El placer es mío. [Libre]

-Ese ramo por favor...- pidió Mía mientras la señora se apresuraba a arreglar el ramo de rosas rojas con un poco de nubes, se veía muy lindo, aunque era para un muerto, su padre, ¿Qué más daba? Tenía que ir a hablar con él y ni modo que llegara con las manos vacías, así que después de pagar comenzó a caminar hacia el Cementerio, no recordaba que le había dicho Bella que haría, pero aquello era el pretexto perfecto para que ella pudiera preguntarle a su progenitor por qué le había dejado una empresa tan grande como aquella, en donde no tenía más pistas que un nombre y un trabajo, además de que le faltaba el valor para acercarse y decir "Oye soy tu hermana" no podía hacerlo, por otro lado estaba el hecho de que no sabía qué debía hacer primero, si acercarse a él, o decirle a Bella que ya lo había encontrado -Lo siento- un grito salió de su boca cuando casi choca con un chico que iba corriendo, parecía que tendría que mantener sus pensamientos en donde estaba en aquél momento antes de que ocasionara un accidente de verdad, miró las rosas y absorbió su aroma por un momento, aquello le dio paz, al menos por un par de segundos.

No era una hora prudente para ir al cementerio, pero sólo estaría un par de minutos, algo breve, antes de que la noche terminara de caer, agradecía tenerle más miedo a los vivos que a los muertos o definitivamente no terminaría por acercarse a aquél sitio -Hola...- mencionó cuando se acercó a la lápida donde yacía el nombre de su padre, un suspiro largo salió de su garganta y limpió levemente la tierra que se acumuló ahí para poder sentarse -Creo que elegiste a la gemela equivocada en esto de tus asuntos, papá, debiste haberte equivocado- negó con la cabeza y se estiró, casi quedando acostada sobre la tumba para poder el ramo de rosas en el florero -No sé que hacer, pero prometo que lo encontraré y te lo traeré y sabrás que no nos dejaste solas, aunque nos podemos cuidar perfectamente...- terminó la oración, volviendo a su lugar, sentada a la orilla, su mirada se levantó al cielo por un par de segundos -Pero necesito una ayuda... Aunque sea una chiquita, por favor...- mencionó con nostalgia, dejando que una lágrima saliera de sus ojos, recorriendo sus mejillas, tomó aire controlando aquél llanto que no servía de absolutamente nada.

A pesar de que había intentado que la plática con su padre fuera pronta, el tiempo había pasado volando mientras notaba como le costaba mirar a su alrededor, se levantó y se despidió -Adiós, pa... Espero que te acuerdes de que me debes una ayuda...- sonrió y sacudió sus ropas para empezar a caminar hasta que se topó con la mirada de un joven, se veía bastante agradable, aunque la realidad es que a ella todos se le hacían agradables -Buenas noches- mencionó con cierta timidez, haciendo una suave reverencia, como le hacían enseñado, como se suponía que ella debía comportarse ante un caballero.

A veces pensaba que ella era bastante tonta, y quizá tenía razón, tal vez no era la única que pensara aquello, sin embargo en ocasiones se le olvidaba la torpeza y simplemente se dedicaba a ser como siempre, natural, torpe e incluso aburrida. El chico que tenía delante de ella tenía un "algo" que terminaba de llamarle la atención, pero al mismo tiempo lograba que la piel se le enchinara, estaba segura que no era el aire que ya comenzaba a rondar el cementerio, pero ¿Qué era eso? Seguramente un poco de locura que tenía ella metida en la cabeza, tal vez su falta de sentido o por otro lado estaba que ella casi nunca se relacionaba con nadie, dejaba que su hermana hablara, ella prefería siempre un bajo perfil, sólo observando de ese modo todo era mucho más fácil o al menos eso era lo que ella pensaba en esos momentos, pero ahora no podía mandar a su hermana, no estaba, sólo ella y su bocota que se apresuró a decir palabra cuando bien pudo haber seguido su marcha.

-¿Qué hago aquí?- contestó con calma, para después suspirar mientras giraba levemente el torso y con su mano diestra señalaba la lápida que estaba a escasos metros de ahí -Vine a ver a mi padre, hace poco que falleció y a veces creo que él me escucha mejor que un vivo...- murmuró aquello apenas mientras regresaba su vista hacia el hombre, apenas si una sonrisa tímida había curvado sus labios -Se me hizo un poco noche, la plática fue un poco interesante y espero que no se le olvide mandarme la ayuda que necesito- cuando Mía se ponía nerviosa ella comenzaba a hablar sin remedio, y a decir cosas demás, algunas no debería decirlas, quizá el chico la pensara loca y tal vez tendría toda la razón en aquello, pero no podía hacer nada para revertir el efecto, ya lo había dicho -Tal vez usted no cree en las pláticas con muertos y yo tampoco...- se apresuró a decir intentando componer las palabras que había dicho con anterioridad -Pero a veces es bueno desahogarse... ¿No lo cree?- se le quedó viendo mientras su cabeza se ladeaba lentamente hasta quedar casi apoyada sobre uno de sus hombros.

-¿Y usted que hace aquí? También está solo...- hizo la aclaración, aunque ya sabía que los hombres siempre pensaban que por simplemente ser de ese género podían hacer y deshacer a su antojo, además de que supuestamente a ellos nada les pasaba, y las mujeres siempre eran imprudentes y vulnerables a cualquier cosa que pudiera pasar fuera del hogar, así también lo creía Mía en un principio, pero hacía poco tiempo que tenía que hacer de su propia protectora, aunque a veces le dejara la tarea a Bella, aquello no era algo frecuente, además de que sentía que no debía darle más trabajo a ella -Por cierto... Me llamo Mía- de nuevo esa sonrisa cortés curvó sus labios haciendo que el gesto de la mujer se viera dulce mientras que sentía el viento helado correr de un lado a otro, haciendo a veces un pequeño soplido que se perdía en alguna capilla o daba vuelta donde se encontrara algún ángel intentando querer volar, el sitio no debería dar miedo, tenía cruces por todos lados, sin embargo, ya recapacitando ella sintió una leve desesperación, pensando que sus sentidos se habían alterado por eso y no por el muchacho.

Estaba tranquila, aunque siempre lo estaba, era como una persona que nunca se altera, ni tampoco se enoja, por el contrario a su hermana, que era bastante explosiva, sin embargo había algo en ella que la mantenía alerta sin saber exactamente el motivo, era como un sexto sentido que intentaba mantener guardado pero hacía todo lo posible por querer salir a flote, sabía que no era la mejor opción, así que sólo se mantenía con una sonrisa en los labios. Se le quedó viendo cuando respondió de aquella manera y su ceño se frunció ligeramente al no entender exactamente como era aquello -¿En serio por gusto propio?- el tono de su voz era un poco incrédulo mientras que intentaba suavizar de nuevo sus facciones, debía hacerlo o por lo menos eso era lo que suponía, cada quien sabía lo que hacía y nadie tendría ningún derecho a juzgar absolutamente nada, no le gustaría que a ella le hicieran aquello y menos después de haber dicho que hablaba con un muerto -¿Por qué le gusta este lugar, monsieur Musstack?- cuestionó con cierta curiosidad en su voz, nunca había escuchado que a nadie le agradara ir a un sitio como aquello, la paz que había en el cementerio era mortuoria y los mitos de fantasmas vagar por las lápidas, seguidas de lamentos eran tan insistentes, además siempre había existido el temor a la muerte, por lo mismo nadie intentaba estar demasiado cerca de ella y él... Parecía que tenía ideas muy diferentes.

-¿Un fantasma? ¿Yo?- se miró los brazos con un poco de gracia mientras negaba lentamente con la cabeza para después regresar su mirada hacia el chico No soy un fantasma, puede tocar mi brazo si gusta... O no sé como quiere que le compruebe que estoy viva- aunque después su ceño se frunció ligeramente al escuchar la segunda idea mientras colocaba las manos a su espalda -¿Un muerto? Si estuvieras muerto tendrías que estar en alguna de estas lápidas y no precisamente hablando conmigo...- miró de un lado a otro pero en ninguna de las lápidas que había cerca decían ningún nombre parecido al que había dicho el muchacho hacia unos segundos antes. Pudo lograr sentir que su corazón palpitaba con un poco más de fuerza -Además si fueras un muerto sabrías exactamente si soy un fantasma o no y no estarías preguntando- dijo con cierta seguridad, aunque intentaba convencerse más así misma que a él.

-¿Contarle mi vida a alguien más? Pues no sé, no es algo que se pueda andar contando a todo el mundo, es... Como algo familiar, además no hay mucho para contar, y espero que la ayuda divina que solicité me llegue pronto- dijo con cierto aire nostálgico olvidando por un momento el que fuera un muerto o no y ella un fantasma, lo cual realmente era demasiado improbable, pero cada quien tenía derecho de pensar lo que quisiera y a ella le podía llegar a causar cierta gracia, aunque sentir o pensar que estaba delante de una aparición.

Sentía que el hombre le estaba intentando ver la cara, pero no estaba segura de eso, en ocasiones había llegado a escuchar sobre un par de leyendas sobre seres sobrenaturales, además de las típicas de fantasmas, no podía negar que su corazón se había acelerado por completo de sólo pensar aquello, pero debía mantenerse firme, ya había dicho que no era un muerto, además es que se veía tan real y quitando el hecho de que insinuaba no ser humano, podría decirse que hablaba con mucha coherencia, así que simplemente se le quedó viendo, como si con esa simple acción pudiera saber la verdad que necesitaba o indagar algo más para salir despavorida de ese lugar, pero Mía simplemente no medía las palabras del chico o no quería hacerlo, tampoco es que le creyera, pero no se lo diría, y de alguna forma le molestaba que jugara con ella, sin embargo tampoco diría nada sobre eso, analizó las situaciones a las que podría tener acceso, aunque su mente realmente no quería trabajar en esos momentos.

-En serio, no te entiendo... ¿Dónde deberías estar en realidad? ¿A qué te refieres?- preguntó de una vez, la verdad es que odiaba sentir aquella sensación de que algo se escapaba de su entendimiento, era como si no pudiera más con las frustraciones que se acumulaban en su interior, más valía que supiera todo lo que tenía que saber, era mejor ¿O no? Esperaba que sí, es que la curiosidad ya le estaba comenzando a matar por dentro, odiaba ser tan curiosa pero tampoco es que hiciera mucho para evitar aquello, así que simplemente soportaba las respuestas que obtenía, así como si las quería, como si no.

-Los muertos no dicen secretos... En eso tiene usted toda la razón- dejó correr el hecho de que eso le había causado demasiados escalofríos que le recorrieron por completo la médula, no podía mostrarse temerosa, no era lo mejor, además de que podía hacerlo sentir mal, así que mejor esperaba que le respondiera, tampoco era que le fuera a insistir para que le dijera la "Supuesta verdad" que ella quería "descubrir". Si Bella supiera lo que estaba pasando en ese momento seguro que la regañaría a más no poder y con toda la razón del mundo, pero es que a veces odiaba que su padre le hubiera encargado hacerse cargo de todo ella sola, nunca entendería porqué había sido la decisión de él, pero hasta cierto punto la respetaría hasta que todo terminara, lo había decidido.

-¿Acompañarme? No quisiera molestarlo, es que ya le he quitado tiempo con mis palabras tontas y mis cosas sin sentido, no quisiera, además no sé si usted quiere hacer algo más por aquí o si ya se va- mencionó notando como la luna crecía iluminando el cielo -Seguro que ya es muy noche y yo debería irme, sí... Ya es muy noche...- no se dio cuenta de que se estaba repitiendo ella sola, así que se estaba poniendo nerviosa. Se lograban escuchar los animales nocturnos y le comenzó a dar un poco de miedo aquello, pero suponía que mantener la calma era lo mejor, eso ya le parecía por demás absurdo, se estaba muriendo de miedo, ahora quería decir que mejor si la acompañara, pero la creería loca o algo por el estilo, se odiaba así misma y a sus malos hábitos de siempre estar metiéndose en problemas.