AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Come here my little butterfly || Privado
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Come here my little butterfly || Privado
Cada vez la vida es más complicada y más difícil cuando la gente te quiere para labores de los más extraños, unos solo quieren que te desnudes y poses sobre sus mesas mientras toman sus comidas admirando la desnudez, ¿el propósito de ello? Excitarse lo suficiente como para luego follar con sus amantes; otros trabajos son aún más descabellados lo que hace que una se trague su orgullo y acepte aquellas condiciones por algunas monedas, aunque también hay una excepción a esa regla, ya que por dinero no venderé mi dignidad y menos si lo que quieren es tocarme con sus sucias y pendencieras manos para buscar un ápice de excitación en mis ojos, pero lamentablemente aquellos hombres no me provocan ni un mal pensamiento como para jadear siendo así el trabajo más complicado a realizar, ya que mis labios se quedan sellados y aunque ellos toquen mis puntos más sensibles no es lo mismo su tacto al de una mujer….al de mi bella Katrina.
Cada día se pasa igual, buscando en lugar en lugar un trabajo temporal que pague lo suficiente para llevar comida a la casa para do, pero cada vez es más y más difícil hacerlo, encontrar un buen lugar en donde no te pongan a hacer, por ser mujer, una puta más, como si todo en este maldito mundo se reduce a eso, sexo, ver como se tocan y tratan de levantar tu lívido con un besito o una caricia y enseguida te la quieren meter, hombres o mujeres todo es lo mismo, solo buscan su satisfacción sexual y nada más, que hay de las gratificaciones del coqueteo, de la galantería, eso se fue al drenaje ya.
¿Puedo pedir algo a alguien? No, no lo puedo hacer por el hecho que no hay mujer que me llame la atención de la manera que lo hizo Katrina, aquella fuerza capaza de hacerme ver el mundo de otro tono y no del tono oscuro y podrido que suele ser.
¿Un esposo rico? Mi hermano Kyle me ha dado ese consejo ¡cásate con un viejo rico y heredarás su dinero, por follar con él no te preocupes diremos que eres muda así no te forzará y tú podrás estar con las mujeres que desees después de su muerte! Un lindo consejo, lástima que no pueda hacer eso, por el simple hecho de que no soportaría ser una esposa trofeo, si es verdad soy una de las mujeres más raras que he conocido pero que puedo hacer entre mi timidez y rebeldía, entre mi orgullo y mi apaciguada alma…quien podría volver a despertar ese fuego otra vez, y todo ello producto de mi amante del pasado, aquella mujer que amaba y odiaba a la vez. ¡Maldito el día en que me fijé en ella hasta llevarla en mis huesos!
Vagando toda la mañana y tarde por las calles de Paris viendo y pidiendo trabajo….para qué, si todo lo que dicen es ¡No! ¡Sabes complacer a hombres! ¡Cómo mueves esas caderas! ¡Sabes usar la boca! Todo igual, hasta que ¡Eureka! En el mercado una mujer con un puesto de frutas que era invidente me contrata para ayudarle “Les Etages” necesitaba alguna ayudante por el momento, un trabajo bueno, solo tenía que atender a las personas y cobrarles, además de hablarles de lo conveniente de las frutas que elijan, eso se me daba bien tenía buen ojo para las verduras y frutas. –No está mal- murmuro aceptando, el vestido algo ancho para mi cuerpo hacía más notorio que no había comido nada en varios días lo que ruego es que la mujer no se dé cuenta, pero lo hace al escuchar como arrastro la falda del vestido, me pide que me cambie por algo más ajustado y atractivo a la vista ruedo los ojos porque sé a qué se refiere, y aun sabiendo que tocará mostrar algo de carne, obedezco por cansancio y hambre.
La tarde esta lo más alto, las campanas de la iglesia tocan anunciando el mediodía, hora de almorzar, la mujer se retira y me entrega un cesta con frutas, pan, agua, todo un banquete para mí, comí poco porque quería llevar algo a mi hermano Kyle estaba enfermo y por eso no me acompaño a conseguir trabajo, antes de irse la mujer me aconsejó no dejar el puesto o no me pagaría, de mala gana acepto y ella se retira dejándome sola ahí en eso los recuerdos de nuevo me atormentan, cerré mis ojos y sentí al mano de Katrina sobre mi mejilla, abrí los ojos y era el viento, aun la recordaba. ¿por qué? Quizás porque nadie más ha sabido hacerme lo que ella me hacía, y porque nadie me ha enamorado como ella lo hizo, al punto de no poder vivir lejos de ella.
Cada día se pasa igual, buscando en lugar en lugar un trabajo temporal que pague lo suficiente para llevar comida a la casa para do, pero cada vez es más y más difícil hacerlo, encontrar un buen lugar en donde no te pongan a hacer, por ser mujer, una puta más, como si todo en este maldito mundo se reduce a eso, sexo, ver como se tocan y tratan de levantar tu lívido con un besito o una caricia y enseguida te la quieren meter, hombres o mujeres todo es lo mismo, solo buscan su satisfacción sexual y nada más, que hay de las gratificaciones del coqueteo, de la galantería, eso se fue al drenaje ya.
¿Puedo pedir algo a alguien? No, no lo puedo hacer por el hecho que no hay mujer que me llame la atención de la manera que lo hizo Katrina, aquella fuerza capaza de hacerme ver el mundo de otro tono y no del tono oscuro y podrido que suele ser.
¿Un esposo rico? Mi hermano Kyle me ha dado ese consejo ¡cásate con un viejo rico y heredarás su dinero, por follar con él no te preocupes diremos que eres muda así no te forzará y tú podrás estar con las mujeres que desees después de su muerte! Un lindo consejo, lástima que no pueda hacer eso, por el simple hecho de que no soportaría ser una esposa trofeo, si es verdad soy una de las mujeres más raras que he conocido pero que puedo hacer entre mi timidez y rebeldía, entre mi orgullo y mi apaciguada alma…quien podría volver a despertar ese fuego otra vez, y todo ello producto de mi amante del pasado, aquella mujer que amaba y odiaba a la vez. ¡Maldito el día en que me fijé en ella hasta llevarla en mis huesos!
Vagando toda la mañana y tarde por las calles de Paris viendo y pidiendo trabajo….para qué, si todo lo que dicen es ¡No! ¡Sabes complacer a hombres! ¡Cómo mueves esas caderas! ¡Sabes usar la boca! Todo igual, hasta que ¡Eureka! En el mercado una mujer con un puesto de frutas que era invidente me contrata para ayudarle “Les Etages” necesitaba alguna ayudante por el momento, un trabajo bueno, solo tenía que atender a las personas y cobrarles, además de hablarles de lo conveniente de las frutas que elijan, eso se me daba bien tenía buen ojo para las verduras y frutas. –No está mal- murmuro aceptando, el vestido algo ancho para mi cuerpo hacía más notorio que no había comido nada en varios días lo que ruego es que la mujer no se dé cuenta, pero lo hace al escuchar como arrastro la falda del vestido, me pide que me cambie por algo más ajustado y atractivo a la vista ruedo los ojos porque sé a qué se refiere, y aun sabiendo que tocará mostrar algo de carne, obedezco por cansancio y hambre.
La tarde esta lo más alto, las campanas de la iglesia tocan anunciando el mediodía, hora de almorzar, la mujer se retira y me entrega un cesta con frutas, pan, agua, todo un banquete para mí, comí poco porque quería llevar algo a mi hermano Kyle estaba enfermo y por eso no me acompaño a conseguir trabajo, antes de irse la mujer me aconsejó no dejar el puesto o no me pagaría, de mala gana acepto y ella se retira dejándome sola ahí en eso los recuerdos de nuevo me atormentan, cerré mis ojos y sentí al mano de Katrina sobre mi mejilla, abrí los ojos y era el viento, aun la recordaba. ¿por qué? Quizás porque nadie más ha sabido hacerme lo que ella me hacía, y porque nadie me ha enamorado como ella lo hizo, al punto de no poder vivir lejos de ella.
Naomi / Kyle O´connell- Humano Clase Baja
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Re: Come here my little butterfly || Privado
Esta vez la mandaron hacer las tareas de la compra.
No sabría cómo hacerlo si no podía caminar de la noche anterior en la que su entrepierna fue ultrajada, violada más bien al haberse resistido como siempre de ser su esclava sexual. Odiaba ser así. Un objeto para alguien que poseía varias ambiciones. Nausicaä con un semblante serio y triste, soñaba con el día en que pudiera ser libre si es que llegaba alguna vez. Por ahora solo se dedicaría de hacer varias compras por el mercado ya que había terminado con los complementos nuevos que su señor quería obtener. Para seguir con ánimos mientras iba hacia el mercado, se puso a pensar en cómo sería su vida ideal; quizás un buen marido o mujer quien pudiera hacerla compañía siempre que lo pidiera o necesitara sin pedirlo, una casa no muy grande ni muy pequeña, solamente en algún lugar en el que pueda vivir…lejos de su amo….aunque él le pagaba los estudios y podía tener una educación -…Que injus…-Iba a replicar por la vida que llevaba pero vio a una muchacha que parecía descansar en uno de los puestos del mercado.
Unos cabellos oscuros que iban recogidos seguramente para no manchar o por higiene de la comida que vendía. No la veía bien de lejos pero podía intuir que tenía los ojos cálidos, marrones y dulces, su rostro de un tono medio pálido, pero cuando se acercó un poco más, descubrió que tenía unos bellos ojos azules-..wao…-se sorprendió por lo que vio, se adelantó un poco más con las bolsas que contenían los recados de su señor-…Hola…-Mostro su acostumbrada timidez cuando se enfrentaba a alguien que no era de su círculo de amistades-….-Nausicaä sonrió lentamente con dulzura, mostrándole su lado tierno a aquella chica quien le había gustado su apariencia, pero ¿sería igual de bella por dentro? La curiosidad es una de las pocas virtudes buenas que Nausicaä tenía. Pocas veces se interesaba por la gente ya que no le gustaba curiosear demasiado. Solo para aquellas cosas que le mandaba espiar su amo, maestro, como le diga y sin embargo, después de acatar las órdenes ella hacia unos minutos extras para quedarse con la satisfacción propia y no de otros.
-¿Me pones un…-quería algo de fruta para poder comer, estaba hambrienta y sedienta después de tanto trabajar yendo de tienda a tienda -…Lo siento, todo parece tener un aspecto delicioso….-alzo una ceja observando a la joven de abajo arriba, se le acerco con riesgo de que se ofendiera-….¿Me pones tus besos y tu corazón en venta? –sonrió mirando a aquella joven-…¿O solo me dirás tu nombre? –Termino por separarse de ella, pero unos niños que parecían estar jugando sin mirar, la empujaron contra aquella joven, tirándola sobre la desconocida a quien le había dicho esas palabras tan arriesgadas -¡Auch! …-Dijo bastante molesta al respecto, no sabía que hacer en este momento porque se le fue la noción del tiempo cuando tenía la mirada celeste ajena de tan cerca.
No sabría cómo hacerlo si no podía caminar de la noche anterior en la que su entrepierna fue ultrajada, violada más bien al haberse resistido como siempre de ser su esclava sexual. Odiaba ser así. Un objeto para alguien que poseía varias ambiciones. Nausicaä con un semblante serio y triste, soñaba con el día en que pudiera ser libre si es que llegaba alguna vez. Por ahora solo se dedicaría de hacer varias compras por el mercado ya que había terminado con los complementos nuevos que su señor quería obtener. Para seguir con ánimos mientras iba hacia el mercado, se puso a pensar en cómo sería su vida ideal; quizás un buen marido o mujer quien pudiera hacerla compañía siempre que lo pidiera o necesitara sin pedirlo, una casa no muy grande ni muy pequeña, solamente en algún lugar en el que pueda vivir…lejos de su amo….aunque él le pagaba los estudios y podía tener una educación -…Que injus…-Iba a replicar por la vida que llevaba pero vio a una muchacha que parecía descansar en uno de los puestos del mercado.
Unos cabellos oscuros que iban recogidos seguramente para no manchar o por higiene de la comida que vendía. No la veía bien de lejos pero podía intuir que tenía los ojos cálidos, marrones y dulces, su rostro de un tono medio pálido, pero cuando se acercó un poco más, descubrió que tenía unos bellos ojos azules-..wao…-se sorprendió por lo que vio, se adelantó un poco más con las bolsas que contenían los recados de su señor-…Hola…-Mostro su acostumbrada timidez cuando se enfrentaba a alguien que no era de su círculo de amistades-….-Nausicaä sonrió lentamente con dulzura, mostrándole su lado tierno a aquella chica quien le había gustado su apariencia, pero ¿sería igual de bella por dentro? La curiosidad es una de las pocas virtudes buenas que Nausicaä tenía. Pocas veces se interesaba por la gente ya que no le gustaba curiosear demasiado. Solo para aquellas cosas que le mandaba espiar su amo, maestro, como le diga y sin embargo, después de acatar las órdenes ella hacia unos minutos extras para quedarse con la satisfacción propia y no de otros.
-¿Me pones un…-quería algo de fruta para poder comer, estaba hambrienta y sedienta después de tanto trabajar yendo de tienda a tienda -…Lo siento, todo parece tener un aspecto delicioso….-alzo una ceja observando a la joven de abajo arriba, se le acerco con riesgo de que se ofendiera-….¿Me pones tus besos y tu corazón en venta? –sonrió mirando a aquella joven-…¿O solo me dirás tu nombre? –Termino por separarse de ella, pero unos niños que parecían estar jugando sin mirar, la empujaron contra aquella joven, tirándola sobre la desconocida a quien le había dicho esas palabras tan arriesgadas -¡Auch! …-Dijo bastante molesta al respecto, no sabía que hacer en este momento porque se le fue la noción del tiempo cuando tenía la mirada celeste ajena de tan cerca.
Melissa Moriarty- Humano Clase Alta
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Re: Come here my little butterfly || Privado
Estaba ahí comiendo un pedazo de pan acompañándolo con unos sorbos cortos de leche, así mataría el hambre, bueno eso era una mentira porque el hambre siempre la llevaba solo que cuando uno no tiene dinero y le toca trabajar de pequeñas cosas hay que saber ahorrar y hacer que todo alcance y dure, el sonido de los niños jugando por el puesto me hizo sonreír recordando cuando Kyle y yo éramos pequeños y como nos divertíamos, pero ahora ya no podemos hacer eso, somos grandes y tenemos responsabilidades y no podemos huir de ellas aunque queramos.
Miré atenta hasta que mi vista se cruzó con la de una joven, limpié mis manos contra el vestido para atenderla –Buen dia señorita- aun llevaba algo de comida en la boca, así que traté rápido de masticarlo, alcé la mano en señal de que me espere unos segundos, luego de eso sonreí con la mejor de las sonrisas que tenía que crear –Disculpe, ahora sí, en qué puedo ayudarla- extendí la mano mostrando las frutas todas recién recolectadas del prado –bueno puedo llevarse…- miré las frutas y luego vi unas fresas tomé una y se la brindé a la joven –Que tal estas, están frescas y son muy jugosas- sonreí tímidamente a la joven ¿por qué me sentía tan intimidada con aquella señorita? Sería por cómo me miraba como si me viera desnuda, oh no, así me sentía, me sentía desprotegida nuevamente, y eso solo lo logró ella, aquella vampira, trague saliva cerrando mis ojos para que ese recuerdo no viniera justo en ese momento.
Cuando abría los ojos traté de concentrarme ¡Concéntrate Naomi, concentración, mucha concentración, estas laburando! Repetía en la mente una y otra y otra y otra vez con tal de creérmelo para, pero aquello se rompió con la petición de la joven, que hizo que me sonrojara aun más de lo que normalmente se podría -Yo…Yo no vendo mis, mis besos…ni mi corazón…yo…- tosí tratando de alejar la mirada, el sonrojo volvió –No puedo vender algo que ya no existe- murmuré audiblemente mordiéndome el labio inferior con algo de sutileza por pensar en todo lo que pase, las lágrimas, los gritos, el placer y el dolor.
-Además, señorita yo no estoy en venta para que us…- no terminó la frase para cuando aquellos que le recordaban su infancia, que con ayuda de una balón de juego, tiraran a la joven sobre ella, pero no me di cuenta que mi manos la tomaron de los brazos como si la abrazara delicadamente, al cabo de unos minutos o tal vez segundos, aquellas manos fueron a su pecho para ayudarle a levantarse -Esta bien señorita?- pregunte mirándole a los ojos, buscando la respuesta en ellos –Me llamo Naomi O´connell, y espero que algo de las frutas le agrade y pueda llevar a casa- la voz me temblaba sentí que se me iba a quebrar en algún momento incluso mi labio inferior tembló un poco con cada palabra que dejaba salir de mis labios –Estoy…estoy para ayudarle en lo que pida aquí- eso era lo que aquella anciana me había dicho que diga “tienes que decirles que les ayudaras a escoger las mejores frutas aquí, o que les ayudaras en lo que te pidan, así se atrae clientes niña” esas palabra las tuve presente cuando giré la cabeza y miré a un lado hacia donde estaba aquella canastilla con comida.
Miré atenta hasta que mi vista se cruzó con la de una joven, limpié mis manos contra el vestido para atenderla –Buen dia señorita- aun llevaba algo de comida en la boca, así que traté rápido de masticarlo, alcé la mano en señal de que me espere unos segundos, luego de eso sonreí con la mejor de las sonrisas que tenía que crear –Disculpe, ahora sí, en qué puedo ayudarla- extendí la mano mostrando las frutas todas recién recolectadas del prado –bueno puedo llevarse…- miré las frutas y luego vi unas fresas tomé una y se la brindé a la joven –Que tal estas, están frescas y son muy jugosas- sonreí tímidamente a la joven ¿por qué me sentía tan intimidada con aquella señorita? Sería por cómo me miraba como si me viera desnuda, oh no, así me sentía, me sentía desprotegida nuevamente, y eso solo lo logró ella, aquella vampira, trague saliva cerrando mis ojos para que ese recuerdo no viniera justo en ese momento.
Cuando abría los ojos traté de concentrarme ¡Concéntrate Naomi, concentración, mucha concentración, estas laburando! Repetía en la mente una y otra y otra y otra vez con tal de creérmelo para, pero aquello se rompió con la petición de la joven, que hizo que me sonrojara aun más de lo que normalmente se podría -Yo…Yo no vendo mis, mis besos…ni mi corazón…yo…- tosí tratando de alejar la mirada, el sonrojo volvió –No puedo vender algo que ya no existe- murmuré audiblemente mordiéndome el labio inferior con algo de sutileza por pensar en todo lo que pase, las lágrimas, los gritos, el placer y el dolor.
-Además, señorita yo no estoy en venta para que us…- no terminó la frase para cuando aquellos que le recordaban su infancia, que con ayuda de una balón de juego, tiraran a la joven sobre ella, pero no me di cuenta que mi manos la tomaron de los brazos como si la abrazara delicadamente, al cabo de unos minutos o tal vez segundos, aquellas manos fueron a su pecho para ayudarle a levantarse -Esta bien señorita?- pregunte mirándole a los ojos, buscando la respuesta en ellos –Me llamo Naomi O´connell, y espero que algo de las frutas le agrade y pueda llevar a casa- la voz me temblaba sentí que se me iba a quebrar en algún momento incluso mi labio inferior tembló un poco con cada palabra que dejaba salir de mis labios –Estoy…estoy para ayudarle en lo que pida aquí- eso era lo que aquella anciana me había dicho que diga “tienes que decirles que les ayudaras a escoger las mejores frutas aquí, o que les ayudaras en lo que te pidan, así se atrae clientes niña” esas palabra las tuve presente cuando giré la cabeza y miré a un lado hacia donde estaba aquella canastilla con comida.
Naomi / Kyle O´connell- Humano Clase Baja
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Re: Come here my little butterfly || Privado
Nausicaä no dijo demasiado. Estaba muda por la belleza natural de la joven que tenía delante de sus ojos y que gracias a ella, ahora estaban las dos de pie –Ah tranquila de verdad…pero ¡sí! Estoy bien, gracias…Nao..-murmuro aquel apelativo en un tono bajo, pero que seguramente lo escucho. Sonrió lo suficiente, estando de pie frente a todos quienes los miraban, algunos con cierto disimulo, pero después de varios minutos sin que nadie dijera nada de nada, dejaron de observarlas – Me llamo Nausicaä Athenea Blackwood, pero todos me llaman Nausicaä o Nauri o bueno…-Encogió los hombros al terminar de hablar y por algún motivo, estaba más tímida de lo normal, demostrando que estaba completamente perdida y no sabía que decir o por dónde empezar.
Observo la cesta de comida que había llevado hasta el mercado para llenarla de comida, pero nada se salió de la cesta. Un problema menos y eso le hizo pensar que hacía tiempo que no estaba completamente sola. Siempre estaba acompañada por un espía de su amo. Ella lo sabía, pero se hacia la tonta. Querría estar acompañada de alguien que no le diera órdenes o le tratara como su amo, aquel que la querría algún día como esposa…o amante o segunda esposa, pero igual estaría sola estando con su amo. Él algún día pensaba hacerla su esposa, ella lo sabía y la idea le repugnaba.
Solo esperaba a que ella tuviera mucha más edad como para poder aparecer con ella en eventos, compromisos y vacilar de esposa, pero aun no, aun no estaba lista para él ya que le faltaba desarrollarse. Cada vez que llegaba a la mansión, obligatoriamente tenía que quitarse la ropa en la entrada, hubiera invitados o no, tenía que ir en ropa interior por delante de todas las miradas, permitir que otros la manosearan por el gusto de degustar su piel humana hasta que una vez alejada de todas las miradas se iba a la habitación de su amo, aquel que aún abusaba de ella a base de sexo, sangre y más sexo, dejándola hasta el borde del cansancio para que no pudiera mover ni un musculo. Entonces, él mismo se ocupaba de llevarla a su habitación para dejarla descansar hasta el día siguiente que volvía a comenzar la rutina diaria. La mantenía retenida en aquella mansión aparte de los estudios y las tareas diurnas que hacía en el burdel bajo su mandato.
Él volvió a requerirla incluso en el burdel toda la noche. Sin dejar que tuviera más clientes excepto de él.
Nausicaä volvió a la realidad. Estaba cogiendo una adicción al quedarse pensativa. Debería de parecer retrasada -…Me gustaría estas frutas, tienen muy buena pinta –Señalaba en círculo a unas frutas -…Un poco de todo…-Especifico mejor. Podría estar confundiéndola -..Espera..-Sonrió mientras se acercaba a Naomi, sujetaba bien la cesta de comida y Nausicaä se lo agradeció besándole en la mejilla -..Gracias..-Alzo la cesta y abriendo una de las tapas para que comenzara a meter las frutas. Hacía tiempo que no estaba sola y prefería aprovechar la ocasión bajo la sombra de un árbol que había visto a lo lejos.
Observo la cesta de comida que había llevado hasta el mercado para llenarla de comida, pero nada se salió de la cesta. Un problema menos y eso le hizo pensar que hacía tiempo que no estaba completamente sola. Siempre estaba acompañada por un espía de su amo. Ella lo sabía, pero se hacia la tonta. Querría estar acompañada de alguien que no le diera órdenes o le tratara como su amo, aquel que la querría algún día como esposa…o amante o segunda esposa, pero igual estaría sola estando con su amo. Él algún día pensaba hacerla su esposa, ella lo sabía y la idea le repugnaba.
Solo esperaba a que ella tuviera mucha más edad como para poder aparecer con ella en eventos, compromisos y vacilar de esposa, pero aun no, aun no estaba lista para él ya que le faltaba desarrollarse. Cada vez que llegaba a la mansión, obligatoriamente tenía que quitarse la ropa en la entrada, hubiera invitados o no, tenía que ir en ropa interior por delante de todas las miradas, permitir que otros la manosearan por el gusto de degustar su piel humana hasta que una vez alejada de todas las miradas se iba a la habitación de su amo, aquel que aún abusaba de ella a base de sexo, sangre y más sexo, dejándola hasta el borde del cansancio para que no pudiera mover ni un musculo. Entonces, él mismo se ocupaba de llevarla a su habitación para dejarla descansar hasta el día siguiente que volvía a comenzar la rutina diaria. La mantenía retenida en aquella mansión aparte de los estudios y las tareas diurnas que hacía en el burdel bajo su mandato.
Él volvió a requerirla incluso en el burdel toda la noche. Sin dejar que tuviera más clientes excepto de él.
Nausicaä volvió a la realidad. Estaba cogiendo una adicción al quedarse pensativa. Debería de parecer retrasada -…Me gustaría estas frutas, tienen muy buena pinta –Señalaba en círculo a unas frutas -…Un poco de todo…-Especifico mejor. Podría estar confundiéndola -..Espera..-Sonrió mientras se acercaba a Naomi, sujetaba bien la cesta de comida y Nausicaä se lo agradeció besándole en la mejilla -..Gracias..-Alzo la cesta y abriendo una de las tapas para que comenzara a meter las frutas. Hacía tiempo que no estaba sola y prefería aprovechar la ocasión bajo la sombra de un árbol que había visto a lo lejos.
Melissa Moriarty- Humano Clase Alta
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Re: Come here my little butterfly || Privado
La sonrisa estaba en los labios con la mente creando imágenes de lo que había pasado pero luego así como vinieron se fueron como un manotón hacia la mente para que dejara de pensar y más el poder actuar con su “clienta”, miré aquellos ojos sonriéndole y pasaba de su persona a las frutas y viceversa, el silencio estaba presente no sabía si la movía o le decía algo…las ideas de iban, no era un buen día para pensar porque eso arruinaba el momento y más uno cuando se está trabajando.
Agaché la mirada súbitamente, solo para ver mis pies en aquellos zapatos desgastados y rotosos que tenía y al ver los de la joven me recordaron mucho a Katrina, tan pulcra y elegante pero sabía que no era como ella porque la joven estaba de día y ellos no salen de día, se ocultan en sus habitaciones, en camas o en ataúdes según sus gustos y edades para cubrirse del sol su mayor enemigo, y solo los humanos y otras criaturas podían salir de noche…y…¿si ella era una de esas otras criaturas, será peor que los vampiros?...tendría que matarla ahora mismo…apretando el cuchillo que estaba cerca de las frutas… ¡No, no es como los otros…! Solté el cuchillo de la fuerza del agarre por uno más delicado, tomé una manzana roja, bien roja partiéndola a la mitad y luego a la mitad de esta, en total solo deje una tajada para tomarlo en la mano y dársela a la joven, colocándola frente a los labios rosáceos de la chica.
Tosí un poco para ver si la joven regresaba al parecer su pasado volvió a sus ojos y su mente para estar frente a ella, algo malo o bueno estaba recordando pero no quería preguntar pues no deseaba parecer una metida y si era de clase alta podría responder con una grosería y mandarme a azotar…¿lo desearía nuevamente?... ¡Katrina!.. NO, muevo la cabeza lentamente para mostrar luego la sonrisa en los labios… -Señorita Blackwood…- murmuré bajo solo para ella, aunque quizás no me haya escuchado ya que siempre la voz que sale de mis labios es tan baja que nadie escucha.
Tomé mi compostura –Tenga pruebe esta manzana roja, es muy dulce y tiene buena pinta ¿no cree?- tomé la cesta de la joven comenzando llenarle de frutas buenas, como duraznos, uvas, fresas, y unas dos manzanas rojas extras –Las manzanas son por parte de la casa, digo del lugar para que siempre regrese aquí a comprar las mejores frutas- guiñe el ojo pero al segundo comenzó las mejillas a arderme completamente el color se había subido, estaba sonrojada sin saber por qué
Agaché la mirada súbitamente, solo para ver mis pies en aquellos zapatos desgastados y rotosos que tenía y al ver los de la joven me recordaron mucho a Katrina, tan pulcra y elegante pero sabía que no era como ella porque la joven estaba de día y ellos no salen de día, se ocultan en sus habitaciones, en camas o en ataúdes según sus gustos y edades para cubrirse del sol su mayor enemigo, y solo los humanos y otras criaturas podían salir de noche…y…¿si ella era una de esas otras criaturas, será peor que los vampiros?...tendría que matarla ahora mismo…apretando el cuchillo que estaba cerca de las frutas… ¡No, no es como los otros…! Solté el cuchillo de la fuerza del agarre por uno más delicado, tomé una manzana roja, bien roja partiéndola a la mitad y luego a la mitad de esta, en total solo deje una tajada para tomarlo en la mano y dársela a la joven, colocándola frente a los labios rosáceos de la chica.
Tosí un poco para ver si la joven regresaba al parecer su pasado volvió a sus ojos y su mente para estar frente a ella, algo malo o bueno estaba recordando pero no quería preguntar pues no deseaba parecer una metida y si era de clase alta podría responder con una grosería y mandarme a azotar…¿lo desearía nuevamente?... ¡Katrina!.. NO, muevo la cabeza lentamente para mostrar luego la sonrisa en los labios… -Señorita Blackwood…- murmuré bajo solo para ella, aunque quizás no me haya escuchado ya que siempre la voz que sale de mis labios es tan baja que nadie escucha.
Tomé mi compostura –Tenga pruebe esta manzana roja, es muy dulce y tiene buena pinta ¿no cree?- tomé la cesta de la joven comenzando llenarle de frutas buenas, como duraznos, uvas, fresas, y unas dos manzanas rojas extras –Las manzanas son por parte de la casa, digo del lugar para que siempre regrese aquí a comprar las mejores frutas- guiñe el ojo pero al segundo comenzó las mejillas a arderme completamente el color se había subido, estaba sonrojada sin saber por qué
Naomi / Kyle O´connell- Humano Clase Baja
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Re: Come here my little butterfly || Privado
-Claro que tomare un trozo…muchas gracias…..
Aquellas fueron las ultimas palabras que dijo cuando estaba apunto de coger aquel trozo de manzana roja hasta que uno de los sirvientes de su amo la encontró y se la llevo de aquel mercado sin que pudiera despedirse de Naomi. Ni siquiera pudo decirle mas piropos.
DOS SEMANAS DESPUES….
Athenea Blackwood. Ahora se llamaba así. No había vuelta atrás o como mas le conocían exactamente en la corte de Inglaterra y entre la burguesía, Sra Worthing, apellido adoptado por su nuevo esposo, un caballero sin muchos escrúpulos, necio y muy posesivo. Tenía unos moratones en los brazos para demostrarlo. Su amo había hecho esto para que ella pudiera tener herederos del linaje de su amo. No estaba aun en cinta pues se resistía las noches a yacer con aquel que era su esposo.
Repudiaba tanto a ese hombre que tenia nauseas al día siguiente durante una jornada completa. No podía acostumbrarse a su compañía. Más siempre había estado pensando en una joven de cabellos oscuros, ojos azules y sonrisa tierna pero dulce. Había intentado ponerse en contacto con ella pero le había sido imposible ya que sentía la respiración de su esposo a su espalda, era imposible tener un momento de intimidad para ella sola a no ser que yaciera con su esposo.
Ella quería casarse por amor, no por la estúpida idea de resistir un linaje que ya esta por hecho mas que muerto. Si hubiera una persona…bueno aun no la había, pero hablar con Naomi le había resultado todo tan fácil que al principio estaba nerviosa en presencia de ella, pero antes de que la atraparan, hubiera deseado pasar una tarde a su lado. Ahora estaba en su alcoba mirando las musarañas, aun acostada y jugueteando con su cabello dorado. Tenía que levantarse pero este día estaba precisamente con ese síndrome de vagancia que a todos nos llega en el momento menos inoportuno. Solo suspiro volviendo a pensar en Naomi, quizás no estaría en el mercado, quien sabe si probablemente está vendiendo fruta. Desearía tanto verla, que aquello la animo a levantarse, a acicalarse para la ocasión, vigilar que nadie le siguiera y por fin, pudo salir de la mansión que compartía con su “nuevo” esposo.
-A ver….Disculpe, ¿sabe donde puedo encontrar a una tal Naomi O’Connell? –Conforme preguntaba solo recibía negativas hasta que finalmente la vio vendiendo perfumes al otro lado del mercado - ¡NAO! –No pudo resistirlo y se metió detrás del puesto para abrazar con fuerza a Naomi. Cuanto la había echado de menos y que guapa seguía siendo – Te eche de menos….-Siguió con el abrazo.
Aquellas fueron las ultimas palabras que dijo cuando estaba apunto de coger aquel trozo de manzana roja hasta que uno de los sirvientes de su amo la encontró y se la llevo de aquel mercado sin que pudiera despedirse de Naomi. Ni siquiera pudo decirle mas piropos.
DOS SEMANAS DESPUES….
Athenea Blackwood. Ahora se llamaba así. No había vuelta atrás o como mas le conocían exactamente en la corte de Inglaterra y entre la burguesía, Sra Worthing, apellido adoptado por su nuevo esposo, un caballero sin muchos escrúpulos, necio y muy posesivo. Tenía unos moratones en los brazos para demostrarlo. Su amo había hecho esto para que ella pudiera tener herederos del linaje de su amo. No estaba aun en cinta pues se resistía las noches a yacer con aquel que era su esposo.
Repudiaba tanto a ese hombre que tenia nauseas al día siguiente durante una jornada completa. No podía acostumbrarse a su compañía. Más siempre había estado pensando en una joven de cabellos oscuros, ojos azules y sonrisa tierna pero dulce. Había intentado ponerse en contacto con ella pero le había sido imposible ya que sentía la respiración de su esposo a su espalda, era imposible tener un momento de intimidad para ella sola a no ser que yaciera con su esposo.
Ella quería casarse por amor, no por la estúpida idea de resistir un linaje que ya esta por hecho mas que muerto. Si hubiera una persona…bueno aun no la había, pero hablar con Naomi le había resultado todo tan fácil que al principio estaba nerviosa en presencia de ella, pero antes de que la atraparan, hubiera deseado pasar una tarde a su lado. Ahora estaba en su alcoba mirando las musarañas, aun acostada y jugueteando con su cabello dorado. Tenía que levantarse pero este día estaba precisamente con ese síndrome de vagancia que a todos nos llega en el momento menos inoportuno. Solo suspiro volviendo a pensar en Naomi, quizás no estaría en el mercado, quien sabe si probablemente está vendiendo fruta. Desearía tanto verla, que aquello la animo a levantarse, a acicalarse para la ocasión, vigilar que nadie le siguiera y por fin, pudo salir de la mansión que compartía con su “nuevo” esposo.
-A ver….Disculpe, ¿sabe donde puedo encontrar a una tal Naomi O’Connell? –Conforme preguntaba solo recibía negativas hasta que finalmente la vio vendiendo perfumes al otro lado del mercado - ¡NAO! –No pudo resistirlo y se metió detrás del puesto para abrazar con fuerza a Naomi. Cuanto la había echado de menos y que guapa seguía siendo – Te eche de menos….-Siguió con el abrazo.
Melissa Moriarty- Humano Clase Alta
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Re: Come here my little butterfly || Privado
Aquellas palabras fueron las últimas de aquella joven la cual no pudo resistirse al agarre de aquel tipejo del doble de tamaño que ella y yo juntas, él la tomó del brazo con tal fuerza que parecía que deseaba rompérselo, no pude siquiera decir o hacer algo era evidente…además la mirada del joven hacia mi persona fue de desprecio y como no, si era de una clase baja para ellos, demasiada baja como para fijar por mucho tiempo la vista…entre suspiros acepte mi condena, la soledad.
DESPUÉS DE DOS SEMANAS…
El trabajo iba y venía y lo mejor era que por la temporada había muchos lugares que contrataban por tiempo limitado ya que no querían cargarlos a sus negocios “malo para el negocio”, mi hermano había conseguido un puesto en una de las tabernas como limpiador y estibador de licor, él se encargaba de llenar los grandes barriles del sótano, y por su forma de ser estaba ahí trabajando ya casi un mes, había conseguido algo fijo, pero en cambio yo solo tenía esporádicos quizás porque en la mayoría de los lugares los hombres coquetean con las empleadas y lamentablemente a mí no me hace gracia eso ni me molesta al contrario no pueden conmigo porque no me gustan los hombres.
Eso me hace sentir muy orgullosa tanto que mi pecho se inflama solo por eso, es que es verdad porque me causa risa las veces que varios hombres trataron de coquetearme y al ver que no había ninguna señal de mi parte se iban frustrados, pero claro yo terminaba en la calle sin haber hecho nada, eso era lo peor…aquella tarde pasé por la famosa zona comercial de parís, una calle donde siempre hay movimiento y en cada esquina algo se vende, algo bonito y caro, pero muy elegante, entré a una perfumería que tenía un letrero de “Ayudante”, entre mis manos estaba aquel papel con el que jugaba, estaba nerviosa porque no sabía nada de perfumes ya que nunca use uno pero recordaba el aroma de algunas mujeres que tuve el agrado de conocer como mi antigua ama…solo recordarla me hacía estremecer.
Después de unas largas horas de hablar con aquella amable mujer sobre mis labores, accedí ya que no eran muy difíciles todos consistían en limpieza y sonreír a las clientas, tratarlas bien y hacerlas sentí muy cómodas con ellas mismas a la hora de escoger las fragancias, eso era muy fácil…aquella mañana abrí el negocio con unas flores que había cortado lo adorné agitándolas para liberar su aroma primaveral…comencé a barrer el lugar y limpiando con una mopa todas las estanterías y los escaparates, al final del día quedó todo tan reluciente que parecía una casita de cristal todo…justo cuando la campanilla suena y agacho mi cabeza saludando, esta vez mi vestido era de una empleada, un largo traje de color gris, con un delantal que cubría el pecho y la parte de adelante del faldón, unos zapatos negros con medias grises oscuras y algo que cubría mi cabello…parecía más una casa y yo su sirvienta…
Tres, cuatro…cinco clientas iban y venían por todo el lugar probándose los perfumes para ver cual les asentaba mejor, la dueña les ayudaba pero no se abastecía con todas y ahí entraba yo como “amiga” de ellas para ayudarles a elegir, dos clientas aceptaron mi sugerencia mientras que una solo se enojó empujándome para que no me acercara a ella y la contaminara por ser de una clase inferior…ya estaba acostumbrada a eso así que para no ocasionar problemas a mi ama solo sonreía poniéndome de pie como si no hubiera pasado nada… -Discúlpeme señora la ofendí al no saber mi lugar, no volverá a pasar- le mujer se irritó más por mi pequeña y tímida voz que solo sentí el quemazón en mis mejillas, ardía mucho una de ellas y el rostro volteado mirando a mi ama que se cubría la boca junto a otras clientas…no supe por qué pero esa mujer me odiaba –Cierra la boca escoria no hables solo obedece y lárgate de mi vista, sucia, eres una clase baja deberías estar en la calle no aquí- la mujer salió furiosa de la tienda y yo solo tenía el rostro bajo mi ama me abrazo fuertemente diciendo que no pasaba nada, que no era mi culpa…pero si la sentía así, sentía que hice algo malo…
Unos minutos antes del medio día no había mucha clientela y estaba limpiando los frascos de perfumes de la estantería de pruebas justo cuando dejaba unos pastelitos, mi mirada seguía baja no quería ver a nadie para no ofenderlas nuevamente…hasta que un abrazo me tomó por sorpresa… -Ah noo…este…yo…no señorita lo siento lo siento no quise hacerlo…- me aleje cayendo al suelo soltando uno de los perfumes que se rompió en pedazos y al caer mi cuerpo mi mano fue a ellos lastimándome dejando la sangre correr –lo siento- tomé mi mano y las lágrimas querían salir, estaba muy apenada por aquello que comencé a juntar los trozos cuando mis lágrimas se mezclaron con la esencia perfumada del suelo…
No reconocí la voz, ni la presencia de la mujer que me abrazó tenía solo en mente a la mujer regordeta que me había abofeteado solo por mirarla y hablarle y ahora estaba pagando mí, según yo, mi precio, mi castigo por mi insolencia.
DESPUÉS DE DOS SEMANAS…
El trabajo iba y venía y lo mejor era que por la temporada había muchos lugares que contrataban por tiempo limitado ya que no querían cargarlos a sus negocios “malo para el negocio”, mi hermano había conseguido un puesto en una de las tabernas como limpiador y estibador de licor, él se encargaba de llenar los grandes barriles del sótano, y por su forma de ser estaba ahí trabajando ya casi un mes, había conseguido algo fijo, pero en cambio yo solo tenía esporádicos quizás porque en la mayoría de los lugares los hombres coquetean con las empleadas y lamentablemente a mí no me hace gracia eso ni me molesta al contrario no pueden conmigo porque no me gustan los hombres.
Eso me hace sentir muy orgullosa tanto que mi pecho se inflama solo por eso, es que es verdad porque me causa risa las veces que varios hombres trataron de coquetearme y al ver que no había ninguna señal de mi parte se iban frustrados, pero claro yo terminaba en la calle sin haber hecho nada, eso era lo peor…aquella tarde pasé por la famosa zona comercial de parís, una calle donde siempre hay movimiento y en cada esquina algo se vende, algo bonito y caro, pero muy elegante, entré a una perfumería que tenía un letrero de “Ayudante”, entre mis manos estaba aquel papel con el que jugaba, estaba nerviosa porque no sabía nada de perfumes ya que nunca use uno pero recordaba el aroma de algunas mujeres que tuve el agrado de conocer como mi antigua ama…solo recordarla me hacía estremecer.
Después de unas largas horas de hablar con aquella amable mujer sobre mis labores, accedí ya que no eran muy difíciles todos consistían en limpieza y sonreír a las clientas, tratarlas bien y hacerlas sentí muy cómodas con ellas mismas a la hora de escoger las fragancias, eso era muy fácil…aquella mañana abrí el negocio con unas flores que había cortado lo adorné agitándolas para liberar su aroma primaveral…comencé a barrer el lugar y limpiando con una mopa todas las estanterías y los escaparates, al final del día quedó todo tan reluciente que parecía una casita de cristal todo…justo cuando la campanilla suena y agacho mi cabeza saludando, esta vez mi vestido era de una empleada, un largo traje de color gris, con un delantal que cubría el pecho y la parte de adelante del faldón, unos zapatos negros con medias grises oscuras y algo que cubría mi cabello…parecía más una casa y yo su sirvienta…
Tres, cuatro…cinco clientas iban y venían por todo el lugar probándose los perfumes para ver cual les asentaba mejor, la dueña les ayudaba pero no se abastecía con todas y ahí entraba yo como “amiga” de ellas para ayudarles a elegir, dos clientas aceptaron mi sugerencia mientras que una solo se enojó empujándome para que no me acercara a ella y la contaminara por ser de una clase inferior…ya estaba acostumbrada a eso así que para no ocasionar problemas a mi ama solo sonreía poniéndome de pie como si no hubiera pasado nada… -Discúlpeme señora la ofendí al no saber mi lugar, no volverá a pasar- le mujer se irritó más por mi pequeña y tímida voz que solo sentí el quemazón en mis mejillas, ardía mucho una de ellas y el rostro volteado mirando a mi ama que se cubría la boca junto a otras clientas…no supe por qué pero esa mujer me odiaba –Cierra la boca escoria no hables solo obedece y lárgate de mi vista, sucia, eres una clase baja deberías estar en la calle no aquí- la mujer salió furiosa de la tienda y yo solo tenía el rostro bajo mi ama me abrazo fuertemente diciendo que no pasaba nada, que no era mi culpa…pero si la sentía así, sentía que hice algo malo…
Unos minutos antes del medio día no había mucha clientela y estaba limpiando los frascos de perfumes de la estantería de pruebas justo cuando dejaba unos pastelitos, mi mirada seguía baja no quería ver a nadie para no ofenderlas nuevamente…hasta que un abrazo me tomó por sorpresa… -Ah noo…este…yo…no señorita lo siento lo siento no quise hacerlo…- me aleje cayendo al suelo soltando uno de los perfumes que se rompió en pedazos y al caer mi cuerpo mi mano fue a ellos lastimándome dejando la sangre correr –lo siento- tomé mi mano y las lágrimas querían salir, estaba muy apenada por aquello que comencé a juntar los trozos cuando mis lágrimas se mezclaron con la esencia perfumada del suelo…
No reconocí la voz, ni la presencia de la mujer que me abrazó tenía solo en mente a la mujer regordeta que me había abofeteado solo por mirarla y hablarle y ahora estaba pagando mí, según yo, mi precio, mi castigo por mi insolencia.
Naomi / Kyle O´connell- Humano Clase Baja
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Re: Come here my little butterfly || Privado
Para nada se esperó esa reacción en Naomi. Sabía que actuaba repentinamente conforme a la situación lo requería pero ¿es que no era reconocida por ella misma? Le extraño que la hubiera olvidado tan repentinamente después de dos semanas sin verla o de tenerla a su lado. ¿Qué pasaría si no estuviera con ella durante todos los días de su vida? La vida de ambas había cambiado en demasía. Se había vuelto a ver con Glenn, por poco cometían sexo en mitad de un callejón pero después nada paso. Después volvía con aquel que era su esposo y hoy mismo se encontraba con Naomi.
– Naomi dios mío…-La levanto sin darse cuenta de que lo hizo con un poco de brusquedad – lo siento…pero es que no me haces nada de caso…-Athenea no quería llorar pero el verla que no la reconocía le dolía en el alma – Vine para decirte que te echo en falta…pero veo que estas ocupada…Vendré en otro momento…-Athenea salió de aquel establecimiento para salir y poder respirar un poco mejor. El corsé le estaba apretando demasiado y decidió volver a meterse en la perfumería, se sentó en una de las sillas donde la gente esperaba a ser atendidas. La dependiente enseguida le desato un poco el corsé tras ver su dilema y Athenea se concentró en volver a poder respirar con tranquilidad.
Allá seguía Naomi y ahora estaba mirándola preocupada como siempre –Naomi cielo, estoy bien..-sonriendo breve se fue levantando y la abrazo de nuevo, echándola en falta desde aquella vez que se la llevaron a la fuerza – siento mucho no haber podido haberte escrito o ni siquiera poder haberte enviado algún retrato o algún presente…como afecto hacia ti de mi persona…-se limpió una lagrima que amenazaba por salir – Quiero contarte demasiadas cosas….pero no sé por dónde empezar..-gimoteo de felicidad.
– Tengo un amigo que puede dejarnos una casita en el bosque ¿Conoces el apellido Blavatsky? Es un amigo…conocido pero muy amable por su compañía que me da a veces. Es un buen amigo ¿Le conoces? –Pregunto Athenea porque tenía la intuición de que así era, de que Naomi sabia de lo que estaba hablando precisamente en ese momento – Naomi…tengo que pedirte algo muy personal...-Athenea tomo aire para poder someterse a tragar saliva con lentitud – Creo que me gustas...me atraes la verdad…-se mordió el labio inferior sintiéndose bastante nerviosa por ver la reacción ajena a su confesión.
– Naomi dios mío…-La levanto sin darse cuenta de que lo hizo con un poco de brusquedad – lo siento…pero es que no me haces nada de caso…-Athenea no quería llorar pero el verla que no la reconocía le dolía en el alma – Vine para decirte que te echo en falta…pero veo que estas ocupada…Vendré en otro momento…-Athenea salió de aquel establecimiento para salir y poder respirar un poco mejor. El corsé le estaba apretando demasiado y decidió volver a meterse en la perfumería, se sentó en una de las sillas donde la gente esperaba a ser atendidas. La dependiente enseguida le desato un poco el corsé tras ver su dilema y Athenea se concentró en volver a poder respirar con tranquilidad.
Allá seguía Naomi y ahora estaba mirándola preocupada como siempre –Naomi cielo, estoy bien..-sonriendo breve se fue levantando y la abrazo de nuevo, echándola en falta desde aquella vez que se la llevaron a la fuerza – siento mucho no haber podido haberte escrito o ni siquiera poder haberte enviado algún retrato o algún presente…como afecto hacia ti de mi persona…-se limpió una lagrima que amenazaba por salir – Quiero contarte demasiadas cosas….pero no sé por dónde empezar..-gimoteo de felicidad.
– Tengo un amigo que puede dejarnos una casita en el bosque ¿Conoces el apellido Blavatsky? Es un amigo…conocido pero muy amable por su compañía que me da a veces. Es un buen amigo ¿Le conoces? –Pregunto Athenea porque tenía la intuición de que así era, de que Naomi sabia de lo que estaba hablando precisamente en ese momento – Naomi…tengo que pedirte algo muy personal...-Athenea tomo aire para poder someterse a tragar saliva con lentitud – Creo que me gustas...me atraes la verdad…-se mordió el labio inferior sintiéndose bastante nerviosa por ver la reacción ajena a su confesión.
Melissa Moriarty- Humano Clase Alta
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Re: Come here my little butterfly || Privado
Una dulce voz cantarina cual ángel que me habla desde el alto cielo, miro a la dueña de aquel ensueño y veo a Athenea es ella, las palabras se van no sé qué decirle y que podría decirle, eh, que desde que se fue no hago otra cosa que pensar en ella y en ese beso fugaz que nos dimos? Que no puedo si quiera dejar de pensar en el aroma de sus cabellos e imaginarme como sería su cuerpo retozando junto al mío o ser como era con Katrina su esclava…no niego la cabeza no podría decirle esas cosas a una mujer de sociedad ¡oh si…No, no es correcto! Mi mente enseguida me regaña para dar paso a un abrazo tan fuerte que sentí romperme.
-Yo…- solo eso quedó pues al parecer había ofendido a Athenea ¡No, todo menos eso, por favor! Rogaba como un mantra en la cabeza esperando que no fuera eso, verla salir de ahí fue un golpe a mi corazón el cual ya dejaba ver las lágrimas, la dueña de la perfumería no vio con buenos ojos mi actitud, le pareció reprochable, y como no…si era una sirvienta tocando a una dama, una fina dama, eso me dolía porque recordaba a Katrina y las veces que me humillaba –Ella es igual que Katrina- limpio mis lágrimas con la ira que me permite para continuar mi trabajo, la mujer se va a atender a una nueva clienta, ni me molesto en atenderla, solo sigo barriendo, y al terminar me vendo la mano para evitar que sangre más.
Al terminar una voz irrumpe mis coléricos pensamientos, y justo cuando le voy a contestar de mala gana una frase me deja helada, una frase de confesión, no supe que hacer, solo mire a mi actual jefa y a la mujer que me había dicho que sentía algo por mí…y entonces pensé algo rápido –tomaré mi descanso justo ahora, si- salgo a la calle no sin antes pasar junto a Athenea –Lo conozco muy bien, es…es el amor de mi…de mi hermano…Athenea yo…yo…yo te…te esperaré junto a la pileta para hablar mejor si- fue un susurro que ella oiría, estaba segura, salgo corriendo directo al lugar de encuentro, la esperaría, tenía que hacerlo no importaba si se tardaba todo el dia, yo estaría ahí para ella, ahí estaba mi lado sumiso, aquel lado que me hacía añorar aquella vida, mi lado de escalva resignada.
Esperé y Esperé con el corazón latiéndome tan fuerte –quizás…quizás no venga…no pudo venir por su nuevo dueño- un mohín en mis labios se dibujan y mis manos tocan el agua –Athenea yo siento algo por ti, algo diferente de mi antigua dueña, algo fuerte y doloroso- se confiesa en el agua de aquella pileta solitaria como mi alma.
-Yo…- solo eso quedó pues al parecer había ofendido a Athenea ¡No, todo menos eso, por favor! Rogaba como un mantra en la cabeza esperando que no fuera eso, verla salir de ahí fue un golpe a mi corazón el cual ya dejaba ver las lágrimas, la dueña de la perfumería no vio con buenos ojos mi actitud, le pareció reprochable, y como no…si era una sirvienta tocando a una dama, una fina dama, eso me dolía porque recordaba a Katrina y las veces que me humillaba –Ella es igual que Katrina- limpio mis lágrimas con la ira que me permite para continuar mi trabajo, la mujer se va a atender a una nueva clienta, ni me molesto en atenderla, solo sigo barriendo, y al terminar me vendo la mano para evitar que sangre más.
Al terminar una voz irrumpe mis coléricos pensamientos, y justo cuando le voy a contestar de mala gana una frase me deja helada, una frase de confesión, no supe que hacer, solo mire a mi actual jefa y a la mujer que me había dicho que sentía algo por mí…y entonces pensé algo rápido –tomaré mi descanso justo ahora, si- salgo a la calle no sin antes pasar junto a Athenea –Lo conozco muy bien, es…es el amor de mi…de mi hermano…Athenea yo…yo…yo te…te esperaré junto a la pileta para hablar mejor si- fue un susurro que ella oiría, estaba segura, salgo corriendo directo al lugar de encuentro, la esperaría, tenía que hacerlo no importaba si se tardaba todo el dia, yo estaría ahí para ella, ahí estaba mi lado sumiso, aquel lado que me hacía añorar aquella vida, mi lado de escalva resignada.
Esperé y Esperé con el corazón latiéndome tan fuerte –quizás…quizás no venga…no pudo venir por su nuevo dueño- un mohín en mis labios se dibujan y mis manos tocan el agua –Athenea yo siento algo por ti, algo diferente de mi antigua dueña, algo fuerte y doloroso- se confiesa en el agua de aquella pileta solitaria como mi alma.
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Re: Come here my little butterfly || Privado
-Yo también siento algo por ti…algo fuerte y muy doloroso…-Fue las palabras que repitió Athenea al haber llegado detrás de Naomi y poder susurrarle aquello en el oído a lo que después se sentó detrás de ella, muy cerca de ella y le beso el hombro para finalizar un beso en la mejilla.
– Naomi…no vuelvas a huir de mi así….-Susurro con calma Athenea, tras haber ido detrás de ella para poder demostrarla que quería hablar con ella. Quería hacer muchas cosas con ella – Oye se me ocurre una cosa y es que vayamos a ver a esa persona que dices que esta con tu hermano…-Ahora Athenea se dio la vuelta para ponerse cara a cara contra Naomi. Se quedó observándola, muy detenidamente.
– Estas guapísima…-Dijo con una sonrisa, le retiro un mechón de cabello oscuro y se la puso tras la oreja. Seguramente se había perdido muchas cosas en estas dos semanas que había estado ausente – Lamento haberme ido sin aviso…ya sabes que casi te mata aquel matón de mi padre….-Desvió la mirada algo avergonzada de lo que dijo, sabiendo que le guardaría rencor. Volvió a mirarla y entonces la tomo de las manos.
– no tienes por qué ocultarme nada…y si quieres tenerme rencor lo entenderé….-Athenea se acurruco en el cuerpo de Naomi como si fuera una niña indefensa aunque había dado esquinazo a los Worthing y aún tenía un moratón del golpe que le dio Sebak accidentalmente cuando ella se escapó y le vio por última vez. Había pasado todo tan rápido que no se había parado a pensar en aquella noche.
Ahora solo podía pensar en quien era y que tendría que hacer para encomendar lo que le hizo a Naomi – me gustaría encomendar el error que cometí hace dos semanas, el dejarte sola y sin nadie…a tu lado…-Apoyándose en las manos sobre el césped, observando el color brillante de los ojos de Naomi – Fue mi culpa el dejarte sin nada, vacía aunque ahora este aquí…cometí el error de dejarte si quiera de alguna noticia de mi…-Dijo queriéndose acercar pero temía por si la rechazaba de alguna manera.
– Naomi…no vuelvas a huir de mi así….-Susurro con calma Athenea, tras haber ido detrás de ella para poder demostrarla que quería hablar con ella. Quería hacer muchas cosas con ella – Oye se me ocurre una cosa y es que vayamos a ver a esa persona que dices que esta con tu hermano…-Ahora Athenea se dio la vuelta para ponerse cara a cara contra Naomi. Se quedó observándola, muy detenidamente.
– Estas guapísima…-Dijo con una sonrisa, le retiro un mechón de cabello oscuro y se la puso tras la oreja. Seguramente se había perdido muchas cosas en estas dos semanas que había estado ausente – Lamento haberme ido sin aviso…ya sabes que casi te mata aquel matón de mi padre….-Desvió la mirada algo avergonzada de lo que dijo, sabiendo que le guardaría rencor. Volvió a mirarla y entonces la tomo de las manos.
– no tienes por qué ocultarme nada…y si quieres tenerme rencor lo entenderé….-Athenea se acurruco en el cuerpo de Naomi como si fuera una niña indefensa aunque había dado esquinazo a los Worthing y aún tenía un moratón del golpe que le dio Sebak accidentalmente cuando ella se escapó y le vio por última vez. Había pasado todo tan rápido que no se había parado a pensar en aquella noche.
Ahora solo podía pensar en quien era y que tendría que hacer para encomendar lo que le hizo a Naomi – me gustaría encomendar el error que cometí hace dos semanas, el dejarte sola y sin nadie…a tu lado…-Apoyándose en las manos sobre el césped, observando el color brillante de los ojos de Naomi – Fue mi culpa el dejarte sin nada, vacía aunque ahora este aquí…cometí el error de dejarte si quiera de alguna noticia de mi…-Dijo queriéndose acercar pero temía por si la rechazaba de alguna manera.
Melissa Moriarty- Humano Clase Alta
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Re: Come here my little butterfly || Privado
Las lágrimas comenzaron a brotar sin pedir permiso alguno, una a una recorrían mis mejillas al pensar en la desilusión de perder a aquella mujer ¿acaso tendría siempre que sufrir? ¿Por qué? Porque estaba en mi destino por el mero hecho de haber nacido en una cuna de baja clase, y así estaría condenada toda la vida siendo esclava de mis propios deseos, de mi pasado y mi futuro.
Agité las aguas con los dedos tal como se agitaba mi corazón que se iba rompiendo lentamente en pequeños pedacitos que comenzaba a juntar resignada a la soledad extrema hasta que desde el mismo cielo que se abría sentí la esperanza renacer cuando su voz inundó todo mi cuerpo, estaba ahí, había llegado, no era una ilusión…la abracé fuerte solo para cerciorarme de que no era una ilusión, que era todo real que ella había ido tras de mí y que estaba a mi lado y que así se quedaría, al menos por esos minutos.
Comencé acariciando sus cabellos dorados, su cuello y sus hombros, no lo podía creer, incluso sus palabras que me decía aun no las creía, estaba en shock –Athenea, no puedo ir así, tengo que trabajar pero qué tal si nos vemos cuando el sol se esté ocultando, ahí termino mi turno- no aguanté más y me lance a sus labios, los besé lentamente con algo nerviosismo pues ya hace años que no besaba a alguien y sobre todo de esa forma impulsiva porque si lo hacía recibía un castigo, quizás eso deseaba ¿pero sería Athenea la que diera aquello a lo que estaba acostumbrada?.
Sabía que tenía que responderle aunque no quisiera, pero le debía una respuesta a sus preguntas, las mismas que callé con el índice zurdo en sus labios –shhh no digas más, no te odio, ni te reprocho nada ¿cómo podría? Claro que no, no seas tontita- enredo el mismo dedo en sus mechones torciendo su cabello en una caricia mientras me acercaba a ella con la otra mano y le abrazaba la cintura pegando mi cabeza sobre su pecho buscando su abrigo –quisiera ir contigo pero ya sabes que tengo que trabajar, además no sé si mi hermano esté con aquel joven, puede que estén haciendo cosas- se sonroja al mencionarlo.
Rompí el abrazo para tomar algo de agua y refrescarme el rostro, lavarlo de tantas lágrimas y endurecimiento de mi ser, al fin estaba sonriendo de verdad, aun cuando estaba bien flaca por la falta de comida, cuando terminé me recosté junto a ella sonriéndole –No tienes que hacer nada en verdad, comprendo todo, tenemos vidas diferentes y ahora eres una gran señora, una lady que debe tener miles de empleadas su servicio que complazcan todos tus caprichos, lo sé, pero no importa, aun cuando sea de lejos te podré ver y aunque tengamos que escondernos lo aceptaré, no te pediré nada, no exigiré nada si solo te puedo ver unos instantes Athenea- le susurro cerrando los ojos como un deseo a una estrella fugaz que estuviera pidiendo.
Agité las aguas con los dedos tal como se agitaba mi corazón que se iba rompiendo lentamente en pequeños pedacitos que comenzaba a juntar resignada a la soledad extrema hasta que desde el mismo cielo que se abría sentí la esperanza renacer cuando su voz inundó todo mi cuerpo, estaba ahí, había llegado, no era una ilusión…la abracé fuerte solo para cerciorarme de que no era una ilusión, que era todo real que ella había ido tras de mí y que estaba a mi lado y que así se quedaría, al menos por esos minutos.
Comencé acariciando sus cabellos dorados, su cuello y sus hombros, no lo podía creer, incluso sus palabras que me decía aun no las creía, estaba en shock –Athenea, no puedo ir así, tengo que trabajar pero qué tal si nos vemos cuando el sol se esté ocultando, ahí termino mi turno- no aguanté más y me lance a sus labios, los besé lentamente con algo nerviosismo pues ya hace años que no besaba a alguien y sobre todo de esa forma impulsiva porque si lo hacía recibía un castigo, quizás eso deseaba ¿pero sería Athenea la que diera aquello a lo que estaba acostumbrada?.
Sabía que tenía que responderle aunque no quisiera, pero le debía una respuesta a sus preguntas, las mismas que callé con el índice zurdo en sus labios –shhh no digas más, no te odio, ni te reprocho nada ¿cómo podría? Claro que no, no seas tontita- enredo el mismo dedo en sus mechones torciendo su cabello en una caricia mientras me acercaba a ella con la otra mano y le abrazaba la cintura pegando mi cabeza sobre su pecho buscando su abrigo –quisiera ir contigo pero ya sabes que tengo que trabajar, además no sé si mi hermano esté con aquel joven, puede que estén haciendo cosas- se sonroja al mencionarlo.
Rompí el abrazo para tomar algo de agua y refrescarme el rostro, lavarlo de tantas lágrimas y endurecimiento de mi ser, al fin estaba sonriendo de verdad, aun cuando estaba bien flaca por la falta de comida, cuando terminé me recosté junto a ella sonriéndole –No tienes que hacer nada en verdad, comprendo todo, tenemos vidas diferentes y ahora eres una gran señora, una lady que debe tener miles de empleadas su servicio que complazcan todos tus caprichos, lo sé, pero no importa, aun cuando sea de lejos te podré ver y aunque tengamos que escondernos lo aceptaré, no te pediré nada, no exigiré nada si solo te puedo ver unos instantes Athenea- le susurro cerrando los ojos como un deseo a una estrella fugaz que estuviera pidiendo.
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Re: Come here my little butterfly || Privado
Sus ojos no dejaban de contemplar el rostro de la pequeña humana tanto asi que su mano subio a tomar los mechones que caían sobre su rostro, se veía completamente hermosa y sus lágrimas aun más, su sonrisa y esa mirada angelical, le tomé de sus mejillas para acallar todas sus protestas besandola...era lo que quería, sentir sus labios sobre los mios, lentamente fuie abriendo su boca para introducir mi lengua en busca de la de ella aquello me sabía a gloria tenerla sobre mi con mis manos en su cintura para evitar que escape o que se aparte de ese beso la otra mano en su nuca para profundizar más con la lengua sentía su nerviosismo su inocencia en aquel beso...subí la mano de su cintura hasta su espalda acariciando con los dedos en un camino de deseo quise abrirle la ropa, aquellas telas que la hacían lucir horrible y tocar su piel y fue ahí que desperte viendo que hacía lo mismo que él me hizo una vez...la aparte lentamente sin que se diera cuenta acarciandole el rostro....
Editando.
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Melissa Moriarty- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/01/2014
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