
—Shhh…tranquilo. Freyr que ocurre? Shhh cálmate… no ocurre nada. Solo es nieve. — Le susurró dulcemente tomándolo de las riendas mientras con una de sus manos le acariciaba el cuello suavemente. Lentamente el caballo oscuro empezó a calmarse, solo proliferando algún que otro relincho. Le acarició y dando un paso atrás en la nieve, un desnivel en la nieve hizo que cayera en la fría nieve. Frunció el ceño y sin hacer caso a su cochero nuevamente que le decía que sería algo que habrían dejado tirado y se habría llenado de nieve, empezó a quitar nieve para descubrir que había allí, que había hecho que su caballo negara a pasar por encima de ello. Quitó nieve encontrándose con una capa y de allí alertada empezó a quitar todo lo que quedaba, descubriendo a un hombre. —Señor? Me oye? ¿Señor? ¿Qué os ocurrió? —Le preguntó insistente buscando el pulso en el cuello, sintiéndolo muy débil. Rápidamente y sin pensar en ella y el frío de la noche, se quitó el abrigo y se lo paso por encima, esperando que el calor entrara en su cuerpo. Pero el joven no parecía reaccionar.
— ¡Víctor! —Llamó a su cochero para que fuera hacia allí y le ayudara completamente alarmada y asustada. No sabía qué hacer, solo podía quedarse allí hablándole al joven, acariciándole con una mano el rostro, rezando para que su calidez le hiciera volver a la consciencia.
Desari Delay- Humano Clase Alta
- Mensajes : 74
Fecha de inscripción : 12/06/2013
Re: Pain makes you human · Desari}
Era difícil saber cuanto tiempo había transcurrido desde que el hombre cayó inerte al suelo, incapaz de tenerse en pie por si mismo, siendo la única esperanza el que su cuerpo no sirviera de pasto para los gusanos tan tempranamente.
Dentro de lo que cabía, una ligera brisa de consciencia asomaba por entre aquella oscuridad que se había cernido a su alrededor, haciéndole sentir como cada copo de nieve pesaba mas que el anterior, creando sobre su espalda una capa de nívea y pura nieve; la espera se le hacia larga, su respiración mas lenta y pausada, ya no sentía frío, ya no sentía dolor, pero había algo en el que le hacia permanecer ligeramente consciente, como si esperase una ultima señal que le pudiera sacar de aquella sombría y solitaria existencia. Fue así como sintió unas cálidas manos, pues ni el sonido ya escuchaba, y el como estas luchaban por mantenerle despierto con una caricia intensa. "Ojala pudiera agradecerle al ángel. Ojala supiera cuanto acaba de hacer por este viejo hombre." Fue cuanto pudo pensar, pero sus labios se movieron apenas sin preferir sonido alguno, antes de desvanecerse por completo, tal y como si aquello hubiese sido lo que su consciencia esperaba antes de un largo descanso, al saber que estaría en buenas manos aunque ni siquiera supiera el nombre de su salvadora.
El simple hecho de sentir aquellas cálidas manos le hizo ganar en aquella lucha interna por permanecer caliente a salvo de una muerte por el frío intenso, muy lejos de lo que creyeron que sería su final, algo mas ridículo de lo que se pensaba, pero lo que realmente contaba era que ya estaba a salvo. No sabía a donde lo llevarían, ni siquiera sintió cuando como ni quien lo cargó, ni como lo llevaron ni porqué seguía existiendo el buen samaritanismo en aquella ciudad, ya que el estaba mucho mas lejos de allí, quizás sumido en un profundo sueño, dejando así que su cuerpo sanase lentamente mientras que en su mente se sucedía las hermosas imágenes de un mundo soñado.
Dentro de lo que cabía, una ligera brisa de consciencia asomaba por entre aquella oscuridad que se había cernido a su alrededor, haciéndole sentir como cada copo de nieve pesaba mas que el anterior, creando sobre su espalda una capa de nívea y pura nieve; la espera se le hacia larga, su respiración mas lenta y pausada, ya no sentía frío, ya no sentía dolor, pero había algo en el que le hacia permanecer ligeramente consciente, como si esperase una ultima señal que le pudiera sacar de aquella sombría y solitaria existencia. Fue así como sintió unas cálidas manos, pues ni el sonido ya escuchaba, y el como estas luchaban por mantenerle despierto con una caricia intensa. "Ojala pudiera agradecerle al ángel. Ojala supiera cuanto acaba de hacer por este viejo hombre." Fue cuanto pudo pensar, pero sus labios se movieron apenas sin preferir sonido alguno, antes de desvanecerse por completo, tal y como si aquello hubiese sido lo que su consciencia esperaba antes de un largo descanso, al saber que estaría en buenas manos aunque ni siquiera supiera el nombre de su salvadora.
El simple hecho de sentir aquellas cálidas manos le hizo ganar en aquella lucha interna por permanecer caliente a salvo de una muerte por el frío intenso, muy lejos de lo que creyeron que sería su final, algo mas ridículo de lo que se pensaba, pero lo que realmente contaba era que ya estaba a salvo. No sabía a donde lo llevarían, ni siquiera sintió cuando como ni quien lo cargó, ni como lo llevaron ni porqué seguía existiendo el buen samaritanismo en aquella ciudad, ya que el estaba mucho mas lejos de allí, quizás sumido en un profundo sueño, dejando así que su cuerpo sanase lentamente mientras que en su mente se sucedía las hermosas imágenes de un mundo soñado.
Tyler Fausten- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 292
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Edad : 36
Re: Pain makes you human · Desari}
— ¿Qué queréis mi señora? — La voz del cochero se le hacía cercana, y aún tardaba en demasía. Rápidamente Desari se giró y sin dejar de acariciar la fría piel del joven, apresuro con la mirada a su sirviente a llegar antes a ella lo más rápido posible, aunque le pesaran los pies y se le congelaran, ante todo debían de ayudar al pobre hombre.
— Es un hombre ¡corre! Necesita desesperadamente nuestra ayuda y se la ofreceremos. — Dijo con una voz que no admitía replica alguna. Volviéndose hacia el joven, acarició su rostro con el ceño fruncido de preocupación al no verle responder ante ningún estimulo. ¿Estaría congelado? Se mordió el labio con inseguridad y alzando la mirada miró a Víctor, quien había llegado hacia ellos y observaba al herido. —Debemos llevarle a la casa. Quizás al lado del fuego y con agua caliente, consigamos hacerle volver. — dijo ella dejando de lado por unos instantes el que su padre le diría o le haría si se enterara de que en su propia casa un hombre de la calle dormitaba.
— ¿Y su padre? No le dejará llevar a un desconocido en la casa, debería de saberlo. — Desari suspiró frustrada, contaba con eso pero tampoco era como si él fuera a saberlo. — Mi padre no debe de enterarse de esto, Víctor. Y no se enterará. — La firmeza de su voz era notable y ante ella, el cochero no pudo hacer más que asentir a sus palabras y tomando al hombre en brazos con una Desari preocupada a su lado, llevarlo hacia el carruaje donde lo acostó en el cuero de los asientos y cerrar la puerta tras ellos, volviendo hacia el mando de los caballos, poniéndolos en marcha nuevamente de regreso antes de lo acordado.
Ella por su parte no dejó de acariciar el rostro joven del hombre, quitándole todo rastro de nieve que recubría y adornaba su pelo. Lo arropó más con su abrigo y tomando una de sus frías manos entre las suyas, no dejó de darle calor. Uno de los golpes del carruaje contra una piedra, hizo que el hombre se moviera de tal forma que pensase que estaba consciente. —Señor… se encuentra a salvo, no temáis falta poco para llegar. —Le susurró con esperanza de que hubiera alguna mejoría, pero tras sus palabras sin obtener más que el golpeteo del carruaje al son de los caballos contra el nevado suelo, volvió a sumirse en la preocupación. Volviéndose a morder el labio con preocupación y cierto malestar pensando en lo mal que debía de estar pasándolo aquel hombre, apresuró más a Víctor a llegar a la casa.
—Debemos llegar antes que mi padre, Víctor. Por favor es de vital importancia. —El cochero asintió mandando a Freyr a acelerar su paso entre las calles, hasta que lentamente la casa empezó a mostrarse en el horizonte, y llegaron, parando delante la entrada principal. Tras su llegada inmediatamente su ama de llaves salió preocupada y alertada por su demasiada pronta llegada. —Desari que ocurrió, mi pequeña? Pensé que tardaríais en llegar, pasó… Y este joven? ¿Qué hace aquí…?
—Lo encontramos en la calle bajo la nieve, necesita de cuidados y lo quise llevar aquí. Podemos dejarlo en alguna habitación del servicio, allí mi padre nunca baja. Por favor Marie, no sabía qué hacer… — Marie asintió viendo la gravedad del estado del joven y enseguida hizo llevar al joven hacia una de las habitaciones del ala norte, donde vivían y descansaba el servicio por completo. Desari apresurada mientras le llevaban adentro, fue a preparar ropas que su padre no usara y pudieran servirle, junto con agua caliente y paños limpios.
Tras cinco horas de su llegada…
Las 4 de la mañana.
—Dice mi ama de llaves que no servirá de nada mis cuidados, que todo lo que se puede hacer ya se ha hecho. —Susurró pasando un paño caliente por la frente del joven, tras que un medico lo examinara y se encargaran de seguir sus instrucciones al pie de la letra, tapando al desconocido con más de seis mantas lanosas y de plumas y encendieran el fuego de la chimenea. Con una sonrisa adormilada tras haber permanecido todo el momento al lado de él, se encontraba sentada en uno de sus costados. Con un suspiro al ver que aún no respondía, por más que lentamente su piel iba volviendo a su tono normal, perdiendo la palidez, volvió a remojar su paño en agua caliente y escurriéndolo, volvió a ponérselo en la frente. —Y sinceramente no creo que se haya hecho todo lo posible, por eso sigo insistiendo. No me gusta el frío y se encuentra tan helado… espero que esto le sienta bien y que no esté hablando para las paredes. —Añadió sonriendo, desistiendo de la idea que se despertara, pero con la esperanza de que pudiera oírla y así se sintiera menos solo.
Su padre andaba dormido, había llegado a altas horas de la madrugada totalmente ebrio, con lo cual ni consciente de su propio nombre, fue capaz de dar un paso a la entrada antes de caer desfallecido. Lo subieron a su habitación y allí se quedó, hasta el amanecer en que andaría de un humor de perros, como cada noche que llegaba de igual forma. No obstante a Desari, ya le iba bien, así podía encargarse personalmente de los cuidados del joven sin dejarlo a manos de alguien que quizás no fuera tan aplicada e insistente como ella. Ya por la mañana pensaría que hacer con su padre y su rostro soñoliento.
— Es un hombre ¡corre! Necesita desesperadamente nuestra ayuda y se la ofreceremos. — Dijo con una voz que no admitía replica alguna. Volviéndose hacia el joven, acarició su rostro con el ceño fruncido de preocupación al no verle responder ante ningún estimulo. ¿Estaría congelado? Se mordió el labio con inseguridad y alzando la mirada miró a Víctor, quien había llegado hacia ellos y observaba al herido. —Debemos llevarle a la casa. Quizás al lado del fuego y con agua caliente, consigamos hacerle volver. — dijo ella dejando de lado por unos instantes el que su padre le diría o le haría si se enterara de que en su propia casa un hombre de la calle dormitaba.
— ¿Y su padre? No le dejará llevar a un desconocido en la casa, debería de saberlo. — Desari suspiró frustrada, contaba con eso pero tampoco era como si él fuera a saberlo. — Mi padre no debe de enterarse de esto, Víctor. Y no se enterará. — La firmeza de su voz era notable y ante ella, el cochero no pudo hacer más que asentir a sus palabras y tomando al hombre en brazos con una Desari preocupada a su lado, llevarlo hacia el carruaje donde lo acostó en el cuero de los asientos y cerrar la puerta tras ellos, volviendo hacia el mando de los caballos, poniéndolos en marcha nuevamente de regreso antes de lo acordado.
Ella por su parte no dejó de acariciar el rostro joven del hombre, quitándole todo rastro de nieve que recubría y adornaba su pelo. Lo arropó más con su abrigo y tomando una de sus frías manos entre las suyas, no dejó de darle calor. Uno de los golpes del carruaje contra una piedra, hizo que el hombre se moviera de tal forma que pensase que estaba consciente. —Señor… se encuentra a salvo, no temáis falta poco para llegar. —Le susurró con esperanza de que hubiera alguna mejoría, pero tras sus palabras sin obtener más que el golpeteo del carruaje al son de los caballos contra el nevado suelo, volvió a sumirse en la preocupación. Volviéndose a morder el labio con preocupación y cierto malestar pensando en lo mal que debía de estar pasándolo aquel hombre, apresuró más a Víctor a llegar a la casa.
—Debemos llegar antes que mi padre, Víctor. Por favor es de vital importancia. —El cochero asintió mandando a Freyr a acelerar su paso entre las calles, hasta que lentamente la casa empezó a mostrarse en el horizonte, y llegaron, parando delante la entrada principal. Tras su llegada inmediatamente su ama de llaves salió preocupada y alertada por su demasiada pronta llegada. —Desari que ocurrió, mi pequeña? Pensé que tardaríais en llegar, pasó… Y este joven? ¿Qué hace aquí…?
—Lo encontramos en la calle bajo la nieve, necesita de cuidados y lo quise llevar aquí. Podemos dejarlo en alguna habitación del servicio, allí mi padre nunca baja. Por favor Marie, no sabía qué hacer… — Marie asintió viendo la gravedad del estado del joven y enseguida hizo llevar al joven hacia una de las habitaciones del ala norte, donde vivían y descansaba el servicio por completo. Desari apresurada mientras le llevaban adentro, fue a preparar ropas que su padre no usara y pudieran servirle, junto con agua caliente y paños limpios.
Tras cinco horas de su llegada…
Las 4 de la mañana.
—Dice mi ama de llaves que no servirá de nada mis cuidados, que todo lo que se puede hacer ya se ha hecho. —Susurró pasando un paño caliente por la frente del joven, tras que un medico lo examinara y se encargaran de seguir sus instrucciones al pie de la letra, tapando al desconocido con más de seis mantas lanosas y de plumas y encendieran el fuego de la chimenea. Con una sonrisa adormilada tras haber permanecido todo el momento al lado de él, se encontraba sentada en uno de sus costados. Con un suspiro al ver que aún no respondía, por más que lentamente su piel iba volviendo a su tono normal, perdiendo la palidez, volvió a remojar su paño en agua caliente y escurriéndolo, volvió a ponérselo en la frente. —Y sinceramente no creo que se haya hecho todo lo posible, por eso sigo insistiendo. No me gusta el frío y se encuentra tan helado… espero que esto le sienta bien y que no esté hablando para las paredes. —Añadió sonriendo, desistiendo de la idea que se despertara, pero con la esperanza de que pudiera oírla y así se sintiera menos solo.
Su padre andaba dormido, había llegado a altas horas de la madrugada totalmente ebrio, con lo cual ni consciente de su propio nombre, fue capaz de dar un paso a la entrada antes de caer desfallecido. Lo subieron a su habitación y allí se quedó, hasta el amanecer en que andaría de un humor de perros, como cada noche que llegaba de igual forma. No obstante a Desari, ya le iba bien, así podía encargarse personalmente de los cuidados del joven sin dejarlo a manos de alguien que quizás no fuera tan aplicada e insistente como ella. Ya por la mañana pensaría que hacer con su padre y su rostro soñoliento.
Desari Delay- Humano Clase Alta
- Mensajes : 74
Fecha de inscripción : 12/06/2013
Re: Pain makes you human · Desari}
Imposible era de predecir cuánto tiempo tardaría en recomponerse el hombre de sus heridas; graves debieron de ser para llevarlo a un estado de inconsciencia tal que ni los ruegos de la rubia muchacha pudieron hacerle despertar. Su cuerpo parecía adelantarse al momento, haciendo plausible aquella maldición que sobre él y cu familia cayó sin modo alguno de eludir; en su cuerpo aparecían nuevas cicatrices pero nada que ver con lo ocurrido sino augurando que su muerte llegaría pronto.
Por ello y por la casi muerte de Tyler, los trazos se veían disminuidos conforme la muchacha, su salvadora, recitaba palabras sacadas del corazón, que junto con los mimos suficientes hicieron que no hubiese que lamentar ninguna pérdida.
El rumbo de sus sueños era impredecible, pero en cuanto sentía la mano de la muchacha, ésta le hacía sentirse como en casa; raro de decir ya que aún a su edad, él no tenía ningún lugar al que llamar "hogar". Poco a poco el calor volvía a su cuerpo y sus latidos eran más fuertes conforme la consciencia llegaba y el entumecimiento de toda sus articulaciones iba desapareciendo. Sus ojos parpadearon cansados, acostumbrándose a la luz de la llama que poco a poco se extinguía quizás por todo el tiempo que llevaba encendida.
"¿Dónde estoy?" Quiso decir, pero aún su lengua estaba seca como para articular palabra alguna, paladeó lo suficiente como para poder articular palabra.
- ¿D... Dónde estoy? - Pregunta que haría cualquier persona que se despertase en un lugar poco habitual, aunque al haberse encontrado con aquel conocido rostro le fué suficiente como para soltar un suspiro y mostrar una sonrisa cansada. - Así que... tu me salvaste, ¿No es cierto? - Dijo culminando la frase con una nueva sonrisa, tratando de recomponerse sobre aquella cama, pero siendo casi imposible por la venda que le abrazaba las costillas. Le dolía todo el cuerpo, pero ya no se sentía moribundo como antes de desfallecer.
Podía haber estado al filo de la muerte, pero no era ciego. Ante él -o mejor dicho, a su lado- se mostraba una dulce muchacha que al parecer en vela esperaba cualquier reacción suya. Sus labios carnosos le hicieron tragar saliva de forma imperceptible y su cabello rubio y de apariencia sedosa le recordaba a las plumas de aquel hermoso ángel que le cuidaba en sueños, aquel que le rescató de la nieve y cual vida uniría a la suya hasta que la viera recompensada por todo lo que hizo por él.
"Por cada familiar muerto en su cuerpo se formará un dibujo que culmine con el trazo final tras la muerte del mismo Tyler"
Por ello y por la casi muerte de Tyler, los trazos se veían disminuidos conforme la muchacha, su salvadora, recitaba palabras sacadas del corazón, que junto con los mimos suficientes hicieron que no hubiese que lamentar ninguna pérdida.
El rumbo de sus sueños era impredecible, pero en cuanto sentía la mano de la muchacha, ésta le hacía sentirse como en casa; raro de decir ya que aún a su edad, él no tenía ningún lugar al que llamar "hogar". Poco a poco el calor volvía a su cuerpo y sus latidos eran más fuertes conforme la consciencia llegaba y el entumecimiento de toda sus articulaciones iba desapareciendo. Sus ojos parpadearon cansados, acostumbrándose a la luz de la llama que poco a poco se extinguía quizás por todo el tiempo que llevaba encendida.
"¿Dónde estoy?" Quiso decir, pero aún su lengua estaba seca como para articular palabra alguna, paladeó lo suficiente como para poder articular palabra.
- ¿D... Dónde estoy? - Pregunta que haría cualquier persona que se despertase en un lugar poco habitual, aunque al haberse encontrado con aquel conocido rostro le fué suficiente como para soltar un suspiro y mostrar una sonrisa cansada. - Así que... tu me salvaste, ¿No es cierto? - Dijo culminando la frase con una nueva sonrisa, tratando de recomponerse sobre aquella cama, pero siendo casi imposible por la venda que le abrazaba las costillas. Le dolía todo el cuerpo, pero ya no se sentía moribundo como antes de desfallecer.
Podía haber estado al filo de la muerte, pero no era ciego. Ante él -o mejor dicho, a su lado- se mostraba una dulce muchacha que al parecer en vela esperaba cualquier reacción suya. Sus labios carnosos le hicieron tragar saliva de forma imperceptible y su cabello rubio y de apariencia sedosa le recordaba a las plumas de aquel hermoso ángel que le cuidaba en sueños, aquel que le rescató de la nieve y cual vida uniría a la suya hasta que la viera recompensada por todo lo que hizo por él.
Tyler Fausten- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 292
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Edad : 36
Re: Pain makes you human · Desari}
Tras sus palabras que solo escuchaban las paredes, siguió pasando un paño caliente por la frente del joven. No parecía que fuera a despertarse, o por lo menos no, inmediatamente. —Tienes mejor buena pinta, de cuando te encontré bajo la nieve. Debes de estar mejor. —Susurró con voz dulce resistiéndose a caer dormida a su lado como su exhausto cuerpo le pedía a gritos. Sin embargo, no podía cometer tal disparate, con aquel desconocido. Podría sacar la situación de contexto y su padre, si se llegase a enterar, definitivamente era capaz de lo peor. No quería ni pensar siquiera en que pudiera darse aquella situación. Negó con la cabeza en lo que de sus labios suspiraban y apoyando su cabeza con una de sus manos en aquella cama, de forma que no se durmiera, siguió con los cuidados al joven, hasta que finalmente, lentamente vio signos de recuperación y mejoría.
— Shhh..Calmaos. Estáis a salvo. —Dijo al verle el movimiento de los ojos, como intentaba abrirlos sin conseguirlo. Acarició su frente una última vez con el paño caliente hasta sacárselo y volver a remojarlo en el agua caliente que tenía en un cuenco, cuando finalmente oyó su voz y con una dulce sonrisa, dejando el paño, se volvió a él feliz de ver que ya podía hablar. —Se encuentra a… — Dejó de hablar al verle sonreír y con sus últimas palabras, no pudo más que seguir su sonrisa. — Si… yo os salvé, aunque fueron más manos las que os sanaron el cuerpo. No las mías. —Dijo sonrojándose ligeramente las mejillas al imaginar si quiera que hubiera podido ver su cuerpo en paños menores, solo si le hubiesen dejado. Aún así el solo ver su pecho desnudo, ya había resultado embarazoso hasta para ella misma, que con manos suaves y temblorosas por estar con un primer contacto tan directo con un joven, le recoloco bien las vendas en las costillas, de forma que no se le soltaran. —Y os encontráis en mi hogar, a salvo, donde podréis recuperaros como debáis y quedaros tanto tiempo necesitéis. —Añadió en un intento de desviar la atención del joven sobre ella o de distraerse a sí misma de verle a los ojos y de aquel sentimiento de protección que sentía hacia aquel desconocido, que parecía más perdido que ella.
Tras sus palabras, volvió la vista al fuego en donde se calentaba una pequeña cazuela con un caldo que había hecho recientemente la cocinera, sin darse cuenta de que el joven en aquel momento intentó levantarse de la cama. — !No¡ os podéis hacer daño si os levantáis. —Rápidamente al verle le tomó con suavidad y volvió a acostarlo completamente y no de la forma en que había quedado. Le ahuecó el cojín para que estuviera más cómodo y algo más alzado en la cama y le sonrío.
—Tenéis las heridas muy recientes. Durante unos días aún necesitareis cuidados en ellas, por lo que es mejor que no os mováis más que lo necesario, por favor. —Le rogó consciente de que no podría estar todas las horas cuidando de él, ya que tenía un padre al que no podía desatender o todo terminaba mal. Suspiró y volvió su atención a él. — Necesitáis algo? Se está calentando un poco de caldo por si tenéis hambre —Le miró y se mordió el labio, sin saber que mas decirle mientras sentía su mirada fija en el sonrojo de sus mejillas, que parecía no desaparecer. —También si tenéis sed puedo… ¿Os encontráis bien? Creo que debo de estar hablando demasiado. —Añadió en una sonrisa al ver una sonrisa en el rostro ajeno que parecía salir por ella.
— Shhh..Calmaos. Estáis a salvo. —Dijo al verle el movimiento de los ojos, como intentaba abrirlos sin conseguirlo. Acarició su frente una última vez con el paño caliente hasta sacárselo y volver a remojarlo en el agua caliente que tenía en un cuenco, cuando finalmente oyó su voz y con una dulce sonrisa, dejando el paño, se volvió a él feliz de ver que ya podía hablar. —Se encuentra a… — Dejó de hablar al verle sonreír y con sus últimas palabras, no pudo más que seguir su sonrisa. — Si… yo os salvé, aunque fueron más manos las que os sanaron el cuerpo. No las mías. —Dijo sonrojándose ligeramente las mejillas al imaginar si quiera que hubiera podido ver su cuerpo en paños menores, solo si le hubiesen dejado. Aún así el solo ver su pecho desnudo, ya había resultado embarazoso hasta para ella misma, que con manos suaves y temblorosas por estar con un primer contacto tan directo con un joven, le recoloco bien las vendas en las costillas, de forma que no se le soltaran. —Y os encontráis en mi hogar, a salvo, donde podréis recuperaros como debáis y quedaros tanto tiempo necesitéis. —Añadió en un intento de desviar la atención del joven sobre ella o de distraerse a sí misma de verle a los ojos y de aquel sentimiento de protección que sentía hacia aquel desconocido, que parecía más perdido que ella.
Tras sus palabras, volvió la vista al fuego en donde se calentaba una pequeña cazuela con un caldo que había hecho recientemente la cocinera, sin darse cuenta de que el joven en aquel momento intentó levantarse de la cama. — !No¡ os podéis hacer daño si os levantáis. —Rápidamente al verle le tomó con suavidad y volvió a acostarlo completamente y no de la forma en que había quedado. Le ahuecó el cojín para que estuviera más cómodo y algo más alzado en la cama y le sonrío.
—Tenéis las heridas muy recientes. Durante unos días aún necesitareis cuidados en ellas, por lo que es mejor que no os mováis más que lo necesario, por favor. —Le rogó consciente de que no podría estar todas las horas cuidando de él, ya que tenía un padre al que no podía desatender o todo terminaba mal. Suspiró y volvió su atención a él. — Necesitáis algo? Se está calentando un poco de caldo por si tenéis hambre —Le miró y se mordió el labio, sin saber que mas decirle mientras sentía su mirada fija en el sonrojo de sus mejillas, que parecía no desaparecer. —También si tenéis sed puedo… ¿Os encontráis bien? Creo que debo de estar hablando demasiado. —Añadió en una sonrisa al ver una sonrisa en el rostro ajeno que parecía salir por ella.
Desari Delay- Humano Clase Alta
- Mensajes : 74
Fecha de inscripción : 12/06/2013
Re: Pain makes you human · Desari}
Tyler se sentía verdaderamente abrumado por todo el cuidado que habían tenido par con el y sobretodo, que una muchacha tuviese el valor suficiente como para valer por un hombre sin siquiera saber cuales eran sus verdaderas intenciones. No le parecía que ella hablase demasiado, sino al contrario, prefería el silencio por su parte con tal de oírla nuevamente. Le parecía una de las mejores voces oídas hasta el momento, una que evocaba cierto recuerdo para nada desagradable, parecía como si el tan sencillo respirar, le estuviese contando una vieja historia.
- Has hecho demasiado por mi, te estaré eternamente agradecido. - para nada alarmado por que ella hubiese podido ver cada marca que poseía por culpa de la maldición, se sentía realmente cómodo.- Aceptaré tan solo con la condición de que me acompañéis en la comida a no ser que os reclamen en coas mas importantes. No me gusta comer solo y de seguro que vos tampoco habéis probado bocado en algún tiempo...que vuestras mejillas sean rosadas no significa que esteis bien alimentada, dando por echo de que no esteis acostumbrada a ver a un hombre de esta guisa.- añadió con una suave sonrisa divertida, que para nada pretendía hacerla incomodarse, sino darle a entender que podía relajarse a su lado, ya que el no era un mal hombre ni pretendería hacer nada que ella no quisiera.
- Me gustaría saber el nombre de mi salvadora, si no os importa.- musitó reincorporándose, pero aun en la cama ya que no quería llevarle la contraria tan pronto a la muchacha. Aun así, se hizo a un lado ya que de seguro ella estaría cansada e incomoda en aquel asiento en el que probablemente había pasado toda la noche.- Mi nombre es Tyler, Tyler Fausten.
- Has hecho demasiado por mi, te estaré eternamente agradecido. - para nada alarmado por que ella hubiese podido ver cada marca que poseía por culpa de la maldición, se sentía realmente cómodo.- Aceptaré tan solo con la condición de que me acompañéis en la comida a no ser que os reclamen en coas mas importantes. No me gusta comer solo y de seguro que vos tampoco habéis probado bocado en algún tiempo...que vuestras mejillas sean rosadas no significa que esteis bien alimentada, dando por echo de que no esteis acostumbrada a ver a un hombre de esta guisa.- añadió con una suave sonrisa divertida, que para nada pretendía hacerla incomodarse, sino darle a entender que podía relajarse a su lado, ya que el no era un mal hombre ni pretendería hacer nada que ella no quisiera.
- Me gustaría saber el nombre de mi salvadora, si no os importa.- musitó reincorporándose, pero aun en la cama ya que no quería llevarle la contraria tan pronto a la muchacha. Aun así, se hizo a un lado ya que de seguro ella estaría cansada e incomoda en aquel asiento en el que probablemente había pasado toda la noche.- Mi nombre es Tyler, Tyler Fausten.
Tyler Fausten- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 292
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Edad : 36
Re: Pain makes you human · Desari}
—Apenas hice lo que me gustaría que hicieran de haber sido yo la necesitada de ayuda, señor. – Le sonrío y negó con la cabeza levemente sin dejarle de sonreír – No hace falta que me lo agradezcas, no ha sido molestia alguna rescataros de allí. - le contestó con una tímida sonrisa en lo que acudía al fuego y removiendo la sopa, preparaba un poco en un cuenco para llevarle al joven. Escondiendo su sonroja y sonrisa en la penumbra de la habitación, esperando que no se diera cuenta de que en verdad había dado en el motivo real de su sonrojo, que era el que nunca antes había visto un hombre desnudo y aún menos alguien como él. Suspiró viendo de reojo su torso y mordiéndose la sonrisa terminó de llenar el cuenco.
Dejó la cuchara a un lado y volviéndose hacia la cama, dirigió sus pasos hacia uno de sus lados, donde se acomodó aprovechando el hueco que le había dejado el joven. Sonriente al verle el rostro al saber que solo llevaba un cuenco de sopa, negó y río suavemente —No puedo atenderos y a la misma vez comer. Estaría mal… y por el momento tampoco da muestras mi estómago de alimentarse. — Dijo mientras una de sus manos removía con una cuchara la sopa para que se enfriara un poco y no se quemara. Atenta a todo a su alrededor, vigilando siempre por si oía desde lejos los pasos de su padre o de cualquiera acercándose a la habitación donde se encontraba, le miró y sonrío divertida. —Por estar convaleciente, estáis muy despierto y en efecto... —Se mordió el labio. —Quizás no sea por que no haya comido el motivo de mi sonrojo si os soy sincera, pero por favor tampoco os avergoncéis. Tarde o temprano deberé terminar con un hombre a mi lado y no sois para nada malo a la vista. —Se mordió la lengua demasiado tarde e intentando no dar importancia a sus palabras, ignorando el sonrojo que de nuevo volvía a hacer alarde frente a la mirada del joven, tomó un poco de sopa y acercándosele a los labios le dio de comer.
— Es mejor que os la dé yo, ya que cualquier movimiento puede volver a abriros las heridas de la espalda y por el momento sería recomendable que eso no ocurriera. No estáis con alguien que sepa mucho de medicina y las sirvientas andan en sus habitaciones a estas horas. — Explicó entre cuchara y cuchara, observando el rostro ajeno, bajando la mirada en ocasiones. Viendo el hueco que había dejado en la cama, suspiró sabiendo que si se le ocurría siquiera recostarse en aquella mullida cama caería dormida en apenas unos segundos. — Desari…Desari Delay. — Se presentó dejando a un lado la cuchara por unos segundos, mirándole con una dulce sonrisa alzando sus labios.
Dejó la cuchara a un lado y volviéndose hacia la cama, dirigió sus pasos hacia uno de sus lados, donde se acomodó aprovechando el hueco que le había dejado el joven. Sonriente al verle el rostro al saber que solo llevaba un cuenco de sopa, negó y río suavemente —No puedo atenderos y a la misma vez comer. Estaría mal… y por el momento tampoco da muestras mi estómago de alimentarse. — Dijo mientras una de sus manos removía con una cuchara la sopa para que se enfriara un poco y no se quemara. Atenta a todo a su alrededor, vigilando siempre por si oía desde lejos los pasos de su padre o de cualquiera acercándose a la habitación donde se encontraba, le miró y sonrío divertida. —Por estar convaleciente, estáis muy despierto y en efecto... —Se mordió el labio. —Quizás no sea por que no haya comido el motivo de mi sonrojo si os soy sincera, pero por favor tampoco os avergoncéis. Tarde o temprano deberé terminar con un hombre a mi lado y no sois para nada malo a la vista. —Se mordió la lengua demasiado tarde e intentando no dar importancia a sus palabras, ignorando el sonrojo que de nuevo volvía a hacer alarde frente a la mirada del joven, tomó un poco de sopa y acercándosele a los labios le dio de comer.
— Es mejor que os la dé yo, ya que cualquier movimiento puede volver a abriros las heridas de la espalda y por el momento sería recomendable que eso no ocurriera. No estáis con alguien que sepa mucho de medicina y las sirvientas andan en sus habitaciones a estas horas. — Explicó entre cuchara y cuchara, observando el rostro ajeno, bajando la mirada en ocasiones. Viendo el hueco que había dejado en la cama, suspiró sabiendo que si se le ocurría siquiera recostarse en aquella mullida cama caería dormida en apenas unos segundos. — Desari…Desari Delay. — Se presentó dejando a un lado la cuchara por unos segundos, mirándole con una dulce sonrisa alzando sus labios.
Desari Delay- Humano Clase Alta
- Mensajes : 74
Fecha de inscripción : 12/06/2013
Re: Pain makes you human · Desari}
Angelical. Aquella era la palabra perfecta que la definía por completo. Además de dulce, era perseverante y cabezota, ya que se negaba a comer con el. Tyler se puso serio por poco tiempo; no quería sentirse un desvalido, pero tampoco podía negar la buena voluntad de la muchacha para que sus heridas sanasen debidamente. No pudo evitar soltar una risa a la vez que negaba con la cabeza en cuanto vio la cuchara en el aire, esperando ser atrapada por sus labios. Tyler se sujetó las costillas y cedió, no de otra manera sino sintiéndose algo ridículo.
Tyler no podía imaginar la vida de aquella muchacha, tan solo podía hacer suposiciones que no valdrían de nada de no confirmarlas mediante el dialogo, algo que le recomía por dentro. Aunque el por lo general fuese paciente, realmente ella lograba sacar de el su parte mas curiosa por todo. Evitó el hacer comentarios que la pudieran incomodar, aunque realmente le encantaba la idea de hacer arder esas mejillas con tal de verla sonreír nuevamente.
- Encantado pues, Desari.-tomó su mano y la besó sintiendo de nuevo el tacto suave de su piel, aquella que le había hecho aferrarse a la vida y que después le había despertado de aquella mala pesadilla. Dejó libre su mano para que de nuevo ella no se sintiera incomoda con las libertades que el se pudiera tomar, aun asi, viéndola ahora de cerca gracias a que tomó asiento en la cama pudo percibir mas que antes, sintiéndose verdaderamente abrumado por la exuberante y natural belleza que poseía la joven.-Vuestro esposo...o prometido debe ser al persona mas afortunada del mundo al teneros.-aquella frase la sentía tal y como la decía, el no era de los que solían decir cosas bonitas a las mujeres de no sentirlas realmente. Por lo que ella había dicho previamente, podía adivinar que no estaba atada a ningún hombre, pero algo en el lo hacía querer confirmarlo constantemente.
La tormenta seguía azotando las afueras de la casa, por lo que ellos no podían ser escuchados en ningún momento. Lo agradeció más que nada por no incomodar a nadie mas de la casa y hacer que ella se metiese en un verdadero lío por su culpa. Tyler había comido suficiente, por lo que le quitó el cuenco de las manos ajenas y lo dejó a un lado, para que no se preocupase mas por ello.
-Intenta relajarte Desari, realmente me incomoda verte así.- dijo con un tono conciliador, suave pese a la gravedad de su voz.- No te preocupes mas por mi, hiciste mucho mas de lo que necesitaba. -Le sonrió, mostrándose realmente agradecido por el trato.-Prometo no moverme del sitio, si tu me prometes que descansaras mientras conversamos.- El sitio para ella era escaso, pero suficiente como para que su diminuto cuerpo cupiese a su lado.-Prometo no tocarte.-dijo con aquel toque de lealtad que traspasaba siempre su corazón hasta llegar a su voz. Podía ser algo violento que una muchacha de su clase estuviese en la alcoba de un hombre, al que acababa de conocer por mera casualidad.-Quiero saber más sobre ti.-dijo bajando el tono e voz, no por miedo de que alguien se despertase, sino creando una especie de atmósfera de confianza, para que ella fuese libre de contar cuanto quisiese.-Si me lo permites, claro.- La invitó nuevamente a recostarse a su lado. Sabía que estaba cansada y el verdaderamente se moría de ganas por verla dormir, aunque aquello le supusiese estar horas y horas despierto.
Tyler no podía imaginar la vida de aquella muchacha, tan solo podía hacer suposiciones que no valdrían de nada de no confirmarlas mediante el dialogo, algo que le recomía por dentro. Aunque el por lo general fuese paciente, realmente ella lograba sacar de el su parte mas curiosa por todo. Evitó el hacer comentarios que la pudieran incomodar, aunque realmente le encantaba la idea de hacer arder esas mejillas con tal de verla sonreír nuevamente.
- Encantado pues, Desari.-tomó su mano y la besó sintiendo de nuevo el tacto suave de su piel, aquella que le había hecho aferrarse a la vida y que después le había despertado de aquella mala pesadilla. Dejó libre su mano para que de nuevo ella no se sintiera incomoda con las libertades que el se pudiera tomar, aun asi, viéndola ahora de cerca gracias a que tomó asiento en la cama pudo percibir mas que antes, sintiéndose verdaderamente abrumado por la exuberante y natural belleza que poseía la joven.-Vuestro esposo...o prometido debe ser al persona mas afortunada del mundo al teneros.-aquella frase la sentía tal y como la decía, el no era de los que solían decir cosas bonitas a las mujeres de no sentirlas realmente. Por lo que ella había dicho previamente, podía adivinar que no estaba atada a ningún hombre, pero algo en el lo hacía querer confirmarlo constantemente.
La tormenta seguía azotando las afueras de la casa, por lo que ellos no podían ser escuchados en ningún momento. Lo agradeció más que nada por no incomodar a nadie mas de la casa y hacer que ella se metiese en un verdadero lío por su culpa. Tyler había comido suficiente, por lo que le quitó el cuenco de las manos ajenas y lo dejó a un lado, para que no se preocupase mas por ello.
-Intenta relajarte Desari, realmente me incomoda verte así.- dijo con un tono conciliador, suave pese a la gravedad de su voz.- No te preocupes mas por mi, hiciste mucho mas de lo que necesitaba. -Le sonrió, mostrándose realmente agradecido por el trato.-Prometo no moverme del sitio, si tu me prometes que descansaras mientras conversamos.- El sitio para ella era escaso, pero suficiente como para que su diminuto cuerpo cupiese a su lado.-Prometo no tocarte.-dijo con aquel toque de lealtad que traspasaba siempre su corazón hasta llegar a su voz. Podía ser algo violento que una muchacha de su clase estuviese en la alcoba de un hombre, al que acababa de conocer por mera casualidad.-Quiero saber más sobre ti.-dijo bajando el tono e voz, no por miedo de que alguien se despertase, sino creando una especie de atmósfera de confianza, para que ella fuese libre de contar cuanto quisiese.-Si me lo permites, claro.- La invitó nuevamente a recostarse a su lado. Sabía que estaba cansada y el verdaderamente se moría de ganas por verla dormir, aunque aquello le supusiese estar horas y horas despierto.
Tyler Fausten- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 292
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Edad : 36
Temas similares
» The pain will try to destroy you, but I'm smarter than the pain. {Jay's relationships}
» Desari Delay
» ¿Primos? [Privado - Desari]
» El valor de una promesa ( Desari)
» Mis amadas relaciones / Desari Relations
» Desari Delay
» ¿Primos? [Privado - Desari]
» El valor de una promesa ( Desari)
» Mis amadas relaciones / Desari Relations
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour